ESPECIAL
Brújula
paternidad
P
¿Recordás la primera vez que
viste a tu hijo? Incluso los
hombres más duros rompen en
lágrimas cuando sostienen a su
recién nacido por primera vez.
Estoy seguro que no sabías qué
decir, ni menos cómo actuar
ante la majestuosidad de tener
entre tus brazos a una vida, “La
vida que Dios te confió”.
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para la
ara muchos hombres, este es un momento transformador.
El tiempo se detiene, abrazás con ternura, aprendés a cam-
biar pañales, trabajás más duro, llorás con más facilidad y
aprendés el nuevo oficio de ser papá. Estos pequeños que
corretean a tempranas horas por tu hogar, sacan lo mejor
de vos y demostrás con la misma intensidad tus debilida-
des más ocultas, hasta que un día rendido clamás a Dios…
¡Ayudame, Señor a ser un mejor papá!
I. EL LLAMADO DE SER PAPÁ
Dios no solo te ha entregado un niño o una niña, Él te ha
confiado la vida espiritual, el alma eterna de tus hijos para
que durante tu tiempo con ellos puedas formar su carác-
ter, levantar sus corazones y regar sus vidas con recuerdos
eternos entre vos y tus pequeños.
Estoy seguro que el Señor nos regala estos artistas que de-
coran nuestras paredes o que rayan el auto con ternura con
el propósito de que demostremos el carácter y la fe que
"Dios no solo te
ha entregado
un niño o una
niña, Él te ha
confiado la
vida espiritual,
el alma eterna
de tus hijos"
hemos madurado en cada circunstancia
para nuestra familia. Un día ellos dirán
antes de conocer a Dios que te conocie-
ron a vos y te dirán: ¡Gracias, papá, por
haberme contado de Jesús!
II. DISCIPULANDO DESDE
EL HOGAR
La Gran Comisión de “Ir y hacer discípu-
los” comienza en nuestros hogares, inicia
con nuestros hijos. Cuando le pregunta-
ron a Billy Graham acerca del legado que
desearía dejar a sus hijos, Él respondió:
“El mayor legado que uno puede trans-
mitir a sus hijos y nietos no es el dinero u
otras cosas materiales acumuladas en la
vida de uno, sino más bien un legado de
carácter y fe". ~ Rev. Billy Graham”
Llenemos nuestros hogares de música,
libros, canciones cristianas que formen
el corazón de nuestros pequeños. Re-
cuerda que ninguno puede enseñar a tus
hijos como vos lo hacés incluso cuando
ni siquiera lo notás. Nunca existirá célula,
Escuela Dominical, profesora, tía o cuida-
dora con tu autoridad e influencia. ¡Qué
privilegio tenemos de guiar a nuestros
hijos hacia Jesús!
Debemos transformar nuestros hogares
en un pedazo de cielo y debemos usarlas
como armas del evangelio para transfor-
mar naciones comenzando con nuestros
hijos.
III. COORDENADAS
CORRECTAS
El conocido pasaje de Deuteronomio
6:7-9 nos enseña como todo padre debe
guiar a su familia:
Por Diego David Cáceres | Evangelista y Misionero
“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jeho-
vá uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de
todo tu corazón, y de toda tu alma, y con
todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo
te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y
las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas
estando en tu casa, y andando por el ca-
mino, y al acostarte, y cuando te levantes.
Y las atarás como una señal en tu mano,
y estarán como frontales entre tus ojos; y
las escribirás en los postes de tu casa, y en
tus puertas”.
El contexto deja en claro que, si bien in-
cluye a toda la comunidad, Dios se dirige
específicamente a nosotros como hom-
bres. ¿Cuáles son sus mandamientos?
A. LLENOS DE DIOS
Cuando viajás en un avión con niños, la
azafata menciona que en casos de emer-
gencia: "Primero usted debe ponerse la
máscara de oxígeno y luego ayudar a
sus niños". Del mismo modo, para ser la
mayor ayuda de nuestros hijos, Dios nos
ordena estar llenos, apasionados y com-
pletos en Él. ¿Cómo lo haremos?:
1. Ama a Dios con todo tu corazón. El
versículo 5 nos ordena "amar al Señor tu
Dios con todo tu corazón y toda tu alma
y todas tus fuerzas". Sus hijos están ob-
servándolos “Siempre”. Tu relación con el
Señor los impactará para bien o también
para mal (Si ellos ven que somos apáti-
cos, críticos o fríos eso mismo ellos pro-
yectaran en su relación con Dios).
2. Mantener la Palabra en tu corazón.
El versículo 6 dice: "Y estas palabras que
te mando hoy estarán en tu corazón". Las
palabras de las Escrituras deben estar en
nuestras mentes y corazones.
No importa lo que digamos, nuestros
hijos captan lo que realmente nos emo-
ciona. Levantarán las manos en la iglesia
si vos primero lo hacés, se emocionaran
con un sermón si vos también lo hacés
y sobre todo amaran la Palabra si te ven
pasar tiempo con ella.
B. SATURADOS DE LA
PALABRA
El corazón de Dios para los padres no es
solo proporcionar alimento físico para
nuestros hijos (que está bien) sino tam-
bién alimento espiritual. Hombres, Dios
nos ordena que enseñemos, hablemos
y nos recordemos la Palabra de Dios a lo
largo de nuestro día. (Deuteronomio 6: 7)
Sí, Dios tiene la intención de que usted,
el padre, tome la iniciativa de proporcio-
nar a sus hijos nutrición espiritual du-
rante todo el día. Cree estrategias para
recordar a Dios en todo momento en su
hogar.
C. ESCRIBIENDO
NUESTRO LEGADO
Creo firmemente que como yo hay miles
de padres que desean cada día ser mejo-
res para Dios y sus familias, pero dejame
decirte que esto no será natural, sino que
debe ser intencional planeado y reque-
rirá tiempo de tu parte, recordá que la
fórmula es:
Menos tiempo = Menos influencia
Sé que dicen que no importa cuanto
tiempo sino la calidad de ella. Pero en el
caso de nuestros hijos ellos necesitan un
padre para sentirse seguros, para cons-
truir su imagen de Dios, para construir
la casa del árbol y principalmente para
encontrar sus talentos y dones que le
fueron entregados por Dios. Estoy con-
vencido que nosotros aceleramos o
detenemos, damos vida o matamos lo
que vive dentro del corazón de nuestros
hijos.
Recuerde que no hay nadie que lo reem-
plazará. Debemos ser padres llenos del
Espíritu Santo, buscadores de Su presen-
cia y muy importante punto: Estudiosos
de la Palabra. En este mes del Padre sea
el que soñó, el que quizás no tuvo a su
lado pero de igual manera por el poder
de Dios lo ungió para ser lo que anhela.
Comience hoy y rompamos la maldición
de un Paraguay huérfano. Prometa que
esa será la herencia que dará a la siguien-
te generación.
Estoy seguro que si somos guiados por
el Espíritu Santo y tomamos decisiones
sabias, nuestros hijos pasaran mucha de
su vida beneficiándose de nuestros actos
o tratándose de recuperar de nuestra in-
fluencia.
“El que obedece a Dios ya tiene un podero-
so protector para él y para sus hijos”.
Prov. 14:26 NTV
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