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EN EL ESTEREOTIPO MACHISTA
Resumen
Si bien es cierto que los roles de género funcionan como una guía comportamental y de formación en la
sociedad, también es justo apuntar que se han caracterizado por ser limitativas, incompletas, parciales
e impositivas, mellando el propósito inicial de desarrollo.
Dicho lo anterior, este ensayo tiene como propósito evidenciar estos estereotipos y como han
propiciado el odio, la violencia, la discriminación y la desigualdad en cada estrato que conforma
nuestra sociedad. Estos estereotipos dominantes sobre lo femenino y lo masculino se han edificado en
la dualidad de lo irreconciliable y totalmente opuesto, dando características cardinales y secundarias en
las que la femineidad se asocia a la discapacidad, inferioridad, irracionalidad, fragilidad, pasividad,
sensibilidad y subjetividad; mientras que la masculinidad tiene por estandarte la capacidad,
superioridad, racionalidad, fortaleza, actividad, dureza y objetividad , dando como resultado que sea
igualmente perjudicial para un grupo como para el otro
El varón ha sido el epitome de las sociedades como las conocemos, pero no ha sido de forma
accidental ni de forma gratuita, ya que la selección de este referente se rigen por términos y
condiciones bastante específicos. La Masculinidad hegemónica es descrita por el GENDES como una
serie de estructuras sociales, ideológicas, políticas, económicas y familiares que regulan relaciones,
ejercen violencia, discriminación y rechazo por la femineidad, supraordinando lo masculino de lo
femenino.
Dicho lo anterior se comprende, y hasta justifica, la confusión que existe entre lo que una
persona con cromosoma XY debe reflejar idealmente en su propia cultura y lo que puede obtener o
perder a través de esos mis cánones impuestos.
SER UN HOMBRE
“Vivir como hombre” , “Hablar como hombre” , “Golpear como hombre”, “Morir como hombre”
La masculinidad está definida en el diccionario como “la cualidad de ser masculino” e incluye
las características “virilidad, ser varonil, enérgico, fuerte y macho”, con lo que obviamos que éste
constructo se valora en atributos físicos que pasarán a convertirse en valores morales. Barbosa (1998)
nos dice que la masculinidad ha pasado a ser usada como sinónimo de virilidad y, en consecuencia, el
concepto se ha sexualizado.
En segundo lugar tenemos la necesidad de probar la virilidad, Cañizo Gómez y Salinas Quiroz
(2007) señalan que la amenaza a la hombría es constante en nuestra cultura machista al promover la
idea de que el valor de un hombre reside en la cantidad de parejas heterosexuales que tiene.
Este tipo de condicionamiento muchas veces constituyen una iniciación humillante, cruel y
hasta traumática de la vida sexual, al establecer a la mujer en el rol de objeto sexual, reduciendo la
sexualidad a un acto mecánico y utilitario, afectando gravemente la autoestima del varón, promoviendo
la denigración de la mujer y de los hombres que no participen de este rol de “conquistador”. A veces
olvidamos que la inmensa mayoría no maltrata, y estamos acostumbrados a estudiar la resistencia al
cambio (...) que cuesta ver – y aún más reconocer – que de hecho si están cambiando (Lozoya, 2009)
Como siguiente condición para esta construcción de la hombría nos dicen que debemos ejercer
poder a través de actos controladores tales como la violencia, la humillación, el abuso ; existiendo
incluso casos en los que las mujeres golpeadas han aceptado las definiciones que los abusadores
entregan sobre ellas como seres incompetentes y desvalidos (Conell, 1985). Este punto coincide con la
perspectiva de autores como Seidler (2006) cuando plantean que la identificación de la masculinidad
con valores negativos relativos al ejercicio del poder ha llevado a un callejón sin salida que tiende a
reproducir una política de culpabilidad imposibilitando un cambio.
MASCULINIDAD Y EMOCIONES
Estos cuatro eslabones forman la cadena genética de la idea falsa del significado de
masculinidad. Una de las principales razones por las que muchos hombres, especialmente niños y
adolescentes mueren es por el condicionamiento cultural y las presiones sociales de demostrar
constantemente “la hombría” a través de la violencia (peleas o relación con o actividades de riesgo,
convirtiéndolo en una paradoja. ¿Qué sentido tiene haber hecho gala de virilidad cuando ya estás
muerto? La cultura ha orillado a los varones a dimitir los conflictos bajo la idea “cuando yo gano,
alguien más pierde” y viceversa.
De esta manera encontramos que el patriarcado no sirve a una agenda de género como muchos
piensan, el sexismo produce daño a las mujeres pero también al varón, a través de las consecuencias
negativas de los estereotipos y roles en función del sexo, impidiéndoles ser emocionales, empáticos y
aptos para el cuidado de los demás y de ellos mismos (GHIA, 2007; Moyua, 2008).
Darwin nos habló en su libro “La expresión de las Emociones en los Animales y el Hombre”
sobre la naturaleza innata de las emociones y como las expresamos de manera instintiva, como una
necesidad básica y universal. De igual forma, Punset (2012) menciona la importancia de priorizar las
emociones y su correcta educación a fin de tener herramientas para controlar la ira, conocer el miedo,
empatizar con nuestro medio y , de esa forma, disminuir la presión que colapsa nuestros sistema
sociosanitario.
Estos valores culturales tradicionales, en los que la productividad y el poder se anteponen a las
necesidades básicas y la dignidad humana, nos proporcionan algunas interrogantes interesantes. ¿A
quien beneficia la hombría? ¿Hay verdaderamente una correlación entre la masculinidad y machismo?
Pero a la que atiende este trabajo es ¿El estereotipo machista dificulta la gestión emocional?
Metodología:
Investigación cualitativa
Este tipo de investigación retoma todos los datos que el sujeto entrevistado proporciona para
después interpretarlos y analizarlos de una forma adecuada al contexto en el que se desarrolla.
Caso de estudio:
Instrumento
3.- ¿Cuáles son las actividades que tu sexo puede realizar pero no el opuesto? ¿Por qué?
5.- ¿Qué opinas de una mujer sexualmente activa? ¿Qué opinas de un hombre sexualmente activo?
6.- ¿Cuáles son las emociones que mejor te describen?
7.- ¿Crees que está bien que expreses abiertamente esas emociones?
8.- ¿Cuáles son las emociones que no compartes con los demás? ¿Por qué?
Resultados
Los resultados de estas dos encuestas fueron bastante interesantes ya que mostraron el machismo
intrínseco de nuestra sociedad y que no es un fenómenos social exclusivamente perpetrado por hombres
sino que hay mujeres que tienen interiorizados algunos micro machismos y al ahondar más en ellos no
están seguras del por qué.
Al preguntar sobre las características de la masculinidad las respuestas fueron muy similares, pero al
mismo tiempo variaban en la esencia:
Sandra: “… creo que tiene que ver con la caballerosidad, la lealtad, ser fuertes. A los hombres los
enseñan a competir y a ser machos alfa, se preocupan más por lo que se ve por fuera…”
Podemos observar que el varón tiene desde el inicio una tendencia sexista y estereotipada de lo que es
una mujer, por otro lado, la segunda participante muestra una reflexión más profunda sobre lo que
significa ser un hombre en su sociedad. Estas respuestas fueron mayormente complementadas en la
quinta pregunta al preguntar sobre dicotomía entre masculinidad y femineidad.
Sandra: “Son complementarios, porque a lo masculino no le gusta lo masculino que no sea él mismo,
quiero decir… si la femineidad es rosa es porque lo masculino lo formó así”
Sandra: “… creo que una mujer promiscua es porque no se respeta, que se vista como para llamar la
atención y le grite al mundo que está disponible no me parece correcto… si he usado la palabra
“puta” para llamar a alguna mujer que lo hace… los hombres son mucho más calenturientos, son más
instintivos y por eso no está tan mal…”
Julio: “…con lo que no estoy de acuerdo es con la forma de vestir, como de puta, pero que una chica
tenga relaciones sexuales con quien quiera no me parece mal, todos debemos poder disfrutar del
sexo…los hombres faroleamos mucho…. Las mujeres deben ser más discretas”
En este apartado hubo varios puntos interesantes comenzando por el uso excesivo de la palabra “puta”.
Un epíteto degradante y orientado a humillar a las mujeres que ya utilizamos de manera natural y
desmedida, algo que podemos considerar un “micro machismo” al pasarlo tan desapercibido. El
segundo punto es que las mujeres tienden a considerar tabú su propia sexualidad al grado de marcar
negativamente a cualquier otra fémina que lo haga.
Al pasar al apartado de las emociones, Sandra tuvo mucho más facilidad para responder y se veía
mucho menos incómoda que Julio, quien mayormente bromeaba con las respuestas. En las dos
primeras respuestas (emociones que te describen / expresar emociones abiertamente) se observan
resultados interesantes:
Sandra: “…Creo que la alegría y el enojo, haha … disfruto mucho compartir mi felicidad con otros
aun que si tengo problemas de ira… lloro mucho y eso no me gusta, me siento tonta llorando…”
Julio: “… La voluntad es la emoción que me describe… No le veo sentido a compartir mi mal humor o
mi preocupación con el mundo… no entiendo como ustedes (mujeres) pueden sentir más de dos cosas a
la vez, yo me confundo cuando tengo sueño y hambre….”
Por un lado Sandra es abierta sobre su felicidad y el exponer esa felicidad para los demás, sin embargo
menciona “sentirse tonta cuando llora” evidenciando la ridiculización a la que socialmente estamos
expuestos al tener signos de “debilidad”, comúnmente asociados con lo femenino. En oposición, Julio
expresa una “emoción” que puede compararse en el Universo de Emociones con el afán, el anhelo, el
querer (ubicados en el amor) sin embargo la describe de una forma más bien utilitaria y orientada al
éxito profesional. Continúa su reflexión sobre la línea de lo “útil” y al no encontrarle beneficios a ser
emocionalmente abierto simplemente lo descarta y finaliza con un chiste para eliminar la tensión
pasada.
Finalmente la respuesta a la interrogante ¿Eres machista? fue tajante en ambos casos, incluso con
cierta hostilidad. “No”. Confirmamos que a nadie le gusta ser etiquetado como “machista” , sin
embargo, no hay una introspección realista y diaria sobre los comportamientos machistas y micro
machistas que realizamos.
Conclusiones
La naturalización de estos estereotipos ha desembocado en que ya nos parezca inconcebible la
vida sin ciertas situaciones que resultan dañinas pero “se mantienen por tradición”. Habría que realizar
un análisis profundos en nosotros, como sociedad y como individuos, para confirmar que hemos sido
participes de actitudes machistas, o micro machistas, de manera voluntaria y, aunque tal vez
inconsciente, natural.
Comencemos a tomar consciencia de lo dañinos que son los estereotipos, de lo poco útiles que
resultan en esta época y que son una parte fundamental de lo que impide que la comunidad latina tenga
naciones que vean hacia el futuro. Pensemos que la esclavitud era parte de la cultura y era parte de la
tradición, se abolió porque se llegó a la conclusión de que, al igual que los blancos, los negros también
son personas; se abolió porque era motivo de vergüenza el tener un pensamiento tan cuadrado,
retrasado y pendenciero.
Es importante tomar conciencia de todos esos mensajes que se han ido interiorizando a lo largo
de nuestra vida y de qué manera inciden en el autoestima, los comportamientos, la manera en que se
llevan las relaciones, el estilo educativo, etc. Cuestionar mucho de lo aprendido es el primer paso para
no perpetuar estos roles que no benefician y, sobre todo, para vivir con libertad y responsabilidad,
convertir a los ciudadanos en seres que contribuyen al desarrollo de una sociedad más justa e
igualitaria.
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'Man Up' "
https://www.youtube.com/watch?v=lvKn0_LES8k&index=10&list=PLteN2zBnrSg3ojmK3VKCPbs7eEv8Ex2ml -
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