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Calígula de Albert Camus

Albert Camus (1913 – 1960) fue un novelista, ensayista, dramaturgo, filósofo y periodista
francés nacido en Argelia.

En su variada obra desarrolló un pensamiento fundado en la conciencia del absurdo de la


condición humana. En 1957, a la edad de 44 años, se le concedió el Premio Nobel de
Literatura por «el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean
en la conciencia de los hombres de hoy».

Caligula. Es una obra de teatro en cuatro actos publicada en 1944.La obra muestra
a Caligula, Emperador Romano, destrozado por la muerte de Drusila, su hermana y
amante. En la obra, Calígula finalmente trama su propio asesinato. Históricamente estos
acontecimientos ocurrieron el 24 de enero del 41. En palabras del propio autor, en la
edición estadounidense de su obra de 1957, la obra se resume en los siguientes términos:

“Calígula, hasta entonces príncipe relativamente amable, se da cuenta cuando


muere Drusila, su hermana y su amante, de que "los hombres mueren y [...] no son
felices". Desde entonces, obsesionado con la búsqueda de lo absoluto, envenenado
de desprecio y horror, intenta ejercer, a través del asesinato y la perversión
sistemática de todos los valores, una libertad que finalmente descubre que no es
buena. Rechaza la amistad y el amor, la solidaridad humana sencilla, el bien y el
mal. Es la historia del más humano y más trágico de los errores. Infiel a los seres
humanos debido a la excesiva lealtad a uno mismo, Calígula consiente en morir
después de darse cuenta de que no se puede salvar solo y que nadie puede ser libre
si es en contra de otros.”

Fragmento:

“- Todo parece tan complicado. Sin embargo, todo es tan sencillo. Si yo hubiera
conseguido la luna, si el amor bastara, todo habría cambiado. ¿Pero dónde apagar esta
sed? ¿Qué corazón, qué dios tendría para mí la profundidad de un lago? (De rodillas y
llorando.) No hay nada, en este mundo ni en el otro, que esté a mi altura. Sin embargo sé,
y tú
también lo sabes (tiende las manos hacia el espejo llorando), que bastaría que lo
imposible fuera. ¡Lo imposible! Lo busqué en los límites del mundo, en los confines de
mí mismo. Tendí mis manos (gritando), tiendo mis manos y te encuentro, siempre
frente a mí, y por ti estoy lleno de odio. No tomé el camino verdadero, no llego a nada.
Mi libertad no es la buena. ¡Nada! Siempre nada. ¡Ah, cómo pesa esta noche! Helicón
no ha venido; ¡seremos culpables para siempre! Esta noche pesa como el dolor
humano.”

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