PUBLICACIÓN DIDÁCTICA DE MADRIGUERAS

MADRIGUERAS (ALBACETE). AÑO 2008. DONATIVO: 2 Euros

 CONJUNTO DE EREMITORIOS E IGLESIA RUPESTRE DE ÉPOCA VISIGÓTICA EN LA MANCHA ORIENTAL: HISTORIA DE UN DESCUBRIMIENTO

PUBLICACIÓN DIDÁCTICA DE MADRIGUERAS

EXCMO. AYUNTAMIENTO DE MADRIGUERAS/TALLER DE FOLCLORE DE
AMPA SAN ISIDRO
MADRIGUERAS (ALBACETE). AÑO 2008. DONATIVO: 2 Euros.

Este trabajo, realizado por los alumnos del IES Río Júcar Alejandro García Monteagudo,
Alejandro García Fernández, Aurelio Carretero Martínez y Francisco Jara García, orientados por el
profesor Alfredo Alcahut Utiel, ha obtenido el Premio especial Galeón en el XV Certamen san Viator
de Investigación en Ciencias y Humanidades. Por la excepcionalidad del descubrimiento, vamos a
publicar aquí el trabajo completo. Hace un año ya adelantamos un resumen. Ahora aparece el fruto
completo de la investigación y los avatares de un afortunado hallazgo, que ha proporcionado datos
importantísimos para reconstruir lagunas en la historia de nuestra comarca y nuestra región.
Anunciamos desde estas páginas que tenemos la voluntad de proseguir estas investigaciones siguiendo
varias pistas que podrían ahondar y profundizar en el conocimiento de nuestra historia.
Agradecemos las colaboraciones siguientes: Raúl Alcahut Utiel, Miguel Ángel Valero Tébar y
Francisco Jara Picazo. Excepcionales son los agradecimientos a los tres bomberos del SEPEI que
exploraron la cueva para documentar lo que consideramos y confirmamos como un gran
descubrimiento histórico: Luis Enrique Utiel Martínez, Anastasio Sánchez Royo y Ángel García León.
Publicación subvencionada por: Diputación Provincial de Albacete, AMPA San Isidro,
Excmos. Ayuntamientos de Madrigueras, Cenizate, Golosalvo, y Navas de Jorquera.

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CONJUNTO DE EREMITORIOS E IGLESIA RUPESTRE

DE ÉPOCA VISIGÓTICA EN LA MANCHA ORIENTAL:
HISTORIA DE UN DESCUBRIMIENTO
Vamos a mostrar aquí un trabajo excepcional no sólo por la motivación y el objeto, sino por el
sorprendente resultado. Hace unos meses de un grupo de alumnos de 1º de bachillerato propuso a un
profesor hacer un trabajo sobre ermitas antiguas y conventos de la comarca de la Manchuela, en La
Mancha oriental. Este proyecto dio como resultado una labor de campo en la que se exploraron parajes
abruptos donde se tenía noticia de la existencia de nichos en la roca y de cruces grabadas. Tras hacer
un estudio del paraje a fondo y consultar abundante información bibliográfica, el grupo llegó a una
espectacular conclusión, que sólo se ha atrevido a plasmar por escrito tras consultar con un arqueólogo
profesional, profesor de universidad, y después de hacer una exploración con la ayuda de un equipo
bomberos que se prestaron a inspeccionar una cueva: lo que se había descubierto es, nada más y nada
menos que un conjunto de eremitorios y una iglesia rupestre de época visigótica, entre los siglos V al
VIII. Este hallazgo se ha producido en el valle del río Cabriel, al nordeste de la provincia de Albacete,
en un lugar hoy despoblado. Este trabajo es el producto de una inmensa suerte y de esta afortunada
aventura.

Aspecto exterior de la iglesia rupestre estudiada.

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EREMITORIOS E IGLESIA RUPESTRE

(LA RUEDA-ALBOREA-VILLATOYA)
Para llegar a este paraje hay que ir desde Casas Ibáñez en dirección a Requena. La carretera se
aleja del Júcar y se aproxima a su principal afluente, el río Cabriel, por Villatoya. Desde el puente
que constituye el límite
interprovincial, por la orilla
perteneciente a Villatoya,
subimos unos kilómetros por
camino río arriba hasta el paraje
llamado La Rueda.
Allí en un lugar de difícil
acceso, ya que se llega por un
escarpe varios metros por
encima del cauce del río,
encontramos el lugar: se trata de
una amplia oquedad en el cantil
que bordea al Cabriel, formada
por la acción erosiva de las aguas de un torrente. Aquí se ven nichos excavados en la roca, cruces, y
diversas inscripciones. En el mismo lugar el agua mana gota a gota, aunque los últimos años apenas
cae agua. El aspecto del lugar, la forma de los nichos y la ubicación, en un lugar de difícil acceso y
especialmente retirado, la presencia de cruces tallada en la roca y la proximidad de lugares con agua
(manantial, torrente y río) nos llevar a darle la misma interpretación que otros refugios semejantes
encontrados, como la Camareta en Hellín: se trataría de un eremitorio de época paleocristiana (siglos
IV al VIII). A partir del siglo I de nuestra era se difunde desde Palestina una nueva fe, basada en la
creencia en un único dios, una mayor exigencia moral, y una serie de ritos que acompañaban la vida
de los fieles. En España la llegada del cristianismo es algo más tardía, pero estaba ya muy extendido a
principios del siglo IV. Desde el siglo III en Egipto, por obra de San Antonio Abad, se difunde la vida
monástica, ya sea en eremitorios donde una persona (o a veces un pequeño grupo), llevaba una vida
muy sencilla de recogimiento y oración en lugares retirados., ya sea en cenobios o monasterios donde
la comunidad vivía de forma organizada. En estos lugares aparecen nichos en las paredes para dejar
libros y el escaso mobiliario que tenían, así como grabados de cruces e inscripciones.
Su poca accesibilidad es uno de los motivos de su conservación, tanto como por el hecho de

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estar excavado en roca. Es unos de

los más interesantes ejemplos de
eremitorios descubiertos hasta la
fecha, aunque hay que aclarar que
este estudio es una primicia en
cuando a su divulgación. El equipo
de personas que hemos trabajado en
este proyecto, nos hemos asesorado
por un arqueólogo al hacer un
estudio sobre el paraje, cuyas
conclusiones básicas resumimos
aquí: encontramos en el valle del
río Cabriel, junto al paraje llamado La Rueda, en un lugar recóndito y de acceso difícil, dos oquedades
y una cueva susceptibles de ser consideradas como vivienda de tipo troglodítico, pero que la presencia
de cruces y su cercanía al agua (un torrente, un manantial y el propio río Cabriel) permiten catalogar
de eremitorios cristianos, que se podrían fechar probablemente entre los siglos VI y VIII.
- un primer eremitorio (lo llamaremos Eremitorio A) comienza justo junto a un mojón que
indica el comienzo del término municipal de alborea. Consiste en dos nichos contiguos de
aproximadamente 1´60 de largos por 1´20, de anchos, excavados en la roca, tal y como se ve la
imagen. Algún viajero gracioso
debió de notar que no era una
oquedad natural y colocó allí un
sencilla cruz. Este primer
eremitorio se halla en lo que ahora
es un pasadizo sobre el río Cabriel
pero que en tiempos fue un
acueducto romano que quedó
fuera de uso hacia el ocaso del
imperio y que sirvió de camino.
Calculamos que este acueducto
tendría aproximadamente un
metro de anchura,

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- Unos doscientos metros río arriba, en dirección norte, nos encontramos con una oquedad del
terreno, al abrigo de un saliente rocoso, pegado aun manantial junto al lecho de un torrente a menos de
50 metros del río. En este lugar, que llamaremos Eremitorio B, hallamos multitud de nichos, huecos
para mechinales y lagunas inscripciones, alguna de las cuales pertenece por el tipo de letra a época
tardorromana o visigótica, mientras que otras son posteriores También encontramos tres cruces de
tipo visigótico como se pueden ver en las imágenes.

Diversos tipos de cruces excavadas en la roca en el abrigo.

Inscripción en latín

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Diversos nichos del Eremitorio B

Vista de conjunto del Eremitorio B

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Recorrido parcial del antiguo acueducto romano.

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Varias inscripciones del eremitorioB

Vistas del abrigo que forma el torrente junto al que se halla el eremitorio B.

Aspecto actual del paraje: obsérvese el hueco del antiguo acueducto.

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- un tercer eremitorio, llamado Eremitorio C, a unos 80 m. río arriba del anterior, justo al volver del
saliente rocoso que protege el lecho del torrente. En sus 18 metros de anchura tiene varias superficies
alisadas en la roca, algunos nichos, aunque más toscos, y una cruz tallada en el suelo de la roca junto
con lo que parece ser un símbolo. También vemos huecos para mechinales que suponemos
sustentarían un tejadillo, y alguna inscripción, de apariencia moderna (aunque no actual)

Cruz y símbolo. Nichos de 1´60 por 0´60 .

Nichos pequeños del Eremitorio C

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Nichos grandes del Eremitorio C: 1´60 por 0´60 m. aprox.

- Un quinto, al que llamaremos Eremitorio D, aparece en la otra orilla del río Cabriel justo enfrente
de los anteriores, río abajo, en la orilla actualmente sita en territorio que fue históricamente de la
Provincia de Cuenca pero que actualmente pertenece a Valencia. Presenta dos nichos excavados en la
roca, de dimensiones grandes (1 x 0´60 y 1´60 x 0´60 m,) y al lado aparece grabada una cruz de
impronta de época visigótica.

Nichos y cruz visigótica del Eremitorio D.

- A unos 500 m. encontramos otros eremitorio, el Eremitorio E, en un abrigo con 3 nichos grandes
(40 x 60), 3 pequeños (20 x 30) y algunos más pequeños (10 x 10). Se extiende a lo largo de unos 16

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metros, en la orilla que da al mediodía. Aparecen multitud de pequeñas inscripciones, cruces, dibujos
con muchas rayas, alguno con aspecto de hoja de palma, etc. Estos dibujos tienen mucha importancia
pues en otros lugares están asociados a inscripciones ibero-tartesias.

Mechinales

Nichos

Inscripciones y grabados en la pared del Eremitorio E

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Otros grabados.

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Grabados e inscripciones. Figura de una cruz.

- Justo encima de este eremitorio hemos encontrado lo que creemos que es algo de enorme interés
desde el punto de vista histórico, arqueológico,
religiosos y cultural: una sala excavada en la roca
que, dado el entorno y las carácterística sólo
puede ser una iglesia rupestre tardorromano-
visigótica, entre los siglos V y VIII, con posibles
pervivencia como lugar de culto mozárabe: se
trata de un espacio labrado en la piedra de un
cantil en el río Cabriel. Tiene aprox. 10 metros de
largo por 5 de ancho y 1´ 80 de alto. Presenta tres
grandes ventanas al exterior de aprox. 1´60 X
1´40 y una más pequeña un poco retirada de 0´80 X 0´60.

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Las ventanas presentan curiosas formaciones parecidas a mechinales unas, posiblemente para albergar
palos o troncos; otras son perforaciones en la roca como para sujetar cabos o cuerdas que bien podían
sostener una estructura exterior de madera, posiblemente una escalera, que facilitaría el acceso al lugar.

El acceso a las cuevas es tan difícil que

sólo nos fue posible con la ayuda de un
gruido de bomberos voluntarios, que se
aprestaron a entrar en la cueva y hacer las
fotos que han permitido este estudio. A
ellos nuestro inmenso agradecimiento por
su altruista labor.

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Volviendo a la iglesia rupestre, en su interior se aprecian

varios nichos, de tamaño casi de arco solio. Todavía no
podemos precisar su función, pero bien podrían haber
servido de apoyo para objetos litúrgicos o libros. No
parece en principio que hayan sido usados para un
enterramiento. El piso está totalmente cubierto por una
capa de tierra, ceniza y piedras desprendidas de las
paredes a lo largo de los siglos. Es posible que una
excavación sistemática del lugar
produzca el hallazgo de algún resto que
permita fechar con más precisión este
conjunto artístico tan singular.

En la parte en la que se abre la ventana

pequeña, destaca en el suelo una
excavación pequeña, de aprox. 0´70 x
0´70, y después otra prácticamente
circular, de aprox. 1´80 de diámetro. Se
podría interpretar como una pila
bautismal para hacer los bautizos por inmersión. Sobre ésta última se ven pequeños mechinales, dando
a entender que el hueco podría estar cubierto por un tablero amplio que constituiría el piso de esa parte,
iluminada por la ventana pequeña.

En la pared hay marcas de tres huecos verticales que parecen corresponder a una mampara o puerta
ajustada. Pensamos que bien podría corresponder a un iconostasio, es decir, a un cancel o estructura
que en la liturgia antigua hispánica y en la actual ortodoxa griega separa al oficiante durante la
consagración. La tercera marca podría a su vez servir para asilar una pequeña sacristía dentro de las
reducidas dimensiones de esta parte, excavada a manera de ábside. En toda la cueva hay marcas negras
de incendio, que bien pudo haber destruido todo el mobiliario.

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Nicho en la pared de la Iglesia. Pila bautismal y ventana.

- Apenas a unos metros de esta cueva hay, en un cortado del terreno, restos de construcciones
(mechinales, muretes), que pueden pertenecer a eremitorios o viviendas troglodíticas, o a ambos según
las fechas. Al no
haber restos de
cruces no nos
atrevemos a formular
una propuesta
definitiva, pero por
la proximidad de la
iglesia proponemos
el nombre de
Eremitorios-
Viviendas F. En la
imagen aparece el
arqueólogo y profesor de universidad Miguel Ángel Valero Tébar examinando el lugar en noviembre
de 2007.

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- Hay en esta orilla indicios de más

eremitorios, unos 150 metros río
arriba, algunos casi destruidos en las
obras de consolidación de un camino
rural. Le llamaremos Eremitorio G.

- A casi 700 m. río arriba, en una escarbadura del terreno, vemos excavaciones artificiales, que aún
no nos atrevemos a catalogar de eremitorio, a falta de un posterior estudio más en profundidad. La
vegetación y los desprendimientos tapan parte del lugar, pero claramente como se ve en la foto es un
hueco debido a la acción del hombre.

Cabe suponer que un estudio más detallado aún del paraje, incluyendo zonas de peligroso
acceso, nos depare algunas interesantes sorpresas.

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CONCLUSIÓN
La conclusión de el trabajo de investigación que sacamos a la luz en estas páginas sería la
siguiente: en el Río Cabriel, en el paraje llamado “La Rueda”, distribuida entre las dos márgenes del
río, debió de haber un grupo de eremitorios que estuvieron habitados en una época que situamos entre
los siglos V y VI, con una más que probable pervivencia en los primeros siglos de la España
musulmana. Cruces e inscripciones jalonan las dos orillas del río.

Algunas de las cruces visigóticas de conjunto eremítico del Valle del río Cabriel.

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Estos ermitaños se reunirían para el culto una vez a la semana (sábados o domingos) en una
iglesia rupestre excavada en la roca. El lugar presenta unas dimensiones de 10 X 5 x 2 metros, y
presenta restos de un hueco en el suelo para bautizos por inmersión, unos huecos para cancelas que
hacían de iconostasio y evidencias en paredes y techo de haber sufrido un incendio. A dicha iglesia,
preparada para el culto visigótico vigente en la época, se debió de acceder por una escalera exterior de
madera sujeta con tablones, mechinales y sogas a la pared rocosa..

Bomberos del SEPEI explorando la iglesia rupestre.

En resumen, se comprueba no sólo que estaban habitadas tierras consideradas como

abandonadas por los más de los historiadores, sino que nos hallamos ante un interesante foco de vida
religiosa y cultural. Este hecho no parece aislado, pues recientes descubrimientos en toda la península
ibérica constatan la vitalidad de este fenómeno.
Todo ello nos lleva a reconsiderar el tópico de “despoblado sin historia” aplicado injustamente
a La Mancha en general, y a estas tierras entre el Júcar y el Cabriel, en particular.

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