“Por tanto, examínese cada uno a sí mismo y entonces coma del pan y beba de la copa”. (1Corintios 11: 28).
VERNOS A NOSOTROS MISMOS
Cuando no había espejos, las personas rara vez se veían a sí
mismas; pero llegando éstos, todo cambió. Luego aparecieron las cámaras fotográficas, las cuales otorgaron una dimensión completamente nueva al aspecto exterior, la captura de imágenes instantáneas nos acompaña durante toda la vida. Pero todo esto puede llegar a perjudicar nuestro bienestar espiritual, al preocuparnos más por la apariencia y dejar de lado nuestro interior; es por ello que analizarnos interiormente es fundamental para una vida espiritual saludable. Las Escrituras enseñan que no debemos participar de la Cena del Señor si no nos examinamos antes (1 Corintios 11:28). El objetivo no es sólo arreglar las cosas con Dios, sino también asegurarnos de que estamos bien con los demás. En la Cena del Señor, recordamos el cuerpo y la sangre de Cristo y no podemos celebrarla sin armonizar con los demás.
ADMITIR Y CONFESAR NUESTROS PECADOS PROMUEVE LA UNIDAD FRATERNAL Y BENEFICIA NUESTRA