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1. Introducción.
2. Resumen de la Instrucción.
3. Comentario personal.
4. Conclusión.
Bibliografía.
No cabe duda que la teología y el teólogo hoy tienen algo que decir al mundo
cambiante en el que nos encontramos. La secularización avanza con pasos
agigantados sobre las sociedades impulsada por la globalización y el sincretismo
donde los valores, la cultura, la identidad, etc., son relativizados mutando cada
vez más rápido según sea la conveniencia colectiva e individual, y por lo tanto
generando problemas que no alcanzan a resolverse o por problemas nuevos.
La Iglesia, que busca siempre la unidad entre los hombres, está llamada a ser
voz ante esta realidad, voz que anuncia y denuncia, que se une al clamor de los
desvalidos, que sufre con el necesitado, que discute con argumentos racionales
desde la fe con la sociedad. Este documento ilumina la importancia de cómo ha
de realizarse este diálogo cuando nos aclara las relaciones entre Magisterio,
teología y el teólogo.
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Visto en https://www.vidanuevadigital.com/2017/12/30/francisco-necesitamos-teologos-con-olfato-
con-sensus-fidei/, 28 de enero de 2019.
2. LA INSTRUCCIÓN DONUM VERITATIS
Resumen
Introducción.
En Cristo, Dios se revela al hombre y se hace camino para él. Así la fe cristiana
permite ver esa unión entre el conocimiento y existencia; ciertamente la inquietud
sobre la existencia no se agota con las respuestas que el conocimiento brinda.
La revelación nos muestra a ese Dios que se hace existencia y conocimiento
para bien del hombre. Es tarea de éste el buscar, como creyente, comprender
esta manifestación de Dios y lo hace a través de la teología.
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Jn 15.15
el Nuevo Pueblo que es la Iglesia debe dar testimonio de la Verdad que es Cristo
mismo quien por su Pascua nos hizo libres.
La respuesta del hombre a esta llamada de Dios es la fe; a través de esta refleja
el encuentro con la Verdad y en coherencia actúa. Por lo mismo debe
constantemente renovar su fe (cf 2 Tim 1, 6) a través de la escucha de la Palabra
revelada, reflexionando con profundidad y dando cuenta de ésta a través de la
razón. El Espíritu Santo concede a los fieles las gracias necesarias para esta
comprensión.
Una llamada especial es la vocación del teólogo, el cual tiene por misión lograr,
en comunión con el Magisterio, una comprensión cada vez más profunda de la
Palabra de Dios contenida en la Escritura inspirada y transmitida por la tradición
viva de la Iglesia. Así la teología resulta, fruto de esta comprensión, una ayuda
vital al pueblo para que comprenda con acierto y profundad la fe en el que cree
(cf 1 Pe 3, 15).
La Verdad exige del teólogo no sólo el estudio y la reflexión racional de esta, sino
que profundice su vida de fe, debe unir su investigación científica y la oración,
de tal forma que esté más abierto al sentido sobrenatural de la fe. Supone un
esfuerzo espiritual de aquel que buscando la verdad llega a la santificación. Este
es el horizonte que marca la verdadera vocación del teólogo.
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INSTRUCCIÓN DONUM VERITATIS, n.7
No debe olvidar que él también forma parte del pueblo de Dios y por lo mismo la
delicadeza de su trabajo evidencia el respeto a éste, de tal forma que el
compromiso de su enseñanza no “lesiona” las verdades y doctrinas de la fe.
Es claro que la libertad con que el teólogo puede actuar está dentro de la fe de
la Iglesia. Esto supone un acto de “siembra” y con mucha paciencia acompañar
la semilla para que dé fruto. Así toda propuesta o intuición que tenga fruto de la
inteligencia de la fe es una oferta a la Iglesia que se reflexionarán, corregirán y
ampliarán en un diálogo fraterno hasta que sean aceptadas por la Iglesia. La
libertad de investigación significa disponibilidad a acoger la Verdad, es decir, la
revelación misma; será el Magisterio quien oriente la correcta interpretación y
transmisión de la fe.
Los Pastores de la Iglesia, como lo hicieron los Apóstoles han recibido la llamada
del Señor para enseñar y predicar el evangelio a todas las criaturas con el
objetivo que todos se salven. Por ello se confía a ellos la misión de guardar,
exponer y difundir la Palabra de Dios, de la cual son sus servidores.
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INSTRUCCIÓN DONUM VERITATIS n.20
INSTRUCCIÓN DONUM VERITATIS n. 26
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b. El problema del disenso.
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INSTRUCCIÓN DONUM VERITATIS n.33
Tanto los pastores como los teólogos deben tener siempre a Cristo como la
Palabra definitiva del Padre, como Palabra confiada la Iglesia bajo la guía y
cuidado del Magisterio.
Conclusión.
3. COMENTARIO PERSONAL
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INSTRUCCIÓN DONUM VERITATIS n.42
“Para cumplir esta misión es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo
los signos de la época e interpelarlos a la luz del Evangelio…” (cf GS, 4).
Disponerse a leer los “signos de los tiempos”; fue la intuición que motivó a Juan
XXIII a abrir las ventanas de la Iglesia de cara al mundo; motivación que hoy
sigue presente y actual, y es motivo de reflexión del trabajo de los teólogos.
¿Pero, ante esta realidad en que vivimos, no necesitaríamos que hubiese una
mayor apertura de un espíritu crítico por parte de los teólogos? Es importante
tener presente que muchas de las intuiciones y motivaciones que pueden llevar
a una reflexión teológica pueden caer en efectivísimos o discusiones
momentáneas si no están medidas por unos criterios que da la disciplina
epistemológica propia de la ciencia teológica; el rigor crítico y el control racional
sistemático son claves en este trabajo, iluminados por un recto deseo de
eclesialidad y santidad persona9l. La teología está llamada a ser interprete de los
tiempos, eso es claro, pero su verdadera autenticidad se da en la medida que
sea voz de la Iglesia; el espíritu de apertura es necesario pero no en la
individualidad sino siempre teniendo presente que es voz para la comunidad
creyente porque Dios habla para su Pueblo10.
4. CONCLUSIÓN
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INSTRUCCIÓN DONUM VERITATIS, n. 6.
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INSTRUCCIÓN DONUM VERITATIS, n. 9
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cf Ex 20, 22.
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Visto en https://www.vidanuevadigital.com/2017/02/17/encuentro-en-boston-una-teologia-con-
alma-para-tiempos-dificiles/, Enero 30 2019.
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Ibíd.
Hacer lectura de este documento magisterial, es una riqueza en la formación de
los estudiantes de teología; ¿sin embargo, hasta dónde hay una incidencia del
documento en la práctica real?, ¿El espíritu de comunión entre Pastores y
teólogos es mancomunado?
BIBLIOGRAFIA