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Clase Animación Turística
Clase Animación Turística
Animación Festiva:
Son las relacionadas con la celebración de fechas o acontecimientos muy
específicos, tanto festividades nacionales como de carácter internacional. Deberá
potenciarse las festividades que transmitan la esencia cultural de la nación y
aquellas relacionadas con los mercados prominentes de la instalación.
Animación Infantil:
Normalmente, cuando hablamos de Animación Turística, ésta se asocia
únicamente con las actividades dirigidas a las personas mayores, olvidándonos de
que los niños son también considerados como Clientes en cualquier
establecimiento Hotelero, formando parte de un grupo muy importante a tener en
cuenta por varias razones:
Los niños siempre vienen acompañados por su familia.
El niño contento y satisfecho ejerce influencia positiva sobre su familia.
Los niños de hoy serán los Clientes mayores del Futuro.
Programa de Animación.
El programa de Animación resulta el documento en el que se refleja de forma
organizada y equilibrada las actividades diarias a desarrollar durante un período
determinado, no dejará margen a la improvisación, sólo a la creatividad, pero
evitará vacíos en los espacios del día o de la noche aprovechables; actúa por tanto
de forma rectora en los esfuerzos por brindar un producto en concordancia a las
características de la instalación, del polo y del segmento o mercado participante.
Para esto resulta indispensable tener en cuenta los aspectos siguientes:
Si se trata de:
Clientes individuales.
Clientes en grupos.
Convencionales.
Clientes de recorrido.
Familias
Clientes de la tercera edad
De Eventos.
Niños.
Además se deben considerar las posibilidades que puede brindar la infraestructura,
así como los medios y accesorios necesarios.
Resulta imprescindible que este programa sea conocido por el personal de la
instalación y con ello el equipo de animación cuente con el apoyo de los
departamentos involucrados directa o indirectamente (A+B, Relaciones Públicas,
Recursos Humanos).
En su elaboración el equipo de Animación debe tener en cuenta las variantes
siguientes:
Entorno natural.
Entorno social.
Segmento de edades que se recibe
Tipo de mercado y sus características.
Disponibilidad de recursos materiales.
Tiempo de estancia de los turistas.
Posibilidades de contrataciones de espectáculos o grupos artísticos según el
presupuesto.
Reconocimiento de cualidades en los trabajadores de la instalación.
Aun cuando se elabore el plan nunca podría ser estático o invariable, sino que sus
cambios deberán hacerse en el momento más conveniente y las encuestas a los
turistas pueden ser una vía para detectar el momento para hacer los ajustes.
No siempre la calidad de un programa de Animación se define por el número de
actividades que se realicen, sino de la armonía, consecutividad y selección que se
logre y con ello hacer que el turista se descubra a sí mismo y logre satisfacción
espiritual.
El Programa de Animación constituye el Plan de Trabajo de cada uno de los
integrantes del Equipo de Animación y su periodicidad será Semanal ó Quincenal.
Para la elaboración de éstos se debe tener presente dos factores fundamentales:
Factor Humano: Conocer a que tipo de Cliente va dirigido, Infantil, Jóvenes,
tercera edad, Especial, la cantidad de Animadores con que se cuenta y las
posibilidades de talento dentro de los trabajadores de la Instalación.
Factor Material: Conocer los Medios materiales y Equipos que se tienen, las
condiciones y características de la Instalación (Interior y Exterior), la Zona ó
Polo que rodea a la misma y el Presupuesto con que se cuenta.
Continuando con la definición, y para centrar aún más la idea y el concepto de programa,
se citan seis características que definen perfectamente lo que es y cómo ha de ser
ese programa en el ámbito turístico (figura 6.2):
1. Tiene que ser equilibrado, en cuanto a ritmo y actividades se refiere, esto es, que
contemple una gran variedad de actividades, evitando que sean todas lúdicas, o
culturales o deportivas, sino que contenga alguna de los tres grupos, para que cada
persona pueda encontrar en un momento u otro una actividad que le motive y que
le apetezca realizar porque se adapta a sus posibilidades y a sus expectativas. El
equilibrio también se refiere a edades, por lo que si hay personas mayores o niños,
se tienen que programar algunas actividades dirigidas a ellos y que fuesen diferentes
a las de otros colectivos, en caso necesario.
2. Ha de ser variado, puesto que el público al que va dirigido también lo es. Por tanto
el animador tendrá que prever la adecuación de las actividades a las tipologías
que frecuentan el establecimiento, teniendo en cuenta además que habrá personas
a las que les interesen más los deportes que a otras, mientras que a otras les
resultarán más atractivas las culturales, etc.
3. Se tendrá que extender a lo largo de toda la jornada. En ningún caso se podrá hablar
de programa de animación si la oferta se basa en un par de actividades diarias. En
la definición ya se habló de la necesidad de la continuidad para la consecución de
los objetivos; por tanto, si no se programan actividades para la mañana, para la tarde
y para la noche, difícilmente se podrá hablar de proyecto de animación turística.
4. Debe ser sugerente, es decir, que motive por sí mismo. Las actividades han de ser
lo más adecuadas posible a los turistas residentes, por lo que es el momento de
volver a subrayar la importancia que tiene el conocer las pautas de comportamiento
frente a las propuestas, y su capacidad de reacción frente a ellas, con objeto de pre~
ver unas actividades que realmente sean seductoras, que escapen al máximo del
estereotipo.
1) Equilibrado
2) Variado
3) Extenso
4) Sugerente
5) Flexible
6) Respetuoso
FIGURA 6.2. Características definitorias de los programas de animación turística.
5. No puede ser rígido, aunque ya haya sido aprobado de forma oficial y definitiva
por los responsables superiores de la empresa. Una vez que se ha puesto en marcha
un programa, se tendrá que revisar si cumple los objetivos fijados y en qué grado
se están consiguiendo; en caso de que una actividad o varias no los cumplieran
se tendrían que revisar, analizarlas profundamente para detectar el margen de
error que hay, rectificarlas o, si fuese necesario, sustituirlas por otras que puedan
conseguir un mejor resultado; por tanto, la flexibilidad en la animación turística
ha de estar presente hasta el punto de "retocar" las propuestas.
6. Tiene que ser respetuoso. Ante todo, no sólo el programa de animación, sino también
los animadores, han de respetar la libertad de decisión de los destinatarios,
nunca se obligará a nadie a realizar una actividad que no ha decidido con total
libertad. La obligación del animador es motivar, y en ningún caso obligar.
1. Por contenidos
Cultural
Lúdico
Deportivo
2. Según empresa
d) Hotel
e) Camping
f) Balneario
g) Crucero
h) Resort
3 Localización
Costa
j) Montaña
k) Ciudad
1)Rural
4. Destinatarios
m) Infantil
n) Juniors
ñ) Adultos
o) 3ªEdad
5. Capacidad
p) Simple
q) Paralelo
1. Por contenidos. Según el tipo de actividades que configuren el programa, éste podrá
ser cultural, lúdico o de entretenimiento, o deportivo. Esta tipología de programa
es más bien propia de un macro espacio, donde generalmente se oferta otro tipo
de actividades en paralelo; de hecho, pocos son los establecimientos que proponen
un solo tipo de actividades si lo que ofertan es un único programa, lo habitual
en estos casos es que sea variado y, en casos remotos, más o menos excepcionales,
algún establecimiento puede llegar a ofertar un programa monotemático, normalmente
cuando su producto general también lo sea.
4. Con base en los destinatarios. Las cuatro diferenciaciones son las más corrientes
en la animación turística. En caso de tratarse de otros tipos de animación, es posible
que se pudiera ampliar la tipología en este grupo, pero ya se hizo referencia en
el capítulo 2 al porqué no se contempla aquí una mayor amplitud de colectivos.
Así que la distinción se basa en las franjas de edades, teniendo como resultado los
programas infantiles, los juniors o de adolescentes, los de adultos, y los seniors o
de tercera edad.
Puede darse que, en algunos establecimientos, a estas divisiones se le apliquen
subdivisiones, como en el caso de los programas infantiles de determinadas empresas,
que pueden llegar a estar segmentados en dos, tres o cuatro franjas de edades,
y cada una de ellas con sus correspondientes programas de actividades. El resultado
es una mayor adecuación a los colectivos con los que se trabaja.
5. Por la capacidad. Se propuso más arriba que es la segmentación que más interesa
al animador. Se contemplan dos posibilidades: una es el programa simple, es decir,
que se trata de una rueda semanal de actividades, y los programas paralelos, propios
de establecimientos de grandes dimensiones, con muchas instalaciones y un
gran número de residentes.
Tratándose de una empresa pequeña o mediana-pequeña, con toda seguridad
la propuesta consistirá en un único programa, es el programa simple, donde las
actividades tendrán que ser lo más variadas posible y, evidentemente, también lo
más extensas posible (en cuanto al número de actividades se refiere), siempre den-
tro de un margen aceptable que no sobrecargue al equipo humano del departamento.
En el supuesto de que se trate de un establecimiento de magnitudes considerables,
con mucha más capacidad de alojamiento, y del que, lógicamente, se
espera que cuente con más instalaciones de infraestructura, el animador podrá
empezar a pensar en programas paralelos.
El ejemplo más usual, y el primero que aparece en la programación paralela
es el mini club, que es el programa de actividades dirigidas exclusivamente a niños,
y en el que se atienden exclusivamente las necesidades de los más pequeños, dejando
así un mayor margen de libertad para que los adultos (que con mucha frecuencia
son los padres de los niños que participan en las actividades del mini club) puedan
dedicarse a realizar cualquier otro tipo de actividades sin necesidad de estar pendientes
de los niños.
Se considera que el programa base para edificar una metodología correcta es uno del
tipo de los simples, razón por la cual se afrontará ésta, obviando el paralelo, ya que
consiste
en crear varias simples que sean aplicables simultáneamente.
Uno de los conceptos clave para iniciar el proceso de creación de un programa es el
día de cambio. .
El día de cambio se identifica como el día de la semana que más turistas entran y salen
en un establecimiento turístico de alojamiento. Sin embargo, este concepto constituye
para el animador turístico el eje que articula y vertebra el programa de actividades; por
tanto, una vez confeccionada ya la parrilla de los días y las obras (figura 6.1), y listos para
empezar a distribuir las actividades, se hará imprescindible decidir y marcar cuál va a ser
el punto inicial del programa o, lo que es lo mismo, el día de cambio.
En principio, en un establecimiento turístico, todos los días son días de cambio, puesto
que entran y salen turistas cada día, pero aun así se puede detectar que hay días en los
que esas entradas y salidas son mayores. Es posible que, un establecimiento turístico que
se nutra de clientes que le proporcionan aisladamente las agencias de viaje, el resultado
será que los turistas acudan al establecimiento por medios propios; entonces será más
difícil
determinar un día de cambio concreto, pero este caso no es el más frecuente, lo que se
da con más frecuencia es que las agencias de viajes mayoristas incluyan el transporte en
el paquete turístico que han puesto a la venta, entonces, y con toda seguridad, ese hecho
se va a traducir en un gran día de cambio semanal. Si el touroperador es extranjero
prácticamente
se puede dar esta situación como un hecho; con toda seguridad la llegada al
destino se hará a través de un vuelo chárter, o con flotas de autocares (caso muy
frecuente
en toda la costa norte del territorio nacional español). Pero también, y cada vez con más
frecuencia, los touroperadores españoles están aplicando el sistema de vuelos chárter
para
el traslado de sus clientes a los destinos, cambiando así la tendencia que existía hasta el
momento, y dando lugar también a días de cambio de turistas nacionales.
Estas agencias mayoristas intentarán explotar al máximo sus recursos, por lo que es
de esperar que el avión, o el autocar que lleva a los pasajeros hasta su destino, vuelva a
la ciudad de origen con los turistas que ya han acabado sus vacaciones, optimizando así
al máximo los medios del transporte. Traduciendo esta maniobra en hechos se tendrá
como resultado el día de cambio en todos los establecimientos donde se alojen, o se
hayan
alojado (dependiendo de si entran o salen) durante sus vacaciones.
Para el establecimiento turístico, el día de cambio va a ser una jornada de mucho tránsito
de personas; por ello se ha de tener en cuenta que los turistas que se van de regreso a
sus hogares, y que dejan las habitaciones a las diez de la mañana (en el caso de un
hotel),
se unen al grupo de los recién llegados, pudiendo llegar a coincidir durante horas en el
establecimiento, sin tener a su disposición una habitación, ni los que salen, puesto que las
han de dejar libres como máximo a las diez, ni los que llegan porque tienen que esperar,
en el caso de haber llegado antes de las diez, a que se limpien y se preparen para ser
ocupadas.
Éstos son hechos muy frecuentes en establecimientos turísticos vacacionales, creándose
con frecuencia auténticas masas de personas deambulando y haciendo tiempo por el
establecimiento. Ésta podría ser la escena del día de cambio en un establecimiento
vacacional
turístico de alojamiento.
Puede ocurrir también que se detecten dos grandes días de cambio en el mismo
establecimiento,
no es raro, y se da cuando dos de los más grandes mayoristas que operan con
la empresa tengan establecidos días diferentes para la llegada de sus clientes. En este
caso,
se tendrá que elegir cuál de los dos días se va a declarar como día "oficial" de cambio, ya
que, según se verá más adelante, resulta complicado articular un programa simple
basándose
en dos días de cambio.
Una vez decidido cuál será el día de cambio se pasará a marcarlo en el cuadrante de
actividades
que se ha preparado. Supuestamente se ha decidido que el día de
cambio va a ser el miércoles, en el cuadrante, y a modo de borrador, se fijarán los días de
la
semana del 1 a17, empezando por el miércoles, que se marcará como el día 1, como se
ha
hecho en la figura 6.4.Una de las normas básicas que se propone para todo el equipo de
animadores
turísticos es no tomar el día 1 como día de fiesta, es decir, como día libre. Se trata
de un día de máxima importancia para las relaciones humanas que se pretenden crear con
las
nuevas llegadas, pero también lo es para las relaciones que se han creado con las
personas
que se van, a las que ni a nivel personal ni a nivel profesional se puede abandonar el
último
día; será imprescindible que alguno de los animadores esté presente en el momento de la
llegada,
de la misma manera que tendrá que estarlo para despedir a los que regresen a casa.
Aplicando los mismos criterios éticos y profesionales, y siendo igualmente coherentes
con estos razonamientos, tampoco será posible plantearse como días festivos para ningún
miembro del staff del departamento de animación el día 7 ni tampoco el día 2, es decir,
ni antes ni después del día de cambio. Los días ideales para distribuir las fiestas
semanales
se fijarán desde el día 3 hasta el 6, ambos incluidos.
Otra de las razones por las que es importante el día de cambio reside en las actividades
nocturnas, que constituyen el primer paso para la creación del programa. Resulta más
fácil y coherente empezar a colocar las actividades a partir de las noches; así, la primera,
noche 1, tendrá que cumplir un doble objetivo de dar la bienvenida a los recién llegados
y presentar la dinámica creada en el establecimiento, a partir de la participación de
los residentes que ya hace algunos días que se encuentran en el establecimiento.
Es una noche para fomentar la comunicación entre los dos grupos, la noche de la
bienvenida,
aunque será una bienvenida discreta, en la cual el contenido y las acciones previstas
han de llevar a la creación de un ambiente relajado que minimice al máximo las tensiones
propias del recién llegado.
Las franjas horarias en un programa de animación simple son tres básicamente (figura
6.5); la primera de ellas es la franja de las actividades realizadas desde el inicio del día
hasta la parada para el almuerzo. Esta franja de mañana se inicia entre las nueve y las
diez, dependiendo del tipo de establecimiento en el que se aplique el programa. Si el
establecimiento
ofrece el desayuno dentro de la pensión alimenticia, entonces la primera actividad
tendrá que coincidir con el final del horario del restaurante; es decir, que si el
establecimiento
sirve desayunos de ocho a diez de la mañana, el inicio de la primera actividad
tendría que fijarse para las diez, con el objetivo de que esté al alcance de cualquier
persona
sin necesidad de que realice un esfuerzo extra, ni reduzca horas de sueño; además,
así se contribuye a que el horario del restaurante sea más fluido y no se alargue
innecesariamente.
Hay establecimientos turísticos que no incluyen pensiones alimenticias; el ejemplo
más claro lo constituyen los campings; en este caso son los mismos residentes los que,
generalmente, se preocupan y se preparan su desayuno; además, la vida activa de los
turistas
suele empezar bastante más temprano que en el resto de empresas; en consecuencia,
la hora de inicio de las actividades del programa también tendría que ser diferente, y en
lugar de las diez se puede programar desde las nueve de la mañana o antes.
La segunda franja es la que comprende las actividades que van desde la primera hora
de la tarde, inmediatamente después del almuerzo, hasta la entrada al restaurante para la
cena. De nuevo, el tipo de establecimiento será determinante para marcar la hora de inicio
y la hora de finalización de esta segunda franja; si se trata de una empresa que ofrece
pensión alimenticia a sus clientes, la primera actividad de la tarde tendría que coincidir
con el final del último turno de almuerzos en el restaurante, normalmente sobre las tres
de la tarde, mientras que la última será la que acabe poco antes de que el restaurante
vuelva
a abrir para ofrecer el servicio de cena a sus clientes.
La tercera franja es la que irá desde el final del primer turno de la cena hasta el final
de la noche, en que la hora máxima para acabar las actividades puede oscilar entre las
24.00 y las 00.30 en un establecimiento de alojamiento hotelero, y entre las 23.30 y
las 24.00 en algún tipo de empresa del grupo de los extrahoteleros.
En la mayoría de los establecimientos hoteleros, en esta última franja de actividades
se pueden distinguir dos partes, , una es la que va desde el final del primer turno del
restaurante (que se puede calcular alrededor de las nueve de la noche), hasta el inicio del
espectáculo, de la fiesta o de las actuaciones previstas. Este primer espacio de tiempo el
animador lo puede rellenar con música
de ambiente, o de baile si lo prefiere. No se puede perder de vista el auténtico objetivo
de esta primera parte, que es retener y entretener a los residentes que ya han salido del
restaurante mientras cena el segundo grupo. Esto quiere decir que la segunda parte de
esta franja solamente se puede iniciar una vez que el último grupo haya acabado de
cenar, que normalmente es sobre las diez de la noche; ésta es la hora que se considera
óptima para iniciar la actividad estrella programada. Como consecuencia, en algunos
programas podemos encontrar que se han planificado dos actividades de noche, una de
retención y otra de acción, aunque todos sabrán que la segunda actividad es el "plato
fuerte" de la noche.
A excepción de la última franja, en otras dos, la cantidad de actividades vendrá
determinado
por el número de animadores que configuren el departamento, por las instalaciones
de que disponga el establecimiento, y sobre todo por la calidad que a este servicio
quiera concederle la dirección de la empresa.
Así pues, con el fin de diversificar se puede programar una actividad cultural a la
vez (mismo día y a la misma hora) que una actividad deportiva. También se pueden
utilizar para dar una opción de elección alternativa desde un mismo grupo de actividades:
se podría ofertar un curso de iniciación al tenis, y paralelamente un torneo de tenis, ya que
los colectivos de destinatarios a los que van dirigidas son absolutamente antagónicos;
principiantes y experimentados. A un principiante jamás se le ocurriría apuntarse a un
torneo, de la misma forma que una persona que domine el deporte difícilmente ser
plantearía la posibilidad de realizar un curso de iniciación.
La forma de reflejar las actividades paralelas en el cuadrante del programa, tal
y como se recoge en la figura 6.6, será dividiendo en dos mitades el recuadro
correspondiente
al día y a la hora previstos para su realización, 10 cual se puede hacer con
una línea diagonal (también horizontal en medio del espacio) que vaya desde el vértice
superior derecho hasta el vértice inferior izquierdo, anotando en los dos espacios
resultantes cada una de las actividades propuestas.
Si realizando el análisis previo de los factores determinantes en un establecimiento
turístico se llegara a la conclusión de que un programa simple admitiera muchas
actividades
paralelas, el animador se podría llegar a plantear que, en lugar de un programa simple
y cargado de actividades, se confeccionasen dos programas paralelos, que dependiendo
de las características y la tipología de los residentes, podrían ser, por una parte, un
programa
de actividades para niños y, por la otra, un programa de actividades para adultos;
éste es el ejemplo más claro del inicio de la programación en paralelo, aunque pueden
darse casos en los que en las previsiones de ocupación del establecimiento no figure un
contingente suficientemente significativo de público infantil como para confeccionar un
programa paralelo, la opción podría ser uno basado en actividades deportivas, dejando
así vía libre para que el segundo programa se organice sobre la base de actividades
genéricas
que incluyan también algunas para niños.
En todo programa de animación turística cada una de las actividades que se colocan
han de responder a un objetivo en concreto, tanto es así que la forma definitiva que tenga
el programa no podrá ser nunca considerada aleatoria, ya que ha de ser siempre el
resultado de una estrategia minuciosamente pensada y organizada.
Al definir el concepto de animación turística se dijo que sus objetivos eran el desarrollo
de la economía y el fomento de la comunicación y la vida social entre todas las personas
en el
establecimiento turístico, pues bien, sin perder de vista este principio, se profundiza hasta
una
pormenorización de los objetivos en cada una de las actividades que configuran el
programa;
así, unas pretenderán la promoción de los servicios que ofrece el establecimiento, otras la
explotación
de los mismos, y otras la auto-subvención del departamento de animación, y todo ello
siempre desde un punto de vista pedagógico y social que garantice y fomente la
comunicación
de las personas en todo momento. Se evita así que la importancia que se otorga a los
objetivos
recaiga exclusivamente sobre el aspecto económico, que si bien es cierto que no hay que
olvidado,
tampoco hay que creer ,que es el único, como con demasiada frecuencia se hace.
Las actividades de promoción son aquellas que fomentan el uso de las instalaciones o de
;' los servicios del establecimiento. Se pueden ofertar actividades en zonas que los
residentes
no utilicen o las usen poco, por ejemplo. Estas zonas pueden ser desde salones, terrazas
o
solariums, hasta instalaciones deportivas susceptibles de ser alquiladas por los residentes.
La
promoción de espacios no tiene por qué estar relacionada siempre con las instalaciones
que
se alquilan, sino que pueden igualmente promocionar otros lugares que añadan valor al
establecimiento;
en este caso, el beneficio que producirán será difícilmente cuantificable o, por lo menos,
más difícil de cuantificar que en las instalaciones que se alquilen.
La forma más corriente de promoción en las instalaciones de alquiler son los cursos
de iniciación, que para que sean efectivos han de ser gratuitos. En los casos restantes, las
actividades pueden ser muy variadas, ya que serán excusas para utilizar o descubrir una
parte del establecimiento.
Cuando se plantee la explotación de un espacio significará que ese espacio ya está
produciendo,
pero que con las actividades programadas se incita a los residentes a utilizadas
más intensamente. En el caso de las instalaciones de alquiler, las formas más corrientes
de
explotación son los concursos y los torneos, que estimulan a los turistas a que se
preocupen
por una mayor preparación para afrontar con posibilidades de éxito las actividades.
Un tercer grupo de objetivos estratégicos son los que corresponden a las actividades
de autosubvención de animación: Esta autosubvención puede ser directa o indirecta.
Será directa cuando el beneficio que genera la actividad es cuantificable económicamente
desde
el mismo departamento de animación, mientras que la indirecta se produce cuando el
beneficio lo genera en otro departamento que no es el de animación.
Como ejemplos de la directa pueden citar las inscripciones para los torneos, las ventas de
los videos de las actividades semanales, de actividades contratadas a empresas externas
y por las
que se perciben comisiones, de entradas en algunos lugares de interés turístico, o incluso
por la
explotación del merchandising del establecimiento. Mientras que de las indirectas se
pueden citar
otros ejemplos, como es el caso del aumento del alquiler de las instalaciones a medida
que se acerca
un torneo o después de un curso de iniciación. El aumento de las ventas de algunos
elementos
del merchandising después de regalar algunos de ellos como premios en las actividades,
que
aumente la demanda en el bar o en restaurante de algún producto al que se ha dedicado
una actividad
de promoción, o incluso que en un espacio de nueva construcción en el establecimiento se
produzca mayor movimiento de personas desde que se realizan allí algunas actividades.
Para que sean efectivos todos estos objetivos es necesario que estén colocados
estratégicamente
en el programa de actividades. No se podrán programar actividades que persigan
el mismo objetivo una inmediatamente detrás de la otra, ni todas de alta intensidad,
por lo que, de nuevo, hay que hablar de ritmo, sobre todo con respecto a la intensidad,
donde
la resultante será algo diferente a la gráfica de las actividades en solitario, como se puede
comprobar en la figura 6.7.
El ritmo en los días de la semana ha de presentar una curva de oscilación en la que se
comprendan zonas de más intensidad con otras en las que haya menos, alternando días y
franjas diurnas y nocturnas.
Para determinar la intensidad de las actividades con mayor efectividad se dividirán
los días en dos partes, una que se referirá a las actividades diurnas, y la otra que atenderá
a las de noche. Esta intensidad se medirá sobre la base de tres graduaciones, a saber,
tranquila, media y fuerte (figura 6.8), siendo sus unidades de valor: 1 y 2 para el primer
caso, 3 y 4 para el segundo, y 5 para el tercero.
La intensidad ha de permitir no sólo el poder trabajar objetivamente el interés de los
destinatarios, sino que a su vez ha de posibilitar la estructuración de responsabilidades en
la realización de las actividades, horarios e intervalos entre las actividades y, finalmente,
también la distribución de los días de fiesta de los animadores. Gracias al control de la
intensidad, se podrán distribuir de forma equitativa las actividades de realización más
compleja con las más sencillas, evitando que recaigan sobre una misma persona las más
difíciles o fatigosas, mientras que las más agradecidas sean responsabilidad de los otros;
por tanto, el objetivo de la intensidad también será conseguir el equilibrio de los recursos
humanos y la motivación de todo el equipo.
6.2