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Ileana Cid Capetillo
Pedro González Olvera*
D entro de los estudios de nuestra disciplina se menciona con insistencia a los
supuestos "actores" de las Relaciones Internacionales, aunque a reserva de que se
nos pruebe lo contrario siempre se le ha dado a este término una connotación
vacía, es decir, que nunca se ha llegado a conceptualizar y a dar contenido teórico al "actor
internacional". Ello no ha impedido a los diferentes autores el "reconocerlos" en la sociedad
internacional; así, se dice que el actor por excelencia es el Estado, puesto que él concentra
"la representación legal y reconocida de la sociedad y puede llevar a cabo acciones que la
comprometan" y otros argumentos por el estilo.
Nosotros, en principio, rechazamos el término "actor", por provenir de una proposición
teórico metodológica el funcionalismo distinta a la que pretendemos sustentar. En virtud
de que en el corpus teórico de esta corriente, este término no posee una definición propia,
su comprensión debe buscarse en relación a algunos conceptos que sí poseen una definición
más o menos clara. Nos referimos concretamente a rol, status y grupos sociales. El rol se
define como la pauta de conducta de cada uno de los individuos de acuerdo al status que
ocupe, que a su vez se define como la posición que el individuo ocupa en el seno del
conglomerado social. Así, el "actor" será el individuo poseedor de un rol y un status: "Los
roles no son la gente, son las partes que se representan en el escenario social". 1 Pero si bien
cada individuo es un "actor", no desempeña su papel aisladamente, sino en grupo. Aquí se
incorpora el concepto de grupo social, que pretende introducirnos en el conocimiento de
cómo se interrelacionan cada uno de los "actores".
Un grupo social se compone de un cierto número de personas unidas por una red o sistema de
relaciones sociales. Sus miembros interactúan entre sí en una forma más o menos estandarizada,
esto es, dentro de las normas o standars aceptadas por el grupo. Sus relaciones e interacción se
basan en gran parte en un sistema de roles y de status interrelacionados. 2
* Texto original: Ileana Cid Capetillo y Pedro González Olvera. "Los sujetos de las relaciones internacionales", en Relaciones
Internacionales, nos. 3334, UNAM, FCPyS, CRI, México, juliodiciembre 1984, pp. 127130.
1
Eli Chinoy, Introducción a la Sociología , Buenos Aires, Ed. Paidós, 1979, p. 51.
2
Idem., p. 58.
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Por un lado, el papel de cada actor se desempeña en un escenario previamente establecido,
el cual "existe independientemente de los individuos que deben aprender su texto y adquirir
los gestos y modos adecuados". 3 Todo lo cual confiere al término "actor" un carácter
mecánico y a sus encarnaciones individuales una incapacidad para transformar el
"escenario" en el que se encuentran y desarrollan.
Otra de las razones que nos llevan a descalificar como válido el uso de este término, es
que dentro de la llamada teoría de las Relaciones Internacionales carece de un contenido
teórico metodológico que lo justifique y sustente como concepto.
Por otra parte, y lo que es más importante, dentro del marxismo encontramos el
concepto adecuado que, además de tener un contenido teórico metodológico, expresa la
realidad que queremos aprehender y lo relaciona de manera coherente con el resto del
cuerpo teóricoanalítico. Nos referimos al concepto de sujeto de la historia , el cual al
aplicarlo a la realidad que ahora nos ocupa nos lleva al concepto de sujeto de las relaciones
internacionales.
El hecho de haber optado por el término "sujeto" en lugar del de "actor" para el estudio
de los protagonistas de las Relaciones Internacionales, no se debe a un mero acto de
voluntarismo, sino que encierra toda una opción teóricometodológica.
El concepto de "sujeto" nos remite a una concepción del hombre como un ente
dinámico, en el sentido de que es su práctica la que da lugar a los procesos sociales. De esta
manera, en lugar de concebirlo como alguien que tiene que ceñirse a papeles establecidos y
formulados previamente por alguna entidad superior, a veces hasta desconocida, y
desarrollados en un escenario igualmente diseñado con anterioridad, se caracteriza a partir
de la capacidad intrínseca para llevar a cabo una práctica social, entendida como un
complejo de actividades y acciones que tienen como resultado concreto el desarrollo social.
Esta práctica social posee dos características principales: la primera se presenta desde el
momento en que superando su condición de animalidad, el hombre se relaciona con la
naturaleza para satisfacer ciertas necesidades. Este vínculo provoca un doble proceso de
transformación en la misma naturaleza y en el hombre, que repercute en el desarrollo de las
fuerzas productivas y las formas políticosociales de organización humana.
La segunda característica se refiere a que la colectividad del ser humano debe entenderse
en un contexto colectivo, es decir, que la relación hombrenaturaleza no se da en forma
aislada, sino que se encuentra mediada por la forma en que el individuo se relaciona con
otros individuos. El hombre solitario, tipo Robinson Crusoe, no existe. Vive y se desarrolla
siempre en comunidad. Así su acción no puede definirse aislada o unilateralmente, porque
se encuentra inserta en agrupaciones humanas, ejecutantes de acciones que incumben a
todos sus miembros, convirtiéndolos en seres sociales.
En palabras de Marx:
La sociedad no consiste en individuos, sino que expresa la suma de las relaciones y condiciones
en las que esos individuos se enfrentan recíprocamente situados. La experiencia de los
3
. Idem., p. 51.
LOS SUJETOS DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES 195
individuos no es simplemente una experiencia de seres humanos, sino eminentemente de seres
humanos socializados. 4
El hombre, entonces, como ser social es el "sujeto" que construye la sociedad y dentro de
ésta, a las relaciones que en ella se producen (sean nacionales, locales o internacionales) Se
trata de un protagonista que no espera que se le asignen papeles ni se le establezcan
"escenarios"; tienen una práctica social de la que se deriva la historia y no al revés.
La historia no hace nada, es el hombre, el hombre real, el hombre vivo, quien posee, quien
combate. No es la historia quien utiliza al hombre para realizar sus fines como si fuera una
persona independiente, la historia no es más que la actividad del hombre que persigue sus
fines. 5
La afirmación anterior, sin embargo, debe ser matizada, en dos sentidos; en el primero,
introduciendo las leyes generales de la sociedad que influyen en el curso de la historia.
Marx mismo consciente de esta circunstancia afirma que
Los hombres hacen su propia historia, pero no lo hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias
elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran
directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las
generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. 6
Para concretizar aún más debemos decir que este hombre social "sujeto" de la historia y la
sociedad, además de formar parte de un conglomerado social, también se agrupa en
diferentes clases sociales; con una posición determinada en el seno de la sociedad, desde la
cual desarrollan su actividad, permitiendo que el "hombre" genérico adquiera expresión
concreta como sujeto primario, originario o fundamental de la sociedad y la historia.
La acción de los sujetos de la historia, primariamente las clases sociales, tiene un primer
ámbito de expresión: la sociedad local con fronteras geográficas bien establecidas, que se
reconoce como formación económica social, o en lenguaje más común como "nacional".
Cuando esa actividad trasciende las fronteras originales y se dirigen a un ámbito "externo"
(al cual hemos denominado formación económica social internacional) surge un amplio
conjunto de relaciones, que atañen a dos o más sujetos y se localizan en dos o más
sociedades nacionales, llamadas Relaciones Internacionales.
Los elementos que nos permiten reconocer a un sujeto de las Relaciones Internacionales
son los siguientes:
4
Carlos Marx. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política , citado en Miriam Limoeiro Cardoso, La construcción
de conocimientos, México, Edit. Era, p. 71
5
Carlos Marx, Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, citado por Francisco Fernández Santos, "Marxismo como Filosofía", en
Korsch, Fernández S. y Lukacs, La filosofía del marxismo, Argentina, Distribuidora Baires, Colec. Papeles Políticos, 1974, p. 17.
6
Carlos Marx, "El 18 Brumario de Luis Bonaparte", en Obras Escocidas, un tomo, Moscú, Editorial Progreso, (s.f), p. 95.
ILEANA CID CAPETILLO 196
1. Dentro de la totalidad en que se inscriben, se encuentran jerarquizados según el
lugar que ocupan.
2. Mediante su praxis logran trascender los límites de la formación económico social
local o nacional.
3. Tienen la capacidad de participar organizadamente en la vida económica y en los
procesos jurídicopolíticos e ideológicos de la sociedad (en general).
4. En su praxis social implementan y utilizan diferentes mecanismos para hacer valer
sus intereses.
5. Tienen una acción continua y prolongada en el desarrollo histórico.
6. Desarrollan nuevas actividades que se agregan a las primarias y que imponen una
práctica novedosa.
Considerando estos elementos, llegamos a la conclusión de que son tres los principales sujetos
internacionales: las clases sociales, el Estado y la nación. De los cuales entendemos a las clases sociales como
los sujetos primarios, ya que son los que confieren vida y determinan al Estado y a la nación, concebidos éstos
como sujetos secundarios o derivados.
Capítulo 5
Los actores internacionales
Rafael Calduch Cervera*
1. Consideraciones generales
E s habitual que los autores de esta disciplina recurran al término de actores
internacionales sin que se ponga especial atención en delimitar el sentido de esta
expresión. Esta falta de rigor deriva de la apropiación por las Relaciones
Internacionales de este término acuñado por las teorías conductista y funcionalista.
En una primera aproximación podemos decir que actor es el que actúa, el que
desempeña un papel (rol) en un contexto social definido previamente. De acuerdo con esta
acepción genérica, la expresión actor internacional nos destaca la dimensión dinámica de
la sociedad internacional. Nos refiere a una realidad internacional en la que lo más
significativo es la acción que llevan a cabo los grupos sociales que participan en ella. De
este modo, el concepto de actor internacional surge asociado teóricamente a los conceptos
de interacción y relación internacional. 1
Si aceptamos el concepto de actor internacional que acabamos de apuntar, podemos
imaginarnos la sociedad internacional como una extensa realidad social formada por una
pléyade de grupos sociales que actúan y se relacionan influyéndose mutuamente. Una
realidad social integrada por actores y relaciones que forman conjuntamente un todo, un
grupo singularizado al que hemos llamado sociedad internacional.
Podemos, pues, deducir que la cualidad del actor internacional no es consustancial a
ciertos tipos de grupos sociales por el mero hecho de serlo. Concedemos la calificación de
actor internacional a aquellos grupos que gozan de una capacidad efectiva para generar
y/o participar en unas relaciones internacionales con otros grupos que pertenecen a la
misma sociedad internacional.
Por tanto, se es actor internacional, no por pertenecer a una determinada categoría de
grupos sociales, sino por disponer de la capacidad de engendrar o participar en relaciones,
que son internacionalmente significativas. Ello significa que tampoco podemos incluir en
este grupo a aquellos grupos o sociedades que habiendo ocupado un lugar destacado en la
vida internacional de un período histórico determinado, perdieron ese protagonismo como
consecuencia de las mutaciones operadas en la Sociedad Internacional.
El teórico de las relaciones internacionales se encuentra así limitado para establecer las
diversas categorías de actores internacionales, por las coordenadas espaciotemporales de
cada Sociedad Internacional en cuyo seno deberá descubrir qué grupos sociales gozan de
esa capacidad de actuación internacional.
Junto a la anterior limitación teóricometodológica, el internacionalista está también
obligado a definir las relaciones internacionales que considera relevantes, pues ello con
dicionará la selección de los grupos capaces de desempeñar un papel activo y significativo
en tales relaciones es decir, la calificación de actores internacionales.
En efecto, si se estima que la vida internacional puede quedar reducida a las relaciones
de naturaleza política, únicamente encontraremos como protagonistas destacados a los
estados y, en menor medida, a ciertas organizaciones intergubernamentales; pueblos o
movimientos de liberación. No encontraremos razones suficientes para valorar teóricamente
el protagonismo internacional de otros grupos, como las empresas multinacionales, las
naciones o la opinión pública internacional. Estos y otros muchos grupos sociales adquieren
la categoría de actores cuando introducimos como parte de la Sociedad Internacional otras
relaciones de naturaleza económica o cultural.
Resumiendo, podemos precisar el concepto de actor internacional, afirmando que es todo
grupo social que, considerado como una unidad de decisión y actuación, participa eficaz y
significativamente en aquellas relaciones definidas previamente como fundamentales para
la estructuración y dinámica de una determinada Sociedad Internacional.
2. Criterios de clasificación de los actor es internacionales
Tomando en consideración la necesaria relatividad del concepto de actor internacional,
podemos apuntar los criterios que comúnmente se han seguido por los autores para
clasificar los diversos tipos de actores internacionales.
a) Por la naturaleza de los actores
La primera y más elemental clasificación de los actores internacionales es la que distingue
entre los actores territoriales y los actores funcionales.
Los actores territoriales se caracterizan por el hecho de que su existencia y sus
actuaciones están directamente vinculadas con la delimitación, ocupación y dominio
efectivo de un espacio geográfico o territorial. El cambio sustancial en ese espacio influye
de forma decisiva en la capacidad de estos grupos para participar en la dinámica
internacional. Sin duda, el actor territorial más importante es el Estado.
Los actores funcionales alcanzan esta condición en virtud de su capacidad y eficacia en
el desempeño de ciertas tareas o funciones básicas para la supervivencia de una Sociedad
Internacional, con independencia del ámbito espacial en que estas funciones se desempeñen
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y sin que sus capacidades funcionales dependan de la posesión de un determinado territorio.
Las dos categorías principales de actores funcionales son las organizaciones internacionales
(gubernamentales o no) y las empresas multinacionales.
Esta distinción no desconoce que los actores territoriales desempeñen ciertas funciones
internacionales, y que los actores funcionales disponen necesariamente de una mínima base
espacial (sede) en la que ubicar los recursos humanos y materiales necesarios para el
desempeño de sus actividades internacionales. Lo que se pretende resaltar con ella es el
hecho de que en los actores territoriales el principal elemento que cualifica su capacidad de
actuación internacional es el espacio geográfico que controlan; en cambio, en el caso de los
actores funcionales ese elemento viene definido por su capacidad, mayor o menor, de dar
respuesta a los problemas internacionales que se suscitan o de satisfacer las demandas
planteadas por otros miembros de la Sociedad Internacional. 2
Ciertamente no se puede negar la utilidad de este criterio distintivo, pues no en vano la
dimensión espacial condiciona sustantivamente las capacidades y actuaciones de los
estados. En sus planteamientos teóricos más radicales esta concepción ha llevado al
entronamiento de doctrinas (geopolíticas, geoestratégicas) y conceptos (espacio vital,
fronteras naturales) de inequívoca influencia en la política exterior de muchos países.
Frente a esos excesos teóricopolíticos, conviene dejar bien sentado que la importancia
del elemento territorial no es mayor, a la hora de explicar la importancia de las actuaciones
internacionales de los estados, que la de otros elementos estructurales (composición
demográfica, organización económica, etc.) y funcionales, que deben tenerse muy en
cuenta para diferenciarlos de otros grupos no estatales.
b) Por la importancia internacional de los actores
Un segundo criterio muy extendido en la doctrina es el que adopta como referencia el grado
de importancia que los distintos actores poseen en la Sociedad Internacional. De acuerdo
con este criterio, los actores internacionales se dividen en: actores primarios o principales,
y actores secundarios o menores. Entre los primeros se incluyen a los estados y,
ocasionalmente, ciertas organizaciones supranacionales. El resto de grupos sociales con
cierta capacidad de actuación internacional queda relegada a la segunda categoría. 3
La consideración del carácter primario de los estados se debe a dos razones
fundamentales. En primer lugar, porque el estado ocupa una posición central, privilegiada e
insustituible en relación con los demás grupos sociales, al institucionalizar el poder interior
y dominar las relaciones de poder en el contexto internacional.
2
Galtung, J. «Un continent invisible: les acteurs non territoriaux». ABISAAB, G. (ed), op. cit. págs 68 y ss.
3
Gonidec, P.F. op. cit. págs. 11 y 117.
Medina, M. Las organizaciones internacionales. Madrid, 1976, Edit. Alianza; págs. 23 y ss.
Merle, M. op. cit. págs 265266
Mesa, R. op. cit. págs. 185 y ss
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En segundo término, y como consecuencia de lo anterior, los estados se convierten en
mediadores del protagonismo internacional de todos aquellos grupos sociales que nacen y
se desarrollan al amparo del marco jurídico, político, económico y territorial de los estados.
En otras palabras, si los estados son los grupos más poderosos, interna e
internacionalmente, las demás colectividades sólo podrán actuar de modo significativo en el
contexto internacional en la medida en que lo permitan los actores estatales, y dentro de los
cauces establecidos por ellos. De este modo se convierten en actores dependientes de los
estados y secundarios respecto a éstos.
Una reflexión crítica de ambas tipologías debe empezar a reconocer su notable utilidad
explicativa, lo que, en gran medida, explicaría la amplia difusión que ha alcanzado en la
doctrina. Sin embargo, también resulta oportuno reconocer algunas de sus limitaciones.
Ante todo, ambos criterios de clasificación descansan sobre una primacía del paradigma
estatal. Ello conduce, con frecuencia, a identificar las relaciones internacionales con las
actuaciones estatales.
Por otra parte, y en la línea de la observación precedente, no se puede prejuzgar la
capacidad y actividad internacional de los grupos no estatales, ya que aun siendo real la
supremacía de los actores estatales, en determinados períodos históricos o para ciertos tipos
de relaciones, no se le puede atribuir una validez axiomática y universal.
Claro está que ambos aspectos han propiciado el estudio e investigación exhaustivos de
los actores estatales y sus relaciones mutuas. Ello ha reforzado la convicción de que unos y
otras eran las más importantes porque eran más conocidos. El círculo vicioso se cerraba
considerando que las relaciones interestatales eran las más explicativas por surgir de los
actores fundamentales de la Sociedad Internacional, es decir, de los estados.
Afortunadamente, este círculo vicioso, en el que durante cierto tiempo se vieron
atrapados los teóricos de las relaciones internacionales, ha comenzado a resquebrajarse
propiciando nuevos estudios e investigaciones sobre otros actores no estatales. Los
resultados no han podido ser más revolucionarios y demoledores para el paradigma del
estado. Hoy en día sabemos lo suficiente para poder afirmar que, en el contexto de las
relaciones económicas internacionales, las empresas multinacionales constituyen actores
con un protagonismo equiparable a la mayoría de los estados. Esta misma reflexión
podríamos hacerla extensiva a otros sectores y relaciones internacionales.
3. Actores internacionales integrados y agregados
Junto a los criterios taxonómicos mencionados, cabe considerar una nueva perspectiva de
distinción entre los actores internacionales. Esta nueva perspectiva toma como criterios de
referencia: la cohesión interna de cada actor y su autonomía operativa exterior. Ambos
criterios se encuentran íntimamente asociados.
La cohesión interna de los actores internacionales viene condicionada por la estabilidad
de los vínculos imperantes entre los miembros del grupo social, de una parte, y el orden de
prioridades concedido a los intereses grupales en relación a los intereses particulares de los
miembros.
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4
Esta distinción está inspirada en la establecida por Töennies entre sociedades y comunidades. No obstante, el lector puede también
advertir fácilmente las diferencias entre ambas clasificaciones.
Töennies, F. Comunidad y Sociedad. Buenos Aires, 1974.
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través de una cooperación mutua, también lo es que el nivel de integración no impide el
desencadenamiento de conflictos y la instauración de jerarquías entre ellos. Estas
tendencias desintegradoras no impiden la unidad del actor integrado pues encuentran
cauces para su resolución o, al menos, para mantenerse dentro de límites funcionalmente
más débiles que los lazos de solidaridad. En caso contrario, el actor integrado
experimentará un proceso de descomposición interna y una notable merma de su autonomía
exterior.
Tampoco cabe esperar que, debido a la naturaleza cooperativa de sus vínculos internos,
el comportamiento internacional de dicho actor tienda a potenciar más las relaciones de
solidaridad pacífica con otros actores internacionales. Semejante planteamiento
desconocería que la influencia entre la esfera interna y la actuación exterior de los grupos
humanos es dinámica y contradictoria.
Junto a los actores integrados coexisten en la Sociedad Internacional otro tipo de grupos
a los que denominaremos actores agregados. Estos se caracterizan por gozar de un débil
grado de estabilidad interior, junto con una escasa independencia o autonomía decisional
y operativa en el ámbito internacional. 5
La escasa unidad interna de estos actores es fruto de la fragmentación que impera entre
sus miembros que mantienen intereses diversos, en ocasiones incluso contradictorias, y
cuyos vínculos son fundamentalmente asociativos. No existen vínculos de identificación de
los miembros con el grupo en su totalidad. Se carece de procesos claros de socialización de
los miembros que son sustituidos por relaciones de jerarquía.
Fruto de todo ello es la dependencia o mediatización que los órganos colectivos de
decisión y actuación poseen respecto de sus miembros, singularmente de sus miembros más
poderosos. La actuación internacional de estos grupos agregados queda de esta manera
limitada y condicionada por el dominio ejercido por sus miembros.
Los actores internacionales agregados, aunque dominados por sus miembros, gozan de
una cierta capacidad de intervención en las relaciones internacionales, debido a la
existencia de una estructura orgánica colectiva y de una institucionalización formal que les
otorga la necesaria cohesión interna entre sus miembros para evitar su disgregación.
Por tanto, los vínculos de poder que imperan entre los miembros de un actor agregado
son los que le posibilitan que pueda operar internacionalmente en aquellos ámbitos en los
que existe una mínima convergencia de intereses entre sus miembros, para que éstos hayan
delegado o transferido sus poderes a los órganos del actor, aunque de modo temporal y
limitado.
Conviene, para concluir estas reflexiones, apuntar que ambas categorías de actores in
ternacionales corresponden a modelos o tipos ideales en el sentido weberiano del término,
rara vez se presentan con toda su pureza en la realidad internacional. Es frecuente, que un
determinado actor internacional se configure como un actor integrado en ciertas áreas, y
como un actor agregado para otras diferentes. Ello se debe a que en la realidad
5
Los conceptos de agregación social y agregación internacional son analizados, respectivamente, por:
Rosenau, J. N. «Le touriste...» Op. cit. págs. 225 y ss.
Attina, F. Op. cit. págs. 111 y ss.
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internacional lo que existen son individuos agrupados y relacionados de modo complejo
siguiendo procesos integradores y agregativos.
Podemos también afirmar que la integración o agregación no son status o situaciones
que una vez alcanzadas permanecen invariables, sino procesos dinámicos que sufren al
teraciones que los aceleran o retardan en el tiempo y los amplían o restringen en cuanto a
sus miembros.
Entre ambos procesos existe una osmosis, de tal modo que un proceso de integración
puede ser el resultado de la transformación experimentada por un proceso de agregación.
Análogamente, la desintegración de los actores internacionales puede conducir a la emer
gencia de actores agregados. Por ejemplo, la Confederación Germánica, creada en 1815 a
raíz del Congreso de Viena, y bajo la hegemonía de Prusia y Austria, constituía una
agregación de estados y ciudadesestado soberanas. Más tarde, y a partir de esta
organización política, surgiría el Imperio Alemán, ejemplo de integración política en la
Europa decimonónica.
La distinción entre actores integrados y agregados no coincide exactamente con las
categorías clasificatorias comúnmente aceptadas por la doctrina. Ciertamente existen miem
bros de la Sociedad Internacional que por su génesis, organización y funcionamiento,
pertenecen a la categoría de actores integrados, por ejemplo, las naciones, las empresas
multinacionales, las organizaciones supranacionales, y otras que, sin duda, corresponden a
la categoría de actores agregados, por ejemplo, la mayoría de las OIG y de las ONG, los
pueblos y la opinión pública internacional.
Sin embargo, no todos los estados pueden adscribirse a una de ambas categorías
actoriales. Existen estados que claramente pueden ser adscritos a los actores integrados, por
ejemplo, los Estados Unidos de América, la República Federal de Alemania, Francia,
España, Argentina o Egipto. Otros, en cambio, deben ser situados en la categoría de actores
agregados, por ejemplo, Sudáfrica, la India, Yugoslavia o la propia Unión Soviética.
Naturalmente, hay que ser conscientes de que el concepto de actor internacional está
indisolublemente unido a la historicidad de todo grupo social. Ello plantea serias
dificultades de análisis cuando consideramos actores internacionales en trance de
transformación. Esta objeción es metodológicamente importante, pero consideramos que no
anula el valor epistemológico de la distinción entre actores integrados y agregados. Por el
contrario, estimamos que abre una vía de revisión de los criterios tradicionalmente
utilizados por la doctrina para investigar la naturaleza y actuaciones de los diversos
miembros de la Sociedad Internacional.