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Cerebro y belleza

Una experiencia estética intensa activa la misma red cerebral en todas las
personas, a pesar de que no coincidan en sus gustos.
Frontiers in human neuroscience

La atracción estética activa una misma área cerebral en todas las personas. [Wikimedia Commons]

Una misma área del cerebro se activa en las personas cuando nos conmueve la belleza, mas esa zona
cerebral se halla relacionada con nuestros intereses personales, lo que podría explicar por qué cada sujeto
posee sus propios gustos y sensaciones.

Investigadores de la Universidad de Nueva York presentaron ante un grupo de voluntarios heterogéneo


(desde sujetosinexpertos en temas de arte hasta probandos con estudios de historia del arte de edades
diversas) un total de 109 imágenes de obras de arte procedentes de una variedad de tradiciones
culturales (americana, europea, india y japonesa) y de varios periodos históricos (desde el siglo XV hasta
el pasado reciente). Las imágenes eran figurativas y abstractas, e incluían varias clasificaciones.

Con el fin de reducir al mínimo el reconocimiento de las obras artísticas, característica que podría influir en
las respuestas a causa de su notoriedad, se utilizaron para el experimento cuadros poco conocidos. Los
sujetos evaluaron cada uno de ellos a partir de una escala del uno (puntuación más baja) al cuatro (más
alta) según la emoción que les provocaba la pintura. Al mismo tiempo, los investigadores midieron la
actividad neurológica de los sujetos mediante imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf). Tras
ello, los participantes completaron un cuestionario de nueve preguntas, en el que calificaban cada obra
según la sensación que les había provocado: alegría, placer, tristeza, confusión, temor, miedo, asco,
belleza o lo sublime.

Misma actividad cerebral

Los probandos mostraron escasas coincidencias en las valoraciones subjetivas; cada uno poseía sus
propias impresiones. Sin embargo, las lecturas de la actividad del cerebro mediante IRMf indicaron que las
mismas regiones sensoriales del cerebro (occipital y temporal) respondieron sin importar la “ nota” que
los sujetos habían concedido a la pintura. Ahora bien, en las obras que recibieron una calificación máxima
(un cuatro, puntuación que expresaba que la pieza había impresionado al individuo), la resonancia
magnética reveló un proceso neurológico adicional. En otras palabras, mientras que los sujetos no
coincidían en su elección de qué pinturas merecían el excelente, todos mostraban un aumento de
actividad en una red específica de las regiones frontales y subcorticales del encéfalo.

Dichas áreas cerebrales se estimulan cuando pensamos en asuntos de interés personal, como los rasgos
de personalidad o los ensueños, o cuando nos plateamos nuestro futuro, explican los investigadores. Ello
podría explicar por qué cada uno de nosotros percibe la belleza de forma diferente.
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- MyC

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