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POLÉMICA

ETIMOLOGÍA DE LA PALABRA POLÉMICA


La palabra polémica procede del griego πολεμικός.

Se denomina etimología al estudio del origen de la palabras y sus cambios estructurales y de significado.

Etimología
Origen, historia o formación
Este vocablo viene del griego «πολεμικη» (polemikē) que quiere decir arte de la
guerra.

CATEGORIA GRAMATICAL DE POLÉMICA


Polémica es un sustantivo.
El nombre o sustantivo es aquel tipo de palabras cuyo significado determina la realidad. Los sustantivos
nombran todas las cosas: personas, objetos, sensaciones, sentimientos, etc.

QUÉ SIGNIFICA POLÉMICA EN ESPAÑOL


Polémica
La polémica es la práctica de causar disputas y controversias en diversos campos discursivos tales como la
religión, la filosofía, la política, el arte, la literatura, etc. Es importante destacar que la controversia no es
sinónimo de pelea o discordia hostil. Muchas obras literarias han surgido en un contexto de controversia para
defender o refutar una tesis particular. Es frecuente calificar la polémica como algo necesario para el avance
del conocimiento en estos campos. Algunos autores clásicos como Cicerón o San Agustín dejaron obras
notables que se inscriben en las polémicas religiosas y políticas.

definición de polémica en el diccionario español


La primera definición de polémica en el diccionario de la real academia de la lengua española
es perteneciente o relativo a la polémica. Otro significado de polémica en el diccionario es dicho de alguien o
de algo, que provoca polémicas. Polémica es también arte que enseña los ardides con que se debe ofender y
defender cualquier plaza.

Qué es, concepto o significado


Sustantivo femenino. Este termino se define a una discusión, disentimiento, dialéctica, debate o disputa entre
dos o más personas que defienden alguna opinión considerado como contrario, ya sea por escrito o de forma
alternativa y reiterada, esta acepción es conocido también como controversia. Habilidad, arte o destreza que
enseña con disimulo o engaño con que se debe ofender, atacar y defender en cualquier plaza.

La polémica es algo que provoca controversias y despierta pasiones encontradas. El concepto, que tiene su
origen en la lengua griega, está vinculado a los ardides que se utilizan para defender u ofender una postura.
La polémica puede ser definida como la práctica de los contendientes que intentan refutar o avalar una
determinada posición. Cuando una persona hace un planteo que encuentra una respuesta contraria, se
produce la polémica.
Por ejemplo: “En medio de la polémica, el entrenador aseguró que no renunciará a su cargo”, “Las
declaraciones del artista sobre la religión generaron una gran polémica”, “Polémica por las escenas de
desnudez en la última película del director británico”.
La polémica está vinculada a la retórica, que es la capacidad de otorgar al lenguaje la eficacia necesaria para
persuadir o conmover. La generación de polémica supone que el discurso o la acción logran despertar una
pasión o sentimiento, ya sea favorable o negativo.
Para que exista la polémica, tiene que haber un tema que apasione a la gente y que la lleve a defender
una posición. La política es una de las esferas habituales de la polémica, ya involucra la ideología de las
personas y las decisiones que se toman en su nombre afectan a pueblos enteros y, en muchos casos, a todo
el mundo.
La religión también suele ser un campo fértil de polémicas por tocar fibras sensibles de la gente. Aquellas
acciones o manifestaciones que resultan contrarias a una creencia religiosa despiertan el enojo y la
indignación de los fieles, y esto desata un enfrentamiento que ha atravesado muchas generaciones.
Otro espacio propicio para la polémica es el deporte. Los fallos de los jueces y las decisiones de los
entrenadores muchas veces son ejes de conflictos.

Cuando las polémicas abordan temas relacionados con los derechos de los seres vivos, resultan
especialmente difíciles de resolver. Tal es el caso de las protestas contra los muchos actos de violencia que el
ser humano organiza y dirige hacia el resto de las especies animales en todas partes del mundo. Ya sean
corridas de toros, parques acuáticos, mataderos o zoológicos, nuestra relación con los demás habitantes de
este planeta deja mucho que desear, y es motivo de recurrentes enfrentamientos entre grupos animalistas y
robots corporativos.
La característica más alarmante de este tipo de polémicas es que no tratan acerca de gustos o preferencias,
sino del derecho a ser libres, algo de lo cual todos los seres vivos deberíamos gozar. Por alguna razón que
nadie se ha detenido a explicarnos de manera convincente, nuestra especia ha decidido que tiene el poder de
adueñarse de territorios e individuos como le plazca; cuando alguien se opone a la explotación de los
animales en parques de atracciones y zoológicos, la Ley se pone del lado de los torturadores, y lo mismo
ocurre en la mayoría de los casos.
De esta manera, el choque de opiniones no consigue la fuerza suficiente para conseguir un cambio profundo,
aunque esto no signifique que sea en vano. Las personas no nos caracterizamos por pensar detenidamente
las cosas antes de actuar; al menos, resulta difícil negar que pasamos la primera parte de nuestras vidas, un
promedio de una década, absorbiendo el bagaje cultural que nos imponen nuestros mayores, sin cuestionar
de forma significativa sus principios. Para cuando alcanzamos la adolescencia, ya hemos sido programados.
Esto dificulta nuestro discernimiento del bien y del mal; pero es posible enfrentarse a nuestras raíces e
intentar pensar por nosotros mismos. Muchos repiten que atacar a un toro hasta causarle una dolorosa muerte
frente a una multitud de gente enardecida no constituye una tortura, sino un festejo, un ritual; pero ¿cuántas
de esas personas se han puesto a pensar en lo que verdaderamente ocurre durante esas penosas
celebraciones? Una polémica puede conseguir que algunas de ellas abran los ojos, y allí reside su
potencial efectividad.

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