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Carpetanos

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Carpetanos
Situación de los carpetanos en relación con otros grupos
étnicos prerromanos.

Información

Raíz étnica Indoeuropeo


Céltico
Celtas Peninsulares
Carpetanos
Idioma Celtíbero
Principales Toletum, Complutum, Consabura, Segóbr
ciudades iga, Contrebia Carbica
Región Carpetania
Correspond Comunidad de Madrid y Castilla-La
encia actual Mancha (España)
Pueblos Celtíberos
relacionado
s
[editar datos en Wikidata]

Los carpetanos, también denominados carpesios,1 fueron


una de las tribusprerromanas que habitaban la península
ibérica. Se incluyen dentro de los pueblos de
filiación céltica o indoeuropea2 que poblaron el centro, norte
y oeste peninsulares, ubicándose concretamente en
la Meseta Sur, un área con sustrato
mayoritariamente indoeuropeo. Su situación cerca de los
3

territorios íberosposibilitó que recibieran influencias


culturales de estos, lo que ha llevado a la historiografía a
polémicas sobre su adscripción.4
Fueron un pueblo relativamente próspero que aprovechó las
posibilidades agrícolas de su territorio y las oportunidades de
comercio que ofrecía su situación geográfica. Con una
estructura política descentralizada, se considera que no
existieron grandes diferencias sociales en el seno de su
sociedad, ya que no se han encontrado enterramientos
suntuosos que lo indicasen ni tampoco son conocidas
actuaciones suyas como mercenarios o razias de saqueo
sobre sus vecinos, algo de lo que sí fueron protagonistas las
capas más desfavorecidas de otras tribus prerromanas.5

Familias lingüísticas de la Península Ibérica antes de la


romanización
C1: Galaicos / C2b: Brácaros / C3: Cántabros /
C4: Astures / C5: Vacceos / C6: Turmogos /
C7: Autrigones-Caristios / C8: Várdulos / C9: Berones /
C10: Pelendones / C11: Belos / C12: Lusones / C13: Titos /
C14: Olcades / C15: Arévacos / C16: Carpetanos /
C17: Vetones / C18-C19: Célticos / C20: Conios /
L1: Lusitanos / I1: Ceretanos / I2: Ilergetes /
I3: Lacetanos / I4: Indigetes / I5: Layetanos /
I6: Ilercavones / I7: Sedetanos / I8: Edetanos /
I9: Contestanos / I10: Oretanos / I11: Bastetanos /
I12: Turdetanos / G21: Galos / G1: Griegos /
P1: Fenicios/Cartagineses / B1: Bereberes.

No dieron grandes líderes como Istolacio, Indíbil o Viriato, ni


fueron protagonistas de sucesos como Numancia o Sagunto,
siendo algo olvidados por la historiografía tradicional
española.6
Sufrieron un gran desgaste en su lucha contra
los cartagineses, lo que debilitó posteriormente sus
posibilidades de resistencia frente los romanos,7 contra los
que lucharon ayudados —o quizás dirigidos— por sus
vecinos vetones y celtíberos. Acabaron por integrarse en el
179 a. C. como aliados en la Hispania romana8 de una
manera pragmática; esto se deduce del hecho de que no se
ha encontrado en las fuentes material acerca de rebeliones
posteriores en su territorio, antes bien, estas recogieron
información sobre las razias de los cercanos lusitanos o los
ataques de las tropas de Quinto Sertorio que sufrieron los
carpetanos.

Índice
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 1Etnogénesis
 2Hábitat humano
o 2.1Localización y territorio
o 2.2Poblamientos y urbanismo
 3Aspectos socioeconómicos
o 3.1Estructura sociopolítica
o 3.2Economía
 4Aspectos culturales
o 4.1Lenguaje
o 4.2Cultura material
o 4.3Religión
o 4.4Necrópolis
 5Periodo histórico
o 5.1Conquista cartaginesa
o 5.2Segunda guerra púnica
o 5.3Conquista romana de la Carpetania
o 5.4Guerras lusitanas
o 5.5Guerras Sertorianas
 6Restos arqueológicos
 7Véase también
 8Notas
 9Referencias
 10Bibliografía
o 10.1Fuentes clásicas
o 10.2Empleada en el artículo
o 10.3Otras publicaciones
 11Enlaces externos

Etnogénesis[editar]
A lo largo del primer milenio a. C. se dio en la península
ibérica un complejo proceso de etnogénesis con la formación
de los diferentes pueblos prerromanos que, a grandes
rasgos, se diferencian en tres grupos:9
a) Los turdetanos e íberos, que se extienden por la franja
abierta al mar Mediterráneo; eran los pueblos prerromanos
más cultos y civilizados.
b) Los vascones y otros pueblos afines de filiación no
indoeuropea, que ocuparon zonas junto a los Pirineos.
c) Los pueblos indoeuropeos, resultado de una invasión muy
antigua —en una época en que los dialectos occidentales no
se habían diferenciado todavía—10 y que acabarían
evolucionando con un desarrollo dispar que iría desde los
más arcaicos como lusitanos y astures hasta los más
desarrollados celtíberos.11

Extensión de la cultura Cogotas I durante la Edad del Bronce


final. Los elementos culturales y lingüísticos de esta cultura
la caracterizaban como “protocelta”.12
Los carpetanos formarían parte del grupo indoeuropeo o
«protocéltico».13 Las raíces de la formación de este pueblo
se sumergen en la cultura de Cogotas I, que representa
la Edad del Bronce final en una extensa área peninsular
entre la que se encuentra la zona donde habitaron los
carpetanos.14 Esta cultura de Cogotas I se prolonga hasta
finales del siglo VIII a. C. y ofrece características que la
relacionan con un sistema cultural indoeuropeo arcaico.15 En
el área carpetana se dan asentamientos tanto en cerro como
en llano, caracterizados ambos por la falta de arquitectura
en duro y asociados a un carácter estacional con alta
movilidad de la población.16
Sobre este sustrato protocéltico se daría una evolución a
partir del siglo VIII a. C. en la que se fue generalizando
el castro, con poblados de viviendas circulares, cerrados y
situados en alto para controlar y defender un pequeño
territorio sobre la base de una mayor estabilidad de la
población. Esta evolución, debida probablemente a una
creciente inestabilidad, generaría también una estructura
social basada en una incipiente jerarquización con élites
guerreras.17
A partir del siglo VI a. C. se desarrolló la cultura celtibérica
en las altas tierras del sistema Ibérico y de la Meseta
Oriental, caracterizada principalmente por la adopción del
hierro para el armamento y por la aparición de una
estructura social gentilicia,18 menos rica, pero semejante a
la que aparece en Europa Central, norte de Italia y sur de
Francia.19 El urbanismo evolucionó con la paulatina aparición
de grandes castros, algunos de los cuales acabarían
convirtiéndose en los grandes oppida que encontraron
cartagineses y romanos. En estos nuevos poblados se dio
una sustitución de las anteriores viviendas circulares por
rectangulares, cuyos muros posteriores forman parte de la
muralla defensiva.20

Distribución de los pueblos celtas:


Territorio central Hallstatt, en el siglo VI a. C. Máxima
expansión celta, en el siglo
III a. C. Área Lusitana de Iberia, donde la presencia Celta
está demostrada. Las seis "naciones celtas" que
retuvieron las lenguas celtas en la edad moderna. Áreas
donde las lenguas celtas tienen presencia generalizada
actualmente.
Sobre el origen de esta cultura celtibérica existen dos
hipótesis: la «invasionista», que la fundamenta en la
invasión de grupos humanos de tipo hallstatticoque traerían
consigo estos elementos culturales,2122 y otra concepción
alternativa «evolucionista» que, aunque no excluye el
movimiento de gentes, basa la aparición de esta cultura en
una evolución y aculturación local con la adopción de los
elementos comunes por contactos e intercambios.20
Esta cultura celtibérica se extendería paulatinamente desde
su zona nuclear hacia occidente por la Meseta hasta llegar al
Atlántico, provocando una celtización del
substrato protocéltico preexistente -dentro del que se
incluirían los carpetanos- que quedaría fragmentado y
absorbido por esta nueva cultura plenamente celta,
identificada como tal por las fuentes clásicas.13
En una última fase, a partir del siglo IV a. C., los carpetanos
recibieron influencias culturales de las zonas pobladas por
los íberos situadas al sur de su territorio, adoptando mejoras
tecnológicas tales como el torno de alfarero, la molienda de
cereales, el horno de tiro variable o la siderurgia;
innovaciones que conllevarían una mayor especialización
social y acentuarían la jerarquización preexistente.23
Expresándolo de una manera resumida y simplificada, los
carpetanos serían el resultado de la evolución de un grupo
de la población indoeuropea o protocéltica peninsular que
alcanzaría un grado intermedio de celtización y que
adoptaría elementos culturales de las zonas íberas.
Desde finales de los años 90 parte de la historiografía ha
puesto en duda el carácter de grupo étnico de los
carpetanos,24 llegando, en sus postulados más extremos, a
afirmar que los carpetanos serían una «construcción artificial
creada por Roma durante la conquista de la Península».25 Sin
embargo, parte de los estudios más recientes rechazan estas
teorías ya que consideran que las categorías con las que los
romanos interpretaban las realidades indígenas tenían
ciertas reglas y fundamentos26 y sucesos como la decisión
colectiva de los 3000 guerreros carpetanos del ejército
de Aníbalde abandonarle al conocer el objetivo final de la
campaña denotan un grupo étnico destacado y de acusada
personalidad que se reconocía como tal y tenía una base
territorial.2728 Además de esto, según nos han transmitido las
fuentes clásicas, la actitud de los carpetanos durante los
diferentes sucesos históricos en los que se vieron envueltos
o sucedieron junto a ellos —ataque cartaginés, segunda
guerra púnica, conquista romana, guerras lusitanas, guerras
celtíberas y guerras sertorianas— fue siempre homogénea
en todas las poblaciones que se citan de su territorio.

Hábitat humano[editar]
Localización y territorio[editar]
Artículo principal: Carpetania

Territorio de los carpetanos marcado sobre la actual división


provincial. Las poblaciones indicadas son las históricas, es
decir, aquellas para las que nos es conocido su nombre por
las fuentes clásicas escritas durante el periodo romano y que,
por tanto, incluyen poblaciones surgidas tras la conquista29
como Mantua (la actual Villamanta) cuyo poblamiento se
inició en el siglo II d.C.30
El territorio de los carpetanos se localizó en la zona central
de la península ibérica, principalmente en la planicie
atravesada por el curso medio del río Tajo y sus afluentes
centrales en un territorio que comprende parte de las
actuales provincias españolas
de Madrid, Toledo, Guadalajara, Cuenca y en menor
medida Ciudad Real. Estrabón y Plinio indicaron que los
31 a b

carpetanos habitaban junto al Tajo limitando al norte con los


vacceos, al sur con los oretanos, al oeste con los vetones y
al noreste con la tribu celtíbera de los arévacos.32 El estudio
de estas tribus vecinas con sus límites territoriales y
características culturales, la localización de las poblaciones
citadas por las fuentes clásicas así como la arqueología, han
permitido mejorar de manera importante la delimitación del
territorio carpetano para el que actualmente se pueden
considerar los siguientes límites:

 Norte: lo establecería la barrera natural que forman las


sierras de Gredosy Guadarrama al otro lado de la cual
habitaban los vacceos y arévacos32

 Este: atravesaría el valle del río Henares entre Alcalá de


Henares(Complutum) y Sigüenza (Segontia)32
probablemente cerca de Hita (la Caesada arévaca33)
y Trillo (la Thermida carpetana34). Este límite continuaría
hacia el sur dejando a Alcocer (Ercávica35) en territorio
celtíbero y a Villas Viejas, pedanía de Huete (Contrebia
Carbica36) en el carpetano,37 siguiendo en las
inmediaciones del río Záncara hasta que este gira hacia el
oeste. Este límite oriental es el más difícil de precisar, por
la presencia junto a él de los olcades, uno de los pueblos
prerromanos menos conocidos, y por las consecuencias de
la expansión de los vecinos celtíberos.31

 Sur: seguiría cerca del Záncara al sur de Campo de


Criptana y Alcázar de San Juan (en cuyas inmediaciones
se situarían las carpetanas Alce y Cértima38) así
como Consuegra (Consabura ) hasta llegar a los Montes
39

de Toledo continuando por la vertiente sur de estos


dejando en territorio carpetano a Navas de Estena donde
se ha atestiguado una gentilidad carpetana40 hasta llegar
a La Nava de Ricomalillo donde se ha documentado
la epigrafía de un Toletanus.41 Este límite meridional ha
sido a veces mal trazado por el hecho de que Ptolomeo
incluyó a Laminio(la actual Alhambra, situada más al sur)
entre las ciudades carpetanas, algo que hoy en día se
considera un error de este autor clásico.42

 Oeste: lo formaría el límite con los vetones, el cual se ha


ido perfilando en base sus elementos culturales como los
verracos y datos epigráficos de época romana en una línea
que, recorriendo de norte a sur desde la zona alta del
río Alberche hasta la zona del río Pusa, dejaría a Talavera
de la Reina (Caesarobriga43) en su territorio y
a Toledo (Toletum44) en territorio carpetano.45
Las fuentes clásicas nos han transmitido el nombre de un
buen número de sus poblaciones, principalmente aquellas
situadas junto a las vías de comunicación más importantes o
que fueron protagonistas de algún suceso bélico.46 Estas
poblaciones son citadas en diferentes contextos: relatos
sobre la conquista romana, guerras lusitanas y guerras
sertorianas de Tito Livio, Plutarco, Frontino y Orosio; obras
geográficas de Ptolomeo y Plinio, y en las descripciones de
las vías romanas como el Itinerario de Antonino o
el Anónimo de Rávena.474849

Fuentes Fuentes
Nombre Nombre
clásicas clásicas

Tito Livio,
Alce Itinerario de Ispinum Ptolomeo
Antonino

Alternia Ptolomeo Mantua Ptolomeo


Aebura / Tito Livio,
Metercosa Ptolomeo
Libora Ptolomeo

Itinerario de
Antonino, Itinerario de
Arriaca Miaccum
Anónimo de Antonino
Ravena

Barnacis Ptolomeo Paterniana Ptolomeo

Ptolomeo,
Plinio,
Caraca Plutarco, Rigusa Ptolomeo
Anónimo de
Rávena

Plinio, Anónimo
Cértima Tito Livio Segóbriga
de Rávena

Ptolomeo,
Plinio,
Itinerario de
Complutum Thermida Ptolomeo
Antonino,
Anónimo de
Rávena

Plinio,
Ptolomeo,
Frontino,
Itinerario de
Itinerario de
Consabura Titulcia Antonino,
Antonino,
Anónimo de
Anónimo de
Rávena
Rávena
Ptolomeo,
Plinio, Tito
Contrebia Livio, Itinerario
Tito Livio Toletum
Carbica de Antonino,
Anónimo de
Rávena

Ptolomeo,
Egelesta Varada Ptolomeo
Plinio

Ptolomeo, Vicus Itinerario de


Ilarcuris
Plinio Cuminarius Antonio

Ptolomeo,
Ilurbida
Plinio

Cerro del Ecce Homo en el término municipal de Alcalá de


Henares. En este lugar se han localizado los restos de un
poblamiento carpetano del que desconocemos su nombre.
A estas poblaciones históricas hay que sumar las que han
sido descubiertas por la arqueología y de las que
desconocemos su nombre, por lo que se denominan como el
paraje de su localización (Cerro de la Gavia, Cerro Gollino,
Plaza de Moros, Cerro del Ecce Homo, etc.).
Los principales núcleos urbanos de los carpetanos (Toletum,
correspondiente al actual Toledo, Complutum, la
actual Alcalá de Henares y Consabura, la
presente Consuegra) adquirieron el estatuto legal municipal
poco después de la conquista romana.50 También se convirtió
en Municipium la ciudad Segóbriga junto
a Saelices inicialmente carpetana pero poblada con
celtíberos durante las guerras sertorianas.51
Sus vías principales de comunicación conectaban el centro
de su territorio con las tribus vecinas y sus centros de
población más importantes. Estas rutas seguían el río Tajo y
sus afluentes en dirección suroeste-noreste, mientras que,
partiendo de esta vía principal, otras rutas comunicaban con
el noroeste y el sureste.
Poblamientos y urbanismo[editar]

Esquema de los poblamientos de la Segunda Edad del Hierro


en la Mesa de Ocañacuyo modelo ha sido una base
importante para la comprensión de los asentamientos
carpetanos.52
De los estudios arqueológicos realizados se ha constatado
que los carpetanos construyeron sus asentamientos
siguiendo dos modelos básicos: sobre llano y en alto.52 La
tipología dentro cada tipo así como la relación entre ambos
varió tanto por las características de la comarca donde se
asentaban como por la época histórica en la que tuvieron su
principal poblamiento.
Los asentamientos en llano se solían situar cercanos al agua
(arroyos o ríos) disponiendo de un buen acceso a pastos y
tierras de cultivo. Estos poblamientos no estaban
amurallados y contaban con una amplia superficie.52
Los asentamientos en alto, por su parte, buscaban
aprovechar las ventajas de lugares elevados así como una
economía de construcción que permitiese contar con un
baluarte defensivo con el menor esfuerzo posible; todo ello
en la proximidad de algún manantial que proporcionase el
suministro de agua.53 Para este tipo de asentamiento se
utilizaban principalmente espolones-penínsulas
con istmos donde situar las defensas principales (fosos,
murallas y torreones) usándose también cerros testigo.53
Una interesante característica observada en los
asentamientos carpetanos es que no obedecían a un criterio
de jerarquización o influencia entre unos asentamientos y
otros, sino que parece que mantuvieron unas relaciones de
igualdad entre ellos,53 dándose más bien relaciones de algún
tipo de asociación entre los poblados en llano y un
equivalente en alto; algo que se ha interpretado como que
los segundos eran una adaptación defensiva de los
primeros54 con el fin de protegerse de las incursiones de
pueblos vecinos como lusitanos y celtíberos,55 o a causa de
una conflictividad interna entre los habitantes de cada
comarca.56

Planta tipo de vivienda carpetana obtenida en las


excavaciones arqueológicas de El Llano de la Horca
(Santorcaz).57
A partir de la llegada de los invasores cartagineses, alguno
de los poblados fortificados en alto evolucionaron con un
importante crecimiento y junto a otros de nueva creación se
convirtieron en los grandes oppida58 que vivieron los etapas
bélicas entre el 220 y 179 a.C. Posteriormente, tras la
conquista romana, los asentamientos en llano volvieron a ser
los protagonistas del poblamiento carpetano al desaparecer
las condiciones de inseguridad que habían provocado la
aparición y desarrollo de los establecimientos fortificados en
alto.59
A pesar de que las excavaciones arqueológicas a gran escala
de poblados completos son algo escasas,60 los trabajos
realizados en Arroyo Culebro (Perales del Río), Cerro de la
Gavia (Villa de Vallecas) y en el Llano de la Horca (Santorcaz)
han permitido obtener una idea básica de cómo era el
urbanismo de los carpetanos. En dicho yacimiento de
Santorcaz, situado en un cerro amesetado, las sucesivas
campañas de excavación han sacado a la luz una disposición
urbana con las siguientes características:

 Dentro del área de poblamiento convivían áreas


densamente pobladas y espacios vacíos, los cuales
habrían tenido la función de plazas o zonas donde guardar
el ganado.61

 Las áreas pobladas se configuraban con calles paralelas y


empedradas que podían tener 5 mt de anchura. Entre
estas calles paralelas se disponían las viviendas,
contiguas, con los muros traseros enfrentados y las
puertas abiertas a las respectivas calles.62

 Las viviendas tenían plantas cuadradas o rectangulares


con una superficie que variaba entre los 50 y 100 m2. Se
construían con zócalosde piedra sobre los que se
levantaban paredes de adobe contando en ocasiones con
una entrada emporchada sobre columnas. Los suelos se
hacían con arcilla o tierra apisonada con el fin de suavizar
las irregularidades del terreno y el techo, por su parte, lo
formaba una cubierta vegetal sobre un armazón de
madera.63

 La disposición habitual dentro de la vivienda era un


vestíbulo de entrada tras el cual venía una estancia
principal con hogar dónde sus ocupantes vivirían y
dormirían. Esta estancia principal contaba también con un
pequeño apartado donde se procesaban alimentos.
Finalmente la vivienda tenía una estancia trasera para
almacenaje o taller.63

Aspectos socioeconómicos[editar]
Estructura sociopolítica[editar]
La estructura sociopolítica de los carpetanos resultaba
ciertamente atípica, ya que no desarrollaron
una jerarquización social así como una centralización del
poder semejante a la que se dio en algunos pueblos vecinos
como celtíberos, vacceos o vetones.64 Los carpetanos se
organizaron de una manera descentralizada sobre la base
de polis (ciudades estado) al igual que la generalidad del
mundo antiguo65 o ámbitos comarcales de varias poblaciones
vecinas.66 A pesar de esto, a la llegada de Aníbal fueron
capaces de hacerle frente en la batalla del Tajo levantando
en armas y organizando un enorme ejército que
estimaciones actuales calculan en 40 00067 guerreros y que
las fuentes clásicas elevaban hasta los 100 000 soldados.68
Otros hechos históricos, como el mencionado abandono al
unísono del ejército de Aníbal por parte del contingente
carpetano, nos hacen ver que, a pesar de esta
descentralización, los carpetanos estaban acostumbrados a
actuar de manera conjunta y coordinada.69
La anterior manera de actuar quedó muy mermada a la hora
de hacer frente a la conquista romana ya que durante este
periodo, las fuentes clásicas no nos hablan propiamente de
“carpetanos” sino que relatan los hechos militares que
afectaron a varias de sus ciudades mencionando únicamente
a sus habitantes.70
La base de la sociedad carpetana la constituía la familia
nuclear (padres e hijos). Sobre este soporte, se daban
las Gentilidades, habituales en los pueblos indoeuropeos y
de las que las carpetanas se cuentan entre las más
meridionales atestiguadas epigraficamente.2 Estas
gentilidades se estructuraban sobre el fundamento de un
parentesco consanguineo entre descendientes de un mismo
antepasado común, generalmente mitificado, que daba
nombre a este grupo suprafamiliar.71 Eran unidades
organizativas que contaban con un reducido número de
miembros siendo de carácter restringido y cerrado y
actuando dentro de unos límites territoriales definidos.72 La
arqueología ha conseguido distinguir a través de los
testimonios epigráficos del periodo romano casi 30
gentilidades carpetanas, tales como Bocouriqum
(en Manzanares el Real), Duitiqum (en Segóbriga),
Manganiqum (en La Puebla de Montalbán), Solicum
(en Navas de Estena) o Venatioqum (en Alconchel de la
Estrella).73
El gobierno de las ciudades correría a cargo de una asamblea
de la ciudad y un grupo de magistrados.74 Tito Livio parece
referir este tipo de gobierno al relatar la conquista de
Cértima:
Se encontraba ya aproximando sus máquinas contra las
murallas cuando llegó una delegación de la ciudad. Sus
palabras mostraban la sencillez de los antiguos, pues no
trataron de ocultar su intención de seguir la lucha si
disponían de los medios. Pidieron permiso para visitar el
campamento celtíbero y pedir ayuda; si se les rehusaba,
decidirían por sí mismos.
Tito Livio. Ab Urbe Condita. XL, 47.
Durante el periodo previo al ataque cartaginés, el
crecimiento demográfico y económico conllevó la aparición
de unas élites documentadas en los estudios de las
necrópolis y cuyos poderes serían inestables necesitando ser
defendidos y negociados dentro de sus comunidades.75 Este
proceso se acentuó en los tiempos convulsos que significaron
el ataque cartaginés y la conquista romana, periodo este
último en el que aparecieron líderes como Hilerno quien
capitaneó la coalición de pueblos célticos con los que
primeramente se enfrentaron los romanos al inicio de la
conquista de Carpetania,76 o Thurro que aglutinaría a los
últimos carpetanos resistentes a Roma y con el que
acordaría Graco el tratado de Amicitia que integró a
Capetania en la Hispania romana.c De la existencia de estas
élites nobles dejó también constancia Tito Livio en el citado
relato sobre Cértima:
Se les impuso un tributo de guerra de dos millones
cuatrocientos mil sestercios. Asimismo, debían renunciar a
cuarenta de sus más nobles jóvenes caballeros; pero no
como rehenes, pues iban a servir en el ejército romano, sino
como garantía de su fidelidad.
Tito Livio. Ab Urbe Condita. XL, 47.
Economía[editar]

Monte encinar de El Pardo; los carpetanos aprovecharon


el bosque mediterráneo situado en su territorio para su
actividad ganadera y cinegética así como fuente de bellotas
que complementaban y sustituían al cereal en épocas de
malas cosechas.
Las actividades económicas de los carpetanos abarcaban
diversas áreas para las que la moderna arqueología ha
contribuido notablemente en su conocimiento. Estas
actividades, clasificadas de una manera actual, tuvieron las
siguientes características:
a) Actividades primarias:
La agricultura fue su actividad fundamental, siendo más
importante entre ellos que entre otros pueblos de la
meseta.78 Su explotación principal fue el cereal, para el que
la cebada y el trigo representan la mayor parte de los restos
encontrados: el trigo se empleaba para la fabricación de pan
y la cebada para la elaboración de tortas, la fabricación de
cerveza y la alimentación de los animales de tiro.79 La
aparición de cebada mezclada con leguminosas denota que
se cultivaron juntas para mantener la fertilidad del terreno y
aprovechar ambas como forraje.79 Otros cereales cultivados
por los carpetanos fueron el mijo y el panizo, que señalan
una asociación con cultivos de primavera; la avena, por su
parte, comienza a aparecer poco después de la conquista
romana.79 Los cereales se cultivaban de manera extensiva y
en secano utilizando utillaje de hierro para el laboreo desde
el siglo IV a.C.80 Una vez cosechados, eran aventados81 y
almacenados en áreas específicas de los poblados.82
Las leguminosas se dieron en menor medida, probablemente
en las zonas cercanas a los asentamientos.80 Se han
documentado restos
de lentejas, yeros, habas, guisantes, guijos, almortas y vez
a; el garbanzo aparecería ya en época romana.79
Finalmente, de una manera más reducida, se cultivaron
frutales: higueras, almendros, ciruelos y manzanos, así
como hortalizas: zanahorias y apio; como especia se dio
el comino, que acabó teniendo famad en el mundo romano.79
Aparte de estos cultivos, como elemento recolectado
del bosque mediterráneo, se empleó abundantemente
la bellota, tanto para la fabricación de harina como para su
consumo como fruto.79
En cuanto a la ganadería, los estudios arqueológicos indican
que la principal cabaña la formaban los ovicápridos, seguidos
de los bóvidos, que se usarían como animales de tiro, y en
menor proporción otros animales como el cerdo y los
equinos.83 El consumo de carne se complementaría con la
caza obtenida del bosque mediterráneo, ya que es habitual
encontrar también restos de ciervo, liebre y conejos.84
Por lo que respecta a la minería, parece que, a excepción de
la sal, fue escasa ya que no es mucho lo que ha conseguido
documentar la arqueología para la región carpetana. La
explotación minera experimentó su desarrollo ya en época
romana y se centró principalmente en el área de los Montes
de Toledo, donde se conoce la existencia de minas de oro
en La Nava de Ricomalillo y El Molinillo, poblaciones situadas
en su zona occidental,85 así como de cobre en Consuegra,86
situada en la vertiente oriental. También se han
documentado, junto al castro de Dehesa de la Oliva
(Patones) explotaciones de cobre y estaño87 y cerca de
Segóbriga, de “lapis specularis” el cual Plinio refería como de
mejor calidad que el extraído en otras zonas del ámbito
romano.85 Otro elemento importante fue la sal que se extraía
de las salinas de La Sagra y los humedales manchegos.84
b) Actividades secundarias:
Las actividades de artesanía de los carpetanos se solían
llevar a cabo en áreas apartadas y específicas de sus
poblaciones, con el fin de mitigar sus efectos molestos o
minimizar el riesgo de extensión de posibles incendios.88
La cerámica se fabricaba mayoritariamente a torno en las
poblaciones mayores, que eran las que contaban con alfares,
manteniéndose de manera marginal la fabricación manual en
las vasijas destinadas para cocinar y en los grandes
recipientes.89
En cuanto a la metalurgia, se producían en hierro las
herramientas, armas y elementos tales como clavos o
arandelas, mientras que para los elementos decorativos
como las fíbulas, se utilizaba mayoritariamente el bronce.90
La orfebrería en el área céltica peninsular fue una actividad
de aparición tardía91 (finales del siglo IV, principios del siglo
III a.C.) en relación con el mundo ibérico (siglos VII-VI a.C.)
el cual adoptó estos elementos de la sociedad fenicia.92 La
producción de los orfebres se realizaba en talleres dentro de
los grandes oppida así como por medio de artesanos
itinerantes quienes, llevando sus materiales (materia prima,
matrices y herramientas) consigo, trabajarían localmente en
diversas poblaciones.93 Las joyas se solían producir mediante
láminas repujadas que en ocasiones estaban rellenas de
algún material que les diese consistencia.94
Las actividad textil, asumida por las mujeres carpetanas, es
atestiguada por los abundantes restos de pesas de telar o
pesas de husos, desconociéndose el tipo de los telares
aunque se supone que eran verticales.90 Como curiosidad, se
da la circunstancia de que dichas pesas eran muy
personalizadas intentando individualizar a cada poseedora y
solían ser ofrenda del novio a la novia como compromiso de
boda.95
c) Actividades terciarias:
Moneda acuñada en Contrebia Carbica, una de las cecas que
surgieron en el territorio carpetano favorecidas por la
actividad comercial.
Los carpetanos también participaban del comercio a través
de las rutas que recorrían su región articuladas sobre los
vados del Tajo, en especial el de Toledo.84 Este comercio
propició la llegada a la región de diverso material suntuario
y cerámicas áticas procedentes del sur y sureste peninsular,
estando esta actividad en la base de la temprana aparición
de cecas en Complutum, Contrebia Carbica y Toletum.84 Por
otro lado, también fueron objeto de comercio interior dentro
de la Carpetania la madera para construcción y el granito
para fabricar los molinos de grano.96 En relación con esta
actividad comercial, algunos arqueólogos han propuesto que
unas pequeñas bolas de piedra o barro, que es frecuente
encontrar en los excavaciones, pudiesen tener la función de
pesas, medidas o valores de contabilidad.96

Aspectos culturales[editar]
Lenguaje[editar]
Los carpetanos debieron utilizar alguna variante del idioma
hablado por los celtíberos, situándose entre estos —cuya
lengua sería un dialecto celta de tipo arcaico— y los vetones,
incluidos dentro del área del idioma lusitano al que se
considera una lengua indoeuropea precéltica.97 Debido a la
falta de epigrafía previa o coetánea a la conquista romana,
los datos de que se dispone para determinar las
características de su lenguaje provienen de
la onomástica recogida en la epigrafía de época romana así
como de los topónimos de su territorio mencionados por los
autores clásicos.98
Familias lingüísticas de la península ibérica antes de la
romanización
C1: Galaicos / C2b: Brácaros / C3: Cántabros /
C4: Astures / C5: Vacceos / C6: Turmogos /
C7: Autrigones-Caristios / C8: Várdulos / C9: Berones /
C10: Pelendones / C11: Belos / C12: Lusones / C13: Titos /
C14: Olcades / C15: Arévacos / C16: Carpetanos /
C17: Vetones / C18-C19: Célticos / C20: Conios /
L1: Lusitanos / I1: Ceretanos / I2: Ilergetes /
I3: Lacetanos / I4: Indigetes / I5: Layetanos /
I6: Ilercavones / I7: Sedetanos / I8: Edetanos /
I9: Contestanos / I10: Oretanos / I11: Bastetanos /
I12: Turdetanos / G21: Galos / G1: Griegos /
P1: Fenicios/Cartagineses / B1: Bereberes.
Los topónimos carpetanos presentan un mayoritario
componente indoeuropeo, siendo clasificados actualmente
de la manera siguiente:99
a) Indoeuropeos:

 Claramente célticos (5): Mantua, Complutum, Aebura-


Libora, Segóbriga, Contrebia Carbica.
 Quizá célticos (6): Titulcia, Toletum, Barnacis, Rigusa,
Tagus (río), Tagonius (río).
b) Indoeuropeos no célticos:

 Antiguo-europeos (5): Carpetani, Varada, Caracca,


Consabura, Cartala.
 Indefinidos (3): Alces, Miaccum, Mentercosa.
 Grecolatinos (3): Thermida, Alternia, Paterniana.
c) No indoeuropeos (íberos) (4): Ilurbida, Ilarcuris, Ispinum,
Egelesta.
Otra fuente de información lingüística la han proporcionado
los antropónimos, en concreto los nombres de
«gentilidades» atestiguadas —ya en periodo romano—
mayoritariamente en áreas apartadas de grandes ciudades
donde la estructura social indígena perduró durante más
tiempo. A excepción de un caso, estos nombres de
gentilidades son de tipo céltico presentando una terminación
en -un/-um.100 Las gentilidades carpetanas localizadas
hasta ahora son veintisiete:73

Gentili Localiza Gentilid Localiza Gentili Localiza


dad ción ad ción dad ción

Aelariq Collado Duitiqu Segóbrig Mesicu


Uclés
um Villalba m a m

Aeturiq Duniqu Metturi Alcalá de


Illescas Méntrida
um m cum Henares

Arquioc Alcalá de Elguismi Collado Moenicc


Polán
um Henares qum Villalba um

Torrejón
Acualiq Langiocu Hontana Obisodi
de Toledo
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Velasco

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Manzana
Bocouri Longeid Pilonico Pablo de
res el Uclés
qum ocum rum los
Real
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Puebla
Canbari Maganiq Navas de
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Montalb
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Torrejón
Contuci Segóbrig Malugen Tirtaliq Segóbrig
de
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Velasco

Dagenci Villaman Manuciq Perales


El Pardo Uloqum
um ta um de Milla

Alconche
Doviliqu Maureic Venatio
Azután Illescas l de la
m um qum
Estrella

Cultura material[editar]
La cultura material carpetana se manifiesta en diversos tipos
de manufacturas que las excavaciones arqueológicas han
venido sacando a la luz. De lo obtenido hasta ahora, se
puede destacar:
a) Cerámicas:

Vaso de los Caballos.


Los carpetanos producían útiles cerámicos de diversos tipos:
tinajas para almacenamiento, cerámica de cocina para uso
doméstico y varios tipos de contenedores de mayor tamaño
cuyas decoraciones utilizadas en su fabricación presentan
parecidos con las producidas por tribus vecinas tanto célticas
como íberas resultado de los procesos de contacto con las
mismas.101
Las semejanzas con las producciones de zonas célticas se
dan con cerámicas decoradas con líneas horizontales en rojo
y naranja, similares a las encontradas en territorio vacceo y
con decoraciones figurativas zoomorfas típicas del estilo
numantino y que se distribuyen en un friso que abarca la
parte superior del recipiente.102 Entre estos tipos de cerámica
destaca el denominado “Vaso de los Caballos” localizado en
Santorcaz, el cual tiene una decoración basada en la
representación de cinco caballos cabalgando al trote.103
Las decoraciones de tipo ibérico se forman tanto con diversos
tipos de pintura jaspeada104 como con motivos geométricos
a base de semicírculos, líneas y bandas semejantes a las que
se encuentran en el territorio oretano.105
b) Fíbulas:
Ejemplo de fíbula del tipo "anular hispánica" encontrada en
el Castro de Monte Bernorio.

Ejemplo de fíbula de caballito.


Dentro de este elemento de la cultura material, se producían
tanto fíbulas con inspiraciones culturales de origen levantino
como con adscripción celtíbera y lateniense.106
Entre las fíbulas de inspiración levantina son mayoritarias las
de tipo “anular hispánico”, que se generalizan a partir del
siglo IV a.C., inicialmente eran del modelo “puente forjado”
y posteriormente del tipo “puente fundido” en torno a los
siglos III-II a.C.107
Las fíbulas con caballito, típicas de sociedades con elementos
guerreros y aristocráticos se han localizado en varios
yacimientos en lo que parece ser la vía de extensión de este
tipo de fíbulas desde el área celtíbera hasta la alta
Extremadura.108 La llegada del arte lateniense a mediados
del siglo III a. C. se deja ver en las fíbulas con cabezas
zoomorfas entre las que destaca la llamada “fíbula de
Hércules” hallada en Driebes y relacionada con esta, el
excepcional ejemplar localizado en la Muela de Taracena del
tipo «venatorio con divinidad» que muestra un jinete lanza
en mano siguiendo a un perro y a un jabalí.109
c) Orfebrería:
Las piezas de orfebrería mostraban una iconografía
directamente celta —como los motivos de máscaras
masculinas— y también una ibero-orientalizante, pero
interpretada desde una visión cultural céltica, plasmada en
representaciones zoomorfas y de cabezas humanas.110
Igualmente, los orfebres reinterpretaron desde su óptica
cultural algunos elementos helenísticos, tales como las
decoraciones troqueladas geométricas, al fabricar otros
objetos como vasos argénteos, fíbulas o broches de
cinturón.111
d) Otros elementos:
Bronce de Santorcaz. Ejemplar único en la región con una
decoración y manufactura similar a otras halladas en
necrópolis celtíberas.112
Otro elemento destacado de la cultura material carpetana es
una placa repujada en bronce de estilo celtíbero descubierta
en Santorcaz, similar en cronología y factura a otras halladas
en la necrópolis de Numancia que parece que eran usadas
como elementos decorativos.113 En esta placa aparecen,
junto a diversos motivos geométricos, un ciervo y varias
aves cuya naturaleza es difícil de identificar. Su
interpretación parece ser la representación del mundo del
más allá (por las aves carroñeras) y, separado de él por
líneas escaliformes, el mundo de la naturaleza (por el
ciervo).113

Pátera de Titulcia, utilizada por los carpetanos en ceremonias


religiosas.
Igualmente, entre otras manifestaciones de la cultura
material de los carpetanos destacan dos objetos de
contenido religioso: la denominada «Pátera de Titulcia»,
asociada a un uso en ceremonias sacras y que se ha
convertido en su elemento más emblemático; y el conocido
como «Relieve de Illescas»,114 el cual, desde su aparición
hace 30 años continúa siendo un unicum en la península
ibérica.115 En este relieve se representan dos carros con
sus aurigas y entre ellos un personaje saludando con el
brazo en alto; siguiendo a los carros aparece un animal
fantástico —un grifo— que cierra el cortejo.116 Esta escena
se ha asociado al viaje al mundo de ultratumba y la
heroización de antepasados míticos en el marco de su culto
dentro de una gentilidad carpetana.117
Religión[editar]
La información que la arqueología ha proporcionado sobre
las creencias religiosas de los carpetanos es muy escasa y
las fuentes clásicas no han transmitido referencia alguna que
haga alusión a aspectos religiosos propios de los
carpetanos.118 Con todo se puede hacer una aproximación a
su sistema religioso en base al conocimiento que se tiene
sobre los otros pueblos prerromanos de Hispania cuya
religión era de carácter politeístavariando la tipología o los
nombres de los dioses según el pueblo o el territorio donde
eran adorados.119
Los carpetanos, debido a su origen, debieron tener unas
creencias religiosas similares a las atestiguadas en la zona
céltica de la península ibérica,120 con unas características
tales como:

 La existencia de una «Diosa Madre» que personificaría la


naturaleza y la fecundidad estando relacionada con las
fuentes, el suelo donde surge la vegetación y todo lo
relacionado con la vida.120
 Un «Dios Supremo» que acompañaría a la «Diosa Madre»
y gobernaría la armonía y el caos del universo poseyendo
un marcado talante guerrero.120

 Un destacado papel de los árboles y bosques como lugares


donde habitarían los dioses y la existencia de santuarios
a cielo abierto donde éstos serían adorados.120

Mármol representando a la deidad Ataecina.


 Un culto a diversos dioses como Epona, que sería la
protectora de los caballos; Ataecina,diosa tutelar que
suministraría bienes terrenales; Airón, una deidad
asociada las fuentes y surgencias de aguas; o Astarté,una
diosa de origen fenicio atestiguada en zonas con amplio
contacto con el sur peninsular.121 En la población toledana
de Mezquitilla se ha atestiguado una inscripción
consagrada a una divinidad céltica denominada
«Bandua» cuyas características se desconocen.122
Como en otras partes de Hispania, el toro también sería
objeto de veneración siendo asociado a la fecundidad del
ganado y a la otra vida;123 también se practicaría el ritual
fúnebre de exponer los cadáveres de los guerreros caídos en
combate a los buitres, considerados aves sagradas. Este
ritual se ha documentado en otras tribus célticas hispanas y
entre los oretanos situados al sur de los carpetanos.124
Por otro lado, los carpetanos tenían una serie de espacios
intramuros conocidos como «santuarios domésticos
gentilicios», de los que es un buen ejemplo el localizado en
El Cerrón, en (Illescas), donde se rendía culto a un
antepasado mítico ilustrado en un relieve114 que representa
el viaje al mundo de ultratumba de dos personajes
heroizados.117
Tras la conquista romana, los dioses indígenas se fueron
asimilando a los del panteón romano en un proceso que
algún autor ha esquematizado de la manera siguiente: en
una primera fase, aparecerían juntos los teónimos del dios
indígena y su equivalente romano: posteriormente,
el teónimo indígena ya no se usaría apareciendo en su lugar
la palabra «deus» que acompañaría al nombre del nuevo dios
para, finalmente, únicamente figurar el teónimo romano.125
En el territorio carpetano se ha documentado el culto a las
siguientes divinidades romanas: Deae, Diana, Dii Manes,
Fortuna, Hércules, Júpiter Optimus Maximus, Los Lares,
Liber Pater, Marte, Mercurio, Ninfas, Númen; Pantheus
Augustus, Roma, Silvano y Tutela; así como también
deidades menores relacionadas con ciudades o actividades
cotidianas no documentándose, por otra parte, el culto a
dioses orientales como Isis, Serapis o Mitras que sí se dio en
otras partes del occidente romano.126
Necrópolis[editar]
La arqueología ha localizado
bastantes necrópolis carpetanas de las cuales destacan por
su estudio las situadas en Las Esperillas (Santa Cruz de la
Zarza) y en Palomar de Pintado (Villafranca de los
Caballeros).127 En ambas necrópolis, las tumbas
de incineración son las más predominantes, siendo muy
escasos los ejemplos de inhumación.
Del estudio de estas necrópolis se desprende que durante
una fase «protocarpetana» que iría entre los siglos IX y V
a.C. los elementos culturales y materiales estaban muy
relacionados con los del resto de pueblos de la Meseta
Central dándose la estructura del «hoyo simple» como
enterramiento característico.128
A comienzos del siglo IV a.C. se comienzan a diversificar las
estructuras funerarias y los materiales asociados a las
mismas se vuelven más complejos apareciendo estructuras
tales como: túmulos de adobe que en un periodo tardío
serán de mayor tamaño y realizados en piedra, o grandes
fosas enfoscadas que en ocasiones dividen su espacio
funerario en diferentes compartimentos.129
La localización de restos de un pequeño templo en la indicada
necrópolis de Las Esperillas hace pensar que, al igual que en
las vecinas tribus vetonas y celtíberas, estos recintos tenían
un carácter sagrado y que existía un sacerdocio organizado
encargado de los rituales.130

Periodo histórico[editar]
Por periodo histórico entendemos aquel para el que las
fuentes clásicas nos han transmitido información sobre
Carpetania y los carpetanos. Este periodo se puede dividir en
las etapas comunes de la historia de Hispania.
Conquista cartaginesa[editar]
La presencia cartaginesa en la península ibérica proporciona
la primera ocasión en que los carpetanos aparecen en los
textos históricos que nos transmite Polibio y Tito
Livio describiéndolos el primero como «...quizá el pueblo
más poderoso de aquellos lugares»e.131
Aníbal Barca; El famoso general cartaginés dirigió la primera
batalla campal de su carrera militar contra los carpetanos
junto al río Tajo.132
En el 221 a. C., tras la muerte de Asdrúbal, tomó el mando
de los ejércitos cartagineses en la península Aníbal Barca e
inició las campañas cartaginesas en la Meseta Central.131 El
objetivo de estos ataques fue múltiple: proporcionarse
suministros y soldados así como asegurar la retaguardia de
su principal territorio antes de su expedición a Italia.133 Su
primera campaña se dirigió contra los olcades,fg tribu aliada
de los carpetanos.134 Este ataque se ha interpretado como
una venganza por el asesinato de Asdrúbal a manos de un
sirviente celta del rey Tagus135 y supuso la destrucción de su
capital Althia, así como la desaparición de esta tribu como
entidad étnica propia, diluyéndose sus miembros entre las
tribus vecinas, principalmente entre los carpetanos.135
Al año siguiente, 220 a. C., Aníbal acometió una campaña a
través del sur de la meseta que le llevó hasta el territorio de
los vacceos donde tomó Helmantike y Arbucala (Toro)136
obteniendo abundante botín. Fue a la vuelta desde Arbucala
hasta Qart Hadasht (Cartagena) cuando, al atravesar su
territorio, un gran ejército carpetano con ayuda de
supervivientes vacceos y olcades le salió al paso y se
enfrentó a él en la Batalla del Tajohi al intentar cruzar dicho
río. A pesar de su inferioridad numérica y del lastre del botín,
Aníbal consiguió salir victorioso gracias a superioridad táctica
y tras el choque procedió a saquear su territorio hasta que
consiguió su sometimiento.137
La sumisión obtenida no tuvo que ser total ya que el año
posterior 219 a. C.durante el asedio a Sagunto, el ataque de
los carpetanos contra los reclutadores cartaginesesj obligó a
Aníbal a dejar el mando a su lugarteniente Maharbal y
dirigirse personalmente con parte de sus tropas a la
Carpetania para sofocar la rebelión.131
Segunda guerra púnica[editar]
Durante la segunda guerra púnica los carpetanos
continuaron con su hostilidad frente a los cartagineses, la
cual mantuvieron constante. Otros pueblos peninsulares
como celtíberos, íberos o lusitanos lucharon a favor o en
contra de romanos y cartagineses según las
circunstancias. 138

Los cartagineses decidieron enrolar a un contingente de 3000


mercenarios carpetanos para su expedición contra Roma
pero estos no mostraron mucha obediencia ya que en el
verano del año 218 a. C. se negaron a cruzar los pirineos y
abandonaron el ejércitoklm al conocer el verdadero objetivo
de la campaña.139
En el otoño de aquel mismo 218 a. C. los romanos llegaron
a Hispania con el fin de cortar los suministros del ejército de
Aníbal. Tras una sucesión de victorias romanas, los
cartagineses consiguieron derrotarlos y matar a sus
generales, Publio y Cneo Escipión en la batalla del Betis
Superior gracias a la deserción de los mercenarios celtíberos
contratados por los romanos. Tras esta batalla,
en 210 a. C. los restos del ejército se replegaron al norte del
Ebro y Cartago tuvo a su alcance la victoria en la península.
Incluso en estos momentos, los carpetanos continuaron con
su resistencia frente a los cartagineses. Escipión el Africano,
recién llegado a la península pudo plantear su ataque
relámpago a Cartagena139 gracias a que el cuerpo del ejército
cartaginés cercano a ella se encontraba ocupado en el asedio
de una ciudad carpetana.n
Conquista romana de la Carpetania[editar]
Situación en la península ibérica en 196 a.C. después la
división provincial en Citerior y Ulterior, tres años antes de
iniciarse la conquista de Carpetania. Tras la campaña
de Catón, quedaron estabilizados los territorios arrebatados
a los Cartagineses y Roma inició las acciones militares en el
interior peninsular.
El derrumbe cartaginés en el 206 a. C. dejó un aparente
vacío de poder en el interior peninsular que las tribus más
poderosas trataron de ocupar. Por su situación de vecindad,
los carpetanos fueron objetivo de las tendencias expansivas
de celtíberos y lusitanos,140 lo que unido al historial de común
enemistad contra los cartagineses, hace probable que parte
de su población no viera con malos ojos la presencia romana
en su territorio,141 amén de la toma de consciencia de la
inexorable victoria de Roma142 tras el poderío alcanzado por
esta con las derrotas de Cartago, Macedonia y el
sometimiento de la parte más rica y avanzada de la
península ibérica.
Tras la pacificación final en el 195 a. C. por el cónsul Marco
Porcio Catón del territorio peninsular arrebatado a los
cartagineses y el posterior licenciamiento de sus legiones, la
intención romana fue mantener seguro el territorio
adquirido, pero la conducta belicosa de las tribus del interior
obligó a los romanos a una continua expansión de su área de
influencia.143 La conquista romana de Carpetania tuvo como
propósito inicial la protección de sus ricos territorios en el sur
peninsular; primero se buscó establecer una línea defensiva
en el río Tajo para luego eliminar la amenaza de la expansión
celtíbera sobre el oriente del territorio carpetano.
La conquista necesitó un relativamente breve espacio de
tiempo: los 14 años que transcurrieron entre 193 y 179 a. C.
dando la impresión de ser una empresa relativamente fácil
para los romanos.141 La lucha se desarrolló en la zona sur de
Carpetania, no registrándose al norte del río Tajo ni
presentando resistencia los habitantes de esta parte, quizá
por las pérdidas sufridas tras su participación en los
combates del sur.141 En las batallas participaron ejércitos
vetones, vacceos y, sobre todo, celtíberos.77 Fue la falta de
ayuda de estos últimos lo que provocó finalmente la
rendición de Cértima así como la alianza del
caudillo Thurro con los romanos tras la caída de la última
ciudad carpetana resistente: Alce. Tras los tratados de Graco
y la integración de los carpetanos en la esfera romana —
probablemente mediante un tratado de Amicitia—77 la
Carpetania se convirtió en una parte leal y segura de
la Hispania romana dándose la situación inusual en el
proceso de conquista romana de que estos permitiesen la
pervivencia de los grandes recintos fortificados indígenas en
la región y les concediesen una relativa independencia;
probablemente para protegerse de los ataques de tribus
vecinas como los lusitanos.144 Su conquista se desarrolló en
cuatro campañas:
193-192 a. C.: Marco Fulvio Nobilior,o gobernador de
la provincia Ulterior se dirigió desde la Betica hacia el Tajo
con el propósito de controlar Toletum y sus vados sobre el
río derrotando junto a la ciudad a una coalición de tribus
meseteñas:145 vacceos, vetones y carpetanos, estos últimos
citados como celtíberos,146 consiguiendo durante la batalla
capturar vivo a su líder, el RexHilernus.147 La victoria de los
romanos tuvo que ser ajustada ya que no se logró tomar la
ciudad. Por este motivo, en el siguiente año de 192 a. C.
Nobiliorp insistió en lo que era el primer objetivo romano en
Carpetania y volvió a realizar otra campaña contra Toletum;
así, tras tomar los oppidaoretanos de Nobila y Cusibi,
alcanzó nuevamente la ciudad junto al Tajo, a la que puso
cerco. En esta ocasión, solo los cercanos vetones acudieron
en su ayuda intentando romper el asedio, siendo rechazados
por los romanos quienes finalmente consiguieron conquistar
la población y lograron un importante hito en el proceso de
conquista.147
186–185 a. C.: Lucio Quintio Crispino, pretor de
la provincia Citerior y Cayo Calpurnio Pisón,q de la Ulterior,
llevaron a cabo una nueva campaña para consolidar la línea
defensiva en el Tajo.148 Ambos pretores, tras invernar en la
Bética, concentraron de manera combinada sus ejércitos en
la Beturia y lucharon contra un ejército indígena cerca de la
población de Dipo (en las inmediaciones de la
actual Guadajira ) donde sufrieron una derrota en la que
149

perdieron 5000 hombres, aunque el ejército hispano, tras su


victoria, se retiró a un territorio junto al Tajo.149
Tras reorganizar sus ejércitos reclutando auxiliares en las
poblaciones aliadas, persiguieron al ejército hispano hasta
encontrarlo en sus posiciones cerca del río donde, tras cruzar
este, consiguieron derrotarlo y asaltar su campamento. De
un total de 35 000 hombres, solo lograron sobrevivir 4000,
de los que una gran parte se refugió en un monte cercano.150
181 a. C.: Quinto Fulvio Flaco, rst gobernador de la Citerior,
tras serle aumentados sus efectivos hasta un total de dos
legiones (el doble de lo habitual), se desplazó en la
primavera desde Carthago Nova y acometió una nueva
campaña en territorio carpetano en el que primeramente
estableció su campamento junto a la ciudad de Aebura, que
ocupó sin lucha y donde dejó una pequeña guarnición.151
Tras unos días, un ejército celtíbero de 35 000 hombres
acampó cerca de él para presentarle batalla, que tras varios
días de inactividad comenzó con un ataque romano al
campamento enemigo y una cruenta lucha en la que los
romanos obtuvieron la victoria y los restos del ejército
celtíbero emprendieron la huida.152 Las pérdidas en ambos
ejércitos fueron similares en porcentaje, un treinta por ciento
de los efectivos: los romanos perdieron 3400 hombres de un
total de 10 000 y los celtíberos 23 000 de un total de
35 000152
Tras esta sangrienta victoria, Flaco dejó en Aebura a los
heridos y atravesó con su ejército el territorio de los
carpetanos hasta llegar a su importante oppida de Contrebia
Carbica —situado en su extremo este junto al territorio
celtíbero— al que puso cerco.153 Debido a que los ejércitos
romanos estaban atravesando el territorio, los habitantes de
la ciudad no pudieron pedir auxilio a las gentes de la
Carpetania y decidieron solicitarlo a los celtíberos quienes,
con todo, no pudieron llegar a tiempo de socorrerla por causa
de las lluvias torrenciales.153 Ante la falta de ayuda, la
población acabó rindiéndose a Flaco, quien introdujo su
ejército en la ciudad por el mal tiempo reinante, lo que causó
que al llegar finalmente el contingente celtíbero, estos, al no
ver campamento romano, se acercasen confiadamente a la
ciudad y sufrieran grandes pérdidas ante la salida sorpresiva
de los romanos.152
179 a. C.: Tiberio Sempronio Graco,u pretor de la Citerior,
acometió el sometimiento final de Carpetania y actuó en su
zona suroriental, que para entonces debía hallarse en una
especie de protectorado celtíbero.77
Graco estableció su campamento junto a las poblaciones
de Cértima y Alce, cerca de las cuales se había establecido
un campamento celtíbero al que los habitantes de Cértima
solicitaron ayuda para hacer frente al ataque romano.154 Los
celtíberos rechazaron auxiliarla por lo que la ciudad pactó su
rendición a cambio de un tributo y colaboración militar.154
Tras someter esta ciudad, los romanos consiguieron aniquilar
al contingente celtíbero tras atraerlo a su campamento
mediante una estratagema; efectuaron después una
campaña devastando el territorio celtíbero limítrofe154 y
acometieron finalmente el asalto de Alce que tras una dura
resistencia tuvo que rendirse.155 En esta ciudad, Graco
capturó a los hijos de Thurro, un régulo carpetano, quien
acordó con él unirse a los romanos contra sus antiguos
aliados celtíberos.155
Tras estas victorias continuó su campaña por la Celtiberia
que finalizó con la pacificación de la zona y la firma de unos
pactos que permitieron un cuarto siglo de paz, la cual no se
vio interrumpida hasta el 154 a. C. con las acciones que
desencadenaron la segunda guerra celtíbera.156
La integración final de Carpetania en el mundo romano con
el citado tratado de "Amicitia” hizo que los carpetanos fueran
considerados objetivo de ataques y robos por las tribus
vecinas, por lo que en 151 a. C. Lucio Licinio Lúculov atacó
la ciudad de Cauca aduciendo venir en auxilio de los
carpetanos, quienes habían sido atacados por los vacceos.157
Guerras lusitanas[editar]

Viriato, caudillo lusitano, saqueó varias veces el territorio


carpetano durante su lucha contra los romanos.158
Durante las guerras lusitanas (155-146 a. C.)w la
Carpetania, por la fertilidad de su terreno y su naturaleza de
fiel aliado de los romanos, fue objeto de varias razias por
parte de Viriato.158 En el 147 a. C., tras derrotar en la Bética
al ejército de Cayo Vetilio, el caudillo lusitano saqueó las
tierras carpetanas hasta la llegada el siguiente
año 146 a. C. de Cayo Plaucio con 10 000 soldados y 1300
jinetes.159 Viriato venció también a Plaucio y estableció su
campamento en el denominado "Monte de Venus",
identificado con la actual Sierra de San Vicente.159 Desde
este campamento dominó el área carpetana imponiendo
tributo sobre las cosechas y destruyéndoselas a los que se
negaban a pagar.159
Ese mismo año, Viriato también realizó varios ataques contra
los habitantes de Segóbriga.x Envió a parte de sus soldados
a robarles el ganado y estos al huir perseguidos por los
segobrigenses fueron conducidos a una trampa en la que el
líder lusitano acabó con ellos.160 Posteriormente, simuló que
se retiraba y luego volvió sobre sus pasos para atacarlos
aprovechando que estaban ocupados en los funerales de los
caídos durante el ataque anterior.161
En el año 139 a. C., el cónsul Quinto Servilio Cepión y
rompió la tregua acordada con Viriato algunos años antes y
capturó la ciudad de Arsa; el caudillo lusitano, cogido por
sorpresa en la Beturia, huyó a la Carpetania destruyéndolo
todo a su paso y siendo perseguido por los romanos que,
aunque consiguieron darle alcance, no pudieron evitar que
los lusitanos huyesen por un desfiladero.162
Algún autor ha estimado que Viriato intentó encontrar
aliados en el área carpetana aunque fuese a la fuerza,163 pero
de la información que nos transmiten las fuentes clásicas se
puede concluir que ninguna población de Carpetania se unió
a Viriato ni el caudillo lusitano pudo reclutar hombres en este
territorio; antes bien, parece que los carpetanos se alinearon
voluntariamente con los romanos permitiendo la instalación
en su territorio de cuarteles de invierno en el 135 a. C.,z
probablemente agradecidos por el apoyo romano frente a las
correrías de vacceos y lusitanos.157
Guerras Sertorianas[editar]

Quinto Sertorio (en un cuadro de Gerard van Kuijl, 1638).


El pretor romano de Hispania se negó a aceptar la autoridad
de Sila y el partido optimate encabezando en su territorio la
resistencia de los populares.
Tras la muerte de Viriato y la toma de Numancia en el
133 a. C., un periodo de paz se abrió en el territorio
carpetano hasta que el inicio de las Guerras Sertorianas, seis
décadas más tarde, devolvió la inestabilidad a la zona.157
Durante los ocho años de esta guerra civil romana, la
Carpetania se mantuvo del lado optimate al contrario que
sus vecinos celtíberos que se inclinaron por el partido
sertoriano;164 transmitiéndonos las fuentes clásicas
únicamente ataques de las tropas sertorianas contra
poblaciones carpetanas. Estos años tuvieron que ser una
época convulsa ya que son varios los “tesorillos” ocultos que
la arqueología ha encontrado en la zona.165
En el 79 a. C. Lucio Hirtuleyo,aaabac lugarteniente
de Sertorio, entrando desde la provincia ulterior, se enfrentó
con éxito junto al río Guadiana a las tropas optimates al
mando de Domicio Calvino, gobernador de la citerior, quien
cayó en la batalla; posteriormente puso cerco y bloqueó la
ciudad de Consabura que mantuvo una tenaz resistencia sin
entregarse a las tropas sertorianas.166
El siguiente año, 77 a. C.,ad Las tropas sertorianas
continuaron con sus intentos de dominio del área carpetana
para poder enlazar sus bases en el norte con los territorios
meridionales de la península que les eran favorables.167 Tras
desfavorables combates contra las tropas de Metelo, Sertorio
se retiró hacia el este peninsular estableciendo un
campamento cerca de la población de Caraca, la cual
contaba con un sistema defensivo basado en cuevas donde
se refugiaron los habitantes ante los ataques de las tropas
sertorianas.168 Ante la dificultad de atacarlos en sus refugios,
Sertorio colocó montones de fina tierra en sus entradas para
llenarlos de polvo aprovechando los fuertes vientos y
consiguió que, tras dos días, los caracitanos se rindiesen
cegados y ahogados por el aire polvoriento que inundó sus
cuevas.168
Tras este episodio, las tropas sertorianasae pusieron cerco al
importante oppida carpetano de Contrebia Carbica que
resistió cuarenta y cuatro días de asedio.169 Sertorio
consiguió derribar una de sus torres por lo que los habitantes
pidieron a sus líderes que rindiesen la ciudad. El romano, tras
exigirles dinero y quitarles sus armas, hizo ejecutar a todos
los tránsfugas (íberos, mayoritariamente) de su bando que
se habían refugiado en esta población.169
Posteriormente, en el 74 a. C.,af la población
de Segóbriga es mencionada de nuevo como filosertoriana al
apoderarse Metelo de varias ciudades de los celtíberos.170
Esto, unido al hecho del simultáneo abandono de la vecina
Contrebia Carbica, se ha interpretado en el sentido de que,
tras la toma de esta ciudad, Sertorio decidió un reparto de
tierras y repoblación de la zona, centrada en Segóbriga, a
favor de sus partidarios celtíberos y a costa de los habitantes
carpetanos,171 lo que haría que posteriormente se definiese
a esta población como “Caput Celtiberiae” (inicio de la
celtiberia).172

Restos arqueológicos[editar]

Restos del Poblado Carpetano de La Gavia, en el Parque


Lineal del Manzanares.
La arqueología ha desenterrado bastantes poblados
carpetanos, algunos de los cuales han sido acondicionados
para su visita. Entre ellos son de destacar:

 Miralrío (Rivas-Vaciamadrid):173
Se trata de los restos de un poblado ocupado entre los siglos
IV y II a. C. que se han acondicionado para su visita por
parte del público, siendo de destacar la reconstrucción de
una vivienda carpetana.

 Dehesa de la Oliva (Patones):174


Gran poblamiento carpetano-romano amurallado de unas 30
hectáreas del que se puede apreciar su configuración urbana,
edificios públicos, abundantes hornos y hogares, así como
una alberca. También ha sido acondicionado para su visita
por el público.

 Cerro de la Gavia (Villa de Vallecas):


Población amurallada situada en un promontorio de difícil
acceso junto al arroyo de las Barranquillas175 que por los
restos recogidos tuvo que tener una importante actividad
comercial.

 Segóbriga176 (Saelices):
Se trata un importante yacimiento aunque la parte
prerromana descubierta es escasa y descubierta en
contextos arqueológicos posteriores.

 Llano de la Orca177 (Santorcaz):


Importante oppidum de unas 14 hectáreas que fue
abandonado en el siglo I a. C., lo que ha posibilitado la
recuperación de un importante ajuar doméstico exhibido
actualmente en museos.

 Fosos de Bayona178 (Villas Viejas-Huete):


Son los restos de la histórica población de Contrebia Carbica,
que contaba con tres murallas y varios torreones.

 Plaza de Moros (Villatobas):179180


Se trata de un poblamiento establecido para aprovechar las
ventajas defensivas de un espolón. Fue objeto de destrucción
por fuego en el siglo III a. C.
Por otro lado, piezas importantes recuperadas de los
carpetanos, tales como la Pátera de Titulcia, el Bronce de
Santorcaz o el Relieve de Illescas, pueden ser contempladas
en los museos Arqueológico de Madrid (Alcalá de Henares) o
el de Santa Cruz (Toledo).

Véase también[editar]

 Carpetania
 Batalla del Tajo
 Celtiberia
 Medusa de Titulcia

Notas[editar]

1. Volver arriba↑ Estrabón, III, 2-1; 2-3; 3-1; 3-2; 3-3;


4-13
2. Volver arriba↑ Plinio, III, 19; 24; 25;
3. Volver arriba↑ (cf. Knapp, Robert C. (1973): Roman
provinces of Iberia to 100 B.C.; p.46)77
4. Volver arriba↑ Plinio, XIX; 47
5. Volver arriba↑ Polibio III, 14
6. Volver arriba↑ Polibio, III, 13
7. Volver arriba↑ Tito Livio XXI, 5
8. Volver arriba↑ Polibio, III, 14
9. Volver arriba↑ Tito Livio, XXI, 5
10. Volver arriba↑ Tito Livio XXI, 6
11. Volver arriba↑ Frontino, II, 7
12. Volver arriba↑ Tito Livio, XXI, 23
13. Volver arriba↑ Polibio, III, 35
14. Volver arriba↑ Polibio, X, 7
15. Volver arriba↑ Tito Livio, XXXV, 7
16. Volver arriba↑ Tito Livio, XXXV, 22
17. Volver arriba↑ Tito Livio, XXXIX, 30-31
18. Volver arriba↑ Tito Livio, XL, 30 a 34
19. Volver arriba↑ Frontino, 2, 5, 8
20. Volver arriba↑ Orosio, 4, 20, 31
21. Volver arriba↑ Tito Livio, XL, 47-48-49-50
22. Volver arriba↑ Apiano, 50-52
23. Volver arriba↑ Apiano, 62-63-64
24. Volver arriba↑ Frontino III, 10,6 y 11,4
25. Volver arriba↑ Apiano, 70
26. Volver arriba↑ Apiano, 83
27. Volver arriba↑ Plutarco: Sertorio, 120
28. Volver arriba↑ Frontino, IV, 5,19
29. Volver arriba↑ Floro, Lib.Per. 90
30. Volver arriba↑ Plutarco: Sertorio, 17
31. Volver arriba↑ Tito Livio, XCI, fragmento
32. Volver arriba↑ Estrabón, III, 4, 13

Referencias[editar]

1. Volver arriba↑ Hervás y Panduro, 1804, p. 168.


2. ↑ Saltar a:a b Salinas de Frías, 1986-1987, p. 32.
3. Volver arriba↑ González-Conde, 1992, p. 300.
4. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, pp. 52-53.
5. Volver arriba↑ Salinas de Frías, 1979, p. 77.
6. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, pp. 27-28.
7. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 183.
8. Volver arriba↑ González-Conde, 1987, p. 34.
9. Volver arriba↑ Almagro Gorbea, 1999, p. 21.
10. Volver arriba↑ Tovar Llorente, 1957, p. 81.
11. Volver arriba↑ Almagro Gorbea, 1999, p. 22.
12. Volver arriba↑ Almagro Gorbea, 1999, p. 8.
13. ↑ Saltar a:a b Almagro Gorbea, 1999, p. 52.
14. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 96.
15. Volver arriba↑ Almagro Gorbea, 1992, p. 8.
16. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 97.
17. Volver arriba↑ Almagro Gorbea, 1999, p. 27.
18. Volver arriba↑ Almagro Gorbea, 1999, p. 35.
19. Volver arriba↑ Almagro Gorbea, 1999, p. 37.
20. ↑ Saltar a:a b Almagro Gorbea, 1999, p. 36.
21. Volver arriba↑ García y Bellido, 1951, pp. 224-
225.
22. Volver arriba↑ Tovar Llorente, 1957, p. 82.
23. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 101.
24. Volver arriba↑ Urbina Martínez, 1998, p. 183.
25. Volver arriba↑ Serrano Madroñal, Sánchez López y
Hombrados Mar, 2012, pp. 65-69.
26. Volver arriba↑ Wolf, 2009, pp. 207-217.
27. Volver arriba↑ Ruiz Zapatero y Álvarez Sanchís,
2013, pp. 346-347.
28. Volver arriba↑ Pereira Sieso, 2011, p. 18.
29. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011px, pp. 75-
83.
30. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 179.
31. ↑ Saltar a:a b Pereira Sieso, 2011, p. 19.
32. ↑ Saltar a:a b c González-Conde, 1987, p. 16.
33. Volver arriba↑ Barbas Nieto, 2010, p. 16.
34. Volver arriba↑ Urbina, 1998, p. 187.
35. Volver arriba↑ Rubio Rivera, 2013, p. 170.
36. Volver arriba↑ Carrasco Serrano, 2003, p. 50.
37. Volver arriba↑ Gozalbes Cravioto, 2000, p. 283.
38. Volver arriba↑ Salinas de Frías, 2007, p. 42.
39. Volver arriba↑ González-Conde, 1987, p. 15.
40. Volver arriba↑ Hurtado Aguña, 2003, p. 200.
41. Volver arriba↑ González-Conde, 1987, p. 76.
42. Volver arriba↑ González-Conde, 1987, p. 14.
43. Volver arriba↑ González-Conde, 1987, p. 17.
44. Volver arriba↑ González-Conde, 1987, p. 13.
45. Volver arriba↑ Carrobles Santos, 2007, p. 182.
46. Volver arriba↑ Urbina Martínez, 1998, p. 187.
47. Volver arriba↑ Salinas de Frías, 2007, pp. 39-43.
48. Volver arriba↑ Urbina Martínez, 1998, pp. 187-
188.
49. Volver arriba↑ González-Conde, 1987, pp. 13-15.
50. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 220.
51. Volver arriba↑ Gozalbes Cravioto, 2000, p. 286-
287.
52. ↑ Saltar a:a b c Torres Rodríguez, 2012, p. 432.
53. ↑ Saltar a:a b c Torres Rodríguez, 2012, p. 433.
54. Volver arriba↑ Torres Rodríguez, 2012, p. 434.
55. Volver arriba↑ Torres Rodríguez, 2012, pp. 439-
440.
56. Volver arriba↑ Torres Rodríguez, 2012, p. 469.
57. Volver arriba↑ Märtens Alfaro et al., 2009, p. 210.
58. Volver arriba↑ Torres Rodríguez, 2012, p. 440.
59. Volver arriba↑ Torres Rodríguez, 2012, p. 446.
60. Volver arriba↑ Märtens Alfaro et al., 2009, p. 203.
61. Volver arriba↑ Ruiz Zapatero, 2007, p. 12.
62. Volver arriba↑ Märtens Alfaro et al., 2009,
pp. 207-208.
63. ↑ Saltar a:a b Märtens Alfaro et al., 2009, p. 209.
64. Volver arriba↑ Ruiz Zapatero y Álvarez Sanchís,
2013, p. 350.
65. Volver arriba↑ Urbina Martínez, 1998, pp. 207-
208.
66. Volver arriba↑ Ruiz Zapatero y Álvarez Sanchís,
2013, p. 346.
67. Volver arriba↑ Fournie, 2006, p. 37.
68. Volver arriba↑ Gozalbes Cravioto, 2000, pp. 104-
105.
69. Volver arriba↑ Carrobles Santos, 2007, p. 196.
70. Volver arriba↑ González-Conde, 1987, pp. 25-26.
71. Volver arriba↑ Salinas de Frías, 1986-1987, p. 34.
72. Volver arriba↑ Hurtado Aguña, 2003, p. 186.
73. ↑ Saltar a:a b Hurtado Aguña, 2003, pp. 197-200.
74. Volver arriba↑ González-Conde, 1987, p. 56.
75. Volver arriba↑ Ruiz Zapatero y Álvarez Sanchís,
2013, pp. 348-349.
76. Volver arriba↑ Carrasco Serrano, 2003, p. 47.
77. ↑ Saltar a:a b c d Salinas de Frías, 1986-1987,
p. 30.
78. Volver arriba↑ Salinas de Frías, 2007, p. 56.
79. ↑ Saltar a:a b c d e f Morín de Pablos et al., 2005,
p. 149.
80. ↑ Saltar a:a b Pereira Sieso, 2011, p. 24.
81. Volver arriba↑ Morín de Pablos et al., 2005,
p. 150.
82. Volver arriba↑ Morín de Pablos et al., 2005,
p. 148.
83. Volver arriba↑ Morín de Pablos et al., 2005,
p. 156.
84. ↑ Saltar a:a b c d Pereira Sieso, 2011, p. 25.
85. ↑ Saltar a:a b Hurtado Aguña, 2001, p. 82.
86. Volver arriba↑ Carrobles Santos, 2007, p. 194.
87. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 265.
88. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 266.
89. Volver arriba↑ Urbina Martínez et al., 2005,
p. 178.
90. ↑ Saltar a:a b Urbina Martínez et al., 2005, p. 199.
91. Volver arriba↑ Lorrio Alvarado y Sánchez de Prado,
2000-2001, p. 25.
92. Volver arriba↑ Lorrio Alvarado y Sánchez de Prado,
2000-2001, p. 23.
93. Volver arriba↑ Lorrio Alvarado y Sánchez de Prado,
2000-2001, p. 62.
94. Volver arriba↑ Lorrio Alvarado y Sánchez de Prado,
2000-2001, p. 28.
95. Volver arriba↑ Urbina Martínez et al., 2005,
p. 202.
96. ↑ Saltar a:a b Urbina Martínez et al., 2005, p. 206.
97. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 315.
98. Volver arriba↑ García Alonso, 2007, pp. 67-68.
99. Volver arriba↑ García Alonso, 2007, p. 101.
100. Volver arriba↑ Hurtado Aguña, 2003, p. 201.
101. Volver arriba↑ Pereira Sieso, 2011, pp. 21-22.
102. Volver arriba↑ Morín de Pablos y Urbina Martínez,
2012, p. 212.
103. Volver arriba↑ Urbina Martínez, 2012, p. 196.
104. Volver arriba↑ Morín de Pablos y Urbina Martínez,
2012, p. 207.
105. Volver arriba↑ Morín de Pablos y Urbina Martínez,
2012, p. 209.
106. Volver arriba↑ Urbina Martínez, 2012, pp. 195-
196.
107. Volver arriba↑ Torres Rodríguez, 2012, p. 407.
108. Volver arriba↑ Urbina Martínez, 2012, p. 193.
109. Volver arriba↑ Urbina Martínez, 2012, p. 195.
110. Volver arriba↑ Lorrio Alvarado y Sánchez de Prado,
2000-2001, p. 66.
111. Volver arriba↑ Lorrio Alvarado y Sánchez de Prado,
2000-2001, p. 67.
112. Volver arriba↑ Urbina Martínez, 2012, p. 198.
113. ↑ Saltar a:a b Ruiz Zapatero, 2007, p. 16.
114. ↑ Saltar a:a b «relieve».
115. Volver arriba↑ Urbina Martínez, 2012, p. 192.
116. Volver arriba↑ Balmaseda Muncharaz y Valiente
Cánovas, 1981, pp. 215-238.
117. ↑ Saltar a:a b Pereira Sieso, 2011, p. 27.
118. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 279.
119. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 283.
120. ↑ Saltar a:a b c d Salvador Conejo, 2011, p. 285.
121. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, pp. 288-
291.
122. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 307.
123. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 293.
124. Volver arriba↑ Blázquez Martínez, 1999, pp. 315-
316 (p. 10 en la versión digitalizada).
125. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 306.
126. Volver arriba↑ Salvador Conejo, 2011, p. 303.
127. Volver arriba↑ Carrobles Santos, 2007, p. 188.
128. Volver arriba↑ Carrobles Santos, 2007, p. 189.
129. Volver arriba↑ Carrobles Santos, 2007, p. 190.
130. Volver arriba↑ Carrobles Santos, 2007, p. 190-
191.
131. ↑ Saltar a:a b c Salinas de Frías, 2007, p. 39.
132. Volver arriba↑ Fournie, 2006, p. 36.
133. Volver arriba↑ González Wagner, 1999, p. 272.
134. Volver arriba↑ González-Conde, 1987, p. 26.
135. ↑ Saltar a:a b Gozalbes Cravioto, 2000, p. 276.
136. Volver arriba↑ Sánchez-Moreno, Eduardo. De
Aníbal a César: la expedición cartaginesa de Salamanca
y los vetones. «Estamos ante la primera referencia al
territorio vacceo y a dos de sus principales ciudades,
Helmantica (Salmantica en las fuentes latinas), la
actual Salamanca, y Arbucala (Albocella en otros
documentos), identificada tradicionalmente con Toro
(Zamora) (TIR, K-30: 44), si bien en últimas fechas se
insiste en su localización en El Alba, Villalazán
(Zamora), o en el imponente cerro vecino de El Viso de
Bamba (Delibes et alii, 1995: 97).»
137. Volver arriba↑ Gozalbes Cravioto, 2000, p. 107.
138. Volver arriba↑ García-Gelabert Pérez y Blázquez
Martínez, 1987-1988, p. 260.
139. ↑ Saltar a:a b Gozalbes Cravioto, 2008, p. 58.
140. Volver arriba↑ Olcoz Yanguas y Medrano Marqués,
2011, p. 90.
141. ↑ Saltar a:a b c Torres Rodríguez, 2012, p. 599.
142. Volver arriba↑ González-Conde, 1987, p. 91.
143. Volver arriba↑ Blázquez Martínez, 1962, p. 10.
144. Volver arriba↑ Torres Rodríguez, 2012, p. 604.
145. Volver arriba↑ González-Conde, 1987, p. 28.
146. Volver arriba↑ Gozalbes Cravioto, 2000, p. 141.
147. ↑ Saltar a:a b Torres Rodríguez, 2012, p. 598.
148. Volver arriba↑ Carrasco Serrano, 2003, p. 48.
149. ↑ Saltar a:a b Almagro Gorbea, Ripollés y
Rodríguez Martín, 2009, p. 31.
150. Volver arriba↑ González-Conde, 1987, p. 29.
151. Volver arriba↑ Salinas de Frías, 1989, p. 72.
152. ↑ Saltar a:a b c Salinas de Frías, 1989, p. 73.
153. ↑ Saltar a:a b González-Conde, 1987, p. 30.
154. ↑ Saltar a:a b c Olcoz Yanguas y Medrano Marqués,
2011, p. 105.
155. ↑ Saltar a:a b Olcoz Yanguas y Medrano Marqués,
2011, p. 106.
156. Volver arriba↑ Carrasco Serrano, 2003, p. 53.
157. ↑ Saltar a:a b c Torres Rodríguez, 2012, p. 600.
158. ↑ Saltar a:a b González-Conde, 1987, p. 32.
159. ↑ Saltar a:a b c Urbina Martínez y Morín de Pablos,
2005, p. 118.
160. Volver arriba↑ Gozalbes Cravioto, 2007, p. 241.
161. Volver arriba↑ Gozalbes Cravioto, 2007, p. 242.
162. Volver arriba↑ Urbina Martínez y Morín de Pablos,
2005, p. 119.
163. Volver arriba↑ Carrasco Serrano, 2003, p. 55.
164. Volver arriba↑ Gozalbes Cravioto, 2000, p. 286.
165. Volver arriba↑ Gozalbes Cravioto, 2000, p. 212.
166. Volver arriba↑ González-Conde, 2011, p. 144.
167. Volver arriba↑ Gozalbes Cravioto, 2000, p. 199.
168. ↑ Saltar a:a b Gozalbes Cravioto, 2000, p. 198.
169. ↑ Saltar a:a b Gozalbes Cravioto, 2000, p. 201.
170. Volver arriba↑ Gozalbes Cravioto, 2000, p. 209.
171. Volver arriba↑ Gozalbes Cravioto, 2000, p. 287.
172. Volver arriba↑ Gozalbes Cravioto, 2000, p. 288.
173. Volver arriba↑ Gobierno de la Comunidad de
Madrid (ed.). «Hábitat Carpetano de Miralrío (Rivas
Vaciamadrid)».
174. Volver arriba↑ Gobierno de la Comunidad de
Madrid (ed.). «Conjunto arqueológico de la Dehesa de
la Oliva (Patones)».
175. Volver arriba↑ VV.AA (2005). El Cerro de la Gavia:
El Madrid que encontraron los romanos (pdf). Museo de
San Isidro - Ayuntamiento de Madrid. ISBN 84-7812-
605-8.
176. Volver arriba↑ Junta de Comunidades de Castilla-
La Mancha (ed.). «Parque Arqueológico de Segóbriga».
177. Volver arriba↑ Gobierno de la Comunidad de
Madrid (ed.). «Excavaciones arqueológicas en El Llano
de la Horca (Santorcaz)».
178. Volver arriba↑ Diputación Provincial de Cuenca
(ed.). «Yacimiento Fosos de Bayona».
179. Volver arriba↑ Urbina Martínez, García Vuelta y
Urquijo, 2004, p. 166.
180. Volver arriba↑ «El poblado de Plaza de Moros (I).
Aspectos generales».

Bibliografía[editar]
Fuentes clásicas[editar]

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 OROSIO. Historias (Historiae Adversus Paganos). Libros I a
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 GAYO PLINIO SEGUNDO (PLINIO EL VIEJO). Historia Natural
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