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All content following this page was uploaded by Mario Roberto Cancel-Sepúlveda on 27 November 2018.
revolucionó la disciplina. Ya ha pasado casi medio siglo de ello y una parte significativa de la
escritura historiográfica de alta calidad de las décadas del 1970 y el 1980 se redactó en el marco
praxis que entonces se consideraba agotada: la historia social y económica. Me parece que a la
altura de 2016, estamos en posición de volver sobre aquel tema que tantas implicaciones tuvo en
del 1950. Los ribetes políticos de aquellas eventualidades en el marco colonial eran muchos. A
perspectivas. Mirar hacia aquel fenómeno hoy es, por lo tanto, más que meritorio.
Microhistoria: herencias
meritoria. La microhistoria ha sido reconocida como una reacción crítica lo mismo ante la New
materialismo histórico.
del mismo modo. Algunos han buscado fuentes más remotas para explicar su metodología. Voy
a plantear dos posibles alternativas que derivan de mi experiencia académica. Cada vez que dicto
un curso de historiografía y hablo de Giambattista Vico me topo con una pista interesante. La
reflexión de ese jurista y retórico italiano en su tratado “La Ciencia Nueva…” publicado en
traería soluciones pero crearía nuevos problemas. Vico contradiría a los microhistoriadores
porque lo que este pensador cristiano buscaba en la historia concreta era el reflejo o la
continuidad de la ideal. Los microhistoriadores italianos no aceptarían esa premisa. Para ellos la
impugnación de la mirada macro tendría un valor análogo o incluso más relevante que su
validación. A lo sumo, utilizarían ese diálogo contencioso entre lo concreto o micro y lo ideal o
epistemología kantiana encuentro otra pista. La fenomenología kantiana admite que todo
conocimiento es “para sí” o perspectivo, sin que ello conduzca necesariamente al relativismo
absoluto porque el “imperativo categórico” lo impediría. El papel del que mira es tan o más
relevante que lo mirado. La microhistoria expresa una actitud análoga. El hecho de que
legítimos para su práctica, me dice que estoy lejos de equivocarme. Simmel y Croce fueron
acuerdo con ello. La crítica historiográfica y los microhistoriadores de las décadas del 1970 al
1990, prefirieron buscar legitimidad en el pasado mediato. Por eso eligieron proyectarse como
siglo 20: la nueva historia social francesa, la historia desde abajo y la etnología y la antropología.
representaba una protesta contra la historia total, sociologista y estructuralista que se impuso en
la década de 1920 desde Francia a través de la revista Annales. Se asumía que la misma había
ido llegando a sus límites y se desgastaba. Lo que se ponía en duda era su capacidad para reflejar
datos que se había impuesto en la tendencia. La crítica microhistoriográfica asumía una “nueva
una propuesta aplanadora que no veía la excepcionalidad en el acontecer sino solo lo que se
repite. La naturaleza de las redes sociales ameritaba una elucidación que solo la mirada
microhistórica podría suplir. En el fondo los argumentos tenían que ver con la concepción de la
idea de la libertad humana ante el asunto del historicismo y se apoyaban en argumentos que
Por ello, en primer lugar, la microhistoria fue explicada como una revisión de la nueva
invocaban la interpretación de Fernand Braudel del tiempo histórico y las duraciones con el fin
de mirar en otra dirección.2 Llamo la atención sobre un hecho. Las duraciones larga, media y
corta braudelianas, tienen mucho en común con la historia ideal, particular y concreta de Vico.
constituía su materia prima. El problema era que Braudel y la nueva historia social francesa,
había manifestado por el estudio de los personajes excepcionales o las figuras proceras. La
innovación radicaba en que, si bien no se negaría a trabajar con el personaje excepcional, estaría
social y económica francesa había obviado por considerarlo anodino. También se proponían
2
Braudel (1970): 64 ss.
3
Ginzburg (1994): 4.
observar desde la cercanía. La empatía con lo observado se convertía en un componente del
proceso investigativo, asunto que Marc Bloch había señalado en su memoria histórica poco antes
historiador inglés de tradición materialista de producir una historia desde el abajo social, era
también invocada por los microhistoriadores.5 El efecto de ubicarse abajo para estudiar el abajo
formación de la clase obrera inglesa que ajustar el fenómeno o el objeto de estudio a una pre-
concepción acorde con las posturas materialistas históricas que representaba. Los
dinámicas que lo micro develaba, y no a la apariencia final de los mismos. Los espacios de la
historiografía. La microhistoria, como la historia desde abajo, se sentía atraída por los márgenes
social y la cultura subalterna o popular, los condujo hacia los espacios de lo privado, la
cotidiano y los actos que ejecutamos por hábito, pero también sobre lo extraordinario o las
transgresiones que refutan el orden, acontecer que, de otro modo, hubiese sido reducido a la
4
Bloch (1949/1970):108 ss.
5
Revel (1995) :132.
6
Fernández García (2014): 108.
7
Ginzburg (1994): 32-33.
condición de lo trivial y la paradoja.8 La historia de Menocchio el molinero de Friuli del siglo 16
escrita por Ginzburg en 1976 es el mejor modelo de ello pero no es la única.9 La lógica de que lo
relación de los historiadores con la etnología y la antropología, asunto que confluiría con Michel
miraría hacia las estructuras sociales y su poder coercitivo sobre la individualidad: imaginar un
ser humano más libre, con un margen de acción más amplio que el que hipotéticamente le
redime y la revisa llamando la atención sobre la relación entre la narración ficcional moderna por
excelencia, la novela, y la narración realista por excelencia, la histórica. Aquella era una forma
Percibir la narración como una forma de conceptualizar o explicar la realidad, requería articular
un retorno a las fuentes literarias que la historiografía apenas había dejado atrás en el periodo
consustanciales13 con lo que el debate sobre el lugar de la historiografía entre las ciencias
sociales y las humanidades volvió a colocarse en el horizonte. Peter Burke, el historiador cultural
inglés, llamaba la atención en 1991 sobre las posibilidades de lo que llamaba la micronarración,
8
Hering Torres y Rojas (2015)
9
Ginzburg (1976/2000)
10
Certeau (1980/2000)
11
Ginzburg (1994): 35.
12
Voltaire (2010). URL “Voltaire y la Historia”
13
Chartier (2000): 62-63.
un concepto inventado sobre la base de la microhistoria, como medio para exponer problemas
históricos. Su definición de micronarración no podía ser más clara: “la exposición de un relato
la paz de Lev Tolstoi, de Henry Beyle alias Stendhal, de Raymond Queneau e Italo Calvino,
entre otros, cuando redactaba su obra maestra El queso y los gusanos. Burke también había
insistido en ese punto en su texto de 1991. El retorno de la narración, otra de las revoluciones de
La cita indirecta que Ginzburg hace de Tolstoi mientras lee una crítica de Isaiah Berlin,
sobre el autor ruso me parece emblemática: “un fenómeno histórico puede ser comprensible
solamente mediante la reconstrucción de la actividad de todas las personas que han formado
parte de él.”15 La microhistoria, como ejercicio de narración representó por lo tanto una
anti-novela francesa de 1960 y 1970, pero en efecto más tardía. La microhistoria equivalía a la
apropiación creativa de la historia ficcional de Ulrich, el “hombre sin atributos” de Robert Musil
en su ciclo novelesco de 1930 a 1942.16 Aquí debo hacer un comentario de profesor de historia.
Siempre he lamentado que las referencias que hago en mis clases a narraciones literarias de todo
tipo no conduzcan a mis estudiantes a leer más novelas. La manía de considerarlas una mera
14
Burke (1999): 299.
15
Ginzburg (1994): 31.
16
Musil (1940/1973)
fuente secundaria de la historia y no otra forma de exponer una imagen de mundo válida,
microhistoria. Pero no fue la única. Los parámetros de una actividad como la de hoy no me
fueron menos intensos, ambas vertientes se desarrollaron alrededor de la praxis y dieron menos
Gracia publicado en 1968, revisa por otro lado 400 años de historia en un pueblo pequeño e
Invitación a la microhistoria difundida por González en 1973, demuestra que esta vertiente
ofrecía y ofrece un campo amplio para la experimentación con el manejo del tiempo, el espacio,
había nacido en San José de Gracia por lo que el vínculo emocional con el tema, una apostasía
17
Ginzburg (1994): 35.
La microhistoria, el micro-análisis como le denominó Revel,18 la historia local como en
la historia del acercamiento o el close-up, como la nominó Ginzburg sobre la base de una
observación del teórico y cineasta Siegfried Krakauer, o la tercera vía entre el positivismo
presente. El interés en mantenerla distante de lo que Nietzsche motejaba como el objeto de los
pequeña que se nutre de lo pintoresco y alimenta el orgullo de las elites locales, siempre ha sido
una preocupación de los microhistoriadores profesionales. Los choques que produjo esta
experiencia seguían sin resolverse a la altura del año 2000. Se trataba de varios asuntos centrales
que no tengo tiempo de discutir con profundidad en este foro y que solo resumiré de manera
breve.
modernas de la historia o una propuesta posmoderna. El segundo tenía que ver con la relación de
nos han educado para tomar con pinzas los argumentos de sus acólitos y de sus enemigos. Los
rasgos más significativos se derivan de las afirmaciones de aquellos que la fundaron. En 2013 un
18
Revel (1995)
19
Arias (2006) y González y González (1973)
especialista en el asunto pasó revista sobre el tema y señaló tres ejes que definen la naturaleza de
la microhistoria.20
es el resultado tentativo de la relación entre el sujeto cognoscente y el objeto por conocer a partir
ello con el conocimiento “para sí” kantiano y su relación fronteriza con el relativismo absolutos
seguían presentes.
El segundo eje deriva del primero y del hecho de que ese tipo de conocimiento tentativo
informa más sobre las forma de apropiar un problema que sobre una verdad definitiva y final.
Giovanni Levi insistía en que de lo que se trataba era de ver el conflicto a la luz de sus procesos
experimental, por lo que las puertas siempre quedan abiertas para que otros miren esos hechos
con una mirada fresca sin que ello tenga que ser interpretado como una afirmación de que “todo
las preguntas surgieran del mismo documento. Ello equivalía a una invitación a ir a la fuente sin
documentos no era un asunto nuevo. Jacques Le Goff había afirmado que “todo documento es
formas argumentativas, descriptivas y narrativas con el fin de explicitar los hechos históricos. El
20
Man (2013): 168-169.
21
Levi (1994) : 18.
22
Le Goff (1991) : 238-239.
recurso de la cita directa y la recurrencia a las metáforas para producir un efecto en el lector
ficcional sin llenar los vacíos con mentiras como asumiría Voltaire.
Los tres índices tienen que ver con la reducción de la escala de la mirada y el apetito por
conocer la densidad de lo real. Pero la microhistoria no fue el único mecanismo para adelantar el
micro-análisis: allí estaba la monografía positivista crítica o la que producía la historia social y
económica francesa, la historia oral y la historia local. Los microhistoriadores aspiraban superar
por diversas vías. Por un lado, el formalismo de la monografía ponía límites al constructivismo,
las artes. Por otro lado, si la monografía se elaboraba con el fin premeditado de verificar la
Del mismo modo, la microhistoria quería dejar atrás la historia oral, metodología con la
cual Levi fue duro en extremo. En una entrevista de 1999 afirmaba que la microhistoria había
surgido específicamente de la crítica a la historia oral y “su aplicación muy simplista, muy
como fuente de información histórica…factual.”24 Para Levi la historia oral era “historia basura”,
Levi era enfático: “yo me ofendería mucho si fuese considerado un historiador local” decía en
23
Man (2013) : 169.
24
Levi (1999) : 190.
otra entrevista de 1993.25 Levi rechazaba que la microhistoria italiana y la historia local
mexicana fueran la misma cosa por consideraciones epistemológicas y culturales que no vale la
pena discutir en este momento. Su base de apoyo era un comentario del antropólogo Clifford
Geertz quien afirmaba que “los antropólogos estudian en los pueblos, no estudian los pueblos”26
y concluía que el hecho de estar en un pueblo era un “accidente, no tiene ningún interés”: la
como un nuevo tipo de historia distinta de las otras. El carácter polémico de la microhistoria, por
lo tanto, siempre ha estado allí. Las pugnas con el positivismo crítico, la nueva historia social y
momento, las aguas llegaron a su lugar. Las disputas intelectuales entre los defensores del
el marco del reto al paradigma de la modernidad fueron sin duda agresivas, pero la sangre nunca
llego al río. Los historiadores parecen poco dados a la sangre, después de todo. Para los
que ambos habían tenido en el desarrollo de la historiografía del siglo 20. Además la
25
Levi (1993): 17.
26
Levi (1993): 18.
La crítica de la microhistoria desde el materialismo histórico, por ejemplo, estuvo
encabezada por Eric Hobsbawm.27 En el 2004 este historiador marxista inglés la acusaba de lo
producir un saber confiable o verdadero y, por ello, de desviarse hacia el campo abierto de la
ficción literaria, de ser descriptiva y cultural. Detrás de aquellas acusaciones estaban los mismos
renunciar a ellas, aspecto en el cual coincidía con la historia social y económica francesa.
historia total sostenía que “en el fondo (la microhistoria expresaba)...el viejo sueño de la historia
histórico, se buscaban a partir de la universalidad de las estructuras que se asumía establecían las
en la base material y a diferente escala. El interés de los microhistoriadores por los procesos y el
historia y la vida.
universal. Lo local, decía Revel, era una “modulación particular de lo global.”29 Una modulación
es una variación o una inflexión, no un reflejo o una réplica. En la medida en que puede chocar
27
Hobsbawm (2014)
28
Revel (1995) : 130.
29
Revel (1995) : 135.
incertidumbre e invita a revisar las interpretaciones deterministas mecánicas que emanan del
estructuralismo. El saber incierto y la identidad que juega en los intersticios de un proceso que
no es predecible o previsible, nos deja con una “nueva cartografía social”, un nuevo mapa en
valor incalculable.
social francesa. La guerra, la revolución social o cultural, la lucha de clases, la clase obrera, una
figura procera, no desaparecían del panorama. Levi insistía en que “se puede hacer microhistoria
para el lugar o el escenario. Se puede volver a la guerra mirando hacia los soldados en las
buscando respuestas en los actos de los militantes y no de los cuadros revolucionarios y los
líderes. O se puede estudiar a Ramón E. Betances Alacán escudriñando sus días como médico
destierros. Ninguno de esos acercamientos censura los temas estudiados de la historia total que
información fresca.
Dos anécdotas breves para terminar. La primera tiene que ver con una historia de
Hormigueros que en 2012 me pidieron que escribiera. En la reunión inicial con los interesados
uno de ellos celebraba el proyecto porque el mismo llamaría la atención sobre los grandes
hacendados del pueblito cuyos apellidos todavía dominaban el panorama social y cultural de la
comunidad. Yo le dije que, aunque reconocía la legitimidad del proyecto, ese no era el tipo de
30
Levi (1993) : 17.
microhistoria que yo estaba en disposición de producirles porque mirar la historia de un pueblo a
la luz del papel de sus capitalistas y explotadores me parecía una simplificación poco
profesional. No quería hacer una historia petite o la labor de un “micrólogo” o anticuario. Yo iba
comunidad, que luego ensamblaría a la luz de la hipótesis de una probable y cambiante identidad
local. Esos lugares eran un poco la arqueología, un culto legendario, los orígenes civiles de la
localidad en el pugilato entre Mayagüez y San Germán como signos de modernidad y tradición,
el antes y el después del 1898 y la imagen y autoimagen del pueblo en distintos niveles. Lo que
yo quería era poner a dialogar lo micro y lo macro. La historia de los hacendados, los
hacer microhistoria social y cultural con los recursos de la crítica histórica y literaria.
La segunda anécdota tiene que ver con una visita que recibí en mi oficina en la
universidad a mediados de la década de 2000. Desde que empecé a escribir me interesaron las
figuras marginales, los seres que giraban alrededor de las grandes figuras, el papel de los seres
invisibles en medio de los grandes acontecimientos. También me llamaban la atención las zonas
oscuras de las vidas de esas grandes figuras, los momentos en que la contradicción aflora en sus
vidas y que las historiografías comprometidas, de izquierda o de derecha, no son capaces de ver
por su afán de uniformidad o verticalidad. Durante los años 1980 hablé mucho con Loida
Figueroa Mercado sobre la figura de Simplicia Jiménez Carlo, la segunda pareja de Betances.
Ambos escribimos algún suelto sobre aquella mujer olvidada cuando Loida trajo algunos papeles
de Cuba. Yo terminé por redactarle, no una monografía ni una microhistoria sino un cuento
surrealista. Poco después de ello recibí la visita de una dama que me aseguró que era la
reencarnación de Simplicia. Quería saber si yo podía asegurarle que se parecía a ella. Es posible
que este hecho no llame la atención de un historiador positivista, materialista o socioeconómico
pero sin duda, ambas Simplicias merecerían una buena y creativa microhistoria.
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