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La idea se convierte en el punto de partida del pensamiento humano, donde por medio de
un ejercicio intelectual precisamos un conjunto de ideas para someterlas a un análisis
crítico que exige precisión y rigurosidad con la intención de evitar incurrir en
ambigüedades o confusiones, puesto que la praxis del Derecho busca por medio del
lenguaje, elaborar argumentos lógicos organizando y estructurando conceptos, definiciones,
denominaciones y opiniones con el ánimo de persuadir y dilucidar los problemas jurídicos
percibidos en el plano social y cultural pretendiendo que se produzcan unos efectos
jurídicos que diriman las controversias en cuestión.
La definición, permite expresar los conceptos, en su decir, fabricar la caja ideal en que cada
concepto puede ser guardado, seleccionando sus caracteres, la forma de combinarlos y la
manera de expresarlos: “La definición, en sustancia, no es más que la expresión verbal
de los caracteres originarios del concepto; puede decirse, exactamente, la fórmula del
concepto”
Los conceptos han de expresarse a través de una etiqueta que permita evocarlos de manera
simple, pero no arbitraria, por medio de un extracto de la definición; como una especie de
definición reducida al mínimo denominador, que al menos ponga de relieve un carácter
sobresaliente, la denominación.
STAMMLER, los conceptos fundamentales del derecho son las formas puras de las
nociones, de gran importancia y significación en la construcción de la unidad del derecho y
en la valoración de la jurisprudencia, “son métodos de ordenación de nuestra conciencia
y condicionan todas las posibilidades concebibles de voluntad jurídica, simplemente
por el hecho de ser jurídica”
El modelo jurídico savigniano, parte de una concepción unitaria del ordenamiento jurídico,
que aunada a los caracteres de coherencia, integridad y plenitud, pretenderán dar condición
científica a la disciplina, donde la forma es el sustrato sobre el cual se cimenta la razón
jurídica.
Con SAVIGNY, la razón jurídica se expresan según cánones y procedimientos que calculan
y establecen relaciones de reciprocidad e igualdad, que subyace en su idea de la ciencia. El
desarrollo de los conceptos contenidos en los principios del derecho imponen establecer
definiciones y hacer distinciones siguiendo el camino de las leyes, evitando conceptos
falsos que determinen falsas interpretaciones; ordenando los principios del derecho se
establecen sus vínculos internos, la relación de los derechos particulares entre si y las
relaciones entre la norma y la excepción.
Los conceptos fundamentales han de servir entonces como medio de expresión de las
formas conceptuales puras que intervienen como principios de ordenación unitaria del
sistema jurídico que permite dar coherencia al desarrollo incesante de una materia
compuesta por multitud de datos concretos, que es preciso examinar desde una doble
perspectiva, la temporal y la lógica. Estos suelen presentarse apareados en opuestos que se
ligan de manera compleja, generando familias de expresiones o de palabras emparentadas,
cuyo uso las hace derivar en términos ambiguos y equívocos, que solo pueden aclararse en
el contexto, para poder superar el aparente caos terminológico y conceptual que se percibe
en el universo normativo.
Los conceptos jurídicos puros, que dependen del concepto de Derecho, son normas
generales inalterables e inconmovibles que engendran los ocho conceptos fundamentales
del derecho, aplicables a todos los problemas jurídicos existentes, se derivan de los
elementos determinantes del concepto de Derecho, no contienen datos concretos sensibles,
son simples métodos de ordenación.
El concepto es abstracción del objeto por su esencia solo da cuenta de las características
especiales de la cosa, por lo tanto, la unidad de lo diverso, solo puede ser comprendida a
través de instrumentos dialecticos que den cuenta de la interacción constante y la lucha
recíproca entre “forma” y “contenido”. Así entonces, se impone no solo el análisis de la
“forma” jurídica, en su expresión conceptual, normativa e ideológica, como también la
necesidad de asumir el estudio del “contenido” de las relaciones sociales, de las
conexiones entre idealidad y realidad, entre categorías jurídicas y económicas, poniendo de
presente la praxis jurídica y su construcción de sus relaciones, sus valores-instituciones,
formas y estructuras, para hacerlas eficaces, dando cuenta de su movimiento relativamente
autónomo.
Los institutos jurídicos que contienen y expresan las relaciones de las categorías más
sencillas, surgen como núcleos articuladores del entramado jurídico, como conectores de la
práctica del derecho, algunas veces limitándose a señalar los conceptos supremos y
establecer sus reglas de relación, otras veces asumiendo la apariencia de mera expresión
lingüística de la necesidad de expresar articuladamente la “forma” y el “contenido” de lo
jurídico.
Las llamadas instituciones jurídicas, no son más que agregados de las relaciones más típicas
del ordenamiento jurídico, abstracciones de relaciones sociales específicas, reglados por la
ley, que tutela los intereses de la clase dominante, donde la forma jurídica aparece
históricamente determinada por el contenido económico; la tarea de la jurisprudencia
entonces será el estudio de las formas como los hombres mediatizan sus relaciones sociales,
mientras que la técnica jurídica se constituye en el instrumento para la formulación y
actuación del Derecho a través de la ley.
Así en la teoría de Marx, el análisis de las relaciones jurídicas implica no solo poner al
descubierto los “conceptos” por medio de los cuales se realiza su carácter formal, sino
también las relaciones sociales que constituyen su contenido, para poder desentrañar su
esencia. Tales conceptos jurídicos, de carácter lógico y sistemático pretenden erigirse como
estructuras independientes de su contenido concreto penetrando todas las áreas del derecho
como categorías fundamentales, formas históricamente, determinadas.
El análisis jurídico habrá de dar cuenta, entonces, de la doble naturaleza del fenómeno, de
las relaciones que integran su contenido y de las formas que las expresan, entendiendo las
múltiples interacciones en su movimiento, poniendo de presente los lazos internos que los
ligan, mostrando su proceso evolutivo, develando la esencia de sus construcciones formales
y abstractas.
Penetrando el meollo de las abstracciones jurídicas, partiendo de sus formas más puras en
procura de las más concretas, ubicando los límites operativos de estas, comprendiendo el
sistema jurídico como una totalidad orgánica se podrá determinar no solo su función de
instrumento ideológico, sino fundamentalmente la especificidad de las categorías sociales
objetivas que expresa.
A pesar de la carga de verdad que existe en los planteamientos teóricos, también supone
que existe una carga de subjetividad que los supedita a un contexto e ignora la evolución
de las ideas y el constante cambio de la sociedad, es por lo anterior que no podemos caer en
el dogmatismo ni absolutismos escogiendo una u otra escuela, sino que debemos construir
conocimiento fusionando y articulando la teoría estudiada al contexto actual que supone el
ejercicio de la ciencia del Derecho.
FUENTE INSTITUTO INSTITUCIÓN
El instituto jurídico es una estructura estable que implica una agregación perenne de
normas (en sentido amplio), que se concatenan sistemáticamente para la realización eficaz
de unos determinados fines estatales. Las instituciones son entonces, los arquetipos
jurídicos a través de los cuales se desenvuelven la vida social y la actividad judicial, que se
crean para suplir necesidades de igual índole en el seno de un estado.
Para otros doctrinantes, los institutos jurídicos se configuran como el núcleo articulador del
entramado jurídico, es decir, como un conector en la práctica del derecho que permite
desentrañar la forma y el contenido de una expresión normativa, así, en palabras del doctor
Gómez Serrano los institutos son: “manifestación del aspecto ideológico de la expresión
conceptual de un ordenamiento” por lo tanto, sirven para elaborar ejercicios hermenéuticos
básicos.
Nace porque surge un acaecer de facto (problema) el cual requiere una solución, esta
necesidad adquiere relevancia porque los instrumentos jurídicos otorgados por el respectivo
ordenamiento jurídico no son suficientes o son inidóneos para solucionar el problema; por
lo que el sistema jurídico se ve obligado a dar vida a un nuevo instituto que sea eficaz para
la solución del dilema.
La institución como acción que se utiliza como recurso para superar un problema
existente (fenómeno) diferente del instrumento, con una existencia legitimada por el
principio de razón suficiente.
Un instituto jurídico no puede ser estático porque pierde eficacia, y de ser ineficaz,
debe desaparecer del ordenamiento. Sin embargo, sí deberá ser estable acorde al
ritmo social de su ubicación.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS