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ANÁLISIS CRÍTICO SOBRE “EL CURIOSO

CASO DE BENJAMIN BUTTON”

Br. Génesis Briceño.


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En la actualidad, la definición y la imagen de vejez han cambiado. Siendo que, décadas atrás la imagen y concepción que
teníamos por vejez o adultez tardía representaba y reflejaba, una época de inevitable deterioro físico y mental, hoy en día,
se percibe como un período de cambios que si bien marcan una degeneración o desgaste fisiológico de las células de nuestro
cuerpo, no es, como se pensaba años atrás, un proceso dominado por cambios de origen patológico. Pues gracias a los
avances que ha rendido la sociedad occidental en materia económica, tecnológica y científica, es bien conocido que los
cambios que rigen el proceso del envejecimiento varían de persona a persona y, que además, se encuentran influenciados
por factores como: condición socio-económica del individuo, nutrición, fertilidad, educación, manejo de enfermedades
infecciosas, agua e instalaciones de salubridad y seguridad en las comunidades.

Con respecto a los procesos que llevan a los seres humanos a pasar por la serie de cambios que acontecen en el período de
la adultez tardía, podemos encontrar dos procesos fundamentales que se encargan de explicarlo:

Envejecimiento primario: Los cambios se suceden de forma lenta o gradual, el deterioro corporal en este sentido se
considera inevitable. Además, inicia en una edad temprana y continúa a lo largo de los años. Estos cambios no pueden ser
aplazados.

Envejecimiento secundario: El deterioro físico que ocurre en el envejecimiento es, realidad, producto de la enfermedad,
del abuso de sustancias o del sedentarismo. Estos factores por lo general, pueden ser controlados por la persona por lo que
este tipo de envejecimiento sí puede ser aplazado.

Ahora bien, dentro del grupo etario del adulto mayor, existen tres subdivisiones. De esta manera, los especialistas en materia
del envejecimiento han establecido que el proceso de deterioro físico fisiológico (llámese, envejecimiento) ocurren en tres
etapas de la vejez:

Una vejez temprana, a cuyo grupo etario denominaron “viejo joven” y corresponde a una persona entre 65 y 74 años de
edad; una vejez media, en dónde se refieren al individuo como “viejo viejo”, y que corresponde a una persona con edades
comprendidas entre 74 y 84 años, y, por último, encontramos la etapa de vejez de edad avanzada, en dónde se refieren a los
individuos de esta cohorte como “viejos de edad avanzada”, que corresponde a todas las personas de 85 años en adelante.

Diferencias entre cada grupo etario de la vejez: El “viejo joven” suele corresponder a una persona activa, animada y
vigorosa; en tanto que el “viejo viejo”, concierne a un grupo de personas frágiles y vulnerables a la enfermedad. “Viejo de
edad avanzada”, se refiere al anciano poco activo, con dificultades para organizar y realizas sus actividades del día a día y
que se halla más vulnerables que el “viejo viejo” a la fragilidad y a las enfermedades.

El Curioso Caso de Benjamin Button es una película que aborda el tema de la vejez y otras etapas de la vida como la
niñez, la adolescencia y la adultez joven desde la ficción. El argumento del filme narra la historia de un hombre que nace
viejo y que muere niño (recién nacido). Atravesando un proceso de crecimiento y envejecimiento en “reversa”, es decir, la
mente que viene como “lienzo en blanco” madura y se desarrolla en un cuerpo que ya desde un primer momento se encuentra
maduro y deteriorado, pero que se torna cada vez más joven e inmaduro a medida que “la mente” madura y se desarrolla en
cada período.

De esta manera, cuando Benjamin, el protagonista de la historia, nace en una de las primeras escenas, vemos como un doctor
le diagnostica signos y síntomas propios de un hombre viejo de edad avanzada, el cual especifica: “corresponden a un
hombre de unos 88 años de edad, a un paso de la muerte” (cataratas, artritis severa, manos y pies osificados, piel con
elasticidad y turgencia disminuidas). Esta escena se contrapone con una de las últimas escenas de la película, en dónde un
segundo médico aparece para evaluar a un Benjamin menudo, de abundante cabello rubio y acné que aparenta unos 13 años
de edad. En esta otra escena, el médico en cuestión les explica a las cuidadoras de Benjamin que, “si no fuera algo
descabellado, diría que el niño presenta síntomas de demencia senil”. Pues para la última década de su vida, Benjamin
atraviesa estados de conciencia de confusión que se alternan con estados de lucidez (datos que nos indican que el personaje
se encuentra en la etapa de vejez de edad avanzada o que está próximo a entrar a ella).

Los cambios en cuanto al sueño que normalmente transcurren en el período de la vejez, también quedan manifiestos en la
película. Aunque no queda claro si el insomnio de los primeros años de Benjamin se deben a la emoción que suscita en el
personaje el contexto de cada escenas (en una primera escena, Benjamin niño mira por la ventana mientras todos duermen,
añorando vivir el mundo tal como lo hacen sus pares y, en una segunda escena, el protagonista que se encuentra ya en los
primeros años de la década de los 20, justifica su insomnio con los pensamientos que dedica a su primera novia, Elizabeth
Abbott). Lo cierto es que en más de una escena se nos enseña a un Benjamin físicamente envejecido y mentalmente joven,
que no puede dejarse caer en un estado de sueño con relativa facilidad.

El último cambio físico que he de mencionar concerniente al período de la vejez, es el referente al funcionamiento sexual.
En la película ocurre una contradicción con el despertar sexual seguido de la primera interacción sexual de Benjamin
adolescente, quien para ese momento, se encuentra en un cuerpo envejecido. Pues pese a que el personaje está en un cuerpo
denominado “viejo viejo” de acuerdo a las definiciones que establecimos en un inicio, no presenta las dificultades sexuales
propias de un varón de dicho grupo etario. Esto llama la atención ya que en el resto de la película las características físicas
del personaje siempre corresponden con las propias de un cuerpo envejecido de la vida real.

A este respecto, es importante finalizar los comentarios sobre los cambios físicos de la vejez, mencionando, bajo fines
académicos, que las teorías del envejecimiento se clasifican en dos categorías: las teorías de la programación genética que
defienden que el individuo envejece de acuerdo a una programación incorporada en su genotipo, y, las teorías de tasa
variable o del error, que sostienen que el envejecimiento es resultado de procesos aleatorios que pueden variar de una
persona a otra.

En otro orden de ideas y analizando ahora los eventos de la película desde una perspectiva psicológica, vemos con claridad
como la película tiene por intención rebatir y oponerse a la famosa expresión que versa: “la edad es sólo un número”.

Pues el filme demuestra al espectador de principio a fin que la edad, más que una cifra que rige los cambios físicos
correspondientes a cada etapa de la vida humana, marca cambios en la personalidad, el carácter e identidad del individuo.
Esto queda constatado en la película por medio de la evolución psicológica que atraviesa el protagonista en diferentes
escenas en su camino hacia una adultez psicológica.

En cuanto a los cambios cognitivos, el espectador observa, además de los síntomas de demencia senil a los cuáles ya se hizo
mención en párrafos anteriores, cómo el personaje presenta pérdida y deterioro de la memoria. En una escena, vemos como
Benjamin se enoja y se queja con sus cuidadoras por no permitirle tomar el desayuno, lo que él no recuerda es que ya había
tomado el desayuno minutos antes de ensañarse con ellas. También vemos cómo Benjamin pierde habilidades cómo leer y
el dominio del lenguaje (que deviene luego en la pérdida del habla) a medida que su cuerpo se torna inmaduro y su mente,
se entrega a un estado de senilidad.

Llegados a este punto, considero importante recordar que existen dos tipos de memoria: memoria de corto plazo y memoria
de largo plazo. La memoria de corto plazo a su vez se subdivide en memoria sensorial y memoria de trabajo, la primera
se mantiene conservada durante toda la vida del individuo mientras que la segunda, se deteriora de forma gradual una vez
pasados los 45 años de edad. Por otra parte, la memoria de largo plazo se subdivide en tres sistemas: memoria episódica,
que se refiere a la memoria de experiencias vinculadas con un espacio (lugar) y tiempo; memoria semántica, que guarda el
conocimiento factual o de hechos, costumbres sociales y lenguaje y, memoria procedimental, que es la memoria que guarda
información referente a las habilidades motoras y hábitos que pueden ejecutarse sin un esfuerzo consciente.

Estos conceptos se mencionan porque cuando la película casi llega al punto de su culminación, nos muestran a un Benjamin
de edad preescolar, quien ya ha perdido la mayoría de estas memorias. De acuerdo a Daisy, personaje que narra la historia
en los segmentos finales de la película, Benjamin terminó por olvidar todo. Al punto que, termina olvidando hasta cómo
caminar.

Sabiduría: en todas las épocas y culturas, los ancianos siempre han sido vistos cómo símbolos de sabiduría, esto tal vez se
deba a que el último deseo humano es el deseo trascender la mortalidad, distanciándose de la preocupación del yo en tanto
que algunos otros, se comprometen con el futuro de las generaciones venideras.

La trascendencia es, entonces, un elemento fundamental en el estudio del proceso de envejecimiento que no podemos dejar
de mencionar al referirnos a la vejez. En la película, el concepto de trascendencia aparece representado por medio una
Daisy Fuller anciana, quien en las últimas horas de su vida en la camilla de un hospital, sólo se deja arropar por la muerte
cuando su hija, Caroline, termina de leer el diario de Benjamin Button, su padre biológico.

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