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 Historia del derecho procesal de trabajo en Guatemala

 DERECHO PROCESAL: CONCEPTO


Couture: Rama de la ciencia jurídica que estudia la naturaleza, desenvolvimiento
y eficacia del conjunto de relaciones jurídicas denominadas proceso.
Concepto Tradicional: Valoración secundaria. Conjunto adjetivo de reglas
de procedimiento que regulan la tramitación de juicios. Disciplina auxiliar del Derecho
Material, básicamente función ordenadora.
Concepto Moderno: Método investido de autoridad para acceder a la Justicia. Un
método de razonamiento predeterminado por la Ley, que las partes y el Juez deben
seguir para obtener una sentencia justa.
Alcalá – Zamora y Castillo: Satisface una doble necesidad: Represiva restaura orden
jurídico alterado por litigio; Preventiva evita que se perturbe orden público por
autodefensa.
Concepto: Conjunto de principios , instituciones y de normas instrumentales que
tienen por objeto resolver los conflictos surgidos con ocasión del trabajo( individuales
y colectivos ), así como las cuestiones voluntarias, organizando para el efecto a la
jurisdicción privativa de trabajo y previsión social y regulando los diversos tipos de
procesos”
Contiene los siguientes puntos:
a) Los principios que informan el Derecho Procesal del Trabajo.
b) Sus Instituciones propias
c) Sus normas instrumentales
d) Las cuestiones voluntarias que pueden presentarse
e) La organización de la jurisdicción privativa del Trabajo y Previsión Social
f) La organización de los órganos administrativos laborales
g) Los diversos tipos de proceso: individuales, colectivos, cautelares, ejecutivos,
voluntarios, etc.
Principios Del Derecho Procesal Del Trabajo: El artículo 326 CT dice: “En cuanto no
contraríen y los principios procesales que contiene este código, se aplicarán
supletoriamente las disposiciones del Código de Enjuiciamiento Civil y Mercantil y de
la Ley Constitutiva del Organismo Judicial. Si hubiera omisión de procedimientos, los
Tribunales de Trabajo y Previsión Social están autorizados para aplicar las normas de
las referidas leyes por analogía a fin de que pueda dictarse con prontitud la resolución
que decida imparcialmente las pretensiones de las partes. Las normas contenidas en
este título se aplicarán a su vez, sino hubiere incompatibilidad, en silencio de las demás
reglas del presente código”.

El Código de Trabajo Guatemalteco contiene en un mismo cuerpo, la parte sustantiva y


la parte procesal
La historia del derecho procesal laboral

Óscar Ladera Navidad


Graduado en Relaciones Laborales
La jurisdicción social, como órden jurisdiccional especializado y conocedor de los
conflictos sociales entre trabajadores y empresas así como conocedor igualmente de
recursos en vía judicial de naturaleza administrativa, consta de uno de las cinco
jurisdicciones del sistema judicial español.
El legislador y el ejecutivo mediante legislación (en sentido amplio) otorga derechos a
ambos agentes sociales: hacia la empresa y hacia el trabajador. Son muchas las
divergencias sociológicas e intereses contrapuestos que representan los dos agentes
sociales en el ámbito de las relaciones laborales, y para atender a estas controversias
axiomáticas de capital (K) - trabajo (T) (K. Marx), se crea y desarrolla la rama social
del derecho, con obligaciones recíprocas; como norma general, lo que el legislador y el
ejecutivo reconoce para el trabajador como un derecho que amplía su esfera jurídica,
impone una obligación a la parte contratante opuesta y viceversa.
El legislador, el ejecutivo y los agentes sociales mediante normas de derecho
paccionado (convenios colectivos estatutarios, extraextatutarios y acuerdos colectivos
de empresa) crean el derecho sustantivo en virtud de los principios de legalidad y su
correspondiente publicidad: «¿qué puedo hacer? Todo aquello que no esté
expresamente prohibido por el imperio de la ley.»
En ocasiones, el ejercicio de los derechos reconocidos por la ley no es un ejercicio
pacífico. Normalmente, la fuerza coercitiva de los poderes públicos se ejerce contra
el empresario para exigir el cumplimiento de la legislación social (el contratante
empoderado) mediante la tipicidad objetiva de faltas administrativas y delitos en el
orden social, tanto en la Ley de Infracciones y Sanciones del Orden Social como en el
Título XV del Código Penal. Así pues, la Inspección de Trabajo tiene encomendada la
función de perseguir los ilícitos administrativos cometidos por empresarios, que en
caso de apreciarse delito, deberá corresponder el tanto de culpa al Ministerio Fiscal. Si
bien, el ius puniendi (penal y administrativo) no garantiza el reestablecimiento de las
condiciones laborales para la parte damnificada, sí dando en cambio una respuesta de
reparación por el daño social cometido en función de la gravedad. En muchas ocasiones
pues, es necesaria la intervención de un procedimiento judicial instado a partir de una
demanda que suplique derechos (como norma general, la parte actora es el trabajador).
La discusión jurisdiccional de la aplicación de los derechos viene regulada por el
derecho laboral adjetivo, y es cuando se debe tener en cuenta la legislación procesal
aplicable (en el caso de las relaciones laborales, es la Ley 36/2011, de 10 de octubre
reguladora de la jurisdicción social, actuando como supletoria la Ley 1/2000, de 7 de
enero de enjuiciamiento civil).
La legislación procesal regula todo el procedimiento judicial que se deberá llevar a cabo
para reclamar un determinado derecho ante sede judicial y despliega una serie de
garantías procesales para las partes en litigio. Cabe anunciar que el juez o magistrado
de lo social está específicamente formado en la cuestión procesal que se le plantea, ya
sea en materia laboral, prevención de riesgos laborales, prestaciones del Sistema de
Seguridad Social o en recurso de determinados actos administrativos dictados por la
administración laboral de los que la jurisdicción Contencioso-Administrativa no es
conocedora ni competente.
El derecho procesal del trabajo no ha sido, sin embargo nunca de la misma manera. La
protección a los trabajadores no se ha desplegado de la misma manera ni en la
misma intensidad a lo largo de la historia del derecho español y por ende, las
garantías procesales. Cuando observamos el procedimiento laboral, observamos una
auténtica institución del derecho público para enjuiciar litigios y dar resolución
ajustada a derecho.
De la misma manera que la legislación social procesal nunca ha sido regulada en el
mismo sentido, tampoco los órganos jurisdiccionales han sido idénticos en el tracto
histórico.
Hasta el 1908 no existió en el Estado español el juez de lo social y no existían
procedimientos jurisdiccionales de esta índole. De las pretensiones basadas en las
normas incipientes en el derecho social, era el juzgado del orden civil quien
administraba e impartía la justicia. De aquí se extrae un escaso régimen protector de la
relación laboral equiparándola a una relación contractual privada en su totalidad.
Como antecedente primitivo, la Ley de Accidentes Laborales (LAT) del año 1900 otorga
a los juzgados de lo civil el reconocimiento de estos litigios, pero, tal y como regulaba la
propia Ley citada: «hasta que se dictasen disposiciones relativas a los tribunales o
jurados que deben resolver los conflictos derivados de esta ley».
La los tribunales a los que se refería la LAT se crearon con el nombre de Tribunales
Industriales por la Ley de 19 de mayo de 1908 (con una modificación en el año 1912).
El tribunal estaba formado por un juez de la administración judicial y un jurado de dos
miembros de la patronal y otros dos miembros de las organizaciones obreras. Este
tribunal conocía de la aplicación del contrato de arrendamiento de servicios, de trabajo,
de aprendizaje, de embarque, de accidentes de trabajo y todos los incumplimientos de
carácter social que no estuviesen afincados en otra jurisdicción específica.
Una de las principales características era que, en el proceso, el jurado emitía un
veredicto en cuanto a los hechos probados, aunque era el juez quien dictaba la
sentencia. Las sentencias de los Tribunales Industriales eran recurribles en recurso de
revisión ante la Sala Civil de la Audiencia territorial o en casación ante el Tribunal
Supremo.
Como apunte extraordinario, cabe señalar que en 1919 se creó un tribunal
administrativo (no jurisdiccional) de revisión y conocimiento de
conflictos derivados de seguros sociales que se atribuyeron las competencias a una
comisión revisora paritaria; además, se preveía un recurso de alzada ante la comisión
paritaria superior (Instituto Nacional de Previsión).
En 1926, el Decreto-Ley de Organización Corporativa Nacional creó los comités
paritarios con funciones normativas delegadas y de prevención y conciliación de
conflictos colectivos; aunque también le fue otorgado funciones jurisdiccionales
relativamente a temas horarios, de descansos, de despidos y otras condiciones que
emanaban directamente del contrato de trabajo.Se solapó en cuanto a las competencias
con los ya existentes Tribunales Industriales, pero sin embargo estos últimos sólo se
limitaron a litigios conocedores de accidentes laborales habiendo una simetría perfecta
en cuanto a las competencias de ambos órganos jurisdiccionales.
Ya en la segunrd República Española (noviembre de 1931), se creó la Ley de Jurados
Mixtos. El jurado mixto era un ente procesal paritario de normación y conciliación,
también con funciones jurisdiccionales, en las reclamaciones por despidos, abono de
diferencias salariales y horas extraordinarias. El comité paritario fue sustituido por este
jurado mixto, aunque las competencias se seguían solapando, una vez más, con los
tribunales industriales. Se previó la supresión de los tribunales industriales por el
Tribunal Central del Trabajo (mediante el Decreto de 29 de agosto de 1935), pero
entrada la Guerra Civil (1936-1939) no llegó a culminar su pleno desarrollo.
Mediante el Decreto de 13 de mayo de 1938 se suprimieron los jurados mixtos y los
Tribunales Industriales, declarándose que las competencias pasaban a formar parte de
los Magistrados de Trabajo. El mismo decreto creó el mismo cuerpo de magistratura y
modificó la regulación del proceso laboral, remitiéndose en muchas ocasiones al Código
del Trabajo.
La Ley de 17 de octubre de 1940 creó la Magistratura de Trabajo como ente
jurisdiccional. La ley de 22 de diciembre de 1949 reguló los recursos de suplicación y
casación en el interés de la Ley. Posteriormente, la Ley de 24 de abril de 1958 refundó
las normas procesales anteriores en el llamado «Texto refundido de procedimiento
laboral» de 1958, con sucesivas modificaciones en 1963 (fundamentalmente para el
enjuiciamiento de los conflictos colectivos del trabajo y derivados), en 1966 (para los
procedimientos de enjuiciamiento sobre Seguridad Social a consecuencia de la Ley de
Bases de 1963). Ya en 1973, tambien se modificó la Ley del 1958 para confirmar la
jurisdicción en cuanto a la ejecución del apremio administrativo en cuotas de la
Seguridad Social, modificación que fue llevada a cabo por la Ley 24/1972, de 21 de junio
de Financiación y Perfeccionamiento de la Seguridad Social.
Finalmente, esta ley sufrió la principal modificación con la entrada del Estatuto de los
Trabajadores (1980), para adaptar las reglas procesales del Estatuto de los
Trabajadores tal y como venía dispuesto en la disposición adicional sexta del mismo
cuerpo legal.
La Ley Orgánica del Poder Judicial introdujo modificaciones estructurales y de
nomenclatura, y pasó a nombrarse Orden Jurisdiccional Social (y suprimiendo el
Tribunal Central de Trabajo creándose los Tribuanales Superiores de Justicias de las
Comunidades Autónomas).
Se promulgó la Ley 7/1989 de Bases del Procedimiento Laboral, en desarrollo de la
cual se dictó la Ley de Procedimiento Laboral (texto articulado de 1990).
La Ley de Procedimiento Laboral (LPL) estuvo vigente hasta 1995 en que entró en vigor
el Real Decreto Legislativo 2/1995, de 7 de abril que aprueba el Texto Refundido
de la Ley de Procedimiento Laboral. Las modificaciones básicas del TRLPL sobre la
LPL derivaron de la Ley 11/1994, de 19 de mayo.
Ya en el siglo XXI, la disposición adicional decimoquinta de la Ley 35/2010, de 17 de
setiembre estableció en el gobierno la aprobación de la reforma del Texto Refundido de
la LPL que contemplase, entre otras cosas, el recurso de los actos administrativos de la
autoridad laboral en los diferentes procedimientos de regulación de la ocupación en el
ámbito de la empresa. Aunque en el artículo 3 de la LPL ya se incorporaba, desde 1998,
en el orden social de la jurisdicción el enjuiciamiento de las resoluciones y actos
administrativos derivados de sanciones cometidas por empresarios, esta atribución
nunca llegó a resultar de efectivo cumplimiento al no incorporarse en la legislación
procesal las modalidades y especificidades correspondientes, siendo la jurisdicción C-
A la competente por materia y objeto procesal.
En 2011 es cuando el legislador otorga efectividad y el cumplimiento de estas
previsiones con la aprobación de la vigente Ley 36/2011 de 10 de octubre,
reguladora de la jurisdicción social (LRJS), que se publicó en el BOE el 11 de octubre
de 2011 y que entró en vigor dos meses después de su publicación, con la salvedad de
los litigios relativos a las prestaciones por dependencia. Cabe destacar que la LRJS aún
se mantiene al margen de las pretensiones relativas a la Ley Concursal reservadas
tradicionalmente al juzgado de lo mercantil de la jurisdicción civil. Igualmente, se
incluyen todas las cuestiones litigiosas que orbiten sobre accidentes de trabajo (que
hasta la fecha era conocedor el juez de primera instancia). Como novedad principal
se incluyen los conflictos judiciales de los trabajadores autónomos
económicamente dependientes (TRADE) respecto al «cliente principal» que la propia
legislación procesal le disfraza con una ficción jurídica de «empresario».
En conexión con la autoridad laboral, la LRJS da potestad al juez para condenar en
costas a la parte del conflicto que no asista a la conciliación administrativa previa
obligatoria con el límite de seis cientos euros (art. 66.3 LRJS).

 Como surge el derecho procesal del trabajo


Derecho del Trabajo en Guatemala
En 1926, fue emitida la Ley de Trabajo de la Asamblea Legislativa, Decreto
1434(Recopilación de Leyes: Libro 45, Página 16). El Decreto 330, (Diario Oficial: Tomo
48, Número 79, página 1113, Recopilación de Leyes: Libro 65, Número 840), de fecha 8
de febrero de 1947. Desde la independencia de Guatemala su pueblo ha continuado
luchando por su derecho a participar en la política de su país. Los primeros sindicatos
fueron formados por artesanos y trabajadores del ferrocarril, de fincas de bananos y de
los puertos durante los años 20, y el Departamento Nacional de Labor fue creado en el
año 1925 pero con limitaciones para los trabajadores en huelga. Estos sindicatos,
sufrían ataques durante presidencia del General Jorge Ubico, de 1,930 a 1944.
 El Gobierno de Juan José Arévalo Bermejo, se ocupó de los urgentes problemas
sociales y laborales, emitiendo el Código de Trabajo, Decreto 1441, (Diario
Oficial: Tomo 162, Número 14, Página 145, Publicado 16/06/1961, Recopilación
de Leyes: Libro 80, Página 13), constituyendo un mínimo de garantías sociales,
protectoras del trabajador.

Si hemos de hacer una introducción al Derecho Procesal del Trabajo, necesariamente


tenemos que detenernos en el punto de arranque que da origen a la normativa, esto es,
en los conflictos laborales.
Sabemos que los conflictos laborales pueden ser individuales y colectivos, jurídicos y
de intereses. No siempre en la historia del Derecho Procesal del Trabajo y en la historia
del Derecho del Trabajo ha estado clara esta distinción, que doctrinariamente es
bastante prístina.
Los conflictos colectivos jurídicos son las controversias entre las partes y que dicen
relación con la aplicación o interpretación de la norma jurídica vigente, con la aplicación
o interpretación del derecho que rige; en tanto los conflictos colectivos de intereses son
aquellos que dicen relación con el establecimiento, novación o modificación de un
contrato colectivo. En esta forma, pues, en tanto el conflicto laboral jurídico requiere
necesariamente de un ente, un poder jurisdiccional que declare e interprete la norma,
los conflictos de intereses están regulados por las normas sobre negociación colectiva
que dan origen a ello.
Esto a la luz de los principios está perfectamente claro, sin embargo, en la historia del
Derecho del Trabajo no lo ha estado. Ha sido clara la jurisprudencia chilena, nuestra
Corte Suprema, durante la larga vigencia de las normas con-
246 Manual de Derecho del Trabajo - Tomo IV tenidas en el Código del Trabajo de 1931,
referentes a conflictos colectivos del trabajo, Juntas de Conciliación y Arbitraje, siempre
se declaró incompetente para conocer cualquier queja o de cualquier recurso
interpuesto en contra de las Juntas de Conciliación o interpuesto en contra de algún
Tribunal Arbitral. Con motivo de la dictación de los Decretos Leyes Nos 2.756 y 2.758,
que conformaron el Plan Laboral, de 1979, este problema quedó latente en cuanto a su
discusión. Lo resolvió nuevamente la Corte Suprema en un fallo de 31 de noviembre de
1985, pronunciándose sobre un recurso de queja interpuesto en contra de una
resolución emitido por una Corte Arbitral y el criterio del fallo fue coincidente con lo
que nuestra Corte Suprema siempre había sustentado, declarando carecer de
jurisdicción sobre tal organismo.
El tribunal arbitral no está conociendo de una causa civil o criminal, no está aplicando
o interpretando derecho vigente, sino que está dictando las normas que habrán de regir
a las partes en lo futuro. Como tal, este laudo de ese juez árbitro es homologable al acto
legislativo. Esa Corte Arbitral, regulada por nuestro Código no interpreta derecho, sino
crea derecho. Se llamará árbitro, pero no es de esos árbitros homologables a los que
regula el Código Orgánico de Tribunales, sino que es un árbitro cuya función es
eminentemente normativa, productora de las normas que habrán que regir a las partes
en lo futuro.
El conflicto colectivo jurídico, señalan Bayón y Pérez, “puede versar sobre la discusión
de una norma de derecho preexistente, o sea, sobre el derecho subjetivo que para cada
parte del contrato derive de esa norma”.11 G. Bayón Chacón y E. Pérez Botija, Manual de
Derecho del Trabajo,
2ª ed., Madrid, 1958, pág. 441.
Introducción al Derecho Procesal del Trabajo
Concluyen los citados autores: “Lo que en verdad diferencia unos y otros tipos de
conflictos es que en ellos se discuta una norma ya vigente o se trate de crear una norma
distinta de la vigente”.2Obviamente el laudo arbitral no resuelve un
problema jurídico, puesto que él no tiene por objeto interpretar normas jurídicas
preexistentes que hubieren motivado un conflicto jurídico entre partes.
El laudo arbitral tiene por objeto suplir la falta de acuerdo entre las partes, y señalar
la normativa futura, con arreglo a la cual se regularán las relaciones entre las partes.3-4
La Corte Suprema, en fallo de 22 de agosto de 1947, después de analizar en sus
considerandos 1º y 2º el contenido de un conflicto colectivo de trabajo y la naturaleza
de
2Manual de Derecho del Trabajo, ob. cit., pág. 442.
3En torno a la naturaleza jurídica del laudo Ernesto Krateschin expresa: “Cuando se
admite el arbitraje obligatorio surge la cuestión de saber cuál es la naturaleza jurídica
del laudo arbitral. Es evidente que el laudo arbitral dictado en un conflicto colectivo de
trabajo o de intereses no tiene la misma naturaleza que el laudo arbitral en un conflicto
individual o colectivo de derecho. No se trata de un acto jurisdiccional, pues
generalmente no hay derecho estatuido con anterioridad al conflicto, sino que éste
precisamente tiene por objeto una regulación nueva o complementaria que debe
crearse para lo futuro. El laudo arbitral en los conflictos de trabajo se acerca, como la
misma convención colectiva, al acto legislativo. Tratado de Derecho del Trabajo, ob. cit.,
t. 2º, pág. 1014.
4El profesor Francisco Walker Linares nos recuerda: “No procede el recurso de queja
en contra de los fallos de los Tribunales Arbitrales. Así lo declaró la Corte Suprema en
noviembre de 1940, al rechazar el recurso de queja de los fabricantes de pan de
Santiago en contra del árbitro Sr. Jiménez; los recurrentes se fundaron en que los
Tribunales Arbitrales son, de acuerdo a la denominación del Libro IV del Código del
Trabajo, que a ellos se refiere, Tribunales del Trabajo y como tales sometidos a la
jurisdicción de la Corte Suprema. Nociones de Derecho del Trabajo, ob. cit., pág. 373.
248 Manual de Derecho del Trabajo - Tomo IV
las Juntas de Conciliación y de los Tribunales Arbitrales, concluyó en su considerando
3º:
“Que de lo expuesto precedentemente fluye en forma indiscutible que la función de los
Tribunales Arbitrales que entren a conocer de conflictos del trabajo, no es la de juzgar
causas civiles o criminales; y que, por consiguiente, no pueden ser estimados incluidos
entre los Tribunales de Justicia a que se refieren los artículos 80 y 86 inc. 1ºde
la Constitución Política del Estado y 1º y 54 inc. 1º del Código Orgánico de Tribunales,
y respecto de los cuales corresponde a esta Corte ejercer superintendencia o
jurisdicción directiva, correccional, disciplinaria y económica”.
En tal virtud se resolvió: “que esta Corte es incompetente para conocer del presente
recurso de queja”.51.1. JURISDICCIÓN DEL TRABAJO
Alonso García dice que está constituida por:
“El conjunto de normas que regulan los órganos y procedimientos encaminados a hacer
efectivas las pretensiones amparadas en una relación de trabajo. Su carácter
jurisdiccional nace de su sentido institucional, es decir, de tratarse de una función
especialmente creada por el Estado para dirimir contiendas surgidas entre particulares
que actúan como sujetos de una relación o titulares de un pretendido
derecho.6Conceptualizaremos al Derecho Procesal del Trabajo, como “el conjunto de
normas que regulan:
”a) La organización y funcionamiento de los tribunales del trabajo;
5Rev. de Der. y Jur., t. 46, 2ª parte, sec. 3ª, pág. 19.
6Derecho del Trabajo, ob. cit.
Introducción al Derecho Procesal del Trabajo
”b) El proceso laboral conforme al cual han de tramitarse las causas laborales entre
empleadores y trabajadores y las previsionales entre éstos y los entes gestores de
previsión social”.7Entendemos por proceso laboral a aquella institución estatal creada
para la realización coactiva e imparcial de la justicia social por la que se satisfacen las
pretensiones de unos sujetos frente a otros y que aparecen fundadas en las normas del
Derecho del Trabajo o del Derecho Previsional, siguiendo al efecto un procedimiento
contradictorio previamente establecido.
1.2. NATURALEZA DEL DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO
Punto bastante discutido ante la doctrina ha sido si el Derecho Procesal del Trabajo
integra el Derecho Procesal, o integra el Derecho del Trabajo, o tiene una autonomía
propia. Puede haber razones para sustentar cualquiera de las tres tesis. El profesor
Nikisch, de la Universidad de Berlín, decía: La regla de la unidad jurídica no permite
desintegrar el Derecho Procesal por razón de la materia que se debate.
7Hugo Pereira A. conceptualiza el Derecho Procesal como “la ciencia jurídica que
estudia las normas, principios y prácticas relativas a la organización sistemática del
proceso como instrumento para el ejercicio de la función jurisdiccional del Estado”.
Luego de señalar sus características, sobre la base de conceptos de De Litala, A. Trueba
U., conceptualiza el Derecho Procesal del Trabajo “como la rama del Derecho Procesal
formada por las normas instrumentales dadas para la actuación del Derecho del
Trabajo, y que regula la actividad del juez, de las partes o de terceros en los procesos
contenciosos o no contenciosos del trabajo.

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