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La asertividad tiene una connotación muy importante en los trabajos de hoy,

pues guarda relación con la estrategia y estilo de comunicación de las personas.

Tener un comportamiento social maduro y un nivel de comunicación en el que no


se necesita someter al resto a la voluntad propia, es parte de ser asertivo. La
agresión comunicacional y la incapacidad de algunos trabajadores para darse a
entender o discutir en el plano de las ideas, se ha vuelto una preocupación de las
nuevas empresas que buscan eficiencia y efectividad en la labor que realizan
como organización y en cada uno de sus trabajadores.

Defender los derechos propios y esgrimir argumentos que protejan la idea que se
tiene sobre una cuestión determinada, cuando se lleva a cabo de forma clara,
congruente y directa, es asertiva. Cada trabajador debe ser capaz de expresar
sus opiniones entendiendo que tienen el mismo peso que las expresadas por
otros, evita la generación de conflictos en el trabajo, segregación de subgrupos
dentro el ambiente laboral y genera confianza en los superiores, compañeros y
gente a su cargo.

Ser asertivo en el trabajo no es un requisito antojadizo, ya que aquellos


trabajadores que dispongan de esta requerida capacidad laboral, resultan
influyentes en su medio, tienen la capacidad de superar sus limitaciones
constantemente y se hacen respetar por medio de la forma en que se
desenvuelven y no por malos tratos.

La expresión directa de los derechos y sentimientos personales, muestra la


característica de la asertividad en todo su esplendor cuando se hace con respeto
y conciencia de que el resto tiene la misma oportunidad de hacerlo, lo que
contribuye a la consolidación de un grupo humano que trabaja enfocado en un
mismo objetivo y consigue sus metas por medio del trabajo en conjunto.

El cambio que han tenido las empresas, producto de las nuevas tendencias
internacionales del mercado en el que se compite, obligan a buscar
características hasta hace algunos años exclusivas de cargos de gran jerarquía,
como por ejemplo el tener iniciativa, liderazgo, motivación, asertividad, pro-
actividad e innovación, características que forman parte del perfil de un
trabajador más profesional, competitivo y dispuesto a superar los desafíos en
pos de conseguir metas específicas.

Asumir el compromiso del trabajo que se lleva a cabo es fundamental en alguien


asertivo. Aquellos que inclusive teniendo limitaciones, las identifican y buscan
fórmulas para superarlas con la intención de hacer bien las cosas y conseguir los
objetivos previamente trazados, forman parte del perfil deseado del trabajador
ejecutivo moderno. La asertividad ligada a la innovación, permiten que un
trabajador pueda resolver las dificultades que se presentan en el camino a modo
de “imprevistos”, toda vez que reconoce y sabe no existen las tareas fáciles y
estáticas en un mercado competitivo y de cambios constantes.

La versatilidad acompañada de asertividad dan pie a la eficacia, y la única


manera de alcanzar ese plano es mediante trabajadores eficientes que sean
capaces de desenvolverse de forma asertiva.

El trabajo en equipo es bueno cuando todos sus integrantes son asertivos. Los
grupos que trabajan bajo una idea general dominante, con autocomplacencia de
los resultados obtenidos y sin una clara capacidad de exposición de ideas
nuevas o radicalmente opuestas a las actualmente emprendidas, es lo peor que
puede pasarle a una empresa. Un agudo sentido común y la capacidad de
criticar de forma constructiva, son elementos inherentes en las personas
asertivas y muy necesarias a la hora de hacer de un equipo una herramienta
efectiva en las empresas.

Ser asertivo no significa comprender sin más las posturas ajenas, sino muy por
el contrario a veces ir contra el común de las opiniones, siendo capaz de mostrar
con respeto y buenos argumentos las consecuencias de seguir con un camino u
otro.

La satisfacción personal llega a los trabajadores cuando se desenvuelven con


naturalidad en lo que hacen, cuando son capaces de aprender a superar las
quejas y problemas, así como también la rabia y los enojos en pos de conseguir
buenos resultados. La satisfacción de hacer algo que gusta, es parte de un
trabajador asertivo toda vez que éste es capaz de representar lo que no le gusta
y busca soluciones para cambiarlo en un sentido positivo.

La importancia de la asertividad en el trabajo radica en la potente


herramienta de comunicación que esta cualidad supone en cualquier
persona capaz de disponer de ella.
El origen de la palabra “asertividad” procede del latín “assertus”, cuyo
significado es “la afirmación de la certeza de algo”.
En este sentido, alguien que es asertivo, sabe defender sus ideas y sus
derechos con firmeza, con veracidad, con seguridad, pero sin incomodar
a su interlocutor.
La asertividad se mueve entre las dos aguas de la pasividad y la
agresividad. Tan importante es no caer en el silencio y la cobardía,
por temor a defender nuestras ideas y opiniones, como no hacerlo
tampoco de forma agresiva.
La asertividad trae implícitas otra serie de cualidades perfectas en un
entorno laboral como son el poder de liderazgo, la iniciativa y la
capacidad de toma de decisiones.
Por último, la importancia de la asertividad en el trabajo también está
en la satisfacción personal que aporta a todas aquellas personas que la
ponen en práctica durante el desempeño de sus funciones. Detectar
errores, que pueden afectar a su labor o a la de un equipo completo de
empleados, hacerlo saber y comunicárselo tanto a compañeros como a
directivos, hacerse escuchar, convencerles y lograr que el resultado sea,
como consecuencia, mejor, produce en la persona asertiva una
satisfacción personal de logro y ganancia de confianza por parte del resto
de compañeros.

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