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debido a
ese largo período de paz externa, la cultura celta tuvo allí un desarro
llo endógeno como en ningún otro lugar de Europa;
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la obra de Juan
Escoto Eriúgena, aceptando en ella la presencia de un vocabulario
griego y expresiones nítidamente clásicas aliado de continuas refe
rencias patrísticas junto con otras que preanuncian a los escolásticos,
percibiendo incluso, dentro de una composición textual neoplatónica
y pseudodionisíaca, la infiltración de concepciones y puntos de vista
peculiares en cuyas oscuridades y gusto por lo complicado algunos
creen ver la influencia celta
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cuando la mente humana se propone investigar el mundo e
intenta percibir las cosas, su capacidad le permite abarcar todo lo que
existe dentro de una división fundamental: la de la oposición de lo
que es, y lo que no es, o sea, encarar la existencia racionalmente bajo
el punto de vista de los límites de cada tipo de existencia.
de ningún modo Juan está considerando el mundo
o las cosas tal como son en sí mismas, sino como son investigados y
percibidos por la mente humana, que los analiza, clasifica, denomina
y divide.
Para Juan Eriúgena, aquello que dentro de lo
trascendente (específicamente en el Ser Supremo) no es comprensi-
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ble, es nada, es no ser, porque es, a pesar de que no puede ser llamado
de la misma manera que los seres que podemos nombrar
la mente también comprende lo que
quiere decir cuando dice nada o no ser. O sea, el ser del cual se habla
es el ser que puede ser entendido y nombrado, y no el ser como tal
esta incapacidad del intelecto humano de abarcar toda
la extensión óntica del ser -o mejor, del concepto de ser- marca y
define el punto de partida ontológico de la teoría del conocimiento
de Eriúgena
el ser es en sí mismo más allá de todo límite, o bien, que es en sí
mismo absoluto y que el intelecto humano es en sí mismo limitado.
la
incapacidad humana de comprender el Ser.
al afirmar que el Ser
es absoluto ya se está expresando una forma de conocimiento del
ser, porque se presupone que se sabe lo que es absoluto, lo que es ser,
y lo que es absoluto en su función de predicado de ser.
es necesario entender lo que es esa
alegada incapacidad humana de entender el Ser, para aceptar que el
intelecto humano pueda, y en qué formas, entender el Ser ilimitado;
esto presupone, de alguna manera, que existe en el hombre cierta
capacidad ilimitada de entender.
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es porque ese concepto se ofrece o aparece a la mente
como el más inmediato, simple y adecuado para ese objetivo.
Naturaleza se aplica a todo lo que existe y a lo que no existe,
tanto a aquello que la mente percibe cuanto a aquello que la mente
percibe que existe sin poder alcanzarlo, porque trasciende a su inten
to de captarlo conceptualmente. Naturaleza es entonces algo que se
define como que es y/o no es, sin que se perciba el cómo es, ya que
tanto de lo inexistente como de lo trascendente no se puede saber
cómo es, solamente se sabe que es o que no es.
Naturaleza
solamente es aquello que es predicable, aunque sea la idea totalmente
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abstracta del no ser (el límite del ser), y del ser trascendente, que no
es, en el sentido de que no es nada de aquello que podemos concebir
como que es. En realidad es algo que está en la mente, que puede ser
predicado con mucha mayor amplitud que el concepto de ser.
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Los
sentidos ven y sienten las cosas físicas, los fenómenos; ahora bien, la
percepción de la realidad propiamente dicha es un acto racional a
través del cual las causas primordiales se contemplan en su belleza y
en su unidad
conocer mediante
los sentidos es conocer la división de lugares, los movimientos de los
tiempos, la dispersión de la multiplicidad, las diferencias de cualida
des y cantidades, la extensión de la masa total (molis magnitudine
tumidum), los espacios en largo, ancho y altura.
El verdadero conocimiento es el conocimiento de lo inmutable:
conocer aquello que cambia es no conocer, porque cuando se consi
guió saber lo que es ya su objeto cambió, y no es más lo que era.
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el mundo es una
manifestación divina, una revelación paralela y complementaria a la
revelación contenida en las Escrituras. El mundo es una teofanía:
Dios creador es como recreado en todas y cada una de las cosas del
mundo
A partir de este punto principal derivan otros usos de la
idea de teofanía, como la de la concretización de los números
«los números están en la Mónada, de donde por
procesión se convierten en los géneros y en las especies a través de los
cuales pueden ser entendidos por las inteligencias; de esta manera es
como si tuvieran un segundo nacimiento en la naturaleza racional, en
la cual se muestran más claramente en sus capacidades (suas virtutes
manifestius propagant) recibiendo ellos, en la memoria y en los sen
tidos las fantasías, o mejor dicho, las teofanías», pero lo que surge en
la memoria y en los sentidos, agrega Juan, no es material, pues deriva
de los propios números inmateriales
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El verdadero orden y
armonía del mundo es en realidad el de las causas, mas éste, por
superar la capacidad humana del entendimiento, puede escapar a
nuestra comprensión dado que sabemos muy poco respecto de él.