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MODERNIDAD LÍQUIDA Y MODERNIDAD SÓLIDA

Tendremos que pensar, primero, en lo que sugiere la cualidad líquida en torno a la


metáfora de Bauman. Éste nos hace pensar que la época moderna en la que
vivimos podemos compararla con en el estado de constante fluidez y difícil
estabilidad, dado que no conserva fácilmente su forma, justamente como un líquido.
De enlaces distintos a un sólido; un líquido que se vuelve ajeno a una fijación de
espacio y entonces, de tiempo. Se apuesta entonces por una imposibilidad de
conservación, una imposibilidad de mantenerse, pues éstos se desplazan, ajenos
de espacio único (Bauman, 2004).

La modernidad líquida, entonces, absorbe toda esta manera de ser interpretada y


encaja en la metáfora justamente por estas características cambiantes, diferentes,
inestables (por lo menos pensando que la estabilidad es justamente en forma como
la modernidad sólida). Dicho esto, debemos pensar entonces en las diferencias que
suponen la modernidad líquida y sólida en cada época a la que refieren, en tanto
sus diferencias según el funcionamiento social. Pienso que lo primero que debe
ocurrir para poder hablar de este tema es justamente no radicalizar ninguna de las
posturas; y si bien se radicalizan deberá ser en pro de un análisis complejo del
panorama, lo que no deberá pasar de forma frívola, que nos lleve a agotar el tema
como una simpleza.

Pienso en la modernidad líquida, en esta figura social que no se mantiene arraigada,


que no contiene certezas, que más bien retoma una y otra vez incertidumbres. La
modernidad sólida, claro, enraíza sus bases en los movimientos racionalistas,
donde la búsqueda de la VERDAD a partir de la RAZÓN será lo que guie el espíritu
a la felicidad. En torno a esta racionalidad, habrá que pensar que su funcionamiento
está constantemente dictado por la operación de instituciones sociales que
legitiman esta razón. Razón que busca medir todo, controlar todo, tener claro todo,
en aras de un conocimiento perdurable, estable, continuo, etc.

Ahora bien, sobre esta verdad racional, que enmarca en gran medida la
MODERNIDAD SÓLIDA, debemos notar cómo en muchas maneras conjunta una
serie de ideas que permiten el desarrollo de conceptos y categorías claras que
ayudan a describir y modificar la realidad. A diferencia de la MODERNIDAD
LÍQUIDA que parece moverse en torno a una serie de diversas posibilidades de
interpretación, de una serie de ideas fluctuantes que se modifican segundo con
segundo, se alimentan unas de otras, mientras otras más mueren, algunas se
mezclan y continúan por la línea, no recta, de la liquidez.

Encontramos aquí, quizá, un problema. Doy por sentado y acepto la complejidad de


una modernidad líquida, con circunstancias de preocupación y miedo constante,
dada la imposibilidad de “predecir” el futuro, de tener claridad sobre el presente, y
entonces tener propiedad sobre sí y su libertad (Bauman, 2004), o lo que por lo
menos a creado en mente que es para sí la libertad. Sin embargo, a todas estas
caras poco amables de la modernidad líquida, me pregunto ¿qué nos trajo aquí?,
¿cómo es que lo sólido perdió vigencia y hoy nos deja en este mundo de NO
CERTEZAS?

La respuesta no es tan fácil de encontrar, creo. Puedo pensar que la modernidad,


con Descartes, ya da un primer indicio de la no certeza, al saber que muchas de las
verdades que le han contado a lo largo de su vida son posiblemente mentiras. Esto,
claro, pensando en cómo Descartes (Abagnano y A., 1987) descubre la posibilidad
de que haya construido su vida y su pensamiento sobre bases falsas sin sustento
real. Creo que ésta es una puerta a la incertidumbre. Y es que aún hoy y después
de años de Descartes, no puedo imaginarme una respuesta certera para descubrir
que algo es O NO verdad. Leo a Aristóteles, a Platón, a Bauman, a Marcuse y todos,
dado humanos, los encuentro limitados a acceder a esa verdad absoluta, inequívoca
y determinante de la realidad. Por ello, pienso, falla la MODERNIDAD SOLIDA. El
hombre, como sabemos, tras sus limitados sentidos, instrumentos para percibir la
realidad, vuelve conocidos saberes del mismo modo limitados, pues no tiene la
absoluta capacidad de percibir la realidad como es. El hombre mide al mundo,
pienso, desde la misma unidad: el hombre mismo, lo cual limita la percepción, por
lo ya explicado antes. A esto entonces habría que agregarle que percepciones del
mundo hay tatas como hombres en él y esto es claro por la diferencia en la unidad,
ningún hombre es exactamente igual a otro, ni se desarrolla en el mismo contexto
de otro, ni posee las mismas estructuras cognitivas que otro, lo cual nos da una
serie de posibilidades diversas y de nuevo nos hace pensar en el engaño que puede
ser el establecimiento racionalista sobre la realidad: ¿Verdad cuál? Esto, claro,
porque una de las cosas que, a mi parecer, da posibilidad la MODERNIDAD
LÍQUIDA, es a una aceptación 1) de que hombres HAY MUCHOS y CONTEXTOS
TAMBIÉN. Por ello las instituciones pensadas como una forma única funcional para
la generalidad humana no pueden funcionar sin pensar que su funcionalidad debe
ser justamente DIVERSIFICADA, como la humanidad misma. Y dos que los
conceptos e ideas son frágiles en sí, pues la verdad parece ser HISTÓRICA. La
única constante es el cambio y aquella verdad aferrada a un NO CAMBIO está de
entrada condenada a caer, pues no respeta, pienso la única certeza. Para mí, LA
MODERNIDAD SÓLIDA ha fracasado por este precepto de exclusión de la variable
diversidad y cambio en sus planteamientos. Si las instituciones planeadas hubieran
contemplado la idea de cambio, quizá habrían funcionado.

Menciono esto porque mucho se dice sobre la fragilidad, por ejemplo, de la


MODERNIDAD LÍQUIDA, en torno al empleo. Un momento histórico donde las
personas se ven en un empleo de poca duración, de constante rotación; donde los
modelos de familia se diversifican, donde los modelos educativos caducan por la
exigencia económica, empresarial, productiva. Podemos ver esto como un
problema, como una mala decisión. Me parece que todas estas son consecuencias
del falso funcionamiento de instituciones que no respondían a las necesidades
verdaderas de las personas. Problema, claro, es que las instituciones hayan
entendido esto y remoldeado la MODERNIDAD SÓLIDA y hayan convertídola en
una MODERNIDAD LÍQUIDA de falsas necesidades, como apunta Marcuse
(Marcuse,1954). Insisto, no abogo por ninguna de las dos, sólo intento ampliar el
análisis sin tener que tomar partido por ninguna de éstas.
Pensemos ahora en los bemoles de la MODERNIDAD LÍQUIDA. En primer lugar,
como ya hemos mencionado, se ha hecho clara una serie de incertidumbres que no
permiten el establecimiento de formas claras de acción. Cierto es, por lo menos así
lo distingo yo, que la ésta ha permitido la aceptación de la diversidad, la concreción
de ideas inclusivas que además contemplen el inevitable cambio, y den luz también
a la crítica de los modelos rígidos de la modernidad sólida. Sin embargo, creo que
la peligrosidad de esta también es inminente. Notemos cómo es que los conceptos
sufren variaciones, lo cual no permite la articulación certera y clara. Esto se
convierte en un problema cuando la realidad es interpretada y después esculpida,
pues la diversificación permite la percepción individualista, que ahora no complejiza
lo que observa y mueve, sino lo apropia como una unidad aislada y que sólo ve para
sí y para, en el mejor de los casos, aquellos que observan igual.

El siguiente problema que observo dentro de la modernidad líquida es que


justamente en esta asunción de la multiplicidad de posible realidad y sus formas,
aparece una desapropiación de las instituciones. Pero el espacio vacío que dejan
estas instituciones, imposibilitadas a legitimar NADA, no permite la comunidad de
planteamientos y las certezas se vuelven más nebulosas aún.

Intentaré plantear este problema desde el sentido epistemológico. Pensemos que


la modernidad sólida plantea UNA VERDAD INAMOVIBLE. El problema con esta es
saber si aquella inamovible es realmente verdadera y si es, claro, realmente
inamovible. Pero para la MODERNIDAD LÍQUIDA, no hay verdad inamovible, hay
posibilidades de verdad, que pueden encajar en cada contexto y tiempo según
funcione. Pero el problema es que estas interpretaciones de la realidad conviven,
en un mismo momento y lugar con muchas otras, con múltiples planteamientos de
realidad. Ahora bien, el problema se agrava cuando nos damos cuenta que ahora
no sólo tenemos la posibilidad de una FALSA VERDAD sino tenemos a la vista una
múltiple posibilidad de FALSAS VERDADES, que, quizá se interrelacionen con otras
POSIBLES VERDADES y entonces enmarañen toda realidad al punto de hacer
insostenible verdad alguna. Es decir, la falsedad adopta más de una cara y se
convierte en, ahora no sólo una versión, sino en miles de versiones a escoger sobre
la realidad. Lo cual vuelve exponencial el peligro, pues formas de ser engañado por
falsa percepciones se duplica y triplica y así mil veces y más.

Expongamos este problema de forma más clara. La dificultad ahora es que formas
de verdad hay muchas y en eso se insiste mucho al hablar de los medios de
comunicación y del uso de las Tics (esto para entrar en materia de educación). El
problema es que también, en torno a la economía y el sistema capitalista, se ha
forjado un imperio con base en la industria de la verdad. Esta industria de la verdad
nos muestra una versión nueva de legitimación de esquemas, formas y verdades.
El problema es que son verdades fácilmente asumibles, que se respaldan con ideas
“científicas” que pueden carecer de verdad, pero se les dota de la apariencia y
sensación de verdad y entonces son vendidas para su apropiación. Hace unos años
era ejemplo de esto: National Geographic, History, revistas “científicas”, etc. Estas
formas de divulgación encontraron legitimidad en la opinión pública y se asumían
como verdad. Insisto, versiones modernas (líquidas) de la Iglesia, el Gobierno, la
Biblia, etc. Sobre estos ejemplos hablo de pocos, pero hoy en día miles de recursos
electrónicos, que están dotados de esta imagen y apariencia de verdad siguen
siendo una forma de vender ideas y de vender seguridades que pueden no
responder a otra cosa que no sea intereses capitalistas. Ahí tenemos la idea del
agua embotellada, el beneficio de comer carne, la idea de miles de productos que
abogan por una mejora en la salud pero que no responden sino a un interés
empresarial.

LA EDUCACIÓN LÍQUIDA

Ahora bien, me toca intentar aterrizar toda esta información y análisis en la


perspectiva educativa. Ya he mencionado uno de los problemas que me parece
medular en sentido de la modernidad líquida y es justamente el epistemológico. En
ese sentido noto que va de la mano de la educación.

Si pienso en la educación mexicana, en los modelos del sistema de educación


nacional, me encontraré con varias dificultades. La primera puede ser, claro, ¿qué
enseñar? La modernidad líquida no es una especulación, ni una premonición, es
una realidad descrita por Bauman en donde varios puntos son, al parecer,
inevitablemente ciertos. Esto me lleva a pensar en el qué hacer. Ante una realidad
que se desarrolla con estas características lo absurdo sería ignorarlo, creer que no
opera y apostar por una educación modelada en preceptos de la modernidad sólida:
¡fracasarían! Esto, por que como ya lo he mencionado, es una característica
producto de cambios sociales que han hecho que el modelo actual se base
justamente en una modernidad líquida. El problema que registro entonces es que
una sociedad y específicamente una generación de estudiantes también ha
desacralizado la enseñanza académica. Las diferentes formas de encontrarnos con
los contenidos educativos ya no son únicamente los modelos tradicionales
educativos impartidos por la institución: las escuelas, universidades, bachilleratos,
etc. Sino ahora podemos notar que estas multiplicidades de métodos de enseñanza
se ven reflejados en una sociedad que consume información y la vuelve operable
desde muchos medios: la televisión, los periódicos, los libros, los libros electrónicos,
los artículos. Hace unos días hablaba con unos compañeros sobre el desperdicio
de comida. Uno de ellos menciona un dato: “la hambruna terminaría si todo el
alimento que es desperdiciado por los comercios en supermercados se repartiera a
los que no tienen cómo adquirirlos”. Este dato parecía lógico, parecía cierto, tenía
gran apariencia de realidad, pero éste había sido obtenido por un “gift” en Facebook.
Tras esto me puse a pensar que ahora también las redes sociales son potenciales
educadores, que portar información clara, concisa y tan perfectamente
aprehensible, que cualquiera, con acceso a las redes puede tenerla. Y más allá de
eso, esta información se vuelve operable en la vida de las personas en su día a día
o no. La dificultad que registro en esto es que muchas de esta información y estos
procesos educativos se reproducen sin conciencia alguna de aquel que los vive. Se
consume educación y no se sabe que se está consumiendo (y sí uso el término
consumo porque creo que justamente es una característica de la actual educación).

Bauman menciona en alguna entrevista que su preocupación es la forma de


materializar la esperanza. Esto me resultó un serio problema a la escucha. No
porque no entienda a lo que se refiere, sino porque llevar a materializar la esperanza
también nos da la posibilidad de materializar FALSAS ESPERANZAS o FALSAS
SOLUCIONES que den la sensación de reales y de verdaderas. Encuentro por
ejemplo que una forma de sentirse amado es justamente en expresiones
materializadas en objetos concretos: regalos, cenas, viajes, cartas, etc. Esta es una
forma en que el amor (no sé si líquido) se materializa y da la sensación de amor y
felicidad.

Para la educación pasa igual, el docente, con cierta asunción de modelos


tradicionales que no se han repensado en torno a la liquidez de la actualidad, se
enfoca en transmitir conocimiento en buscar su aprehensión, y después, en un
sentido simple busca que el educando MATERIALICE dicho conocimiento con una
serie de evidencias que dictarán su aptitud o falta de esta. Esto sigue siendo una
dificultad. La modernidad líquida ha permitido que los modelos educativos se
diversifiquen, que la percepción de identidad se vuelva no estable y asuma un rol
de constante cambio, pero los modelos educativos institucionalizados no cambian,
y esperan materializaciones (indicativo del proceso capitalista, creo), que dan
cuenta de una realidad educativa minúscula, porque ante esta crisis de la institución,
la escuela ha sido reducida en menor importancia y además no se da abasto para
repensar la realidad sobre la que hay que educar y se vuelve minúscula al
comprenderse sólo en los contenidos arcaicos que la escuela tradicional ha
heredado.

En resumen y de nuevo, las respuestas parecen no aparecer; de entrada lo único


que puedo pensar es que la modernidad líquida ha dejado un impacto inevitable en
la época actual y debe ser revisada y debe ser acompañada y repensada, no desde
la satanización, pues también ha traído cambios importantes en pro de las
ausencias sólidas, sin embargo los bemoles nos asustan y la incertidumbre nos
carcome pues es claro que los modelos obsoletos a los que nos aferramos han
dejado de servir y han traído consigo un modelo que tiende a la crisis y la
desestabilidad.
Bibliografía

 Abbagnano, Nicola y A. Visalberghi. Historia de la Pedagogía. Tr. Jorge


Hernández Campos. México, Fondo de Cultura Económica, 1987.
 Descartes, Meditaciones Metafísicas, 1ª y 2ª

 Marcuse, Herbert. El hombre unidimensional, España, Planeta Agostini., 1954.

GERARDO DANIEL MARTÍNEZ MARTÍNEZ/ No Cuenta: 307197223/


novita.psicojuv@gmail.com / Seminario de Filosofía I

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