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Los científicos del comportamiento han pasado mucho tiempo estudiando qué nos hace felices (y
qué no). Sabemos que la felicidad puede predecir la salud y la longevidad, y las escalas de felicidad
se pueden usar para medir el progreso social y el éxito de las políticas públicas. Pero la felicidad
no es algo que simplemente te pasa. Todos tenemos el poder de hacer pequeños cambios en
nuestro comportamiento, nuestro entorno y nuestras relaciones que pueden ayudarnos a
encaminarnos hacia una vida más feliz.
Mente
La felicidad a menudo viene de dentro. Aprenda cómo dominar los pensamientos negativos
y abordar cada día con optimismo.
Todos los humanos tienen una tendencia a parecerse un poco más a Eeyore que a Tigger, a
reflexionar más sobre las malas experiencias que sobre las positivas. Es una adaptación
evolutiva: el aprendizaje excesivo de las situaciones peligrosas o dolorosas que enfrentamos
a lo largo de la vida (intimidación, trauma, traición) nos ayuda a evitarlos en el futuro y
reaccionar rápidamente en una crisis.
Pero eso significa que tienes que esforzarte un poco más para entrenar tu cerebro para
vencer los pensamientos negativos. Así es cómo:
No trates de detener los pensamientos negativos. Decirte a ti mismo "tengo que dejar de
pensar en esto", solo te hace pensar más en ello. En su lugar, posea sus
preocupaciones. Cuando estés en un ciclo negativo, acéptalo. "Me preocupa el dinero".
"Estoy obsesionada con los problemas en el trabajo".
Trátate como un amigo. Cuando te sientas negativo acerca de ti mismo, pregúntate qué
consejo le darías a una amiga que no estaba segura de sí misma. Ahora trata de aplicarte
ese consejo.
Luego pregúntate:
La ciencia apenas comienza a proporcionar evidencia de que los beneficios de esta antigua
práctica son reales. Los estudios han encontrado, por ejemplo, que las prácticas respiratorias
pueden ayudar a reducir los síntomas asociados con la ansiedad, el insomnio, el trastorno
por estrés postraumático, la depresión y el trastorno por déficit de atención. Durante siglos,
los yoguis han usado el control de la respiración, o pranayama, para promover la
concentración y mejorar la vitalidad. Buda abogó por la meditación de la respiración como
una forma de alcanzar la iluminación.
REESCRIBE TU HISTORIA
Algunas investigaciones sugieren que escribir en un diario personal durante 15 minutos al día
puede llevar a un aumento de la felicidad y el bienestar en general, en parte porque nos
permite expresar nuestras emociones, ser conscientes de nuestras circunstancias y resolver
conflictos internos. O puede dar el siguiente paso y concentrarse en un desafío en particular
que enfrenta, y escribir y reescribir esa historia.
Todos tenemos una narrativa personal que da forma a nuestra visión del mundo y de
nosotros mismos. Pero a veces nuestra voz interior no lo hace bien. Al escribir y luego editar
nuestras propias historias, podemos cambiar nuestras percepciones de nosotros mismos e
identificar los obstáculos que se interponen en el camino de nuestro bienestar personal. El
proceso es similar al cuestionamiento socrático (mencionado anteriormente). Aquí hay un
ejercicio de escritura:
Escribe una breve historia sobre tu lucha. Estoy teniendo problemas de dinero. Me está
costando mucho hacer amigos en una nueva ciudad. Nunca voy a encontrar el amor. Estoy
peleando con mi esposo.
Ahora escribe una nueva historia desde el punto de vista de un observador neutral, o con el
tipo de estímulo que le darías a un amigo. 1. El dinero es un desafío, pero puede tomar
medidas para ponerse en forma financiera. 2. Todos luchan en su primer año en una nueva
ciudad. Dale tiempo. Únete a algunos grupos. 3. No te concentres en encontrar el
amor. Enfócate en conocer gente nueva y divertirte. El resto seguirá. 4. Las parejas
discuten. Así es como se ve tu situación ante un observador neutral.
Cuando las personas se levantan y se mueven, aunque sea un poco, tienden a ser más
felices que cuando están quietas. Un estudio que realizó un seguimiento del movimiento y los
estados de ánimo de los usuarios de teléfonos celulares encontró que las personas
reportaron la mayor felicidad si se habían estado moviendo en los últimos 15 minutos que
cuando estaban sentados o acostados. La mayoría de las veces no era una actividad
rigurosa, sino simplemente una caminata suave que los dejaba de buen humor. Por
supuesto, no sabemos si moverse te hace feliz o si las personas felices se mueven más,
pero sí sabemos que más actividad va de la mano con mejor salud y mayor felicidad.
PRACTICA EL OPTIMISMO
El optimismo es parte genético, parte aprendida. Incluso si naciste en una familia de Guses
sombríos, aún puedes encontrar tu rayo interior de sol. El optimismo no significa ignorar la
realidad de una situación extrema. Después de la pérdida de un empleo, por ejemplo,
muchas personas pueden sentirse derrotadas y pensar: "Nunca me recuperaré de esto". Un
optimista reconocería el desafío de una manera más esperanzadora, diciendo: "Esto va a ser
difícil, pero es una oportunidad para repensar los objetivos de mi vida y encontrar un trabajo
que realmente me haga feliz".