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Domingo 25 de junio de 2017

“[Recibieron] el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: “¡Abba! ¡Padre!”…asegura… a
nuestro espíritu que somos hijos de Dios.” Romanos 8:15-16. (NVI)

UN PADRE AMOROSO

Cierta persona viajaba en avión, cuando observó que detrás de él estaba


sentado un padre con uno de sus hijos muy inquieto. Luego escuchó que
el padre ya cansado le decía al niño: “¿No quieres que te lea uno de los
libros de cuentos?”. Entonces, durante todo el viaje, este papá amoroso
le leyó con dulzura y paciencia a su hijo y así, lo mantuvo tranquilo y
concentrado.

En uno de sus salmos, David declara: “Como el padre se compadece de


los hijos, se compadece el Señor de los que le temen” (Salmo 103:13). El
verbo se compadece habla de mostrar amor y compasión. Esta expresión
nos recuerda la exclamación: “Abba, Padre” (Romanos 8:15). -Cuando
estemos inquietos en medio de las circunstancias de la vida, el Señor
anhela volver a alentarnos con la historia de su amor por nosotros.

EN CADA SITUACIÓN DIFÍCIL, DEBEMOS RECORDAR QUE TENEMOS UN PADRE AMOROSO Y COMPASIVO.

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