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EXPERTO UNIVERSITARIO

EN UNIDAD DE CUIDADOS
INTENSIVOS
MONITORIZACIÓN DEL PACIENTE
CRÍTICO
ASPECTOS BÁSICOS DE LA MONITORIZACIÓN DEL PACIENTE CRÍTICO
ASPECTOS BÁSICOS DE LA MONITORIZACIÓN
DEL PACIENTE CRÍTICO

MONITORIZACIÓN DEL PACIENTE CRÍTICO.

Lección 1: Concepto y tipos de monitorización. Monitorización mediante


telemetría.
Un paciente crítico se puede definir como “aquel enfermo cuya condición patológica
afecta a uno o más sistemas, que pone en serio riesgo actual o potencial su vida y
que presenta condiciones de reversibilidad, que hacen necesaria la aplicación de
técnicas de monitorización, vigilancia, manejo y soporte vital avanzado”.
Así, este tipo de pacientes se caracterizan por dos cuestiones principalmente:
• Una es la necesidad de un tratamiento y unos cuidados en un entorno altamente
tecnológico y especializado.
• La otra es la necesidad de una valoración continua de su estado que nos permita
detectar rápidamente indicios de un deterioro del mismo. Esta segunda cuestión
es la que desarrollaremos en este tema.
La monitorización del paciente crítico tiene cuatro propósitos básicos:
1. Alertar: según la condición del paciente y el nivel de monitorización avisa sobre
el deterioro en la función medida.
2. Diagnóstico continuo: permite observar el comportamiento y cambios del
paciente en una condición determinada.
3. Pronóstico: la observación de las tendencias de los parámetros observados
ayuda a establecer un pronóstico.
4. Guía terapéutica: facilita la evaluación y corrección de las medidas terapéuticas
implantadas.
Gracias a las nuevas tecnologías, casi todos los signos vitales pueden ser
monitorizados de forma continua y de manera segura; la frecuencia cardíaca, el
electrocardiograma, la presión arterial, la respiración, la oxigenación tisular y los
niveles de dióxido de carbono son parámetros de monitorización habituales en los
pacientes críticos.
TIPOS DE MONITORIZACIÓN
La monitorización se puede clasificar en continua, cuando la medición se produce sin
interrupciones (como en los parámetros que acabamos de nombrar) o intermitente,
cuando se determina puntualmente en los tiempos establecidos (por ejemplo, cuando
tomamos la temperatura cada 2 horas o la presión arterial cada 30 minutos).

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ASPECTOS BÁSICOS DE LA MONITORIZACIÓN
DEL PACIENTE CRÍTICO

También podemos clasificar la monitorización en invasiva, cuando precisamos


insertar un catéter intravascular para su medición, o no invasiva si no es preciso
tal procedimiento. En este caso nos valemos de otros sistemas como electrodos,
manguitos de presión, dispositivos de pulsioximetría, etc
Por último, la intensidad en la monitorización que aplicamos nos permite
clasificarla en:
1. Monitorización básica: incluye la vigilancia de la presión arterial no invasiva, la
frecuencia cardíaca mediante palpación de pulso y la temperatura bucal, axilar,
rectal o timpánica.
2. Monitorización intermedia: se realiza a través del uso de monitores que miden
de forma continua o intermitente la presión arterial no invasiva, el ECG, la oximetría
de pulso o pulsioximetría, la frecuencia respiratoria, la temperatura corporal y la
capnografía.
3. Monitorización avanzada: hace referencia a la medición a través de procedimientos
invasivos de parámetros como la presión arterial invasiva, la presión intracraneal,
las presiones intracardíacas, etc.
Es importante que recordemos que la monitorización no consiste exclusivamente
en la vigilancia de las pantallas del monitor sino que también monitorizamos a
través de la exploración física no instrumental y el contacto verbal o visual con
el propio paciente. Los enfermeros con experiencia en cuidados críticos saben que
a menudo obtienen más información mirando a la cara del paciente que tomando
nota de los datos del monitor. Además, no sólo hay que saber monitorizar de la forma
correcta, sino también cuándo es necesario y qué intensidad de monitorización se
debe aplicar a cada paciente.
MONITORIZACIÓN MEDIANTE TELEMETRÍA
La telemetría nos permite monitorizar el electrocardiograma (ECG) continuo desde
un control de enfermería de UCI a un paciente en una unidad de hospitalización,
normalmente Cardiología. El objetivo final de este procedimiento es garantizar la
asistencia urgente en el caso de compromiso vital del paciente.
Este sistema está especialmente indicado en síncopes malignos, intoxicación
farmacológica de drogas arritmogénicas, bloqueo auriculoventricular (BAV) completo,
bradicardias graves, riesgo de arritmias ventriculares, control de arritmias no malignas,
disfunción de marcapasos (MP) o desfibrilador automático implantable (DAI).

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ASPECTOS BÁSICOS DE LA MONITORIZACIÓN
DEL PACIENTE CRÍTICO

El material necesario para la telemetría es el siguiente:


• Un pequeño radiotransmisor a batería de 3 latiguillos (un canal de ECG) o de 5
latiguillos (2 canales de ECG).
• Electrodos adhesivos.
• Monitor receptor.
• Antena transmisora de la señal.
• Modo de comunicación entre UCI y Cardiología.
La telemetría nos permite ventajas como disminuir el número de ingresos y la
estancia media en UCI, garantizar una asistencia precoz en caso de emergencia,
reducir costes por ingresos y vigilar la tolerancia del paciente a la actividad. Por otro
lado, la principal desventaja es la peor calidad de la señal de ECG en comparación
a la que obtenemos si el paciente está ingresado en UCI.

Lección 2: Equipos de monitorización invasiva y no invasiva


MONITORIZACIÓN NO INVASIVA
Aunque la monitorización invasiva suele producir más inquietud en el profesional de
enfermería que la monitorización no invasiva, no debemos olvidar que esta última es
igual de importante y que nos facilita gran cantidad de información muy útil sobre el
estado de las constantes vitales de nuestro paciente.
Como hemos comentado, la monitorización no invasiva recibe este nombre porque
su realización no requiere de técnicas cruentas como la cateterización de un vaso
sanguíneo. En su lugar, nos valemos de otros métodos como son los electrodos, los
sensores infrarrojos, los manguitos de presión o el termómetro.
Los principales parámetros vitales que se obtienen a través de este tipo de
monitorización son la frecuencia cardíaca, el registro electrocardiográfico, la
frecuencia respiratoria, la presión arterial, la saturación de oxígeno, los niveles de
dióxido de carbono y la temperatura.
De cada uno de ellos hablaremos en los temas siguientes dentro de este módulo.
EL EQUIPO DE MONITORIZACIÓN INVASIVA
El equipo lo forman principalmente tres elementos: el catéter intravascular, el transductor
y el monitor. Además, una serie de conexiones, sistemas de lavado continuo y otros
dispositivos también suelen formar parte de la medición de estos parámetros.

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ASPECTOS BÁSICOS DE LA MONITORIZACIÓN
DEL PACIENTE CRÍTICO

El catéter transmite las presiones intravasculares y sus cambios de manera precisa


y fiable desde el interior del vaso al exterior. Son de un material no distensible, de
una longitud máxima de 100 cm y un calibre no demasiado pequeño (1,17 mm o
18G). Además, todo el sistema debe encontrarse libre de burbujas que amortiguan
las presiones transmitidas al poder comprimirse.
El transductor transforma la señal mecánica que produce la presión de la columna
de líquido que proviene del catéter intravascular sobre una membrana en una señal
eléctrica proporcional que se transmite por el cable del monitor. Es conveniente
purgar la cúpula del transductor a la inversa, para que las burbujas fluyan en el
sentido del suero y no queden alojadas en su interior.
El monitor amplifica esa señal eléctrica haciéndola visible en su pantalla, que muestra
la morfología típica de las ondas de cada presión medida y su valor numérico.
Además, la mayoría de los monitores permiten ajustar la escala de las curvas y fijar
un sistema de alarmas para valores patológicos.
Para mantener permeable la vía que usamos para la monitorización invasiva es
necesario un dispositivo de flujo continuo y de lavado rápido intermitente, que en el
caso de la presión arterial (PA) y la presión de la arteria pulmonar (PAP) requerirá un
sistema presurizado y un suero heparinizado. Conectaremos el suero salino (limpio
o heparinizado según la presión a medir) a un sistema de microgotero sin entrada
de aire. A continuación le colocaremos un dispositivo de lavado continuo que lleva un
capilar gracias al cual se consigue una velocidad de perfusión constante y suficiente
en la medida justa para mantener la vía permeable (3 ml/hora). Este dispositivo
también tiene una válvula de lavado rápido. Por último se conecta este sistema al
cable del módulo de presión y éste al monitor.
Es importante tener en cuenta los siguientes puntos:
• Hacer un purgado exhaustivo de todo el equipo eliminando toda burbuja existente.
• Presurización del equipo mediante el manguito alrededor de la bolsa de suero
heparinizado en la medición de la PA y la PAP.
• Determinación del “0” y calibración del monitor antes de colocar el transductor en el
catéter, que nos permite evitar mediciones erróneas. Para ello se coloca al paciente
en decúbito supino con la cabecera entre 0 y 30º. Se coloca el transductor en el
brazo a la altura de la aurícula derecha (línea media axilar a nivel del 4º espacio
intercostal o eje flebostático). A través de la llave de tres pasos ponemos en contacto
el transductor con la atmósfera (“abrir al aire”) y se pulsa la opción de 0 en el módulo
de presión, esperando a que este valor aparezca en el monitor como aceptado.

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ASPECTOS BÁSICOS DE LA MONITORIZACIÓN
DEL PACIENTE CRÍTICO

• Una vez montado todo correctamente ya se puede conectar al catéter. Observaremos


que las ondas que aparecen en pantalla y los valores se corresponden con la
medición que esperamos.
CUIDADOS DEL EQUIPO DE MONITORIZACIÓN
• Evitar riesgos de infecciones por manipulación inadecuada del sistema.
• Mantener la integridad del sistema para obtener datos precisos y fiables.
• Técnica estéril en la preparación del equipo y asepsia en el manejo de la llave de
tres vías.
• Asegurar la completa ausencia de burbujas en el equipo.
• Realizar el 0 cada 8 horas y siempre que el paciente se movilice o se extraigan
muestras sanguíneas.
• Vigilar la presión de la bolsa de presurización al menos una vez por turno.

Bibliografía:
Álvarez M, Arkáute I, Belaustegi A, Chaparro S, Erice A, Pilar M, et al. Guía de
práctica clínica. Cuidados críticos de enfermería. Vitoria: Hospital de Txagorritxu;
2004. Disponible en:
http://www.seeiuc.com/profesio/criticos.pdf
Esteban A, Martín C (eds.). Manual de Cuidados Intensivos para Enfermería. 3ª ed.
Barcelona: Springer-Verlag Ibérica; 2000
Gallego J, Soliveres J, Carrera J, Solaz C. Monitorización clínica. Alicante: CECOVA;
2009. Disponible en:
http://www.bibliotecadigitalcecova.com/contenido/revistas/cat6/pdf/libro_61.pdf
Salvadores P, Sánchez E, Carmona F. Enfermería en cuidados críticos. Madrid:
Editorial Universitaria Ramón Areces; 2011

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