Pocos saben que Manuel M. Ponce firmó en secreto algunas de sus
composiciones para guitarra con el nombre de otros artistas. Lo hizo en complicidad del guitarrista español Andrés Segovia y, de ese repertorio, la Escuela Nacional de Música (ENM) publicará por primera vez una de sus obras para guitarra: Suite en la menor, pieza que por muchos años fue atribuida al laudista alemán del siglo XVIII, Silvius Leopold Weiss, señala Paolo Mello Grand, coordinador del Proyecto Editorial Manuel M. Ponce. “La historia de esta suite no se comprendería sin atisbar la amistad que existió entre ambos artistas”, relata a Crónica. Es una historia que nació en 1923, cuando Segovia vino a México para ofrecer un recital. En aquella ocasión el compositor mexicano asistió y le dedicó una reseña en un diario nacional. Poco después Segovia la leyó y quiso conocerlo en persona, pero al saber que se trataba del gran compositor mexicano, “le pidió que escribiera algo para guitarra”. Ponce se sintió maravillado. Así que llegó a casa, tomó un tema del Jarabe Tapatío y escribió una pequeña pieza que llamó De México, página para Andrés Segovia.Lo hizo sin antes haber tocado ni escrito para ese instrumento. Aun así, Segovia quedó impresionado y así nació una larga historia que duraría hasta la muerte de Ponce, autor de numerosas sonatas, preludios, suites y otras piezas sueltas. LAS TRAMPAS. Dos años después, Manuel M. Ponce (1882-1948) se mudó a París para actualizar su estilo de composición, pues quería desarrollar sus inquietudes impresionistas y modernistas. Este cambio de geografía acentuó el contacto entre ambos artistas, así que el compositor escribió nuevas obras para los programas de Andrés Segovia (1893-1987), quien las intercalaba con las suites de Bach, Heitor Villa-Lobos y otras piezas antiguas o modernas. Cierto día, Segovia le pidió a Ponce que para evitar la aparición reiterada de su nombre en los programas realizara una composición al estilo antiguo de los grandes laudistas, para bautizarla bajo otro nombre. Así comenzó lo que el guitarrista llamaría “una pequeña broma”. Entonces, Ponce creó la Suite en la menor y juntos se la atribuyeron a Leopold Weiss, mientras Segovia trataba de “urdir” una historia que se fundamentara en el descubrimiento de un manuscrito inexistente. Pronto el guitarrista comenzó a tocarla en diversos escenarios de Europa, y en una carta le relató a Ponce cómo dicha suite le agradaba al público con la venia de los críticos que pronto la comenzaron a reseñar. Pero el juego no quedó ahí. Así que llegó una segunda obra: Suite en re mayor para guitarra, que ambos le atribuyeron al compositor italiano del siglo XVII, Alessandro Scarlatti. Y aunque la mentira estuvo a punto de descubrirse, eso no sucedió. Incluso hoy se tiene conocimiento de que existió una tercera suite, la cual le fue atribuida a Johann Sebastian Bach y también se extravió durante la Guerra Civil Española. LOS ROCES. Aunque hubo momentos en que Andrés Segovia le confió a Ponce su deseo por incluir, en los programas, la verdadera autoría de la Suite en la menor, sabía que era imposible dar marcha atrás, pues ésta fue grabada en un disco y ambos enfrentarían “grandes problemas”. En ese tiempo inició la Guerra Civil Española y Segovia debió huir de su departamento, olvidando muchos manuscritos, entre ellos esa famosa suite, así que en una carta le pidió al mexicano elaborar nuevamente aquel manuscrito. La respuesta de Ponce fue el silencio, no sólo porque estaba molesto, sino porque ya estaba de vuelta en México, donde fue nombrado director del Conservatorio Nacional de Música y se dedicaba a nuevos proyectos. Durante un par de años más, Andrés Segovia le insistió infructuosamente. Finalmente, cierto día le remitió una carta donde le hablaba de su nuevo matrimonio con la pianista catalana Francisca Madriguera. Y como respuesta obtuvo del compositor una pequeña pieza como regalo de bodas, el Preludio para guitarra y clavecín. De inmediato la amistad fue reestablecida, pero 12 años después Ponce falleció y los secretos de esas piezas quedaron sin revelarse. Casi dos décadas después, Carlos Vázquez –heredero de Ponce– viajó a España y se entrevistó con Segovia, quien le contó la historia, misma que pudo corroborar en la correspondencia enviada por éste al compositor mexicano. El guitarrista le aseguró que publicaría la verdad en sus memorias. Pero eso no sucedió. Así que en 1989 autorizó al compositor Miguel Alcázar la publicación de la vasta correspondencia que Ponce recibió de Segovia, quedando al descubierto aquel secreto que hoy conocen casi todos los guitarristas del mundo. Por desgracia esa edición de las cartas actualmente está agotada. LA PUBLICACIÓN. Durante la entrevista, Paolo Mello señala que se publicará por primera vez una de las obras para guitarra de Manuel M. Ponce, la famosa Suite en la menor atribuida al laudista Weiss. Esto a casi 130 años del nacimiento del compositor, dentro del Proyecto Editorial Manuel M. Ponce de la Escuela Nacional de Música de la UNAM. La edición estará lista en septiembre y contará con la investigación histórica y un estudio crítico del guitarrista Raúl Zambrano. Y la presentación oficial se realizará en noviembre de este año, en la sala Xochipilli de la Escuela Nacional de Música. Cabe señalar que para la edición de esta partitura, explica el experto, se ha trabajado a lo largo de dos años porque fue necesario corroborar y revisar la transcripción de la pieza, pues luego de perderse en la Guerra Civil Española, Ponce no volvió a escribir el manuscrito. Finalmente, puntualiza que fueron las obras para guitarra las que hicieron famoso a Ponce en todo el mundo, así que “él cobró fama internacional a través de las composiciones realizadas en un instrumento que nunca tocó. Y posiblemente Ponce no habría escrito siquiera una página para guitarra, de no haber sido por el interés y la colaboración siempre demostrados por Segovia”. PUBLICACIONES Hasta el momento el Proyecto Editorial Manuel M. Ponce ha publicado 14 obras para piano, entre las que se puede destacar Balada mexicana, Malgré Tout, Evocaciones, Mazurcas, Suite cubana y Sonatina; 3 para canto y piano: Doce canciones mexicanas, Poésies chinoises y Seis poemas arcaicos; 2 corales: Bendita sea tu pureza y Pasas por el abismo; y 5 para música de cámara, entre las que destacan Sonata, para violonchelo y piano, Jeunesse y Romanzetta, para violín y piano. http://www.cronica.com.mx/notas/2012/684424.html