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EL VESTIDO COMO EXPRESIÓN SOCIAL

Ana Isabel Rivera Tavares

INTRODUCCIÓN

n una sociedad, cualquiera que esta sea, existen códigos


E de comunicación que son trasmitidos de un interlocutor a
otro. Gran parte de estos mensajes son señales no
verbales que entran en un proceso de codificación y decodificación realizado por los miembros de
dicha sociedad. La indumentaria y ornamentación corporal forman parte de esta comunicación no
verbal, a través de ella podemos conocer la ideología de una cultura si identificamos los símbolos y
conceptos expresados en los elementos formales de su vestimenta, citando a Jean Stoetzel: "la
moda conlleva de forma inmediata a la revelación del elemento social que existe en nuestro
comportamiento"1

Para entender la importancia del vestido como elemento social es necesario esclarecer su origen.
Podemos identificar en la indumentaria distintas funciones: práctica, estética, mágica, etc,
pero ¿Cuál de ellas motivo su origen?

SOBRE SU ORIGEN
La teoría quizás más difundida, que a mí como a muchos nos enseñaron
desde primaria, sostiene que el hombre buscó en el vestido una protección física que lo cobijara de
los fríos intensos. Esta sólo es una visión, a mí parecer bastante reduccionista, de su origen. Existe
otra teoría sostenida sobre todo por antropólogos, en la que la función primaria del vestido es
meramente ornamental, producida por el placer y necesidad de ataviarse para embellecer al cuerpo.
Charles Darwin fue uno de los personajes que afirmó que los vestidos surgieron primeramente con
un fin ornamental y no para producir una sensación de calor. Es por ello por lo que podemos
encontrar tribus que no vestía ninguna prenda, solo adornaban su cuerpo con un collar, un brazalete,
una pluma, a pesar de las inclemencias del tiempo.

La autora del libro "El vestido habla", Nicola Squicciarino le agrega otra, además de la ornamental,
la función de distinción a través del vestido, producto de una lucha constante por no ser homogéneos,
así para ella embellecerse significa diferenciarse del otro. Me parece que está razón no es una
función más sino consecuencia de la razón primaria.

Sea uno u otro el factor que motivó el origen del vestido, podemos reconocer en él todas las funciones
mencionadas anteriormente. Por ejemplo, aunque la razón primaria de vestirse fuera adornar el
cuerpo con la piel de un animal está piel le daría también calor al cuerpo, lo protegería como un
escudo de los demás animales, representaría un trofeo de caza por lo que significaría valor, astucia,
poder y seguramente también tendría una función mágica.

La primera forma de vestimenta, viéndolo en sentido metafórico, fueron los tatuajes, usando el
cuerpo como lienzo, como tela en blanco dispuesta a ser embellecida con símbolos. Todas las
formas tatuadas tenían una razón social de ser, muchas de ellas marcaban las jerarquías del grupo.
En las tribus africanas era común tatuarse símbolos que representaban el número de personas
muertas a las que se les había ganado en la batalla, otros representaban los delitos cometidos,
símbolos que si sabías leerlos podían describirte las andanzas de una persona. También en grupos
étnicos de Japón, los hombres se tatuaban una pulsera por cada mujer conquistada. Es así como la
vestimenta de una persona, adherida en su propio cuerpo, contaba su historia, su vida.
LA VESTIMENTA
COMO SÍMBOLO
El vestido a pesar de ir evolucionando a través del tiempo y tener múltiples
variantes en formas, materiales, colores, tamaños y texturas, no ha dejado a un lado su carga
simbólica. El valor simbólico de una prenda llega a ser tan fuerte que pasa incluso por encima de la
salud física. El ejemplo muy conocido por todos es el corsé, usado desde el siglo XVI, está prenda
causaba múltiples daños, lesiones severas en el hígado, desplazamiento de costillas, entre otros.
Poco importaban estos altercados al cuerpo, pues el corsé era un símbolo de posición social. Aunque
parezcan situaciones erradicadas en la época actual, se siguen observando en menor medida. Los
zapatos de tacón son un claro ejemplo de ello, es sabido por todo el daño irreversible que causan a
la columna, malformaciones en pies y rodillas, dolores de espalda, etc., pero están cargados de una
simbología, que comunica poder, elegancia, estatus, belleza y paradójicamente cuidado personal.

El vestido es una manera de expresión, y así como en la pintura o en la arquitectura, en ella se


reflejan las transformaciones sociales y culturales de una época. Retomando el ejemplo del corsé,
el desuso de esta prenda tuvo que ver directamente con la revolución intelectual de su época. En
1770 se publicó un panfleto titulado "la degradación de l'espèce humaine par l'usage du corps a
baleines" (la degradación de la especie humana por el uso de ballenas en el cuerpo), refiriéndose al
corsé de ballenas. El ataque a esta prenda estaba argumentado con ideas progresistas de
pensadores de la época como Rousseau. La revolución francesa acabó con el uso
inconscientemente obligatorio del corsé.

Otro cambio importante es la diferenciación entre la indumentaria masculina y femenina. Antes del
siglo XVII las diferencias entre las prendas de hombres y mujeres eran mínimas, fue hasta finales de
ese mismo siglo que los hombres comenzaron a portar una vestimenta mucho más austera influidos
por los cambios de la revolución francesa. Este hecho no afectó tanto a las mujeres pues ellas no
estaban inmersas en el contexto político y económico de la época. Actualmente se ha retomado
nuevamente el concepto unisex en la indumentaria, estos nos hablan de la ruptura de tabúes y
prejuicios sociales.

Un último ejemplo es el cambio de la vestimenta de los niños marcada en el siglo XIX, antes sus
prendas eran adaptaciones a tamaño de la indumentaria de los adultos, detrás de la ropa existía un
ideal del comportamiento del niño, quien tenía que aparentar madurez. Posteriormente las prendas
se ajustaron no solo a su tamaño sino a sus propios conceptos, haciéndola más cómoda, sencilla, y
dándole a su vez mayor libertad física y mental de movimiento. Detrás de este cambio hay toda una
reforma social de educación.

Con estos dos ejemplos trato de demostrar que el uso y desuso de las prendas no responden a un
criterio personal de intereses, no son hechos arbitrarios, si no están en función de cambios
ideológicos, políticos, económicos y sociales.

Pero no siempre estos cambios se ven reflejados de manera colectiva, podemos observarlos de
forma individual. Los psicólogos ven una extensión del yo (concepto abstraído de la teoría del
psicoanálisis) en algunos elementos de la indumentaria. Por ejemplo, los peinados altos, sombreros
de copa, las colas de los vestidos, que visual y simbólicamente alargan nuestra figura comunicando
un concepto de superioridad ante los demás, porque además estos elementos, al ser en su mayoría
físicamente pesados, obligan a quien los porta a caminar con solemnidad. Ese aspecto se puede
observar sobre todo en los vestidos usados por las mujeres pertenecientes a la nobleza del siglo
XVIII, vestidos de gran volumen y peso que las forzaban a caminar lento.

Parece que este entorpecimiento del andar femenino es una constante a lo largo de la historia del
vestido, ya sea por medio de zapatos altos o demasiado pequeños, plataformas, vestidos pesados
o peinados altos se limita el caminar libre de la mujer, hecho que quizás tiene sus raíces en la
imposición social de la mujer sumisa que se mantuvo mucho tiempo a lo largo de la historia.
El concepto de moda surge hasta el siglo XIV, en su acepción literal la moda significa "elección" 2.
Una de las características más evidentes de la moda son sus cambios rápidos y variados, basta
dejar pasar unos meses para que ésta cambie. A diferencia de la vestimenta de culturas antiguas,
como la egipcia que mantuvo prácticamente su misma indumentaria durante más de un milenio, bajo
su particular cosmovisión, los egipcios relacionaban el concepto de dignidad con la duración de los
valores estéticos, que a su vez conformaban los valores éticos, por ello era tan importante la
conservación de sus vestidos3.

La primera razón social del surgimiento de la moda fue la de imitar la vestimenta de la clase alta. Los
burgueses comenzaron a imitar a la aristocracia a través de sus vestidos, por ser estos una forma
accesible de representar su inconformidad social. Está imitación a por medio de símbolos estéticos
se traduce a una sustitución del poder.

En la moda, desde sus inicios hasta la actualidad coexisten dos conceptos antagónicos, el de unificar
y diferenciar. La intención de la burguesía era parecerse a la clase alta, confundirse con los otros, y
en respuesta, la aristocracia busco nuevas alternativas para diferenciarse de las demás clases. Por
eso en un principio la moda la determinaba la clase alta, por ser ésta la que cambiaba su
indumentaria.

Actualmente las prendas de vestir, así como otros objetos del diseño, son producto de un sistema
comercial y no de una necesidad de bienestar. En nuestra cultura imitamos los comportamientos de
un ideal impuesto por el consumismo a través de la publicidad. Compramos por una necesidad
creada más no por una necesidad intrínseca, de lo contrario compraríamos ropa cuando la que
poseemos se desgastara o rompiera. El consumismo nos hace adaptarnos a sus valores, valoramos
lo que tenemos bajo sus principios, y como estos principios o verdades son efímeras y cambian con
frecuencia, tenemos que actualizarnos también.

Paradójicamente, en la actualidad, los motivos que nos llevan a vestirnos coinciden con los que
dieron origen al vestido. Generalmente compramos una prenda sin pensar en su usabilidad, en lo
práctico o estético que resulta, si no en la carga de significado, importando solo los mensajes que
comunicamos a los demás como mera forma de expresión. Por ejemplo, el concepto de juventud
igual a felicidad impuesto por la publicidad es uno de los símbolos expresados en nuestra
ornamentación cotidiana, así como el hombre de las cavernas representaba con su vestido el
concepto de valentía en función de un motivo mágico.

Independientemente de la postura que tengamos acerca de la moda en la actualidad, es un hecho


que la forma de vestir es un código más para trasmitir mensajes. La simbología de nuestras prendas
habla de nuestra cosmovisión y como diseñadores es importante hacer estas lecturas para analizar
una cultura. Para entender sus símbolos es necesario conocer el contexto, haciendo una analogía
con un lenguaje, aunque podamos repetir y aprendernos sus palabras, su gramática y sintaxis, si no
conocemos el significado de cada una y el contenido semántico no podremos entender su lenguaje.

Por último, me gustaría terminar con una cita de G. Wiswede que engloba todos los aspectos que
influyen en la manera de vestir de una persona: "...una teoría sobre la moda debería incluir al mismo
tiempo una teoría sobre los instintos y necesidades de los hombres como individuos y como
miembros de distintos grupos sociales, además de una teoría de la percepción, de la economía y de
las relaciones sociales de dominio para evitar la falsedad al omitir componentes esenciales"

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