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Marchesi A. Coll C. Palacios J. (2004) Desarrollo Psicológico y educación, Compilación. 3.

Trastornos del desarrollo y necesidades educativas especiales. Psicología y Educación.


Alianza Editorial
DESARROLLO Y EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS SORDOS

Alvaro Marchesi

Los psicólogos evolutivos han intentado conocer los cambios que se producen en
los procesos lingüísticos, cognitivos y sociales de los niños privados de la audición. Los
educadores han reflexionado sobre los procesos de instrucción y sobre las estrategias
comunicativas que mejor se adecuan, en forma interdisciplinaria han contribuido a ampliar
el conocimiento sobre la situación de las personas con discapacidad auditiva.
Persisten dos controversias históricas sobre el sistema de comunicación más
adecuado; debido a que los niños con pérdida auditiva constituyen un grupo muy
heterogéneo, se puede organizar en cinco los principales factores diferenciadores: la
localización de la lesión, la etiología, la pérdida auditiva, la edad de comienzo de la
sordera y el ambiente educativo del niño.
La clasificación del tipo de sordera se realiza en base a la función del lugar donde se
localiza la lesión, lo que conduce a tres tipos; sordera conductiva o de transmisión,
sordera neurosensorial o de percepción y sordera mixta.
La sordera conductiva o de transmisión, se sitúa en el oído externo o en el oído
medio, el trastorno en el oído externo suele ser debido a otitis, o a malformaciones o la
ausencia del pabellón auditivo, el grado de pérdida auditiva se sitúa, como máximo en 60
decibelios.
La sordera neurosensorial o de percepción, el área dañada se sitúa en el oído
interno o en la vía auditiva hacia el cerebro. Su origen puede ser genético, producido por
intoxicación, o por alteraciones vasculares, suelen ser permanentes y en años recientes se
realiza el implante coclear.
La sordera mixta, se da cuando las áreas dañadas son tanto el oído interno o la vía
auditiva como el canal auditivo externo o medio. La sordera auditiva se puede abordar de
forma médica para intentar recuperar el funcionamiento del oído externo o medio.
Hay dos tipos de causas: las de base hereditaria que se sitúan al 30-50 % y las
adquiridas las hereditarias se asocian a infecciones, anoxia neonatal, incompatibilidad de
RH, o rubéola; existen diferentes grados de pérdida auditiva: 20dB Habla en cuchicheo; 40
dB habla suave; 60 dB conversación normal; 80 dB tráfico ruidoso; 100 dB perforadora;
120 dB reactor. Desde el punto de vista educativo se clasifican en: hipoacústicos y sordos
profundos; los primeros tienen dificultad en la audición pero su grado de pérdida no le
impide adquirir el lenguaje oral a través de la vía auditiva; los segundos, tienen pérdidas
auditivas mayores y la visión se convierte en el principal vínculo con el exterior.
La edad de comienzo de la sordera se diferencia dos tiempos antes de los tres años
y después de esta edad, en el primer caso se denomina sordera prelocutiva y en el
segundo caso sordera poslocutiva; los niños cuya sordera se produce después de los tres
años tienen una dominación cerebral más consolidada y puede mantener su lenguaje
interior.
Dentro de los factores ambientales, la actitud de los padres ante la sordera de sus
hijos va a tener una influencia muy notable, algunos padres reaccionan negando su
existencia y otros sobreprotegiéndolos; otro factor diferencial es que los padres sean
también sordos u oyentes, en el primer caso, los padres aceptan con facilidad la situación,
los padres oyentes experimentan mayor dificultad para comunicarse con sus hijos.
Con respecto al desarrollo de los niños sordos, los ambientes lingüísticos son muy
variados, la relación que existe entre el niño sordo y el imput lingüístico es semejante a la
que se produce entre el niño oyente y el lenguaje oral hablado en su familia. Los padres

Edith Melgar Mondragón


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Trastornos del desarrollo y necesidades educativas especiales. Psicología y Educación.
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oyentes utilizan habitualmente la lengua oral pero pueden aprender algún sistema de
comunicación signado.
En los primeros meses de vida se producen intercambios comunicativos entre el
adulto y el bebé a través de expresiones primitivas, se inician comunicaciones
rudimentarias o protoconversaciones, las diferencias entre niños oyentes y sordos
empiezan desde los primeros meses; los lloros, balbuceos, y arrullos de los primeros
cuatro meses son iguales en unos y otros. De cuatro a seis meses empiezan a descender
las expresiones verbales en los niños sordos, la ausencia de feedback auditivo de sus
propias vocalizaciones contribuye a esta desaparición.
Gregory y Mogford (1981), analizaron aspectos relevantes entre la madre y el hijo
durante el primer año: la alternancia, la referencia conjunta y los juegos de anticipación.
La alternancia se refiere a la progresiva percepción del papel que debe ocupar cada
uno de los interlocutores; la referencia conjunta, es un indicador de las actividades de la
madre y el niño realizan atendiendo a las mismas cosas, compartidas con vocalizaciones y
expresiones lingüísticas; los juegos de anticipación, permite que el niño realice acciones
previstas y las alterna con las de la madre.
Woods et al. (1986), señala la atención divida y se refiere a que el niño sordo no
puede, al mismo tiempo, atender al rostro del adulto para percibir su intención
comunicativa y mirar el objeto al que se está refiriendo.
Los niños sordos, especialmente con sordera profunda, se enfrentan a un problema
complicado para acceder a un lenguaje que no pueden oír, estudios recientes ( Gregory y
Mogford, 1981) señalan que los niños sordos profundos no alcanzaban las diez palabras
hasta después de los dos años de edad; los niños sordos desarrollan un sistema de gestos
propios para comunicarse, en el que se producen combinaciones de gestos para
simbolizar relaciones semánticas (Goldin-Meadow 1975).
Existen investigaciones sobre padres oyentes que utilizan un sistema de
comunicación bimodal: el lenguaje oral acompañado de su expresión de signos; con
respecto a la adquisición de la lengua de signos, numerosos estudios indican que la
adquisición de la lengua de signos, su evolución es semejante a la que se produce en los
niños oyentes en relación con la lengua oral.
El análisis de la actividad manual de los niños sordos signantes puso de manifiesto
que una gran parte de esa actividad constituía un auténtico balbuceo manual, semejante
al balbuceo de los niños oyentes. El balbuceo es expresión de una capacidad de lenguaje
amodal, unida al habla y al signo.
El libro de Myklebust (1964) sobre la psicología de sordo recoge la tesis de que el
desarrollo de la inteligencia de los sordos es diferente al de los oyentes. Según Hans Furth
(1966) la competencia cognitiva de los sordos es semejante a la de los oyentes. El
desarrollo cognitivo se contempla en estrecha interacción con el desarrollo social y
comunicativo.
Se consideró que el juego no constituye una conducta unitaria, sino que está
formado por varias dimensiones que presentan ritmos diferentes de evolución, las
dimensiones son: descentración, identidad, sustitución, integración de acciones,
planificación; la influencia del lenguaje se manifiesta en la dimensión de planificación, la
presencia del juego planificado indica la capacidad del niño para anticipar las situaciones y
para representarlas mentalmente.
El pensamiento hipotético deductivo es el que caracteriza la etapa de las
operaciones formales, la falta de búsqueda activa de una solución al problema planteado
es la variable principal responsable de los errores de los adolescentes sordos. La
adquisición de conocimientos está muy relacionada con la capacidad de recibir
información y elaborara adecuadamente, las personas sordas tienen dificultades para
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obtener la información. Los niños que han adquirido la lengua de signos desde pequeños
tienen una manera más reflexiva de enfrentarse a los problemas que aquellos otros niños
sordos que solamente se han enfrentado con la lengua oral.
La evaluación de los niños sordos debe abarcar dos ámbitos: la medición de la
audición y la evaluación psicopedagógica.
La medición de la audición, son potenciales evocados y la audiometría tonal. Los
potenciales evocados auditivos es la prueba más utilizada y fiable con niños menores de
tres años. Se basa en el envío de estímulos sonoros a las distintas estructuras de la vía
auditiva, los potenciales de latencia corta o de tronco cerebral son los más utilizados con
niños y permiten diagnóstico auditivo en tonos medios y agudos.
La audiometría tonal, se emplea un audiómetro, que es un aparato que emite
sonidos con distintas frecuencias e intensidades. Los resultados obtenidos se expresan a
través de un audiograma, el niño percibe el tono emitido directamente en el oído interno,
sin que atraviese el oído externo ni el oído medio.
La evaluación psicopedagógica debe obtener información sobre las características
del entorno familiar del niño, sus posibilidades de aprendizaje y las condiciones educativas
con el fin de colaborar para que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea lo más efectivo
posible.
La evaluación debe orientarse a tres ámbitos específicos: la familia, el niño y la
escuela. El entorno familiar tiene gran importancia en su desarrollo y aprendizaje, la forma
y el estilo de comunicación que utilizan los padres con el niño sordo tiene una gran
importancia para su desarrollo y aprendizaje. El conocimiento de las capacidades
comunicativas, cognitivas y sociales son un objetivo imprescindible en la evaluación
psicopedagógica. Las escalas de desarrollo proporcionan una información como la batería
de Kaufman para niños de 4 y 12 años, es una de los más adecuadas para los niños
sordos, la escala de Inteligencia Wechsler es la mejor prueba de inteligencia disponible.
En la evaluación del contexto se debe analizar todos aquellos aspectos que inciden
en el proceso de aprendizaje de los alumnos sordos. Es importante tener en cuenta la
necesidad de interacción del niño sordo con otros compañeros o personas sordas; es
necesario evaluar el ritmo de aprendizaje del niño sordo y comprobar los cambios que se
deben realizar en los distintos componentes del currículo para adaptarlos a las
posibilidades del niño.
La educación del niño sordo supone un conjunto de decisiones a lo largo del proceso
de enseñanza, se ha comprobado que la utilización de métodos exclusivamente orales no
ha conseguido que los alumnos sordos alcancen niveles satisfactorios en lectura labial,
expresión oral o lectura de textos escritos, se han incorporado nuevos sistemas visuales
en la educación de los niños sordos: la palabra complementada y los sistemas de
comunicación bimodal.
La palabra comentada o Cued-Speech, es un sistema elaborado por Cornett (1967)
su objetivo es permitir que el niño sordo aprenda el lenguaje por medio de la lectura del
movimiento de los labios con la ayuda de señales suplementarias. Su objetivo principal es
facilitar la comprensión del lenguaje oral por medio de señales manuales.
El sistema bimodal supone la utilización del habla y de los signos, es por lo tanto
una comunicación en dos modos: el oral y el manual. El sistema bimodal se estructura en
torno a la lengua oral; los signos, que proceden en su gran mayoría de la lengua de
signos, se expresan al mismo tiempo que las palabras. La dactilología se utiliza para
palabras nuevas, nombres propios y palabras sin equivalencia en la lengua de signos.
La comunicación bilingüe, supone utilizar dos lenguas con las personas sordas: la
lengua de signos y la lengua oral, este enfoque puede tener dos alternativas: el

Edith Melgar Mondragón


Marchesi A. Coll C. Palacios J. (2004) Desarrollo Psicológico y educación, Compilación. 3.
Trastornos del desarrollo y necesidades educativas especiales. Psicología y Educación.
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bilingüismo estructurado con un sistema de reglas capaces de producir todo tipo de
expresiones y significados y una comunidad de personas sordas que lo utilizan.
En las adaptaciones curriculares en el aula, algunas áreas, lengua oral, idiomas, y
música se requiere adaptaciones especiales, uno de los debates que se mantiene en
educación es el referido a su integración en las escuelas con sus compañeros oyentes.
Los estudios realizados sobre el progreso académico de los niños sordos indican que
su rendimiento es mejor en las escuelas integradoras que en los centros de educación
especial; los modelos más organizativos que son los más ventajosos: Colegio con aulas
diferentes para sordos y para oyentes en cada uno de los cursos, los profesores son
competentes en la lengua de signos; Colegio de integración preferente para niños sordos,
los profesores aprenden lengua de signos; Colegio de educación especial para niños
sordos, la enseñanza es bilingüe.
En cualquiera de las opciones es preciso reconocer y respetar la cultura de las
personas sordas.

Edith Melgar Mondragón

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