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EL género no define al ser

Por Maigel Montoya

Desde pequeños la sociedad occidental en la que nos crían impone imaginarios de como se
debe comportar un niño o una niña ante el resto del mundo. Dentro de estos supuestos está
la idea de incursionar labores que solo cierto género debería realizar sin importar gustos o
características de cada persona en particular.

Una mujer solo por tener la capacidad de gestar, automáticamente está vinculada a la
responsabilidad de ser maternal y sumisa. Por otro lado, el hombre tiene la obligación de
ser rudo, imponente, fuerte y sin ningún rastro de sensibilización. De aquí, se llega el
consenso de que es femenino o masculino y dependiendo de estos rasgos se establece si
cierta persona merece el puesto en dicha sociedad y la definición como hombre o mujer.

Según el artículo 3 de la constitución política de Colombia “Todas las personas nacen libres
e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de
los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de
sexo, raza, religión, opinión política o filosófica.” En este país no se cumple lo que dicta la
ley y a pesar de tener una supuesta libertad que aseguran dar, las oportunidades no son las
mismas si no se cumplen las normas establecidas por la sociedad de ser personas que se
rigen bajo la norma de ser “normal”.

La sociedad estigmatiza. Un claro ejemplo de este son las oportunidades laborales que se
les ofrece a las personas según sus actitudes. Una mujer al llegar a cierta edad es segregada
sino a conseguido un éxito femenino es decir: hijos, marido, una casa que cuidar y uñas que
pintar. Si la mujer escoge como proyecto de vida el no tener hijos y concentrarse en su
carrera sería un atropello contra toda moral. De igual manera si un hombre adulto decide
quedarse en casa para cuidar de su familia e hijos, este es visto como objeto de burla y
fracaso absoluto. Él tiene que mantener el hogar, ser de pocas palabras, pelo corto y mujer
en mano.

Colombia tiene uno de los índices más grandes de discriminación por género de
Latinoamérica. La población femenina recibe de un 20 a un 30 por ciento menos salario que
los hombres. Pero de igual forma el desempleo en mujeres disminuye mientras el de los
hombres aumenta hacía un 23 por ciento. Se debería contratar a la persona por sus
habilidades más no por su capacidad de quedar en embarazo en el caso de la mujer o por su
capacidad de ser un violador en potencia en el caso del hombre.

Se necesita equilibrio de géneros en donde un hombre pueda mostrar su parte sensible, y la


mujer pueda demostrar la fortaleza con respeto y aceptación social. Pido una libertad de
pensamiento y actitud. Un simple color rosado no debe definir una personalidad, un cabello
corto no debe definir la sexualidad y mucho menos los genes deben definir un sueldo a
ganar.

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