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EN UNIDAD DE CUIDADOS
INTENSIVOS
FUNDAMENTOS DE LA PRÁCTICA
ENFERMERA EN CUIDADOS
INTENSIVOS
ENFERMERÍA EN CUIDADOS INTENSIVOS
ENFERMERÍA EN CUIDADOS INTENSIVOS
Desde sus inicios como profesión, las enfermeras vienen prestando cuidados a
pacientes en estado crítico. No obstante, por las características inherentes a este
tipo de pacientes, se requiere una enfermería altamente cualificada, capaz de prestar
cuidados especializados a enfermos en una situación crítica de salud, anticipándose
en la detección de problemas, agilizando la toma de decisiones y participando en la
realización de procedimientos propios de estas unidades. La metodología utilizada
debe estar basada en los avances en cuidados de la salud, la ética y la evidencia
científica, y nunca debemos perder la visión holística del cuidado, permaneciendo
alerta a las necesidades fisiológicas, psicológicas y sociales del paciente como un
ser integral.
Competencias:
• Cuidar enfermos que, por su situación crítica, requieran técnicas diagnósticas y/o
terapéuticas complejas.
• Diagnosticar, tratar y evaluar de forma efectiva y rápida respuestas humanas ante
problemas de salud reales o potenciales de carácter vital.
• Establecer una relación efectiva con el enfermo y su familia para facilitarles el
afrontamiento adecuado a las situaciones complejas que se dan.
• Trabajar y colaborar activamente dentro del equipo multidisciplinar aportando la
visión de experto en el área de su competencia.
• Participar en el desarrollo, implementación y evaluación de los estándares, guías
de actuación y protocolos para la práctica de la enfermería especializada.
• Gestionar los recursos asistenciales para la mejora de la relación coste-efectividad.
• Asesorar como expertos en el marco sanitario global y en todos los niveles de toma
de decisiones.
• Asesorar y educar a los usuarios y al equipo de salud sobre los aspectos directamente
relacionados con su especialidad.
• Formar al equipo de salud y a otras personas que intervienen en la resolución de
problemas de su área de especialización.
• Dirigir y orientar programas para la formación de futuros especialistas.
• Desarrollar la base científica necesaria para la práctica de la enfermería intensiva.
• Enfocar las líneas de investigación e innovación recientes relevantes para la mejora
de los resultados de los cuidados.
Para Benavent (2009), las teorías y modelos enfermeros son “el resultado del
examen cuidadoso y crítico que hacen las enfermeras de los fenómenos y hechos
que conforman la práctica enfermera, utilizando el método científico”. Estas teorías
y modelos nos proporcionan un marco conceptual donde desarrollar correctamente
nuestros cuidados enfermeros.
1. Respirar.
2. Comer y beber.
3. Eliminar los desechos corporales.
4. Moverse y mantener una buena postura.
5. Dormir y descansar.
6. Vestirse y desvestirse.
7. Mantener la temperatura dentro los límites normales.
8. Mantener la higiene corporal y la integridad cutánea.
9. Prevenir los peligros ambientales.
10. Comunicarse con los demás.
11. Vivir según creencias y valores.
12. Trabajar de forma que se sienta realización.
13. Jugar o participar en actividades recreativas.
14. Aprender, descubrir o satisfacer la curiosidad.
Entre las ventajas del uso del PAE podemos citar la mejora de la calidad de la
atención prestada, la satisfacción de las exigencias legales al sistema sanitario, el
desarrollo profesional y el crecimiento como disciplina.
Valoración:
Diagnóstico:
Tras analizar los datos obtenidos en la etapa anterior pasaremos a identificar los
problemas independientes de enfermería, verdadera base del plan de cuidados.
Según Alfaro, el diagnóstico de enfermería (DE) es “un problema de salud real o
potencial de un individuo, familia o grupo, que las enfermeras pueden tratar de
forma legal e independiente, iniciando las actividades de enfermería necesarias para
prevenirlo, resolverlo o reducirlo”.
Sin embargo, son los problemas independientes los que conforman los cimientos de
los cuidados enfermeros.
Planificación:
son las fisiológicas, seguidas de las de seguridad, las sociales, las de estima y, por
último, las de autorrealización.
Una vez priorizados los problemas debemos establecer qué objetivos o resultados
queremos conseguir. Estos resultados hacen referencia a un estado, conducta o
percepción del individuo, familia o comunidad, medido a los largo de un continuo y
en respuesta a las intervenciones realizadas por enfermería. Los objetivos deberían
ser realistas y consensuados con el paciente (algo que en nuestra unidad a menudo
no es posible). Además, se debe tener en cuenta el factor tiempo, pudiendo ser a
corto plazo (1 a 3 días), a medio plazo (una semana) o a largo plazo (semanas,
meses o hasta el alta).
Ejecución:
Esta fase supone la puesta en práctica del plan de cuidados creado. Se distinguen
tres fases:
1. Preparación, repasando mentalmente todas las fases previas.
2. Intervención, poniendo en práctica lo planificado.
3. Documentación, registrando lo que se ha realizado y cómo.
Evaluación:
La evaluación nos permite comparar la situación actual del paciente con los objetivos/
resultados fijados en la planificación. De esta manera, podemos evaluar el progreso
del paciente y, por lo tanto, nuestros cuidados y nuestra calidad profesional.
Cuidados diarios:
Entre los cuidados generales del paciente crítico a realizar en todos los turnos
encontramos:
• Participar del relevo de enfermería para conocer la evolución de nuestro paciente
durante las últimas 24 horas, con especial interés en la realidad inmediata (el último
turno).
• Aplicar los cuidados planificados para nuestro paciente.
• Aplicar el tratamiento médico prescrito y colaborar con el médico en procedimientos
diagnósticos y terapéuticos.
• Cumplimentar los registros de enfermería de la unidad: gráfica, plan de cuidados,
• La higiene completa se realizará al menos una vez al día y tantas veces como sea
necesario.
• En ella colaborará todo el equipo de enfermería responsable de ese paciente
(enfermeras y técnicas en cuidados auxiliares en enfermería) con la colaboración de
celadores.
• Antes de iniciar la higiene, la enfermera se informará del estado del paciente y de
todas aquellas particularidades del mismo que deban ser tenidas en cuenta durante
la técnica (paciente con PIC elevada, politraumatizado, postoperatorio cardiaco,
arritmias, etc.)
• Durante la higiene del paciente encamado, la enfermera se encargará especialmente
de la correcta movilización y manipulación del mismo, prestando especial interés a la
protección de vías, drenajes, tubuladuras, apósitos, etc.
• En caso de higiene y movilización de pacientes intubados, la enfermera mantendrá
durante todo el proceso de movilización la fijación manual del tubo endotraqueal
para evitar su desplazamiento accidental. Ante cualquier alarma del respirador, se
parará el proceso de higiene y se resolverá la situación que ha provocado dicha
alarma (aspiración de secreciones, desconexión accidental, falta de sedación y/o
relajación…)
• En caso de higiene y movilización de pacientes politraumatizados, la enfermera será
la encargada del correcto mantenimiento del eje cabeza-cuello-tronco en cualquier
manipulación del paciente, manteniéndose a la cabeza del mismo mientras hace
sujeción bimanual del cuello. Además, será la encargada de dirigir las maniobras y
de que todo el equipo actúe de forma sincronizada y bajo su dirección. En caso de
tracción de fracturas, la enfermera habrá de cerciorarse que no se pierde la tracción
en ningún momento de la maniobra.
• Durante la higiene del paciente, la enfermera valorará el estado de la piel y mucosas
del mismo, prestando especial interés a la aparición de signos de UPP en estadios
iniciales. Para ello puede usar escalas de valoración como la de Norton o la de
Braden.
• En pacientes encamados y conectados a ventilación mecánica prestaremos
especial interés a la higiene de ojos y boca, tal y como explicaremos más adelante
en este curso. Tampoco debemos olvidar el lavado de pelo al menos una vez a la
semana y siempre que el paciente lo necesite.
Movilización:
Comnplicaciones:
Entre las posibles complicaciones del paciente crítico durante la higiene, los traslados
o los cambios posturales, destacan las siguientes:
• Desaturación.
• Desadaptación del respirador (aumento de frecuencia respiratoria, disminución del
volumen minuto, aumento de presión pico en vía aérea…)
• Hipotensión o hipertensión.
• Bradicardia o taquicardia
• Arritmias cardiacas.
Bibliografía
Torres LM, Álvarez J, Artigas A, Belda FJ, Bonet B, Caparrós T, et al. Cuidados
Críticos y Emergencias. Madrid: Arán; 2001.