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Taxonomía de Marzano
Compilador: Ricardo Torres Cantú
Texto argumentativo
ADN
Entre muchas amenazas posibles y reales que acechan al ser humano del siglo XXI, alarma
sobremanera la que podría provocar mal uso de la información genética. Preocuparse por los
avances de las ciencias parecería absurdo, pero no lo es. Suficientes problemas derivados del
conocimiento ocurren en la Tierra y en el ser humano. El quid (es decir, la esencia, causa o razón) es
a la vez obvio y triste: no se plantean todas las preguntas y las cuestiones éticas pertinentes antes
de practicarse algunos experimentos. Los mejores ejemplos de esas afectaciones son la Tierra y el
propio ser humano. De la primera sabemos que la atmósfera, las tierras de cultivo, el agua y el aire
se han deteriorado por el uso inadecuado y el abuso de incontables sustancias. De las personas,
sobre todo de las que no tienen acceso a la riqueza, sabemos que su calidad de vida se ha
deteriorado; por otro lado, en el futuro, seguramente, seremos testigos de nuevas enfermedades
secundarias a la contaminación, al abuso de determinadas tecnologías o a la ingesta de alimentos
transgénicos y de aguas sucias. En tiempos de globalización y del avance de la tecnología es
pertinente preguntar: ¿de qué es dueño el ser humano?, ¿a qué puede aspirar el ser humano
inerme?
Los avances en los estudios del genoma humano y de las particularidades del ácido
desoxirribonucleico (ADN) deben tomarse en cuenta con admiración y con inquietud. Admiración
por la sabiduría y los beneficios derivados de dichos estudios; con inquietud, porque no toda la
ciencia es ética, y porque sus aplicaciones pueden ser selectivas y discriminatorias.
Al respecto, cabe decir que recientemente James Watson, codescubridor de la doble hélice del ADN,
firmó un desplegado en apoyo de la Ley anti-discriminación por información genética. Entre otras
razones, esta iniciativa surgió para contrarrestar algunos de los posibles peligros derivados del
análisis del ADN. Los frenos podrían incrementarse si los estudios sobre el genoma provienen de
organizaciones privadas y no gubernamentales (en Estados Unidos, por ejemplo, uno de los dos
institutos que realizan estos estudios es privado).
En las organizaciones de índole privada, el afán de vender, ofrecer o rentar a una persona para algún
experimento y por determinado tiempo deberá, por necesidad, ser lucrativo y comercial, apoyarse
en bases genéticas sólidas y confiables. No es necesario inventar términos de Orwell o Kafka para
comprender que el lucro con los seres humanos puede darse si no existe una fuerza que mitigue la
influencia de esas organizaciones. ¿Se subastarán superatletas, genios, músicos o presidentes?
James Watson y otros científicos advierten en la Ley anti-discriminación por información genética
que todos los humanos llevamos docenas de errores en nuestra secuencia de ADN, pero a nadie se
le debe negar un puesto de trabajo para el que, por lo demás, está calificado por causa de los genes
que ha heredado. Asimismo, añaden que a nadie se le debe negar un seguro sanitario debido a las
predisposiciones halladas en su ADN. A esas advertencias debe agregarse que si se extrae ADN sin
el consentimiento de las personas, se vulnera también su autonomía; por ejemplo del cordón
umbilical de los recién nacidos sin autorización de los padres, o de aquellos que voluntariamente
donan sangre para otros fines.
Asimismo, ante esa fragilidad: saber que los científicos conocen los defectos del individuo, puede,
paradójicamente, impedir el crecimiento de la ciencia; de hecho, muchos han rechazado participar
en investigaciones genéticas por miedo a ser discriminados. Otro peligro radica en la inutilidad de
predecir la aparición de determinadas enfermedades cuando aún no existen medidas preventivas
ni posibilidades de cura. ¿Qué hacer, por ejemplo, con una mujer que a los 40 años tenga cáncer de
mama o con un individuo que a los 50 años desarrolle la enfermedad de Alzheimer?
Es también obvio que en el futuro las compañías aseguradoras buscarán a toda costa conocer los
datos íntimos de las personas para aumentar las primas o simplemente para negar el seguro. Lo
mismo sucederá con las empresas, pues la información genética acerca del empleado podría
determinar el tiempo de contrato y salario.
La discriminación en el siglo XXI es un fenómeno constante y en aumento. Existe en todas las
latitudes y es suficiente para que la Tierra esté poblada por seres humanos de primera, de segunda,
de tercera y los últimos, los cuales, ya ni siquiera son personas. La discriminación y el racismo por
incontables motivos son datos distintivos de los seres humanos. Siempre han estado presentes y
siempre han sido causa de innumerables injusticias, de incontables muertes y espejo del triste mapa
actual. Es imposible estar contra la ciencia, pero es ridículo pensar que la información del ADN será
siempre bien usada. Basta un poco, sólo un poco de realidad. El mal uso de la información acerca
del ADN podría vulnerar, aún más, los derechos del ser humano.
UN JUEZ JUSTO
Un rey argelino llamado Bauakas quiso averiguar si era cierto o no, como le habían dicho, que en
una de sus ciudades vivía un juez justo que podía discernir la verdad en el acto, y que ningún pillo
había podido engañarle nunca. Bauakas cambió su ropa por la de un mercader y fue a caballo a la
ciudad donde vivía el juez.
A la entrada de la ciudad, un lisiado se acercó al rey y le pidió limosna. Bauakas le dio dinero e
iba a seguir su camino, pero el tullido se aferró a su ropaje.
— ¿Qué deseas? -preguntó el rey- ¿No te he dado dinero?
— Me diste una limosna -dijo el lisiado- ahora hazme un favor. Déjame montar contigo hasta la
plaza principal, ya que de otro modo los caballos y camellos pueden pisotearme.
Bauakas sentó al lisiado detrás de él sobre el caballo y lo llevó hasta la plaza. Allí detuvo su
caballo, pero el lisiado no quiso bajarse.
— Hemos llegado a la plaza, ¿por qué no te bajas? -preguntó Bauakas.
— ¿Por qué tengo que hacerlo? -contestó el mendigo-. Este caballo es mío. Si no quieres
devolvérmelo, tendremos que ir a juicio.
Al oír su disputa, la gente se arremolinó alrededor de ellos gritando:
— ¡Id al juez! ¡Él juzgará!
Bauakas y el lisiado fueron al juez. Había más gente ante el tribunal y el juez llamaba a cada uno
por turno. Antes de llegar a Bauakas y al lisiado, escuchó a un estudiante y a un campesino.
Habían ido al tribunal a causa de una mujer: el campesino decía que era su esposa y el estudiante
decía que era la suya. El juez escuchó a los dos, permaneció en silencio durante un momento, y
luego dijo:
— Dejad a la mujer aquí conmigo y volved mañana.
Cuando se hubieron ido, un carnicero y un mercader de aceite se presentaron ante el juez. El
carnicero estaba manchado de sangre y el mercader de aceite. El carnicero llevaba unas monedas
en la mano y el mercader de aceite se agarraba a la mano del carnicero.
— Estaba comprando aceite a este hombre -dijo el carnicero- y, cuando cogí mi bolsa para
pagarle, me cogió la mano e intentó quitarme todo el dinero. Por eso hemos venido ante ti; yo
sujetando mi bolsa y él sujetando mi mano. Pero el dinero es mío y él es un ladrón.
A continuación habló el mercader de aceite:
— Eso no es verdad -dijo-. El carnicero vino a comprarme aceite y después de llenarle un jarro,
me pidió que le cambiara una pieza de oro. Cuando saqué mi dinero y lo puse en el mostrador, él
lo cogió e intentó huir. Lo agarré de la mano, como ves y lo he traído ante ti.
El juez permaneció en silencio durante un momento, luego dijo:
— Dejad el dinero aquí conmigo y volved mañana.
Cuando llegó su turno, Bauakas contó lo que había sucedido. El juez lo escuchó y después pidió al
mendigo que hablara.
— Todo lo que ha dicho es falso -dijo el mendigo-. Él estaba sentado en el suelo y yo iba a
caballo por la ciudad, cuando me pidió que lo llevase. Lo monté en mi caballo y lo llevé a donde
quería ir. Pero, cuando llegamos allí, no quiso bajarse y dijo que el caballo era suyo, lo cual no es
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comprension-lectora/textos-continuos
cierto.
El juez pensó un momento, luego dijo:
— Dejad el caballo conmigo y volved mañana.
Al día siguiente, fue mucha gente al tribunal a escuchar las sentencias del juez.
Primero vinieron el estudiante y el campesino.
— Toma tu esposa -dijo el juez al estudiante- y el campesino recibirá cincuenta latigazos.
El estudiante tomó a su mujer y el campesino recibió su castigo.
Después, el juez llamó al carnicero.
— El dinero es tuyo -le dijo. Y señalando al mercader de aceite, dijo:
— Dadle cincuenta latigazos.
A continuación llamó a Bauakas y al lisiado.
— ¿Reconocerías tu caballo entre otros veinte? -preguntó a Bauakas.
— Sí -respondió.
— ¿Y tú? -preguntó al mendigo.
— También -dijo el lisiado.
— Ven conmigo -dijo el juez a Bauakas.
Fueron al establo. Bauakas señaló inmediatamente a su caballo entre los otros veinte. Luego el
juez llamó al lisiado al establo y le dijo que señalara el caballo. El mendigo también reconoció el
caballo y lo señaló. El juez volvió a su asiento.
— Coge el caballo, es tuyo -dijo a Bauakas- Dad al mendigo cincuenta latigazos.
Cuando el juez salió del tribunal y se fue a su casa, Bauakas le siguió.
— ¿Qué quieres? -le preguntó el juez-. ¿No estás satisfecho con mi sentencia?
— Estoy satisfecho -dijo Bauakas-. Pero me gustaría saber cómo supiste que la mujer era del
estudiante, el dinero del carnicero y que el caballo era mío y no del mendigo.
— De este modo averigüé lo de la mujer: por la mañana la mandé llamar y le dije: «¡Por favor,
llena mi tintero!» Ella cogió el tintero, lo lavó rápida y hábilmente y lo llenó de tinta; por lo tanto,
era una tarea a la que ella estaba acostumbrada. Si hubiera sido la mujer del campesino, no
hubiera sabido cómo hacerlo. Esto me demostró que el estudiante estaba diciendo la verdad.
Y de esta manera supe lo del dinero: lo puse en una taza llena de agua, y por la mañana miré si
había subido a la superficie algo de aceite. Si el dinero hubiera pertenecido al mercader de aceite,
se hubiera ensuciado con sus manos grasientas. No había aceite en el agua, por lo tanto, el
carnicero decía la verdad.
Fue más difícil descubrir lo del caballo. El tullido lo reconoció entre otros veinte, igual
que tú.
Sin embargo, yo no os llevé al establo para ver cuál de los dos conocía al caballo, sino para ver
cuál de los dos era reconocido por el caballo. Cuando te acercaste, volvió su cabeza y estiró el
cuello hacia ti; pero cuando el lisiado lo tocó, echó hacia atrás sus orejas y levantó una pata. Por
lo tanto supe que tú eras el auténtico dueño del caballo.
Entonces, Bauakas dijo al juez:
— No soy un mercader sino el rey Bauakas. Vine aquí para ver si lo que se decía sobre ti era
verdad. Ahora veo que eres un juez sabio. Pídeme lo que quieras y te lo daré como recompensa.
— No necesito recompensa, -respondió el juez-. Estoy contento de que mi rey me haya elogiado.
Texto apelativo
Me dirijo a usted con el propósito de solicitarle girar sus apreciables instrucciones, a fin de que el
próximo lunes 1º de octubre se suministre energía eléctrica al cuarto de bombas localizado en la
nave E, el cual resultó averiado por una descarga eléctrica que recientemente se registró en la
zona y que, al parecer, ya fue reparado por una compañía externa.
Dicho suministro permitirá dar continuidad a la producción de plásticos que se generan en esa
sección y, a su vez, abastecer de agua la zona oriente de la planta; única área afectada por esa
descarga.
Como es de su conocimiento, en la reunión del día de ayer mandos superiores de la compañía
solicitaron a esta subdirección la pronta habilitación de dicho cuarto, el cual ha mantenido
paralizadas las operaciones de esa sección.
Por otro lado, cabe mencionar que ya envié copia a los departamentos de Mantenimiento y
Electricidad para que trabajadores de ambas áreas estén presentes a las 8:00 horas de la fecha
indicada, con la finalidad de constatar la correcta operación de las bombas y verificar, asimismo,
que las divisiones afectadas por la suspensión de agua den marcha a sus actividades normales con
toda oportunidad.
En caso de registrarse algún problema, los ingenieros Samuel Villicaña, Pedro Suárez, Marco
Antonio Cisneros y Juan José Terreros, responsables de los departamentos de Contabilidad,
Finanzas, Electricidad y Compras, respectivamente, estarán pendientes con el firme propósito de
atender de manera inmediata cualquier contingencia que impida el óptimo funcionamiento del
sistema de bombeo con que opera esa parte de la fábrica.
Si los trabajos de reparación resultan no ser satisfactorios y es necesaria la adquisición de
refacciones o nuevos equipos, le solicito tener listas las cotizaciones de bombas, máquinas,
interruptores, herramientas, o bien todos aquellos dispositivos que permitan la operación
inmediata de esa área estratégica de la planta, además de realizar los trámites de reclamación
ante la empresa que se contrató para efectuar dicha reparación.
Con la confianza de contar con su valiosa colaboración, hago propicio el momento para hacerle
llegar un cordial saludo.
ATENTAMENTE