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tendía liberarse de las normas de la socie-

La política dad existente. A medida que fue extendién-


dose la «euforia emancipadora», sobre
cultural del pop. todo entre los estudiantes de secun-
daria y de universidad, el pop en su sen-
La recepción y tido más amplio se acabó identificando con
las actividades públicas y políticas de la
crítica del arte nueva izquierda antiautoritaria.
En consecuencia, la prensa conserva-
pop norte- dora volvió a denunciar una vez más la
general decadencia de la cultura occiden-
americano en tal, sin juzgar necesario investigar si la
protesta –política o apolítica– estaba justi-
la República ficada de algún modo. La crítica cultural
tradicionalmente conservadora reaccionó
en la misma línea. Más proclive a meditar
Federal de a solas acerca de Kafka, Kandinsky, la li-
teratura experimental o el expresionismo
Alemania* abstracto, denunció el arte pop como un
no-arte, un arte de supermercado, un arte
Andreas kitsch y una cocacolonización de Europa
occidental.1 En cambio distintas ramas de
Huyssen la industria y el comercio (las que produ-
cían y vendían discos, pósters, películas o
ropa) inmediatamente comprendieron que
el movimiento juvenil creaba unas necesi-
A mediados de los años sesenta, cuando dades susceptibles de ser explotadas eco-
el movimiento estudiantil amplificó su críti- nómicamente. Se abrieron nuevos merca-
ca del sistema universitario a la sociedad, dos para la serigrafía barata y la obra grá-
la política y, en general, las instituciones fica de pequeño tamaño. Las minigalerías
de la Alemania Occidental, una oleada de de arte se inauguraban con tanta frecuen-
entusiasmo pop se extendió por la Repú- cia como las miniboutiques.2 Y por supues-
blica Federal. La noción del pop que atra- to los expertos en arte siguieron discutien-
jo casi mágicamente a la gente no se refe- do si el pop debía ser aceptado o no como
ría tan solo al arte nuevo de Warhol, forma legítima de arte.
Lichtenstein, Wesselmann y otros; tam- Entretanto, un público de arte predomi-
bién tenía que ver con la música beat y el nantemente joven había comenzado a in-
rock, el cartelismo, el culto de los flower terpretar el arte pop norteamericano más
children y el ambiente de drogas; práctica- como contestación y crítica que como re-
mente con cualquiera de las manifestacio- afirmación de la sociedad opulenta.3 Val-
nes de la «subcultura» y el «underground». dría la pena examinar por qué esta visión
El pop se convirtió, en resumidas cuentas, del pop como arte crítico estuvo mucho
en sinónimo del nuevo estilo de vida de la más extendida en Alemania que en los Es-
generación más joven, un estilo de vida tados Unidos. La fuerte tradición alemana
que se rebelaba contra la autoridad y pre- de la crítica cultural (Kulturkritik) tuvo cier-
*«The Cultural Politics of Pop: Reception and Critique of U.S. Pop Art in the Federal Republic of Germany»,
New German Critique, nº 4 (invierno, 1975), pp.77-97. El trabajo de investigación para este artículo fue posible gracias
a una beca del Center for Twentieth Century Studies de la Universidad de Wisconsin en Milwaukee.
1) Véase Jost Hermand: Pop International. Eine kritische Analyse. Frankfurt: Athenäeum, 1971, pp. 47-51.
2) A comienzos de los sesenta había menos de un millar de galerías en la RFA; en 1970 su número se había más
que doblado. Véase Gottfried Sello: «Blick zurück im Luxus», Die Zeit, nº 44/1974 (1 de noviembre de 1974), p. 9.
3) Véase Jost Hermand: Pop International, op. cit., p. 14; Jürgen Wissmann: «Pop Art oder die Realität als
Kunstwerk», H.R. Jauss (ed.): Die nicht mehr schönen Künste. Grenzphänomene des Ästhetischen. Múnich:
Wilhelm Fink, 1968, pp. 507-530.

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tamente algo que ver en esa diferente re- ción que muchos espectadores experimen-
cepción; hubo sin embargo otro factor, y es taron en esa época; el pop pareció rescatar
que en Alemania la recepción del pop co- al arte del inmenso hastío del informalismo y
incidió con el movimiento estudiantil, mien- el expresionismo abstracto. El pop parecía
tras que en Estados Unidos precedió a la franquear los confines de la torre de marfil
revuelta en la universidad. Cuando los donde el arte había estado dando vueltas en
artistas pop exponían productos de fabri- círculo en los años cincuenta. Parecía ridicu-
cación industrial o declaraban que las pro- lizar la mortal seriedad de una crítica artísti-
ducciones en serie de botellas de Coca- ca que jamás reconocía la fantasía, el juego
Cola, las estrellas de cine o las tiras de y la espontaneidad. El uso casi indiscrimina-
tebeo eran obras de arte, muchos alema- do de los colores vivos que hacía el pop re-
nes no veían estas obras como reproduc- sultaba apabullante. Yo quedé cautivado por
ciones afirmativas de la realidad producida su disfrute del juego, por su atención a nues-
en masa; preferían pensar que ese arte te- tro entorno cotidiano y, al mismo tiempo, por
nía la intención de denunciar la falta de va- lo que entendía que era una crítica implícita
lores y criterios de la crítica de arte y que de ese entorno. El público de arte iba am-
pretendía salvar la brecha entre el arte cul- pliándose considerablemente. En los años
to o serio y el arte popular o trivial. Las cincuenta la mayor parte de las exposicio-
obras como tales solo en parte apoyaban nes habían sido actos dirigidos a un peque-
semejante interpretación, pero vinieron a ño círculo de entendidos y compradores. En
reforzarla las necesidades e intereses de los sesenta eran cientos, e incluso miles, los
los receptores individuales, determinados asistentes a la inauguración de una sola ex-
por su edad, origen de clase y contradic- posición. Las exposiciones dejaron de cele-
ciones personales. La interpretación del brarse exclusivamente en pequeñas gale-
pop como arte crítico estuvo desde luego rías; el arte moderno invadió las grandes
fomentada en Europa por el hecho de que instituciones y museos. Y aunque aquel se-
los artistas europeos de los sesenta, cu- guía siendo todavía un público burgués, en
yas obras a menudo se exhibían junto a las el que se contaban muchos jóvenes y estu-
del pop norteamericano, buscaban desa- diantes, resultaba fácil creer que la expan-
rrollar un arte que fuese de crítica social. El sión del interés por el arte no tendría límite.
factor crucial, con todo, fue la atmósfera Los juicios desdeñosos o condenatorios de
creada por la protesta antiautoritaria y el los críticos conservadores no hacían más
seguimiento de las teorías culturales de que probar, en apariencia, que el arte nuevo
Herbert Marcuse, una atmósfera que re- era realmente radical y progresista. En
vestía de un aura de crítica social muchos aquellos días era muy corriente creer que
fenómenos culturales que desde la pers- las vivencias estéticas podían contribuir a
pectiva de hoy se nos aparecen de una elevar la conciencia.
forma completamente distinta. Había otra cosa a favor de ese arte
Cuando en 1968 vi la documenta pop de ante las generaciones más jóvenes. El
Kassel y la célebre Colección Ludwig que se realismo del pop, su cercanía con los obje-
exponía en el Museo Wallraf-Richartz de tos, imágenes y reproducciones de la vida
Colonia, sentí excitación y estímulo sensual diaria, estimuló un nuevo debate sobre las
no solo con las obras de Rauschenberg y relaciones entre el arte y la vida, la imagen
Johns, sino especialmente con las de War- y la realidad; fue un debate que llenó las
hol, Lichtenstein, Wesselmann e Indiana. páginas culturales de las revistas y perió-
Como muchos otros, creí que el arte pop po- dicos nacionales. El pop parecía liberar al
día ser el comienzo de una democratización arte culto del aislamiento en que lo había
a fondo del arte y de la apreciación artística. mantenido la sociedad burguesa. Tenía
Fue una reacción tan espontánea como fal- que desaparecer el alejamiento del arte
sa. Pero acertada o errónea, fue mucho más «del resto del mundo y del resto de la ex-
importante la sensación de auténtica libera- periencia».4 Una nueva senda parecía

4) Alan R. Solomon: «The New Art», Art International, vol. 7, nº 1 (1963), p. 37.

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conducir casi necesariamente a la supera- preguntamos, se ha hecho tan difícil la
ción de la tradicional fractura entre arte composición? ¿Por qué la obra maestra
culto y arte popular. Desde el mismo co- es cosa del pasado? ¿Cambios en la so-
mienzo, el pop proclamó su pretensión de ciedad? El diablo responde: «Cierto, pero
abolir la separación histórica entre lo esté- eso es intrascendente. Las exorbitantes
tico y lo no estético, aunando y reconci- dificultades de la obra están en su entraña
liando así el arte y la realidad. La seculari- misma. La evolución histórica del material
zación del arte alcanzó un nuevo estadio musical se ha vuelto en contra de la obra
en el cual la obra debía desprenderse de absoluta.»6 El arte emancipado sobre el
los últimos vestigios de sus orígenes má- que diserta el diablo de Thomas Mann es
gicos y rituales. En la ideología burguesa, todavía un arte sumamente complejo que
el arte –a pesar de su casi completa des- no es capaz ni de romper su aislamiento ni
vinculación del rito– funcionaba aún como de resolver la oposición radical entre la
un sustituto de la religión. Con la llegada ilusión estética (Schein) y la realidad. Es
del pop, en cambio, el arte se hacía profa- bien sabido que Thomas Mann tomó algu-
no, concreto y apto para una recepción nas ideas de la filosofía de la música de
masiva. El arte pop parecía tener el poten- Adorno y las incorporó a su novela. El dia-
cial para convertirse en un arte genuina- blo expresa las opiniones de Adorno. Este
mente «popular» y resolver la crisis del hizo siempre hincapié en la separación
arte burgués, que se había hecho evidente entre arte y realidad. Para Adorno el arte
desde comienzos de siglo. serio solo podía negar la negatividad de la
realidad. Únicamente a través de la nega-
ción, afirmaba, conserva la obra su inde-
La crisis del arte burgués: pendencia, autonomía y exigencia de ver-
Adorno y Marcuse dad. Esa negación la encontraba Adorno
en la intrincada escritura de Kafka y
Quienes tenían confianza en la naturaleza Beckett o en la música señaladamente di-
crítica y efecto emancipador del arte pop fícil de Schönberg y Berg. Tras leer la no-
eran perfectamente conscientes de la cri- vela de Mann podría llegarse a la conclu-
sis del arte burgués. En Doktor Faustus de sión de que la crisis del arte tiene lugar en
Thomas Mann esa crisis se plasma en el un ámbito herméticamente aislado del
pacto entre el compositor Adrian Lever- mundo exterior y de las relaciones de pro-
kühn y el diablo, cuya ayuda se hace in- ducción artísticas a las que debe enfren-
dispensable para todas las composicio- tarse todo artista. Pero los argumentos de
nes de Leverkühn. En la novela el diablo Adorno deben entenderse en el marco de
habla como un crítico de arte: «Pero la en- sus análisis de la industria cultural (Kultur-
fermedad es general y los síntomas los industrie) desarrollados en Dialéctica de la
encontramos tanto en quienes son since- ilustración (1947), obra que escribió con
ros como en los que no lo son. ¿No ame- Max Horkheimer.7 Según Adorno es nece-
naza con extinguirse la producción? Todo sario e inevitable que el arte serio niegue
cuanto se lleva al papel delata esfuerzo y la realidad; esta concepción era el resulta-
disgusto […] la propia composición se ha do de sus experiencias norteamericanas,
vuelto ardua, perversamente ardua. ¿Cómo que le convencieron de que en el Estado
trabajar si la sinceridad ya no es suficiente capitalista moderno y racionalmente orga-
para la obra? Pero en esas estamos, ami- nizado incluso la cultura pierde su inde-
go mío: la obra maestra, la forma autóno- pendencia y es privada de su sustancia
ma, pertenece al arte tradicional. El arte crítica. La praxis manipuladora de esa in-
emancipado la repudia.»5 ¿Por qué, nos dustria cultural –Adorno pensaba más que

5) Thomas Mann: Doctor Faustus, Nueva York: Knopf, 1948, p. 238 y s. Edición en castellano: Doktor Faustus.
Barcelona: Edhasa, 1998, p. 337.
6) Ibíd., p. 240 [p. 339].
7) Theodor W. Adorno; Max Horkheimer: Dialektik der Aufklärung. Frankfurt: Fischer, 1969. Edición en cas-
tellano: Dialéctica de la ilustración. Madrid: Trotta, 1994.

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nada en la industria discográfica, el cine y cultural se ejemplifica en el arte: única-
la radio– subordina toda creación espiri- mente en el arte ha tolerado la sociedad
tual o intelectual a la obtención de benefi- burguesa sus propios ideales y los ha to-
cios. En 1963 Adorno resumiría nueva- mado en serio como exigencia general. Lo
mente sus conclusiones (pesimistas tanto que en el mundo de los hechos se ve
para el arte culto como para el más trivial) como utopía, fantasía o rebelión, es con-
en una disertación radiofónica: «La indus- sentido en el arte. En él la cultura afirmati-
tria cultural es la premeditada integración va ha exhibido aquellas verdades olvida-
de sus consumidores organizada desde das sobre las cuales triunfa el «realismo»
arriba. Impone además una reconciliación en la vida diaria. El medio de la belleza
entre el arte culto y el arte popular, que descontamina la verdad y la distancia del
han permanecido separados miles de presente. Lo que sucede en el arte sucede
años; una reconciliación que perjudica a sin obligación alguna.»9 Marcuse creía que
ambos. Al arte culto se le priva de su rigor tan solo hacía falta tomarle la palabra a la
porque se le programan sus efectos, y el utopía de una vida mejor, expresada en el
arte popular queda encadenado y privado arte burgués. Entonces quedaría necesa-
de la resistencia rebelde que le era inhe- riamente derogada la autonomía del arte y
rente cuando todavía el control social no este se integraría en el proceso material de
era absoluto.»8 De ello se deduce que el la vida. Esta eliminación de la cultura afir-
arte en el sentido tradicional se ha vuelto mativa iría acompañada de una revolución
hoy inconcebible. en las pautas de vida burguesa: «La belle-
Ciertamente los entusiastas del pop de za se concretará en nuevas formas cuan-
los sesenta encontraron menos apoyo en do deje de ser representada como ilusión
la tesis de Adorno de la manipulación ab- real y exprese en cambio la realidad y el
soluta que en la demanda de Marcuse en goce de la realidad.»10 Habermas ha seña-
pro de una suspensión o sublación (Auf- lado que Marcuse en 1937, ante el espec-
hebung) de la cultura, que, según creían táculo del arte de masas fascista, no podía
ellos, el arte pop estaba a punto de iniciar. haberse engañado en cuanto a la posibili-
En su ensayo «El carácter afirmativo de la dad de una falsa supresión de la cultura.11
cultura», publicado originalmente en 1937 Sin embargo, treinta años más tarde, las
en la Zeitschrift für Sozialforschung y re- revueltas estudiantiles en Estados Unidos,
editado por Suhrkamp en Alemania en Francia y Alemania parecían iniciar preci-
1965, Marcuse reprochaba al arte burgués samente la transformación de la cultura y
clásico haberse sustraído a las realidades el cambio radical de pautas de vida que
del trabajo social y de la competencia eco- Marcuse había imaginado.12
nómica y haber creado una bella ilusión, Dado que el arte pop tuvo un fuerte im-
un reino, presuntamente autónomo, de lo pacto en la República Federal solo a partir
estético, que satisface los anhelos de una de la segunda mitad de la década de los
vida feliz y aplaca las necesidades huma- sesenta, su recepción coincidió con el
nas solo de un modo irreal e ilusorio: «Exis- auge de la rebelión antiautoritaria y con
ten buenas razones por las que el ideal las tentativas de creación de una nueva

8) Theodor W. Adorno: «Résumé über die Kulturindustrie», Ohne Leitbild. Frankfurt: Suhrkamp, 1967, p. 60.
9) Herbert Marcuse: «The Affirmative Character of Culture», Negations: Essays in Critical Theory. Boston:
Beacon Press, 1968, p. 114. Edición en castellano: «Acerca del carácter afirmativo de la cultura», Cultura y
sociedad. Buenos Aires: Sur, 1967.
10) Ibíd., p. 131.
11) Jürgen Habermas: «Bewusstmachende oder rettende Kritik – die Aktualität Walter Benjamins», Zur Ak-
tualität Walter Benjamins. Frankfurt: 1972, p. 178 y ss. Edición en castellano: «Crítica concienciadora o crí-
tica salvadora», Perfiles filosófico-políticos. Madrid: Taurus, 1975.
12) Véase Herbert Marcuse: An Essay on Liberation. Boston: Beacon Press, 1969. Edición en castellano: Un
ensayo sobre la liberación. México: Joaquín Mortiz, 1969. Más adelante Marcuse matizó y modificó sus tesis
teniendo en cuenta nuevos acontecimientos dentro de la revuelta estudiantil y la contracultura; véase Her-
bert Marcuse: Konterrevolution und Revolte. Frankfurt: Suhrkamp, 1973. Edición en castellano: Contrarrevo-
lución y revuelta. México: Joaquín Mortiz, 1973.

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cultura. Eso explicaría por qué el arte pop pop en la República Federal –la evaluación
fue aceptado en la República Federal crítica del pop hecha por la nueva izquier-
(pero no en los Estados Unidos) como un da– que habrá de discutirse en el contexto
aliado en la lucha contra la cultura burgue- más amplio del debate artístico posterior
sa tradicional, y por qué muchos creyeron al 68.
que el arte pop satisfacía la exigencia de En 1962 Andy Warhol, que en la Repú-
Marcuse de que el arte no fuese ilusión blica Federal es tenido por el más repre-
sino expresión y celebración de la reali- sentativo de los artistas pop,13 «pintó» una
dad. Esta interpretación del pop conlleva sucesión de retratos seriados de Marilyn
una contradicción insalvable: ¿cómo es Monroe. Para mi argumentación tomaré
posible que un arte que exprese compla- una de las series: la de cinco por cinco
cencia sensual en nuestro entorno cotidia- vistas frontales del rostro de la actriz dis-
no pueda al mismo tiempo ser crítico con puestas en orden rectangular. Warhol eligió
ese entorno? Cabe preguntarse por lo una foto y la reprodujo con técnica serigrá-
demás en qué medida Marcuse fue mal fica14 añadiendo leves modificaciones al
comprendido en estas cuestiones. Es su- original. El arte se convierte así en la re-
mamente dudoso que Marcuse llegara a producción de una reproducción. No es la
interpretar el arte pop como una abolición realidad misma la que proporciona el con-
de la cultura. Es cierto que habló de la in- tenido de la obra de arte, sino una realidad
tegración de la cultura en el proceso mate- secundaria: el retrato del ídolo de masas
rial de la vida, pero nunca explicó esa idea como cliché que se repite millones de ve-
en detalle. Si esta carencia es una de las ces en los medios de comunicación e im-
caras de la moneda, la otra es el empeño pregna la conciencia de un público masi-
de Marcuse en partir de una estética bur- vo. La obra está compuesta de elementos
guesa idealista. Un ejemplo: cuando Mar- idénticos y se caracteriza por una estruc-
cuse elogia las canciones de Bob Dylan tura serial simple y teóricamente ilimitada.
las aparta del proceso vital material vien- El artista se pliega a los principios de la
do en ellas la promesa de una futura so- reproducción anónima en masa y deja pa-
ciedad utópica y liberada. El énfasis de tente su afinidad con el imaginario de los
Marcuse en este papel anticipatorio y utó- mass media. Afirmación o crítica; esa es la
pico de la obra de arte es tan deudor de la cuestión. Por sí sola la estructura de las
estética burguesa como lo es la tesis de serigrafías de Marilyn no alcanza a darnos
Adorno sobre la obra de arte como nega- una respuesta.
ción total de la realidad existente. Pero fue Un año más tarde, en 1963, Warhol
precisamente este idealismo del pensa- creaba un retrato serial similar, con el re-
miento de Marcuse lo que lo hizo atractivo velador título de Thirty are better than one
al movimiento estudiantil, y su influencia (Treinta mejor que uno). Esa vez el tema
en la recepción del pop en la República no fue un ídolo de la cultura de masas,
Federal evidencia los vínculos de este arte sino una reproducción de la Mona Lisa de
con la revuelta antiautoritaria. Leonardo da Vinci, aunque no fuese ni si-
quiera una foto en color sino en blanco y
negro. La obra maestra del artista rena-
Warhol y Duchamp, centista conocía un renacimiento gracias
una digresión en la historia del arte a las condiciones de producción de la mo-
derna sociedad de comunicación. Ahora
Sería pertinente hacer ahora alguna obser- bien, Warhol no se limitaba a citar la obra
vación sobre la historia del arte antes de de Leonardo, que por su distribución ma-
abordar la segunda fase de la recepción del siva en formato fotográfico puede consi-

13) Esto es así aun cuando una y otra vez haya críticos que no cuentan a Warhol entre los artistas pop y lo
consideran una genialidad sui generis.
14) Para una descripción de la técnica serigráfica de Warhol, véase Rainer Crone: Andy Warhol. Nueva
York: Praeger, 1970, p. 11. Edición en alemán: Rainer Crone; Wilfried Wigand: Die revolutionäre Aesthetik
Andy Warhols. Darmstadt: Melzer, 1972.

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derarse parte de la actual cultura de ma- nemos en cuenta que hoy en día un público
sas.15 También aludía a uno de los padres asiduo admira en los museos L.H.O.O.Q.
del arte de los sesenta: Marcel Duchamp, como una obra maestra del modernismo
un artista elitista por excelencia. artístico.
En 1919 Duchamp tomó una reproduc- Cuando en 1965 se hizo una nueva re-
ción de la Mona Lisa de Leonardo, le pintó trospectiva suya, Duchamp trató de plan-
bigotes y perilla y llamó a esa «combina- tear el problema en términos artísticos.
ción ready made»16 L.H.O.O.Q., unas ini- Como invitaciones a la inauguración envió
ciales que pronunciadas en francés (elle a un centenar de monalisas poswarholia-
chaud au cul, ella tiene el culo caliente) re- nas. Representaban a una Mona Lisa sin
velan la intención iconoclasta de la obra.17 bigote ni perilla en el dorso de un naipe,
Lo que por supuesto quería el «creador» con el título de Rasé L.H.O.O.Q. «Con esa
de los ready mades era provocar e irritar a reconstrucción de identidad, la Mona Lisa
una sociedad que la Primera Guerra Mun- ha perdido por completo su identidad», co-
dial había dejado en la bancarrota. No es mentaría el crítico Max Imdahl.18 Me pre-
el logro artístico de Leonardo lo que ridicu- gunto si la «media sonrisa» de Mona Lisa
lizan el bigote, la perilla y la alusión pro- no estará dirigida a un público que acepta
caz, sino el objeto de culto en que se ha- como arte la mera repetición de una pro-
bía convertido la Mona Lisa dentro de ese vocación19 o que puede sentirse conforta-
templo de la religión burguesa del arte que do por la idea de que hoy en día hasta la
es el Louvre. Duchamp desafió aún más provocación se ha transformado en cliché.
atrevidamente los conceptos tradicionales ¿Acaso no se dio cuenta Duchamp –que
de belleza, creatividad, originalidad y au- jamás disimuló que desaprobaba el pop–
tonomía en 1917, cuando declaró obra de de que la blasfemia de 1919 había degene-
arte un objeto concebido para ser repro- rado en aplauso y aceptación? Warhol es,
ducido: un urinario que tituló Fountain y desde luego, más coherente en esta cues-
firmó con seudónimo. Como objet trouvé tión. Ya no pretende provocar. Simplemen-
el urinario se convierte en obra de arte te reproduce una realidad reproducida en
solo por el mero hecho de exponerlo un masa como son las botellas de Coca-Co-
artista. El público de la época se dio per- la, los paquetes de Brillo, las fotos de es-
fecta cuenta de la provocación y se sintió trellas de cine o las latas de sopa Cam-
ofendido. Comprendía muy bien que dadá pbell. En su polémica contra la distinción
arremetía contra todas las vacas sagradas entre arte y no arte, el dadaísta Duchamp
de la religión burguesa del arte. Y sin em- aún se pone ex negativo del lado del arte
bargo el ataque frontal de dadá no tuvo (casi toda su obra posdadaísta lo atesti-
éxito, no solo porque el movimiento se gua) mientras que a Warhol esa polémica
agotaba en la pura negación, sino también ya ni siquiera le interesa.20 Esto queda cla-
porque incluso entonces la cultura bur- ro en entrevistas suyas en las que hace
guesa era capaz de asimilar cualquier ata- declaraciones más cercanas al lenguaje
que en su contra. Duchamp se percató del de la publicidad comercial que a cualquier
dilema y en 1923 se apartó de la escena tipo de crítica de arte. El fragmento que si-
artística. Una retirada del todo lógica si te- gue, tomado de una entrevista con G.R.

15) En abril de 1974 la auténtica Mona Lisa se trasladó ceremonialmente del Louvre a Japón para ser expuesta
allí, pero fue más un gesto para estimular el amor propio francés y los grandes negocios japoneses (véase
Newsweek, 6 de mayo de 1974, p. 44) que un esfuerzo verdadero por acercar la obra maestra al gran público.
16) Véase el catálogo de la exposición de Marcel Duchamp, a cargo de Anne d’Harnoncourt y Kynaston
McShine, Nueva York, 1973.
17) Para una interpretación más detallada de esta obra, véase Max Imdahl: «Vier Aspekte zum Problem der
ästhetischen Grenzüberschreitung in der bildenden Kunst», H.R. Jauss (ed.): Die nicht mehr schönen Küns-
te, op. cit., p. 494.
18) Ibíd., p. 494.
19) La Mona Lisa del naipe fue exhibida en la exposición de Duchamp en Nueva York (1973) y Chicago
(1974).
20) Véase Hartmut Scheible: «Wow, das Yoghurt ist gut», Frankfurter Hefte, vol. 27, nº 11 (1972), pp. 817-824.

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Swenson de 1963, muestra a Warhol en- elección de sus temas.22 Era habitual que
salzando simplistamente la reificación de esas críticas desaprobasen las latas de
la vida moderna como si fuera una virtud: Warhol, los cómics de Lichtenstein o los
«Alguien dijo que Brecht quería que todo cuartos de baño de Wesselmann. Se hizo
el mundo pensase igual. Yo también quie- notar que varios artistas pop habían traba-
ro que todo el mundo piense igual. Pero jado en publicidad y diseño gráfico antes
de alguna manera Brecht quería hacerlo a de llegar al arte y que en muchas de sus
través del comunismo. Rusia lo está ha- obras la diferencia entre arte y anuncio se
ciendo desde el gobierno y aquí está su- había reducido a la mínima expresión, un
cediendo por sí solo, sin que tengamos un dato que no debe confundirse con la elimi-
gobierno que intervenga. Así pues, si esto nación de la dicotomía arte/vida. Asimis-
funciona sin necesidad de proponérselo, mo se señaló que el arte pop, originado
¿por qué no iba a funcionar sin ser comu- parcialmente en la publicidad, había a su
nistas? Todo el mundo tiene el mismo as- vez influido sobre esta. Los cómics, por
pecto y actúa igual, y cada vez vamos ejemplo, empezaron a aparecer en la pu-
más en esa dirección. Yo creo que todo el blicidad solo después de que Lichtenstein
mundo debería ser una máquina. Creo los convirtiese en el tema principal de su
que a todo el mundo debería gustarle todo obra.23 Los lienzos de Wesselmann con
el mundo.» «¿Es en eso en lo que consis- bocas, que eran parte de la tradición pu-
te el arte pop?» «Sí. Consiste en que te blicitaria de lápices de labios y dentífricos,
gusten las cosas.»21 Warhol parecía ser tuvieron un efecto visible sobre los anun-
víctima de los eslóganes que él mismo cios. Mientras que los anuncios de la épo-
había ayudado a crear antes de hacerse ca anterior mostraban la persona a la que
artista. Pasó de publicitario a artista con pertenecían labios y dientes, la publicidad
una idea en mente: no hacer publicidad posterior a Wesselmann a menudo amplía
de productos sino proclamar esos mis- la boca y no muestra nada más.24 Resulta
mos productos y su reproducción gráfica sintomático que los propios artistas no vie-
como obras de arte. Conforme al eslogan sen como algo negativo esta relación en-
de Warhol de que «todo es bonito», los ar- tre el pop y la publicidad. James Rosen-
tistas pop tomaron al pie de la letra la ima- quist, por ejemplo, que también procedía
ginería banal de la vida diaria y con ello de la publicidad, afirmaba: «Creo que te-
pareció completarse el sometimiento del nemos una sociedad libre y las activida-
arte a las leyes de una sociedad capitalis- des dentro de ella permiten inmiscuirse en
ta productora de mercancías. terreno ajeno, como hacen las compañías
comerciales. Por eso me he preparado,
como un anunciante o una gran empresa,
La crítica del arte pop para esa inflación visual y lo he hecho
dentro de la publicidad comercial, que es
Es precisamente en este punto donde co- uno de los pilares de nuestra sociedad.
menzó la crítica. Se acusó a los artistas Vivo en ella, y las imágenes son un medio
pop de someterse en sus técnicas al modo de gran impacto y estímulo.»25 Sin duda
de producción capitalista y de enaltecer el resulta problemático tomar al pie de la le-
mercado de bienes de consumo con la tra las interpretaciones que de sí mismos

21) Reeditado en John Russell; Suzi Gablik: Pop Art Redefined. Nueva York: Praeger, 1969, p. 116.
22) Véanse los ensayos recopilados y editados por Hermann K. Ehmer: Visuelle Kommunikation. Beiträge
zur Kritik der Bewusstseinsindustrie. Colonia: Dumont, 1971. Edición en castellano: Miseria de la comunica-
ción visual. Elementos para una crítica de la industria de la conciencia. Barcelona: Gustavo Gili, 1977; y Jost
Hermand: Pop International, op. cit.
23) Podría especularse sobre si el reciente interés crítico por las historietas como forma de cultura popular no
tendrá alguna relación con la introducción a través de Lichtenstein de los cómics en el campo del arte culto.
24) Véanse los artículos de Heino R. Möller, Hans Roosen y Herman K. Ehmer en Visuelle Kommunikation,
op. cit., para un análisis más detallado de la relación entre el pop y la publicidad.
25) Entrevista realizada por G.R. Swenson. Reeditada por John Russell; Suzi Gablik: Pop Art Redefined, op.
cit., p. 111.

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hacen los artistas. En la historia del arte y El artista no solo depende de una organi-
de la literatura no faltan los casos en los zación eficiente del aparato de distribu-
que una obra ha delatado una intención o ción, sino que incluso la recepción de la
tendencia flagrantemente en contradic- obra de arte tiene lugar en el marco de
ción con la tendencia ideológica del artis- la industria de la cultura. Mediante la pu-
ta. Pero reparos tan sutiles no parecían blicidad y promoción de las obras que
muy apropiados en unos momentos en los distribuye, la industria genera ciertas ex-
que la discusión teórica sobre el arte ha- pectativas. La objetivación estética logra-
bía conducido a un escepticismo radical da por la obra de arte no llega al consumi-
frente a todo el arte contemporáneo, in- dor directamente; es filtrada a través de un
cluido el pop. El arte pop ha contribuido proceso de mediación. La industria cultu-
particularmente a ese escepticismo extre- ral –que como cualquier otra rama de la
mo: no ha sido el arte nuevo de la espera- industria está integrada en el sistema eco-
da revolución cultural que imaginaban al- nómico de la sociedad capitalista– es por
gunos de sus discípulos, sino más bien un lo tanto el eje central de la producción y
arte que ha desvelado la índole elitista y recepción del arte. Coincidiendo clara-
esotérica de la vanguardia tradicional al mente con Adorno, el colectivo SDS con-
dejar al descubierto, más que cualquier cluye que: «El arte, atrapado en el sistema
otro movimiento artístico anterior, el carác- de distribución de la industria de la cultu-
ter de mercancía de toda la producción ra, está sujeto a la ideología de la oferta y
artística contemporánea.26 la demanda. Se convierte en mercancía.
Para la industria de la cultura la legitima-
ción de la producción artística reside sola-
El arte como artículo de consumo mente en el valor de cambio del arte, no
en su valor de uso. En otras palabras, el
No es sorprendente que la crítica de iz- contenido objetivo de las obras de arte y
quierdas se centrase en el carácter de su función esclarecedora resultan irrele-
mercancía del arte de la sociedad capita- vantes en un sistema basado en la maxi-
lista. Los foros de la discusión fueron el mización de la ganancia, algo contra lo
número 15 de Kursbuch, con artículos de cual debe rebelarse una recepción ade-
Karl Markus Michel, Hans Magnus En- cuada del arte.»28 Mientras que el arte po-
zensberger y Walter Böhlich, y el semana- pular (películas de Hollywood, series de
rio Die Zeit, que publicó un análisis del televisión, best sellers, los éxitos musica-
colectivo berlinés de SDS (Estudiantes les) inunda al consumidor con modelos
por una Sociedad Democrática) Cultura y positivos tan abstractos como irreales, la
Revolución, con el título programático de función del arte culto consiste en legitimar
«El arte como bien de consumo de la in- la dominación burguesa en el ámbito cul-
dustria de la conciencia».27 Esta discusión tural intimidando a los profanos, es decir,
teórica, en la que se expusieron las dife- a la mayoría de una determinada pobla-
rentes posiciones de la nueva izquierda, ción. En esta valoración del arte culto el
tiene relevancia para la evaluación crítica análisis de SDS va más lejos que Adorno,
del arte pop, a pesar de que el pop no se que también condena la industria cultural
mencionase ni en el texto de los SDS ni en pero sigue insistiendo en que si el arte cul-
Kursbuch. to rechaza la utilización económica, puede
El punto de partida del colectivo SDS ofrecer el único reducto de libertad para el
es la tesis de que toda obra de arte produ- trabajo creador y no alienado. En el análi-
cida individualmente y supuestamente au- sis de SDS la capacidad de manipulación
tónoma es engullida por el sistema de dis- de la industria de la cultura aparece como
tribución (marchantes, galerías, museos). absoluta. El análisis, en efecto, combina el

26) Véase Jost Hermand: Pop International, op. cit., p. 50 y ss.


27) Kursbuch, nº 15 (noviembre de 1968); Die Zeit, nº 48 (29 de noviembre de 1968), p. 22.
28) Ibíd.

185
ataque de Adorno al arte popular, trivial, braban la muerte de la cultura. Sin embar-
con una versión de la tesis de Marcuse del go su análisis corroboraba lo que en prin-
carácter afirmativo del arte culto; una ver- cipio pretendía desdeñar como simple
sión reduccionista en la que el arte culto, metáfora literaria: la muerte de la literatu-
visto tan solo como un instrumento de do- ra, o más precisamente la muerte de la
minación, es despojado de su componen- littérature engagée, que consideraba como
te utópico y anticipatorio. función principal la crítica social y que ha-
Ante un diagnóstico tan pesimista de la bía dominado el panorama alemán de los
situación, las conclusiones a las que lle- años cincuenta y comienzos de los se-
gaban los teóricos de SDS se antojan con- senta. Esta opinión derivaba en gran me-
tradictorias. De buenas a primeras exigen dida del movimiento estudiantil que,
que se proceda a un tratamiento crítico de como muy bien señalaba Karl Markus Mi-
la estética burguesa, como si la industria chel en el mismo número, había denun-
cultural no la hubiese hecho ya obsoleta. ciado los privilegios sociales de artistas y
Reclaman además la creación de un arte escritores, y había recalcado el aleja-
progresista, aunque esté claro que sola- miento de los artistas de la praxis social. 29
mente podría tratarse de la crítica de una Enzensberger hizo suyo el argumento al
realidad negativa; es decir, una vez más, reprochar a la literatura comprometida
una crítica de la ideología (Ideologiekritik). «no haber unido las demandas políticas y
Las propuestas son claramente producto la praxis política»30. Es posible que el en-
de un periodo del movimiento estudiantil tusiasmo de la izquierda por la revolución
en el que se creía que el esclarecimiento cultural fuese un tanto ingenuo. Tal vez
traería consigo un cambio de conciencia, Enzensberger tuviera razón al cuestionar
que el cambio revolucionario tendría lugar el histrionismo revolucionario de la iz-
en la superestructura. Cuáles serían las quierda que «con la liquidación de la lite-
fuerzas materiales que lograrían esa revo- ratura ha buscado compensar su propia
lución es una cuestión que queda sin res- incompetencia».31 Pero también debería
puesta. A pesar de que ya por entonces la haberse dado cuenta de que sus deseos
teoría crítica era objeto de serio cuestiona- de «enseñarle a Alemania el alfabeto de
miento, el texto de los SDS muestra una la política»32 no eran tan distintos de las
continua dependencia de Adorno y Marcu- intenciones de la izquierda estudiantil. Al
se. No se centraba en las fuerzas produc- fin y al cabo Enzensberger reclama tam-
tivas y en las relaciones de producción en bién un arte crítico y propone el documen-
el campo del arte, sino en problemas de tal y el reportaje como géneros literarios
manipulación y consumo que el colectivo adecuados. Igual que el artículo de los
confiaba resolver mediante una crítica de SDS el ensayo de Enzensberger deja
la ideología. abierta la cuestión de la efectividad de
Parecidas dificultades presentan los ese arte crítico en una cultura cuya carac-
ensayos publicados en el número 15 de terística principal es la manipulación.33
Kursbuch, que se caracterizan por una ca- Otra cuestión aún más fundamental que
pitulación frente a la industria de la con- debe plantearse es si estos ensayos críti-
ciencia y por la declaración de que el arte cos no corren el riesgo de fetichizar la no-
y la literatura están muertos. Es cierto que ción misma de industria de la cultura.
Enzensberger reprobaba las pompas fú- ¿Cómo es posible exigir continuamente
nebres, entonces de moda, que bajo el nuevas formas de arte crítico si en la prác-
estandarte de la revolución cultural cele- tica la industria cultural anula cualquier es-

29) Karl Markus Michel: «Ein Kranz für die Literatur», Kursbuch, nº 15 (noviembre de 1968), p. 177.
30) Hans Magnus Enzensberger: «Gemeinplätze, die Neueste Literatur betreffend», Kursbuch, nº 15 (no-
viembre de 1968), p. 190.
31) Ibíd., p. 195.
32) Ibíd., p. 197.
33) Esta exposición de la postura de Enzensberger se limita al artículo de 1968 en Kursbuch. No aborda ni sus
ideas anteriores ni su posterior evolución, dado que rebasarían el marco de los problemas que aquí se consideran.

186
clarecimiento y crítica de la sociedad capi- El arte crítico no basta, puesto que en el
talista? ¿Cómo puede Enzensberger eludir mejor de los casos se limita a incentivar
la «ley del mercado» que «domina la litera- una toma de conciencia. Ya en 1934 Wal-
tura tal vez incluso más que otros produc- ter Benjamin señalaba que «el aparato
tos»?34 Allí donde el arte es visto única y burgués de producción y edición es capaz
exclusivamente como una mercancía se de asimilar y difundir una increíble canti-
produce un reduccionismo económico dad de temas revolucionarios sin poner
que equipara las relaciones de produc- jamás en cuestión la continuidad de su
ción con lo producido, el sistema de distri- propia existencia ni la de la clase que lo
bución con lo distribuido y la recepción posee».36 La teoría crítica no supo escapar
del arte con el consumo de todas las mer- de ese callejón sin salida. El regreso a
cancías. Esto es una tergiversación. No Benjamin y Brecht pareció sin embargo
podemos reducir dogmáticamente el arte ofrecer una nueva perspectiva y renova-
a su valor de cambio, como si su valor de das posibilidades. Es significativo que el
uso estuviese determinado por el modo interés por Benjamin en la República Fe-
de distribución más que por su conteni- deral, iniciado por las ediciones de Adorno
do.35 La teoría de la manipulación total y Tiedemann, acabase en ataques a los
subestima la naturaleza dialéctica del responsables de la edición de Frankfurt.
arte. Incluso bajo las condiciones fijadas Se les reprochó haber minimizado la im-
por la industria capitalista de la cultura y portancia de Brecht y el marxismo en el
su aparato de distribución, el arte es ca- último Benjamin.37
paz en última instancia de inaugurar vías El interés por las tesis de Benjamin so-
emancipadoras, aunque solo sea por la bre estética materialista alcanzó el punto
autonomía e inutilidad práctica que se le culminante después de 1968, cuando el
concede. La tesis del absoluto someti- movimiento estudiantil abandonó su fase
miento del arte al mercado subestima antiautoritaria y trató de desarrollar otras
igualmente las posibilidades de emanci- perspectivas socialistas que fuesen más
pación intrínsecas al consumo. En térmi- allá de la «protesta contra el sistema» y
nos generales el consumo satisface nece- del «gran rechazo». La noción de manipu-
sidades, y aun cuando las necesidades lación en la que se basaban la teoría de
humanas pueden llegar a ser distorsiona- Adorno de industria de la cultura y la teoría
das hasta un grado asombroso, toda ne- del hombre unidimensional de Marcuse
cesidad contiene una semilla, mayor o fue legítimamente sometida a crítica, aun-
menor, de autenticidad. La pregunta que que esta fue demasiado lejos y muchas
hay que hacerse es cómo utilizar y desa- veces acabó en un rechazo total tanto de
rrollar esa semilla. Adorno como de Marcuse. Su lugar lo
ocupó entonces el Benjamin de mediados
de los treinta. Dos de sus ensayos, «El au-
La polémica Benjamin tor como productor» y «La obra de arte en
la época de su reproductibilidad técnica»,
Inevitablemente la industria capitalista de fueron especialmente influyentes. Merece
la cultura produce un mínimo de arte y un señalarse que Adorno y Horkheimer ha-
máximo de bazofia y kitsch. La tarea con- bían concebido el capítulo sobre la indus-
siste, por tanto, en cambiar la propia in- tria de la cultura de Dialéctica de la ilustra-
dustria de la cultura. ¿Pero cómo hacerlo? ción como una réplica al ensayo de Benja-
34) Ibíd., p. 188.
35) Lo cual no significa negar que a menudo el aparato de distribución tiene un impacto directo en la misma
producción artística.
36) Walter Benjamin: «The Author as Producer», Understanding Brecht. Londres: New Left Books, 1973,
p. 94. Edición en castellano: «El autor como productor», Tentativas sobre Brecht. Iluminaciones III. Madrid:
Taurus, 1975, pp. 115-134.
37) La polémica se desarrolló en Das Argument, nº 46 (marzo de 1968), Alternative, nº 56-57 (octubre-di-
ciembre de 1967) y nº 59-60 (abril-junio de 1968), Merkur, nº 3 (1967) y nº 1-2 (1968), y en el Frankfurter
Rundschau. Véase bibliografía pormenorizada en Alternative, nº 59-60 (abril-junio de 1968), p. 93.

187
min de 1936 sobre la reproducción; este tancia de Benjamin para una estética ma-
último está también relacionado con el tra- terialista todavía por escribir.
bajo de Marcuse «El carácter afirmativo de Ambos ensayos de Benjamin se refie-
la cultura», que, como el de Benjamin se ren varias veces al dadaísmo y arrojan
publicó por primera vez en la Zeitschrift für nueva luz sobre el debate del pop. Benja-
Sozialforschung. Aunque de manera muy min apreciaba la «fuerza revolucionaria
diferente, ambos abordan la cuestión de la del dadaísmo»40 por poner a prueba la au-
suspensión (Aufhebung) de la cultura bur- tenticidad del arte; empleando nuevos me-
guesa.38 dios de producción artística los dadaístas
Benjamin recibió la influencia de Brecht, demostraban que ese criterio de la estéti-
cuyas ideas principales habían surgido de ca burguesa había quedado anticuado. En
sus experiencias durante la República de su ensayo sobre la reproducción Benja-
Weimar. Igual que Brecht, Benjamin trató min escribía: «Los dadaístas atribuían me-
de desarrollar las tendencias revoluciona- nos importancia a la utilidad mercantil de
rias del arte partiendo de las relaciones sus obras que a su inutilidad como objetos
de producción del capitalismo. Su punto de contemplación ensimismada. Para
de arranque fue la idea marxista de que el conseguir esta inutilidad empleaban en
capitalismo genera fuerzas productivas buena medida la degradación sistemática
que hacen posible y necesaria la aboli- de sus materiales. Sus poemas son «en-
ción del propio capitalismo. Para Benja- saladas de palabras» que contienen toda
min en el arte las fuerzas productivas son clase imaginable de giros obscenos y de-
el artista mismo y la técnica artística, es- tritus verbales. Sucede lo mismo con sus
pecialmente las técnicas de reproducción cuadros, sobre los que montaban billetes
empleadas en el cine y en la fotografía. de tren o botones. Lo que consiguieron
Admite Benjamin que a las relaciones de por tales medios fue una destrucción im-
producción de la sociedad capitalista les placable del aura de sus creaciones, a las
costó mucho más tiempo tener un impac- que a través de la producción misma im-
to en la superestructura de lo que les cos- primían el estigma de ser reproduccio-
tó imponerse en la base, y tanto es así nes.»41 Benjamin se dio cuenta de que
que solo en los años treinta pudo proce- dadá había sido un instrumento para la
derse a su análisis.39 Desde el comienzo destrucción del concepto burgués de un
del ensayo sobre la reproductibilidad in- arte autónomo, genial y eterno. La inmer-
siste en la primacía del movimiento revo- sión contemplativa, que fue un factor de
lucionario de base. Pero la dialéctica de indudable progreso en una fase anterior
las condiciones de producción también de la emancipación burguesa, solo había
deja su impronta en la superestructura. servido desde finales del siglo xıx para
Reconociéndolo, Benjamin destaca la sabotear cualquier tipo de praxis social
validez de sus tesis como arma en el com- encaminada al cambio. Durante el ocaso
bate por el socialismo. Mientras que Mar- de la sociedad de clase media, «la con-
cuse cree que la función del arte se modi- templación se convirtió en una escuela de
ficará después de la revolución social, conducta asocial».42 Es un mérito innega-
Benjamin estima que el cambio surgirá de ble de los dadaístas haber expuesto este
las modernas técnicas de reproducción, problema en sus obras. Benjamin, sin em-
que afectarán drásticamente a la estruc- bargo, no pasó por alto el hecho de que la
tura interna del arte. Aquí reside la impor- rebeldía dadaísta resultara baldía en últi-
38) En cuanto a las diferencias entre Benjamin y Marcuse, véase Jürgen Habermas: «Bewusstmachende
oder rettende Kritik», op. cit., pp. 177-185.
39) Walter Benjamin: «The Work of Art in the Age of Mechanical Reproduction», en Berel Lang; Forrest
Williams (eds.): Marxism & Art. Nueva York: David McKay, 1972, p. 282. Edición en castellano: «La obra de
arte en la época de su reproductibilidad técnica», Discursos interrumpidos I. Madrid: Taurus, 1973, pp. 17-57;
y Obras I, vol. 2. Madrid: Abada, 2008, pp. 49-85.
40) Walter Benjamin: «The Author as Producer», op. cit., p. 94.
41) Walter Benjamin: «The Work of Art in the Age of Mechanical Reproduction», op. cit., p. 296.
42) Ibíd.

188
ma instancia. Exploró las razones de ese amplio alcance de no alimentar el aparato
fracaso en el ensayo de 1929 sobre el su- de producción sin transformarlo a la vez,
rrealismo: «Si la tarea de la inteligencia en la medida de lo posible, según una
revolucionaria es doble: derribar el predo- orientación socialista.»47
minio intelectual de la burguesía y ganar A diferencia de Adorno, Benjamin tenía
contacto con las masas proletarias, la se- una opinión favorable de las técnicas mo-
gunda parte de esa tarea ha fracasado dernas de reproducción aplicadas al arte.
por completo, puesto que no resulta ya po- La discrepancia nace de sus diferentes
sible hacerse con ella contemplativamen- maneras de entender el capitalismo, deri-
te.»43 De la pura negación no puede desa- vadas a su vez de vivencias distintas y en-
rrollarse ni un arte nuevo ni una sociedad raizadas en épocas diferentes. En resumi-
nueva. das cuentas, Adorno miraba a los Estados
Fue también Benjamin, desde luego, Unidos de los años cuarenta y Benjamin a
quien elogió a John Heartfield por haber la Unión Soviética de los veinte. Otro fac-
salvaguardado la naturaleza revoluciona- tor importante es que, como Brecht, Ben-
ria del dadaísmo al incorporar sus técni- jamin veía un gran potencial en el «ameri-
cas al fotomontaje.44 Heartfield, que como canismo» que había irrumpido en Alema-
otros intelectuales de izquierda (Grosz, nia en los años veinte, mientras que
Piscator) se había adherido al Partido Co- Adorno nunca superó su honda descon-
munista de Alemania (KPD) en 1918, dio a fianza hacia todo lo americano. Ambos
conocer sus fotomontajes en publicacio- autores, en cualquier caso, deben ser cri-
nes proletarias como AIZ (Arbeiter Illus- ticados por una distorsión de la perspecti-
trierte Zeitung) y Volks-Illustrierte.45 Cum- va que hace problemática la aplicación de
plía con dos de los requisitos exigidos por sus teorías a los años setenta. Del mismo
Benjamin: la aplicación y uso de técnicas modo que hemos de cuestionar la opinión
artísticas modernas (fotografía y montaje) de Adorno sobre los Estados Unidos, te-
y el compromiso y participación activa del nemos que ser asimismo escépticos en
artista en la lucha de clases. Para Benja- cuanto a la idealización entusiasta que
min la cuestión fundamental no es tanto la Benjamin hace de la Unión Soviética y
actitud que una obra adopta respecto de que a veces roza posturas proletcult. Ni la
las relaciones de producción de su épo- tesis de Adorno de la total manipulación
ca, sino su posición dentro de ellas.46 de la cultura (véase su interpretación uni-
Tampoco pregunta Benjamin cuál es la dimensional del jazz) ni la fe absoluta de
posición del artista ante el proceso pro- Benjamin en los efectos revolucionarios
ductivo, sino cuál es su posición dentro de de las técnicas de reproducción modernas
él. El pasaje decisivo de «El autor como han resistido la prueba del tiempo. Benja-
productor» reza: «Brecht ha acuñado el min era sin duda consciente de que la pro-
término «transformación funcional» (Um- ducción y la reproducción en masa en
funktionierung) para describir la transfor- modo alguno le garantizaban al arte una
mación de las formas e instrumentos de función emancipadora. No mientras estu-
producción llevaba a cabo por una inte- viese sometido al aparato capitalista de
lectualidad progresista, interesada en li- producción y distribución. Pero solo con
berar los medios de producción y servir a Adorno se desarrolla plenamente una teo-
la lucha de clases. Él fue el primero en ría de la manipulación del arte en la indus-
elevar a los intelectuales la exigencia de tria de la cultura capitalista.

43) Walter Benjamin: «Der Surrealismus», Angelus Novus. Frankfurt: Suhrkamp, 1966, p. 214 Edición en
castellano: «El surrealismo: última instantánea de la inteligencia europea», Imaginación y sociedad. Ilumi-
naciones I. Madrid: Taurus, 1971, pp. 41-63.
44) Walter Benjamin: «The Author as Producer», op. cit., p. 94.
45) Véase la primera publicación de Heartfield en la República Federal: John Heartfield: Krieg im Frieden.
Múnich: Hanser, 1972.
46) Walter Benjamin: «The Author as Producer», op. cit., p. 87.
47) Ibíd., p. 93.

189
Esto nos conduce de nuevo a la polé- masas. Benjamin, que tomaba por modelo
mica del pop. Según la teoría benjaminiana el cine revolucionario soviético, aspiraba a
el artista estaría más cerca del proletaria- que la recepción contemplativa burguesa
do por el mero hecho de verse a sí mismo fuese reemplazada por una recepción co-
como productor y operar con las nuevas lectiva. Ahora bien, cuando hoy en día se
técnicas de reproducción. Pero no sucede muestra el arte pop en el MoMA o en el
así con el artista pop porque el papel des- Museo Wallraf-Richartz de Colonia la re-
empeñado en el arte actual por las técni- cepción sigue siendo contemplativa y el
cas de reproducción es completamente pop continúa por tanto siendo una forma
diferente del que era en los años veinte. de arte burgués autónomo. La interpreta-
En aquella época las técnicas reproducti- ción de Warhol que hace Crone puede juz-
vas impugnaban la tradición burguesa; garse fallida tan solo por el hecho de diso-
hoy solo confirman el mito del progreso ciar las teorías de Benjamin de su contex-
tecnológico a todos los niveles. Con todo, to político y desentenderse de los pro-
incluso hoy las técnicas de reproducción blemas que implicaría la aplicación de
modernas albergan un potencial de pro- estas teorías al arte actual. Una contradic-
greso. La innovación técnica clave de la ción fundamental del análisis de Crone es
obra de Warhol es el empleo de la fotogra- que por un lado defienda el ataque de
fía combinada con la técnica serigráfica. Warhol contra la autonomía del arte y la
Dado que esta técnica hace posible la dis- originalidad del artista y por otro escriba
tribución ilimitada de obras de arte, posee un libro que exalta la originalidad de War-
potencial para tener una función política. hol y de su arte. De este modo el aura au-
Como el cine o la fotografía, la serigrafía sente en las obras de Warhol es reintrodu-
destruye el aura secular de la obra de arte, cida, en una especie de culto a la estrella,
ese aura que según Benjamin es requisito con la «auratización» del artista Andy
previo de su autonomía y autenticidad.48 Warhol.
No es nada extraño que en 1970 una mo- Dentro de otro contexto las teorías de
nografía sobre Warhol sostuviese, em- Benjamin pueden, sin embargo, relacio-
pleando las categorías de Benjamin y narse con el arte pop. Benjamin tenía con-
Brecht, que la obra de Warhol es el nuevo fianza en la capacidad del arte revolucio-
arte crítico de nuestro tiempo.49 El autor, nario para estimular las necesidades de
Rainer Crone, tenía razón al considerar la las masas y convertirse en fuerza material
técnica de la serigrafía bajo el prisma de la cuando dichas necesidades solo pudieran
tesis de Benjamin según la cual «cada vez satisfacerse a través de una praxis colec-
más la obra de arte reproducida se con- tiva. No se entiende que el pop fuese visto
vierte en obra de arte diseñada para la re- como un arte crítico en el periodo de la con-
productibilidad».50 Warhol, afirma Crone, testación antiautoritaria si se acepta la te-
obliga al observador a redefinir el papel de sis de que el arte es una mercancía. En
la pintura como medio. Podría objetarse cambio, desde la perspectiva de Benjamin,
que el dadaísmo ya había hecho necesa- esa interpretación resultó válida mientras
ria tal redefinición. Hay, sin embargo, una la recepción del pop en la República Fe-
objeción aún más importante. La interpre- deral de Alemania fue parte de un movi-
tación de Crone se basa exclusivamente miento político. Ahora comprendemos tam-
en un análisis de las técnicas artísticas de bién que la interpretación del pop como
Warhol. Deja totalmente al margen la vin- arte progresista tenía que cambiar una vez
culación establecida por Benjamin entre que el movimiento contestatario estudian-
técnica artística y movimiento político de til se fue a pique debido a sus contradic-

48) Para una explicación de la noción de aura en Benjamin, véase Jürgen Habermas: «Bewusstmachende
oder rettende Kritik», op. cit.; Michael Scharang: Zur Emanzipation der Kunst. Neuwied: Luchterhand, 1971,
pp. 7-25; y Lienhard Wawrzyn: Walter Benjamins Kunsttheorie. Kritik einer Rezeption. Neuwied: Luchterhand,
1973, en especial las pp. 25-39.
49) Rainer Crone: Andy Warhol, op. cit.
50) Walter Benjamin: «The Work of Art in the Age of Mechanical Reproduction», op. cit., p. 287.

190
ciones internas y externas. Pero para en- turación de nuestra mente con imágenes
tonces, ciertamente, el pop ya había sido reproducidas o como una expresión de
admitido en museos y colecciones como que en nuestro mundo muchas experien-
el exponente más novedoso de arte culto. cias cruciales ya no son sensibles ni con-
cretas. Al mismo tiempo, sin embargo, el
Hacia una transformación arte conceptual perpetúa la supresión de
de la vida cotidiana la sensorialidad que es tan característica
de la sociedad capitalista contemporá-
Las concepciones de Adorno y Benjamin nea. Parece llevarnos de vuelta al círculo
son diametralmente opuestas y ninguna vicioso de abstracción y frialdad en el que
ofrece soluciones plenamente satisfacto- estaba atrapado Adrian Leverkühn. La re-
rias a los problemas de hoy. La tesis de la ducción de lo tradicionalmente estético52
manipulación total de Adorno y su conclu- es tal que ya no conecta con el público
sión de que el arte serio ha de mantener porque no queda rastro de obra concreta.
una autonomía negativa debe ser rebatida, En este punto la modernidad ha prosegui-
lo mismo que la creencia un tanto ingenua do su trayectoria hasta el absurdo.
de Brecht y Benjamin de que las técnicas Más interesantes fueron las derivacio-
artísticas llevarían a la abolición de la cul- nes del pop apreciables en otra área de la
tura burguesa. Aun así, si la crítica de la documenta, particularmente en la docu-
industria cultural capitalista de Adorno se mentación de la imaginería de la vida co-
combina con las teorías de Brecht y Ben- tidiana, que por primera vez se tomaba en
jamin puede seguir siendo válida. Sola- serio. Se mostraban portadas de Der
mente a partir de esa síntesis podremos Spiegel al lado de emblemas triviales,
esperar desarrollar una teoría y una praxis enanitos de jardín, exvotos, anuncios pu-
que llegado el momento conduzcan a inte- blicitarios y carteles políticos. Otra exposi-
grar el arte en el proceso material de la vida ción, muy divulgada, en Dusseldorf tuvo
que reclamaba Marcuse. No resulta de- parecido propósito. Su tema era el águila
masiado lógico contraponer ambas posi- como signo o símbolo. La relación directa
ciones. Es más importante preservar lo que con los lienzos-bandera de Jasper Johns
pueda ser útil todavía hoy; no solo algu- es evidente.
nos elementos teóricos, sino también lo En 1974 la Academia de las Artes de
que de progresista hubo en la recepción Berlín presentó una muestra documental
del pop por parte del movimiento antiauto- con el título de Die Strasse (La calle) en la
ritario estudiantil y en el propio movimiento. que las fotografías y planos de culturas ur-
Soy de la opinión de que tanto artistas banas de todo el mundo se ponían en re-
como exhibidores han aprendido de la lación directa con los planes de regenera-
recepción y crítica del arte pop estadouni- ción urbana de Berlín. El objeto de estas
dense. En la última edición de la docu- exposiciones, en especial de esta última,
menta pudieron observarse tres tenden- no es solo interpretar la vida diaria sino
cias. 51 Mientras que el fotorrealismo también transformarla.
norteamericano seguía empeñado en la Si el arte pop ha llamado nuestra aten-
reproducción exacta de la realidad (atra- ción hacia las imágenes de la vida cotidia-
yendo sobre sí el mismo tipo de críticas na, solicitando que sea eliminada la sepa-
que antaño suscitó el pop), los artistas ración entre arte culto y arte popular, hoy
conceptuales habían abandonado casi la tarea del artista es escapar de la torre de
por completo la imagen a favor de lo cere- marfil del arte y contribuir a un cambio
bral. Este alejamiento de la realidad de la de la vida del día a día. Estaría así siguien-
presentación pictórica puede interpretar- do los preceptos de Henri Lefebvre en La
se como una reacción frente a la sobresa- vie quotidienne dans le monde moderne

51) documenta 5, Kassel, 1972.


52) Véase Hans Dieter Junker: «Die Reduktion der ästhetischen Struktur – Ein Aspekt der Kunst der Ge-
genwart», Visuelle Kommunikation, op. cit.

191
(La vida cotidiana en el mundo moderno) cancía del arte, la República Federal era
de no seguir aceptando la separación en- testigo de una estetización de los bienes
tre lo filosófico y lo no filosófico, lo alto y lo de consumo (publicidad y escaparates
bajo, lo espiritual y lo material, lo teórico y incluidos) que ha sometido totalmente la
lo práctico, lo culto y lo no culto. Y no sim- estética a los intereses del capital. 56
plemente para proyectar un cambio del Es- Recordando la tesis de Marx de que los
tado, de la vida política, la producción eco- sentidos humanos son el resultado de
nómica y las estructuras judiciales y socia- millares de años de evolución, podemos
les, sino también un cambio de la vida preguntarnos legítimamente si la misma
diaria.53 La estética no debe caer en el olvi- sensorialidad humana no acabará experi-
do en esos intentos de modificación de la mentando un cambio cualitativo en el caso
vida cotidiana. La actividad estética de las de que la actual manipulación de nuestras
personas se manifiesta no solamente en percepciones sensoriales se dilate durante
las artes icónicas sino en todas las esferas un largo periodo de tiempo. Hace falta
de la actividad humana. Marx escribió: «El desarrollar una teoría marxista de la sen-
animal forma únicamente según la necesi- sualidad y la fantasía en el capitalismo
dad y la medida de la especie a la que per- avanzado y esa teoría deberá impulsar un
tenece, mientras que el hombre sabe pro- cambio en la vida diaria. Incluso las nece-
ducir según la medida de cualquier espe- sidades falsas y mutiladas son necesida-
cie y sabe siempre imponer al objeto la des y –como nos ha enseñado Ernst Bloch–
medida que le es inherente; por ello el contienen en su entraña sueños, esperan-
hombre crea también según las leyes de la zas y utopías concretas humanas. En el
belleza.»54 Debemos entender con Marx la contexto del movimiento estudiantil de la
transformación de la vida diaria como una República Federal el arte pop consiguió
«actividad sensorial humana práctica»,55 suscitar necesidades de progreso. Hoy el
una actividad que debe penetrar todos los objetivo debería seguir siendo la transfor-
ámbitos de la producción humana: la for- mación funcional (Umfunktionierung) de
mación de la naturaleza y de las ciudades, las falsas necesidades a fin de cambiar la
del hogar y el lugar de trabajo, de los siste- vida cotidiana. En los manuscritos de Pa-
mas de tráfico y los vehículos, de la ropa y rís, Marx pronosticaba que los sentidos
los instrumentos, del cuerpo y el movi- humanos serían liberados como conse-
miento. Ello no significa que deban ser su- cuencia de la supresión de la propiedad
primidas todas las diferencias entre el arte privada. Hoy sabemos que la supresión de
y la vida diaria. En una sociedad humana la propiedad privada es a lo sumo condi-
liberada habría también un arte por sí mis- ción necesaria pero no causa suficiente de
mo. Hoy más que nunca es misión de los la emancipación de la sensibilidad huma-
críticos marxistas desenmascarar la reali- na. Por el contrario, la recepción del pop
dad de la socorrida ecuación entre arte y en la República Federal ha demostrado
vida: una pura mistificación. Lo que nece- que incluso en el capitalismo pueden sur-
sitamos es un análisis crítico de la inusita- gir fuerzas empeñadas en superar la anu-
da estetización de la vida cotidiana que lación de la sensorialidad y con ello desa-
ha tenido lugar en los países occidentales fiar al sistema capitalista en su conjunto.
en el periodo de posguerra. Al tiempo que Entender y utilizar esas fuerzas es ahora la
el arte pop desvelaba el carácter de mer- tarea que se nos plantea.

53) Véase Henri Lefebvre: Das Alltagsleben in der modernen Welt. Frankfurt: Suhrkamp, 1972, p. 26. Edición
en castellano: La vida cotidiana en el mundo moderno. Madrid: Alianza, 1972.
54) Karl Marx: Economic and Philosophic Manuscripts of 1844, cit. según Lee Baxandall; Stefan Morawski
(eds.): Marx and Engels on Literature and Art. St. Louis y Milwaukee: Telos Press, 1973, p. 51. Edición en
castellano: Karl Marx: Manuscritos: economía y filosofía. Madrid: Alianza, 1974.
55) Karl Marx: Theses on Feuerbach (thesis 5). Edición en castellano: Once tesis sobre Feuerbach. Madrid:
Pearson Alhambra, 1987.
56) Para una discusión de la estética de la mercancía, véase Wolfgang Fritz Haug: Kritik der Warenästhetik.
Frankfurt: Suhrkamp, 1971. Edición en castellano: Publicidad y consumo. Crítica de la estética de mercan-
cías. México: FCE, 1989, y Lutz Holzinger: Der produzierte Mangel. Starnberg: Raith Verlag, 1973.

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