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LA TEORÍA CIBERNÉTICA

Etimología

La palabra cibernética originaria del griego kybernetyké e históricamente alusiva a la


acción de ejercer un tipo de dominio al timonear una pequeña embarcación, fue adoptada por
primera vez para designar así a toda la materia relacionada con el control y la comunicación
por el matemático y físico Norbert Wiener (1894-1964). La cibernética, según el
epistemólogo, antropólogo, cibernautita y padre de la terapia familiar, Gregory Bateson, es la
rama de las matemáticas que se encarga de los problemas de control, recursividad e
información. Bateson también afirma que la cibernética es "el más grande mordisco a la fruta
del árbol del conocimiento que la humanidad haya dado en los últimos 2000 años".

En cada estadio de la ciencia desde Dédalo o el héroe de Alejandría, la habilidad del


artesano para producir un simulacro activo de un organismo viviente ha intrigado siempre al
pueblo. Este deseo de producir y estudiar los autómatas ha sido siempre expresado en los
términos de la técnica viviente de la época. En los días de la magia, existía el extraño y
siniestro concepto del Golem, esa figura de arcilla sobre la que el Rabino de Praga infundía el
soplo de la vida con la blasfemia del Inefable Nombre de Dios. En el tiempo de Newton el
autómata consistía en la caja con el reloj de música con las pequeñas efigies haciendo
piruetas rígidas en lo alto. En el siglo XIX el autómata es la glorificada máquina de vapor
quemando algún combustible en lugar del glucógeno de los músculos humanos. Finalmente,
el autómata del presente abre las puertas por medio de las fotocélulas o apunta las armas al
lugar en el que un rayo del radar coge a un avión o computa una ecuación diferencial.

Según López (2010) Wiener visionario gestor de la TC, entendió y aprehendió la


cibernética en los contextos tecnológicos y neurofisiológico, caracterizándola como un
campo interdisciplinario que trata de dar cuenta de las situaciones problema de la
organización y los asuntos de retroalimentación – control - y la transmisión de información
en las máquinas y los organismos vivos.

Historia

La cibernética es una ciencia nacida hacia 1942 e impulsada inicialmente por Norbert
Wiener y Arturo Rosenblueth Stearns que tiene como objeto “el control y comunicación en el
animal y en la máquina” o “desarrollar un lenguaje y técnicas que nos permitirán abordar el
problema del control y la comunicación en general” (Liceaga, 2012).

Históricamente los primeros mecanismos en utilizar regulación automática (aunque no se


usaba la palabra cibernética entonces para ellos) fueron los desarrollados para medir el
tiempo, como los relojes de agua. En ellos, el agua fluía de una fuente, como un tanque en un
depósito y luego desde el depósito a los mecanismos del reloj. Ctesibio usó un dispositivo
flotador en forma de cono para controlar el nivel del agua en su embalse y ajustar la
velocidad del flujo del agua en consecuencia para mantener un nivel constante de agua en el
embalse, de modo que no desbordó ni se le permitió funcionar en seco. Esta fue la primera
prótesis verdaderamente automática de un dispositivo normativo que no requiere la
intervención externa entre la retroalimentación y el control del mecanismo. Aunque no se
referían a este concepto con el nombre de Cibernética (lo consideraban como un campo de la
ingeniería), Ctesibio y otros como Heron y Su Song se consideran algunos de los primeros en
estudiar los principios cibernéticos.

El estudio de la cibernética en su sentido actual comienza con los mecanismos de


teleológica (del griego τέλος o telos para el final, meta o propósito) en máquinas con fechas
de retroalimentación correctiva de finales de 1700 cuando aparece el motor de vapor de
James Watt. Este motor estaba equipado con un gobernador, una válvula de votos centrífugas
para el control de la velocidad del motor. Alfred Russel Wallace lo identificó como el
principio de la evolución en su famoso artículo de 1858. En 1868, James Clerk Maxwell
publicó un artículo teórico sobre los gobernadores, uno de los primeros para discutir y
perfeccionar los principios de la autorregulación de los dispositivos.

Jakob von Uexküll aplica el mecanismo de retroalimentación a través de su modelo de


ciclo de funcionamiento (Funktionskreis) con el fin de explicar el comportamiento de los
animales y los orígenes del sentido en general, y utiliza por primera vez la palabra
"cibernética" refiriéndose a los sistemas autorregulados. En su libro Cybernetic, que lo dedica
a su compañero de ciencia el Maestro Ilustre Don Arturo Rosenblueth, fisiólogo con enfoque
al sistema nervioso central, reta a Wiener a utilizar sus modelos matemáticos para reproducir
el sistema automático de las redes neuronales que gobiernan el automatismo respiratorio. De
hecho, el espacio virtual que existe en las terminaciones dendríticas le hizo imaginar la
navegación en un espacio virtual, de ahí que la cibernética o los cibernautas traducen lo que
él quería decir: navegar en algo que existe pero que nadie ve.

CIBERNÉTICA DE PRIMER ORDEN

El propósito del matemático estadounidense Norbert Wiener (1894-1964), al fundar la


cibernética, fue desarrollar una filosofía general de la tecnología. Para esto, Wiener se
propuso reunir teóricamente y de forma lógica un conjunto de conocimientos disciplinarios
dispares o, en sus propias palabras, explorar “una tierra de nadie”. Desarrollada en la
próspera era de investigación que siguió a la Segunda Guerra Mundial, la cibernética fue
definida como el estudio teórico de los procesos de comunicación y de control. Según el
enfoque cibernético, la comunicación representa el “modo de ser” de todos los fenómenos y,
por lo tanto, su estudio no debe asumirse como un saber más, sino como el elemento común
de todas las disciplinas La propuesta transdisciplinaria de Wiener se inicia alrededor de 1942,
cuando, en compañía de Julián Bigelow (un ingeniero) y Arturo Rosenblueth (un cardiólogo
mexicano), emprende una profunda comparación entre el ser humano y las máquinas. A
diferencia del método científico tradicional de la época, que promovía el estudio de los
objetos desde su interior para conocer su estructura interna, el grupo de trabajo de Wiener
propone un método de estudio que privilegia el análisis de los comportamientos de cualquier
fenómeno natural o artificial, es decir, los cambios en que incurre a causa de su relación con
el ambiente. (Siles, 2007)
A partir de esta metodología, Wiener fundamenta su analogía entre los organismos
vivientes y las máquinas. Bajo este enfoque las máquinas y los humanos son equivalentes en
términos de comportamientos y de información, no así en su proceso de emergencia y
construcción.
Tras su análisis comparativo, Wiener concluyó que todo ser, ya sea biológico, artificial o
mecánico, puede definirse por la naturaleza de los intercambios de información que sostenga
con su ambiente: todos son entes informacionales. En este sentido, el propósito de la
cibernética fue comprender los “comportamientos de intercambio de información”, una
expresión que Wiener asimilaría paulatinamente al término comunicación.
Todo el sistema de pensamiento de Wiener se organiza alrededor de la premisa según la
cual la verdadera naturaleza de todo ser observable se encuentra, esencialmente, en sus
relaciones de comunicación con lo que Wiener se refiere al intercambio y circulación de
informaciones que todo ser sostiene con otras entidades de su entorno.
La propuesta cibernética se sustenta, entonces, en la premisa según la cual todo fenómeno
(natural o artificial) está constituido cabalmente por intercambios de información, sin
importar su distinción ontológica.
Esta sería una de las ideas más intensamente criticadas en años posteriores contra esta
perspectiva, pues se consideró que reducía la intencionalidad de los diferentes seres a mera
capacidad técnica.
Entropía y realimentación
La ciencia y la comunicación, en particular, poseían para Wiener los recursos necesarios
para reemplazar las decepcionantes ideologías políticas que depararon las catástrofes del
siglo XX, concretamente el Holocausto y la amenaza nuclear. La cibernética buscaba, así,
proteger la sociedad del efecto de sus dirigentes más corruptos y de otros enemigos concretos.
En el pensamiento cibernético, la información se opone, entonces, a un enemigo que no es
humano, al cual Wiener eleva al rango de verdad metafísica: la entropía. En las célebres
palabras de Wiener: “El mundo en su totalidad obedece a la segunda ley de la termodinámica:
la confusión aumenta y el orden disminuye”. Citado en (Siles, 2007)
La entropía representa la medida de la desorganización, el caos y el desorden que gobierna
el conjunto del universo. Las analogías religiosas en los escritos cibernéticos
son de todo menos fortuitas. La entropía es presentada por Wiener con un sentido plenamente
teológico; se equipará a la figura y acción de un diablo, al mal en su sentido agustiniano (en
oposición al maniqueo). Ante esto, la información detenta un rol como principio de orden, y,
en este sentido, Wiener define el progreso como el mejoramiento del control y el tratamiento
de la información, un concepto no muy lejano al formulado mediante la metáfora
contemporánea de la sociedad de la información.
Wiener reflexiona sobre los procesos de adaptación y regulación, que lo llevan a
implementar el concepto de realimentación (feedback) en su sentido moderno, uno de los
aportes más novedosos y esenciales de la cibernética. El feedback es definido como la
capacidad de un dispositivo para ajustar su comportamiento en función del análisis que hace
de los efectos de su acción.
La cibernética puede, entonces, considerarse como la base epistemológica más
significativa del paradigma informacional, o su principio ontológico. Sus principales
tesis, además de asentar las nociones de información y comunicación en el centro de la
discusión científica y académica de la época, brindaron insumos teóricos para el desarrollo de
una transdisciplina que no, ha cesado de ramificarse hasta la fecha, por medio de las ciencias
genéticas y biológicas, la neurofisiología, la teología, la informática y las ciencias sociales.
El influjo de las ideas de Wiener puede identificarse en pensadores de obras tan disímiles
como las de Gregory Bateson y la Escuela de Palo Alto, Jacques Lacan, Claude Levi-Strauss
o Humberto Maturana y Francisco Varela, figuras clave en el estudio de las ciencias
cognitivas, quienes abrieron el camino a una segunda generación de la cibernética.

CIBERNÉTICA DE SEGUNDO ORDEN

La cibernética de segundo orden o cibernética de la cibernética nace unos treinta años


después de la cibernética de primer orden, a principios de 1970.El término fue acuñado
por Heinz Von Foerster en el discurso a la "sociedad americana de cibernética", titulado
"cybernetics of cybernetics”. Este “manifiesto constructivista” dio los fundamentos para una
teoría del observador y es a partir de aquí, que se puede entender la profunda influencia en el
campo de las teorías sociales.
La cibernética de segundo orden es una teoría fuertemente epistemológica que cuestiona la
separación entre el sujeto y el objeto de investigación, planteada en la ciencia clásica,
basándose en que la pretensión de “objetividad” es errónea.

Esta señala la inclusión y participación de los observadores, como parte integral del
sistema observado pero desde 1958, Heinz Von Foerster había efectuado una revisión crítica
de la teoría de Wiener, concluyendo que introducía cambios importantes pero no suponía una
ruptura epistemológica, pues seguía aplicando el modelo desarrollado por la ciencia en donde
el observador está fuera del objeto (del sistema, en este caso) y lo estudia con objetividad.
Von Foerster consideró que la cibernética debía afrontar un nuevo modelo epistemológico,
donde el observador formara parte del sistema, estipulando sus propios objetivos dentro del
mismo.

La cibernética introduce la idea de circularidad a través del concepto de retroalimentación,


definido como la capacidad de respuesta para el mantenimiento de un estado de equilibrio,
que conduce a la regulación de un sistema tras la ruptura del equilibrio. El sistema reacciona
produciendo una nueva búsqueda del equilibrio no sólo podíamos describir enlaces circulares
autorreferenciales, que generaban o delimitaban un sistema autónomo, allí en el sistema
observado; también nosotros, los observadores, podíamos ser entendidos en los mismos
términos y, más aún, el proceso de observación delimitaba en sí mismo otro sistema
autónomo, en el cual, observadores y sistema observado interactúan a través de procesos
autorreferenciales, a través de los cuales todo lo dicho sobre un sistema resultaba relacionado
con nuestras propias propiedades para hacer tal observación.

“La máquina ideológica que sostiene las acciones preponderante de la actualidad están
hechas de piezas que se alimentan mutuamente y ponen en movimiento los elementos
esenciales para la continuidad del sistema” (Morin, 1991) En realidad la conducta observada
siempre ha estado supeditada a la interpretación del investigador.
Regulación y la Información

En el estudio de las "máquinas determinadas", la regulación y el control se definen en


términos formales. Para aplicar el método formal de la cibernética es necesario conocer las
variables esenciales del sistema y los estados necesarios para asegurar su existencia
continuada. Lo que es trasmitido a la mayoría de la humanidad es, de hecho, una información
manipulada que en lugar de aclarar confunde, si bien sabemos que la información constituye
un dato esencial e impredecible, la información actual tiene dos rostros uno que busca instruir
y el otro que busca convencer.

La cibernética de segundo orden toma en cuenta al observador, las observaciones no son


absolutas sino relativas a la vista del observador, es decir la construcción de la realidad
considera que el conocimiento no implica una correspondencia con la realidad sino un ajuste,
no es posible efectuar una descripción si el observador no goza de las propiedades que le
permiten hacer tales descripciones.

BIBLIOGRAFÍA
Liceaga, X. (2012). blogspot. Obtenido de Historia de la cibernética:
http://historiaciberximena.blogspot.com/

López, G. (2010). eumed.ne. Obtenido de http://www.eumed.net/libros-


gratis/2010e/831/TEORIA%20DE%20LA%20CIBERNETICA.htm

Morin, E. (1991). Introduccion al pensamiento complejo.

Siles, I. (2007). Cibernética y sociedad de la información: El retorno de un sueño eterno.


Redalyc, vol. XXVI(núm. 50), 84-99. Obtenido de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=86005007

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