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¿Microhistoria o Macrohistoria? '


Cario Ginzburg entre 1 Benadanti y la Historia Nocturna* •

MARíA Luz GoNZALEz MEZQUITA


(UNMDP)

Resumen
En este artículo son analizados algunos aspectos de la producción de Cario
Ginzburg -Historia Noctwna en particular- para reflexionar en qué medida un
autor está condicionado por un paradigma y en qué circunstancias puede
flexibilizarlo o transfonnarlo en algo diferente. En Historia Nocturna encontra-
mos lo que puede considerarse una aplicación en escala de su «paradigma
indiciario». El autor se propone por una parte, reconstruir los mecanismos ideo-
lógicos que facilitaron la persecución de la brujería en Europa y por otra, las
creencias de estos hombres y mujeres desde una nueva mirada privilegiando el
vasto zócalo de tiempo y espacio en el que surgieron sus elementos sin olvidar
los detalles contemplados de cerca En tomo a las posibles interpretaciones que
ha sugerido Historia Nocturna desde su publicación: ¿Historia cultural? ¿Estu-
dio sobre la mentalidad mágica? ¿Historia de la relación entre las culturas domi-
nantes y subalternas? ¿Una indagación sobre diferencias y continuidades? ¿Pue-
de definirse como microhistoria o macrohistoria? En el artículo se dedica espe-
cial atención a la última con el auxilio que brinda Ginzburg a través de su itine-
rario intelectual.

Palabras Clave
microhistoria - macrohistoria -Ginzburg - historia cultural - antropología - pa-
radigma indiciario

• Este trabajo -reducido por cuestiones editoriales- se ha realizado en el marco de las posibilida-
des que ofrece el Programa de la Maestría en Historia de la Universidad Nacional de Mar del
Plata jerarquizado con la presencia de destacados investigadores responsables de los semina-
rios que tuve oportunidad de cursar. Quiero agradecer la buena disposición que tuvieron para
mis consultas en el orden en que fueron reafu.adas a: Prof. Beat:riz Sarlo, Prof. Fernando Devo-
to, Prof. J.E. Burucúa, Prof. Giovanni Levi, Prof. Jacques Revel. Prof. Roger Chartier y Prof.
Justo Serna. Si el trabajo tiene aciertos deben atribuirse a las sugerencias y observaciones que
ellos realizaron en esas ocasiones, debiendo ser atribuidos exclusivamente a mí los posibles
defectos.

- 1 tS -
GoNZÁLEZ MEzQUITA, M. «¿Mícrohístoria o Macrohístoría? ... »

Abstract
In this article are analyzed sorne aspects of the production of Cario Ginzburg -
Storia Notturna in particular- to meditate in which way an author is conditioned
by a paradigm and in which circumstances it may be changed or transformcd in
something different. In Storia Notturna we find what can be considered an
application in scale of his "evidential paradigm." The author intends on one
hand, to reconstruct the ideological mechanisms that facilitated the persecution
of the witcbcraft in Europe and for other, the beliefs of these men and women
from a new look privileging the vast strecht of time and space during which its
elements emerged without forgetting the details contemplated closely. Around
the possible interpretations that Storia Norrurna has suggested from its
publication: Cultural History? A study about the magic mentality? History of the
relationship among the dominant and subordinate cultures? An inquiry about
differences and continuities? Can it be defmed as microhistory or macrohistory?
in the article is devoted special attention to the last one with the aid that offers
Ginzburg's intellectual itinerary.

Key Word4\
microhistory - macrohistory - Ginzburg -cultural history - anthropology -
evidential paradigm

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a microhistoria ha ocupado un espacio importante en las reflexiones

L historiográficas de los últimos años. No es casual que -sobre todo en cuanto


historia social- haya tenido un papel relevante en las discusiones críticas inicia-
das por los representantes de Annales en tomo a la década de los ochenta, ya
que una de las versiones dominantes de la historia social se había definido en
Francia y luego fuera de ella, en torno a los Annales. Si bien sus formulaciones han
cambiado a lo largo de sesenta afios, la historia social todavía ofrece ciertos rasgos relati-
vamente constantes que encuentran su referencia en el programa crítico que propuso F.
Simiand veinticinco años antes del nacimiento de Annales. 1
Para algunos historiadores, este modelo de historia social entró en crisis en los últimos
afios de la década del setenta y comienzos de la siguiente, paradójicamente cuando pare-
cía su momento de mayor éxito? Las certezas de las categorías macrohistóricas de análi-
sis se cuestionaban y aparecía el interés por los enfoques microhistóricos como un sínto-
ma de esa crisis de confianza y como un medio para hacer concreta la formulación de
objeciones.

Microbistoria: algunas cuestiones sobre su conceptualización

La microhistoria nació de un conjunto de proposiciones desarrolladas por algunos


historiadores italianos que trabajaban en proyectos comunes. No constituye una técnica y
menos una disciplina; en realidad debe ser comprendida -reiteramos- como un sfutoma:
como una reacción a un momento pa."ticular de la historia social que ella propone reformular.
«Elle suggérait une réponse posible a une situation concrete.»3

REVEL. Jacques "Microanálisis and the Construction of the Social'', en REVEL, Jacques and
LYNN, Hwlt (Eds.) Histories. French Constructions oftM Past. Vl: Postwar French Though.t,
New Press, New York. 1995, pp. 493-502. Sigo en este y otros aspectos, las referencias al
impacto de la microhistoria en el campo historiográfico delineadas por el autor.
2
REVEL, Jacques «Micro-análisis y construcción de lo social», en Anuario delJEHS, 10, 1995.
El autor enuncia algunas razones que contribuyeron a formalizar una crítica más insistente al
modelo dominante como líneas de «reflexión para un análisis que se resiste a construirse. Ellas
remiten a evoluciones cuyos puntos de partida pueden Jwber sido muy diferentes, pero cuyos
efectos fueron en el mismo sentido y se han, evidentemente, influenciado mutuamente» p. 128.
En este sentido, es por todos conocido el arúculo de STONE, Lawrence «The reviva! of narrative:
Reflections on a New Old History», en Past and Present, 1979, p. 85. Los temas debatidos en
esta y otras publicaciones hacen referencia al regreso del sujeto y la narración en un intento por
reconstruir los valores individuales frente a las constricciones de las estructuras de todo tipo.
3
REVEL, Jacques «L'histoire auras du sol», en Introd. a LEVI, Giovannj Le pouvoir au village,
Gallimard, Paris, 1989, p. ll. El autor vierte reflexiones profundas sobre esta corriente
historiográfica y los rasgos que ayudan a caracterizarla.

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.

GoNZÁLEZ MEZQUITA M. «¿Microhistoria o Macrohistoria? ... ,.

En los últimos años. el éxito de la producción microhistórica ha sido notable. Las


circunstancias historiográficas que referimos lo explican en parte. La vía micro-histórica
cambia la escala de observación no sólo para aumentar o reducir el tamaño del objeto,
sino también para modificar la forma y la trama.4 «El cambio de escala ha Jugado...el rol
de un estrangement en el sentido de los semióticos: de un alejamiento respecto a las
categorías de análisis y a los modelos interpretativos del discurso historiográfico domi-
nante: pero también respecto a las formas de exposición existentes. Uno de los efectos del
pasaje a lo micro es transformar, por ejemplo, la naturaleza de la información, la relación
que el historiador mantiene con ella»s
Las referencias a esta corriente historiográfica han inducido a generalizaciones peli-
grosas. En realidad, es mucha Ja tinta que ha corrido para determinar cuándo se habló por
primera vez de microhistoria y, en general, se ha tendido a identificar la microhistoria a la
italiana co11 un paradigma de referencia casi único.6 Proponemos el análisis de algunos
conceptos que nos parecen importantes para un acercamiento a esta producción -con espe-
dal atención en su versión desde la Historia Cultural- a través de la Historia Nocturna y
sus posibles relaciones con otras obras de la producción de Cario Ginzburg.
«Es necesario reconocer que la interpretación y las apuestas de la opción micro-
histórica no fueron concebidas en todas partes en ténninos homólogos. Para tomar
sólo un ejemplo se confrontará.Ja recepción americana y la versión francesa del
debate. La primera se centra en el "paradigma del indicio" propuesto reciente-
mente por Cario Ginzburg ...La segunda prefiere tomar la micro-historia como
una interrogación sobre la historia social y la construcción de sus objetos.»7
Parte de las confusiones a las que aludíamos es resultado de la falta de un manifiesto
programático. Los textos que definen el proyecto microhistórico son poco numerosos y
breves. El carácter empírico del proceso explica que no haya un texto que se considere
fundador desde el punto de vista teórico. La pluralidad de lecturas que son consecuencia,
remite a los contextos de recepción, pero también se relaciona con las características del
proyecto microhistórico en sí mismo.8

4
REVEL, Jacques « Micro-análisis... », Op. Cit., p. 129
S /bid., p. 141
6 GINZB URG, Carlo «Microhistoria: dos o tres cosas que sé de ella» Manuscrits, 12, 1994, p.
13-42. Realiza una genealogía del concepto: microhistoria. Identificando la microhistoria con la
producción italiana GOZZ!Nl, Giovanni <~Génesis y desarroUo de la historia social en Italia»,
en CASTll..LO, Santiago (coord.) La historia social en España, Siglo XXI. Madrid, 1991.
1
REVEL, Jacques «Micro-análisis ...».Op. Cit. p.l25. «La historia social dominante. debido a
que ha optado por organizar sus datos denlro de categorías que permiten su máxima agregación
(niveles de fortuna, profesiones. etc.) deja escapar todo lo concerniente a los comportamientos
o la eJtperiencia social, la constitución de identidades de grupo, porque hace imposible por su
procedimiento mismo. la integración de los datos más diversificados.»
1 lbíd., p. 126. El proyecto nació «recientemente, en el curso de los años setenta. de un conjunto

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E. Grendi, señalaba la incapacidad de la historia social tal como venía desarrollando


sus investigaciones, para destacar los comportamientos, la experiencia social y la consti-
tución de identidades de grupo por su imposibilidad de integrar los datos más diversificados
que deberían rescatarse con procedimientos antropológicos.9 C. Ginzburg y C. Poni por su
parte, buscando la liberación de la historiografía italiana de la influencia dominante de
Annales, proponen trabajar sobre el «nombre» como una referencia más individual que
no significa contradicción con lo social, sino la relación de un caso particular con espa-
cios y tiempos, con la red de relaciones en la que se ve involucrado. Volviendo su mirada
a la antropología pretenden la reconstrucción de lo social desde un individuo loca1izado
en contextos diferentes. 10
La compartimentación de las investigaciones y la fragmentación de las fuentes pueden
hacemos perder la complejidad de relaciones que ligan un individuo a una sociedad deter-
minada. Pero si el ámbito de la investigación está circunscripto, cada serie de documentos
puede superponerse en el tiempo y en el espacio para permitirnos encontrar a un actor
social en diferentes contextos. «El hilo de Ariadna que guía al investigador en el laberinto
de Jos archivos es el que distingue un individuo de otro en todas las sociedades que cono-
cemos: el nombre.» 11
G. Levi,12 apunta a la superación de las tendencias generales para revelar las estrate-
gias sociales desarrolladas por distintos actores en relación con sus posiciones y recursos.
Para él, la microhistoria es un análisis de la realidad histórica que magnifica la escala de
observación -similar a la utilización de un microscopio- para ver los detalles que se obviaron
en la mirada normal. Es necesaria allí donde ha fallado la macrohistoria para identificar
los problemas reaies de la dinámica social o ha caído en tautologías y preestablecido
modelos de refe..~ncia En este sentido, los estudios de M. Gribaudi 13 proponen un intere-
sante análisis sobre la formación de la clase obrera a comienzos del siglo XX.

de preguntas y respuestas fonnuladas por un pequeño grupo de lústoriadores italianos compro-


metidos en empresas comunes (una revista: Quaderni Storici y a partir de 1980 una colección
dirigida por C. Ginzburg y G. Levi editada por Einaudi: Microstorie) pero cuyas investigacio-
nes podían ser muy diferentes entre sí.~
9
!bid., p. 130. GRENDI. Edoardo "Micro-analisi e storia sociale", Quaderni Storici, 35, 1977,
pp. 506-520.
10
GINZBURG, Cario y PONI, Cario «El nome e il come: Mercato storiografico e scambio
disuguale,., Quaderni Storici, 40,1979,p.p. 181-90. Utilizamos su reproducción con algunas
variaciones en la comunicación leída en el Coloquio «Los Annales y la historiografía italian~
que tuvo lugar en Roma en enero de 1979, <<El nombre y el cómo: intercambio desigual y
mercado historiográfico», en Historia Social, 10, primavera-verano 1991. pp. 63-70.
11
!bid., p. 67
12
LEVI, Giovanni La herencia inmaterial, Nerea, Madrid. 1990
13
Segt1n Jacques Revel, Maurizio Gribaudi es un buen ejemplo de cómo influyó la microhistoria
italiana en la historia social francesa. GRIBAUDI. Maurizio «Itinécaires ouvriers. Espaces et

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GoNZÁLEZ MezQUITA M. «¿Microhistoria o Macro historia? ... »

Si tomamos como referencia los Annales, apreciamos que la microhistoria ha recorrido en


parte, un camino diferente ya que la fama lograda por el círculo de historiadores reunidos
en tomo de aquella publicación ha sido fruto no sólo de la renovación del objeto, del
método y del discurso históricos sino también de una serie de instrumentos útiles para una
guerra de posiciones en el seno del ámbito académico francés. Estos mecanismos no los
encontramos en la misma medida en el caso de la microhistoria. Algunas razones que se
pueden agregar para explicar su éxito pueden buscarse tanto en un factor azaroso como
las cualidades personales, ya que algunos de los microhistoriadores -tal el caso de Cario
Ginzburg- son excelentes escritores, como en la existencia de una etiqueta atractiva y
discutible: Microstorie. encabezando una serie de publicaciones de Einaudi dirigida por
el propio C. Ginzburg y G. Levi desde 1980.14
En cuanto al ámbito italiano, además de las ediciones centradas en Turín, ha cumplido
un papel relevante en la conformación de esta corriente historiográfica la revista Quaderni
Storici que en la d6cada del setenta se convirtió en uno de los lugares centrales del debate
historiográfico asegurando un lugar de experimentación para sus integrantes, y un campo
para el intercambio disciplinario sin la coacción que implica una fLliación ideológica o
partidaria
Las dimensiones del trabajo no permiten que nos extendamos sobre las reflexiones de
los microhistoriadores -que manifiestan coincidencias pero también diferencias en su
metodología y campo de aplicación- para recuperar una definición compleja de lo que ha
sido esta corriente, tarea ardua en la medida en que debe ensancharse el referente al que se
alude.U Sólo pretendemos considerar algunos aspectos de la producción de C. Ginzburg -

groupes sociaux a Turin au début du xxe siecle,., París, 1987 cit. por Revel, Jacques
«Microaná}jsis...» Op. Cir., p. 52. Ideas, temas y prácticas que siempre fueron utilizados son
sometidos a nuevo examen. Volver a considerarlas no significa regresar al pasado. sino realizar
una elección consciente para volver a examinar los conceptos básicos que los historiadores
utilizan y evaluar los modos en que esos conceptos los condicionan. Gribaudi reflexiona sobre
la construcción de las identidades sociales grupales e individuales y sobre la interpretación de
trayectorias y estrategias como aporte para el estudio de la clase obrera en Turín a comienzos
del siglo XX para explicar las dinámicas que posibilitaron agregaciones y desagregaciones.
14 El primer volumen de la serie fue un estudio del propio Ginzburg sobre Piero deUa Francesca,
/ndagini su Piero: 11 Batlesimo, il ciclo di Arezzo, la Flagellazione di Urbino, Tuón. 1981.
u Los intentos para definir la microhistoria se han producido a partir de los escasos textos teórico-
sistemáticos para definir el paradigma que ampara distintas investigaciones de desigual valor.
Al menos se distinguen dos concepciones de micro historia: la deGRENDI Edoardo «NUcroanalisi
e storia social~. en Quaderni Srorici, 7, 1972 y la de GINZBURG, Cario Mitos, emblemas,
indicios. Morfología e Hisroria. Gedisa, Madrid. 1989 o el artículo citado supra, y la de quien
buscó una posición entre ellos: LEVL Giovanni quien ofrece una aproximación sintética de lo
que se entiende por rnicrohistoria en «Sobre microhistoria», BURKE Peter (cd) Formas de
Hacer Hisroria,Alianza, Madrid, 1993.

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Historia Nocturna en particular- para preguntarnos en qué medida un autor está condi-
cionado por un paradigma y en qué circunstancias puede flexibilizarlo o transformarlo en
algo diferente. En este sentido resulta imprescindible hacer una breve referencia al itme-
rario intelectual del autor como paso previo a la consideración del cambio de escalas en el
tratamiento de los objetos de su investigación.

Aproximación al itinerario intelectual de Cario Ginzburg

Hasta hace poco tiempo, C. Ginzburg ha sido sinónimo de microhistoria en el ámbito


anglosajón. 16 Su éxito sobre todo en estos países, ha venido unido a la aceptación del
paradigma indiciario. siguiendo el modelo de interpretación conjetural implantado a par-
tir de los célebres vestigios dejados por un molinero, Menocchio, 17 omitiendo en estas
apreciaciones el papel que juegan obras anteriores de éste y otros autores con una orienta-
ción que no es idéntica. 18
En realidad, mucho antes de que el término resultara familiar, Ginzburg había utilizado
como fuentes para sus trabajos, procesos inquisitoriales, anticipando técnicas
microhistóricas, descubriendo pistas sobre las formas de pensamiento en el pasado. Uno
de los rasgos distintivos de su producción proviene del papel cenllal asig1\ado en las
investigaciones a los niveles e influencia de los poderes vigentes en la época y a los
'
cambios introducidos en Jos testimonios de los acusados. Para Ginzburg, el rol propio del
historiador consiste en escribir acerca de las cosas que están totalmente olvidadas, irrele-
vantes para el presente, recrear una historia que estaba muerta. 19
En Historia Nocturna el autor se propone un objetivo que queda reflejado en el epí-
grafe que sigue al título: un desciframiento del aque/arre. 20 ¿Cómo y por qué cristalizó su

16 MUIR. Edwanl "lntroducct10n: Observing Trilles", en Microhistory and the Lost Peoples o[
Europe, Ballimore, 1991. También opina que Ginzburg es el más conocido de los
microhistoriadores, especialmente fuera de Italia. Mientras otros autores identifican la
microhistoria italiana con la producción de E. Grendi. Cfr. GOZZINI, Giovanni «Génesis y
desarrollo...», Op. Cit.
11 GINZBURG, Cario El queso y Jos gusanos. El cosmos, según un molinero del siglo XVI,
Muchnik., Barcelona, 1986.
18
SERNA. Justo y PONS, Anaclet "El ojo de la aguja", en Ayer, t2, 1993. lnteresante análisis de
esta corriente historiográfica a partir de su presencia en el ámbito español. Como apuntaba re-
cientemente A. BanL1 a partir de la publicación en 1979 de "Spie, Radici di un paradigma
indiziario", " .. .le acque si confondono, ed una nuova accezione di microstoria" (la difundida por
Cario Ginzburg), non esattamente coincidente con la prima commcia a prender forma», p. 98.
9
' MUIR, Edward. Op. Cit., p. XII.
20 La obra [publicada originalmente como Storia Notturna, Tuñn. 1989] ha sido consultada en
primer térmmo en la versión inglesa a la que hemos tenido acceso por gentileza del Dr. José

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GoNZÁLBZ MEZQUITA M . «¿Microhistoria o Macrobistoría? ... »

imagen? ¿Qué se escondía tras ella? Algunos afios antes, había publicado enAnna/es 21 un
adelanto de la investigación.
Un libro ambicioso, que no ha suscitados elogios similares a los recibidos por otra
obra suya que acaparó la atención de los especialistas: El queso y los gusanos. En sus
páginas se reflejan los pasos de C. Ginzburg a través del tiempo: investigaciones con una
puesta en marcha de la Historia Intelectual. de la Historia Culb.Jral, de la Historia del Arte
y su relación con otras ciencias sociales, tanto como sugestivas propuestas sobre la meto-
dología a utilizar. Nos encontramos ante lo que consideramos una aplicación en escala de
su «paradigma indiciario» delineado en sos escasos escritos metodológicos.
Es posible que una de las cuestiones que más han preocupado a los microhistoriadores,
sea la de la selección y representatividad de las pruebas. Mientras E. Grendi apeló al
t<Oximoron afortunado» de la «excepción nonnab,22 Ginzburg y Poni subrayaron que
ciertas clases de transgresiones contra las autoridades constituyen una conducta normal
en quienes se sitúan en las periferias. En este sentido muchos transgresores pueden ser
excepciones a las nonnas establecidas por el poder político o eclesiástico pero pueden ser
al mismo tiempo, perfectamente representativos de su propio medio social.13 El problema
parece ser el de seleccionar los casos relevantes, significativos. Los autores apuntan a dos
sentidos para «lo excepcional normal>t. Por un lado, designa una documentación sólo
aparentemente excepcional. Pero puede también indicar que si las fuentes callan y/o
distorsionan la realidad de las clases subalternas un documento excepcional puede ser
más revelador que otros numerosos pero estereotipados. Un caso marginal puede reflejar
una realidad escondida por la documentación general. Las pistas, los indicios, los descui-
dos permiten desentra.ftar la " 'historia de los hombres que no saben lo que están hacien-
do'. Se habrá reconocido, llegados a este punto, el eco de la lección, diferente y conjunta,
de Marx y Freud."24

Emilio Burucúa: GINZBURG, Cario Ecstasies. Deciphering the Witches'Sabbath, Hutchinson


Radius, London, 1990 y en la versión española. por la que citamos: Historia Nocturna, un
desciframienlo del aquelarre, Muchnik, Barcelona, 1991. El libio se organiza en tres partes
cada una de las cuales se caracteriza por la aplicación de un método distinto, una estructura
retórica y un epilogo. En la primera parte -la más breve-, se reconstruye la aparición de la
imagen inquisitorial del aquelarre, en la segunda parte se realiza un análisis del profundo
estrato mítico y ritual del que brotan las creencias populares que posteriormente se hacen con-
fluir a la fuerza en el aquelarre, en la tercera parte se intenta una posible explicación de la
dispersión de los mitos y de los ritos y en el epílogo se afinna la existencia del estereotipo ya
instalado del aquelarre como compromiso entre elementos de origen docto y popular.
21
GINZBURG, Cario ((Présomptions sur le sabba~. en Annales, 39e. année, 2. mars-avriU984,
p. 341-354.
2l SERNA. Justo y PONS, Anaclet ((El ojo...», Op. Cit., p. 112 cit a GRENDI, Edoardo «Micro-
analisi ...», p. 512.
23
MUIR, Edward Op. Cit., p. XIV.
24
GINZBURG, Cario y PONL Cario «El nombre...» Op. Cit., p. 69

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En El juez y el historiador, el propio C. Ginzburg habría de reflexionar a propósito de


las pruebas y la validez de los resultados alcanzados " ...obtener una prueba no siempre es
posible; y cuando lo es, el resultado pertenece siempre al orden de la probabilidad (aunque
sea del novecientos noventa y nueve por mil) y no al de la certidumbre. Aquí se afiade una
divergencia más: una de las tantas que seilalan, más allá de la contigüidad preliminar de
que hemos hablado, la profunda discriminación que separa a historiadores y jueces."25 Se
podría decir que una de las características más llamativas del autor es el respeto por las
pautas positivistas en la recolección y crítica de la evidencia pero a la vez, la posibilidad
de utilizarla de modo no convencionaJ.26
En cuanto a las influencias presentes en la producción de C. Ginzburg, es evidente que
provienen de autores pertenecientes a diferentes corrientes historiográficas. Los consejos
de l. Calvino y A. Momigliano, la presencia de los Annales -la admiración por M. Bloch-
de F.Chabod con la utilización de documentos milaneses en apariencia poco relevantes y,
en un lugar destacado de su etapa fonnativa, D. Cantimori.
Cantirnori fue el referente principal de la corriente crítica que proponía la renovación
cultural italiana para cambiar la sociedad.27 Dentro de su extensa producción sobre el
mundo del pensamiento, nos detenemos en su interés por el Renacimiento y la Refonna
como dos momentos de una sola revolución que considera el origen del pensamiento y de
la civilización moderna también a heréticos, utópicos y reformadores sociales.21 Una his-

2S GINZBURG, Cario El juez y el historiador, Anaya-Muchník, Madrid, 1993. El autor desgrana


las relaciones de la Historia con el Derecho. Define al historiador como a un juez que valoriza
pruebas y testimonios pero con la ventaja de elegir los personajes. El modelo judicial tendría
dos efectos sobre el historiador. concentrarlo en los hechos y evitar lo fenómenos que no entran
en la explicación. Marc Bloch se preguntaba: juzgar o comprender? Sin duda lo lUtimo debe
preferirse, si bien hoy no es tan fácil diferenciar el juez del historiador como hizo Marc Bloch
ya que cada testimonio está construido según un detenninado código y recibir la realidad histó-
rica directamente es imposible, pero deducir de esto que es imposible conocerla implica caer en
un escepticismo.
u MUIR, Edward, Op. Cit., p. Xill. El autor afirma que la combinación del rigor de las evidencias
y la apertura a nuevas pruebas y tópicos inusuales, puede clarificarse comparando la tarea de
los microhistoriadores y la de M. Foucault en cuanto a sus objetos de estudio. Sin embargo, no
citan a Foucault y Ginzburg en particular ha negado una significativa influencia del autor fran-
cés en su obra. Aunque su trabajo sea con frecuencia anti-freudiano, Ginzburg toma a Freud
como modelo intelectual en cuanto pudo relacionar una actitud positivista en la búsqueda de la
verdad y una actitud desafiante manifiesta en las preguntas, en los métodos y medios de prue-
bas.
27
De sus relaciones con la familia Ginzburg y el editor Einaudi se puede encontrar referencia en
la obra de MICCOLI. Giovanni Delio Cantimori. La ricerca di una nuova critica storiograjica,
Einaudi, Tocino, 1970, p. 186
21
CANTIMORI, Delio Utopisti e riformaJori italiani, 1794-1847. RicercJze storiche, Firenze,
1943 y Prosppetive di storia ereticale italiana del Cinquecento, Bari, 1960.

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GoNzALBz MEZQUITA M . «¿Microhistoria o Macro historia? ...»

toria de los disidentes desde una matriz idealista que se transfonna en un marxismo idea-
lista?' La importancia de una historia de las creencias y la certeza de que había una vida
espontánea que coma por debajo de las grandes construcciones oficiales con múltiples
manifestaciones que invitaba a descubrir. 30
A pesar de su interés por la obra de L. Febvre alertó sin embargo sobre el peligro
implícito en la insistencia exclusiva en el estudio de las mentalidades sobre los aspectos
estructurales y de larga dwación. 31 Su admiración por el método de investigación de Aby
Warburg32 y su escuela es manifiesta, por cuanto significan un abandono de las divisiones
convencionales y muestran el sentido de la realidad histórica de un momento dado ha-
ciendo hablar «in voci umanamente articolate» documentos que parecen poco importan-
tes. C. Ginzburg retomaría estas líneas de investigación que le permitirían reconstruir un
universo de creencias como reflejo de una vida cultural más amplia, a través de lecturas y
otros materiales inéditos.
Entre los ai\os 1933-34 Cantimori realizó consultas en bibliotecas ell(Opeas buscando
documentos sobre heréticos italianos del siglo XVI. 33 El estudio de los movimientos
heterodoxos italianos constituye un espejo que puede reflejar los resultados de la investi-
gación microscópica para la indagación macroscópica sin caer en generalizaciones arries-
gadas o fantásticas. uniendo teoría y praxis. La formación arreligiosa de Ginzburg, no fue
un obstáculo para reconocer la importancia de la religión en la Historia, por eso el lugar
destacado que asignó en sus estudios a la brujena.
Es evidente por otra parte, que los trabajos de Ginzburg en el plano de las creencias
tienen una deuda contraída con la obra de E. De Martino.34 En oposición abierta a los
dmkheirnianos que definían la sociedad como un conjunto de «costrizioni esteriori», De
Martino proponía que la sociedad es el conjunto de condiciones históricas en las que se
producen los actos de los individuos y no existe por sí misma como un ente trascendente

29 MICCOLI. Giovanni Op. Cit., p. 112


30 !bid. p. 40.
31 !bid., p. 307 y ss. Se trata de reafumar la necesidad de no olvidar la presencia de la instancia
histórico-política. Rescatar las acciones. las obras de los hombres, sus intenciones y las
interacciones que producen en la vida de los otros. Febvre había demostrado que los hom~es
del XVI eran diferentes a nosotros pero eso no es suficiente, es necesario también su relación
con nosotros. cómo se pasó de esa situación a la nuestra.
32 De esta vinculación da noticia el mismo G. Ginzburg en «Da A. Warburg a EH. Gombrich
(Note su un problema di metodo)» en Studi Medievali, m, VII. 1966, 1024, n.39. Cit por G.
Miccoli, Op. Cit., p. 101.
33 qResultado de sus investigaciones fue la publicación de una serie de textos inéditos y raros en
1937 con el auspicio de la Academia de Italia y en 1939 Eretici italiani del CinquecenJo, segdn
afinna Miccoli, Giovanni, p. 104.
34
DE MARTINO, Ernesto ll mondo magico. Prolegomini a una storia del magismo, Bollati-
Boringhieri, Torino, 1996.

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al inclividuo, cada acto nace en circunstancias históricas determinadas. pero no repite la
situación histórica en la que se inscribe sino que le agrega un valor humano. La integra-
ción de teoría y praxis no debe olvidarse «mentre la tradizione durk.hcimiana doveva
sfociare nel disfattismo totale di Uv1-Strauss di fronte a la storia» 35
En 11 mondo magico, De Martino elabora un programa que se opone a la existencia de una
mentalidad prelógica como proponía Lévi-Bruhl separada de la nuestra; surge así una
polémica y al mismo tiempo un proyecto en el que define su relación con otras ciencias
sociales encaminado a lograr una investigación histórica para definir la cosmovisión del
magismo y de la función histórica que cumple destacando la impotencia del intelecto
occidental -el drama del «mundo mágico»- para comprenderlo. Relaciona las exploracio-
nes etnográficas con los análisis parasicológicos y sicoanalíticos llegando a planteas filo-
sóficos; pretende demostrar la «realidad» de los poderes mágicos negados por la ciencia
moderna. No trata de reconstruir una mentalidad sino de comprender el mundo mágico
como edad histórica.
De Martino toma distancia de los investigadores que rechazan la posibilidad de los
poderes mágicos porque se oponen a la concepción científica del universo de Copérnico y
Galileo, Newton, Leibniz y Kant basada en leyes eternamente inmutables y contrapone
dos realidades: una que es válida para nuestro mundo cultural europeo-occidental y otra
que es propia del mundo primitivo y mágico la cual tiene certeza de la realidad de los
poderes mágicos. J6
Los conceptos analizados. son objeto de renovado examen en la Historia Nocturna.
Las relaciones entre mundo síquico y mundo físico, entre representación interior y reali-
dau externa. ias interacciones entre los esúmulos mternos y las coacciones exteriores,
permiten defmir nuestras vivencias en un mundo en el que los límites entre el mundo
externo y el mundo interno están en continua fluctuación modificándose uno al otro en
esta interacción permanente. En este contexto, los charnanes aparecen delineados como
emisarios-mediadores en la sociedad. Ginzburg en sus obras, redefine la relación de la
figura del charnán con la de las brujas o los benandanri. También retoma la observación
efectuada por De Martino sobre una área extensa de difusión -S iberia, el norte de América
y la Melanesia- donde se encuentra una disposición síquica especial en la que a menudo
entran los indígenas.

35
Sobre este tema y la discusión sobre los conceptos relacionados con la sociología de Durkheim:
CASES, Cesare «lntroduzione~ a DE MARTINO. Ernesto 1/ mondo mágico... , Op.Cit. p. XII y
SS.
36
La magia es un fenómeno complejo que permite, con metamorfosis sucesivas, la transforma-
ción por afmidad con algún objeto. Las relaciones entre lo visible y lo invisible pueden ser
descubiertas por la mente humana con la apucación de dos principios, contigüidad y analogía o
simpatía que permiten actuar sobre el mundo (magia simpática o ideopática). Para un análisis
detallado sobre el tema Cfr. DE MARTINO, Ernesto Op. Cit., p. 134 y ss.

- 1 SS •
GoNZÁLEZ MEZQUJTA M. «¿Microhistoria o Macrohistoria? ... ,.

Así, la complejidad de la producción de Ginzburg puede explicarse, en parte, por una


formación heterogénea (A. Gramsci. D. Cantimori, E. Hobsbawm. G. Hegel, K. Marx, los
Annales, l. Calvino)37 a la que él ha dotado de coherencia cuando explicita su formación
intelectual. Pero, hay un momento que se vuelve decisivo: su relación con el Warburg
Institute de Londres que conoció en la década del sesenta, gracias a D. Cantimori. La
lecrura, entre otros, de E. Gombrich le exhibió un área problemática afín a sus preocupa-
ciones por las permanencias y el devenir: el mundo de las imágenes, de los símbolos
visuales, de los «emblemata.»ll
En este período comienza su intención de estudiar categorías elementales de carácter
antropológico en diferentes ámbitos culturales, la perduración de fonnas y fónnulas más allá
del contexto en que nacieron. Esta línea de investigación se concretará más tarde en la Histo-
ria Nocturna. Pero, previamente había abordado otro aspecto no menos renovador, al dedicar-
se a estudiar fenómenos aparentemente insignificantes en la vida de los actores sociales.
Para demostrar la importancia de los fenómenos en apariencia menores, recurrió a
instrumentos de observación y escalas de investigación diferentes a las habituales. Al
seguir las pistas sugeridas por la biografía de un molinero, Ginzburg recreaba el universo
mental de los campesinos europeos. Partiendo de Morelli, Conan Doyle o Freud elaboró
un estudio de lo singular, basado en los indicios diminutos que las abstracciones de una
ratio galileana habrían desechado. Las ciencias indicialcs no encuentran un Jugar en los
criterios de cientificidad deducibles del paradigma galileano. La Historia también se vin-
cula a un método indicial. indirecto, conjetural. Ginzburg al sacar a la luz el paradigma
indiciario y revelar su antigüedad y universalidad, lo había rescatado para nosotros. 39
Los microhistoriadores asumen que hay una realidad externa a los textos históricos,
una realidad que puede ser conocida.40 Sin embargo, el conocimiento histórico, tiene al-
gún grado conjetural porque los historiadores deben trabajar como los médicos que no
pueden igualmente ver muchas enfermedades pero necesitan diagnosticar su presencia
indirectamente sobre la base de los detalles, los síntomas o los signos.41 Los procedimien-
37
"llistoria y Cultura: una conversación con Cario Ginzburg",en Entrepasados. año O, 2, 1992, p.
L05- ll5. Entrevista concedida por C. Ginzburg a Alcira Alves de Abreu, Ángela de Castro
Gomcs y Lucía Lippi Oliveira. Publicada por la revista Estudios Históricos, Río de Janeiro, V.
3, N° 6, 1990.
ll GINZBURG, Carlo Mitos, Emblemas, Indicios ... , Op. Cit., especialmente cap. "De A. Warburg
a EH. Gombrich" Notas sobre un problema de método, p. 38-94 y cap. "Indicios, raíces de un
paradigma de inferencias indiciales", p. 138-176.
39
BURUCUA. José Emilio "Carlo Ginzburg: Una ratio individualizantc y universal",en Boletín
de Historia Social Europea.. 2, 1990, p. 96-104 y p. 101.
40
Por razones de espacio no analizamos las implicancias del «giro lingüístico» que establece la
imposibilidad de una referencia externa al lenguaje. El tema ha sido objeto de extenso trata-
miento y debate a partir de la obra de Hayden Whit.e.
•• Ginzburg, Cario «Mostrare e dimostrare: Risposta a Pinelli e al tri critici», en Quaderni Storici,
50, 1982, p. 703, 707-10 citado por MUIR. Edward, Op. Cit., p. XVIJ.

- 1 S6-
ptohillotiA 11 · tOOO

tos de Ginzburg reivindican la creatividad del historiador en la construcción del saber


histórico. El arte de lo posible más que de lo probado, cuestiona la relevancia de la com-
prensión del pasado a través de la concepción positivista de la prueba derivada de las
ciencias naturales.42 Sin embargo, no es intención del autor confrontar las investigaciones
cuantitativas y cualitativas ya que entiende que sólo con investigaciones particulares po-
dremos elaborar programas articulados para someter a la computadora.43
Para definir la coyuntura debemos remitimos al análisis del proceso lógico que los
microhistoriadores tratan de seguir tomando como base la noción de abducción de Ch.
Peirce: la abducción parte de los hechos sin tener al principio una teoria, aunque la reco-
noce como necesaria. La inducción parte de una hipótesis sin tener al principio hechos
aunque reconoce que son necesarios para demostrarla. 44 Siguiendo los indicios, Ginzburg
(detective-inquisidor-juez) recurre a técnicas propias de una investigación policial con
tanteos, fracasos y hasta golpes de efecto teatral minuciosamente distribuidos. Esto impli-
ca ciertas formas de escritura que no dependen de una opción estética, sino que tienen
intención heurística invitando al lector a participar en una construcción del objeto de
investigación y proponiendo su asociación para la elaboración de una interpretación:•s
Ginzburg. sabe que su método no consiente un proceso de verificación completa sino que
admite un margen amplio, «un rigor elástico».46

El problema de los cambios de escalas.

En /Jistoria Nocturna el autor se propone por una parte, reconstruir los mecanismos
ideológicos que facilitaron la persecución de la brujería en Europa y por otra, reconstruir
las creencias de estos hombres y mujeres. La brujería como tema de investigación ha sido
frecuentada a través de diferentes miradas. Sin embargo, en pocas oportunidades habían

41
AMELANG, James c<Microhistory and its discontents: t.he view from Spain», en Historia a
Debate. 11. Retorno del Sujeto, Santiago, Historia a Debate, 1995, p. 307-315
43
GINZBURG. Carlo El queso ...• Op. Cit., p. 22
44
MUIR, Edward, Op. Cit., p. XIX. La abducción y el método conjetural han recibido distintos
tipos de críticas por }a posibilidad de ser vulnerables a la circularidad, teniendo en cuenta que
toda interpretación presupone para Ginzburg un recíproco intercambio entre eJ todo y las partes
ex.istcn las dos posibilidades: establecer una saludable c~rcularidad en la interpretación herme-
néullca o un círculo vicioso. La mejor inmunización contra Jo último es la convergencia de
varias lineas de investigación Independientes que reduzcan la posibilidad de error.
•.s REVEL, Jacques c<Micro-análisis ... ~. Op. Cit., p. 140
46
SERNA, Justo y PONS, Anaclet, Op. Cit., p. 122 « ... el paradigma indiciario no puede ser sino
intuitivo, elástico es decir, hace depender buena parte del discurso histórico de la cualidad
personal, de la capacidad individual y de la propiedad que el historiador tenga para revelar ese
pasado.»

- 1 J 1-
GoNZÁLEZ MeZQUITA M. «¿Microhjstoria o Macrohistoria? ... »

excedido las persecuciones y en número escaso se habían dedicado a las actitudes de los
perseguidos, tal como lo demuestra el minucioso análisis historiográfico que realiza el
autor en la introducción a la obra.47 Un aspecto interesante del debate se centra en el papel
que debe asignarse a las ciencias sociales como recurso a utilizar por el historiador. A.
Macfarlane por influencia del funcionalismo antropológico no había prestado atención a
la dimensión simbólica de las creencias igual que K. Thomas. Contra esta posición de
reduccionismo sicológico y funcionalismo sociológico se declaró C. Geertz.41
Ginzburg en 1 benandanri. había tratado de defmir qué significaba la brujería para las
brujas y los brujos. Pero, disponía de un tipo de documentos (procesos inquisitoriales,
tratados de demonología) que constituían una barrera para acceder a los protagonistas.
Una brecha apareció en las creencias centradas en los benandanti quienes en los
interrogatorios dejaron traslucir un profundo núcleo de creencias populares autónomas.
Las creencias de Menocchio constituyen una situación similar de creencias populares
irreductibles a los esquemas conocidos que tampoco habían sido exploradas. Pero, en el
caso de Menocchio estos elementos populares se encuentran relacionados con un conjunto
de ideas que refieren también a las propuestas de grupos intelectuales, planteando el pro-
blema de la «circulación cultural.»
Minimizando las posiciones que estudian a los «perseguidores», C. Ginzburg constru-
yó otro objeto histórico-discursivo que podría relacionarse luego de las correcciones que
le efectúa, con las hipótesis -en algunos aspectos desacreditadas- de Margaret Murray-
egiptóloga y discípula del antropólogo James Frazer- quien sostiene que el aquelarre
descripto en los procesos no es resultado de los itaventos de los jueces que logran declara-
ciones a la fuerza, ni informes de experiencias interiores de carácter más o menos
alucinatorio, sino en realidad, descripciones de ritos efectivamente celebrados. Murray no
se limitó a destacar el interés eblológico de las confesiones, invirtiendo la problemática
les dio credibilidad. Estos ritos, deformados por los jueces en sentido diabólico, estaban

47
En la Introducción se realiza un análisis en profundidad de las perspectivas historiográficas
sobre el tema de la brujería. También se encuentran interesantes apreciaciones en: BURUCUA.
José Emilio Sabios y Marmitones. Una aproximaci6n al problema de la modernidad clásica,
Buenos Aires, Lugar, 1993. Una buena síntesis sobre planteos historiográficos, en QUAIFE,
G.R. Magia maleficio. Las brujas y el fanatismo religioso, Crítica, Barcelona, 1989.
41
GEERTZ. Clifford "An Anthropology of Religion and Magic", en The Journal of1nterdisciplinary
History VI, 1975, p. 71-89. Citado por Ginzburg, Cario en Historia ..., Op. Cit., p. 5. El impacto
de la perspectiva antropológico-estructural se manifestó con fuerza en Annales y, como tal. el
impulso antropológico que la publicación podía desarrollar tenía más que ver con el análisis de
invariantes, con el estudio de reglas y con la posibilidad de establecer modelos. Por el contrario,
la antropología anglosajona había reivindicado el estudio singular de casos concretos dotados
de una particular historicidad. Esta vertiente de la antropología había ido desarrollando estas
sugerencias, con diferencias internas, hasta consumarse en el trabajo ernológico de Clifford
Geertz.
- IS8-
ptohiltOtiG 4 · 1000

relacionados con un culto precristiano de fertilidad que viene tal vez de la prehistoria y
llega a la modemidad.49
El descubrimiento de un culto agrario de carácter extático en Friuli durante los siglos XVI
y XVIII es decisivo pam las investigaciones del autor. Surgieron allí elementos atípicos
ajenos a los estereotipos de los demonólogos que se oponen a los criterios externos para
aislar las líneas de la brujería popular. Los inquisidores quisieron reconducir el relato de
los benandanri al esquema del aquelarre diabólico, pero pasaron cincuenta años hasta que
ellos cedieron a confesar en el sentido requerido. En muchas oportunidades las diferen-
cias de dialectos y situaciones culturales complicaba la comunicación pero aún así queda-
ban para el historiador pistas vitales. Con estos casos no se confumó la realidad física de
los encuentros, eran experiencias alucinatorias individuales. no había pruebas de reunio-
nes colectivas previas.50
Pero relacionar la brujería popular y los rituales antiguos enlazados con la vegetación
y la fertilidad no era tarea sencilla pues se debía analizar el encuentro entre brujería cultn
y popular con las creencias en vuelos nocturnos esencialmente femeninos en las reuniones
sin presencia diabólica, sin profanación de sacramentos, presidida por deidades femeni-
nas llamadas -según el lugar- Diana, Rolda o Perchta.
El valor de los documentos del caso, radicaba para Ginzburg en la posibilidad de
producir un cambio en la investigación. Sobre brujería sólo se venían utilizando los testi-
monios hostiles procedentes y filtrados por los demonólogos, inquisidores y jueces. Pero
en la búsqueda de la documentación se descubre un estrato de profundos mitos campesi-
nos que poco a poco, por la introducción de un modelo cultural hostil, se convirtió en el
aquelarre. Ya en El queso y los gusanos Ginzburg había uestacauu el valor de las fuentes
como segunda forma de «excepción normal~ pues aunque los documentos oficiales -en los
procesos judiciales por ejemplo- pudieran distorsionar en alguna medida los testimonios
de los acusados, permitían rescatar formas de representación del mundo que estaban per-
didas.
En Historia Nocturna, Ginzburg propone un planteamiento nuevo del problema de los
orígenes populares de la brujería, analiza las raíces folklóricas del aquelarre a través del
estudio tanto de los perseguidores como de los perseguidos y luego propone la existencia
de un estereotipo del aquelarre, una formación cultural de compromiso, resultado híbrido
de un conflicto entre cultura folk1órica y cultura docta. No prioriza la media duración en
la que se consolida el estereotipo del sabbat (límites cronológicos y espaciales en Europa
occidental) sino el más vasto zócalo de tiempo y espacio en el que emergen sus elementos.
Con anterioridad, en su investigación sobre los benandanti había analizado actitudes re-

49 FRAZER, James Georg e La rama dorada, México, 1986. MURRAY, Margaret The Witch-Cult
in Western Europe~ Oxford. 1962, cit por Ginzburg, Cario, en Historia ..., Op. Cit., p. 9.
so GINZBURG, Carlo Les batail/es nocrurnes, Flammarion, París, 1984. (/ Benandanti, Turín,
1966).
GoNZÁLEZ MeZQUITA M. «¿Microhistoria o Macrohistoria? ... >}

ligiosas de los campesinos del Friuli en la larga duración, pero como resultado de la
relación de numerosas situaciones particulares sin las cuales se puede caer en los riesgos
de las vagas generalizaciones en el terreno de las mentalidades o de la sicología colectiva.
Se trataba de un conjunto de creencias populares que bajo el efecto de una serie de presio-
nes particulares, se identificaron paulatinamente con la brujería. El estudio de los proce-
sos inquisitoriales arroja nueva luz sobre la brujería y los perseguidores. Los benandanti
aportan dos elementos que se propone profundizar en la Historia Nocturna: por un lado
las procesiones de difuntos {donde predominaban las mujeres) relacionadas con el mito
europeo de las seguidoras de Diana o la «caza salvaje» y por otro, las batallas de la ferti-
lidad (protagonizadas básicamente por hombres) que en un primer momento parecieron
exclusivas de Friuli, con excepción de un licántropo de Livonia (Báltico) lo que hizo
suponer al autor una relación sólo en parte exacta con el sustrato eslavo.51
Los benandanti, en el lapso de un siglo, se convirtieron en brujos y sus asambleas en el
sabbat diabólico. Para el caso del Friuli la brujería diabólica se produce por deformación
de un rito agrario anterior. En el prefacio a la obra Ginzburg no proponía extender esta
conclusión por simple analogía a otras regiones de Europa pero -aunque limitada- la
consideraba punto de partida para otras investigaciones. Las cuestiones sobre la relación
entre benandanti y chamanes quedaban para otra oportunidad que Uegaría con la Historia
Nocturna. El reconocimiento de haber subordinado los aspectos etnológicos de la investi-
gación a una perspectiva deliberadamente histórica será revertida en su análisis sobre el
aquelarre.52
En la segunda y tercera partes de Historia Nocturna se plantean las hipótesis más
novedosas y arriesgadas del libro, desde un análisis comparativo abarcador de períodos y
áreas que exceden aquellos en los que se realizaron persecuciones por brujería, se propone
el abandono de la investigación desde el tiempo lineal y uniforme. En los procesos conflu-
yen no sólo dos culturas sino dos tiempos heterogéneos.

51 GINZBURG, Cario Les baJailles..., Op. Cit., p. 37. "Según declara el 27 de junio de 1580
Battista Moduco, asiste cuatro veces al año para combatir en espíritu contra los brujos y si Jos
benandanti son vencedores ese año es de abundancia y si son vencidos de escasez. En esas
batallas luchan por los granos, las cosechas, los vinos..." Las dos versiones (agraria-fúnebre) de
los benandanti necesitaban una comparación más amplia considerando el estado cataléptico, la
salida de las almas del cuerpo a procesiones o batallas nocturnas, que conducía al éxtasis
chamánico. Más aún, las competencias que se atribuyen los benandanti (contacto con los muer-
tos-control fuerzas naturaleza) hablaban de una función social similar a la de los chamanes,
conexión confirmada también por Mircca Eliade.
Sl GINZBURG, Cario Les baJailles...• Op. Cit., p. ll-13. La relación entre brujos y chamancs ya
ha sido propuesta en forma hipotética por W.E. Peuckert en Geheimkulte. Heidelberg, 1951 y
con más convicción por E. Stiglmayr en Die Religion in GeschiclzJe und Gegenwarl. Tubingen,
1959 .

• 140-
ptohi1\otio 4- tOOO

Las dificultades surgidas a partir de la acumulación de testimonios sobre los mitos.


creencias y ritos reunidos que parecían no coincidir exactamente con la documentación
sobre los benandanu, se solucionaron para el autor con las reflexiones que Wittgenstein
realizó sobre La rama dorada de J. Frazer: «La explicación histórica, la explicación como
hipótesis de desarrollo es sólo un modo de recoger los datos, su sinopsis. Es igualmente
ver los datos en su relación recíproca y recogerlos en una imagen general que no tenga la
forma de un desarrollo cronológico ... esta representación perspicua ...mediatiza la com-
prensión que consiste cabalmente en ver las conexiones. De aquí la importancia de hallar
eslabones intermedios.»53
La naturaleza conjetural del intento era una consecuencia de la escasez documental.
La convergencia de testimonios permitió elaborar un bosquejo histórico fragmentado y
provisional. La representación de formas simbólicas análogas en espacios y momentos
heterogéneos, ¿se podía analizar en términos históricos? o ¿se trataba de casos límites que
hacían aparecer en el tejido de la historia una trama atemporal? La solución a estos plantees
parece encontrarla el autor en el cap. li de la tercera parte donde partiendo de un docu-
mento, reune un conjunto de mitos de ámbito cronológico y espacial amplio y se pregunta
por los elementos que relacionan -por ejemplo- a Edipo, Aquiles y Cenicienta: la respues-
ta la encuentra en el mítico porte de un solo calzado -monosandalismo- y la recogida
ritual de los huesos de los animales muertos.
El interés que generan los planteas del autor está dado principalmente en la amplia
distribución en el tiempo y en el espacio que caracterizan a casi todas las unidades de la
serie. Después de realizar un análisis sobre las respuestas que la historiografía ha ofrecido
sobre estos temas (interpretaciones arquetípicas. estructuralistas y difusionistas, investi-
gaciones sobre mitos), se plantea el problema esencial de la sincronía y la diacronía para
intervenir en un debate con los investigadores sobre mito (C.Lévi-Strauss) y mito griego
(J .P. Vemant) que lo lleva a plantear la necesidad de la superación de la antítesis diacronía-
sincronía.
Este aporte, propone lo que parece fundamental para la comprensión de la obra: las
relaciones entre la historia y la antropología A partir de un enfrentamiento aparentemen-
te superado, se enuncia la posibilidad de una colaboración entre historiadores y antropólogos
con palabras de C. Lévi-Strauss: "El análisis estructural converge directamente con la
historia cuando, más allá de los datos empfricos se aplica a estructuras profundas que en
tanto que profundas. pueden también haber sido comunes en el pasado.» S4
Esta convergencia con Lévi-Strauss no le impide a Ginzburg plantear sus disidencias
con él, respecto al papel de la antropología y de las relaciones entre la profundidad abs-

53 WITTGENSTEIN, Ludwig "Bennerkungen uberFrazer's Golden Bough",enSynthese. 17. 1967,


p. 223-253. Cit. por Ginzburg, Carlo, en Historia ...• Op. Cit., p. 15.
S4 LEVl-STRAUSS, Claude <<Histoire el ethnologie», en Ann.ales, E.S.C, 38, 1983. p. 1217-31.
Cit. por GINZBURG, Carlo, en Historia .... Op. Cit., p. 22.

- 141 -
GoNZÁLEZ MEZQU11"A M. «¿Microhistoria o Macrohistoria? ... »

tracta de la estructura y la concreción del acontecimiento donde, a través de convergen-


cias y contrastes, se juega para el autor la verdadera batalla entre la antropología y la
historia. su desafío de realizar una investigación diacrónica y comparada.
Es importante insistir en algunos aspectos de la segunda parte de la obra -discutible y
original como la tercera-, en la que se analiza el paso de la concepción del aquelarre como
fantasías cliabólicas castigadas con penas blandas. a un aquelarre real castigado con la
hoguera. Hay testimonios de la época en la zona de Jos Alpes Occidentales, Orientales y
Pirineos (no excluyentes de otros más apartados)55 La aproximación se realiza aquí desde
la inspiración de antropólogos comparativos como C. Levi Strauss y estudiosos del mito
(sobre todo V. Propp); es morfológica, sincrónica y hasta acrónica.56
La veneración de una divinidad romana como Diana remite a la Hera-Herodiana-
Herodíades griega y a un sustrato más antiguo y abarcador de estas creencias en la era
céltica. Esta afumación permite relacionar el núcleo mítico oral de la religión popular de
los difuntos, de origen celta con la tradición cristiana que a través de la literatura se
manifiesta en los textos del ciclo artúrico. Un estrato de creencias variado, ha sido unido
por los textos de los canonistas, inquisidores y jueces. El elemento unificador está consti-
tuido por las figuras femeninas misteriosas -escasos hombres- ligados por un culto extáti-
co. Éste es el núcleo folklórico del estereotipo del aquelarre: el viaje extático de los vivos
al mundo de los difuntos. Los testimonios sobre rasgos de una religión extática principal-
mente femenina pueden encontrarse de un extremo a otro del continente europeo en un
arco temporal más que milenario.
¿Ergotismo? No parece ser una constante el uso consciente de alcaloides u otras sus-
tancias alucinógenas. Pero hay testimonios que no pueden explicar:>e por la presencia
celta. Muchos de los casos remiten a mitos y ritos siberianos, con componentes chamánicos

}S GINZBURG. Cario Les batailles..., Op. Cit., p. 117. El autor propone enriquecer el esrudío de
HAN SEN, J. Zauberwahn, lnquisition und Hexenprozess im Mittelaller Wtd die Entstehung der
grossen Hexenverfolgung, Münich y Liepzig. 1900. cuya novedad fue contribuir a la compren-
sión del sentido y naturaleza de la brujería popular d1stinta de los esquemas de origen inquisitorial.
Hansen mostró cómo la imagen de la bruja diabóhca -y sus accesorios- fue elaborada poco a
poco desde la mitad del siglo XIII hasta el siglo XV bajo influencia de teólogos. inquisidores,
sermones y tratados. El aquelarre diabólico es presentado en el siglo XV como un fenómeno de
interacción que no se reduce a una proyección en los acusados de obsesiones anliguas y recu-
rrentes.
S6 Simplificando se podría decir que existen dos tesis sobre el sabbat, una sostiene la irrealidad
del aquelarre. otra defiende la realidad de estos encuentros (sostenida con más fuerza en la
segunda mitad del siglo XVII). Estas alternativas están presentes en los jueces de los benandanti.
Pero el análisis de los ritos hace m.inirni..zar toda semejanza posible. Se r:rata de ritos agrarios de
extraordinaria vitalidad que perviven en el Friul a fines del siglo XVI por tratarse de una región
marginal como Livonia y por la influencia en los dos casos de mitos y tradiciones eslavas.
GINZBURG, Cario Les batailles... Op. Cit., p. 85

- 14t -
prohi1torio ll- tOOO

que parecen hacer derivar el núcleo folklórico del aquelarre (vuelo mágico-mcLamorfosis)
de un remoto sustrato euroasiálico. En 1 Benandanri Ginzburg había anticipado que resu l-
ta marginal determinar la naturaleza de estos estados catalépticos porque quedaría sin
explicar lo más importante: el sentido de las visiones descritas.57 Si bien los grupos tienen
consistencia distinta, hay elementos recurrentes: transformaciones temporales precedidas
de rituales. la travesía como rito de pasaje o ceremonia iniciálica a las batallas extáticas.
En los primeros ai\os de sus investigaciones ya quedaban planteadas estas relaciones entre
benandanti y chamanes.58
La tercera parte del libro, marcada por el uso frecuente del modo condicional y sub-
juntivo, es ciertamente, la parte más conjetural. El itinerario morfológico lleva a Ginzburg
a sociedades, tiempos y espacios diferentes cada vez más lejos de las que cristalizaron el
aquelarre. Se desplaza desde el Israel de Jacob por la Grecia homérica hasta la Edad
Moderna con el objeto de resolver la aparente antítesis entre los modos históricos y
morfológicos identificando tos «campos» y conectándolos. Su desafío es demostrar que
las convergencias formales se deben a conexiones de carácter histórico. En todo caso.
queda claro que ex.iste una semejanza de mitos confluyemes en el aquelarre que reelaboran
un tema común: el viaje de ida y vuelta al más allá y la permanencia de estos elementos a
través de las diversidades.
En Historia Nocturna se privilegia el objeto de investigación en un ámbito temporal
amplio, pero no se olvidan los detalles contemplados de cerca. Un análisis telescópico y
microscópico a la vez. El mismo autor se plantea desde la década de los setenta una serie
de cuestiones sobre el método elegido. ¿Restringir o ~mpliar los límites del ámbito del
conocimiento?
El replanteo sobre las relaciones entre los benandanri y los chamanes es central en
Historia Nocturna. Sin descartar que esa analogía tuviera vinculación histórica. piensa

57 GINZBURG, Cario Les ba10illes....• Op. Cíe., p. 72. Las interpretaciones que se aventuran son
de dos 6rdcnes esencialmente: individuos víctimas de epilepsia, histeria u otras enfermedades
y pérdida de la conciencia por causa de sustancias alucinógenas o soporíferas. Sean estas causas
o tal vez técnicas de éxr.asis particulares, la cuestión debe resolverse en el plano de la religiosi-
dad popular y no en el propio de la farmacología o la siquiatría.
n Desde el paralelo livoniano se puede afirmar la relación no ana16gica sino real entre los
benandanti y los chamanes. Los éxtasis, los viajes al más allá. las procesiones de los muertos
que confieren a los benandanti virtudes proféticas son elementos que se sitúan en un cuadro
coherente y remiten al culto de los chamanes. Pero declara el autor que encontrar los hilos que
relacionan estas creencias con el mundo báltico o eslavo sobrepasa los límites de la investiga-
ci6n en esta obra. GlNZBURG. CarloLes batai/les... , Op. Cit., p. 53. Los chamanes protagoni-
zan batallas y creen en una Diosa nocturna. lo que lleva al autor a concluir que la presencia de
formas míticas análogas en contextos cultw-ales heterogéneos puede ser resultado de relaciones
históricas semielaboradas.

- f.IIS -
GoNZÁLEZ MEZQUITA M. «¿Microhistoria o Macrohistoria? ... >l

también en una relación puramente tipológica y aborda la relación entre vinculaciones


tipológicas y conexiones históricas desde sus implicancias teóricas.59
La influencia de Marc Bloch queda reflejada en el enfoque comparativo, en cuanto se
uata de analizar lo que se considera «cierta similitud entre los hechos observados y una
cierta diferencia entre los medios donde se produjeron». 60
La utilización de métodos históricos y morfológicos en Historia Nocturna, permite
vincular mitos de ámbitos culturales diferentes por afinidades formales tomando a Propp
y Wittgenstein: el análisis morfológico tomado como instrumento para la Historia y no
como una altemativa.61 La primera parte es histórica, la segunda morfológica y en la
tercera se intenta una convergencia entre ambas. En la segunda parte reconoce haberse
centrado« ... en el problema del núcleo folklórico del aquelarre y procuré recoger fenóme-
nos con una preocupación puramente formal ...reconstruí series de fenómenos ligados en-
tres{ desde el punto de vista estructural, en el nivel de la morfología profunda, dispersos
por el continente euroasiático...Lévi-Strauss se convierte en el interlocutor más importan-
te del libro.» 62
Las relaciones historia-antropología han producido numerosas reflexiones de los es-
pecialistas en reuniones científicas recientes. Ch. O. Carbonen sostiene63 que la antropo-
logía histórica se ha convertido en la nueva historia y con ello ha aparecido no sólo otra
Historia sino una Historia diferente. En este sentido E.P. Thompson decía: «En mi propio
trabajo he descubierto que no puedo manejar ni las congruencias ni las contradicciones

59 GINZBURG, Cario Historia ... , Op. Cit., p. 26. "Partiendo de la documentación sobre los
benandanti he intentado durante años, acercar basándome en afinidades puramente formales,
testimonios sobre mitos y ritos, sin preocuparme por insertarlos en un marco histórico plausi-
ble. La propia naturaleza de la afmidad que oscuramente buscaba sólo se me aclaró a posteriori.
Poco a poco se esbozó, de un modo compacto desde el punto de vista morfológico, y heterogé-
neo desde el punto de vista cronológico, espacial y cullural, una constelación de fenómenos."
60 BLOCH. Mace Por una Historia comparada de las sociedades europeas, Mélanges historiques,
París, 1963.
61
Historia y Cuilllra ..., Op. Cit., p. 112
62
!bid., p. 114
63
CARBONELL, Cbarles-Olivier "Antropología, etnología e historia: la tercera generación en
Francia", en New History, Nouvelle Histoire. Hacia una Nueva Historia, Dir. por José Andrés
Gallego. Actas. Madrid, 1993, p. 91-101. Respecto al tema son interesantes las apreciaciones
de HERNANDEZ SANDOICA. Elena Los caminos de la Historia, Madrid. 1995, p. 149. "Si-
tuado en la encrucijada entre sujeto y estructura interesará al historiador lo mismo que al psi-
coanalista y al antropólogo ...realizar la prospección histórica sin descuidar en nada ni los silen-
cios ni las repeticiones...sin despreciar el lapsus o el engaño indicios verdaderos de la
intencionalidad del sujeto, pistas valiosas para una interpretación que se convierte así en la
tarea de todo historiador."

·IAIAI·
ptohi1totio 11 - ~000

del proceso histórico profundo, sin prestar atención a los problemas que los antropólogos
ponen en evidencia.»64
«Sólo una antropología impregnada de historia, o lo que sería lo mismo. una historio-
grafía impregnada de antropología, podrá replantearse las vicisitudes plurimilenarias de
la especie horno sapiens.»65
Historia Nocturna ha sugerido desde su publicación, interpretaciones variadas: ¿His-
toria Cultural? ¿Estudio sobre la mentalidad mágica? ¿Historia de la relación entre las
culturas dominantes y subalternas? ¿Una indagación sobre diferencias y continuidades?
¿Es microhistoria o macrohistoria? Nos detenemos en esta última pregunta. Según G.
Levi, la microhistoria en cuanto práctica se basa en esencia en la reducción de la escala de
observación, en un análisis microscópico y en un estudio intensivo del material documen-
tal.66 Pero, no todos los microhistoriadores suscribirían esta definición.
Como aflrma R. Chartier, es importante diferenciar las dos versiones de microhistoria
a las que habíamos aludido: una Historia social y económica, que reconstruye la trama de
las redes de relaciones y las configuraciones de las sociedades a partir de un caso, y otra
utilizada por C. Ginzburg en la Historia Nocturna para ver lo que se definen como ano-
malías. A través de lo que no es normal es posible ver estructuras fundamentales que
generalmente subyacen y se revelan a través de casos excepcionales. La intención no es la
reconsuucción de esta sociedad sino llegar a través de sus anomalías a un zócalo cullllral
que puede ser amplio. Historia Nocturna, al introducir una perspectiva propia de la An-
tropología, Ginzburg llega en cierta manera a estructuras fundamentales de todas las
culturas. Se hace dificil pues. hablar de la microhistoria como si fuera una perspectiva
historiográfica homogénea, una y con usos similares.67
Pero, la oposición de las escalas nos puede desviar por una falsa pista, pues si existe
una oposición pertinente entre ambos enfoques de la práctica de la investigación históri-

~ TIIOrvtPSON, Edward Palmer "Folklore, Antropología e Historia Social". en Historia Social.


1989,3, p. 81-102. Cuando los «nuevos,. historiadores practican la antropología. hacen perder
a la nouvelle histoire algunos de sus caracteres de identidad: la problemática y la macrohistoria
por ejemplo. No es el caso de la Historia Nocturna. En todo caso, sería oportuno distinguir
entre una historia antropológica propia de los historiadores y una antropología histórica propia
de los antropólogos.
&S GINZBUR. Cario y PONI, Cario "El nombre...". Op. Cit., p. 65.
66
LEVI. Giovanni "Sobre microhistoria", en BURKE, Peter Formas de hacer la Historia, Alian-
za. Madrid, 1991. p. 119-143.
67
GOLDMAN, Noemf et. Al. "Historia y prácticas culturales: Entrevista a Rogcr Chartier".
Emrepasados, IV, 7, 1994, p. 137. En este sentido. también BARROS, Carlos "Vcrs oii souhaitons
nous menee l'histoire?". en Rivista di storia del/a storiograjia moderna, XVI. 1-3, 1995, p.
138. El autor afirma que en la actualidad "La microh.istoire se diffuse, hors d'ltalie, plus dans la
lignée de recherche sur les réseaux sociaux (Giovanni Levi) que d'études sur des microcosmcs
individuels: (Carlo Ginzburg: Menocchio, Piero deUa Francesca)."

- 145 -
GoNZÁL~Z MEZQUITA M. «¿Microhistoria o Macrohistoria? ... »

ca. se debe aprehender según las modalidades diferentes de la formalización causal de los
fenómenos sociales y de las evoluciones históricas. Con esta perspectiva se puede obtener
por un lado, una imagen de la historia y del devenir social que es la de un sistema abierto,
en perpetua transformación y determinado por las dinámicas y los mecanismos
microsociales de tipo interacciona! y por otro, una imagen más evolutiva. en la cual los
procesos históricos son vistos como determinados ante todo por los factores macro-socia-
les y extraindividualcs.61
En realidad como venimos afumando, a pesar de hundir sus raíces en el terreno de la
Historia, algunas de las características de la microhistoria demuestran los lazos que la
unen con la Antropología. E. Grendi destacaba la vocación por el contexto de esta ciencia
y el estudio de las relacione sociales a través de sus manifestaciones económicas o
extraeconómicas. Pero como ya dijimos Annales proponía una perspectiva antropológico-
eslructuraJ. Por el contrario, la antropología anglosajona había reivindicado el estudio de
los casos concretos dotados de particular historicidad. Por su parte, C. Geertz considera
que «Pequeños hechos hablan de grandes cuestiones, guiños hablan de epistemología o
correrías contra ovejas hablan de revolución, porque están hechos para hacerlo así» 69
Según K. Thomas, los historiadores parecen más dispuestos a buscar generalizacio-
nes. Tienen interés por lo individual y particular, pero creen en palabras de M. Postan,
que los «problemas microscópicos de la investigación histórica son y deben hacerse
microcósmicos: capaces de reflejar mundos más amplios que ellos mismos.» 70
Hay aspectos de la vida cotidiana que no dejaron huellas en los archivos, son las
anomalías, concepto central ya en 1 benandanti, creencias y ritos que no están en las
fuentes. l:.n la HIStona Nocturna se amplia de manera extrema la anomalía del Friuli.
Así, los benandanri se convierten en parte de una matriz o zócalo de mitos y ritos que el
autor relaciona con un marco indoeuropeo. A la publicación de la obra había precedido

61
GRIBAUDI, Mauri:úo «Échelle, perúnence, configuraúon», en REVEL, Jacques (Dir.) Jeux
d' échelles. La micro-analyse a J' expérience, París, 1995. En las imágenes evocadas por la
oposición micro-macro se pone la mirada en dos formas de hacer historia, tratando en general
de defender una más que la otra, para demostrar la irreductibilidad de la escala. El enfoque
microanalítico se supone que vuelve a los espacios y mecanismos sociales que se si1úan a la
escala de la realidad misma. El enfoque macroanalíúco es percibido por oposición como el
nivel de la globalidad. de la generalidad. La construcción micro-analítica es inductiva, no está
dada a priori sino que individualiza los mecanismos y los generaliza a través de las fucn1es que
impregnan el objeto, la retórica es pues generativa. Los daiOs empíricos constituyen el material
que permite individualizar los mecanismos y estralegias que se encuentran más allá del objeiO
y de las categorías his10riográficas que le dan forma. El enfoque micro-analítico no es sólo más
elegante en su argumentación retórica sino también más fundado lógicamente.
49 GEER1Z, Clifford La interpretación de las culluras, Barcelona, 1990, cap. «La descripción
densa; hacia una teoría interpretativa de )a cultura».
70
TIIOMAS. Keith «Historia y Antropología», en Historia Social, 1989,3, 61-80, p. 63.

- 1 ~·-
ptohillOtiG ll- ~000

una polémica con Gcorges Dumézil quien había restaurado los estudios de mitología com-
parada aliando ciertas ecuaciones onomásticas a las teorías frazerianas produciendo una
nueva etapa en los estudios indoeuropeos. de los mitos y de las representaciones y com-
portamientos mentales en la Historia.~ 1
Si bten el propio C. Ginzburg ha definido esta obra como macrohistórica, hemos teni-
do oportunidad de dialogar con G. Levi sobre el carácter de la misma.n Su respuesta
revelaba que algunos años atrás había discutido con el autor la posibilidad de incluirla o
excluirla de la serie Microsrorie. Por otra parte, El queso y los gusanos no constituye una
simple reconstrucción de una trayectoria individual, una narración al estilo del siglo XIX,
en ella se plantean problemáticas que constituyen una parte central de la obra en referen-
cia a contextos complejos. El primer plano cinematográfico, alterna con las tomas largas
" .. .lo que el punto de vista micro-histórico ofrece a la observación no es una versión
atenuada, parcial o mutilada de realidades macro-sociales: es, y es el segundo punto, una
versión diferente.>>73
¿Forma larga de Microhistoria? No resulta fácil relacionar a Freud, Gombrich, Propp
y Bloch intentando darle un sentido global. "Quizá ...mayor sorpresa pueda provocar la
comparación entre dos de sus libros más celebrados: 11 form.aggio e i vermi -un texto de
clara vocación micro- y Sroria notturna -a la que cabría denominar macrohistoria. Tal
vez, la clave se encuentra en el interés de Ginzburg por el estudio de las manifestaciones
culturales que resisten el paso del tiempo. El estudio de las continuidades culturales que
'perfilaría en el Warburg lnstitute, se convertiría en su objeto declarado'. « 74

71 La controversia surgió a partir de una artículo en el que Ginzburg retoma el análisis de una obra
de Dumézil (Mythes et dieux des Germains, París, 1939). Luego de realizar un estudio de las
influencias recibidas por el autor, emite juicios sobre la relación entre mitología germánica y
nazismo, entre biología y cultura, centrando el análisis en las relaciones entre mitología germá-
nica y el Tercer Reich y la propaganda nazi como vía de legitimación ideológica. Ginzburg,
Cario «Mythologie germanique et nazisme. Sur un ancien livre de Georges Dumézil», en
Annales,1985, 4, p.p. 695-715. La respuesta fue inmediata: DUMÉZIL, Georges «Science et
politique. R~ponse ACario Ginzburg», en Annales,_l985, 5, p.p. 985-989.
71 Conversación con Levi. Giovanni en oportunidad de su presencia en Mar del Plata. Seminario:
Ejercicios en llistoria social (Estratificación, distribución y consumos. Redes. Microhistoria)
Dictado por el Dr. Giovanni Levi del22 al27-08-94. Fac. de Humanidades, UNMDP, Programa
de Maestría en llistoria.
73 REVEL, Jacques «Micro-análisis...», Op. Cit. p. 135. GINZBURG, Cario y PONI, Carlo «El
nombre...»,Op. Cit, p.69. Proponían una salida a esta discusión al afirmar que «El análisis
microhistórico posee, por lo tanto, dos frentes. Por un lado, moviéndose a escala reducida,
permite en muchos casos, una reconstrucción de lo vivido, impensable en otros tipos de
historiografía. Por otro, se propone investigar las estructuras invisibles en cuyo interior se arti-
cula lo vivido»
74 SERNA. Justo y PONS, Anaclet, Op. Cit. p. 125. Es interesante la conclusión de los autores
«pero la insatisfacción con los procedimientos habituales de la historia de la cultura le permiten

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GoNZÁU!Z MEZQUITA M . «¿Microhistona o Macrohistoria? ... »

C. Ginzburg, torna las anomalías, algo que no tiene razón para ser observado en gene-
ral, encuentra un lugar por donde atravesar la realidad más allá de las redes de relaciones,
no es sólo un microanálisis, es un estudio de la naturaleza humana, antropológica.
asincrónica Por otra parte, en opinión de algunos autores, la oposición de los niveles
micro y macrohistóricos puede llevarnos a una falsa oposición.75 «lt would be pointless to
discuss in abstract terms the contras! between microhistory and macrohistory. Rather, ir
makes more sense to investigare microanalysis or microhistory as an historiographical
practice.»16
Se puede así arribar a lugares inesperados para el lector. Podríamos considerar la obra
como un ejemplo de la rnicrohistoria y sin embargo, puede al mismo tiempo producir un
efecto diverso, subrayar el indicio y usarlo de manera diferente produciendo una Historia
Antropológica a partir de criterios que definen una humanidad fundamental que se rela-
ciona con un estructuralismo que el autor no acepta.
Desde/ Benandanti y El queso y los gusanos hasta la 1/istoria Nocturna, no encontramos
un pasaje rectilíneo de una obra a la otra. hay un cambio en las elecciones y en las perspecti-
vas. En los cambios de lentes utilizadas se mezclan los planos pero en proporciones diferentes

ir más allá de la lectura tradicional: por debajo de las evidencias -en este caso las variaciones
conte:xtuales e históricas- hay una continuidad soterrada que hay que descubrir. Se acerca con
ello a un procedimiento que ya habíamos visto prefigurado en Lévi-Strauss. En este caso la
sintonía relativa entre Lévi-Strauss y Ginzburg se aclara parcialmente: su mutua admiración
por Freud...Por tanto es la de Ginzburg, en efecto una tensión entre morfología -en el sentido de
Propp- e historia. entre forma transhistórica y variación histórica.» Por su parte, HERNANDEZ
SANDOICA. Elena Los caminos ..., Op. Cit., p.l50, opina que para recuperar lo vivido en su
especificidad «no quedaba otra via que trascender -con los instrumentos de método que fuese-
todo tipo de continuidades y de inmovilidades prisioneras de las particularidades bajo el corsé
de la estructura, desvelándolas. Habría que subrayar los cambios repentinos, las anomalías;
hacerse con aquello que sucede realmente y que el historiador puede ver sólo si, aprende real-
mente a hacerlo: observando aquello que sucede cuando, en apariencia no sucede nada...»
75
Respecto a este tema se han reunido una serie de artículos editados por GRffiAUDI, Mauricio.
LEVI. Giovanni y Tn..LY. Charles Mikrogeschichle Makrogeschichle komplementiir order
inkonmmensurabel?, Gottingen. 1998. Si bien el tratamiento apunta a los niveles micro y
macrohistóricos desde la orientación de la historia social, son de interés para este trabajo, las
reflexiones que orientan esta publicación.
76
LEVJ,Giovanni «The Origins od the Modem State and thc Microhistorical Perspective•. en
GRIBAUDL Maurizio, LEVI, Giovanni y TII..l..Y, Charles Mikrogeschichte Makrogeschichte...,
Op. Cit., p. 55. Sobre este tema es interesante la opinión de ZEMON DAVIS, Natalie «Las
formas de la Historia social», en Historia Social,l0,1991. p. 180 «La rnicrohistoria... debe man-
tener un intercambio con la macrohistoria. ..EI caso aislado sometido a estudio no es el grano de
arena en el que se resume el mundo sino un bloque de poder local que recibe la influencia o las
señales de otros bloques -a los cuales, a su vez., envía las suyas- y de otros centros de poder
institucionalizados»

- 148-
ptohillotia 4- ~000

en cada caso. Analizando procesos inquisitoriales y otras fuentes documentales, en una oca-
sión, Ginzburg intenta reconstruir a través del caso de un molinero, la cultura popular o de las
clases subalternas. Rastrea los elementos que le permiten hablar de interacciones y circularidad
cultural en la segunda mitad del siglo XVI y rescata las fuentes que pueden estar «Contamina-
das>> por filtros o intermediarios pero aún así permiten deftn.ir la existencia de una cultura
autónoma tal como lo había demostrado con los numerosos casos analizados en 1 benandanti.
En 1 benandanti el análisis de las declaraciones de los acusados remitía a una serie de
creencias que describían batallas por la fertilidad de los campos en espíritu y que lenta-
mente se fueron identificando con prácticas de brujería. La profundización del estudio de
esas creencias permitió reconstruir los mecanismos ideológicos que facilitaron la persecu-
ción de la brujería y la reconstrucción de las creencias de esos hombres y mujeres en dos
obras: El queso y los gusanos y la Historia Nocturna.
Con el análisis de las modalidades de lectura y actitudes de Menocchio, Ginzburg resca-
ta los elementos de la tradición oral y los temas herético- humanistas que conforman una
dicotomía aparente que remite a una cultura unitaria de tradición rural. Con un análisis
analógico en contextos diferentes, identifica las afirmaciones del molinero como prove-
nientes de una corriente autónoma de radicalismo campesino popular que la Reforma y la
imprenta ayudaron a aflorar. Se aleja de la Historia de las Mentalidades entendida como un
conjunto de elementos inertes, oscuros, inconscientes -esto dejaría en segundo plano el
componente racional- que proveen una visión del mundo, de una historia de connotaciones
interclasistas -«mentalidades colectivas,._ en disidencia con lo propuesto por L. Fevbre.
En J~ Historia Nocturna, Ginzburg retoma una de sus líneas de investigación para
preguntarse hasta qué punto era posible generalizar el caso de los benandanti ya que
implican «un planteamiento en gran parte nuevo del problema de los orígenes populares
de la brujería.» Por eso prefiere cambiar las categorías de análisis para hablar de «raíces
folklóricas del aquelarre» que deben develarse desde los instrumentos analíticos que pro-
veen la Historia de las religiones y el folklore.
Se podría decir que con los sujetos que eligieron, los microhistoriadores se ubicaron
en los bordes de la práctica histórica en una amplia franja entre la historia total y la
microhistoria. Aunque la fascinación por los detalles puede amenazar con lo que S. Schama
defmió como los peligros de la reducción de la escala, en realidad lo que han intentado los
rnicrohistoriadores es eliminar las distorsiones producidas por los peligros del nivel de
escala opuesto que anulaba a los individuos bajo el uso de las estructuras impersonales."
Es un grave error interpretar sus trabajos como una muestra de relativismo pues los pro-
pósitos apuntan a dilucidar las causas de los fenómenos en el nivel de los pequei'\os grupos
en los que se verifica la vida real y rescatar gentes olvidadas por otras metodologías.
77
SCHAMA, Simon ((The Monte Lupo Story,., en London Review of Books, 18. 1980, p.p. 22-23
cit. por MUIR, Edward, Op. Cit., p. XXVill.
71 LURIA, Keith y GANDOLFO, Rómulo «Cario Ginzburg ...» p.p. 91 cit. por SERNA, Justo y
PONS, Anaclet. Op. Cit,. p. 124.

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GoNZÁLEZ MEzQUITA M. «¿Microhistoria o Macro historia? ... »

Para Ginzburg en la medida en que se enfrenten problemas disúntos, las reglas del
método histórico deben adaptarse «because you have to /earn how to handle that dif!erent
evidence. So yo u a/so have to change the standards of proove.» 71 La obra de Ginzburg es
un buen ejemplo de las reflexiones, a veces contradictorias en referencia a los paradigmas
establecidos, de la complementariedad de las distintas miradas que pueden dirigirse a los
procesos históricos, en este caso, cultwales.
La dificultad impücita en las clasificaciones,los rótulos en tanto excluyentes, no impi-
den a Ginzburg la posibilidad de incluir plantees que permitan suponer un doble carácter
en la obra analizada expresado en las dos partes del libro que encuentran su integración al
fmal. cuando la relación entre la dimensión microscópica y la dimensión contextuaJ más
amplia se convierte en el principio organizador de la narración. En todo caso. lejos de las
certidumbres. de conceptos o categorías previas, la Historia Nocturna plantea desafíos y
conclusiones polémicas en el contexto de un generoso aporte teórico y ofrece un valioso
material para el debate sobre una amplia gama de temas centrales en nuestra cultura.

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