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PARADIGMA SOCIOCRÍTICO

COMUNIDAD #9
Los paradigmas, dicho de modo elemental, son concepciones, costumbres y
procedimientos que orientan la labor investigadora; así, los paradigmas llegan a
convertirse en modelos o patrones para los investigadores. La principal crítica que
podemos realizar al paradigma de la modernidad, el positivista, es su incapacidad
para la transformación social; es por eso que vamos a introducir al llamado
paradigma sociocrítico, que tiene la aspiración de superar, tanto el
conservadurismo, como el reduccionismo. Según sus defensores, el paradigma
sociocrítíco no renuncia a la ideología y mantiene la autoreflexión crítica en los
procesos de conocimiento; su objetivo es la transformación de la estructura de las
relaciones sociales dando respuesta a los problemas generados por ellas y
teniendo en cuenta la capacidades activas y reflexivas de los propios integrantes
de la comunidad. Como hemos dicho, el paradigma sociocrítico nace como crítica
al positivismo, junto a la racionalidad instrumental que conlleva; se demanda así
una racionalidad sustantiva que incluya los juicios, los valores y los intereses de la
sociedad. Otros de los rasgos notables de este paradigma, que podemos
considerar netamente libertarios, son: el conocimiento y la comprensión de la
realidad como praxis; la vinculación de la teoría con la práctica, integrando
conocimiento, acción y valores; la orientación del conocimiento hacia la
emancipación y liberación del ser humano, y su propuesta de integración de todos
los participantes, incluido el investigador, en procesos de autorreflexión y de toma
de decisiones consensuadas
Hay que hacer hincapié en la crítica social que supone el paradigma que nos
ocupa, con un marcado carácter autorreflexivo, de tal manera que considera que
el conocimiento se construye por intereses que parten de las necesidades de las
comunidades; se pretende la autonomía racional y liberadora del ser humano, algo
que se consigue mediante la capacitación de las personas para la participación y
transformación social. El conocimiento se desarrolla mediante un proceso de
construcción y reconstrucción sucesiva de la teoría y la práctica. Habermas
consideraba que el conocimiento nunca es producto de individuos o de grupos que
tengan preocupaciones alejadas de lo cotidiano; muy al contrario, el conocimiento
se constituye en base a intereses que han ido desarrollándose a partir de las
necesidades naturales de los seres humanos y que han sido configurados por las
condiciones históricas y sociales. Según este autor, el conocimiento es el conjunto
de saberes que acompañan y hace posible la acción humana; siempre según
Habermas, el positivismo ha desplazado al ser cognoscente (es decir, el ser
pensante que realiza el acto del conocimiento) de toda intervención creativa en el
proceso del conocimiento; en el lugar del sujeto, se ha colocado el método de
investigación. El mundo social está formado por significados y sentidos, por lo que
la ciencia social positivista queda anulada al querer excluirlos de su análisis.
Para entender la sociedad en su desarrollo, Habermas parte de un esquema de
dos dimensiones: una técnica, que comprende las relaciones de los seres
humanos con la naturaleza, centradas en el trabajo productivo y reproductivo; y
una dimensión social, que comprende las relaciones entre los seres humanos,
centrada en la cultura y en las normas sociales. El desarrollo del capitalismo y de
la sociedad industrial, junto al positivismo, ha producido una hegemonía
exacerbada de la dimensión técnica; así, Habermas dirige toda su crítica a
denunciar este paradigma presente en la sociedad contemporánea y se esfuerza
en presentar una relación más equilibrada entre ambas dimensiones para
emancipar a los seres humanos del tecnicismo. Este autor considera que la
sociedad humana se transforma a sí misma a través de la historia, mediante el
desarrollo en torno a esas dos dimensiones; si el conocimiento del ser humano
sobre la naturaleza le llevó a lograr el conocimiento técnico sobre ella (dando lugar
a las ciencias naturales), el estudio y la comprensión de las relaciones entre los
seres humanos de su entendimiento mutuo condujo al al desarrollo de las ciencias
hermenéuticas (según la orientación que Habermas denomina "interés práctico").
Así, el sujeto construye su objeto de conocimiento a partir de unos parámetros
definidos por un interés técnico o un interés práctico; este concepto de interés del
conocimiento nos muestra la relación existente entre Teoría del Conocimiento y
Teoría de la Sociedad (ambas, interrelacionadas).
Habermas considera que junto a la opresión motivada por parte de una naturaleza
externa al ser humano no dominada por él, unida a una naturaleza propia
deficientemente socializada, aparece una tercera orientación que denomina
"interés emancipatorio". Éste, sería un interés primario que empuja al ser humano,
con todas las dificultades que ello supone, a liberarse de las condiciones
opresoras, tanto de la mencionada naturaleza externa, como de aquellos factores
internos de tipo intersubjetivo y también propios de la condición interna del
individuo (temores, aspiraciones, creencias…). Sintetizando, Habermas considera
que el conocimiento es el resultado de la actividad del ser humano motivada por
necesidades naturales y por determinados intereses; se constituiría desde tres
intereses de saberes, que denomina técnico, práctico y emancipatorio, y cada uno
de ellos toma forma en un modo particular de organización social o medio; así,
cada saber generado por cada interés da lugar a ciencias diferentes. Por lo tanto,
la ciencia social crítica es la que sirve al interés emancipatorio para lograr la
libertad y la autonomía racional; esta ciencia se esfuerza en ofrecer a las personas
un medio para adquirir conciencia de cómo sus objetivos y aspiraciones pueden
haber sido distorsionados o reprimidos para tratar de solventarlo y posibilitar la
búsqueda de sus metas verdaderas. La ciencia social crítica, como apuntamos al
principio del texto, facilita un tipo de entendimiento autorreflexivo gracias al cual
los individuos expliquen sus fuentes de frustraciones para, si fuere necesario,
eliminarlas. Desde un punto de vista más amplio, esta ciencia trata también de
poner al descubierto los procesos históricos que han distorsionado de forma
sistemática los significados subjetivos.
El tipo de comunicación que propicia la ciencia social crítica es horizontal, para
que los sujetos que integran la comunidad puedan prever y aplicar soluciones para
superar las dificultades que les afectan dominan y reprimen. De esta manera, no
puede existir un director o un líder en el grupo para que todos los participantes
puedan tener la misma posibilidad de iniciar y perpetuar un discurso, así como de
proponer, cuestionar, exponer razones, dar explicaciones, etc. En resumen, una
teoría crítica es el resultado de un proceso de crítica llevado a cabo por un grupo
cuya preocupación sea la de denunciar contradicciones en la racionalidad o en la
justicia de los actores sociales con el fin de implementar las acciones para
transformar hacia mejor la organización social. Ejemplos de esos procesos
sociales e históricos que influyen sobre la formación de nuestras ideas sobre la
sociedad son el papel del lenguaje en el modelado de nuestro pensamiento o los
factores económicos o culturales en el modelado de nuestras circunstancias. Un
factor primordial para Habermas es la acción comunicativa, ya que cree que es
centralmente constitutiva de la sociedad humana; a partir de ese concepto, trata
de edificar toda una filosofía de la racionalidad. La acción de los individuos queda
articulada por la razón entendida como una trama discursiva; si podemos
entendernos con nuestros semejantes es gracias a que compartimos un mismo
mundo simbólico que garantiza la validez del diálogo. Al mismo tiempo, el
concepto de acción comunicativa debe ser eminentemente crítico si tiene el
objetivo ideal de desenmascarar las deficiencias en la comunicación de la
sociedad contemporánea.
Como es sabido, la teoría crítica nace con los principales exponentes de la
Escuela de Fráncfort. Recordemos una vez más que el principal objetivo de estos
autores es lograr la emancipación del hombre y la denuncia de la racionalidad
instrumental, vinculada al sistema socipolítico, cultural y económico, ya que limita
la capacidad reflexiva y crítica de los individuos y propicia una cultura
manipuladora que apuntala un sistema de dominación y de explotación.

El paradigma sociocrítico en investigación es uno de los cuatro modelos


principales de investigación, junto con el paradigma positivista, el histórico
hermenéutico y el cuántico. En concreto, el paradigma sociocrítico surgió en
respuesta al positivista, promoviendo la acción individual y la reflexión.
El principal objetivo del paradigma sociocrítico es la visión del pasado de forma
racional y objetiva, de tal forma que se puedan superar todas las ideas limitantes
recibidas de este. Fue promovido principalmente por la llamada Escuela de
Frankfurt, cuyos mayores exponentes eran, entre otros, Theodor Adorno y Max
Horkheimer.
Max Horkheimer y Theodor Adorno, los mayores exponentes del paradigma
sociocrítico
Los creadores de este modelo de pensamiento querían entender mejor de qué
forma afecta la sociedad a la conducta de los individuos, para así poder llevar a
cabo cambios en nuestra forma de vida. También pretendía entender al ser
humano sin caer en el reduccionismo y en el conformismo, como el enfoque
positivista.
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1 Historia del paradigma sociocrítico
Historia del paradigma sociocrítico
El paradigma sociocrítico, también conocido como Teoría crítica, es una corriente
de pensamiento que le otorga una gran importancia al análisis de la cultura y la
sociedad mediante la aplicación de los descubrimientos de las ciencias sociales.
De esta forma, la intención de la corriente era liberar a los humanos de las
circunstancias en las que vivían.
La primera vez que surgió la Teoría crítica fue con la Escuela de Frankfurt, una
filosofía neo-marxista que apareció en la Alemania de los años 30. Basándose en
ideas de Marx y Freud, el paradigma sociocrítico creía que las ideologías eran el
principal obstáculo para la liberación humana.
Los principales exponentes de la Escuela de Frankfurt fueron Theodor Adorno,
Herbert Marcuse, Erich Fromm y Marx Horkheimer. Sus ideas, a pesar de no ser
ampliamente conocidas por el público en general, han ido transmitiéndose y tienen
una relativa importancia dentro del ámbito de las ciencias sociales.
Aunque en principio surgieron como una corriente más del marxismo y el
comunismo, la Teoría crítica pronto se dio cuenta de la importancia que tenían sus
ideas tanto en la investigación como en la comunicación con la sociedad.
Debido a la creencia de que todo está determinado por la sociedad en la que se
produce, en las décadas de los 60 y los 70 los investigadores críticos decidieron
que no es posible conocer la realidad de forma objetiva.
Por lo tanto, adoptaron un sistema de investigación cualitativo, más basado en
entender cada situación de forma profunda que en encontrar patrones y sistemas
de causa y efecto.
A partir de este periodo el pensador más influyente de la Teoría crítica ha sido
Jürgen Habermas, quien defiende ideas como la subjetividad de la comunicación.
También ha introducido el concepto de “ciencia reconstructiva”, un intento de
mezclar la subjetividad de las ciencias sociales con la objetividad de las puras.
Inicial basamento marxista
Las ideas de los fundadores de la Escuela de Frankfurt, los primeros proponentes
de la Teoría crítica, estaban en principio basadas en el marxismo. Debido a su
rechazo por las ideas capitalistas existentes en la sociedad, pero también de los
sistemas comunistas clásicos, estos pensadores trataron de encontrar una
alternativa a ambos.
Otra de sus principales ideas era el rechazo del positivismo, el materialismo y el
determinismo, las corrientes filosóficas que más aceptación tenían en la época.
Para ello, intentaron volver a sistemas más clásicos de pensamiento, como la
filosofía crítica de Kant o el idealismo alemán de Hegel.
Características principales
Visión de la cultura como causa de desigualdades
Basándose en las teorías marxistas, los pensadores de la Escuela de Frankfurt
creían que todas las desigualdades entre personas tenían que estar explicadas
por la sociedad en la que vivían, en lugar de por diferencias individuales.
Esto se oponía a varias de las corrientes psicológicas imperantes en la época,
como las teorías de la inteligencia o la personalidad.
Debido a esta creencia de que la cultura es la que crea desigualdades, los
seguidores del paradigma sociocrítico creían que era necesario cambiar el
discurso social para conseguir una igualdad absoluta entre las personas y las
clases. Por ejemplo, sus investigadores se centran en temas como la raza, el
sexo, la orientación sexual y la nacionalidad.
Algunos investigadores de esta corriente rechazan ideas contrarias a esta forma
de pensamiento, como por ejemplo, las diferencias anatómicas en los cerebros
masculinos y femeninos.
Ellos argumentan que es imposible conocer la realidad objetiva y que, en cambio,
toda la ciencia está influida fuertemente por la cultura en la que se crea. Esto es
una forma de subjetivismo científico.
Relativismo
Además de en la ciencia, el paradigma sociocrítico también promueve el
relativismo en otras áreas del conocimiento. Por ejemplo, en la sociología crítica
una de las ideas predominantes es la necesidad de abandonar todas las
tradiciones y estilos de vidaantiguos debido a su toxicidad.
De esta manera, se crea lo que se conoce como Postmodernismo: la incapacidad
de descubrir la verdad sobre ninguna situación debido a las influencias que la
sociedad tiene sobre estas.
Por el contrario, los investigadores que siguen el paradigma sociocrítico se centran
en estudiar fenómenos como el lenguaje o los símbolos, que permiten estudiar las
verdades subjetivas de las personas.
De esta forma, se centran más en la investigación cualitativa —que permite
conocer un fenómeno en profundidad— que en la cuantitativa.
Crítica a la civilización occidental
Debido a la creencia de que la cultura tradicional es la causa de todas las
igualdades e injusticias, los teóricos del paradigma sociocrítico creen que la
sociedad occidental es un sistema opresivo y que causa gran cantidad de
problemas.
Debido a su rechazo de las ideas capitalistas, los primeros estudiosos de la
Escuela de Frankfurt creían que la explotación de recursos a cambio de dinero era
un acto violento y en contra de la libertad de las personas. Por ello, sus ideas iban
más próximas a las comunistas.
Sin embargo, tras ver los resultados del comunismo en la Antigua Unión Soviética,
los teóricos críticos decidieron que era necesario educar primero a la población
mediante el uso de símbolos culturales para que aceptasen las ideas marxistas.
Para ello rechazaron todas las tradiciones occidentales, descartándolas como
dañinas, y alabaron ideas como el multiculturalismo y la globalización.
Ejemplos de aplicaciones del paradigma sociocrítico
En estudios de educación ambiental
El paradigma sociocrítico ha sido utilizado en la educación ambiental, dado que
busca conocer las realidades ambientales de manera práctica y, a partir de dicho
conocimiento, promover la reflexión y la acción positiva por parte del alumno.
En la enseñanza científica
En el ámbito de la ciencia también tiene cabida el paradigma sociocrítico, debido a
que a través de este es posible acercarse a la experimentación y generar
transformaciones sociales desde la reflexión sobre los fenómenos estudiados.
En la medicina
El principal objeto de estudio de la medicina es el ser humano. El enfoque
sociocrítico es fundamental en las ciencias médicas, dado que todas las
investigaciones dentro de ese ámbito deben tener como norte brindar bienestar
físico y, por extensión, social. La visión social se convierte en el eje conductor del
ejercicio médico.

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