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ÍNDICE

LA FELICIDAD EN LA ÉTICA ARISTÓTELICA

 OBJETIVO

 INTRODUCCIÓN

 CAPITULO I DEFINICIÓN SOBRE FELICIDAD

 CAPITULO II QUE ES LA FELICIDAD PARA ARISTÓTELES

 CAPITULO III DEFINIENDO LA ÉTICA

 CAPITULO IV DIFERENTES VIRTUDES PARA SER FELIZ

 CONCLUSIÓN

 BIBLIOGRAFÍA
OBJETIVO

El objetivo de la presente monografía es analizar el concepto de la felicidad en la

ética Aristotélica, en donde tratare de sacar a la luz algunos puntos clave

utilizados por Aristóteles en materia de felicidad y ética, con el fin de conocer y

quizás aclarar un poco el tema.


INTRODUCCIÓN

Sin lugar a dudas, el tema de la felicidad es hoy en día muy confuso para
entender. Esto probablemente sea así porque es algo eminentemente humano, y
por ello, implica única y exclusivamente al hombre entenderla y llevarla a la
práctica.

Hay mucha confusión para saber qué es o dónde está la felicidad, ya que para
algunas personas puede estar en el exterior, para otras en el interior, y para otras
tal vez ni siquiera la conozcan, ¿qué podríamos responder ante los siguientes
cuestionamientos? ¿Conozco qué es la felicidad? ¿Sé dónde encontrarla? ¿Qué
hago para ser feliz? Creo que para algunos este concepto es, a veces, “tan
cercano y tan lejano.”

Las definiciones de lo que es la felicidad varían mucho en su generalidad. Esto


quizá sea porque se le ha dado diferentes connotaciones a lo largo de la historia
de la humanidad.

De igual forma, la ética es un mundo, y es algo que está inmiscuido en todas


partes donde uno se encuentre. Desde la tienda de la esquina hasta el parlamento
de la Unión Europea, tienen sistemas o programas éticos que deben de seguir
para estar inmersos en la sociedad, y porque no, dentro de la religiosidad de la
mayoría de la población.

El trabajo está estructurado de la siguiente manera: primeramente, se dará


la definición de felicidad desde algunos diccionarios, para conocer el significado, y
de esta manera conjuntar ideas.

En un segundo momento, abordaré el tema de que es la felicidad para Aristóteles


asumiendo cuál sería su fundamento, y sus puntos principales, según el personaje
que tomare como principal: Aristóteles, desde cuatro diferentes autores.

Y en un tercer momento se abordara la importancia de poner en práctica la virtud


para ser feliz.
CAPITULO I
DEFINICIÓN FELICIDAD
De acuerdo a lo que señalamos sería oportuno que abordáramos algunas
definiciones generales que podemos encontrar de la Felicidad. 1 “Las llamadas
“materiales” o “concretas” que consideran la felicidad, como el supremo bien. La
felicidad consiste en la posesión de tal bien, cualquiera que este último sea.”

Aristóteles ha manifestado que la felicidad ha sido identificada con muy diversos


bienes: con la virtud, o con la sabiduría práctica, o con la sabiduría filosófica, o con
todas ellas acompañadas o no de placer, o con la prosperidad (Eth. Nic., I, 8, 1098
b 24-9).

Aunque los autores modernos hayan tratado de la felicidad en forma distinta que
los filósofos antiguos y medievales, hay algo de común en todos ellos: el que la
felicidad no es presentada nunca como un bien en sí mismo, ya que para saber lo
que es la felicidad hay que conocer el bien o bienes que la producen.

En general la Felicidad 2 “es un estado de satisfacción debido a la propia situación


en el mundo. Por esta relación con la situación, la noción de F. se diferencia de la
beatitud (véase), que es el ideal de una satisfacción independiente de la relación
del hombre con el mundo y por lo tanto, restringida a la esfera contemplativa o
religiosa.”

En cuanto a Aristóteles, si bien insistió en el carácter contemplativo de la F. en su


grado eminente, o sea en la beatitud, dio a la F. una noción más extensa,
definiéndola como “determinada actividad del alma desarrollada conforme a la
virtud”, la cual no excluye y, por el contrario incluye, la satisfacción de las
necesidades y de las aspiraciones mundanas. Según Aristóteles, las personas
felices deben poseer las tres especies de bienes, especies que se pueden
distinguir según sean bienes externos, del cuerpo y del alma. Es cierto, sin
embargo, “que los bienes exteriores, como todo instrumento, tienen un límite
dentro del cual cumplen su función de ser útiles, como medios, pero fuera del cual
resultan perjudiciales o inútiles para quien los posee. Y en cambio los bienes
espirituales, cuanto más abundantes son más útiles”.

1
[Voz “Felicidad”] en FERRATER, Mora. José. Diccionario de filosofía. Editorial Ariel, Barcelona, 1994, pp.
1230 ss.
2
[Voz “Felicidad”] en ABBAGNANO, Nicola. Diccionario de filosofía. Editorial Fondo de Cultura Económica,
México, 1974, pp. 527 ss.
CAPITULO II
QUE ES LA FELICIDAD PARA ARISTÓTELES
La felicidad en Aristóteles desde el punto de vista de Tomás de Aquino
principalmente es el bien del hombre que consiste más en lo que es
escencialmente racional que en lo que es racional. Por lo tanto, puede decirse que
la felicidad consiste principalmente en la vida contemplativa más que en la activa,
consistiendo en el acto de la razón o del intelecto. Y se le agrega a la operación lo
que pertenece a la virtud. Como la obra del citarista es tocar la cítara. Pero la obra
del buen citarista es tocarla bien. A la razón de virtud pertenece que quien la
posee obre bien de acuerdo a ella por lo tanto si la operación del hombre bueno o
feliz es obrar bien y del mejor modo, de acuerdo a la razón, se sigue que el bien
humano, la felicidad, es la operación según la virtud.

“La felicidad es algo óptimo, a lo cual pertenece que la felicidad sea fin último,
bien perfecto y suficiente por sí. Es una operación propia del hombre ya que es
algo que le compete según su forma y la forma del hombre es el alma la cuál
realiza actividades vitales como entender, sentir etc. Pues el hombre toma su
especie de esto que es lo racional”3.

Se requiere también para la felicidad la continuidad y la perpetuidad en la medida


de lo posible en la presente vida. Como el ser es apetecible por sí mismo, en
consecuencia el animal que por el sentido aprehende el ser que es ahora. Así, el
hombre que por el intelecto aprehende simplemente el ser, apetece ser
sencillamente siempre y no solo como ahora. “Pues así como una solo golondrina
no demuestra que sea primavera, ni lo demuestra en un día templado, así
tampoco una sola operación hace al hombre feliz, sino que lo es cuando continúa
realizando operaciones buenas a lo largo de toda su vida. De esta manera se ve
que la felicidad es una operación propia del hombre según la virtud en la vida
perfecta”.4

3
AQUINO, Tomás, Comentario a la Ética a Nicómaco de Aristóteles. Editorial EUNSA, Navarra, 2001, pp. 91
ss.
4
Ibíd., pp. 93 ss.
La felicidad en Aristóteles desde el punto de vista de Fraile, consistirá en saber
cuales son el bien, la perfección y la Felicidad que corresponden al hombre, con el
fin de ajustar a ellos la orientación práctica de su conducta, de esta manera el
propio bien de cada ser, y del hombre en particular está determinado por las
habilidades de su naturaleza.

“El mayor bien a que puede el hombre aspirar en esta vida requiere de 6
condiciones:

1. Debe ser perfecto, definitivo, suficiente por sí mismo para hacer feliz al
hombre con su posesión, sin necesidad de que se le sobreañada ninguna
otra cosa.
2. Debe buscarse por sí mismo y no en orden a conseguir otro bien
cualquiera.
3. Debe ser una cosa presente.
4. No debe ser una cosa puramente pasiva, sino que consiste en la actividad
propia y más elevada del hombre en cuanto tal.
5. Debe hacer al hombre bueno.
6. Su posesión debe tener fijeza, estabilidad y continuidad a lo largo de una
vida completa y suficientemente larga.”5

En concreto el bien y la actividad propios del hombre, que analiza Aristóteles, se


da en las distintas funciones del compuesto humano. La primera es vivir. Pero
ésta es común al hombre y a las plantas. La segunda, sentir, es común al hombre
y a los animales. Y menciona que lo que verdaderamente distingue al hombre de
los vivientes inferiores es la razón.

“Vivir conforme a la razón le da la perfección al hombre y, por lo tanto, su bien y


su felicidad deben consistir en la actividad de una vida dirigida por la virtud más
alta entre todas. Que el propio bien del hombre consiste en la vida teorética o
contemplativa, es decir, el ejercicio de la actividad de su potencia más alta, que es
la inteligencia.”6

5
FRAILE, Guillermo, Historia de la filosofía I Grecia y Roma. Editorial Católica, Madrid, 1976, pp. 518 ss.
6
Ibíd., pp. 519 ss.
El autor Julián Marías hace referencia al concepto de felicidad en Aristóteles,
comentando que la multitud como los refinados externan su punto de vista al
respecto diciendo que vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz.

Y que “son tres los principales modos de vida:

1. Que no sin razón se entienden el bien y la felicidad según las diferentes


vidas. La masa, y los más groseros, los identifican con el placer, y por esto
aman la vida voluptuosa.
2. La política.
3. La teorética.”7

Pues unos creen que es alguna de las cosas visibles y manifiestas, como el placer
o la riqueza o los honores; otros, otra cosa, a menudo, incluso la misma persona
opina cosas distintas: Si está enfermo, la salud; si es pobre, la riqueza; los que
tienen conciencia de su ignorancia admiran a los que dicen algo grande y que está
por encima de su alcance. Pero algunos creen que, aparte de toda esta multitud
de bienes, hay algún otro que es bueno por sí mismo y que es la causa de que
todos aquéllos sean bienes.

El bien es algo propio y difícil de arrebatar. ¿Qué es el bien para cada uno? ¿No
es aquello por lo que se hacen las demás cosas?

“En la medicina es la salud, en la estrategia, la victoria; en arquitectura, la casa;


en otros casos, otras cosas, y en toda acción y decisión, es el fin. De suerte que si
solo hay un bien perfecto, ése será el que buscamos y si hay varios, el más
perfecto de ellos. Llamamos más perfecto al que se persigue por sí mismo. La
felicidad, pues la elegimos siempre por sí misma y nunca por otra cosa.”8

“La felicidad es algo perfecto y suficiente, ya que es el fin de nuestros actos. Una
golondrina no hace verano, ni un solo día, y así tampoco hace al hombre dichoso
y feliz un solo día ni un tiempo breve.”9

7
JULIÁN, Marías, La filosofía en sus textos. Editorial Labor, Barcelona, 1963, pp.114 ss.
8
Ibíd., pp. 116 ss.
9
Ibíd., pp. 117 ss.
La Biblioteca Clásica Gredos en su libro Ética nicomaquea Ética Eudemia, en la
cual Aristóteles analiza de una manera muy general la estructura del
comportamiento humano. Y la habilidad de estagirita consiste en describir el
complejo mecanismo que rige nuestra intimidad en donde por supuesto
encontramos la felicidad.

“El bien del hombre es un fin en sí mismo, perfecto y suficiente. Al que se busca
por sí mismo le llamamos más perfecto que al que se busca por otra cosa, y al que
nunca se elige por causa de otra, lo consideramos más perfecto. Llamamos
perfecto lo que siempre se elige por sí mismo y nunca por otra cosa.”10

Para Aristóteles toda arte y toda investigación e, igualmente, toda acción y libre
elección parecen tender a algún bien; que el bien es aquello hacia lo que todas las
cosas tienden. De esta forma también lo relaciona con la política mencionando
que: la felicidad es una actividad del alma de acuerdo con la virtud perfecta, y por
lo tanto hay que ocuparnos de la virtud. Y parece también que el verdadero
político se esfuerza en ocuparse, sobre todo, de la virtud, pues quiere hacer a los
ciudadanos buenos y sumisos a las leyes.

“La autarquía”11 el ocio y la ausencia de fatiga, humanamente posibles, y todas


las demás cosas que se atribuyen al hombre dichoso, parecen existir,
evidentemente, en esta actividad. Ésta, entonces, será la perfecta felicidad del
hombre, si ocupa todo el espacio de su vida, porque ninguno de los atributos de la
felicidad es incompleto.”12

El lenguaje de Aristóteles no solo provoca reflexión personal, el camino del


pensamiento que cada uno tiene con su propio dialogo interior necesariamente
tiene que recorrer despertando estímulos que nos inviten a razonar, analizar,
describir y argumentar proporcionando un desarrollo vivo que nos permita tener un
verdadero sentido de la felicidad, la sabiduría y del obrar humano poniendo en
conexión pensamientos y acciones.

10
LLEDÓ, Emilio. Ética nicomaquea Ética Eudemia. Editorial Gredos, Madrid, 1988, pp. 139 ss.
11
[Voz “Autarquía”] en FERRATER, Mora. José., Op. Cit., pp.274. Una de las condiciones para conseguir el
estado de eudemonia -felicidad, tranquilidad o paz del espíritu- era, según algunas escuelas socráticas y
helenísticas, la liberación de toda inquietud. Como se suponía que ésta era producida por el deseo de las
cosas externas que no pueden alcanzarse sin esfuerzo y sin sabor, se recomendaba, en la medida de lo
posible, el desasimiento de los bienes externos. De este modo se conseguía el gobierno de sí mismo o
autosuficiencia. La autarquía fue, pues, identificada con la felicidad y con la virtud.
12
LLEDÓ, Emilio, Op. Cit., pp. 397 ss.
Para Aristóteles con Tomás de Aquino distingue tres clases de vida; en las cuales
se puede analizar si esta la felicidad o no: La voluptuosa, (pone la felicidad en los
placeres) la política y la contemplativa.

Por lo tanto considerando que cada quien en su vida, es aquello a lo cual es más
afecto, tenemos que, para el filósofo es el filosofar, para el cazador el cazar, etc.
El fin tiene razón de bien. Y el bien se divide en tres:

1. En útil.
2. En deleitable.
3. En honesto.

Más la razón no solo es especulativa, sino también práctica. “Por tanto se llama
vida voluptuosa a la que hace del placer sensible el fin, la vida política a la que
coloca el fin en el bien de la razón práctica, como el ejercicio de acciones
virtuosas. Y vida contemplativa se llama a la que coloca el fin en el bien de la
razón especulativa, ejemplo: en la contemplación de la verdad.”13

“Si en la vida voluptuosa consistiera la felicidad, las bestias también serían felices
disfrutando del placer de la comida y del coito. Por tanto, si la felicidad es un bien
propio del hombre es imposible que consista en esos placeres.”14 El fin de toda
vida política parece ser el honor que se otorga como premio a los que obran bien,
sin embargo ve al honor como algo más extrínseco y superficial.

La opinión de que la felicidad está en el dinero, Aristóteles la reprueba porque el


dinero forzosamente se adquiere y forzosamente se gasta y esto no concierne a la
felicidad que es el fin de las operaciones voluntarias. “En la operación de la virtud
hay un deleite que contribuye a la felicidad. Aunque atribuyamos algún apetito
natural a lo inanimado, el deleite no lo atribuimos sino a quien tiene conocimiento.
Como el caballo es deleitable para el que lo ama, el justo que ama la justicia le
resulta deleitable hacer lo que es justo, así las operaciones realizadas conforme a
la virtud son deleitables para los virtuosos amantes de la virtud”15

13
AQUINO, Tomas., Op. Cit., pp. 75 ss.
14
Ibíd., pp. 76 ss.
15
Ibíd., pp.77 ss.
CAPITULO III
DEFINIENDO LA ÉTICA
Por parte de la ética, desde Sócrates encontramos referencias de ésta desde
Giovanni Reale y Darío Antíseri, y para este filosofo el alma es la conciencia y la
personalidad intelectual y moral, y sobre todo, es razón y conocimiento. De esta
manera, el gran filósofo de Atenas enaltece el valor del alma, y de la parte
espiritual del hombre, reduciendo un poco la importancia del cuerpo, al que
considera como un instrumento del alma. Ahora bien, dado que el alma es la
personalidad moral, es la que plenamente va a desarrollar los conceptos de
bondad y maldad (claves en la ética), con base en lo que es la virtud (clave para la
felicidad) y el vicio. La virtud vendría a ser la ciencia y el conocimiento que
residen en el alma y la perfeccionan; por otro lado, el vicio sería completamente
ignorancia. Así pues, de esta manera, tenemos que para Sócrates lo bueno es
todo lo que va encauzado al conocimiento, y lo malo es aquello que conduce o
reside en la ignorancia.16

En Aristóteles cabe resaltar la importancia del estudio de la ética, pues en su obra


Ética a Nicómaco expone todas sus posturas acerca de ésta ciencia, que él
considera en el plano de las prácticas, junto con la política. Expone a la ética como
“el estudio de la conducta o del fin del hombre como individuo”17

Por lo contrario a Platón, Aristóteles expone una composición sustancial del


hombre entre el alma y el cuerpo, y rescata de esta forma la parte sensible de las
cosas, y las enfoca de tal manera que ahora pasan a ser generadoras de las
virtudes, en grado medido, que se encuentran en el espíritu o alma. Esto lo
expone en la “partición” del alma en tres grados: vegetativa, sensitiva (animal) y
racional, ubicando las virtudes en el alma sensitiva (éticas) y en la parte racional
(diano-éticas). Ambas en su conjunto, conducen al hombre a la sana dirección de
su vida moral, y fijan los lineamientos para la realización de los actos morales18. Lo
bueno y lo malo, entonces, van encauzados a la búsqueda de la felicidad: aquello
que nos acerca es lo bueno, y lo que nos aleja de esa felicidad es lo malo.

16
REALE, Giovanni, ANTÍSERI, Darío, Historia de la Filosofía tomo 1 Filosofía pagana antigua. Editorial
Sociedad de San Pablo, Bogotá, 2007, pp. 152 ss.
17
Ibíd., pp.332 ss.
18
Ibíd., pp. 334-341.
CAPITULO IV
DIFERENTES VIRTUDES PARA SER FELIZ
Aristóteles propone que en la medida que el ser humano se adhiera a las
diferentes virtudes como el Valor, la Templanza, (moderación) la Verdad, la
Justicia, la Prudencia, la Amistad, etc. Será feliz, pues al que persigue lo
contrario le acompaña el dolor y sufrimiento.

Las virtudes están relacionadas con las acciones y pasiones, así el placer y el
dolor acompañan a toda pasión, entonces por esta razón también la virtud estará
relacionada con los placeres y dolores. De tal modo que el alma tiene una
naturaleza que está implicada con aquellas cosas por las cuales se hace peor o
mejor; y los hombres se hacen malos a causa de los placeres y los dolores, ya sea
por perseguirlos, evitarlos o pagando consecuencias. Por ello algunos definen las
virtudes como un estado de impasibilidad y serenidad. “Queda pues establecido
que tal virtud tiende a hacer lo que es mejor con respecto al placer y al dolor, y el
vicio hace lo contrario”19

Tomando pues algunas virtudes analizaremos primero la Valentía: es un término


medio entre el miedo y la temeridad; tememos pues todas las cosas malas, como
la infamia, la pobreza, la enfermedad, la falta de amigos, la muerte etc. Lo temible
no es para todos lo mismo, pero se habla incluso, de cosas que están por encima
de las fuerzas humanas. Éstas, entonces, son temibles para todo hombre de sano
juicio. “Así pues, el que soporta y teme lo que debe y por el motivo debido, y en la
manera y tiempos debidos, y confía en las mismas condiciones, es valiente,
porque el valiente sufre y actúa. Para el valiente la valentía es algo noble, y tal lo
será el fin, porque todo se define por su fin”20

“El coraje también se toma por valentía, pues parecen, asimismo, valientes los
que arrebatadamente se lanzan como las fieras contra los que han herido, porque
es un hecho que los valientes son fogosos, ya que el coraje es lo más audaz
frente a los peligros.”21

19
LLEDO, Emilio, Op. Cit., pp.163 ss.

20
Ibíd., pp. 195 ss.
21
Ibíd., pp. 199 ss.
Después de esto, vamos a hablar de la moderación (templanza), dado que éstas
parecen ser las virtudes de las partes irracionales, entonces la moderación es un
término medio respecto de los placeres, y en los placeres se muestra también la
intemperancia.

También la moderación y la intemperancia están en relación con otros placeres de


los que participan, asimismo los demás animales, y por eso los placeres parecen
serviles y bestiales, y estos son los del tacto y el gusto. Así pues el más común de
los sentidos es el que define el desenfreno, y con razón se le censura, porque lo
poseemos no como hombres sino como animales, y el complacerse con estas
cosas y amarlas sobre medida es propio de las bestias. “El exceso, en el comer o
beber cualquier cosa hasta la saciedad es exceder la medida natural, ya que el
apetito natural es la satisfacción de la necesidad” 22

Los incontinentes, en cambio se exceden en todo; pues ellos encuentran placer en


lo que no se debe y tales cosas son abominables, y si en alguna de ellas debe uno
complacerse, se complacen más de lo debido y más que la mayoría. Claramente
vemos pues el exceso respecto de los placeres es incontinencia y resulta
censurable. “El licencioso, pues, desea todos los placeres o los más placenteros y
es conducido por este apetito unos en vez de otros; y de ahí que se aflija por no
conseguirlos y por el mero hecho de apetecerlos” 23

La intemperancia se puede aplicar a las faltas de los niños por cierta semejanza,
hay que contener al que tiende a cosas feas, y tal apetito se da en los niños;
porque los niños viven según el apetito y en ellos se da sobre todo, el deseo de lo
agradable. Así, si ese deseo no se encauza y somete a la autoridad irá muy lejos,
porque el deseo de lo placentero es insaciable. “Por ello los apetitos del hombre
moderado deben estar en armonía con la razón, pues el fin de ambos es lo bueno,
y el hombre moderado apetece lo que debe y cuando debe, y esa es la manera de
ordenarlo a la razón”24

22
Ibíd., pp.201-204
23
Ibíd., pp. 205 ss.
24
Ibíd., pp. 206 ss.
La felicidad de acuerdo a la mejor virtud es una operación que consiste en la
consideración de la verdad, ya que es lo que le proporciona al hombre el
entendimiento de la comunicación entre sus semejantes y le permite vivir en paz y
armonía. Hablemos ahora de los que, en las relaciones sociales, son veraces o
mentirosos, ya sea en sus palabras, o en sus actos, y en el tono que ellos se dan.

El necio vanidoso, el fanfarrón, es aquel que quiere hacer creer que en las cosas
destinadas a ilustrar al hombre, posee cualidades que realmente no tiene, o que
supone que las tiene y que son mayores que lo que realmente son. El hombre
humilde, por el contrario, oculta las cualidades que posee, o las rebaja. “El que
ocupa el término medio entre estos dos extremos se presenta tal cual es, tan
sincero en su vida como en su lenguaje; al hablar de sí mismo, se atribuye las
cualidades que tiene; pero no las hace ni más grandes ni más pequeñas que lo
que son” 25

Todo hombre habla, obra y se conduce en la vida según su carácter propio, sin
embargo la veracidad o la mentira con la que se conduce, le impacta tanto a él
como a los que están a su alrededor. La mentira en sí es reprensible y mala, y la
verdad, por el contrario, es bella y digna de alabanza, por lo que el hombre
verídico, que se mantiene en el justo medio, es laudable, y que los que mienten en
un sentido o en otro, son reprensibles, pero el necio, vanidoso y fanfarrón lo sean
más.

Un hombre que habla con la verdad es realmente un hombre de honor; ama la


verdad; y diciéndola en los casos en que no tiene importancia, con más razón la
dirá cuando importe; porque entonces evitara una infamia;” pero el que sin ningún
motivo exagera las cosas en provecho propio, que prefiere la mentira a la verdad,
es un fanfarrón por hábito moral y por naturaleza, como es uno embustero”26

25
AZCÁRATE, Patricio. Tratados de Ética nicomaquea. Editorial Losada, Buenos Aires, 2003, pp. 153. Ss.
26
Ibíd., pp.154 ss.
Aristóteles ahora trata la virtud de la justicia que se refiere a las acciones. Ahora
bien, lo que se obre exteriormente no se considera sino como una consecuencia,
en cuanto a que las operaciones exteriores provienen de las pasiones interiores.
Pero en la justicia y la injusticia se atiende, sobre todo, a lo que el hombre obra
exteriormente, pero ¿y cual medida media es la justicia, y lo justo? Lo justo que es
el objeto de la justicia. En las virtudes estudiadas hasta aquí, se toma el medio de
la razón y no el de las cosas. Pero en la justicia, se toma el medio de las cosas,
como se dirá.
CONCLUSIÓN

El análisis de las virtudes y la felicidad constituye el punto culminante de la


ética Aristotélica. Las virtudes surgen allí donde el justo medio se aplica a las
pasiones. Son la fuente del bien supremo y de la felicidad, y proporcionan una
base común al bien público y la dicha individual. Es al punto al que quería llegar
con ésta monografía: el dar a conocer de forma explícita y sencilla los
fundamentos de la felicidad en la ética Aristotélica.

También me ayudó mucho a enriquecerme el conocer los diferentes puntos de


vista de varios autores incluyendo el diccionario, ya que aún cuando la palabra
“felicidad” es tan común en nuestro lenguaje diario, se llega a tornar tan confusa,
lejana y cercana a la vez, que difícilmente podemos darnos cuenta en qué
momento real de nuestras vidas está presente.

Aunque el estilo de Aristóteles con el que se expresa de manera apasionada sobre


este tema no es tan poético e imaginativo como el de Platón, se puede ver que
Aristóteles habla de algo que afecta directamente a sus deseos, a sus
aspiraciones, algo, en suma, que constituye para él, más que un objetivo, un
auténtico imperativo, como lo es también para nuestra sociedad actual,
incluyéndome.

En todos los momentos del ser humano se tiene la oportunidad de aplicar y vivir
todas las virtudes, valores y ética puesto que es el carácter en su integridad el que
queda implicado. Y si es cierto que en todas las situaciones se debe encontrar el
bien supremo y la perfección, me daré la oportunidad de vivirlo, gozarlo y
compartirlo, momento a momento.

Con esto me ha quedado más claro el concepto de felicidad en la ética


Aristotélica, quizás, se hayan cometido algunos errores, pero pretendo que éste
trabajo quede abierto a la opinión, en aras de ser completado y extendido, con el
fin de que se conozca aún más el concepto real de “felicidad” de ésta ideología
ética de Aristóteles.

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