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1.

CRÍTICA LITERARIA – MT 5, 3-11


El texto elegido corresponde al Evangelio según San Mateo (Mt 5, 3-11):
“3 Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 4 Bienaventurados los mansos,
porque ellos poseerán en herencia la tierra. 5 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 6
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos
verán a Dios. 9 Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 11
Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros
por mi causa.”
- Delimitación del Objeto de Estudio: El texto elegido es del Evangelio según San Mateo. El criterio elegido para
delimitar el objeto de estudio es lo que Jesús dice sin tomar en cuenta cómo el narrador introduce la situación
contextualizando la escena. Quise además no agregar del versículo 12 en adelante para solamente analizar
aquella sección cuyas frases comenzaran con el término “bienaventurados”.
- Integridad del texto: El texto en toda su integridad fija una línea similar en todas sus frases, manteniéndose la
siguiente estructura:
“Bienaventurados los + [sujeto (3ra pers. Plural)] + porque ellos / de ellos + [verbo futuro + (...)]”.
Existen dos excepciones a esta regla:
● En los versículos 3 y 10 el verbo no figura en futuro -alegando como los demás alguna consecuencia a la
felicitación dada en ese momento- sino que en particular se trata de un verbo presente que denota que el Reino de
los cielos ya les pertenece.
● En el versículo 11 ya no se está hablando de otras personas (de los pobres, los mansos, los hambrientos,
etc.) sino que se les habla a las personas que están escuchando el mensaje. Jesús utiliza, entonces, el sujeto en 2da
persona del plural, ustedes. Los destinatarios del mensaje por completo son las personas que le escuchan desde la
base del monte, pero en este punto Jesús optó por dirigirse a ellos directamente.
Ambas excepciones resultan llamativas e interesantes, sin embargo no parecieran dejar de pertenecer al
mismo texto original, ni provenir de otra parte.
- Autoría y autenticidad:
- Relaciones intertextuales o de interdependencia: Existe una relación intertextual con Lc 6, 20-22, un texto
paralelo al analizado, manteniendo estrecho vínculo entre gran parte de sus versículos.
Existen, por otra parte, fragmentos del Antiguo Testamento que preceden la idea de este premio a los últimos,
los pequeños, los rezagados, pero ninguna pareciera indicar una interdependencia textual (Cf. Sal 37, 11; Sal 126,
5).
Por último hay fragmentos delNT que aportan estructuras similares (otras bienaventuranzas de Jesús) como
Mt 11, 6; 13, 16; 24, 46; Lc 11, 27-28, etc.
- Dinámica interna del texto: Este texto en particular no es narrativo, por lo que no posee un inicio, un nudo ni un
desenlace. Tampoco pueden determinarse protagonistas ni antagonistas, aunque si puede situarse el discurso en
un monte próximo a Cafarnaún y sabemos que quien habla es Jesús a una muchedumbre, probablemente
discípulos y discípulas, y otros seguidores.
Es interesante notar que las primeras tres bienaventuranzas son dirigidas a aquellos últimos, marginados,
pobres, vulnerados, de ordinario considerados malditos y desgraciados utilizando categorías socioculturales. Se
les dice que serán felices porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Las otras bienaventuranzas, en
cambio, apuntan en particular a la actitud moral del hombre, exigiendo explícitamente justicia, misericordia, paz y
corazones puros y limpios.
- Uso de palabras clave en el texto: El término fundamental de este fragmento es el “bienaventurados”. En otros
textos u otras traducciones del mismo pasaje se emplean los términos “felices” o “dichosos”, que en este contexto
funcionan de la misma manera. Alguien bienaventurado es alguien afortunado, feliz, agraciado por Dios.
- Posible título del texto: “El Reino de Dios, el Reino de los Últimos.”
2. CRÍTICA DE LAS TRADICIONES – MT 5, 3-11
El texto elegido corresponde al Evangelio según San Mateo (Mt 5, 3-11):
“3 Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 4 Bienaventurados los mansos,
porque ellos poseerán en herencia la tierra. 5 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 6
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos
verán a Dios. 9 Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 11
Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros
por mi causa.”
En este caso se trabajará analizando algunas tradiciones que probablemente hayan jugado un papel
importante al momento de redactar este texto. Estas tradiciones operan en la vida diaria de aquellos que
escribieron el texto, algunas contemporáneas y otras más antiguas y reconocidas en sus Sagradas Escrituras
(nuestro Antiguo Testamento). En particular voy a detenerme en la figura de la pobreza, y más específicamente
en el sustantivo “pobre”. En segundo lugar me pareció interesante profundizar en la expectativa de felicidad
futura prometida por Dios como consecuencia-balance de la agonía del pobre hoy.
Como mencionamos trabajaremos dos tipos de tradiciones respecto al tema elegido:
● Crítica de las tradiciones de manera diacrónica: Búsqueda hacia atrás (en el AT).
● Crítica de las tradiciones de manera sincrónica: Búsqueda contemporánea (en otro/s libro/s del NT).

Crítica Diacrónica
En el Antiguo Testamento hay muchos indicios que pueden indicarnos la visión general que se tenía de la
pobreza. El término pobre (en ocasiones, como equivalentes pueden funcionar mendigo, débil, oprimido o
humilde) en el mundo hebreo veterotestamentario implica desposeimiento de bienes, humildad, sencillez y hasta
piedad. Como la pobreza es inmerecida a Dios se lo considera de modo especial como protector de los pobres. 1
En el libro de Deuteronomio (ley que, en el panorama judeocristiano que analizamos, debe de ser
estrictamente observada) explicita que si te encontraras con un pobre “(...) le abrirás tu mano, y le prestarás lo que
necesite para remediar su indigencia” (Dt 15, 8), y que además “se lo has de dar de buena gana, que por esta
acción te bendecirá Yahveh tu Dios” (Dt 15, 10). Otro detalle interesante es que siempre que se refiere al pobre lo
hace diciendo que es hermano, o de los tuyos (Dt 15, 7.9.11).
Algunos salmos denotan el consuelo a los pobres alegando que Dios será quien los proteja y los ajusticie, como
en Sal 72, 4 donde explicita “(...)Él hará justicia a los humildes del pueblo, salvará a los hijos de los pobres y
aplastará al opresor”. Otro buen ejemplo es Sal 82, en el que sentencia “Dios se levanta en la asamblea divina, en
medio de los dioses juzga: «¿Hasta cuándo juzgaréis inicuamente, y haréis acepción de los impíos? Juzgad en
favor del débil y del huérfano, al humilde, al indigente haced justicia; al débil y al pobre liberad, de la mano de los
impíos arrancadle!»"
En la literatura sapiencial se explica que "El rico y el pobre se encuentran, a los dos los hizo Yahveh". (Pr 22, 2)
Agrega luego que "el rico domina a los pobres, el deudor es esclavo de su acreedor. Quien siembra injusticia
cosecha miserias y la vara de su cólera desaparecerá. El de buena intención será bendito, porque da de su pan al
débil”. (Pr 22, 7-9) Éstos proverbios buscan remarcar el deber de todos para con los más empobrecidos.
Por último creo interesante remarcar que, en el último proverbio de ésta colección, aparece la noción de la
gracia de aquellos que son oprimidos: “El que oprime a un débil, lo engrandece; el que da a un rico, llega a
empobrecerlo.” (Pr 22, 16).

1 Kittel G., Friedrich, G. TRAD. Bromiley G. THEOLOGICAL DICTIONARY OF THE NEW TESTAMENT, ed. Libros
Desafío. p.750.
Crítica sincrónica
Para comenzar cabe destacar que (así como sucede en menor medida en elAT) la figura de la pobreza se refiere,
en ocasiones, a una cuestión material, y en otras a una cuestión espiritual. Es frecuente el juego de las dos
implicaciones del término haciendo entender que lospobres materiales son realmente ricos en espíritu y los ricos
materiales son pobres en espíritu.
La figura del pobre aparece centenares de veces en el Nuevo Testamento, acompañado en ocasiones por las
viudas, las prostitutas, los inválidos y ciegos, etc. En las enseñanzas de Jesús se repite comúnmente su apelación
al deber para con ellos (como invitar de comer a los pobres en Lc 14, 12-14 o ser misericordiosos en las diversas
parábolas de Lc 15) , pero además, de manera más acentuada que en las tradiciones veterotestamentarias, Él
interpela a quienes le oyen a dejar sus posesiones (Lc 14, 28-33), a ponerse en el último lugar (Lc 14, 7-11), incluso a
dejar a su familia (Lc 14, 25-27).
En el Evangelio de Lucas se relata cómo Jesús explica de manera muy inteligente que si uno ayuda a los ricos,
es probable que sea recompensado en el corto tiempo haciendo ellos uso de sus bienes para devolver los favores.
Por el contrario ayudar a un pobre implica no recibir nada a cambio porque él no tiene nada con que corresponder
tu acción. Es Dios quien te va a recompensar “en la resurrección de los justos” (Lc 14, 14). Éste es un buen ejemplo
para mostrar que Jesús habla de la ayuda a los más débiles como una opción fuertemente escatológica, además
de referirse a categorías más humanas y sociales como la caridad, la solidaridad, la benevolencia, etc. Ésta
teología se afirma mucho más explícitamente que en el Antiguo Testamento.
En la misma línea Jesús exhorta constantemente a quienes lo siguen a ser más pobres. A través de una
parábola, por ejemplo les explica que, al morir un rico y un pobre, el Padre Abraham le dirá al primero: “Recuerda
que recibiste tu vida y Lázaro [el pobre], al contrario, sus males; ahora pues, él es aquí consolado y tú
atormentado” (Lc 16, 25).

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