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Jennifer Juliana Vargas Ríos

Programa de Psicología
Campo clínico II

PROBLEMÁTICA DE LOS CRITERIOS DE NORMALIDAD Y

ANORMALIDAD PSÍQUICA

El texto parte de la idea o ejercicio del psiquiatra frente a la definición de normalidad y

anormalidad psíquica, define la psiquiatría como “conjunto de conocimientos, técnicas y

métodos que se hallan integrados y unificados entre sí con el objeto de estudiar y clasificar los

trastornos psíquicos”, de acuerdo a esta definición se llega a la premisa de que el psiquiatra tiene

conocimiento acerca de donde termina la salud mental y comienza la enfermedad, sin embargo,

el autor llega a una conclusión definiendo dicho conocimiento como intuición personal donde se

presenta un razonamiento lógico y general sobre el comportamiento humano.

En el intento de comprensión de la enfermedad psíquica es importante hablar acerca de la

capacidad e incapacidad como aspectos que cobran importancia en la normalidad o anormalidad

ya que se concibe al ser normal en cuanto tenga la capacidad de adaptarse en su vida laboral,

familiar y social, y anormal refiriéndose a todo lo contrario.

Al interior del capitulo se abarcan tres temas valiosos frente a esta problemática, el primero de

estos es el movimiento llamado “antipsiquiatría” el cual tiene como precursores a T.Sazs,

R.D.Laing y D.G.Cooper quienes entienden la enfermedad mental como la única forma de

reacción posible por parte del enfermo ante las presiones a las que ha sido sometido, así mismo

miran al enfermo como víctima de las actitudes patológicas de sus familiares y donde el

psiquiatra toma el rol de cómplice, consagrando la enfermedad y manteniendo el enfermo dentro

de un “círculo diabólico”. En este mismo apartado se habla sobre la exigencia de un mejor

estudio de las circunstancias familiares, personales y ambientales para la comprensión de la


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enfermedad psíquica, refiriendo que está ya se ubica en los primeros estudios de Freud y que

desde entonces no ha sido abandonada por el psicoanálisis.

El segundo asunto es la renovación psiquiátrica, quien ubica a los jóvenes que ejercen en dicha

área en la autoexigencia, es decir, gracias a las nuevas perspectivas (asistenciales y de

investigación) como la utilización de técnicas, consultas ambulatorias, psicoterapia individual o

colectiva, comprensión de la génesis de muchas enfermedades mentales y los avances en la

psicofarmacología, sitúan al psiquiatra en un desafío, con su profesión, con si mismos y con la

sociedad ya que cada vez debe ser acreedor de su profesión.

Y por último, el texto nos introduce en la labor de prevención, aquí se evidencian criterios de

normalidad y anormalidad vistos desde diferentes enfoques teóricos, estos criterios nacen desde

la necesidad de prevenir no solo desde lo individual sino de tipo más amplio, más social, con el

objetivo de identificar qué es lo que se previene y quién y cómo se desarrolla dicha prevención,

tal como lo nombra el autor, estas perspectivas deben verse como complementarias no separadas

en sí.

- Normalidad como salud: salud y enfermedad se dividen, equiparando la salud como

normalidad y enfermedad como anormalidad, concibiendo la salud como un estado de

razonable funcionamiento del cuerpo y del psiquismo, sin suficiencias ni deficiencias

importantes, enfermad entendida como aquello antagónico.

- Normalidad estadística: La anormalidad inmersa en el resultado de una investigación

estadística, específicamente en la curva de Gauss; es decir, todas las formas de

comportamiento, creencias, reacciones, etc., se comparan con la muestra de dicho estudio


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y si el resultado se encuentra en una desviación estándar por encima o por debajo de la

media aritmética, es considerado como normal, mientras que si se da desviaciones fuera

de esta área es anormal o patológico.

Este criterio presenta dos defectos fundamentales, el primero de estos es la no

discriminación suficiente entre las desviaciones y el segundo es la marginación de

normalidad y anormalidad.

- Criterio social de normalidad: Lo normal o anormal es definido de acuerdo a las

reacciones provocadas en la mayoría de los seres humanos que forman el grupo social en

el cual se este inmerso. Así, un individuo es normal cuando su comportamiento,

pensamiento, acción, etc., está en consenso o es aceptado dentro del grupo social. Esta

perspectiva presenta una dificultad en cuanto a diferentes culturas o grupos sociales, es

decir, lo que en una cultura es nominado como normal, en otra puede ser anormal, por

ejemplo, en algunas tribus es normal estar desnudo, mientras que en otras culturas la

reacción que generaría sería muy diferente.

- Normalidad normativa: Parte de una idea de cómo deberían comportarse los seres

humanos y se considera cada uno de ellos normal en cuanto más se acerque a esta imagen

o ideal. Todo esto nos lleva a pensar que existe norma para la sexualidad, relaciones,

actividad laboral, reacciones, etc.

- Criterio psicodinámico: Normalidad como la capacidad de manejar adecuadamente los

procesos mentales inconscientes. El psicoanálisis define la “fantasía” como el contenido

mental inconsciente, que puede hacerse consciente o no y según esto, el ser humano es

normal en tanto mas capaz sea de convertir sus fantasías inconscientes en sentimientos y
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pensamientos conscientes y en forma de comportamiento que genere satisfacción en él y

para los demás, y anormal en cuanto mayor solución de continuidad exista entre aspectos

conscientes e inconscientes de su vida psíquica, desde otras palabras, normal es aquel que

logra un equilibrio entre, ello-yo-superyó.

Conclusión

A mi modo de ver, los criterios de normalidad y anormalidad se han convertido en fuentes de

clasificación de los seres humanos, con esto no hago referencia a positivo o negativo, ya que

tiene de ambas, por un lado cada una de las perspectivas vistas ubican al ser humano frente a

un otro, lo comparan, lo definen, se busca no solo la satisfacción personal sino a su vez la

satisfacción social, sin embargo, estos criterios han permitido durante muchos años, prevenir,

y saber cómo y qué tratar. Es allí donde cobra importancia todas estas explicaciones dadas

por los diversos enfoques teóricos; tal como lo dice el texto, debemos tener una mirada

integradora frente a todos los criterios.

Si bien somos únicos, con una historia de vida, contexto y estructura de personalidad

diferente, también hacemos parte de una sociedad y el paradigma de anormalidad no elimina

esta realidad que muchas veces se distorsiona por el solo concepto de anormal. Con todo esto

me refiero a aquellos centros psiquiátricos, a los psicofármacos, a la sociedad en sí, que

muchas veces se han encargado de aislar la persona que presenta comportamientos diferentes

a los “esperados” pero que sigue siendo parte de la sociedad. Si bien estas personas con

patrones de comportamiento diferente necesitan otro tipo de procesos, también es importante


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vincularlos en el entorno, de esta manera se podría llegar a una adaptación, esa capacidad de

la que todos los criterios hablan.

Y, por último, entre los cinco criterios vistos, el psicodinámico se logra diferenciar de los

demás en cuanto no se interesan tanto por aquello externo sino que en primer lugar se

encuentran los procesos internos del ser humano, como la capacidad de equilibrar el ello-yo-

superyó, no hay una comparación con otros, es la persona quien reacciona de una u otra

manera frente a todos esos procesos.

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