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Seminario Conciliar de Bogotá

Seminario de autores modernos (I-2019)


Relatoría: Hume: Investigación sobre el conocimiento humano, sesión 4: Dudas
escépticas sobre las operaciones del entendimiento.
Presentado a: Alejandro García Durán
Presentado por: Ricardo Alonso Diazgranados Bossio
01 de abril de 2019

David Hume (1711. Edimburgo, Escocia) fue uno de los grandes representantes
y/o pilares del pensamiento moderno, específicamente del empirismo inglés, junto
a Thomas Hobbes y John Locke. En la que es considerada su obra maestra, el
Tratado sobre la naturaleza humana, que unos años más tarde fue rebautizada
como Investigaciones sobre el conocimiento humano, en el capítulo cuarto (IV),
titulado “Dudas escépticas sobre las operaciones del entendimiento”, plantea lo
que sería una de las tesis más importantes de su pensamiento. Esta tesis consiste
en una distinción que Hume realiza entre los conocimientos y/o razonamientos
demostrativos y probables. En otras palabras, Hume afirma o sostiene que
“nuestro conocimiento puede ser de dos clases. El uno se interesa por lo que
respecta a los hechos (empírico y probable) y el otro por las relaciones de las
ideas (formal y demostrativo)”1. Esta distinción entre relaciones de ideas y
relaciones de hechos es prioritaria en el pensamiento de este autor, ya que las
primeras constituyen el ámbito de la demostración y las segundas el de las
pruebas (probabilidad). Todos los conocimientos que pueden ser racionalmente
justificados son, o bien demostrativos o bien probables. Lo que queda fuera de
esos ámbitos escapa a la investigación racional. Esto se explicara más adelante.

Esta distinción que realiza Hume está basada o fundamentada en una tesis de
Berkeley, según la cual todas las ideas o proposiciones generales son
simplemente ideas particulares unidas a una cierta palabra y que representa otras
ideas individuales semejantes. Esto es lo que se conoce como el principio de
asociación. Hume definía las relaciones de hechos como “todas aquellas

1
Belaval, Yvon. Historia de la filosofía, Siglo XXI: Racionalismo, Empirismo, Ilustración. México: Siglo
Veintiuno Editores, 2002. Pluralismo y positivismo de Hume, pág. 265.
proposiciones que no implican una necesidad lógica y parecen fundadas sobre la
relación causa y efecto”2, mientras que definía las relaciones de ideas como “todas
aquellas proposiciones que, basadas en el principio de no-contradicción, se limitan
a actuar sobre contenidos ideales”3. Las relaciones de hechos se caracterizan por
ser contingentes, probables, susceptibles a la alteración de su estructura
semántica, estar sujetas a la contradicción (ya que su opuesto es siempre
concebible), por producir incertidumbre, por ser falibles. Están fundadas en la
experiencia y en la relación causa y efecto y se basan en un razonamiento de
probabilidad. El hecho de que las relaciones de hecho se basen en la relación de
causa y efecto conlleva o implica la probabilidad, ya que de una sola causa
particular se desprenden o se pueden producir diversos o diferentes efectos. Las
relaciones de ideas se caracterizan por ser necesarias, absolutas o ciertas,
factibles, por no soportar la alteración de su estructura semántica, por no estar
sujetas a la contradicción. Están fundadas en el principio de no-contradicción y se
basan en un razonamiento de tipo demostrativo. Las relaciones de hechos dicen
algo, pero solo son probables. Las relaciones de ideas son absolutamente ciertas.
Cabe aclarar que estas relaciones son heterogéneas entre sí, es decir, que una
relación de hecho no puede llegar a ser o a convertirse en una relación de idea y
viceversa. Esta tesis de Hume incluso se puede abordar desde un enfoque
kantiano, ya que desde las relaciones de hechos se pueden producir juicios o
proposiciones sintéticas, es decir, aquellas donde se es incapaz de demostrar que
el predicado está contenido en el sujeto, mientras que desde las relaciones de
ideas se pueden producir juicios o proposiciones analíticas, es decir, aquellas
donde podemos (de)mostrar que el predicado si está contenido en el sujeto.

Pero, ¿Qué pasa con todas aquellas proposiciones que no pertenecen a las dos
clases de conocimiento que Hume describe en su tesis?, ¿Existe acaso otro tipo
de conocimiento fuera del conocimiento probable o demostrativo? Para Hume no

2
Reale, Giovanni. Antíseri, Dario. Historia de la filosofía. De Spinoza a Kant. Colombia: Editorial San Pablo,
2008. II. El nuevo escenario de pensamiento. Las impresiones, las ideas y su nexo estructural, pág. 205.

3
Ídem, pág. 205.
existe otro tipo de proposiciones fuera de las que pertenecen a las relaciones de
hechos o de ideas, es decir, no hay más tipos de proposiciones.

Según Hume, nada de lo que queda fuera de esas categorías es un conocimiento.


“Escribe: Cuando examinamos bibliotecas, convencidos de este principio, nos
entregamos a una verdadera destrucción. Si tomamos en nuestras manos un libro
cualquiera, de teología o de metafísica escolástica, por ejemplo, preguntémonos:
¿contiene un razonamiento abstracto relativo a una cantidad o numero? No.
¿Contiene un razonamiento fundado en la experiencia relativa a hechos prácticos
o a la existencia? No. Echadle, pues, a las llamas, pues no puede contener más
que sofismas e ilusiones.”4 Hume utiliza o aplica una crítica detallada a toda clase
de ideas o proposiciones para ver en qué medida tales ideas o proposiciones
están o no fundadas en la experiencia o probabilidad o si constituyen relaciones
de ideas.

De aquí nace la idea escéptica de Hume, ya que considera que las proposiciones
de orden teológico y metafísico no están basadas en el conocimiento empírico o
demostrativo y por tanto, son proposiciones falsas que deben ser rechazadas y
que no tienen cabida en ninguna parte. Esta idea o tesis escéptica de Hume esta
también soportada en el hecho de que considera que la religión no está basada ni
en un fundamento racional ni moral, sino más bien en un fundamento instintivo, en
otras palabras, que la religión es algo hueco, vacío, falso. Hume incluso va más
allá y lanza un argumento por medio del cual anula o elimina la existencia de Dios.
Al respecto dice lo siguiente: “Por otro lado, para admitir la idea de un objeto hay
que referirse a la impresión que le ha dado origen”5 Este argumento se explica en
cuanto que de Dios no se puede crear ninguna impresión, ya que estas provienen
de la experiencia o de lo empírico y como ya lo dijo antes Hume, lo teológico no se
puede ajustar ni a lo empírico (probable) ni a lo demostrativo.

4
Belaval, Yvon. Historia de la filosofía, Siglo XXI: Racionalismo, Empirismo, Ilustración. México: Siglo
Veintiuno Editores, 2002. Pluralismo y positivismo de Hume, pág. 266.

5
Ferrater Mora, José. Diccionario de filosofía, Tomo 2. Madrid: Alianza Editorial, 1981. Hume, David, pág.
1573.
Hume tenía una fuerte tendencia a la observación de los hechos, lo que influyo
sobremanera en la forma como trato el asunto religioso a través de sus distintas
doctrinas. Él decía que las “verdades religiosas”, tales como las sustancialidad e
inmortalidad del alma, la existencia de Dios, etc. no pueden demostrarse mediante
la razón. Sin embargo, para no “enterrar” del todo a la teología y a la religión,
Hume dice que tampoco puede mostrarse racionalmente que no hay tales
“verdades” y cataloga a estas “verdades religiosas” como todas las otras
“verdades”, es decir, las encierra dentro de la probabilidad o plausibilidad. Esto es
lo que se conoce como el escepticismo moderado de Hume.

Bibliografía

- Belaval, Yvon. Historia de la filosofía, Siglo XXI: Racionalismo, Empirismo,


Ilustración. México: Siglo Veintiuno Editores, 2002.

- Reale, Giovanni. Antíseri, Dario. Historia de la filosofía. De Spinoza a Kant.


Colombia: Editorial San Pablo, 2008.

- Ferrater Mora, José. Diccionario de filosofía, Tomo 2. Madrid: Alianza Editorial,


1981.

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