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“AÑO DEL DIALOGO Y LA

RECONCILIACION NACONAL”

ESCUELA PROFESIONAL: ING. CIVIL


TEMA : LA CORRUPCION Y LA CLASE DE POLITICA
EN EL PERU
CURSO : HISTORIA CRITICA DE LA REALIDAD
PERUANA

DOCENTE :
CICLO :
INTEGRANTES:
 POZO VILCHEZ PAMELA
 CABALLERO ARONI RICHARD
 TELLO GUZMAN EMILIANO
ANDAHUAYLAS
-2018-
INTRODUCCIÓN
En el Perú hemos sido testigos de cómo la corrupción tomó el poder y se
convirtió en un sistema. Diez años de gobierno corrupto en manos de una red
que tenía todo el poder han bastado para casi destruir el sistema democrático y
la gobernabilidad. El Perú se convirtió, de esta manera, en un ejemplo más de
lo que significa la corrupción cuando está en el poder y se convierte en parte
del sistema, pudriendo todos los niveles de la sociedad.

Pero nuestro país no es el único que ha sufrido este tipo de problemas y, lo que
es más, cada vez se hace más visible que la corrupción está tomando mucha
mayor fuerza para convertirse en un fenómeno de naturaleza trasnacional

Vivimos en una cultura de la corrupción y en una sociedad enferma, en


considerable medida, caracterizadas por hábitos, mentalidad y renuencia a las
leyes válidas y creativas. Existe una anomia que no es por no diferenciar el
bien y el mal, pues estos están suficientemente diferenciados, sino que algunos
eligen el mal porque da mejores dividendos. De ahí que el pueblo los vea con
sentimientos ambivalentes: por un lado rechaza, critica y no está de acuerdo
con el delito, pero por otro envidia lo logrado por estos al querer tener lo que
ellos han conseguido y viéndose en su pobreza no solamente externa sino
interna, se identifican con estos e incluso están listos a formar parte de esta
mafia o ser cómplices de ella.

La corrupción envuelve a una considerable mayoría, víctima de la incultura,


ignorancia y desdén así como a elementos de las clases dominantes que
prefieren mantener al pueblo limitado y excluido. El estilo de vida estaría
inclinado por métodos ilícitos considerados naturales. Se llega a medir el
ingenio para burlar la ley, la falsificación es expresión de la descomposición en
el comportamiento. Hay una parte de la sociedad que no le interesa que los
actos de corrupción continúen a condición de que los dictadores les confieran
favores y privilegios.

Por ello este documento tiene como objetivo el conocer la corrupción como una
mal del estado y analizar los casos de corrupción en la década del 80 al 90,
donde, según las informaciones revisadas , se dieron los mayores casos de
corrupción en nuestro país.

LA CORRUPCIÓN EN EL PERÚ
La corrupción puede ser abordada desde dos perspectivas, que en absoluto
son antagónicas; más bien, creo, permanecen en un tipo de relación de género
a especie. En efecto, por un lado, es posible entender la corrupción como actos
o manifestaciones concretas del uso particular de la función pública delimitados
en la legislación administrativa o penal, pero, por otro lado, es necesario
entender la corrupción en un sentido más amplio, esto es, como un clima de
mentalidad colectiva, sentimientos y práctica histórica que denominamos
“fenómeno de la corrupción”.

Podemos considerar que esta dimensión es la más importante a tener en


cuenta, dadas las repercusiones negativas que tiene en la vida general del
país, y porque es la que sostiene o explica de algún modo las manifestaciones
concretas de corrupción habitual.

LA CORRUPCIÓN: UNO DE LOS GRANDES PROBLEMAS


La corrupción generalizada es uno de los dos grandes problemas para el
funcionamiento efectivo de las democracias occidentales.

Y es que la corrupción, en el contexto actual, presenta tres aspectos singulares


que la hacen potencialmente lesiva al desarrollo de nuestras incipientes
sociedades democráticas.

En primer lugar, se evidencia una conexión peligrosa entre la novedosa


criminalidad organizada y la administración pública.

En segundo término, el avance tecnológico e industrial en campos como la


banca o las finanzas permiten modalidades nuevas y encubiertas de corrupción
que hacen difícil su develamiento y persecución. Ejemplo de lo señalado puede
verse en las millonarias transferencias bancarias provenientes de fondos
públicos, realizadas por los testaferros del ex asesor presidencial Vladimiro
Montesinos, a cuentas privadas en organizaciones financieras ubicadas en
paraísos fiscales, lo que ha dificultado enormemente su ubicación y eventual
repatriación.

Finalmente, la globalización y los procesos de integración supranacional han


conllevado la configuración de una forma de criminalidad de carácter
transnacional con enorme capacidad de desestabilización de mercados, así
como de corrupción internacional de funcionarios públicos. Ejemplo de esta
característica lo muestra el caso, durante el gobierno del ex presidente
Fujimori, de la compra por parte del Estado de armamento militar o policial a
proveedores de países extranjeros, el cual terminó “desviándose” a las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Este acto complejo de
corrupción termino comprometiendo a dos países, además del Perú.

CAUSAS

 La ausencia de valores en la sociedad, lo que explica la interesada poca


claridad para determinar lo correcto de lo incorrecto en el ejercicio de la
función pública.

Un ejemplo de lo mencionado lo encontramos en las declaraciones del líder


político Luis Bedoya Reyes cuando, respecto del proceso penal seguido
contra su hijo, Bedoya de Vivanco, por complicidad en delito de peculado
realizado por Vladimiro Montesinos, señaló que su hijo había cometido, en
todo caso, un pecado, pero no un delito.
 La distribución política del poder en la administración pública de forma
intolerablemente concentrada, discrecional y sin ejercicio transparente del
mismo.

Puede citarse como ilustración los innumerables decretos supremos


secretos emitidos por el gobierno del ex presidente Fujimori, por medio de
los cuales se dispuso transferir fondos de los ministerios de Defensa y del
Interior al Servicio de Inteligencia Nacional. Precisamente, gran parte de
estos fondos sirvieron para “sobornar” a múltiples funcionarios públicos
(congresistas tránsfugas, magistrados judiciales y fiscales y oficiales
militares) y empresarios (publicistas y dueños de medios de comunicación)
para mantenerlos adheridos al régimen de turno, abdicando de sus deberes
esenciales de independencia en el ejercicio de sus funciones.

 La coyuntura de una sociedad subdesarrollada que encara un periodo de


crecimiento y de modernización. Esta es la coyuntura que atraviesa
actualmente el Perú, por lo que debe mantenerse mucha atención y no
relajar los sistemas de control sobre el gasto público.

 Factores sociales y políticos de tradición histórica (esencialmente desde el


Virreinato) en el Perú que han determinado que los funcionarios públicos
perciban al Estado como un botín a conquistar y aprovechable,
prescindiendo de las normas y reglas establecidas.

 Finalmente, se nos presenta un aspecto singular propio del desarrollo


político de nuestro país en la década de los años 90. Me refiero al sistema
político autoritario impuesto por el régimen de ese momento y que
engendró un acentuado nivel de corrupción política sin precedentes en el
país. Corrupción de corte instrumental a efectos de mantener el poder
gubernamental sin posibilidad de control. De ello da cuenta la situación que
atravesó el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Congreso de la
República, la Academia Nacional de la Magistratura, el Tribunal
Constitucional, la prensa, entre otros entidades estatales y privadas.

Esa concentración del poder determinó que la corrupción avanzara a niveles


que ninguno de nosotros imaginó. A eso se debe la importancia de un sistema
de administración de justicia independiente en el contexto de un Estado
democrático que necesita consolidarse.

EFECTOS
Pues bien, esta generalidad y extensión de la corrupción, así como las nuevas
características que viene adquiriendo en este último tiempo, llevan consigo
efectos sumamente graves en la vida política, económica y social de un país.
a) En el ámbito político, efectivamente, la corrupción influye en la inestabilidad
política de los Estados. Y es que este fenómeno socava la confianza de la
ciudadanía en el funcionamiento regular de las instituciones políticas. Esta
desconfianza detiene precisamente el desarrollo de estas instituciones y
encuba situaciones que pueden determinar un explosivo ambiente de
insatisfacción social.

La corrupción sistemática socava la legitimidad de los gobiernos,


especialmente la de los democráticos, los que incluso pueden verse
amenazados por golpes de Estado dirigidos por líderes totalitarios de un
poder abierto y justo.

Como puede apreciarse, es ciertamente aplicable a la realidad política


peruana, si no, recordemos el periodo del régimen del gobierno aprista que
precedió al régimen autoritario que gobernó el Perú durante la década de
los años 90.
Finalmente, la corrupción también reproduce y consolida la desigualdad
social, consolida el clientelaje político y perpetúa la ineficacia de la
burocracia y, por lo tanto, impide contar con una administración pública
eficiente al servicio de la satisfacción de los derechos de los peruanos.

b) Económicamente, los especialistas señalan a la corrupción como un factor


de ineficiencia y desperdicio en el aprovechamiento de los recursos y en la
implementación de las políticas públicas. En efecto, cuando el soborno se
convierte en práctica corriente, los contratos gubernamentales, las
concesiones, las licitaciones, las privatizaciones no son adjudicados a los
postores más eficientes y profesionales, sino a los que tienen mejores
contactos y carecen de escrúpulos. Ello, evidentemente, perjudica los
intereses del Estado y por ende los intereses de todos los ciudadanos.

Igualmente, la corrupción conlleva a que la redistribución de la riqueza se


reasigne a favor de aquellos que detentan alguna forma de poder
monopólico, esto es, de sectores con mayor capacidad adquisitiva, en
perjuicio de las capas menos favorecidas y a las que generalmente van
destinados los fondos públicos.

Así mismo, algunos estudios econométricos nos indican que existe una
“correlación negativa entre crecimiento y altos niveles de corrupción”, lo
que significa que a mayores niveles de corrupción menores serán los
índices de crecimiento económico de un país.

c) Pero el efecto más grave, es que la corrupción atenta contra una de las
condiciones necesarias de la vida en sociedad: la confianza recíproca entre
los ciudadanos y en la colectividad, debido a lo imprevisible del
comportamiento entre unos y otros. Este sentimiento de desconfianza en
las instituciones y entre los propios conciudadanos quiebra las bases del
contrato social llevándonos a un clima de desestructuración social.

También es cierto que los gobernantes no encarnan el Estado en su


conjunto y es asimismo cierto que concretos casos de criminalidad
gubernativa no convierten al Estado en una organización criminal; pero es
incuestionablemente cierto que los gobernantes son órganos del Estado, y
sobre todo que representan la imagen visible del mismo. La conclusión es
evidente: la criminalidad gubernativa tiende a difuminar la ecuación entre
Estado y legalidad y, por consiguiente, tiende a deslegitimar el Estado ante
los ciudadanos”1.

De plano, todo este panorama de causas y efectos que hemos expuesto


nos muestra un fenómeno cuya represión desborda su tratamiento
meramente jurídico penal y nos exige poner atención, además, en otro tipo
de políticas de carácter extrajurídico o extrapenal.
Sin embargo, antes de entrar a una revisión de todas estas políticas,
creemos preciso compartir algunas positivas experiencias comparadas de
lucha contra la corrupción.

1
EXPERIENCIAS COMPARADAS
Antes del develamiento de la corrupción montesinista, ¿cuál era nuestra
percepción sobre la corrupción?

Generalmente observamos en la ciudadanía una actitud pesimista al momento


de plantear estrategias o medidas viables para enfrentar una extendida
situación de corrupción. Esa sensación se aprecia incluso en un sector
importante de nuestra población, la cual se encuentra aún incrédula frente al
desenlace de esta operación de manos limpias en nuestro país.

Sin embargo, pocos saben que existen diversas experiencias comparadas, de


alguna manera exitosa, que nos han dejado algunas herramientas valiosas que
pueden ser utilizadas en nuestro país a efectos de disminuir los niveles de
corrupción. Las líneas siguientes dan cuenta de estas experiencias:

1. Inglaterra y el informe del Comité Nolan (1995)


Los medios de comunicación ingleses venían difundiendo, desde hace
algún tiempo, denuncias de escándalos, corrupciones y abusos por parte
de la clase política. Ante estos hechos, en el seno del Parlamento inglés,
se designó una Royal Commission encargada de elaborar un informe de
recomendaciones a efectos de reconstruir la confianza perdida de los
ciudadanos en sus gobernantes, de forma tal que se aseguren
rigurosamente estándares óptimos de conducta en la vida pública.
A través de siete principios básicos de la vida pública (neutralidad,
integridad, objetividad, responsabilidad, transparencia (sinceridad),
honestidad y capacidad de decisión) se intenta poner fin a las zonas
grises en la ética pública.

Asume las ventajas de sus propuestas a nivel de un código de conducta y


no de una legislación determinada.

Pieza fundamental de esta política de anticorrupción lo constituye el


comissioner, instancia independiente dentro de la propia administración y
ajeno a los procesos de nombramiento de funcionarios. Además, se
propone un sistema de denuncias confidenciales (el funcionario
denunciante no tiene que identificarse) en cada ministerio y agencia
pública.

Este informe ha significado una revolución en todas las administraciones


europeas al introducir el criterio central de su mensaje, esto es, que la
confianza del pueblo en sus gobernantes y gestores es el pilar de la
democracia. La confianza debe mantenerse en todos los periodos y ello
es posible manteniendo permanentemente un estándar alto de exigencia
en la vida pública.

2. La Comisión Independiente contra la Corrupción de Hong Kong


En la década de los años 60 y 70, la Policía de Hong Kong padecía de
una altísima corrupción en todos sus niveles jerárquicos y ésta se
manifestaba desde el tráfico ilícito de drogas hasta en el soborno en las
infracciones de tránsito. El soborno y los cobros ilegales eran prácticas
frecuentes y generaban un estilo de vida para estos funcionarios
policiales.

La situación se complicó aún más con el caso de un alto funcionario de la


Policía, el comisario jefe Peter Godber, uno de los peces gordos de la
corrupción. Este funcionario empezó a ser investigado por la sección de
anticorrupción de la propia Policía. Cuando Godber fue notificado para
que explicara sus excesivos bienes, éste huyo del país con destino a
Londres.

La sección de anticorrupción de la Policía quedaba, en razón de ello,


abolida. La nueva comisión fue por una persona intachable y a cuya
institución se le otorgó independencia y plenos poderes. El personal
estaba integrado por antiguos oficiales incuestionables pertenecientes a la
Policía real de Hong Kong. Se reclutaron los mejores jóvenes y se les
otorgó una formal capacitación y formación. Los candidatos fueron
sometidos a rigurosos controles y se les ofreció una remuneración más
alta que al resto de funcionarios, así mismo se estableció un sistema de
premios y castigos considerables. De esta manera se garantizó que
fueran funcionarios incorruptibles.

Las investigaciones afectaron a la policía corrupta, llegándose a acusar


en un poco más de dos años a 260 funcionarios policiales. Una de las
razones para el éxito del trabajo radicó en que se elevaron
considerablemente las probabilidades de que un policía corrupto sea
descubierto, y ello se logró a través de la promoción de las denuncias del
público, resguardando el anonimato en algunos casos o recurriendo a la
vigilancia secreta..

3. La respuesta judicial de Italia: Tangentopoli


Es conocido por todos la extensión y desarrollo de la mafia y la corrupción
política en Italia. Sin embargo, desde fines de la década de los años
ochenta se habla en este país de un fenómeno denominado Tangentopoli,
es decir, un conjunto de investigaciones judiciales que han seguido en
Italia a la mafia vinculada a la política. Hasta 1994, las personas
implicadas judicialmente eran cerca de 1,500, de éstas, 80 eran
parlamentarios, tres presidentes de consejos de ministros, varios ex
ministros o ministros, ex alcaldes de grandes ciudades.

En la mayoría de los casos se imputó cohecho o corrupción. Cinco


ministros dimitieron al verse envueltos en las investigaciones y el
Parlamento concedió con frecuencia las autorizaciones para proceder
contra los parlamentarios solicitadas por la magistratura. La negativa ante
una solicitud dirigida contra Craxi originó toda una protesta en Italia.

La razón central de este empuje contra la corrupción se debe


primordialmente a la independencia del que goza el Poder Judicial y el
Ministerio Público italianos.

Todas estas experiencias han enfrentado el problema de la corrupción de


forma drástica y por lo menos dos de ellas se iniciaron con un impacto
severo en la cúpula de élite política y social.
Propuestas para una lucha eficaz y democrática contra la corrupción
Ninguna disposición normativa o diseño organizacional alternativo puede
resultar eficaz contra la corrupción si no se presentan y mantienen dos
presupuestos básicos: en primer lugar, es imprescindible un mínimo consenso
político favorable a esta causa.

Este contexto no sólo dota de legitimidad a las políticas que se implementen


sino que otorga continuidad a las mismas por encima de las coyunturas
particulares. En segundo lugar, resulta necesaria la garantía de una suficiente
independencia interna (dentro de su propio aparato institucional) y externa
(respecto de influencias del poder político o económico de turno) de los
órganos responsables del sistema de administración de justicia (Ministerio
Público, Poder Judicial y Policía Nacional del Perú). Efectivamente, el
Ministerio Público como titular único de la acción penal, así como el Poder
Judicial, órgano de decisión de los conflictos, son órganos del sistema de
justicia que deben superar su histórica pasividad e ineficacia frente a los
abusos del poder. La independencia en el desarrollo de sus funciones es
presupuesto esencial de una política eficaz de persecución de la corrupción.
Sólo esta independencia les otorga la fortaleza necesaria para enfrentar los
costos de esta causa nacional.

Propuestas de reorganización estatal


La idea de potenciar este tipo de propuestas en el ámbito organizativo y
administrativo resulta no sólo de su mayor capacidad preventiva con respecto a
la mera aplicación de sanciones punitivas, sino también de que a través de
estos mecanismos evitamos recurrir indiscriminadamente al derecho penal y a
sus instrumentos, muchas veces restrictivos de derechos fundamentales de la
persona.

Se trata de mecanismos de carácter técnico u organizativos implementados


dentro del aparato estatal a efectos de disuadir o evitar contextos que
favorezcan la materialización de actos de corrupción. Entre ellos podemos
referir los siguientes:
1. Incentivar la competencia de la economía y la asignación del manejo
de recursos estatales a sectores privados
Evidentemente contribuyen a reducir los incentivos para la corrupción todas
aquellas políticas que implican menos intervención estatal en la economía
(restricción de exportaciones, subsidios, tipos de cambio preferenciales,
control de precios, etc.) y en su lugar se potencie la competencia en el
mercado nacional. El Estado no tiene autoridad para restringir
exportaciones, o no otorga tipos de cambio preferencial, por ejemplo, no
ofrece espacios para la corrupción. Un ejemplo típico lo ofrece el primer
Gobierno del presidente García: subsidios, tipos de cambio preferenciales
(dólares MUC), etc.

Es evidente que la presencia del Estado es necesaria en varios sectores de


servicios públicos. En estos casos, es necesario implementar regulaciones
internas adecuadas como, por ejemplo, el incentivo de la propia
competencia dentro de la administración pública. Por otro lado, también
existen riesgos de que la corrupción se traslade al sector privado, sobre
todo cuando se forman monopolios en algunos ámbitos de la economía, de
ahí también la importancia de instituciones estatales como el Indecopi, que
supervisa y promueve un ambiente de libre competencia en el sector
privado.

2. Transparencia progresiva y control permanente en las transacciones


realizadas por los funcionarios
Al establecerse un sistema de denuncias confidenciales, se expone
permanentemente a los funcionarios públicos a tener que estar en
capacidad de dar explicaciones fundadas de las decisiones que
constantemente adoptan. De igual función lo constituyen las auditorías
internas y externas a la que deben estar expuestas las diversas unidades
administrativas, sobre todo las que muestren sospechas sobre un alto
grado de corrupción.
Pero la transparencia en la actuación administrativa no sólo debe estar
expuesta por los mecanismos contables o denuncias internas dentro de la
administración pública. Esta transparencia sobre todo debe ser
permanentemente fiscalizada por la sociedad civil organizada, y en
especial por la prensa de investigación.

¡Cuántas transacciones corruptas permanecieron en la oscuridad debido a


una prensa que en su mayoría renunció a su trabajo de crítica a la gestión
pública del régimen! Cuestión escandalosa resultó ser la forma en que los
medios de comunicación más importantes sujetaron su capacidad de
fiscalización a los lineamientos del régimen fujimorista.

3. Evitar la concentración de funciones y de poderes discrecionales en


los funcionarios públicos
La necesidad de un mayor grado de transparencia y control sólo es posible
con la determinación de reglas claras tendientes a evitar la concentración
de amplias funciones en determinadas unidades de la administración
pública y, a su vez, con la delimitación de las facultades discrecionales de
los funcionarios. Así, por ejemplo, es posible hacer “que trabajen en
equipos con supervisión inmediata, de tal modo que ningún funcionario
tenga oportunidad de tomar grandes decisiones por su cuenta”. Ejemplo de
ello son los enormes recursos que se manejaban desde el Ministerio de la
Presidencia y desde el Ministerio de la Mujer, precisamente los ministerios
con mayor cuestionamiento de corrupción durante las campañas
electorales.

4. Reforma del servicio civil


En el ámbito del servicio civil se han sugerido una serie de reformas y
modificaciones. En primer término se asume la necesidad de contar con los
agentes técnicamente más capaces, pero a la vez honestos y confiables.
Esto último aunque conlleve un cierto grado de destinación de cierta
capacidad técnica.
Sin embargo ya existe en el Perú las pruebas psicológicas para investigar
la honestidad, que han dado buenos resultados en predecir la “integridad
de la persona en el puesto”.

Por otro lado, se sugiere en este campo la rotación de personal, a fin de


evitar la formación de connivencias y arreglos entre “colegas” en un
distorsionado espíritu de cuerpo.

Y, finalmente, el establecimiento de códigos de ética para la función


pública. Se entiende que el fundamento de esta necesidad reside en la
propia idea moral del Estado como una entidad supraindividual que busca
el bien común. Lógicamente, un código de ética para la función pública no
es la solución final para la corrupción, sin embargo permite, a través de
disposiciones de principio, evitar los espacios confusos y contradictorios
que podrían generar las múltiples normas que regulan las funciones del
Estado. Teniendo una mayor claridad y unidad sobre lo correcto e
incorrecto en la actuación pública se favorece la universalización de las
normas de conducta de los funcionarios públicos y se evita la dispersión
normativa. Esta es la apuesta que desde hace un tiempo viene impulsando
la Defensoría del Pueblo en nuestro país, quien, entiendo, ha sido una de
las primeras instituciones en adoptar una directiva estricta de neutralidad
en las elecciones, experiencia seguida por todos los organismos del Poder
Ejecutivo.

LA CORRUPCIÓN EN EL PERÚ DE LOS NOVENTA

Recursos extraordinarios obtenidos por las privatizaciones y el narcotráfico, el


avasallamiento de las instituciones de control y la complicidad de actores
económicos fueron los factores que posibilitaron el nivel de corrupción que
vivimos en la década pasada.

Desde muy antiguo, los peruanos somos tolerantes ante una amplia variedad
de actos corruptos, por los cuales la autoridad se beneficia de bienes y
recursos públicos. Esa costumbre no empezó con Alberto Fujimori sino que
tiene hondas raíces en nuestra historia. Esa tolerancia es una forma de la
complacencia ante una práctica habitual de los gobernantes, quienes
frecuentemente consideran la hacienda pública como dominio personal. La
posibilidad de que a uno mismo o a algún pariente o amigo le toque participar
de la condición de autoridad provoca esa complacencia, que solamente es una
forma del deseo. Los peruanos gozamos de una normalidad muy singular,
expresada en la máxima "que robe pero que haga". Esa expresión acepta
como hecho consumado que la autoridad robará, aspirando escasamente a
que el hurto no sea total, sino que además se realice alguna obra.

PRIVATIZACIÓN Y NARCOTRÁFICO
Durante la década del noventa, dos factores hicieron que ese hábito llegase al
paroxismo. En primer lugar, hubo recursos extraordinarios en manos del Estado
fruto del proceso de privatizaciones. Como se ha establecido en diversos
estudios, las privatizaciones devengaron 9221 millones de dólares. Ese dinero
era fruto de la venta de los activos del Estado, obviamente ingresaba solo por
una vez y fue dilapidado completamente en vez de usado prudentemente para
el desarrollo nacional. Hoy en día quedan apenas 543 millones de dólares, y el
resto se ha evaporado en diversas compras inútiles, concretadas solamente
por interés en la coima.

Adicionalmente, es preciso añadir que el narcotráfico constituyó una segunda


fuente de recursos extraordinarios. En efecto, durante los noventa los
tentáculos de las drogas penetraron en el Estado, siguiendo un camino que
había sido establecido durante la década anterior. Las cifras no han sido
precisadas, porque la cuantificación es muy compleja. No se sabe a cuánto
asciende, pero es indudable que su aporte fue significativo en la formación de
una bolsa que hizo más interesantes las operaciones de corrupción de los
noventa.
EL DESMONTAJE DE LA CONTRALORÍA GENERAL
Por otro lado, la segunda condición del proceso de corrupción fue el autogolpe
del 5 de abril de 1992. En ese momento se reunió la condición política que
operó como el gatillo que disparó la corrupción. Esta ya había comenzado para
aquel entonces, como lo muestran los casos de la ropa usada y el transporte
del dinero al exterior siguiendo la estrategia de la hormiga. Pero el 5 de abril
fue clave, porque un grupo decidido a robar se apoderó de la nave del Estado,
estimulado por esos ingresos extraordinarios.

Una de las actividades cruciales de ese grupo fue el desmontaje de las


instituciones de control y fiscalización. El caso más notable fue la Contraloría
General de la República (CGR). Esta institución fue reorganizada,
disminuyéndose notablemente su capacidad de actuación, restándole atributos
legales y nombrándose como nuevo contralor a Víctor Caso Lay, quien
comandó la institución hasta el año 2000.

La CGR es una institución de escasa visibilidad y de segundo orden dentro del


aparato del Estado peruano. Pero es una institución fundamental en el tema de
la corrupción. Si la CGR funcionara bien, la corrupción disminuiría en forma
considerable. Su misión es auditar las operaciones económicas de todas las
reparticiones públicas. En algunos países vecinos las instituciones similares a
la CGR han logrado que las operaciones económicas públicas funcionen con
un elevado grado de racionalidad y de eficiencia burocrática. Por lo demás, la
CGR dispone de una oficina de auditoría interna en cada repartición pública. Es
decir, además del personal permanente de la CGR, esta institución tiene
representantes repartidos por todo el tramado institucional del Estado,
constituyendo una red encargada de evitar la corrupción.

Esta institución fue puesta de cabeza por el fujimorismo. Por un lado, sus
acciones sirvieron para darle legalidad a un conjunto de operaciones corruptas
que estaban en curso. Por ejemplo, la Contraloría legalizó las fraudulentas
compras de armamento chatarra que adquirieron las Fuerzas Armadas. Pero,
por otro lado, la CGR revisó minuciosamente las cuentas de las escasas
instituciones públicas que dirigía la oposición democrática al régimen. Así, las
dos terceras partes de las acciones de la CGR durante el lapso 1993-2000
estuvieron dirigidas a fiscalizar a los municipios. No obstante que los gobiernos
locales apenas manejan el 3,5 por ciento del presupuesto, ellos fueron el objeto
de la mayor parte de las acciones de fiscalización. Así, la CGR fue empleada
como escudo para proteger a los corruptos y, paralelamente, como lanza para
hostigar a los adversarios del régimen.

Otra institución crucial de control es la SUNAT, que fue reorganizada y


modernizada en un primer momento, llegando a adquirir un elevado prestigio
institucional. Sin embargo, más adelante sufrió un agudo desgaste ético. Así, la
SUNAT implementó el sistema denominado RUC sensible que estaba
destinado a proteger del escrutinio público las comprometedoras declaraciones
de importantes personajes del Estado, empezando por Vladimiro Montesinos.
Por otro lado, la SUNAT hostigaba adversarios del régimen a través de la
policía tributaria.

MILITARES, AMIGOS Y BANQUEROS


Esta degeneración institucional era necesaria para que el grupo corrupto que
se había apoderado del aparato del Estado pudiera delinquir como había sido
su propósito desde el primer momento. Ese grupo estaba integrado por tres
componentes principales, que interactuaron para darle estabilidad al proyecto
golpista. Por un lado se hallaban los altos mandos militares encabezados por
Nicolás Hermoza Ríos y el mismo Vladimiro Montesinos. La lucha contra
Sendero había obligado a estabilizar la cúpula militar y la Comandancia
General recayó en Hermoza, que controló el poder militar desde 1991 hasta su
remoción en 1998. Por otro lado, el enfrentamiento interno también promovió a
los servicios de inteligencia que proyectaron su control sobre la sociedad
peruana. Estos procesos habían comenzado durante los ochenta, cuando se
había avanzado bastante en la militarización del país.

Sin embargo, en 1995 se perdió una guerra convencional con el Ecuador, que
eligió bien el terreno de lucha y la táctica militar. Debido a ello, y como las
tensiones aumentaban, entre 1995 y 1998 se sucedió un proceso monumental
de adquisiciones de material de guerra, hasta constituir las mayores compras
relativas de la historia nacional. Todos esos gastos fueron inconvenientes
porque se compró chatarra, habiendo sido la coima el factor fundamental en la
toma de decisión sobre proveedor y bien final. Así se consumieron 1885
millones de dólares, y su resultado son esos aviones que se caen y las grandes
cuentas en el extranjero de Hermoza y su séquito.

LA CONEXIÓN CHINA
En segundo lugar se encontraba el círculo íntimo del Presidente, integrado por
allegados de diversa procedencia. Entre otros integrantes de este exclusivo
grupo destacó Víctor Joy Way, quien fuera congresista y ministro en diversas
carteras. Él tenía una empresa de importaciones de productos provenientes de
la China, que trajo bienes por un valor de 330 millones de dólares. Gracias a
sus contactos políticos, esa compañía colocó sus productos en el Estado.
Prácticamente ninguno fue útil. El ejemplo más ilustrativo es la importación de
tractores muy ligeros diseñados para praderas. Puestos en el exigente y
quebrado terreno peruano se malograron al cabo de un tiempo y no volvieron a
funcionar.

La operación más espectacular de Joy Way fue la compra de medicinas chinas,


una vez más muy baratas, aunque al borde del vencimiento. Cuando estas
eran repartidas muchas veces estaban vencidas. Así, no dudó en jugar con la
salud de las mayorías para seguir aumentando la supuesta eficiencia de su
compañía especializada en comprar inservibles baratos. Sus ganancias fueron
considerables, pues sus cuentas en el exterior se cifran en decenas de millones
de dólares.

El tercer grupo es mucho más complejo, ya que está integrado por individuos
pertenecientes a la clase alta de siempre. Ellos han estado fuera del Estado
haciendo muy buenos negocios en este festín que fue reventarse el dinero
extra proveniente de las privatizaciones. Pero, asimismo, han tenido cuadros
orgánicos dentro del Estado como por ejemplo el ministro Jorge Camet, quien
estuvo más de cinco años al frente del crucial Ministerio de Economía. Al dejar
el ministerio Camet se ha incorporado al directorio del Banco de Crédito y al de
Telefónica, evidenciando los intereses que sirvió durante su larga permanencia
en el poder.
LOS GRUPOS FINANCIEROS
Tanto Dionisio Romero cuanto Eugenio Bertini han sido vistos en diversos
vladivideos negociando ventajas empresariales a cambio de servicios políticos.
Por ejemplo, Romero negocia con Montesinos, quien será nombrado
administrador judicial de la empresa Hayduk, que tenía fuertes deudas con el
Banco de Crédito y graves acusaciones de narcotráfico. Por otro lado, después
de verse favorecido con la privatización de Matarani, en reunión con la cúpula
militar, Romero consiente publicar en el diario Expreso declaraciones de apoyo
a la segunda reelección.

Por su lado, Bertini negoció toda la transferencia de la propiedad del segundo


banco nacional de la familia Wiese hacia la banca italiana. Esta operación
requirió una presencia fuerte del Estado, porque los italianos no entraban a
menos que el gobierno avalase la cartera pesada del Wiese. Esta operación se
concretó y luego Vladimiro le exigió a Bertini préstamos extraordinarios para los
canales de televisión comprometidos con la campaña por la segunda
reelección.

Es un hecho muy revelador que tanto el primer cuanto el segundo grupo


financiero nacional negocien con Montesinos ventajas al margen del sistema
legal. Muestra, por un lado, cuán involucrada estuvo la elite económica con el
fujimorismo. Por otro, constituye un ejemplo de la naturaleza rentista de su
actividad económica. Entre los integrantes del poder económico, la
competencia empresarial no se resuelve por productividad sino a través de un
arreglo político bajo la mesa y violentando el marco legal.

FORTALECER LA TRADICIÓN ANTICORRUPCIÓN


Sin embargo, la corrupción es susceptible de ser enfrentada y derrotada. En el
Perú no solamente existe una tradición en este terreno. Por el contrario, debido
precisamente a la extensión del mal, se halla presente una segunda tradición
que hace de las manos limpias su razón de ser. Esa tradición es tan antigua
como la otra y siempre ha pretendido enderezar la administración pública. Este
no es solamente el país de Montesinos y Fujimori; es también el país de
Manuel González Prada y Gustavo Gutiérrez. Este es un país donde hay una
lucha abierta, que en otras latitudes ya se zanjó hace mucho tiempo. Entre
nosotros ese combate aún no ha terminado. Pero existe multitud de personas
interesadas en terminar con la corrupción. A quienes como nosotros nos ha
tocado investigar los latrocinios del fujimorismo, también nos corresponde
acompañar ese sentimiento para proyectar una corriente que imponga, por fin,
el buen gobierno en el país.

Implementar por parte del gobierno políticas para desarrollar y fomentar


campañas pro probidad del funcionario público e implementar el Sistema
Nacional Anticorrupción que fue parte de la mesa de trabajo del Acuerdo
Nacional. El objetivo debe ser en tratar de modificar la actitud del funcionario
orientado hacia el interés público.

SUGERENCIAS
a) Realizar un diagnóstico de los niveles de corrupción en nuestro país,
determinando los lugares donde existe mayor incidencia de este fenómeno,
tipo de ésta y resultados de análisis por sectores, en el entendido que la
lucha contra la corrupción no es coyuntural o de un gobierno, sino que
debe permanecer en el tiempo.

b) La lucha contra la corrupción sea una Política de Estado,


institucionalizándose. Esto equivale a que debe buscarse un rango
constitucional o por lo menos legal que permita la creación de una
institución autónoma encargada de la tarea especializada de promover y
supervisarla (lucha contra la corrupción), que no dependa del Poder
Ejecutivo, que cuente con presupuesto propio, y cuyos conformantes sean
personas de incuestionable calidad moral y ética y ajenas a cualquier
militancia política.

De no ser posible la creación de un organismo especializado, creemos


que la institución mas idónea para conducirlo sería la Defensoría del
Pueblo por la aprobación ciudadana que se ha ganado, pero
integrando a representantes de la sociedad civil que sean protegidos
de demandas de calumnias, de amenazas contra su vida y de su
familia y por su puesto que gocen de plena autonomía y se le doten
recursos.

c) Formación de organismos regionales contra la corrupción

d) Impulsar la participación activa de la sociedad en el nombramiento y


fiscalización del Contralor General de la República (que no sea solo
coyuntural), así como la participación de la Sociedad Civil en la elaboración
de ternas para cargos públicos.

e) Crear una instancia de la sociedad y el Estado que evalúe y contribuya


a elevar la calidad de los contenidos vertidos por los medios de
comunicación, quienes tienen la obligación de colaborar con el Estado en
la educación, formación moral y cultural del país

f) Una idea que debe quedar claramente establecida es que la lucha contra la
corrupción siempre será una gestión gubernamental (liderazgo
efectivo), pero no por ello su patrimonio, debiendo erradicarse celos
institucionales absurdos o protagonismos excesivos que retrasan enfrentar
con firmeza este fenómeno. Debe instituirse una coordinación e integración
de las instituciones que permita cooperación mutua en el cruce de
informaciones que a su vez conlleve a obtener resultados oportunos y
positivos de las investigaciones.

CONSECUENCIAS DE LA CORRUPCIÓN

Con el transcurso de los años, y a medida que la corrupción en nuestro país


degeneraba a nuestros gobernantes (entidades parlamentarias y judiciales),
empezaron a relucir repercusiones en nuestro Estado, cada vez más y más
desfavorables, de manera que la población se sentía cada vez más
avergonzada. Las consecuencias más relevantes se dieron a nivel político, en
la credibilidad y legitimidad gubernamental, así como la malversación y el
nepotismo; del mismo modo, también se generaron consecuencias económicas
en la consolidación de elites y burocracias políticas, en el peculado, etc. A
continuación, trataremos de las consecuencias ya antes mencionadas,
refiriendo su concepto en si y aplicándolo a la situación en el país.

En lo político, se ha generado un ambiente muy inestable, prevaleciendo la ley


del más fuerte, astuto y sagaz para aprovechar las oportunidades que se
presentan. Una degeneración política es la aprobación de las leyes, programas
y políticas, sin sustento o legitimidad popular, con la finalidad de aprovechar el
momento por el que pasa el individuo, la supuesta credibilidad de la gente y
“llenarse los bolsillos” mediante ello. Otras consecuencias importantes son la
de malversación y el nepotismo. El primero se refiere al uso indebido de los
fondos públicos para otro fin y no para el asignado por tal funcionario. De la
segunda se podría decir que consiste en la preferencia o discriminación ilícita
de personas o grupos de personas para el acceso a un cargo público (por
razones de parentesco, amistad o de otra índole).

En lo económico, la corrupción ha generado el gasto de nuestros recursos,


realzando a la elite. Pero, al mismo tiempo, convirtiéndose en uno de los
peores países tercer mundistas del continente. Primero, debemos mencionar la
consolidación de elites y burocracias políticas, y económicas, que llevo de la
mano a una reducción de los ingresos fiscales e impidió que los escasos
recursos públicos coadyuven el desarrollo y bienestar social. Hay otra
consecuencia importante como es el peculado. Algunos casos evidentes de
peculado podrían ser, como cuando el funcionario abre una o varias cuentas
personales para colocar los dineros que recibe de la administración central.
Con el tiempo y el barullo, hace como que se le olvida mencionar una cuanta y
finalmente se queda con ella. Nadie sabe, nadie supo. Pero el peculado avanza
en sofisticación y tecnología. Así, tenemos casos en que el funcionario otorga
el contrato a un pariente para que surta de sillas que valen cien pesos y las
registra en quinientos, luego se dividen las ganancias y todos contentos y con
las cuentas claras. Por supuesto, que el peculado existe desde que el Estado
existe pues pocos se resisten ante la tentación de tener el cofre del tesoro a la
mano.
En conclusión, las consecuencias de la corrupción antes mencionadas
como el peculado, nepotismo, entre otras traerán un retraso en lo
económico, político y social sobretodo. Este es el que más se afectará, ya
que las nuevas generaciones nacerán en un mundo donde aprenderán a
ser corruptos. También podemos decir que esto afectará en como nos
verán en otros países y es probable que nuestras relaciones se rompan.

ODEBRECHT, LA PESADILLA DE CUATRO EXPRESIDENTES DE PERÚ

Ninguno se salva. Las investigaciones de corrupción en Perú que han sido


ligadas a la constructora brasileña Odebrecht han provocado cárcel, fugas,
prohibición de abandonar el país o pedidos de asilo en los cuatro presidentes
que gobernaron los últimos 18 años.

“La corrupción no ha reconocido ningún tipo de ideología”, dijo Samuel Rotta,


director ejecutivo del capítulo peruano de Transparencia Internacional en
referencia al centrista Alejandro Toledo (2001-2006), el derechista Alan García
(2006-2011), el izquierdista Ollanta Humala (2011-2016) y el centroderechista
Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), todos bajo pesquisas fiscales preliminares
ligadas a la corrupción que desplegó Odebrecht mientras realizaba grandes
obras de infraestructura.

Alejandro Toledo, el economista de 72 años que llegó al poder como el líder


que sacó a Perú de una década de corrupción en los 90, está prófugo desde el
2017 mientras se busca su extradición desde Estados Unidos.

La fiscalía lo investiga por supuestamente recibir US$ 20 millones de


Odebrecht para ayudar a obtener una licitación y construir una vía clave que
une el Estado brasileño de Acre y la costa del Pacífico de Perú. Tiene otra
investigación por supuestamente recibir otros US$ 3.9 millones que la
constructora brasileña Camargo Correa le otorgó para construir otro tramo de la
misma carretera.
Alan García, el abogado de 69 años que el sábado ingresó en busca de asilo a
la embajada de Uruguay en Lima, está investigado por lavado de activos y
colusión agravada. La fiscalía lo acusa de recibir US$ 100,000 de Odebrecht
que provendrían de un fondo de dinero sucio que la constructora usaba para
pagar sobornos en todo Latinoamérica. García niega tal versión y afirma que
recibió el dinero por una conferencia que realizó en Sao Paulo en el 2012.

Ollanta Humala, el militar retirado de 56 años, y su esposa Nadine Heredia


afrontaron nueve meses de cárcel en dos prisiones diferentes que
abandonaron en abril del 2018 aunque siguen investigados. La fiscalía afirma
que Odebrecht le otorgó US$ 3 millones para su campaña presidencial del
2011, con la que Humala llegó al poder. El expresidente niega las acusaciones
fiscales.

Pedro Pablo Kuczynski, el exbanquero de Wall Street de 80 años que renunció


en marzo pasado cuando el parlamento opositor se preparaba para destituirlo
debido a mentiras sobre sus nexos con Odebrecht por casi dos décadas, tiene
una prohibición de abandonar el país mientras es investigado por el presunto
delito de lavado de activos tras supuestamente recibir US$ 300,000 de la
constructora brasileña para su campaña presidencial del 2011, en la que perdió
frente a Humala.

En el 2016 Kuczynski pudo ganar los comicios presidenciales por una leve
ventaja sobre la derechista Keiko Fujimori, quien se convirtió en la mujer más
poderosa de la política peruana porque su partido dominó de forma
abrumadora el parlamento unicameral peruano.

No obstante, el poder de Keiko, de 43 años, se desvaneció de forma paulatina


mientras avanzaba una investigación fiscal por presuntamente lavar US$ 1.2
millones de Odebrecht que presuntamente recibió para su campaña
presidencial del 2011.

En octubre la hija del expresidente Alberto Fujimori fue encarcelada de forma


preventiva por 18 meses. Terminó en la misma celda que albergó un año antes
a la esposa de Humala en una prisión femenina de Lima.
De acuerdo con encuestas realizadas por Transparencia Internacional en Perú
aún existe “una sensación de impunidad muy grande”, dijo Rotta.

“El hecho de tener a los más altos dirigentes políticos, hayan sido gobierno o
no, sentados en el banquillo de los investigados y algunos de ellos entrando a
prisión como Humala o Alan García tratando desesperadamente de fugarse...
creemos que eso puede generar un cambio en la forma de entender la
impunidad por parte de los peruanos”, indicó.

En el 2016, Odebrecht admitió en un acuerdo con el Departamento de Justicia


en Washington que pagó unos US$ 800 millones en sobornos a políticos de
toda Latinoamérica, incluyendo US$ 29 millones a los gobiernos de Perú.

ABC: CASO DE CORRUPCIÓN EN EL PODER JUDICIAL DESTRONA AL


LAVA JATO EN PERÚ
El escándalo de los reveladores audios ha sido tal, que desde que fueron
publicados renunció el presidente de la Corte Suprema del Perú, el presidente
del Poder Judicial, miembros del Consejo Nacional de la Magistratura y hasta el
ministro de Justicia.

El caso de los “audios de la vergüenza” involucra a jueces, políticos y


empresarios. La mayoría de ellos vinculados al tráfico de influencias y en la
compra de consciencias para otorgar posiciones adentro del Poder Judicial.
(Wikimedia)
La prensa independiente de Perú reveló lo que podría convertirse en el mayor
escándalo de corrupción y tráfico de influencias del país suramericano, un caso
que podría equipararse con el reconocido Lava Jato, donde decenas de
políticos se ven salpicados. Se trata de “los audios de la vergüenza” y el
hundimiento del Poder Judicial peruano.

El escándalo de los reveladores audios ha sido tal, que desde que fueron
publicados, renunció el presidente de la Corte Suprema del Perú, el presidente
del Poder Judicial, miembros del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) y
hasta el ministro de Justicia. Asimismo, se dio la detención de un juez, el
primero de muchos de los involucrados por caer.

El CNM es la institución encargada de nombrar, ratificar y destituir a jueces,


fiscales y a quienes encabezan la Oficina Nacional de Procesos Electorales
(ONPE) y el Jurado Nacional de Elecciones. Es decir, desde el CNM se decide
el destino de prácticamente todos los engranajes que integran el sistema de
justicia de Perú.

El caso es complejo porque involucra a jueces, políticos y empresarios. La


mayoría de ellos vinculados al tráfico de influencias y a la compra de
conciencias para otorgar posiciones adentro del Poder Judicial.

De acuerdo con fuentes de la prensa independiente, hasta ahora se conoce


solo el 30 % de los audios; esto, porque son comunicaciones interceptadas
desde hace más de seis meses, por lo que se presume que en los próximos
días se darán a conocer más involucrados.

EL ABC DEL HUNDIMIENTO


En una entrevista exclusiva para el Panamá Post, Rodrigo Cruz, periodista del
diario El Comercio y especialista en la fuente judicial, explicó que una
investigación que inició contra una banda criminal de narcotraficantes fue la
causa que terminó de hundir a la Justicia de Perú.

“Un grupo de fiscales estaba investigando a una banda de criminales


dedicados al narcotráfico en el puerto del Callao, uno de los principales lugares
de donde sale la droga peruana a Estados Unidos, al Caribe y hasta Europa.
Ellos se preguntaban por qué esa banda gozaba de tanta impunidad, así qué
decidió interceptar las comunicaciones de esas personas, algo que derivó en el
presidente de la Corte del Callao, quien aparentemente daba favores a esta
banda organizada”, explicó.

“La denuncia tomó otro giro cuando los investigadores, los fiscales y la Policía
empezaron a escuchar las comunicaciones de este juez, Walter Ríos,
presidente de la Corte del Callao, quien era la máxima autoridad allí y
descubrieron que tenía una red de tráfico de influencias con el Consejo
Nacional de la Magistratura (CNM) para mantener la hegemonía del poder que
tenía”, señaló el periodista.

“Los audios no quedaron en Ríos, sino que también la investigación llegó a otro
nivel cuando se escucha al juez supremo César Hinostroza, miembro de la
Corte Suprema del Perú, la instancia máxima de todos los países. Hinostroza
es el antecesor de Walter Ríos y también estaba metido en este grupo de
jueces y fiscales que se favorecían entre ellos para mover nombres, procesos,
etc”., agregó Cruz.

“La situación es complicada porque salpica hasta al Congreso que está


dominado por el fujimorismo, una fuerza que de alguna manera también
aparece en los audios, porque Hinostroza habla de una reunión con la señora K
y todo parece indicar que es Keiko Fujimori“, sentenció el periodista.

LOS INVOLUCRADOS

Todo inició cuando el pasado sábado 8 de julio IDL-Reporteros publicó un


reportaje titulado Corte y corrupción, en donde se ventilaron audios reveladores
que les fueron entregados de manera anónima.

En estos audio Walter Ríos, presidente de la Corte Superior del Callao (distrito
de Lima); César Hinostroza, presidente de la Sala Penal Transitoria de la Corte
Superior e Iván Noguera, consejero de la CNM, venden y compran posiciones
de poder y hasta negocian el apoyo al presidente del Consejo Nacional de la
Magistratura. También estarían involucrados al menos tres congresistas, junto a
Keiko Fujimori.

Según revelan los audios, al menos dos legisladores estarían implicados en


presuntos casos de tráfico de influencias con el Poder Judicial.
En uno de los audios revelados por IDL-Reporteros y la Unidad de
Investigación del diario El Comercio, se escucha al empresario textil Mario
Mendoza llamar a Guido Águila (exconsejero del Poder Judicial) para que este
se sume a una cena pactada con el congresista aprista Mauricio Mulder.

Asimismo, IDL-Reporteros y “Cuarto Poder” también difundieron un audio en el


que se evidencia que el congresista Héctor Becerril (Fuerza Popular) intentó
influir, en febrero del 2017, para que Julio Gutiérrez Pebe, representante del
Colegio de Licenciados en Administración, fuera el nuevo presidente del
Consejo Nacional de la Magistratura (CNM).

Otro congresista que podría estar involucrado es Francisco Villavicencio,


también de Fuerza Popular, luego de que en uno de los audios saliera a relucir
un tal “Panchito“. Aunque no hay certeza de que se trate del legislador,
congresistas de diferentes bancadas exigen a la Comisión de Ética del
Parlamento que también lo investigue.

Pero los congresistas Mulder, Becerril y Villavicencio no son los únicos que
podrían estar involucrados en un posible caso de tráfico de influencias junto
con el Poder Judicial, pues Keiko Fujimori, líder del partido Fuerza Popular,
coalición que tiene la mayoría en el Congreso, también podría verse salpicada
por el escándalo de los “audios de la vergüenza”. Y es que en uno de los
sonidos publicados se hace mención a una “señora K” de la “fuerza número 1”.

Aunque no se dan más señales, todos los que escuchan el audio identifican
como una clara referencia a Keiko Fujimori y Fuerza Popular; sobre todo
porque alrededor de la fecha en la que fue grabado el audio, Fujimori presentó
un recurso de casación en busca de obligar a la Fiscalía a cerrar la
investigación por el caso de los cócteles y aportes de la offshore LVF Liberty
Institute.
De acuerdo con la prensa local, esa casación de Keiko Fujimori se resolvió en
diez días, en la época del audio “señora K”.
Cabe destacar que el Congreso de Perú, presidido por Luis Galarreta, anunció
que solo investigará la filtración de los audios para conocer cómo llegaron las
grabaciones al portal periodístico IDL-Reporteros. Sin embargo, se mantiene en
silencio ante la necesidad de investigar el trasfondo de un presunto tráfico de
influencias.

PODER JUDICIAL DECLARADO EN EMERGENCIA


Para el Gobierno de Martín Vizcarra se trata de una “crisis institucional” con la
que se decretó por al menos 90 días la “emergencia” en el Poder Judicial.
Ahora, desde la Presidencia se buscan medidas para emitir reformas que
hagan “limpieza profunda” a las instancias que supuestamente imparten
Justicia en Perú.
Las reacciones ante el escándalo no se han hecho esperar. De hecho, este
jueves 19 de julio miles de peruanos salieron a las calles en una protesta
masiva contra la corrupción. A esta manifestación se sumaron hasta los
colegios privados que se niegan a participar en los actos alusivos a las Fiestas
Patrias también como modo de protesta.
La declaratoria de Emergencia alcanza a los órganos administrativos de la
Corte Suprema de Justicia y del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial. También
a todos los distritos judiciales del país, la Sala Penal Nacional, el Sistema
Especializado en Delitos de Corrupción de Funcionarios y a la Gerencia
General del Poder Judicial.
CONCLUSIONES

 Es un problema de carácter económico, por cuanto los


bajos salarios que normalmente se paga a los funcionarios y empleados
públicos constituyen un aliciente importante a las prácticas corruptas.

 Es también un problema de carácter administrativo, por cuanto la


existencia de estructuras y procesos administrativos arcaicos y
anacrónicos dificultan la relación entre el Estado y el contribuyente o el
ciudadano, promoviendo con ello la existencia de mecanismos
alternativos, informales e ilegales, a través de los cuales se supera esa
dificultad.

 Es un problema de carácter legal, por cuanto la ausencia de leyes o la


existencia de leyes débiles y atrasadas permiten que ciertos
comportamientos no puedan ser perseguidos y sancionados o no
puedan serlo adecuadamente.

 Si bien es cierto que la aplicación de las leyes depende en gran medida


de la voluntad política para hacerlo, no es menos cierto que a veces
sucede que hay voluntad política, pero no existe un marco legal
adecuado para aplicar las leyes correspondientes.

 Es un problema de gestión, por cuanto la ausencia de controles o la


existencia de controles obsoletos promueven la existencia de sistemas
caracterizados por el dispendio, la ineficiencia y la corrupción
RECOMENDACIONES

 Que la solución al flagelo no es inmediata. Esto es, que cualquier


solución realista tratará de disminuir los niveles y no de eliminar el
fenómeno y, además, que es un proceso lento, gradual y no un acto
ni unilateral ni fulminante.

 Que debe ser una solución holística, esto es, que el flagelo debe ser
atacado por todos sus frentes al unísono. Se necesitan soluciones
sistémicas. A este respecto ha avanzado entre los expertos el concepto
de Sistema Nacional de Integridad.

 Que el énfasis principal debe estar en la prevención principalmente,


aunque sin menoscabo por la importancia de la penalización del delito.

 Que los mecanismos de solución a mediano plazo (sin menoscabo por


las soluciones de base que tienen en cuenta la problemática en términos
de anomia) siguen basándose en la forma democrática moderna, en los
clásicos valores republicanos, actualizados en complejos mecanismos
en rededor del "accountability horizontal" y "accountability vertical". De
manera que las soluciones al alcance de la mano implican que a mayor
corrupción hay que replicar con más democracia. Democracia que
abriga ahora también relativamente nuevos mecanismos como el libre
acceso a la información.

 Que en las soluciones hasta ahora formuladas se ha subestimado la


función de una vigorosa, opulenta y participativa sociedad civil como
parte de la estrategia de solución y coalición de intereses. La sociedad
civil tomará un papel fundamental y central en el combate a la corrupción
y reclama que en ese sentido se le reconozca un lugar tanto en la
proyección escrita, convenciones y declaraciones, como en los
organigramas y procedimientos reales implicados por los mecanismos
puestos en acción.

BIBLIOGRAFÍA

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América Latina. Buenos Aires: Nueva Visión

 Eigen, Peter (2003) Presentación del Informe Global de la


Corrupción 2003.
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 O´Donell, Guillermo (1996 Invierno) Otra institucionalización.


Agora.

 O´Donell, Guillermo (1998 Verano) Accountability Horizontal.


 Organización de Estados Americanos (2005, Sep, 14)
"Convención Interamericana contra la Corrupción."

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