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En la cicatrización de las lesiones de los tejidos musculares ocurre una competencia entre
dos procesos, la reparación y la regeneración.
Por otro lado, ocurre en forma paralela la regeneración del tejido muscular, este tejido
regenerativo conserva las características y propiedades del tejido original y sus
características mecánicas y físicas. El proceso de regeneración de los elementos
contráctiles comienza con la activación de las células satélite, en los adultos estas células
están inactivas y se sitúan entre la lámina basal y el sarcolema de la fibra muscular. En la
producción de la lesión muscular se produce la ruptura de la lámina basal, lo que activa la
capacidad mitótica de estas células.
A diferencia de lo que ocurre en la curación de la mayor parte de los tejidos blandos, las
lesiones en un tendón plantean un problema de rehabilitación. Un tendón lesionado requiere
de una densa unión fibrosa en los extremos de inserción, así como también de una
extensibilidad y flexibilidad en el lugar de la unión, por lo tanto, se requiere de abundante
colágeno para lograr una fuerza de tensión adecuada, teniendo en cuenta que el tendón
absorbe y debe transmitir toda la fuerza generada en el componente contráctil del músculo
a las palancas óseas, tanto en función concéntrica como excéntrica.
Durante las 6 semanas siguientes, la proliferación vascular con el nuevo crecimiento capilar
se empieza a producir, al mismo tiempo que la actividad fibroblástica y como resultado se
crea el coagulo de fibrina. La síntesis te colágeno y sustancia fundamental de
proteoglicanos, como constituyente de una matriz intracelular, contribuye a la proliferación
de la cicatriz. Inicialmente, las fibras de colágeno están ordenadas siguiendo un patrón de
entrelazamiento fortuito muy escasamente organizado.
El proceso de curación de cartílagos puede tomar dos caminos de acuerdo al tipo de daño
experimentado.