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De lo Jurídico a lo Sustantivo
Resulta extraño que en las reflexiones de un Hidrógrafo se comience hablando de Leyes,
pero sucede que con el tiempo los hidrógrafos nos percatamos que aprendemos primero
la técnica hidrográfica para luego entender la importancia de su aplicación, la cual más
que para la propia institución que representamos es de importancia vital para el país al
cual nos debemos. Hoy quiero trasmitirle a los hidrógrafos más jóvenes (y otros no tan
jóvenes) lo que me llevó años entender, para que de manera más temprana a la mía
puedan ver con mayor claridad, que el trabajo que día a día realizan no es solamente la
aplicación de una formalidad técnica orientada a la obtención de una respuesta de nivel
operacional para la Armada, sino que va más allá del componente hasta desembocar en
nivel de lo Estratégico Nacional.
Por este motivo, al estar conscientes como oficiales navales que la República Bolivariana
de Venezuela depende exclusivamente del transporte marítimo para vender el 100% del
petróleo que exporta, y que igualmente depende del mar para recibir el 90% de todos los
rubros que importa (sobre todo los de primera necesidad que no se produzcan en el país),
entendemos entonces, que la hidrografía como servicio posee, por mandato de la ley,
obligaciones a cumplir que revisten carácter estratégico y que por ende esta actividad
atiende directamente a los fines del Estado.
Lo mismo sucede en el resto del planeta, en donde no resulta muy diferente la
responsabilidad que los Estados le dan a sus Servicios Hidrográficos mayoritariamente en
manos de sus Armadas. Esta última afirmación es fácilmente verificable a través de mera
comparación con los demás países del mundo y en especial con los de nuestra región, en
los que el transporte marítimo es vital para alcanzar importantes objetivos nacionales.
Imaginen entonces en el caso venezolano, la mayor importancia estratégica que cobra del
Servicio Hidrográfico, si sumado al transporte marítimo, se consideran otras importantes
potencialidades e incuantificables riquezas que los espacios acuáticos del país nos
brindan.
Es por ello que voy a comenzar este texto con un enfoque jurídico, sencillo, exponiendo
que para la sociedad y los hombres que la conforman, las leyes son la norma publicada
por la autoridad legítima del Estado, la cual es de obligatorio cumplimiento para los
ciudadanos por estar orientada a generar las condiciones adecuadas para alcanzar la paz
social y consecuente desarrollo humano. En otras palabras, la ley es la norma que regula el
comportamiento social y nos protege como individuos al generar derechos que se nos
deben ser respetados, pero también nos genera obligaciones que deben ser cumplidas.
Así como los individuos ven reguladas sus acciones a través de normas establecidas a
través de las leyes, el accionar de las instituciones del Estado está regulado por un
conjunto de normas jurídicas que sistematizan y determinan la organización, el
funcionamiento, los poderes y deberes de la República en sus relaciones con otros sujetos
de derecho. Todo lo anterior, concebido con el propósito de garantizar, en primer lugar,
una sana y adecuada Administración pública, por otra parte que se cumpla la función
administrativa, y finalmente que exista la justa relación entre los particulares y el aparato
público.
Sencillamente, el incumplimiento o violación del deber impuesto por una norma conlleva
a una sanción administrativa para el trasgresor, en el entendido de que dicho
incumplimiento derivó en un evento dañoso o que pudo haber acarreado daños para la
Nación como consecuencia de dicha violación o inobservancia de la ley.
Un caso específico, tiene que ver con el mandato que taxativamente dispone la ley para el
“Componente Armada” en cuanto a las responsabilidades que debe cumplir en el área de
la Hidrografía (LOFAN, Artículo 22. apartes del 10, 11, 12, 13 y 14), tareas en las que
cuando se incumplen las normas, tanto jurídicas como técnicas, sencillamente se acarrean
daños a la Nación de consecuencias insospechadas debido a que los daños no se
evidencian de forma inmediata.
Si se incumple la norma, Independientemente de las sanciones administrativas que por
daños este incumplimiento pueda acarrear al responsable o trasgresor, quien sufre el
mayor perjuicio es el propio país como un todo. Un ejemplo específico y concreto, es el
del componente Armada el cual cumple con el mandato de los artículos supra citados a
través del Servicio de Hidrografía y Navegación (SHN), quien a su vez por mandato de la
Ley General de Marinas y actividades Conexas (Capítulo VII, Art.185), es el Servicio Oficial
responsable por la elaboración de las Cartas Náuticas del País. Por otra parte Venezuela es
signataria ante la Organización Marítima Internacional (OMI) del Convenio SOLAS, y a su
vez este convenio, de obligatorio cumplimiento en el país, establece que todos los Buques
que naveguen en aguas de cualquier Estado deberán hacerlo con las Cartas Oficiales de
ese país. En Conclusión, si las normas establecidas para esta materia no se cumplieran y
cualquier ente produjera levantamientos hidrográficos y cartas náuticas, el efecto
inmediato sería que el propio sistema al cual estamos circunscritos delataría la situación.
Las consecuencias de que el mismo sistema internacional observe que no hay un orden
claro y ajustado a la ley en cuanto a lo expresado en el ejemplo del párrafo anterior, se
traduciría en un gran daño al país por el mero incumplimiento de la norma. En primer
lugar se manifestaría silenciosamente, como un cáncer, con el aumento de las primas de
los seguros marítimos de TODOS LOS BARCOS DEL MUNDO que toquen aguas
venezolanas, aspecto este que por una parte, dispara el precio de los fletes
encareciéndose para los venezolanos todos los rubros que importamos. Por otra
disminuye las ganancias por la venta del petróleo que producimos al encarecerse su
transporte.
Lo afirmado en el párrafo anterior no es mera teoría, especulación, cuento o presunción.
En el año 2012 una Comisión de Alto nivel ordenada por el Presidente Chávez,
conformada para la época por el Embajador en el UK Dr. Samuel Moncada, vicecanciller
para Europa Lic. Temir Porras, Viceministro de TAA Gral. Pedro Castro, 02 ex
Representantes Permanentes ante la OMI y el Representante Permanente OMI en
ejercicio para esa fecha, fue designada para asistir a Londres a reunirse con el Comité
Evaluador de Riesgos de la Lloyds. Esta comisión, entre otras cosas, fue a solicitar que se le
rebajara el nivel de riesgo a la clasificación de Venezuela la cual es determinante para el
cálculo del precio de la prima de las embarcaciones que navegan en aguas venezolanas.
Entre varios aspectos discutidos, uno de los alegatos de este comité para el alto nivel de
riesgo de la calificación venezolana era el incumplimiento de varios instrumentos
internacionales adoptados por la República, así como la inseguridad jurídica y
discrecionalidad de las autoridades en el ámbito del cumplimiento de las regulaciones
vinculadas al transporte marítimo.
Esto es solo un ejemplo (entre muchos) de lo sustantivo, o sea del daño final que se
produce al país cuando no se cumple la Ley o cuando se pretende incumplir la norma por
quien no posee las competencias pero que trata de imponerse por diversos motivos, ya
sea por desconocimiento o sencillamente por otros intereses diferentes a los del espíritu,
propósito y razón por la que se estableció la norma.
Hablando de competencias y competencias (las que se nos dan y las que poseemos),
vamos a tocar el tema de OCHINA y SHN.
¿Sabemos realmente qué es OCHINA y en qué se diferencia del SHN?
Desde la creación de la Oficina Coordinadora de Hidrografía y Navegación (OCHINA), hoy
Servicio Autónomo Oficina Coordinadora de Hidrografía y Navegación, hay algo que como
hidrógrafo siempre llamó mi atención y esto era ver como el público en general confundía
a OCHINA con la DHN y viceversa. No en tanto, esto tenía una lógica muy clara, ya que por
su naturaleza OCHINA era el ente que mantenía el contacto con los usuarios y público civil
debido a ser la encargada de cobrarle a los barcos una Tasa, establecida en la ley de faros
y bollas, por el uso del Sistema Nacional de señalización Marítima (SINSEMA).
Por otra parte, dada su condición de ente autónomo descentralizado, OCHINA también
ofrecía y comercializaba los servicios especializados de la antigua Dirección de Hidrografía
y Navegación (DHN) hoy Servicio de Hidrografía y Navegación (SHN), claro está, según la
capacidad ociosa de la que dispusiera este Servicio en determinados momentos y
dependiendo el tipo de trabajo. Sin embargo, si bien es verdad que se entendía la
confusión lógica que estos entes de nombres tan parecidos suponían para el público civil
en general, se me hacía muy preocupante escuchar algún miembro de la propia Armada
confundir a la DHN con OCHINA porque esto sí no tenía ninguna lógica y por el contrario
denotaba un gran desconocimiento y confusión institucional.
El hecho es que en el tiempo fueron incrementándose las preocupaciones cuando por
ejemplo se escuchaba al personal de OCHINA hablar o hacer referencia con relación a
prestarle apoyos a la DHN como que si estuviéramos hablando de entes independientes
que no tuvieran que ver nada el uno con el otro, cuando la realidad es que por ley
Nacional y Convenios Internacionales (que son ley de la República), el hoy SHN era y sigue
siendo el ente responsable por el mantenimiento del SINSEMA, actual Sistema Nacional de
Ayudas a la Navegación Acuática, razón de ser de la competencia legal que posee OCHINA
para “cobrar” la ya mencionada Tasa.
Más preocupante aún, lo era escuchar que en ocasiones OCHINA, sin coordinación alguna
decidía realizar trabajos comerciales sin tomar en consideración a SHN, contratando a
terceros e incumpliendo la propia Ley de Marinas y Actividades Conexas, acarreando
diversas consecuencias negativas contrarias al espíritu de la norma, al orden institucional
y al espíritu de los beneficios para lo cual fue pensada y sancionada la referida ley de
Faros. Definitivamente la Armada como institución no tenía clara la diferencia entre
OCHINA y SHN lo que fue conllevando en el tiempo a la toma de muy malas decisiones en
desmedro de lo que establece la ley y consecuentemente en menoscabo del sano
funcionamiento del transporte marítimo en el país, aunque esto no se vea abiertamente.
Hoy en día, mis preocupaciones son mucho mayores al haber madurado mi experiencia
como hidrógrafo además de haber estudiando y asimilado el funcionamiento de la
máxima instancia internacional en asuntos marítimos como lo es la Organización Marítima
Internacional (OMI), en donde se puede evidenciar con mayor certeza que el
cumplimiento de la norma se corresponde con todo un entramado de reglas que deben
ser coherentes desde su comienzo hasta su fin, y que de no ser así, quienes terminan
sufriendo las consecuencias son los Estados Incoherentes en la aplicación de las
regulaciones establecidas. Estados que a la postre terminan experimentando un pobre
desarrollo de su transporte marítimo.
¿Somos Coherentes en la aplicación de nuestras normas?
En este punto voy a comenzar recordando que OCHINA nace creada por la propia ley de
Faros y Boyas, con naturaleza autónoma y desconcentrada para poder cumplir con el
mandato de ser el ente recaudador de los pagos que especifica la misma norma. O sea, su
misión principal es recaudar la mencionada Tasa. Esta ley se promulgó ante la necesidad
de poder contar con fondos que permitieran compensar, en alguna medida, los altos
costos que representan para la Armada la tecnología y los materiales requeridos para
mantener al SINSEMA. Al mismo tiempo y como objetivo secundario, aprovechar la
estructura comercial de OCHINA y las capacidades “ociosas” de la DHN (hoy SHN) para
comercializar ciertos trabajos y para también poder vender a particulares cartas náuticas,
libros de faros, almanaques náuticos y libros de marea, como una forma de generar
recursos extras para la manutención del propio SINSEMA. Por ser un servicio autónomo
(ver ley de Servicios Autónomos), los recursos recaudados por OCHINA estarían entonces
destinados por ley a ser reinvertidos en la mejora del propio sistema, utilizarlos en otras
cosas, aunque para algunos se justifiquen e inclusive alguna autoridad lo convalide, esto
no deja de ser una violación maquillada de la ley.
Aprovecho para aclarar con relación al párrafo anterior, que la ley de Faros y Boyas deja
claro cuál es la conformación del SINSEMA, siendo que la Carta Náutica es la base del
referido sistema. No existen señales de navegación instaladas en ningún espacio acuático
para que un barco navegue sin una Carta Náutica. Los faros, boyas, balizas, enfilaciones,
receptores de señales de radar, equipos electrónicos de guía y posicionamiento terrestre,
equipos de guía y posicionamiento satelital, libros de faros, derroteros de las costas,
Libros y Tablas de Marea, no tendrían razón de ser si no existe una Carta Náutica que los
contenga o haga referencia a ellos.
Por otra parte el carácter legal para la investigación nacional o internacional de un
accidente marítimo o de la reclamación de un seguro marítimo, parten de la existencia de
una “Carta Náutica Oficial y actualizada” a bordo, y en ningún caso de faros ni de boyas,
ni de ningún tipo de ayuda a la navegación o libro con información náutica. Es por ello que
por poseer una estructura organizacional adecuada, contar con el conocimiento técnico
(know how), tenerla experiencia institucional y por la existencia de leyes que le otorgan la
competencia, son los elementos que sin sombra de dudas nos dejan claros en cuanto a
que, por una parte, el SHN es el ente responsable, competente y con las competencias
para la administración del SINSEMA y por otra que es el ente encargado y responsable de
editar las Cartas náuticas Oficiales del país.
Hace poco leí el reglamento “Reglamento de la Ley de Faros y Boyas y del Sistema
Nacional de Ayudas a la Navegación Acuática” de fecha lunes 17 de octubre de 2016
titulado. Lo primero que se me vino a la mente fue el nombre. ¿Por qué un reglamento,
que debe regular con mayor detalle el cumplimiento de una ley, comienza cambiándole el
nombre arbitrariamente al propio Sistema que está denominado taxativamente por la
propia Ley y que de paso dicho reglamento debe de regimentar?. Termina la ley hablando
de una cosa y el reglamento de otra. Esto de entrada ya es una incoherencia.
La ley Faros y Boyas claramente habla es del Sistema Nacional de Señalización Marítima y
otras ayudas a la navegación existentes en los espacios acuáticos sujetos a la soberanía y
jurisdicción de la República. Quien habla de Sistema Nacional de Señalización Acuática, de
paso manera incorrecta, es la Ley de Marinas y Actividades Conexas (no sé qué le pasó a la
consultoría jurídica de la Armada en esta materia, pero esto no viene al caso). El
reglamento ya citado arrastra este error sumado a que lo que se tenía que reglamentar
era la Ley de Faros y Boyas y no el SINSEMA. A parte de la Coherencia está el sentido
común, y uno se pregunta si ¿del punto de vista Jurídico se podrán reglamentar en un
mismo documento con relación a dos leyes diferentes? Esto es solo la continuación de las
incoherencias. Parafraseando aquello de que “cuentas claras conservan amistades” yo
diría que “normas claras conservan la coherencia” evitando así males mayores.
Como estamos hablando de coherencia en la norma para así evitar daños a la Nación,
tengo que mencionar uno de los aspectos que a mi juicio se hace más preocupante por su
incoherencia desmedida que es ver el art. 14 del reglamento “Reglamento de la Ley de
Faros y Boyas y del Sistema Nacional de Ayudas a la Navegación Acuática”. En primer lugar
es impresionante ver como un REGLAMENTO asigna unas competencias que no las asigna
la propia ley de “Faros y Boyas”, mucho menos las “Ley Orgánica de la Fuerza Armada
Nacional”, “Ley Orgánica de los Espacios Acuáticos” y la “Ley de Marinas y Actividades
Conexas”. Este reglamento lo pone a uno a dudar de las propias competencias de la
Armada, las cuales poseen una lógica institucional y pareciera que ahora pasan a tener un
enfoque comercial porque así lo expresa un reglamento. Esto lo digo ya que véase como
se vea OCHINA es un servicio autónomo que depende del Ministerio de la defensa más no
depende de la tutela directa de la Armada. ¿Es esto racional, lógico y coherente?
En segundo lugar, para que el Estado le asigne COMPETENCIAS a un ente u órgano, ese
ente deberá ser COMPETENTE en esa materia e igualmente deberá estar dotado de la
estructura, de los medios y del recurso humano necesarios para asumir esa competencia,
por lo que no solo depende de que se cuente con los recursos financieros como es el caso
del Servicio Autónomo. En este sentido igualmente me pregunto, ¿será que OCHINA
posee la estructura Organizacional para asumir las competencias de un servicio
hidrográfico?
Por otro lado, más allá de los recursos financieros y la estructura operacional destinada a
hacer hidrografía, ¿Cuenta OCHINA con la cultura organizacional necesaria para tomar
decisiones acertadas en función de los intereses del país en materia de Hidrografía,
Oceanografía, señalización y Cartografía Náutica?. En este punto, alguien podría decir que
el Director de OCHINA le puede consultar al Director del SHN cualquier asunto vinculado a
estas materias, a lo que me pregunto de nuevo, ¿es esto coherente?, ¿por qué habría que
asignarles las decisiones técnicas a órganos sin la calificación para tal fin? Total, como veo
las cosas, las leyes supra citadas son muy claras en la asignación de competencias para los
órganos competentes responsables y se acabaría por lo menos con el problema de la
incoherencia.
Sin embargo podemos hacer un ejercicio mental diferente y tratar de analizar las cosas
desde otro ángulo argumentando a contrario lo siguiente:
1) ¿Para qué el Componente Armada posee un servicio con una estructura especializada
en el área de la hidrografía la cual cuenta con cuatro estaciones Hidro‐oceanográficas y
dos estaciones de Balizamiento, distribuidas a lo largo de la costa del país?
2) ¿Por qué el SHN posee una estructura especializada en Cartografía Náutica,
conformada por cartógrafos náuticos calificados para realizar Cartas Náuticas de papel,
Cartas Náuticas Electrónicas y productos cartográficos de diferentes alcances?
3) ¿Para qué el SHN cuenta con una División de Navegación que alberga un departamento
de Meteorología Marítima, un departamento de climatología y un departamento de avisos
a los Navegantes?
4) ¿Por qué el SHN posee un departamento de Oceanografía que sirve para evaluar, entre
otras cosas, los parámetros oceanográficos que se reflejan en las Cartas náuticas?.
5) ¿Por qué SHN es el ente responsable por el Centro nacional de Datos Oceanográficos
del país y representante por Venezuela en esta materia ante la Comisión Oceanográfica
Intergubernamental.
6) ¿Por qué la Armada envía Oficiales a estudiar Hidrografía dentro o fuera del país, y son
monitoreados por SHN?.
7.‐ ¿Entiende OCHINA el verdadero propósito estratégico, más allá del cobro de unos
royalties, del Convenio con la Oficina Hidrográfica del Reino Unido?
Definitivamente y a la luz del “Reglamento de la Ley de Faros y Boyas y del Sistema
Nacional de Ayudas a la Navegación Acuática” aquí hay algo que no se entiende y otra
incoherencia institucional de esas que tanto nos afectan, por lo que surgen otras
preguntas, ¿será que esta organización denominada SHN no hacía falta? Sería entonces
importante analizar, ¿cuál es el papel del SHN para la Armada y su responsabilidad con el
país si sus competencias y responsabilidades las posee otro ente no competente, de paso
asignadas por un reglamento que desconoce el mandato de otras leyes vigentes de la
República.
A todas luces, la lógica elemental dice que si SHN tiene cumpliendo la misión que se le
asignó desde la inauguración del Observatorio Cajigal en 1888, es ese ente el que
históricamente ha desarrollado sus competencias para cumplir correctamente las
funciones que en esta materia le asignan la LOEA y la CRBV. Cabría preguntarse de nuevo,
si se crea una ley de balizaje aéreo y a OCHINA dada su capacidad administrativa se le
asigna la competencia de recaudar una nueva Tasa impositiva, entonces ¿deberá asumir
también las competencias de la Aviación Naval?
El espíritu de lo comercial es lo comercial, y el de lo institucional es lo institucional y
primigenio. Los servicios autónomos nacieron dentro de la Fuerza Armada con una misión
que era la de aprovechar las capacidades ociosas de las diferentes Fuerzas, ahora
organizadas como Componentes. No nacieron para asumir las competencias del
componente, mucho menos cuando ahora todos se agrupan organizacionalmente fuera
de los de los propios componentes aunque dentro del mismo ministerio de adscripción.
Como los mirones somos de palo solo nos hacemos preguntas, por lo que continúo
manifestando mis innumerables dudas y me pregunto con verdadera preocupación:
¿Estará OCHINA consiente que el Cartografiado Náutico, más allá de un asunto Comercial,
posee implicaciones vinculadas al Ejercicio de Soberanía en los espacios acuáticos?
Cabe destacar que por este motivo es que el Cartografiado náutico lo lleva directamente
el componente Armada como un asunto estratégico y parte de sus competencias muy
particulares, por lo que desarrolló una estructura capacitada en la materia, para que a la
par del país, este ente creciera y se fortaleciera. Esa estructura se llama SHN. OCHINA
debe ser eficiente y competente cumpliendo el mandato que taxativamente le da la ley
que la creo, cobrando la Tasa establecida por la referida ley. SHN debe serlo cumpliendo
sus competencias y siendo competente como Servicio Hidrográfico.
Por otra parte surgen más preguntas como, ¿estará OCHINA consiente que los avisos a los
Navegantes venezolanos y de bandera extranjera para que puedan ser distribuidos
mundialmente y tengan valides internacional (legalidad jurídica y comercial) deben ir a un
Centro de Coordinación denominado la NAVAREA IV y que eso es un convenio
internacional regentado por la OMI, del cual la República es signataria y en donde el SHN
es el punto nodal y órgano responsable por Venezuela?
¿Estará OCHINA consiente de la ruptura ética institucional que supone que el propio ente
que funge como autoridad Hidrográfica sea competencia (competencia comercial) para los
privados que prestan estos servicios en el país? A mi juicio, es muy
diferente comercializar una capacidad ociosa de un tercero a ser quien autoriza y controla
la realización de trabajos hidrográficos, siendo que al mismo tiempo comercializa trabajos
iguales a los que realizan los autorizados. Una copia de los trabajos realizados por los
privados debería ir al Centro Nacional de Datos Oceanográficos. Es saludable que un
Servicio Autónomo sea la autoridad que regenta la materia. ¿No se puede prestar esta
situación para críticas a la institución?. Esto a mi juicio sería pagarse y darse el vuelto.
Esto no es ni ético ni coherente.
Podría seguir citando infinidades de casos y situaciones que exigen de coherencia en
cuanto al cumplimiento de las normas y a las competencias que debe cumplir el órgano
del poder público nacional encargado de la prestación del Servicio de Hidrografía y áreas
conexas. Sin embargo la idea no es criticar el Reglamento sino reflexionar sobre los daños
que causaría la aplicación del mismo. Porque un punto que no se ha tocado en estas
reflexiones, aparte de los daños por la no aplicación de la norma, es el de cómo afecta
esta dicotomía funcional al SHN.
Lamentablemente si se deja de cumplir lo que dicen las leyes para cumplir lo que dice un
reglamento con pretensión de ley, a parte de la incoherencia y daños que se acarrean al
país por los motivos ya expuestos, también se acarreará un daño a la institución que
cumplía por mandato de la ley las competencias que ahora ya no cumplirá. Este ente entre
otras cosas, dejará de tener motivos para recibir recursos, o para calificar personal en el
área o simplemente no será necesario continuar con su permanente desarrollo técnico
institucional de la mano con los nuevos tiempos y los intereses acuáticos Nacionales,
cuando menos.
En este punto quienes regentan las organizaciones involucradas en esta reflexión deben
detenerse a pensar y preguntarse de manera descarnada: qué se quiere y cuánto tiempo
se desea que dure lo que se quiere.
Suena medio a trabalenguas pero resulta sencillo su significado. Si lo que se quiere es una
organización que para el ministerio de adscripción produzca mucho dinero permitiendo
acumular capital de forma rápida y que puedan estos recursos ser de fácil empleo a lo
interno de la institución, entonces hay que cumplir con el recién creado reglamento. Lo
malo es que esta solución puede que no dure mucho, porque podríamos estar matando a
la gallina de los huevos de oro, ya que recolectar una Tasa por un servicio no es levantar
espacios acuáticos ni realizar cartas náuticas para que estas hagan referencia de un
servicio público llamado SINSEMA del cual por su empleo se debe pagar.
Si lo que se desea es fortalecer a una organización que por encima de la acumulación de
capital trabaje a los fines del Estado, sus intereses y objetivos nacionales, entonces hay
que seguir cumpliendo con lo que rezan las leyes LOFAN, LOEA y Ley de Marinas y
Actividades Conexas. Para eso fueron sancionadas estas leyes posterior a la redacción y
aprobación de nuestra CRBV, para que hubiera coherencia funcional de la administración
pública para el sector acuático a los fines de salvaguardar los más altos intereses del
Estado. Un desarrollo Nacional coherente de los espacios acuáticos sí conllevará a
mayores beneficios para todos, contribuyendo al desarrollo social por encima de una
mera acumulación rápida de capital.
Si el reglamento fue promulgado en gaceta oficial, es fácil deducir que un sector estuviera
a favor de lo allí reglamentado, pero es muy difícil pensar que el Estado Mayor Naval
puede haber estado de acuerdo con los alcances del mismo. Sin embargo sencillamente
no lo sé, solo son meras especulaciones ante lo que para mí podría ser evidente y que
considero un contrasentido funcional institucional.
Como se decía en la antigua ESGN, “un problema es la diferencia entre el ser y el deber
ser” y como para mi tenemos aquí un gran problema en la próxima entrega daré mi
humilde opinión en cuanto a cómo podríamos resolver el mismo avizorando el beneficio
para ambas caras del problema. Al final OCHINA fue ideada para complementarse con el
SHN y no para hacerlo desaparecer.
Como dicen los Hidrógrafos… “No se puede defender un mar que no se conoce”.
Consideremos que hidrografía va más allá de ser un simple asunto comercial, es una
cuestión de soberanía.