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J L Borges.
Todo hombre, tarde o temprano, toma conciencia de su propia finitud. Sabe que en un
momento su vida se terminara porque su tiempo es limitado y que no hay nada que pueda
detenerlo. Este pensamiento le causa un gran temor al hombre, pero no en solitario:
sobreviene y lo acompaña la conciencia de que la realidad y sus componentes no acaban por
el hecho de que él deje de existir, el Todo sigue siendo porque el tiempo continúa. Ante estos
pensamientos, surge una pregunta esencial y constitutiva del ser humano: ¿Qué es el tiempo?
San Agustín, respondiendo a su propio planteo en las Confesiones, contesta: “Si nadie me lo
pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. Lo que sí digo sin
vacilación es que sé que si nada pasase no habría tiempo pasado; y si nada sucediese, no
habría tiempo futuro; y si nada existiese, no habría tiempo presente”(Xl,14,17, Agustin,1941)
La respuesta agustiniana capta lo problemático del Tiempo: siempre que se lo busca apresar,
se escapa o diluye. No se puede comprender la naturaleza propia del tiempo sin encontrarse
rápidamente con una dificultad, por lo cual el hombre ideó la medición del mismo a través
de la subdivisión: los años, los meses, los días, etc. Y allí está el mayor error que critica Henri
Bergson: la espacialización del tiempo. Se ha logrado imponer el pensamiento de que el
Tiempo es aquella especialización y sus mediciones, cuando en realidad el hombre olvidó el
propósito de ese sistema: simplificar la comprensión del Tiempo pero sin que esta sea su
esencia, tal como ocurre en el sentido común actual. Este trabajo analizara la crítica
bergsoniana al Tiempo especializado, es decir, la más tradicional y cotidiana, y la nueva
concepción del filósofo francés acerca de este, apoyándonos en el artículo de Axel
Cherniavsky titulada: La concepción del tiempo de Henri Bergson: el alcance de sus críticas
a la tradición y los límites de su originalidad.
Hay que destacar que Bergson entiende al Tiempo como un concepto llamado Duración o
durée, con el propósito de distinguirse de la tradición filosófica o el sentido común, el cual
confundió al tiempo con el espacio. La confusión se hace muy evidente en los modelos
científicos, cotidianos, históricos y/o personales. Tendemos a representar al Tiempo como
una línea, en la cual introducimos divisiones y así creamos diferentes periodos de tiempo o
las clásicas distinciones: pasado, presente y futuro, el cual está dado por la “flecha” que
avanza. ¿Avanza hacia qué? ¿La Verdad? ¿El fin de un largo proceso? ¿Por qué tiene que
avanzar? Todas estas preguntas se ocultan ante la supremacía del sentido común y ese deseo
de comprensión de un concepto tan problemático.
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San Agustín considera que el pasado y el futuro por si mismos no existen, pero el hombre los presentifica a
través de la memoria y la expectativa respectivamente. En cuanto al presente, ya su propia naturaleza de
devenir lo tiende al no-ser. Por lo tanto, se podría pensar una relación en cuanto a la memoria con Bergson.
y, primordialmente, la continuidad, se manifiestan claramente en nuestra mente gracias a
situaciones como las que describe el protagonista, llamado como su autor, Marcel Proust.
Bergson, posteriormente en su obra, señala dos dimensiones más de la Duración: “la durée
es la dinámica del ser” y, en último lugar, es el Tiempo. Como es la dinámica propia del ser,
es la causa de nuestros estados mentales inevitablemente y, fundamentalmente, es el tiempo
al que comúnmente nos referimos, siempre entendido con las características bergsonianas.
En consecuencia, ¿qué explica Bergson acerca del tiempo entendido desde la perspectiva
tradicional y a que conclusión arriba?
En conclusión, podemos afirmar que los aportes filosóficos de Bergson nos permiten repensar
el concepto del Tiempo y poder observar como la tradición se ha impuesto en todos los
ámbitos. Esto no significa que ella sea inútil ya que nos permite darle un orden al caos de la
realidad y estudiar los fenómenos naturales a partir de la elaboración de los sistemas de
magnitudes, pero en cierta medida, al contaminar el Tiempo, nos impide la comprensión de
tan importante elemento para el ser humano y el Universo. La concepción Bergsoniana puede
ser una apertura para repensar nuestra memoria, conocimiento y, sobre todo, la existencia.
Bibliografía: