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Introducción.
Las generaciones de habitantes del planeta se han sucedido ininterrumpidamente a lo largo
de la historia. Su tamaño, evolución, composición y características han variado durante el tiempo y
sobre todo actualmente presenta grandes diferencias según los espacios geográficos considerados.
La población es el principal recurso que tienen los estados para la realización de sus
actividades, por eso conviene conocer sus características y las repercusiones demográficas
económicas y sociopolíticas que provoca.
Se presentan los diferentes subgrupos o categorías de población, no como clasificaciones
demográficas o estadísticas, sino como grupos funcionales que demandan gasto social. Todos los
fenómenos demográficos están estrechamente relacionados con las políticas estatales de gasto pú-
blico, y en concreto con el gasto social. Los gastos en saluda se relacionan con la natalidad, la mor-
talidad infantil, así como con la asistencia a viejos, cuyos problemas de salud aumentan considera-
blemente con la edad. El fomento y de promoción de empleo del grupo de adultos requiere el apoyo
del estado, en particular en los países en vías de desarrollo con escasa y deficiente infraestructura.
Los gastos sociales son el mejor medio para comprobar la madurez, extensión y cobertura
de los sistemas de protección gubernamentales para procurar el bienestar social y aliviar la pobreza.
1. Fuentes demográficas.
Las fuentes fundamentales para el estadio de la población son censos y registro civil. Los
censos permiten estudiar la evolución y distribución espacial de la población, pero su fiabilidad
depende del tiempo y el lugar en que se hacen. Durante la Edad Media los censos se hacían por
fuegos, hogares y familias, con lo que para obtener el número de individuos es necesario aplicarle
un coeficiente. En la Edad Moderna los recuentos son más frecuentes y mejores en los países más
desarrollados, comenzando a hacerse por individuos. A lo largo del siglo XIX se van desarrollando
los censos nominales, secretos y periódicos, como son actualmente.
En la actualidad la fiabilidad de los censos varía según el nivel de desarrollo del país en el
que se realizan. De modo, que son fiables y con periodicidad entre 5 y 10 años en los países
desarrollados; mientras que su valor es aproximado en las naciones menos desarrolladas.
El registro civil es la fuente fundamental para estudiar los nacimientos, matrimonios y
defunciones. Para antes del siglo XIX en el orbe católico se disponen en los registros parroquiales.
El problema es la falta de homogeneidad de los datos estadísticos que ofrecen los distintos países.
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3. CRECIMIENTO NATURAL.
Si se prescinde del fenómeno migratorio, el crecimiento demográfico se concreta en los que
se conoce como crecimiento vegetativo o natural, resultado de la combinación entra las variables de
natalidad y mortalidad. Estos elementos, y especialmente la natalidad, son susceptibles de ser
controlados en sus mecanismos biológicos ya que existen medios técnicos para ello. Sin embargo,
ambos procesos están condicionados por otros factores de carácter cultural, social y económico
que, mientras no ponen en duda la bonanza de la reducción de la mortalidad actúan sobre la
fecundidad a través de motivaciones individuales, ya sean en sentido positivo o negativo.
3.1. Natalidad.
3.2. Mortalidad.
La medida más sencilla para cuantificar las defunciones es la tasa bruta de mortalidad,
pero esta tasa se encuentra considerablemente condicionada por la estructura por edades de la
población analizada, existiendo, no obstante, otros índices que eliminan este inconveniente y
que a menudo se utilizan para comparar las variaciones espaciales y temporales de la
mortalidad. Una de ellas es la tasa de mortalidad específica. Emparentado con este índice
resalta la tasa de mortalidad infantil es muy utilizada tanto por su relativa simplicidad de
cálculo como por su capacidad de sintetizar el nivel socioeconómico y sanitario de una zona
concreta. Otro de los índices es la esperanza de vida al nacer o vida media,
Medidas de mortalidad, esperanza de vida.
Tasa Bruta de Mortalidad D x 1000 D: Defunciones en un año (o período de
P tiempo).
P: Población en la mitad del mismo año.
Tasa de Mortalidad Da x 1000 Da: Defunciones en un grupo
Específica por Edad y/o sexo. Pa determinado a, en un año.
Pa: Población en el grupo
determinado a en el mismo año.
a: grupo de edad y/o sexo.
Tasa de Mortalidad Infantil Do x 1000 Do x 1000 Do: Defunciones en un año de
N Po menores de un año
N : Nacimientos en un año.
Po: Población de niños menores
de un año en un
Esperanza de vida (al nacer o 1 + S(e+1) + S (e+2) + S(e+3) … SeΩ S: Población superviviente.
a cualquier edad) 2 Se e : Edad para la que se calcula la
esperanza de vida.
eΩ:Último aniversario cumplido
por la población
½: Fracciones de años vividos.
3.2.1 Factores que afectan a la fecundidad . Se pueden distinguir dos grandes tipos:
los factores biológicos y los factores sociales
Factores biológicos se han mencionado comportamientos diferenciales hacia la muerte
según la raza (desventajas socioeconómicas para los grupos étnicos subordinados), el sexo
(admitiéndose un sobremortalidad masculina en todas las edades, tanto en los países en desarrollo
como en los más desarrollados), la edad (mantenimiento de tasas relativamente elevadas de
mortalidad intrauterina e infantil, con características endógenas, incluso en las regiones más
desarrolladas), el estado civil (generalmente, la mortalidad es superior en los varones solteros y en
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las mujeres casadas), el tipo de alimentación (estados de subnutrición…). Sin embargo, las
diferencias, cuando existen, están lejos de ser exclusivamente atribuibles a componentes biológicos,
observándose una complicada interacción entre éstos y otros de carácter socioeconómico y cultural.
Factores socioeconómicos. Se distingue entre las características medioambientales y las
estrictamente sociales de la población.
a) Condiciones higiénico-sanitarias. Aún antes de conocerse el origen microbiano de la
mayoría de las enfermedades se había observado la relación entre suciedad con aquéllas, y la limpie-
za comunitaria e individual se convirtieron en el objetivo central de los reformadores en materia de
sanidad. Ello condujo a la aplicación de medidas concretas para mejorar el saneamiento del medio,
también de medidas sanitarias, así como una preocupación cada vez mayor por el aseo personal.
Actualmente, aunque todavía existe una correlación inversa entre desarrollo económico y
mortalidad, la vinculación entre ambos se ha debilitado, principalmente por el rápido descenso de
las tasas en las últimas décadas en los países en desarrollo, debido a la importación de técnicas de
prevención y control de enfermedades y a su aplicación en programas masivos de salud pública.
b) Tipo de hábitat. La residencia en áreas urbanas o rurales ha venido desempeñando un
papel diferencial sobre el montante de defunciones según las épocas. En los primeros momentos de
la revolución industrial y del despegue urbano como receptáculo de población, las tasas de
mortalidad eran superiores en las ciudades que en el campo. Más tarde, con la concentración de la
mayor parte de los servicios sanitarios en las áreas urbanas la situación se tornó contraria. En la
actualidad, sin embargo, el estado de deterioro medioambiental que sufren muchas de las grandes
ciudades, incide de nuevo negativamente sobre las tasas.
c) La ocupación. Ciertas profesiones se acompañan de riesgos laborales mayores que otras,
se ha mencionado también que las tasas de mortalidad de las mujeres casadas, agrupadas según la
clase ocupacional de los varones, no revisten diferencias con respecto a los varones, lo que podría
sugerir que la influencia de la situación socioeconómica de los distintos grupos ocupacionales es
mayor que el riesgo de cada ocupación
d) Ingresos. Una correlación inversa con la mortalidad.
e) Instrucción. El grado de instrucción se muestra decisivo porque incide sobre la
capacidad del individuo para mantener un grado de salud adecuado (higiene…)
Teniendo en cuenta exclusivamente los niveles de mortalidad infantil se observa, en líneas
generales, que las regiones con mayores tasas presentan los menores índices de escolarización,
ingresos y población urbana. Se localizan principalmente en el continente africano y en Asia.
3.2.2 Niveles mundiales de mortalidad y esperanza de vida . La tasa media de
mortalidad en el mundo es de 10 %o, mientras que la esperanza de vida media es de 63 años.
Las tasas brutas de mortalidad más elevadas (superiores a 15 %o) se localizan principal-
mente en una franja centroafricana que se extendería desde Mauritania, en el oeste, hasta Somalia,
en el este, y desde Chad, al norte, hasta Angola y Mozambique, en el sur. Sigue hacia oriente, por el
sur de la Península Arábiga, así como por el Sur y Sudeste asiático. Por su parte, las tasas consi-
deradas moderadas (10-14 %o) se localizan en la mayor parte de Europa, algunos países del África
mediterránea, de Asia, de África y países latinoamericanos. Finalmente, tasas de mortali-dad, gene-
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ral inferiores a la media mundial se extienden por la mayor parte del continente americano, Australia
y Nueva Zelanda, así como enclaves del Este y Sudeste asiático y la República Sudafricana.
Las condiciones de mortalidad se mostrarían similares en países tan diversos como EE.UU.,
Libia y Tailandia, o entre Suecia y Pakistán, la razón es la estructura por edades de la población. Si
se analiza la esperanza de vida al nacer se observa que la tasa bruta de mortalidad encierra
importantes disparidades. Se puede distinguir un grupo de países con una elevada esperanza de vida
(superior a 70 años), que englobaría el norte de América, Australia y Nueva Zelanda, enclaves
concretos de Asia (Israel, Armenia, Azerbaiyan, Georgia, Kazajastán, Tayikistán, Kuwait, Singapur,
Japón y Taiwan) y de América Latina (Panamá, Costa Rica, Cuba, Puerto Rico, Jamaica y Chile),
así como el conjunto de Europa, excepto Hungría y Rumania. Otro grupo, con esperanza de vida
moderada (61-70 años) comprendería Rusia y la mayor parte de las Repúblicas ex-soviéticas,
América Latina, Asia Occidental y Oriental y Sudeste asiático, y norte y sur de África. Finalmente,
con esperanza de vida baja (inferior a 60 años) se localizan en Asia Meridional y en la franja tropical
del continente africano.
3.2.3 Mortalidad infantil. El nivel de la mortalidad durante el primer año de vida se
considera tradicionalmente como un buen indicador de bienestar social, por su sensibilidad hacia las
variaciones de las condiciones sociambientales, y como el elemento que más claramente influye
sobre los valores de vida media de una población. No obstante el trasvase de técnicas sanitarias
desde los países más desarrollados a los más pobres, todavía puede observarse importantes
diferencias en los índices de mortalidad infantil.
Lo primero que destaca son los altos valores de partida en los países en desarrollo, a pesar
de los 30 años de diferencia con respecto al origen escogido, mientras que, en la actualidad, son ya
menores las disparidades. Se constata un ritmo diferente en la tendencia a las bajas tasas siendo, en
líneas generales, los países desarrollados de Europa Meridional los que observan reducciones
significativas con un relativo retraso respecto a los septentrionales y occidentales que partían.
La reducción más drástica y continua se observa en Japón lo que le procura una baja
mortalidad infantil en el momento presente. La media mundial de la tasa de mortalidad infantil se
cifra en un 75 %o, observándose aún considerables diferencias espaciales. Las menores tasas
(inferiores a 20 %o) se localizan en Norteamérica, el conjunto de Europa, Australia y Nueva
Zelanda así como pequeños enclaves minoritarios en América Latina y en Asia, coincidiendo
básicamente con los mayores valores observados para la esperanza de vida. Finalmente, las tasas
mayores (51-100 %o) predominan en el norte y sur de África, Asia Occidental y Meridional
Turkmenistán y América Tropical y Caribeña.
A grandes rasgos, la distribución de las tasas de mortalidad infantil se corresponde con el
modelo espacial de desarrollo Norte-Sur y Occidente-Oriente y ratifica las variaciones mundiales
observadas a propósito de la tasa de bruta de mortalidad y la esperanza de vida al nacer.
3.2.4 Perspectivas futuras. Atendiendo a la evolución de los distintos índices por
grandes regiones, según el cálculo de la variante media de las proyecciones realizadas por Naciones
Unidas, la tasa bruta de mortalidad ha ido descendiendo sistemáticamente a escala mundial,
reduciéndose desde los años 50 hasta la actualidad en casi un 50%.
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Sin embargo, por grandes regiones las reducciones mayores se registran en los países en
desarrollo, en torno al 60% y fundamentalmente en Asia y América Latina. Las regiones
desarrolladas partiendo de tasas inferiores, sólo se reducen un 5%.
Conforme a lo anterior, la proyección futura estima que para el año 2025 una reducción más
suave, en torno al 25%, de los niveles mundiales de la mortalidad bruta, producto de un freno en la
tendencia a la baja en los países en desarrollo así como de un cambio de signo en las regiones
desarrolladas, debido sobre todo al envejecimiento demográfico, lo que provoca un aumento de la
mortalidad derivado principalmente de la mayor proporción de población en los grupos de edad
avanzada. Sólo África disminuirá drásticamente, la reducción en Asia será menor, mientras en
Europa y América del Norte sufrirán un incremento del orden del 10-15%.
Estas tendencias en las tasas de mortalidad bruta por grandes regiones inciden sobre la
esperanza de vida en las distintas poblaciones. Se proyecta un incremento del 20% para el conjunto
mundial y para los próximos 40 años. Pese a observarse mayores aumentos en la esperanza de vida
en las regiones en desarrollo, las áreas desarrolladas mantienen en todo momento índices
superiores, pero las diferencias disminuyen.
Esta disminución interregional en las diferencias de la esperanza de vida se atribuyen
principalmente a la evolución y tendencia en los niveles de mortalidad infantil, observándose una
evolución similar a la esperanza de vida. Podemos distinguir tres grupos:
- Esperanza de vida (superior a 70) y mortalidad infantil (menor del 20 %o). Países desarrollados
- Esperanza de vida (61-70 años) y mortalidad infantil (21-50 %o). Tasas moderadas.
- Esperanza de vida (inferior a 60) y mortalidad infantil (superior al 50 % o). Países no
desarrollados.
De acuerdo con esta teoría, los países pasarían por tres fases demográficas, en las que
podríamos distinguir cinco tipos demográficos.
- Fase I (tipo 1). Las tasas de natalidad y de mortalidad son muy elevadas, si bien éstas
últimas son fluctuantes, con relación a los períodos de hambre y epidemias. Este equilibrio
determina una estabilidad en el crecimiento demográfico, que se caracteriza por ser muy débil o casi
nulo. Esta situación se produce en sociedades preindustriales o países con economía de auto
subsistencia. Es la más temprana historia de todas las sociedades con una agricultura no bien
desarrollada y bajos niveles de producción.
- Fase II. Cuando el proceso de evolución económica comienza y la producción de
alimentos y los avances sanitarios dejan notar sus efectos, las tasas de mortalidad disminuyen. Se
inicia la fase de transición demográfica, en el que se pueden diferenciar tres tipos. Tipo 2. Las tasas
de natalidad permanecen altas, mientras que la mortalidad desciende lentamente gracias a la mejora
en el nivel sanitario. Se inicia un proceso de crecimiento demográfico. Tipo 3. La natalidad inicia
un ligero descenso, en tanto que la mortalidad continúa su declive. Es un período de “explosión
demográfica. Tipo 4. Las tasas de mortalidad alcanzan cotas muy bajas y una natalidad que
disminuye rápidamente. Al término de este período ambas tasas convergen, de modo que el
crecimiento demográfico registra una deceleración progresiva.
- Fase III (tipo 5). Comienza cuando la tasa de natalidad ha caído hasta el nivel de la tasa
de mortalidad, y conoce períodos de fluctuación en respuesta, probablemente al ciclo económico.
Cuando los tiempos económicos son buenos es más probable que las familias contemplen la
posibilidad de tener un hijo adicional. El crecimiento es débil.
La teoría de la transición demográfica representa la observación y descripción de la expe-
riencia demográfica de la mayoría de los países de Europa, Norteamérica y Oceanía, en los últimos
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doscientos años. Si bien los niveles de tasas y los puntos de comienzo y final de la transición pueden
haber variado, no cabe duda de que en este conjunto de países la evolución demográfica ha sido
semejante. Sin embargo, la aplicación de este modelo para predecir los cambios demográficos en los
países menos desarrollados, puesto que las condiciones socioeconómicas son distintas, lo que
explica que las tasas de natalidad y mortalidad tengan un valor y una tendencia diferentes.
La tasa de natalidad en los países actualmente en desarrollo es mucho más alta que lo que
fue en los países desarrollados en el período de la transición, como resultado de creencias religiosas
y otros factores culturales que han prevalecido durante mucho más tiempo en aquéllos. También el
ritmo de disminución ha sido diferente. Así, mientras los países industrializados tardaron unos 50
años en reducir sus tasas de natalidad, los países en desarrollo lo hacen en 15 años.
En lo que atañe a la mortalidad, tanto las tasas como su evolución son, también, distintas.
Se ha observado que los países en desarrollo, que partían de valores más elevados, comienzan más
tardíamente el proceso de reducción pero éste es más breve, motivado por la importación de las
innovaciones técnicas sanitarias desde los países desarrollados. Los índices de mortalidad son
asimismo más bajos debido a su estructura por edades menos envejecida. Como consecuencia, una
disminución más rápida y más breve, en el tiempo, de las tasas de natalidad y de mortalidad en los
países menos desarrollados conlleva un proceso de transición muy intenso y menos duradero.
A pesar de la ineficacia de esta teoría para predecir el ritmo de evolución y los valores de la
natalidad y la mortalidad, los aspectos principales de la misma son válidas Así, las tasa de
mortalidad comienza su descenso antes que la de natalidad, y los cambios en la mortalidad son el
factor fundamental del crecimiento natural.
3.3.3 Nuevo modelo de transición demográfica . Algunos demógrafos, basándose
en la caída de la fecundidad a partir de los años 70, han desarrollado un nuevo modelo que describe
lo ocurrido y lo que ocurrirá demográficamente en las sociedades, de continuar por la vía del
progreso en que actualmente están embarcadas.
Este nuevo modelo parte de la teoría de la transición demográfica anterior al considerar
también los elementos del crecimiento natural para describir las variaciones en la población. Consi-
dera que la primera fase del modelo anterior ha desaparecido. El modelo describe cuatro etapas
denominadas juventud, adolescencia, adulta y senil. En la etapa de juventud, las tasas de natalidad
son altas pero en descenso, el crecimiento natural se sitúa a partir de un 2% anual; la población se
duplica en 35 años; en esta situación se encuentra buena parte de Asia y África y algunos países
hispanoamericanos. La etapa de adolescencia se caracteriza por una reducción tanto de la tasa de
natalidad y mortalidad, con un crecimiento de población en torno al 1,5%; la población se duplicará
en 46 años; rápido crecimiento por la disminución de la mortalidad. La etapa adulta se corresponde
con la tendencia a la equiparación de las tasas de natalidad y de mortalidad, observándose fluctua-
ciones, pero el crecimiento natural es nulo; en esta situación se encuentra buena parte de Europa
Occidental y Septentrional. En la etapa senil las muertes exceden a los nacimientos. Según aumenta
la proporción de población anciana, aumenta la tasa de mortalidad y desciende la natalidad.
Este nuevo modelo tampoco considera las migraciones en el proceso de crecimiento
demográfico. Sin embargo, los movimientos migratorios pueden servir como válvula de escape para
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los países de fuerte crecimiento; por otra parte, los países receptores podrían retrasar y alejar la eta-
pa de envejecimiento e involución demográfica mediante la acogida de población joven emigrante.
4. Estructura de la población.
5. Movimientos migratorios.
La migración es considerada como un proceso de cambio desarrollado históricamente como
respuesta a la presión del hombre sobre el medio y sus recursos. La idea más común en la definición
del movimiento migratorio es la del cambio de residencia de las personas de una manera definitiva.
Pero cada día es más difícil diferenciar a las personas que migran de otras que simplemente se mue-
ven. La dificultad de obtener información obliga a retener sólo los cambios permanentes de residen-
cia entre áreas políticas. Es difícil hacer comparaciones entre países con datos poco homogéneos.
Para la mayor parte de los estados, los inmigrantes son las personas que tienen intención de
establecer su residencia en el país. Para los emigrantes basta con declarar que son personas o
residentes que lo abandonan.
Las fuentes principales son los censos de población, que recogen información sobre los
movimientos de población en su conjunto, pero no siempre para conocer las características de los
migrantes. Los registros proporcionan información del cambio de residencia, pero no están
generalizados en el ámbito mundial.
Nuevas áreas de inmigración en el mundo desarrollado. En las últimas décadas del siglo
XX se han consolidado nuevos polos de atracción para los inmigrantes situados en la zona del
Pacífico y del Golfo Pérsico.
a) En el área del Pacífico el principal foco de atracción es Japón. El crecimiento japonés
entre 1980 y 1990, en contraste con el estancamiento de los Estados Unido y Europa, se tradujo en
un aumento del valor del yen, lo que agrandó de forma espectacular la diferencia entre los salarios
de Japón y los de los países de los alrededores. convirtiéndose en un foco de inmigración. La conse-
cuencia fue la inmigración ilegal, sobre todo coreanos, sudamericanos y chinos. Japón ha pasado de
las políticas restrictivas de la inmigración a la aceptación para solucionar la falta de mano de obra.
b) Los países ricos en petróleo de Oriente Medio. La fuerte demanda de mano de obra de
estos países ha producido la llegada de contingentes de trabajadores del Sur y del Sudoeste de Asia,
llegando a suponer el 76% de la población en los Emiratos Árabes Unidos. La presencia de un alto
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porcentaje de población étnicamente diferente suscitó una gran preocupación porque se estaba
produciendo un proceso de pérdida gradual de la identidad árabe, optaron por un denominado
proyecto carcelero, un contratista empleaba a los trabajadores que considerase pertinentes para la
realización de un proyecto los mantenía en enclaves durante el período de realización del proyecto y
los hacia regresar a su país de origen al terminar el proyecto. Pero sólo es aplicable a la
construcción de infraestructuras.
Los movimientos de refugiados. Uno de los fenómenos migratorios característicos del siglo
XX ha sido el de los movimientos de refugiados que, en 1991 según datos de la ONU, afectaban a
17 millones de habitantes del planeta. Tras la II Guerra Mundial se definió jurídicamente el Estatuto
de Refugiado y se organizó una serie de instituciones con el objeto exclusivo de encargarse de la
protección legal y de la búsqueda de soluciones para los afectados por este tipo de migraciones.
La Convención de 1951 definía el refugiado como la persona que debido a fundados
temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado
grupo social o por sus opiniones políticas, se encuentra fuera del país de su nacionalidad. Los países
receptores se amparan para denegar el estatuto en que es difícil demostrar con criterios objetivos la
persecución, los consideran inmigrantes económicos que tratan de beneficiarse de las ventajas
sociales que se derivan de la obtención del Estatuto de Refugiado.
A partir de los años sesenta, los movimientos de refugiados adquieren nuevos matices: se in-
tensifican notablemente y alcanzan una dimensión intercontinental. Los principales movimientos de
refugiados tendrán lugar en territorios sometidos antes a la dominación colonial y sumidos tras la
independencia en permanentes tensiones y conflictos. En la década de los ochenta la amplitud de los
movimientos aumentó.
A los problemas que afectan en su conjunto a la población emigrante, de los que hablaremos
más adelante, se unen algunos específicos, como son los derivados de la creación de campos de
acogida en la proximidad inmediata de la frontera con el país de procedencia, lo que propicia ata-
ques frecuentes del ejército regular o de grupos paramilitares del país de origen. A veces, pese a la
prohibición expresa se producen intercambios de refugiados entre países fronterizos para detener a
opositores políticos. La población autóctona próxima a estos campos también se muestra
descontenta, al ver pasar camiones con las provisiones que a ellos les faltan, y por ver amenazada
su seguridad de la zona ante los bombardeos e incursiones armadas dirigidas contra los campos.
ACNUR propone tres tipos de soluciones para los refugiados: la repatriación voluntaria, el reasen-
tamiento o la reinstalación y la integración local. El reasentamiento consiste en el traslado de los re-
fugiados a un tercer país distinto al del primer asilo o acogida. La mejor solución es la repatriación
o retorno voluntario, posible cuando finalizan las condiciones que propiciaron el exilio. La integra-
ción local se propone cuando se prolonga la situación que obligó a la salida o cuando existe el
deseo de permanecer en el país de acogida.
6. Proyecciones demográficas.
Los censos proporcionan un retrato o una imagen de la población y sus características, una
proyección sugiere los cambios demográficos que pueden acontecer en el futuro: cuánta población
habrá, dónde vivirá, cuál será la estructura por grandes grupos de edad, cuál será su ritmo de
crecimiento. Estas proyecciones se han convertido en una parte importante del proceso de
planificación de manera que deben ser consideradas en conjunción con otros factores.
Una estimación de población se realiza a partir de la población presente, y se basa en los
cambios conocidos o estimados de tres factores: fecundidad, mortalidad y migración. Su fiabilidad
es más segura cuanto más cercano al año de origen sea el período para el que está realizada y
cuanto mayor sea el área geográfica que cubre.
Naciones Unidas ofrece varios escenarios para el año 2100 denominados con los términos
variante alta, media y baja. La variante alta prevé tasas elevadas de fecundidad y migración y una
mortalidad media; la variante media, se basa en unos valores medios para los tres elementos;
finalmente, la variante baja, unos valores bajos de natalidad y migración y medios de mortalidad.
Las proyecciones establecen que en el 2020 el 84% de la población mundial vivirá en los
países menos desarrollados. De continuar este ritmo de crecimiento todos los países africanos y al-
gunos islámicos de Asia Occidental duplicarán su población en un período de 20 años. Globalmente
los países en desarrollo duplicarán su población en 32 años, frente a los 122 años que tardarán los
países más desarrollados, pero algunos países tardarán más de 500 años. Estos desequilibrios
provocarán la emigración de mano de obra joven hacia los países desarrollados.
Hay autores que piensan que en el planeta habita ya más población de la que es capaz de
soportar; otros mantienen la tesis de que puede acoger todavía algunos miles de millones de
habitantes más; posturas intermedias afirman que los recursos actuales pueden ser suficientes para
mantener la población al menos 50 años más, y que las provisiones alimenticias podrán aumentar
gracia a los avances científicos, mediante la aplicación de nuevas técnicas en la consecución de
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nuevas razas de animales y plantas. El uso intensivo de los recursos del planeta acarrea el deterioro
del medioambiente y unos elevados costos en la puesta en práctica de medidas para su depuración.
7. Conclusión
A lo largo de los diferentes apartados se han ido apuntando las desigualdades inter e intrana-
cionales con respecto a la población mundial; cualquiera de los componentes demográficos podría
utilizarse como indicador de las mismas, ya que además se presentan todos bastante entrelazados.
Todos los criterios considerados inciden en la misma separación, salvo escasas excepciones,
se presentan dos mundos antagónicos con evoluciones y comportamientos demográficos y formas
de planificación del desarrollo diferentes.
En el primer grupo se integran Israel, algunos exportadores de petróleo (Arabia Saudí, Ku-
wait, Emiratos Árabes Unidos), los países de la O.C.D.E. (menos Turquía, Grecia y Portugal), y las
ciudades estado Hong Kong y Singapur. Su renta per cápita supera los 6000 dólares y la edad me-
diana los 30 años y los gastos de seguridad social son superiores al 30% del gasto total público. El
otro gran bloque de países está constituido por los países africanos, asiáticos y de América Latina
Bibliografía
- Abellan, Antonio, Fernández,Mayoralas, Gloría, Rodriguez, Vicente, y Rojo, Femín. La
población mundial. Síntesis, Madrid, 1991.
- Rivière, Aurora; Las últimas migraciones; Cuadernos del Mundo Actual, nº 98; Historia 16,
Madrid.