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ENTROPÍA SOCIAL

Por Iñaki

En la vida, la vida misma, tal como es percibida, participan dos agentes, actores. Yo, el
sujeto; y el objeto, o sea, mi relación con lo demás, el entorno.

¿Cómo se relacionan estas dos partes? ¿Cómo nos relacionamos?

La forma de relacionarse está determinada por la necesidad histórica del humano de


ordenarse socialmente en estructuras claras, comunidades, communitas que se basan en una razón
de ser común, en la construcción de una psiquis colectiva, es decir, que creamos entre seres que no
son iguales, una nueva identidad bajo la cual nos alineamos todos, forzando, en cierta medida, una
homogeneidad que no existe.

He ahí donde surgen dos grandes conceptos en cuya colisión se pueden percibir los
intereses detrás de la forma en cómo nos relacionamos frente a lo demás, al objeto. Estos dos
conceptos son la congruencia y la incongruencia. Congruencia, f. Conveniencia, coherencia,
relación lógica1, en otros términos, es un psico-estatus, en donde el individuo siente que responde
de manera veraz, consecuente y profunda a su necesidad de Identidad.

Tal vez decir necesidad de Identidad sea una tautología, siendo la Identidad una necesidad,
necesidad profunda del ser en tanto social. Tal como lo establece Manfred Max-Neef en “Desarrollo
a escala humana”:

“En este documento se combinan dos criterios posibles de desagregación: según categorías
existenciales y según categorías axiológicas. Esta combinación permite operar con una clasificación
que incluye, por una parte, las necesidades de Ser, Tener, Hacer y Estar; y, por la otra, las
necesidades de Subsistencia, Protección, Afecto, Entendimiento, Participación, Ocio, Creación,
Identidad y Libertad2”. (Max-Neef, 54)

(Identidad, 3. f. Conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás3.)

1
Extraído de RAE http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?LEMA=congruencia
2
Extraído de http://www.max-neef.cl/download/Max-
Neef_Desarrollo_a_escala_humana.pdf
3
Extraído de RAE http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?LEMA=identidad
Cuando el humano es congruente consigo mismo, entonces debe inherentemente ser
incongruente con lo demás, siendo que lo demás no es igual a él. Por el contrario, si fuese
congruente con lo demás, sería incongruente consigo mismo, ya que estaría estableciendo una
isometría absoluta entre el individuo y el resto, o sea, que no aporta ningún delta, no tendría esencia
como humano. Ahora la congruencia no es de carácter absoluto, quiere decir, que puede ser
satisfecha de manera parcial o local. Por ejemplo, puedo ser auto-congruente en cómo escribo mis
poemas, porque los hago respondiendo directamente a mi sentir de Identidad, sin embargo me visto
de tal o cual manera en relación a cómo sé que a los demás les gusta, a veces, por sobre lo que a mí
en verdad me gusta. En ese último caso yo genero dentro de mí un sentir inconsciente o consciente
de incongruencia que de algún modo u otro termina expresándose en mi vivir.

Alguien podría preguntarme: Si es así como dices, ¿Entonces cómo es que vivimos en
sociedad, siendo que este sentimiento de incongruencia se interpondría en la convivencia?

Y yo le respondería, que esa son dos preguntas distintas. ¿Cómo vivimos en sociedad? Y ¿Dificulta
la incongruencia en su convivencia? Primero, y para entender la naturaleza de nuestra unión social
colectiva, es importante analizar su origen. En el comienzo el humano vivía en pánico, miedo a su
entorno, a la oscuridad, a que se quedara sin qué comer, a ser atacado por otros humanos, por otros
animales, y es por eso que se agrupa y se ordena, para poder alcanzar ese bien común, que es
sobrevivir y proteger a su familia, es allí que comienza a formar, hordas, clanes, tribus, pueblos,
ciudades, metrópolis y megatropolis. No digo, por ningún motivo que el humano no sea un ser
social, es más, lo afirmo, sólo condiciono que esto sucede debido a que el humano no puede vivir
solo, necesita de los demás y por lo tanto somete su congruencia por un bien mayor. “Nos
necesitamos”, eso diremos por ahora, y es importante, por favor recordar.

Lo segundo, claro que dificulta la convivencia…

Pensémoslo así, en un país libre, es cosa de salir a la calle y apreciar cómo se visten los
individuos, aun a pesar de la producción en masa, encontrar dos personas que estén vestidas iguales
es una ardua tarea. Esto es porque si no hay nada que diga que no deberíamos poder vestirnos
distinto a los demás, tendemos a mostrar una gran diversificación en cuanto a opiniones y
expresiones. Cuando el bien común no impera, tendemos a responder y querer recobrar nuestra
auto-congruencia. La gente, para ser congruente consigo mismo, probablemente preferiría vestirse
con su estilo y diferenciarse del resto, aunque sea en subconjuntos. (Además de ahí intervienen
otros bienes comunes, que está de moda para verme bien, dónde me acogen, etc.) A rasgos
generales, en la sociedad este efecto de la congruencia determina una diversificación,
fragmentación, determina la entropía en el sistema.

La entropía es un concepto usado en la termodinámica para determinar el grado de caos


que existe en un sistema. Viene del griego em (en: en, sobre, cerca de...) y sqopg (tropêe: mudanza,
giro, alternativa, cambio, evolución). Es el estar “en cambio, evolución expansión”. La entropía es
la tendencia al caos, al desorden, a la fragmentación y diversificación. Un sistema con alto nivel de
entropía, tiene un mayor grado de desorden, y en cambio, uno con bajo nivel, tiene mayor grado de
orden.

Para comprender el comportamiento de la entropía, primero debemos hacer la distinción entre tipo
de sistemas.

Están los sistemas inertes, como las relaciones que sostenemos con lo demás, el objeto. Una vela,
una pelota, la Justicia, son sistemas inertes, no tienen vida. Así también lo es la relación, como
concepto. La relación, en sí, no tiene vida, la vida la tienen aquellos que interlocutan la relación y
por lo tanto la relación es un sistema inerte, que se somete a las reglas de la entropía y tiende a la
fragmentación.

Así se explica en la tesis escrita por Diana Carolina Carmona Collado en Universidad
de las Américas Puebla, titulada "Fractal Attraction", dentro del primer capítulo “Entropía”, Aquí
un fragmento:

“Uno de los patrones fundamentales de comportamiento que encontramos en el mundo físico es la


tendencia de las cosas a desgastarse y agotarse. Los edificios se derrumban, la gente envejece,
las montañas y las costas se erosionan, los recursos naturales se agotan, y todo sin retorno.”4

Ahora los sistemas vivos, como yo, el sujeto tienden a actuar de distinta manera. Éstos
tienden de manera natural hacia el orden y a la baja entropía. Tal como lo describe Schrödinger y
analiza e interpreta el científico Mae-Wan Ho en su artículo “What is (Schrödinger's) Negentropy?”
(¿Qué es la Negentropía ( de Schrödinger)?, Aquí les dejo un párrafo LO REPETISTE MUY
CERCA

4
Extraído de
http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lap/carmona_c_dc/capitulo1.pdf
“The reason `negentropy' continues to be used is that `entropy with a negative sign' simply does not
capture what is intended by the original term. Schrödinger uses it to identify the remarkable ability
of the living system, not only to avoid the effects of entropy production -- as dictated by the second
law -- but to do just the opposite, to increase organization, which intuitively, seems like the
converse of entropy. Szent-Györgi, on the other hand, alludes to both the notions of free energy and
of organization in his use of the term. Both scientists have the right intuition -- energy and
organization are inextricably bound up with each other.”5

Mi traducción personal sería así:

“La razón por la que “negentropía” sigue siendo utilizada, es porque “entropía con un signo
negativo” simplemente no captura lo que se pretende con el término original. Schrödinger lo usa
para identificar la capacidad destacable del sistema vivo, de no sólo para evadir los efectos de la
producción de entropía – como dicta la segunda ley – sino que parece hacer justo lo contrario,
aumentar la organización, que intuitivamente parece ser el inverso a la entropía. Szent-Györgi, por
otro lado, alude tanto a los conceptos de energía libre y de organización en su uso de la palabra.
Ambos científicos tienen la correcta intuición – energía y organización están inextricablemente
unidas entre ellas.”

El fenómeno interesante es el mismo que titula el artículo. Surge dentro de los sistemas
vivos, éstos para poder mantener su orden interno, su homeostasis, negativizan su entropía,
“robándole” entropía negativa (orden) a sus alrededores. O sea, se ordenan a sí mismos,
desordenando su entorno en un proceso llamado negentropía.

Eso es precisamente de lo que hemos hablado. El individuo, para poder mantener su homeostasis, su
congruencia, debe generar desorden en su entorno, su comunidad.

Pensémoslo así, imagínense la pieza de un estudiante cualquiera. La pieza, como sistema,


tiende inherentemente al desorden, sólo por el hecho que interactúa con un ser viviente que, con tal
de poder existir tal como lo ha hecho antes, mantener su homeostasis, desordena su entorno. La
conclusión es inapelable, sólo con vivir, desordenamos nuestro entorno inerte, con el qué nos
relacionamos, el objeto. Así mismo, generamos caos en nuestras relaciones sociales para mantener
orden interno, congruencia.

Retomemos un segundo el asunto del bien común que determina cómo mantenemos
estructuras sociales a pesar del deseo de congruencia. Sigamos pensando en la pieza, esa que se va

5
Extraído de http://www.ratical.org/co-globalize/MaeWanHo/negentr.html
desordenando como resultado de nuestra mera existencia. Después que la pieza haya alcanzado un
nivel determinado de entropía, el sujeto que la habita tiende, siempre que pueda, a ordenarla. Los
motivos pueden ser varios, quizás el nivel de entropía alcanzado le producía disconformidad, no le
permitía habitarla, pero en la generalidad responden a que se obstruyó de manera parcial o total un
medio satisfactor de necesidades humanas a raíz del desorden. Independiente de eso, se determinó
un ordenamiento en el sistema. En cierto sentido, vamos en contra de la naturalidad al desobedecer
nuestra actitud natural de desordenar y usando fuerzas extra, y digo extra porque hay que entender
que desordenamos de manera pasiva y colateral, sin embargo para ordenar se debe emplear fuerzas
activas cuyo propósito sea precisamente el orden, a diferencia del proceso de desorden, en dónde
desordenar es secundario.

Es por eso que se dice que estos procesos de fragmentación son irreversibles, ya que son
unidireccionales. El vaso se rompe si se cae, pero no se rearma si lo levantas. El vaso que antes era
una pieza ordenada en un lugar determinado, ahora existe en varios lugares de manera desordenada.
La ruptura del vaso es entonces un proceso irreversible. La gente envejece en una sola dirección,
por lo tanto la vida es también un proceso irreversible. El universo se expande constantemente pero
no se contrae luego (por lo menos no hasta un Big Crunch), el universo actúa de manera entrópica.

Ahora alguien podría preguntar: Pero se puede re-armar el vaso, entonces ¿Cómo es que es
irreversible?

Yo tendría que decir entonces que evidentemente, el punto es que el vaso no se arma solo de
manera espontánea, la pieza se desordena de manera natural, pero para ordenarla necesitamos
inyectar energía exógena al sistema. Así mismo, el vaso para armarlo requiere un proceso de alto
consumo energético, sin embargo cuando se fragmentó no necesitó tal energía. Pero estos cambios
son del carácter de “mantención”. Pintamos el edificio, pero no quiere decir que desde ahí pare de
envejecer.

Pensémoslo así. Vivimos en una sociedad que tiende a la fragmentación, sin embargo se
presenta una gran fuerza exógena, un terremoto, que cambia las conductas, haciendo mayor énfasis
en lo común que en lo personal. La Comunidad en ese momento, se reordena en función de la
catástrofe, cambiando el sentido social de la fragmentación a una cohesión temporal, hasta que se
resuelva el asunto.

Aquí empieza el segundo fenómeno interesante, ya que a mayor grado de diferenciación


que presenta el sistema en relación al medio natural, mayor es la energía que debe ingresar para
volver al orden, mayor es la energía negentrópica. O sea entre más compleja sea la pieza, más
energía investiremos en ordenarla, entre más grande sea el vaso, más energía se necesita para
rearmarlo, entre más alto el edificio, más difícil será su mantención. Así mismo, entre más
evolucionadas se vuelven nuestras relaciones, mayores tienen que ser aquellas fuerzas que
pretendan ordenarlas, más fuerte tiene que ser “el terremoto” para hacer que la sociedad se
concentre en eso. Esto tiene una explicación muy evidente, las tecnologías mejoran, se crean nuevas
soluciones a los problemas, por lo que si en el 2070 hay un terremoto, la cohesión social será
menor, ya que tendremos mucha más tecnología anti-sísmica, y si el riesgo, los daños son de baja
importancia ¿Por qué alterarme?

Ahí se genera un problema drástico siendo que la evolución se puede extrapolar hasta el
infinito, sin embargo y recordando otro principio de la termodinámica, el primero para ser preciso,
la energía no se crea ni se destruye, o sea, manejamos un volumen fijo de energía para un potencial
infinito de necesidad negentrópica. En definitva, lo que busca advertirnos es que cada vez
necesitaremos un “terremoto” más fuerte para unirnos, hasta el punto en dónde seamos tan
“avanzados” que no existirá ningún terremoto, ninguna institución, ninguna ideología que sea capaz
de agruparnos. ¿Cómo se explica eso?

El afán de avanzar, evolucionar, lleva a la sociedad a una mayor autosuficiencia individual,


no digo que nos quite necesidades, digo que nos ha creado necesidades que cada vez podemos
satisfacer de manera más solitaria. “Nos necesitamos” dije, pero eso responde sólo en y hasta este
momento y eso va cambiando, cada vez necesitamos menos la religión, cada vez necesitamos
menos una ideología global, cada vez necesitamos menos a nuestra propia familia, cada vez
necesitamos menos al otro.

Si soy capaz de alimentarme solo, ¿Para qué negociar con otro? Si soy capaz entretenerme
solo ¿Para qué tener amigos? Si soy capaz de reproducirme solo, si soy capaz de sanarme solo,
hacer todo solo, ¿Para qué relacionarme con los demás?

Pensémoslo así… El tiempo es proporcional a la evolución. La evolución es proporcional a


la autosuficiencia. La autosuficiencia es inversamente proporcional a la cohesión social. Por lo
tanto, el tiempo es inversamente proporcional a la cohesión social. A medida que avance el tiempo,
menos nos relacionaremos. Es difícil imaginar un punto en dónde simplemente nada haya que nos
una. Y es un gran ejercicio de imaginación, eso indica que probablemente estemos lejos de alcanzar
tal umbral, si es que existe. Sin embargo es posible evidenciar hoy en día síntomas que demuestran
la existencia de nuestra fragmentación unidireccional.
En Chile es muy comentada actualmente una tal crisis de “representatividad” política,
queriendo decir que los partidos políticos, los grandes bloques de psiquis colectivas no son capaces
de aglomerar satisfactoriamente a un gran porcentaje de población, esto de manera progresiva. Cada
vez se crean más partidos, más fragmentación. El PRI, el PRO, el MAS son fenómenos que se
explican a través de un deseo de no pertenecer a grandes bloques que no son capaces de respetar mi
individualidad. Es más, si antes teníamos dos grandes bloques, yo hoy puedo identificar tres en las
noticias; El Gobierno, la Oposición y los Movimientos Ciudadanos. Estos últimos nacen del vientre
de sus propios “terremotos”, de fuerzas exógenas, ya sean la educación, el medio ambiente, el
matrimonio homosexual y parecen destinados a disolverse más rápidamente que los otros dos
grandes bloques, siendo que sus fuerzas incluídas al sistema son de carácter circunstancial.

Lo mismo sucede con las Religiones, Grupos Sociales, Modas, todo. Es cosa de ver la
mayor fuente de espionaje abierto existente ; Facebook. Sin intención de abrir un debate al respecto,
puedo destacar las redes sociales como una gran semilla de diversos análisis sociológicos. En la
llamada “Página de inicio” se ofrecen informaciones respecto a la postura de cada individuo en
frente a las grandas colectividades, Religión, Postura Política, Música, Cine, etc etc.. Lo interesante
es ver cómo cada vez más las respuestas son más variadas, diversas, divergentes. Ya no es ni
Derecha ni Izquierda, ahora es “no me importa” “la política es corrupta” y otras menos formales. Ya
no es Católico ni Musulmán, ya no es Rock y Pop. La música, el arte son grandes ejemplos de
entropía. Si a alguien en los 60’ le gustaba el Rock, en los 70’ le gustaba el Rock psicodélico , en
los 80’, el Rock Progresivo, en los 90’ El Progresivo Sinfónico, en el 2000 El Progresivo Sinfónico
Matemático y así y así…..

Todo lo dicho en este documento, nos demuestra lo complejas que son nuestras relaciones
sociales y ,sin embargo, estudiables. Todo el fenómeno de dispersión social podría incluso
expresarse en un plano cartesiano, en donde la variable “X” sea el nivel de entropía baja (orden) y
la variable “Y” sea el nivel de evolución, en una lógica de entre más alto más evolucionado y más
bajo menos, entre más a la izquierda más fragmentado y más a la derecha menos . En esta
graficación se mostraría una constante oscilación desde el
orden al desorden y viceversa. El detalle nos aclararía que
como hemos dicho, una tendencia extrapolable a la
entropía general y una profecía entre líneas que dicta la
aparición de una nueva fuerza exógena que nos una. La
imagen sería similar a ésta.
Me gustaría, sólo con afanes recreativos predecir la próxima fuerza exógena en la que
descansará la sociedad. Es menos divertido mi juego considerando que ya resulta aparente hasta
cierto punto, sigue siendo fascinante por la ironía y por la magnitud no dimensionada. Los cambios
climáticos y la enfermedad que causamos en nuestra tierra terminará salvándonos paradójicamente.
El nuevo entendimiento de la economía y sociedad, determinará un sistema complejo y cooperativo
de interrelaciones que sean capaces de ser sostenibles en el tiempo, quiere decir, “nos
necesitaremos” a todos para poder salvar al mundo. ¿Pero luego?

Resulta intrigante, cómo una respuesta, una explicación logra convertirse en millones de
más preguntas. Todo esto surgió como: ¿Cómo nos relacionamos? Y yo sostuve; Entrópicamente.
Pero eso hizo surgir muchas más preguntas. Desde ¿Qué es Entropía? A ¿Qué te hace sentir? A mí,
en lo personal, no me aterra (quizás sí un poco), me intriga.

Dato Curioso: A partir de una sola pregunta, abrí otras doce. ¿Y por qué eso? Porque la reflexión
como todo en el universo, tiende a la entropía. ¿Quién me dice en qué termina?

Fe de Erratas: Usé catorce preguntas.

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