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Universidad San Francisco de Quito

El arte de vestir
¿Nos cubrimos o nos adornamos el cuerpo?

Autor: José David Benítez Loaiza


Correo: jdbenitez@estud.usfq.edu.ec
Código: 00140041
Profesor: Diana Fernández González

Desde las primeras etapas del hombre primitivo hasta la actualidad, el ser
humano se ha caracterizado por la acción de vestirse, este acto ha cambiado durante los
diferentes periodos de la historia, caracterizándose muchas veces por factores
ambientales, sociales, religiosos, económicos y políticos. La vestimenta dice mucho de
nosotros, es en sí una forma de comunicación, ya que a través de ella expresamos y
reflejamos nuestro estado de ánimo, nuestra condición económica y estatus social,
nuestra personalidad, y es que cuando alguien nos ve puede hacerse a una idea de lo que
es cada individuo sin siquiera conocernos. Pero, ¿que llevo al ser humano a realizar e
acto de vestirse?, por medio del siguiente ensayo se pretende analizar las causas que
llevaron al ser humano hacia la vestimenta, haciéndolo desde un enfoque psicológico-
sociológico desde los autores Flügel y Deslandres, tomando también en cuenta nuestra
reflexión personal acerca de lo estudiado en la clase el arte de vestir.

Desde que el homo sapiens caminó erguido, liberó sus brazos permitiéndole
usarlos para crear herramientas para sí mismo, además no solo pudo visualizar mejor su
entorno, sino también a sí mismo. Al verse de una forma más completa, estudió su
cuerpo y se dio cuenta que no era igual a los animales, busco diferenciarse con el
lenguaje, el arte, la escritura, la vestimenta y ornamentación. Cuando el ser humano
desarrolló ese impulso por la decoración, podría decirse que nace la vestimenta.
Tomando en cuenta lo que dice Flügel (1964) al mencionar que “los datos
antropológicos destacan el hecho de que entre las razas más primitivas existen pueblos
que no se visten, pero no pueblos que no se decoren” (pág. 14)., y lo que dice
Deslandres (1976), “si el traje no siempre existe, los collares cinturones, peinados, etc.,
nunca faltan en las etnias que no han llegado a la edad industrial” (pág. 17)., podríamos
decir que la decoración es la forma más primitiva del acto de vestirnos, y probablemente
el motivo principal para hacerlo.

Al hablar de decoración del cuerpo podemos suponer que el ser humano deseaba
destacar algunas partes de su cuerpo, tomemos como ejemplo cuando decoramos una
casa, al hacerlo la embellecemos y destacamos partes de su estructura y arquitectura ,
complementándola con adornos que hacen que la parte decorada se vuelva más
llamativa. Si consideramos también el origen animal del hombre, muchas especies
animales usan su atractivo físico para conseguir pareja, por ejemplo el pavo real, no es
entonces descabellado pensar que el hombre usó la decoración a su favor para
complementar la atracción sexual hacia el sexo opuesto y asegurar su reproducción. El
hombre primitivo se decoraba para exhibirse y resaltar en él las curvas y formas
naturales del cuerpo, embelleciéndolo y haciéndolo más atractivo, comenzó a obtener
placer al hacerlo y sumándole el hecho de que quería diferenciarse de las demás
especias a las cual consideraba inferiores, el decorarse se convirtió en un hábito al cual
se acostumbró.

En algún punto de la historia, el hábito de decorarnos por exhibirnos se


transfiguró, pues ahora la vestimenta no solo cumple esa función, sino la de cubrir la
mayoría de nuestro cuerpo, en especial nuestros órganos reproductores. El hombre
desarrollo vergüenza a mostrarse, es ahí que entra el concepto de pudor. El pudor es lo
opuesto al exhibicionismo, “tiende a hacernos ocultar las excelencias corporales que
podamos tener, y generalmente nos impide llamar la atención de los otros hacia
nosotros mismos” (Flügel, 1964, pág. 17). El pudor sin duda no fue algo tan arraigado
en los pueblos primitivos, este se fortaleció con las religiones, el espiritualismo y la
protección que podía dar el traje. Observando a la cultura egipcia, ellos ya tenían una
desnudez parcial del cuerpo, y tras el aparecimiento del cristianismo y declive de la
época griego-romana el pudor aumentó con la idea del alma y el pecado original. Si
tomamos en cuenta también a las culturas primitivas de américa, la mayoría de ellas se
decoraban pero mantenían la mayoría de su cuerpo desnudo, cuando la conquista se dio,
se les impuso la religión, moral católica y la vestimenta.
Al analizar en conjunto el pudor y la decoración, vemos que estos son
contradictorios. ¿Cómo dos motivos contradictorios nos pueden llevar al acto de
vestirnos?, para contestar esta pregunta debemos darnos cuenta que ambas motivaciones
surgen a partir del cuerpo desnudo y no del cuerpo vestido. Los trajes de hoy en día son
los que más mantienen ese equilibrio de contrariedad, tomando como ejemplo cuando
un hombre compra una camiseta sin mangas para ir a la playa, él desea quizá mostrar
sus brazos en buena forma pero no su abdomen en estado contrario. Claramente vemos
que desea destacar una parte de su cuerpo y no la otra porque probablemente le cause
vergüenza mostrarla. Complementando esta postura con la de los autores vemos que
Flügel (1964) dice, “la vestimenta sirve para cubrir el cuerpo y gratificar así el impulso
de pudor, pero al mismo tiempo puede realzar su belleza y esta fue probablemente su
función más primitiva” (pág. 19).

Otro aspecto importante como motivo para la vestimenta es la protección, si el


mismo hombre del ejemplo anterior, en la misma situación, compra una gorra podemos
visualizar la protección como motivo. El utilitarismo del traje como protector del
cuerpo lo debemos considerar como el aspecto más importante para vestirnos hoy en
día, pero no el más influyente para el origen de este acto, es más bien complementario
a la decoración y el pudor, ya que está más relacionado a la ubicación geográfica,
condiciones climáticas e históricas de los pueblos.

Queda claro que los motivos que llevaron al hombre a vestirse son la decoración,
el pudor, y la protección, sin embargo, con el mundo industrializado y globalizado de
hoy, también es necesario tomar en cuenta el destacarnos e integrarnos al resto. Desde la
antigüedad a medida que los pequeños caseríos evolucionaban, aparecían las jerarquías,
clases sociales y se convertían en grandes civilizaciones, el traje también evolucionaba.
Los poderosos que encabezaban a la sociedad querían diferenciarse de las clases más
bajas, por lo que trajes ostentosos y caros los caracterizaban, mientras que los más
pobres quedaban relegados a trajes más simples y austeros. Tras los cambios drásticos
en la historia como las guerras y revoluciones, la vestimenta fue adquiriendo un sentido
más integrador, con la aparición de diferentes movimientos sociales, se buscaba trajes
que representaran a la mayoría de la sociedad, que fueran más asequibles para todos.
Hoy en día la vestimenta sigue cumpliendo el papel de integración y
diferenciación, la gente con altas posibilidades económicas muchas veces busca
diferenciarse de los demás mediante el traje, pero la diferenciación de la vestimenta no
se limitada a eso, es también un mecanismo diferenciador de lo que cada persona quiere
reflejar de sí misma, de su personalidad, estado de ánimo, del deseo de destacar para
llamar la atención de los demás. La integración por otro lado está relacionada
primeramente a sentirnos dentro de una civilización, un pueblo, una nación. Ante esto
Deslandres (1976) propone que “aceptar vestirse es formar parte de la sociedad
civilizada” (pág. 18). Como segunda instancia es también para sentirnos parte de un
grupo social, si ponemos como ejemplo a los punkeros que visten generalmente con
ropa negra lo hacen para integrarse en su grupo social influido por las corrientes
musicales.

La diferenciación e integración tienen un sentido contradictorio al igual que la


decoración y el pudor, retomando el ejemplo de los punkeros, ellos se integran en su
grupo social, pero al mismo tiempo con el uso de la ropa negra buscan la diferenciación
con otros grupos que visten de manera diferente.

Con todo lo anterior desarrollado, podemos concluir que:

-La vestimenta ha jugado un papel importante desde el inicio de la historia del


hombre hasta la actualidad, ha crecido y evolucionado a través del tiempo por
medio de las circunstancias históricas, económicas y sociales.

-El hombre llegó al acto de vestirse por decoración, pudor y protección, cada uno
en contextos diferentes, el pudor tiene que ver más con lo religioso, la
decoración está asociada a la diferenciación del hombre de las otras especies y al
embellecimiento del cuerpo, y la protección es una utilidad de la vestimenta.

- La diferenciación e integración son parte de la psicología del hombre con la


vestimenta, ya que el hombre pretende diferenciarse de otras especies y entre sí
mismo, y siente la necesidad de integrarse en una sociedad civilizada, y en
diferentes grupos sociales.
- La diferenciación e integración al igual que el pudor y la decoración tienen
relaciones contradictorias, que a lo largo de la historia hemos podido neutralizar
y equilibrar para beneficio nuestro.

-Hoy en día, el acto de vestirnos es más una costumbre que la hemos llevado por
siglos, la cual se ve influenciada por la presión social, la globalización, la moda,
el estatus social y económico.

Bibliografía

Deslandres, Y. (1976). El Traje, imagen del hombre. Barcelona: Albin Michel.

Flügel, J. (1964). Psicología del vestido. Buenos Aires: Paidós.

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