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Presentación

1. Antecedentes
2. Ubicación del debate en torno al aborto consentido
3. Bien jurídico protegido
4. Objeto material.
5. Limites mínimo y máximo de la humana en el delito de
aborto.
6. Sujeto activo
7. Sujeto pasivo
8. El consentimiento
9. La acción típica el “causar un aborto”.
10. El tipo subjetivo
11. El debate sobre las alternativas penales al aborto
12. Conclusiones:
Presentación

La comprensión del delito de aborto precisa tener presente que el


análisis de esta figura penal trasciende los terrenos de la dogmática
penal, mostrándose entre otros, como un conflicto de intereses,
entre la voluntad de la madre embarazada y la protección jurídica
del concebido. El delito de aborto es por ello uno de los espacios
más discutibles y donde se producen posiciones encontradas,
algunas más guiadas por la influencia ideológica y religiosa.

Sin embargo, cualquier análisis del aborto no puede ignorar la


terrible realidad que se practican entre 100,000 a 500,000 abortos al
año en el Perú. Respecto al aborto la mayoría de los peruanos piensa
que es algo reprochable, pero, si se les informara sobre las
especificas razones que motivan el aborto como, motivado por ser el
concebido producto de una violación sexual, o porque la
embarazada se encuentra en estado de abandono moral y material,
o el feto padece de alguna malformación que harán imposible su
sobrevivencia, como la anancefalia, en esos casos el consenso
aparente de rechazar el aborto se vería en cuestión. Ante esas
realidades de poco valen las leyes penales, de ello dan cuenta que
estadísticamente a pesar del número elevado de abortos son
escasos los procesos por dicho delito.

La verdad es que muchas mujeres peruanas que deciden abortar lo


realizan por sus posibilidades en mejores condiciones y con mayores
seguridades, por ello se termina considerando al delito de aborto
como una problemática de los sectores pobres, personas que
carecen de educación reproductiva y han sido víctimas de alguna
violencia, muchas veces, a estas personas se le exige bajo amenaza
de condena moral y sanción penal el tener hijos, el Estado se
desatiende después de los mismos que, probablemente,
materialmente y moralmente serán abandonados, “no es ajeno
observar que el problema del aborto tiene causas sociales,
económicas y psicológicas, entre otras. Por ello, mientras no se
determine una política adecuada que ataque de manera frontal las
desventajas económicas, sociales, laborales, educativas y de salud
seguirá existiendo el aborto y con él, el divorcio entre la ley y la
realidad. La práctica clandestina del aborto, que constituye en la
actualidad un grave problema social, demuestra que la legislación ha
quedado rezagada por no brindar una adecuada solución al
problema.”

Las cifras que se manejan acerca del aborto son sólo estimados que
resultan difíciles de establecer, pues sólo se reportan los abortos
que traen consecuencias a la salud de la gestante, “se descubre la
comisión del delito de aborto cuando las maniobras abortivas
acarrean consecuencias funestas para la salud y muchas veces para
la vida de la abortante, caso contrario, ni llega a sospecharse. En
cambio, el aborto también ilegal, practicado por el profesional
inescrupuloso de la medicina, nunca se descubre pasando a
engrosar lo que se conoce con la etiqueta de -la cifra negra- del
delito de aborto. De modo que no es errado ni arbitrario sostener
que la tipificación de las conductas delictivas de aborto aparecen
como meramente simbólicas.”

El presente ensayo pretende dar cuenta de las posiciones


doctrinales respecto al delito de aborto, centrando su estudio en el
aborto consentido, en la parte final plantear una alternativa frente a
éste.
1. Antecedentes

Si nos remontamos al periodo anterior a lo que se conoce como


derecho penal moderno, encontraremos que, por ejemplo, “en el
derecho romano prevaleció la concepción del feto como “muliere
portio vel viscerum”, criterio que condujo a mantener impune el
aborto hasta la época imperial, y a castigarlo a partir de ese periodo
únicamente por razones demográficas o por constituir una defensa
del derecho del concebido o de la mujer una especie de política
demográfica, o en todo caso por constituir una ofensa al padre
legítimo. Estas consideraciones esencialmente utilitarias, que
fundamentaron la sanción del aborto durante gran parte del periodo
romano, sufrieron una fuerte modificación con la irrupción del
Cristianismo y su consideración del embrión como portador del alma
humana. La influencia de la tesis de la animación desembocó en un
progresivo incremento de la represión penal del aborto, que a partir
de la Edad Media se castigó con gran severidad. En general, las
legislaciones de la época distinguieron entre la muerte del feto
animado e inanimado. En el primer caso, el hecho se equipara al
homicidio, sancionándose consecuentemente con la pena capital.
Las penas eran mucho más leves, en cambio, si la destrucción del
embrión se producía antes del momento de la recepción del alma.
Un claro ejemplo de este sistema, inspirado en el Derecho canónico,
se encuentra en las Partidas, donde se amenazaba el aborto del feto
animado con la pena de muerte y en los demás con el destierro en
una isla” , tal como se aprecia se imponía la pena más drástica.

La posición actual del Cristianismo, representada por la Iglesia


Católica, “parte de la Apostolicae Sedis de Pio IX, del 12 de octubre
de 1869, donde se abandona la multisecular distinción entre feto
animado e inanimado que daba lugar a efectos sancionatorios muy
distintos en caso de aborto. A partir de entonces, la posición oficial
de la Iglesia es la de proteger a ultranza la vida del feto, sin admitir
discusión alguna en el periodo de gestación, ni atender a posibles
conflictos de intereses.”
La legislación penal peruana, en su primer Código penal el de 1863,
regulo en el artículo 243°, prescribiendo que “la mujer embarazada
que con propósito causare su aborto o consintiera en que otro se lo
causare, sufrirá reclusión de cuarto grado. Si fuera de buena fama y
cometiere el delito obcecada por el temor de que se descubra su
fragilidad, se rebajará un grado de la pena”. Entre los comentarios
de la época, Viterbo Arias indicaba su posición contraria a los que
pretendían castigar la concepción, bajo el fundamento de la
dificultad probatoria, por lo que toda aproximación sexual ha de
considerarse como un acto inmoral más no antijurídico.

Posteriormente, con el Código penal de 1924, en su articulo 159, se


prescribió que el delito de aborto se configuraba cuando “la mujer
que por cualquier medio adoptado por ella o por otro con su
consentimiento, causare su propio aborto, sufrirá prisión no mayor
de cuatro años”; mientras que la figura del aborto consentido se
encontraba en el artículo 160 en los siguientes términos “el que
causare el aborto de una mujer con el consentimiento de ella o le
prestare asistencia con tal objeto será reprimido con penitenciaria
no mayor de cuatro años o con prisión no mayor de dos años. El
tiempo de la pena puede extenderse hasta seis años, si el aborto o el
procedimiento empleado para él, causare la muerte de la mujer y si
el delincuente pudo prever este resultado”. Ya en este Código penal
se aceptaba el indicador terapéutico, el que se incluía en el articulo
163° con la siguiente configuración “no es reprimible el aborto
practicado por un médico con consentimiento de la mujer encinta, si
no hubiere otro medio de salvar la vida de la madre o de evitar en su
salud un mal grave y permanente.”

2. Ubicación del debate en torno al aborto consentido

Es consenso el entender al delito de aborto como la destrucción de


la vida humana, producto de la concepción, dentro del claustro
materno, o por su expulsión prematuramente provocada, luego de
la anidación del óvulo fecundado en el útero y hasta antes que se
inicien las contracciones intrauterinas y los dolores del parto ,
asimismo, que para su tipicidad resulta indiferente el medio que se
haya utilizado, “ellos pueden ser de naturaleza mecánica o química
(fósforo, mercurio, arsénico, etc.), su origen puede ser vegetal,
animal o mineral, puede tratarse de productos naturales o
artificiales, puede tratarse de una sustancia líquida, sólida o gaseosa
y es indiferente la vía por la que se administre (oral, cutánea,
vaginal, etc.).”

Se aprecia también un tratamiento similar en la legislación


comparada en castigar con mayor dureza el aborto no consentido,
en tanto vulnera, además de la vida, la libertad de la gestante, su
autodeterminación de decidir la interrupción de su embarazo, y
resulta materia de debate la despenalización de esta conducta.

El protagonismo de la mujer en esta forma de aborto es indudable, y


ha obligado a que el derecho penal se plantee “si le puede exigir a la
embarazada la continuación de un embarazo no querido, bajo la
amenaza de la pena (principio de no exigibilidad de otra conducta)” .
Debe aceptarse que en el aborto se presenta un conflicto de
intereses entre la vida intrauterina y dichos bienes jurídicos de la
mujer que se encuentran comprometidos con el embarazo no
deseado.

Se pueden entonces señalar a grandes rasgos para proporcionar una


visión general las dos posiciones contrapuestas:
a) “incondicionada en contra del aborto es la postura que defiende
que la vida del embrión o la del feto deben preservarse desde el
mismo momento de la concepción, sin admitir ninguna diferencia de
tutela en todo el proceso de embarazo ni aceptar excepción alguna
en base a posibles conflictos con otros intereses.” En esta posición
tenemos la doctrina oficial de la Iglesia Católica, que por siglos
sostuvo, apoyada en los planteamientos de Aristóteles, San Agustín
y Tomás de Aquino, respecto a la animación; y
b) “Incondicionada a favor del aborto, es la posición de quienes
defienden la plena liberalización del aborto sobre la base del
reconocimiento absoluto de la libertad de la mujer para decidir
sobre su propio cuerpo, bien porque el feto es una pars ventrix que
queda sometida a su arbitrio, bien porque el derecho a tener hijos
correlativamente debe implicar el derecho a no tenerlos; esto es: el
derecho al aborto.” Estos últimos son los que proclaman el derecho
absoluto al aborto, e inclusive plantean la posibilidad de permitirlo
hasta en el noveno mes de embarazo . Esta posición la consideramos
insostenible: Primero, por razones jurídicas, en virtud de la
protección de vida humana conforme lo establece la Constitución
del Estado y, en segundo lugar, por el grado de conciencia social.

Sobre estas posturas, la legislación penal plantea dos sistemas: un


sistema de plazos y un sistema de indicaciones o indicadores. El
primero propone la impunidad de todo aborto consentido dentro de
las doce primeras semanas de gestación. En ese sentido “unas veces,
por considerar que antes de los tres meses de gestación no hay vida
digna de protección penal (sobre la base de la distinción entre
embrión y feto o entre vida como puro proceso biológico y vida
humana). Otras, porque el valor de la vida del embrión hasta ese
momento es menor que el de otros intereses de la madre,
fundamentalmente su vida, integridad, intimidad y el libre desarrollo
de la personalidad que deben prevalecer sobre aquélla” . Después
regresaremos para esbozar una posición frente a este sistema.
El segundo es el “sistema de las indicaciones, basado también en el
conflicto de intereses, se diferencia de la teoría del plazo en que
concede la preferencia general a la protección de la vida del
nasciturus, salvo que concurran circunstancias que en el caso
concreto hagan prevalecer los intereses de la madre. Así ocurre
cuando el embarazo supone un peligro para la vida o la salud de la
madre (indicación médica o terapéutica); cuando el embarazo tenga
su origen en un delito contra la libertad sexual (la mal llamada
indicación ética); cuando sea probable que el feto vaya a nacer con
graves malformaciones (indicación eugenésica); o, cuando el
nacimiento suponga un grave quebranto económico y social para la
embarazada o su familia (indicación social). En estos casos, la
protección de la vida del feto, dentro de los plazos legalmente
establecidos, debe ceder ante los intereses de la madre, que se
consideran preferentes.”
3. Bien jurídico protegido

En torno al bien jurídico protegido en el delito de aborto tenemos


tres posiciones, como: a) vida humana en formación; b) la esperanza
de vida del nasciturus; c) el interés demográfico del Estado.
Todo planteamiento acerca del delito de aborto pasa por establecer
cuál es el interés tutelado para el derecho penal. En ello existe una
posición que, partiendo de la definición constitucional de protección
del concebido, considera que el bien jurídico protegido es la vida del
producto de la concepción, la vida del feto o “la tutela de la vida
prenatal” ; sin embargo, no faltan autores para quienes el bien
jurídico protegido es el interés demográfico del Estado o la
perpetuación de la especie . En contra de la utilización del término
vida humana dependiente para referirse al feto o embrión humano,
se ha llamado la atención señalando que ello es impreciso pues el
recién nacido también tiene dependencia de las personas mayores .

Asimismo se plantea que “la caracterización del bien penalmente


protegido, y del objeto material del delito, fuertemente anudado a
aquel, afronta dos retos fundamentales: la precisión de su inicio en
el proceso biológico que desata la fecundación y la respuesta a la
cuestión de la viabilidad intrauterina como requisito del objeto de la
protección.”
Posición casi totalmente abandonada es de quienes lo definen como
“el interés demográfico del Estado”, pues como da cuenta Laurenzo
Copello al señalar que en el presente, entre los autores españoles,
sólo Queralt sostiene esta afirmación como el objeto de tutela del
aborto. Entre otras razones, se rechaza esta posición por su
inconsistencia, en tanto la protección dependería de las
fluctuaciones de crecimiento de la población; máxime si esta
posición colisiona en la actualidad precisamente con las políticas de
salud reproductiva que tienden al control de la natalidad, la
planificación familiar, y la difusión de métodos de anticoncepción.
“Si el planteamiento aludido tuviera alguna coherencia y fuera
consecuente con sus puntos de partida debería también plantear la
necesidad de configurar como delito la esterilización y el uso de
medios y métodos anticonceptivos.”

Respecto a la posición de considerar como bien jurídico tutelado “la


esperanza de vida”, ésta se fundamenta en que “el concebido no
constituye todavía una vida humana en sentido estricto –sobre todo
antes de la 12° semana– dado que no posee forma humana, sus
órganos no se han desarrollado y carece de actividad cerebral propia
del sistema nervioso central.” Posición que es inexacta, puesto que
el embrión o el feto materialmente no es ninguna esperanza de vida,
constituye una realidad. Por ello, incurre en error al pretender
sostener que “la fundamentación parte de la falta de certeza sobre
la existencia de vida humana en el ser en gestación. En la etapa
prenatal, dicen los partidarios de esta tesis, sólo existe la expectativa
del nacimiento de un nuevo ser humano al término de la gestación,
de donde se sigue que no puede ser la vida humana el objeto de
tutela, sino en todo caso la esperanza de que ésta surja, el valor
sociocultural que representa el futuro miembro de la sociedad.”

En nuestra consideración esta concepción no puede tener cabida,


puesto que con el conocimiento científico actual es insostenible que
el embrión humano sea una simple esperanza de vida. Tal vez lo que
exista es una asimilación de aquel concepto con el de persona desde
el punto de vista del Derecho civil, por lo cual “se llegaría al absurdo
y a la extrema contradicción lógica de plantear como objeto de
tutela algo que no existe y que no tiene alguna virtualidad físico-
biológica (ontológica), pues una esperanza de vida no es todavía una
vida humana, sino simplemente una expectativa de ella. El derecho
penal, lejos de tutelar bienes e intereses personales y sociales,
pasaría a proteger ficciones y “proyectos” que todavía no son
realidades.”

Como señala Laurenzo Copello , “la tesis de la esperanza de vida, en


su versión moderna, estuvo fuertemente influenciada por la
necesidad de restar valor al nasciturus de cara a justificar la
despenalización parcial del aborto. Partiendo siempre de una cierta
identificación entre vida humana y persona, muchos autores
creyeron que para evitar reparos constitucionales era preciso
desvincular el delito de aborto de la idea de tutela de la vida
humana, y por eso acudieron a un bien jurídico que, sin distanciarse
definitivamente de la vida, les permitía restarle valor frente a los
intereses de la mujer”, es decir, una tesis que serviría para justificar
la despenalización del aborto.

Consideramos que la posición correcta es la que sostiene que el bien


jurídico protegido es la vida humana en formación, “en su firme
estado en que se encuentra”. Ello lleva a considerar que el derecho a
la vida no es un derecho absoluto y, por lo tanto, para el derecho
penal es pasible de establecerle graduaciones valorativas. “Prueba
de ello es la regulación y las penalidades asignadas al homicidio en
nuestro Código penal como en la mayoría de legislaciones de
nuestra orbita cultural. Mientras la vida humana más se desarrolla
más se intensifica el grado de tutela jurídica, y en especial la
intervención del Derecho penal. El punto culminante para el cambio
de valoración jurídica y que da lugar a la diferenciación entre aborto
y homicidio lo determina el acontecimiento del parto. En el delito de
aborto no se protege la salud del feto, sino sólo su vida.” De ahí la
creación del delito de lesiones al feto.

4. Objeto material.
Tal como bien señala Creus “la acción típica únicamente puede
concebirse con la existencia de una mujer embarazada, sin que
interese el procedimiento por medio del cual se logró dicho
embarazo (fecundación por medio de contacto carnal, por
inseminación artificial, implantación de un óvulo fecundado)”. En
ese sentido no puede existir aborto donde no hay embrión, dado
que, aquello que se protege no es el embarazo sino el concebido,
por lo tanto, “las maniobras abortivas sobre una mujer no
embarazada creyéndose que lo está, son atípicas como aborto y sólo
podrán caber como lesiones si las han producido en el cuerpo de la
mujer” . Inclusive, tampoco hay delito de aborto a pesar de la
existencia de un embrión o feto, si este se encuentra sin vida al
momento de la acción abortiva. Bien razonado “se infiere que lo que
se pune en estas figuras no es la realización de las maniobras
abortivas, sino la muerte del feto”

Está bastante claro que es condición de este delito que, al momento


del aborto, el concebido se encuentre vivo, pues si antes hubiera
muerto la conducta deviene atípica. En ese sentido el articulo 244º
del Código Procesal penal peruano prescribe que “en caso de
aborto, se hará comprobar la preexistencia del embarazo, los signos
demostrativos de la interrupción del mismo, las causas que lo
determinaron.” Entonces, no basta que haya un feto con vida, sino
que es necesario que la conserve en el momento del hecho, aunque
por sus condiciones o las de la madre no sea viable.
Otros autores exigían, además, que posea viabilidad intrauterina
“como aptitud para desarrollarse fisiológicamente hasta alcanzar el
nacimiento.” “En definitiva: capacidad de evolución fisiológica para
nacer vivo, concepto absolutamente distinto de la viabilidad
extrauterina, o capacidad para vivir separado del claustro materno,
que no es en absoluto necesaria” . Bajo esta definición “sólo pueden
ser objeto material del delito de aborto los frutos de un proceso
fisiológico de gestación y no de desarrollos patológicos. En
particular, no habrá aborto por falta de objeto material en: 1) la
extracción o la expulsión provocada de un feto muerto o cuya falta
de viabilidad uterina consta con certeza; 2) la destrucción del fruto
de la concepción no viable expulsado espontáneamente (también
porque la muerte no sería consecuen¬cia de la interrupción
provocada de un proceso fisiológico de gestación); 3) la mola (óvulo
fecundado y abortivo, que se hace parásito del organismo materno)
debe equipararse al feto muerto. Los seres deformes o monstruosos
constituyen objeto material del aborto; (…) En los embarazos
ectópicos, en los que el óvulo fecundado anida y se desarrolla fuera
de la cavidad uterina, hay un objeto material digno de protección
hasta tanto no se afirme su falta de viabilidad o el peligro para la
vida o salud de la madre.” Por lo que debe excluirse “del ámbito del
objeto material todo producto cuya continuidad no supusiera el
nacimiento de un ser humano vivo. Es ésta una nota que diferencia
claramente la tutela de la vida prenatal de la postnatal: mientras en
ésta era absolutamente irrelevante la viabilidad futura del ser ya
nacido, en la vida prenatal debe tomarse muy en consideración tal
viabilidad” intrauterina.

Se plantea por tanto que los embriones no viables, es decir,


incapaces de desarrollarse hasta el nacimiento, no son objeto del
delito de aborto, “en otros términos: si el embrión y el feto, o, si se
admite así, también el pre-embrión, han de ser nasciturus para
merecer protección penal (para que su destrucción pueda ser
catalogada como delito de aborto) o, en general, protección jurídica.
Por la respuesta afirmativa se inclina claramente la doctrina penal
en lo que a su investigación afecta específicamente, que es la
delimitación del objeto material y del bien jurídico protegido en el
delito de aborto.” En todos estos casos el comportamiento debe
considerarse atípico.

Sin embargo, esta posición de la viabilidad es criticada en razón que


el tipo penal de aborto no hace distingo en el resguardo de la vida
humana, sea ésta viable o no, por lo cual, la protección legal no
establece diferencia alguna, “el feto debe estar con vida en el
momento que se producen las maniobras abortivas, sin que
importen sus condiciones de viabilidad. No se puede hacer
diferencia entre fetos viables o inviables, pues por mas inviable que
sea el feto tiene protección penal.”
5. Límites mínimo y máximo de la humana en el delito de aborto.

Es oportuno establecer limites máximos que los separen del


infanticidio, así como un limite mínimo que establezca desde que
momento es punible la muerte del embrión.

Sobre el límite mínimo, son dos las posiciones que buscan establecer
este parámetro: la primera, postula el límite mínimo desde la
concepción, es decir, desde la fecundación del óvulo; y la segunda lo
plantea desde la anidación (que se presenta generalmente entre
siete y catorce días después de la fecundación). El decidir sobre una
u otra posición tiene importantes consecuencias para definir el
aborto como prácticas -entre otras- la fecundación in vitro, el uso de
los dispositivos intrauterinos y de la llamada “píldora del día
siguiente” –denominada correctamente como “píldora de
emergencia”.

Respecto al estatuto del embrión preimplantacional se pueden


identificar al menos dos posturas relevantes: “La primera de ellas es
la que considera que la persona como individuo está en acto, o al
menos como potencia actualizante desde el momento de la
fecundación, así el cigoto constituye un ente de realidad asimilable a
la persona. La segunda postura sostenida es aquella que señala que
una realidad biológica no se define por su genotipo sino por la
realidad emergente que surge durante el desarrollo y que
evidentemente tiene propiedades de ser vivo y humano pero que
sólo tiene valor personal humano cuando está dotada de suficiencia
constitucional.” Es decir, el establecer jurídicamente el estatuto del
embrión, considerando al no nacido como ser humano que puede
tener intereses propios.

Respecto a ello se tiene que el “Tribunal Constitucional alemán ha


señalado el reconocimiento de la dignidad humana para el caso de
embriones anidados… (el problema se presenta en el caso) de los
embriones no anidados, la cuestión varía según se trate de embrión
intra o extra corporales.” Sobre los embriones intracorporales, “es
decir para aquellos embriones que sin haber superado el momento
de la anidación y que se encuentren dentro del cuerpo de una
mujer, tenemos que el reconocimiento de la dignidad humana sobre
la base de la potencialidad o fundamento de la existencia de vida
para el posterior desarrollo de la persona tropieza con el obstáculo
fundamental de la certeza de su existencia. Como se ha señalado un
embrión en un estadio tan temprano de su desarrollo puede no ser
advertido incluso por la propia mujer lo que conlleva dificultades en
la estructuración argumental del otorgamiento o atribución de la
dignidad humana. De otro lado, para el caso de los embriones in
vitro la situación aparece diversa. Al encontrarse en este caso la
existencia del embrión suficientemente acreditada, dada la
existencia de un procedimiento aprehensible, la atribución basada
en la existencia de vida como punto central en el desarrollo
potencial posterior de la persona puede resultar desde cierto punto
de vista suficiente, considerando la existencia temprana de vida
deber ser el antecedente, al menos teórico, de la posibilidad de
desarrollo de la persona a posteriori.”

En el estado del embrión no anidado, los ataques que pueda sufrir


“serán en su mayoría bajo estructuras de conducta negligente, carga
a todas luces desproporcionada para el ejercicio de la autonomía de
la mujer”, produciendo una prohibición excesiva y casi permanente.
Se debe “partir de la comprobación empírica de que en el embrión
se trata ya de vida humana especifica de la especie (como
patrimonio, seguridad estatal, protección de los animales, etc.).
Cuanta más razón existe entonces para desde la sociedad y el
Estado, aceptar tales “bienes vitales” que no solamente poseen
cualidad humana propia, sino incluso contienen todo el programa de
desarrollo de una persona humana.

A pesar de esta comprobación, sin embargo, no se ha dilucidado en


qué medida tal “bien” puede pretender necesariamente una
protección penal específica, y de qué manera deban ser allí
considerados los intereses particulares de la gestante. Más bien se
postula solamente la proposición de que también el embrión ya
puede ser objeto de la protección estatal, y ello debido a un derecho
propio y no como parte de las madres.

Ambas posiciones se resumen de la siguiente forma: Frente al inicio


de la protección penal sobre comienzo de la vida humana “la que
sitúa el inicio de la vida humana y del objeto de protección en el
momento de la fecundación y la que lo hace respecto de alguno de
los dos inicios en el momento de la implantación o de la anidación
del óvulo fecundado en el útero, ampliamente mayoritaria. Ello
supone según cierta terminología, que el preembrión, en la primera
tesis, posee vida humana y es objeto de protección de las normas
que castigan el aborto, y que, en la segunda, la posesión de vida
humana o, con independencia de ello, la protección penal, se reduce
al embrión y al feto.”

En todo caso “el área de intervención penal razonable y


mínimamente eficaz debe constreñirse al periodo que demarca
inicialmente la anidación, con exclusión de la penalización como
aborto de la destrucción de preembriones altamente inviables, de
los medios de la natalidad ampliamente extendidos y aceptados
(dispositivo intrauterino), y de la destrucción de preembriones
sobrantes de una fecundación in vitro.”

Respecto al límite máximo del delito de aborto para diferenciarlo del


delito de infanticidio, la posición más consistente en concordancia
con nuestro Código penal es aquella que lo ubica en el comienzo del
trabajo de parto o desde el inicio de la dilatación del cuello uterino,
“dicha frontera está dada en el derecho peruano por el suceso
biológico del parto (art. 110). Si bien las posturas dogmáticas que
interpretan esta expresión legal son diversas y comprenden tanto la
aparición del niño al exterior, hecho marcado por el comienzo de la
expulsión (tesis de la percepción visual) y la completa separación de
la madre del claustro materno (corte del cordón umbilical), pasando
por la completa expulsión del niño, a nuestro criterio existe
homicidio – y por tanto, deja de haber aborto – desde el momento
en que se inician los dolores del parto y las contracciones
intrauterinas, de tal manera que toda acción de matar anterior al
principio del parto, independientemente del tiempo del embarazo –
claro está, después de la anidación – y de los meses de gestación,
constituirá aborto.”

6. Sujeto activo

Es autor del delito de aborto consentido cualquier persona que


realiza el aborto con el consentimiento de la embarazada y que, por
tanto, tiene la cobertura del artículo 115º del C.P. peruano. Es
indiferente que posea el titulo de médico, obstetra, farmacéutico, o
cualquier profesional sanitario, pues en caso de concurrir esta
cualificación se le aplica conforme el artículo 117º del Código penal
la misma pena privativa de libertad, sólo que además se le impone la
pena de inhabilitación conforme al artículo 36º, incisos 4 y 8.
En relación a la mujer como sujeto activo se tiene que la ley ha
establecido “los dos supuestos posibles de intervención de la
embarazada en un aborto voluntario – cuando interrumpe
personalmente la gestación y cuando consiente – y que
manifiestamente los separe de la conducta de terceros, es un indicio
de que la atenuación responde a circunstancias personales que sólo
concurren en ella. Y la peculiaridad que distingue a la mujer
cualquier otro interviniente en una interrupción del embarazo, no es
otra que la de ser ella la portadora del bien jurídico que se pretende
tutelar. El legislador ha tenido en cuenta aquí esa especial relación
que une a la embarazada con el nasciturus, un vínculo indisoluble
que necesariamente conduce a que el conflicto originado por su
voluntad de interrumpir la gestación le afecte de un modo especial
que no trasciende a terceros.” En forma correcta razona Castillo Alva
al desvirtuar la posibilidad que la mujer sea considerada como
coautora por prestar su consentimiento, “para que ello suceda no
sólo debe prestar su aprobación al hecho, sino que debe realizar
actos ejecutivos y compartir una distribución de funciones y el
dominio del hecho.”

El fundamento de la menor penalidad de la embarazada que


consiente que otro le practique el aborto, es la concurrencia en
dicha persona de “una circunstancia personal basada en la menor
exigibilidad de la conducta que, por afectar a las condiciones de
motivabilidad de su destinataria, encuentra su ubicación adecuada
en la culpabilidad.”

7. Sujeto pasivo

La determinación del sujeto pasivo se encuentra en función de la


posición que este tenga frente al bien jurídico, en tanto sostengan la
posición del interés demográfico del Estado, será el sujeto pasivo la
comunidad o el Estado que la representa. Si se trata de entender
como bien jurídico protegido la vida humana del embrión o feto, se
encuentra dividida la opinión de quienes consideran que el sujeto
pasivo es el nasciturus (el que habrá de nacer) , y de quienes
defienden que el sujeto pasivo es la comunidad.

En ese sentido Díez Ripollés ha sostenido una cierta socialización del


embrión o feto, por las restricciones a la embarazada de interrumpir
el embarazo. Se encuentra tan vinculado el establecer quien es el
sujeto pasivo en función del bien jurídico, “la especificidad del
criterio de la vida humana como objeto de tutela reside
precisamente en el reconocimiento de la existencia de un ser
humano provisto de todos los datos genéticos que lo definen e
individualizan, convirtiéndolo así en merecedor de protección
autónoma. Se trata de un bien jurídico individual cualquiera sea el
valor que se le asigne.”

En la doctrina civil se entiende que “es el ser humano antes de nacer


que, pese a que depende de la madre para su subsistencia, esta
genéticamente individualizado frente al ordenamiento jurídico y,
como tal, se convierte en un centro de imputación de los derechos y
los deberes que lo favorecen (…)” . El concebido es considerado por
el Código civil como un sujeto de derecho privilegiado puesto que
sólo lo es “para todo cuanto le favorece”, y que tiene, a su vez, las
siguientes características:
a) Es un ser genéticamente diferenciado.
b) Es un ser dependiente de la madre para su subsistencia.
c) Tiene derechos patrimoniales y extrapatrimoniales, estos últimos
no deben estar sujetos a condición alguna.”

En la Constitución política del Estado peruano el concebido es el


centro de origen de derechos, se aprecia una evolución del valor del
embarazo que van de establecer que “merezcan una mayor
consideración los bienes de la embarazada para posteriormente
adquirir una preminencia los del nasciturus.” De esa forma el
nasciturus se constituye entonces en un interés o bien jurídico, con
cierta relevancia constitucional en cuanto reflejo de los derechos a
la vida y a la dignidad.

Esta posición del concebido como sujeto pasivo es excluyente de


otros sujetos en su condición de sujeto pasivo; así, se señala con
respecto a la madre que ésta no puede ser sujeto pasivo porque no
se tutela ningún bien jurídico de la que ella sea titular, y que
tampoco puede ser el Estado, pues no se protege una política
poblacional, y menos aún la sociedad o comunidad “porque la
naturaleza individual del bien jurídico no se compadece con la
asignación colectiva de la titularidad como sujeto pasivo.”

Lo que sí nos lleva a diferenciarlo es de la categoría de agraviado


para constituirse en parte civil en el proceso penal. Ello no significa
que los padres que no han consentido el aborto pueden serlo,
puesto que si bien se puede alegar el impedimento de la sucesión
hereditaria que ha sido interrumpida por el aborto, y la
normatividad civil obliga a que la sucesión hereditaria ocurra
siempre que la persona nazca viva y que este no es caso. Sin
embargo “pueden alegar sin mayor inconveniente el haber sufrido
un daño moral, por la perdida de su criatura, o, en el caso de la
mujer, por haber sufrido un daño a su salud (lesión) como
consecuencia de la ejecución de las maniobras abortivas sin su
consentimiento.” No estamos pues, ante un bien jurídico “colectivo
o social o que participe de una doble naturaleza: individual y social.
Nos encontramos más bien ante un objeto de tutela exclusivamente
individual, hecho que obliga a considerar como sujeto pasivo del
delito de aborto al propio embrión o feto.”

En contra de aceptar como sujeto pasivo al nasciturus se ubica Bajo


Fernández, al señalar que “de ningún modo puede sostenerse el
considerar sujeto pasivo del delito de aborto al propio producto de
la concepción, porque significaría confundir sujeto pasivo y objeto
material del delito. Por otro lado, ninguna de las funciones que se
otorga al concepto de sujeto pasivo tienen sentido frente al
producto de la concepción.”

8. El consentimiento

El aborto consentido tiene como principal característica el


consentimiento de la mujer, eso no significa que el consentimiento
en el aborto exima de responsabilidad a la mujer que lo prestó. La
diferencia sólo está en que su conducta se adecua en otro tipo
penal, correspondiente a aquél en que presta su consentimiento
para la acción abortiva (artículo 114º del Código penal peruano).
Salvo el caso del aborto terapéutico, “no solo se refleja un conflicto
de intereses: la vida o salud de la madre y la vida del concebido y
una nítida solución a favor del interés preponderante (vida o salud
de la mujer gestante), sino que se promueve el respeto a otro
interés y valor jurídico de suma trascendencia: el consentimiento.
Tal es la magnitud e importancia de este requisito que aún obrando
a favor de la conservación de la vida e integridad corporal de la
madre a través de la interrupción del aborto, la responsabilidad
penal subsiste claramente si es que no se respeta la voluntad de la
madre o no se obra según su consentimiento, al menos presunto” .

El consentimiento de la mujer, entonces, es un elemento del tipo,


cuyo efecto es autorizar las maniobras que es preciso realizar sobre
ella para producir el aborto, y debe ser legal, voluntario y
espontáneo, sin ningún vicio que la invalide. Lo que distingue a los
abortos es si fueron realizados con o sin el consentimiento de la
embarazada, “el consentimiento es, en la expresión típica, el
permiso dado por la mujer a un tercero para que realice sobre ella
las maniobras abortivas. No se trata de una participación del tercero
en el aborto de la mujer como cómplice de ella, sino del
consentimiento prestado por ésta para que aquél actúe como autor
del delito. La prestación del consentimiento por parte de la mujer,
aunque prácticamente la constituye en coautora, lo pune la ley
autónomamente.”

Dicho consentimiento, para ser aceptado como tal, debe ser


otorgado en forma seria y con plena comprensión de la situación de
hecho. Es decir, que si se presenta violencia, intimidación o engaño
se configura el aborto no consentido. Es condición que la mujer
conozca el alcance del consentimiento que otorga, por lo que se
requiere capacidad para consentir, por lo que supuestos
problemáticos es el de abortos de menores e incapaces. En el caso
de consentimiento de incapaces es viciado y, por lo tanto, no tiene
validez, así como de los menores de catorce años.

En opinión contraria Castillo Alva fundamenta que “la edad de la


mujer que consiente no interesa. Es irrelevante que haya obtenido o
no el ejercicio de sus derechos ciudadanos, sea capaz desde el punto
de vista del Derecho civil o haya contraído matrimonio. (…) Creemos
que los débiles mentales o los que sufren algún disturbio psíquico no
pierden la capacidad de consentir ni de querer, siempre y cuando no
se encuentren afectados por una anomalía psíquica o una alteración
grave de la conciencia;” , en ese mismo sentido “en este aspecto ni
es suficiente el mero conocimiento de lo sexual, ni es necesaria la
capacidad civil para obrar por sí, y ha sido formulado por la mujer
sabiendo el carácter de la acción que ha de realizar el tercero (el
error esencial de la mujer sobre la dirección de esa acción elimina la
validez del consentimiento) y pudiendo determinarse libremente en
su otorgamiento ( tampoco la coacta lo presta válidamente).”

El momento del consentimiento debe ser anterior a la causación del


aborto, y resulta desistible en cualquier momento. Por esa razón
consideramos que es necesario el suficiente desarrollo psicológico
para saber cuando la decisión es válida. Por lo tanto no puede ser
suplido por “la autorización de los representantes legales” .
El que comete el aborto, no requiere necesariamente conocer el
consentimiento de la embarazada en forma directa, “es irrelevante
si el consentimiento es prestado directamente por la mujer al sujeto
que va a causar el aborto o si éste proviene en base a la
intermediación de un tercero.”

El consentimiento de la mujer para que otro le cause el aborto tiene


como única causal de atipicidad el llamado aborto terapéutico,
regulado en el artículo 119º del Código penal peruano, que prescribe
que “no es punible el aborto practicado por un médico con el
consentimiento de la mujer embarazada o de su representante legal,
si lo tuviera”.

Respecto al tipo de consentimiento este puede ser tácito o expreso,


“el consentimiento puede ser prestado explícita o implícitamente.”
Ejemplo del primero será que la embazada consienta que la lleven a
un clínica donde le van a practicar el aborto, el consentimiento
expreso o directo se presenta con cualquiera de las manifestaciones
abiertas, que no deben confundirse por ejemplo con expresiones
como el decir de la mujer, que se arrepiente de estar embarazada.

Respecto al desarrollo del delito de aborto y el consentimiento,


debe el tercero que produce el aborto al menos iniciar la ejecución,
porque sino la mujer respondería por el sólo hecho de prestar su
consentimiento, y se daría la situación en el que, por prestar su
asentimiento, se la pueda castigar por delito consumado. Acerca de
las personas que acompañan a la mujer a que se le practique el
aborto, estas pueden ser calificadas como cómplices, siempre y
cuando colaboren en la realización del hecho. En relación a la
persona que entrega el dinero para que se le practique el aborto,
estaremos sin duda ante una complicidad primaria, pues aportó un
elemento causal para la realización del hecho. Por su parte, el
marido que convence a su mujer para que se someta a una
intervención abortiva responderá como instigador, y no le alcanzará
el privilegio de penalidad correspondiente a la mujer.

9. La acción típica: el “causar un aborto”.

Conforme el actual estado de la ciencia médica ya no cabe definir al


aborto como la interrupción del embarazo, porque esta definición
no “comprendería los abortos selectivos en casos de embarazos
múltiples- lo que supone que la gestación sigue su curso, aunque
con menos embriones- sino igualmente la interrupción de un
embarazo para implantar el embrión en otra gestante, esto es, sin
destruir el objeto material del delito de aborto.” En ese sentido, se
le define como la destrucción del producto de la concepción dentro
del claustro materno, o por su expulsión prematura provocada.
Entonces, sólo puede causar el delito de aborto, aquel que practique
la interrupción ilícita del embarazo, causando la muerte del embrión
o feto.
Lo que se requiere es probarse un nexo causal y “la imputación
objetiva entre la conducta realizada (maniobras abortivas) y la
muerte del concebido. La acción ejecutada por el tercero debe crear
un riesgo y peligro de suficiente entidad que sea capaz de
concretarse en el resultado (muerte del producto de la concepción).
Si el peligro no se realiza sólo existirá una tentativa punible. No
interesa la clase, naturaleza y calidad de los medios empleados. Sólo
es necesario comprobar su aptitud e idoneidad objetiva para matar
al concebido.”

10. El tipo subjetivo

Es un delito de contenido netamente doloso, ya que no se encuentra


tipificado el aborto culposo. El dolo puede ser cometido en
cualquiera de sus modalidades; la ley no señala mayor sanción si se
trata de un tipo dolo determinado. En este delito el dolo abarca el
conocimiento de estar destruyendo la vida prenatal, en tanto,
pueden representarse varias posibilidades de error, inclusive de
estar salvando la vida del embrión.
11. El debate sobre las alternativas penales al aborto

A. Punto de partida.-

Debemos partir el presente análisis por sentar posición que, ante


toda interrupción voluntaria del embarazo, nos encontramos ante
un conflicto de intereses. Este conflicto de intereses se ha buscado
solucionarlo mediante dos sistemas: El sistema de plazos y de
indicadores. El primero supone la impunidad de todo aborto
consentido durante las primeras doce semanas; en este sistema la
madre, dentro de este periodo de tiempo, tiene la libertad de
decidir si continuar a favor de la vida, la salud, la libertad y la
intimidad (s.c. de la madre), pues se trata de bienes jurídicos que
constituyen el contenido objetivo de derechos fundamentales,
mientras que la vida humana en formación es un bien jurídico
derivado de un principio fundamental, el de la dignidad humana, no
siendo ella misma directamente objeto de protección . Argumentos
que no convencen realmente y que en todo caso no corresponden a
nuestro ordenamiento constitucional.

La magistratura alemana, en la resolución del análisis de la


constitucionalidad del sistema de plazos, han señalado que el
conflicto de intereses entre la madre y el concebido se aprecia que
“para los primeros, no es posible plantearse el conflicto de intereses
entre embarazada y nasciturus, como si se trataran de realidades
enteramente distintas. No puede olvidarse la tremenda peculiaridad
que representa el hecho de que los intereses fetales solo pueden
desarrollarse en el interior de la embarazada, que es la portadora de
su vida. Se trata de una “dualidad en la unidad”: son dos seres
distintos pero un cuerpo soporta al otro. Durante un periodo de
tiempo, ha de predominar la “unidad” y, por consiguiente, la
decisión ha de corresponder a la embarazada; transcurridos ese
plazo, predomina la “dualidad” y sólo en determinados y graves
casos podrán sacrificarse los derechos del “nasciturus.”
Es decir el sistema de plazos tal como esta planteado en la
legislación alemana impone un asesoramiento a la gestante por
parte de varias instituciones acerca de las ventajas que pudiera
reportarle la continuidad del embarazo, de esa forma el derecho
utiliza otras formas de control social quizás más eficaces que el
derecho penal.

Esta posición si la trasladamos a nuestra realidad nos permite


entender en principio que si una mujer ya ha decidido abortar, y sino
se le permite una alternativa lícita, ha de optar por una alternativa
ilícita, por lo que el sistema legal no debe orientarse sólo ha quienes
no se han planteado la disyuntiva del aborto sino principalmente a
las mujeres que ya lo han decidido. “El conflicto del embarazo
constituye uno individual personalísimo como también su
evaluación depende profundamente de determinadas valoraciones
morales, entonces en el fondo no queda otra cosa que dejar la
decisión, después de un asesoramiento previo según el mejor
conocimiento y la mejor conciencia, que en la responsabilidad
propia de la gestante.”
B. El Sistema de indicadores.-

El sistema de indicadores, parte de la base que el embrión es un


bien jurídico de protección desde la anidación “las distintas
indicaciones son auténticas causas de justificación de la conducta
típica fundamentadas en un conflicto de intereses; conflicto que se
produce entre la vida prenatal y la salud o integridad de la madre en
un caso y al derecho de la libre determinación de la persona; estos
es, al libre desarrollo de su personalidad en los demás.”
Los indicadores conocidos son:

a) Indicador terapéutico.- “La indicación terapéutica o también


llamada indicación médica, constituye una causa de justificación en
la medida que extiende una autorización o un permiso jurídico para
todo aquel que realiza una interrupción de embarazo.” Conforme el
artículo 119º CP peruano se permite dos supuestos de abortos
impunes, a) cuando es el único medio para salvar la vida de la
gestante; b) y cuando es para evitar en su salud un mal grave y
permanente. En ambos casos se debe contar con el previo
consentimiento de la mujer embarazada o de su representante legal.

El problema es establecer en que situaciones se pone en peligro la


vida de la gestante, además de, previamente, definir el concepto de
salud -que incluye la salud mental- la cual debe ser grave y no sólo
temporal. “Interpretando el contenido del tipo penal 119º del C.P. y
el contenido del art. 21º del Código sanitario de 1981, el mismo que
establece taxativamente los requisitos para practicar en forma eficaz
el aborto necesario, podemos conceptualizar el aborto terapéutico
como la interrupción artificial del embarazo que realiza un médico,
con el consentimiento de la gestante o su representante y con
previa opinión favorable de dos médicos que trataron el caso en
consulta, con la finalidad de salvaguardar la vida de la gestante o
evitarle en su salud un mal grave y permanente.” Es decir, se
necesita un enjuiciamiento del médico que califique, desde una
“perspectiva ex-ante, que la interrupción del embarazo fuera el
único camino para impedir un daño a la salud o la muerte de la
mujer.

Esta postura nos parece de recibo, dado que es la que más se adapta
a nuestra sociedad y realidad de país subdesarrollado, puesto que
en las concretas circunstancias sociales e individuales – y a las que el
aborto no es ajeno – permite resolver adecuadamente el conflicto.
Basta imaginarnos la situación de la mujer y del médico en el ande
peruano, en las zonas, en ambientes urbano marginales, etc.
b) Indicador ético.- Este indicador en el caso peruano produce un
aborto sumamente atenuado, pena privativa de libertad de tres
meses (cuando la totalidad de los procesos penales duran más que
dicho plazo), formando parte del llamado derecho penal simbólico.
Se diría, entonces, que se conserva esta figura penal no para
castigar, sino para sentar una determinada posición ideológica.

En este indicador el embarazo es como consecuencia de la violación


sexual fuera del matrimonio o de la inseminación artificial no
consentida y ocurrida fuera de la relación matrimonial, siempre que
los hechos hubieren sido denunciados o investigados cuando menos
policialmente. El fundamento reside en “que el Derecho no pueda
exigir aquí otra conducta a la mujer embarazada; significa que el
Derecho no puede obligar a la mujer embarazada a soportar la
repercusión sentimental, moral y social que se derivaría para ella del
nacimiento de un hijo en tales circunstancias, atentatorias contra su
dignidad.”

Frente a ello un “importante sector de la doctrina sostiene que ésta


clase de aborto debe ser impune, pues toda mujer tiene derecho a
tener una maternidad libre y consciente. Si le hubiere sido impuesta
la maternidad con violencia física, grave amenaza o, en su caso,
mediante inseminación artificial sin su consentimiento, se sostiene
debe reconocérsele a la mujer la facultad de deshacerse del estado
de embarazo. En estos casos, debe prevalecer el derecho a la propia
dignidad y el derecho al honor de la mujer, reconocido a nivel
constitucional como consecuencia mediata del reconocimiento en
normas a nivel internacional.”

En ese sentido el código penal peruano se aleja de las posiciones


más avanzadas de respeto por la persona de la mujer, “las
consecuencias que trae el seguir dicha postura legislativa no sólo
destaca de manera lamentable el lugar que ocupa el Perú en materia
de desarrollo y avance jurídico a la hora de ajustar su derecho
interno a las tendencias, casi unívocas y homogéneas del Derecho
comparado, ya sea de los países europeos, de Norteamericana o
incluso de naciones de nuestra más inmediata y cercana órbita
cultural, sino que remarca, una vez más, el divorcio del Derecho
penal de la realidad social a la que pretende servir y regular y la cual
demanda ante todo la necesidad de resolver los conflictos
personales y sociales más graves, sin que se permita que nuestra
disciplina se erija en el parapeto y en el escaparate donde se
atrincheran y defienden las ideas morales más conservadoras.”

De igual forma el Tribunal Constitucional español entiende que “esta


inexigibilidad a la que se refiere el Tribunal Constitucional, conviene
aclararlo, no significa que la conducta correcta sea la de la
continuidad del embarazo, sino precisamente que este valor ha de
ceder ante la consideración superior que para el Ordenamiento
tiene la dignidad de la mujer, es decir, el libre desarrollo de su
personalidad. Si el Ordenamiento hubiera optado por obligar a la
mujer a continuar su embarazo – pese a que tal continuidad sea
valorada positivamente-, habría ignorado el valor superior que tiene
el libre desarrollo de la personalidad y la dignidad de la persona
humana, así como el hombre – en este caso y de momento,
específicamente, la mujer- es un fin en sí mismo y de ninguna
manera puede ser considerada, como ya dijera Kant, un simple
medio o instrumento.”

c) Indicador Eugenésico.- Este aborto también conocido como


embriopático, es un aborto atenuado con pena de tres meses, que
parte de una presunción, señalada en la norma “cuando es probable
que el ser en formación conlleve al nacimiento graves taras físicas o
psíquicas”, lo que requiere como condición necesaria de la
existencia de diagnostico médico. Es conforme, “el principio de no
exigibilidad de otra conducta impide al Derecho exigir a la madre el
comportamiento heroico de cumplir con las imposiciones jurídicas y
sociales respecto del futuro hijo que va a nacer, cuando se conoce
que lo hará con graves taras físicas o psíquicas.” Por lo que “se
entiende también que las graves taras detectadas en el producto de
la concepción deben ser permanentes; es decir el diagnóstico debe
señalar claramente que la tara detectada es de imposible curación.”

El fundamento de su atenuación es el “reconocimiento la no


exigibilidad de otra conducta que releva a la madre de cumplir con
un comportamiento heroico en relación al futuro hijo que está por
nacer cuando su advenimiento al mundo venga acompañado de
graves taras físicas o psíquicas.” El fundamento decisivo es entonces
la libertad de la mujer que debe decidir si esta dispuesta a aceptar
una carga mayor en la crianza de un hijo con esas características.

d) Indicación económica social o de estado de necesidad.- Este


indicador no es considerado por la legislación penal peruana y se
refiere principalmente al número de hijos y la penuria de la madre,
como abandono material y condiciones de violencia a su integridad
física y emocional. Se caracteriza por autorizar “la interrupción del
embarazo para liberar a la gestante de una situación de necesidad
no evitable de otro modo.”

C. Toma de posición.-

En nuestra realidad social-jurídica no tiene ningún asidero proponer


un sistema de plazos, que permita el aborto en un determinado
plazo, esto por ser posición firme que la vida prenatal es un interés
preponderante a ser protegido, ya que para el sistema de plazos,
“serán normalmente atendibles tales intereses tan sólo durante
cierto periodo de tiempo; durante cierto plazo.” No quedando claro,
el porque los intereses de la mujer han de prevalecer sobre los de la
vida humana prenatal, y que estos automáticamente se transformen
solo al cumplirse un determinado plazo de tiempo.

Asimismo, el sistema de indicadores ha demostrado su insuficiencia


para contener las masivas prácticas abortivas.

Para precisar nuestra propuesta consideramos que el debate en


torno al aborto a de ubicarse, desde nuestra perspectiva, en las
mujeres gestantes pobres o en estado de abandono que abortan, a
quienes se le debe brindar salidas sociales-legales, pues sino, de
todos modos ejecutarán la acción abortiva, pero en condiciones
peligrosas para su vida, propiciándose la practica de abortos
clandestinos.

Debemos de partir que el Estado, quien posee el monopolio del Ius


puniendi, posee responsabilidades que no puede abdicar, las que se
encuentran posivitizadas en la Constitución Política, así en su
artículo 4º cuando prescribe que “la comunidad y el Estado protegen
especialmente al niño, al adolescente, a la madre y al anciano en
situación de abandono”.

El Estado por medio de sus aparatos organizados (Ministerio Público,


Poder Judicial) que persigue el castigo de las madres que abortan, le
son oportunas las palabras del profesor Roxin “si el Estado impone a
una mujer el deber de traer al mundo al feto, aquél tendrá que
cuidarse simultáneamente de que el niño pueda vivir en condiciones
humanamente dignas y desarrollarse libremente y de que no recaiga
sobre los padres un peso que supere desproporcionadamente las
cargas normales de la paternidad. Y si el Estado no está en situación
de crear esas condiciones, tampoco le es lícito exigir a la mujer que
dé a la luz a su hijo, sino que tendrá que asumir la interrupción del
embarazo y asumir incluso la responsabilidad de ello.”

Si colegimos que tanto el sistema de plazos, como el sistema de


indicadores ha fracasado para evitar los abortos, se ha buscar alguna
alternativa. Por ello, hace un tiempo, el profesor Albin Eser proponía
que, entre un sistema de plazos y otro de indicadores, era necesaria
una tercera vía, un modelo, que denominada “del discurso orientado
a la situación de necesidad”. Planteando una ley penal que
contemple un supuesto general de necesidad, dejando a la mujer la
decisión última de apreciar si concurre o no dicha situación;
buscando privilegiar medidas alternativas a las penales, tales como
ayudas económicas, sociales, medidas preventivas, etc., dada la
ineficacia demostrada por las normas penales para proteger la vida
prenatal. Es decir, “con este modo de ver las cosas también se
garantizaría que se consideren no solamente, o bien los intereses del
niño (como se prefiere en la solución de indicaciones sobre la base
de la evaluación por un tercero) o bien los de la gestante (como se
prefiere en la solución de plazos sobre la base de la
autodeterminación), sino los intereses de todos los participantes en
una interrupción del embarazo en su propia aflicción y/o
responsabilidad: la gestante, el niño que se gesta en ella, el médico y
el padre.”

En este modelo se propone que el Estado defienda al concebido, la


madre en estado de abandono ha de explicitar el porque ha de darse
prioridad a sus intereses por encima del embrión o feto. No
excluyéndosele de la toma de decisiones al padre del niño afectado,
sobre todo si es el esposo o conviviente, en tanto también el tiene
una corresponsabilidad en el embarazo. Requiriéndose además, la
opinión del profesional medico, para conocer si los motivos de la
gestante, no la exponen a riesgos de muerte.

Si tomamos como punto de partida de una auténtica solución esta


propuesta de Eser debemos sostener : Primero, romper el silencio
hipócrita de muchos sectores, que no aceptan debatir una realidad
que afecta a miles de familias, en particular a las mujeres
embarazadas pobres, y cuando lo hacen lo único que plantean es su
posición ideológica y religiosa; Segundo, (y no resulta contradictorio)
se ha de proclamar la defensa de la vida del concebido, en principio,
porque es un objeto de tutela constitucional y porque no se busca
propiciar la practica de abortos clandestinos, que es lo que ocurre
actualmente, sino se propicia que la madre no tome la decisión de
abortar. Si a pesar de todos los mecanismos disuasivos, la madre se
decide por el aborto, el Estado debe intervenir para disuadirla
mediante ayudas psicológicas y económicas, que no es bueno
abortar. Finalmente, si a pesar de todos los esfuerzos ella continúa
con la convicción de ejecutar su acción abortiva, el Estado debe
plantearse en principio la responsabilidad de la guarda y cuidado de
esos niños. Pero si estamos ante un Estado que no cumple con sus
propias responsabilidades, entonces no tiene autoridad para
imponer una pena, y no le queda más que aceptar entonces los
indicadores para despenalizar el aborto.

Se ha de observar que en estas hipótesis la solución al delito de


aborto esencialmente no proviene del ordenamiento penal. Por ello
quienes buscan la despenalización absoluta del aborto también se
equivocan en principio, por ser una propuesta inconstitucional al ser
un atentado en contra de la vida del concebido, y porque es
predecible que nuestros representantes políticos, en su mayoría no
estén dispuestos a enfrentarse con la posición oficial de la Iglesia
Católica, de ahí que cualquier intento de modificación de la ley penal
para despenalizar el aborto termine en su archivamiento.

Se reclaman alternativas, es una obligación tratándose de esta


problemática de alcanzarlas, el tema es que, si bien nuestra
legislación no ha contemplado el indicador del aborto por situación
de necesidad económica-social, consideramos que sí es posible con
los criterios de interpretación de la parte general del Código penal,
encontrar eximentes genéricas incompletas, en especial el estado de
necesidad, para atenuar el castigo del aborto consentido. Esto no
incentivara el delito de aborto, sino dentro de una política de Estado
de prevención de abortos, propiciar la reconciliación de los
protagonistas de este drama de la destrucción de una vida en
formación, y las realidades y expectativas de las personas, en
particular de las mujeres embarazadas.

12. Conclusión:

Después de todos los conocimientos criminológicos y de Derecho


penal comparado, se puede concluir que no es posible alcanzar la
finalidad de evitar la interrupción voluntaria del embarazo y la
destrucción del concebido con las amenazas penales. Por ello, se
debería asumir por parte de la sociedad y el Estado la convicción
sobre su responsabilidad por la vida del no nacido, por medio de la
ayuda y asesoramiento a las gestantes.

Al derecho penal le corresponde el papel de mandar un mensaje a


través de sus normas, que busca proteger la vida del no nacido,
pero, asimismo, respalda la atenuación de la pena en el delito de
aborto, pero sólo en los casos de estado de necesidad por abandono
moral y económico y los demás indicadores contemplados en
nuestro código penal. Nos queda esperar que ese planteamiento sea
escuchado, por quienes toman las decisiones y que la gestación y
muerte del concebido sólo sea cesada en aquellos casos, en donde
el derecho penal como mecanismo de control social ya ha
demostrado más que suficientemente sus limitaciones.

"El aborto en Colombia" por Sara Hoyos

El análisis sobre la regulación del aborto en los sistemas jurídicos, es


central en cualquier estudio que se haga sobre el tema. Ha sido su
situación de ilegalidad lo que ha generado múltiples debates y
controversias, tanto a nivel nacional como internacional. La razón de
estos intensos debates, son los intereses opuestos de diversos actores
que participan en él como: los grupos religiosos y laicos, los médicos,
los juristas, los políticos y los activistas de las ONG’s.
Dentro de los temas centrales de la controversia, se encuentran
discusiones relacionadas con los derechos de la mujer a la maternidad
voluntaria, la protección de su salud y el derecho a decidir sobre su
propio cuerpo. De otro lado, se encuentran los derechos del feto a la
vida, que generan debates acerca del momento da la concepción, a
partir de qué tiempo se protege el feto y cuándo hay vida. No
obstante, el principal problema que genera el aborto, es la
clandestinidad con la cual se realiza. Anualmente miles de mujeres
mueren a causa de un aborto mal practicado, por las condiciones
insalubres a las cuales se exponen o por la falta de experticia de
quienes lo practican.
Algunos países han establecido en su legislación penal, eventos en
los cuales la interrupción del embarazo no es delito, por ejemplo:
cuando el embarazo es resultado de un acceso carnal o acto sexual sin
consentimiento, cuando hay malformaciones del feto o está en riesgo
la vida o la salud de la mujer. En otros países, por el contrario, esta
práctica está totalmente prohibida. Por esta razón, en el siguiente
trabajo se va estudiar cómo está regulado el aborto en Argentina,
Ecuador y Colombia. Después se analizará qué ha dicho la Corte
Constitucional colombiana al respecto y, por último, se mirarán los
obstáculos de la implementación de la sentencia C355/06.
Para empezar, es importante aclarar en qué consiste el aborto y
porqué se eligieron los países anteriormente nombrados para estudiar
la regulación que se ha dado en la materia. El aborto es la
interrupción del embarazo y consiste en la “extracción de tejido del
embarazo, productos de la concepción o el feto y la placenta del
útero. Generalmente, los términos feto y placenta se utilizan después
de las ocho semanas de embarazo, mientras que los otros términos
describen el tejido producido antes de las ocho semanas[1]”. Éste
puede ser espontáneo, natural, o provocado.
Las discusiones frente al tema han propiciado cambios legislativos en
la mayoría de estados occidentales, especialmente a partir de finales
de los años sesenta. Muchos sistemas jurídicos han decidido adoptar
una regulación más permisiva del aborto. Los países que se eligieron
para analizar el tema surgieron de la sentencia 355 de 2006, donde la
Corte Constitucional colombiana se pronunció acerca de la
constitucionalidad del artículo 122 de la ley 599 del 2000. La Corte
resaltó como ejemplo de un país que permite el aborto en ciertos
casos a Argentina. Por el contrario, Ecuador formaba parte de
aquellos países que prohibían totalmente dicha práctica.
Ahora bien, en Argentina el Código Penal en su artículo
86[2] establece que el aborto no será punible “1º Si se ha hecho con
el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este
peligro no puede ser evitado por otros medios. 2º Si el embarazo
proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre
una mujer idiota o demente”. La Corte Suprema también se
pronunció al respecto el 13 de marzo de 2012[3], ante la petición de
una madre para que se le practicara un aborto a su hija de 15 años. En
esta sentencia la Corte consideró que la norma debía ser interpretada
de una manera menos restrictiva, que permitiera la interrupción del
embarazo siempre que haya sido consecuencia de una violación y no
únicamente cuando la persona padeciera una enfermedad mental.

En Ecuador, por el contrario, el Código Penal en su artículo


444[4] sanciona con una pena de uno a cinco años a la mujer que se
practique un aborto o lo haga ella misma. El Código no establece
ninguna condición por la cual se deba permitir esta práctica. No
obstante, “el 32,6% de las mujeres ecuatorianas ha experimentado
algún aborto. Este indicador convierte al país en el primero con más
abortos, entre 11 países de Latinoamérica[5]”. Actualmente grupos
feministas realizan campañas defendiendo la despenalización del
aborto. Ofrecen métodos seguros y libros con información sobre el
tema, a través de grafitis y correos electrónicos.

Continuando con Colombia, la Corte Constitucional en la sentencia


355 de 2006 resaltó varios aspectos relevantes en el tema del aborto.
En primer lugar, recalcó la necesidad de realizar una ponderación
entre el deber de proteger la vida en gestación y los derechos
fundamentales de la mujer en embarazo. Dicha Corporación llegó a la
conclusión que la prohibición total del aborto es inconstitucional. Por
esta razón, el artículo 122 del Código Penal que establece una pena
de 1 a 3 años a la mujer que aborte o permita que otro lo haga, es
exequible si se excluyen los casos en los cuales el aborto es
permitido.

Estos casos son los siguientes: “(i) Cuando la continuación del


embarazo constituya peligro para la vida o la salud de la mujer; (ii)
Cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida;
y, (iii) Cuando el embarazo sea el resultado de una conducta
constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento,
abusivo o de inseminación artificial o transferencia de óvulo
fecundado no consentidas o de incesto.[6]”

Pasando a los obstáculos de la implementación de la sentencia 355


de 2006 se puede decir que varias organizaciones como Red
Colombiana de Mujeres por los Derechos Sexuales y Reproductivos,
Fundación Mujer y Futuro, Red Nacional de Mujeres y La Mesa por
la Vida y la Salud de las Mujeres, han trabajado arduamente para
garantizar los derechos de las mujeres en Colombia y
específicamente en la implementación de la Sentencia. Sin embargo,
se han presentado constantes reclamos por parte de niñas y mujeres
colombianas, a quienes no se les ha reconocido su derecho a abortar
en los casos permitidos por la sentencia y “siguen luchando contra el
sistema de salud que no les presta los servicios necesarios y con un
sistema judicial que no les reconoce sus derechos[7]”.

El 10 de mayo de 2012, en el sexto aniversario de la despenalización


del aborto en ciertas circunstancias en Colombia, la ONG Women’s
Link Worldwide invitó a un encuentro con organizaciones aliadas en
el trabajo por los derechos de las mujeres, para analizar los avances y
obstáculos en la implementación de la sentencia 355 de 2006. De
estas jornadas de evaluación se llegó a las siguientes conclusiones: en
primer lugar, no hay liderazgo a nivel nacional puesto que los
sectores de salud, justicia y educación no han conseguido coordinar
para garantizar estos derechos; en segundo lugar, los jueces de tutela
siguen sin reconocer los derechos concedidos a las mujeres en la
sentencia 355/06 o establecen obstáculos a la presentación de
denuncias por violencia sexual; en tercer lugar, la objeción de
conciencia es usada para evitar el acceso de las mujeres a la
interrupciones voluntarias del embarazo; por último, las mujeres no
reciben la información pertinente sobre el derecho a la interrupción
voluntaria en los casos permitidos.

A lo largo de este texto se ha visto cómo varios países


latinoamericanos han empezado a permitir el aborto en ciertos
casos. A pesar de que hay países que aún continúan
prohibiendo esta práctica en su totalidad, ciertos movimientos
al interior de los mismos propugnan por la despenalización del
aborto . En Colombia, la sentencia 355 de 2006 permitió esta
práctica en ciertos casos. No obstante, es la implementación de la
sentencia lo que no funciona: ¿de qué vale reconocer ciertos derechos
si no se garantiza su goce? Es importante que los diversos actores a
nivel nacional trabajen conjuntamente, para permitir el acceso de las
mujeres a los derechos que les han sido reconocidos. Sin embargo,
debe recalcarse que el debate en el país continúa. El partido
conservador, pasó un proyecto de ley en la comisión primera del
Senado que buscaba la prohibición total del aborto. Pese a que esta
iniciativa fue archivada el miércoles 12 de octubre de 2011, el partido
pretende conseguir la prohibición de esta práctica vía referendo.

El aborto
Introducción
Actualmente el aborto es un tema complicado y origen de
debate en la sociedad contemporánea, posee muchos puntos
de vista como religioso, tradicional, cultural, médico, violencia
de género, que generan este tipo de controversias éticas y
morales en torno a la aceptación o legalización del aborto.

Desarrollo
El aborto es la interrupción y finalización prematura
del embarazo de forma natural o voluntaria.

La Iglesia se opone al aborto y aconseja que no se lleve a


cabo, salvo en circunstancias específicas médicas que
conlleven a la muerte, pero aún así, el aborto sólo puede
practicarse tras haber sido consultado con las autoridades del
sacerdocio que las presidan.

Por otra parte, en las leyes de nuestra sociedad, la legislación


sobre el aborto en el mundo es muy diversa, se tienen
diferentes medidas desde el libre acceso al aborto en servicios
sanitarios públicos gratuitos, la venta de medicamentos
específicos, y los contrarios al aborto que penalizan con años
de prisión a las mujeres que lo practiquen. En la mayoría de
los países de Europa, el aborto es legal dentro de ciertos
parámetros, mientras que en la mayoría de los países
de África, Latinoamérica, Medio Oriente, Oceanía y
del Sudeste Asiático el aborto es ilegal y está penalizado.

Dentro de las opiniones de las personas afectadas por no


poder practicar el aborto, se suele decir que realmente existe
un índice de mortalidad asociado a mujeres que se someten a
tratamientos no certificados. Usualmente hay un gran índice
de personas que se someten a estos procesos, producto de
violaciones o por situaciones desfavorables para criar un hijo.

Conclusión
Existe mucho camino por recorrer por la lucha de la
aceptación y legislación sobre el aborto, el mundo ha
cambiado mucho con respecto a las doctrinas más religiosas y
antiguas. Cada quien debería tener el derecho a decidir con
base a sus ocurrencias y disponibilidades el futuro de su vida
o de la vida de alguien que lleve en su vientre si está
pensando de forma coherente.

Actualmente países como Chile, República Dominicana, Malta,


Nicaragua y otros más prohiben y penan la práctica del
aborto.

INTRODUCCION
Un aborto, a veces denominado interrupción voluntaria, es un
proceso médico por el cual se acaba con un embarazo paraque no
nazca un bebé.
Uno de los momentos más difíciles que puede tener una mujer es
cuando tiene que tomar la decisión de convertirse en madre y dar vida
a un ser o todo el contrario, Quitársela.Son muchas las cosas o
motivos que puede llevar a una mujer a tomar la decisión de abortar,
tal vez tienen la razón o quizás no, existen muchas incógnitas acerca
de si es delito o no perder un bebéen general a nosotros o a las
personas que no están en el lugar de esa mujer por lo general es muy
fácil decir que tenga al bebé pero de entro de ella se piensan o no se
piensan cientos de motivoshacer una cosa u otra.
En México, la mayor parte de los abortos practicados son abortos
inseguros que ponen en riesgo la vida y la salud de las mujeres. Esto
se debe a las condiciones de clandestinidaden que tienen lugar como
consecuencia de las leyes restrictivas que existen actualmente.
Todas las personas que han iniciado su vida sexual se enfrentan a
distintas situaciones por las que puedentener un embarazo no
deseado; entre las que encuentran falta de información y/o acceso a
anticonceptivos, circunstancias personales que transformen ese
momento un poco favorable, situaciones que ponen enriesgo la salud
o la vida de la mujer embarazada o malformaciones en el feto, entre
otras.

DESARROLLO
El aborto puede ser espontáneo o provocado. El espontáneo se
produce o bienporque surge la muerte intrauterinamente, o bien
porque causas diversas motivan la expulsión del nuevo ser al exterior,
donde fallece dada su falta de capacidad para vivir fuera del vientre
de sumadre. Si el aborto es provocado, se realiza o bien matando al
hijo en el seno materno o bien forzando artificialmente su expulsión
para que muera en el exterior.
En ocasiones se actúa sobre embarazos...

El aborto, ¿homicidio?
Introducción
Este tema da lugar a opiniones diferentes: hay quienes están de
acuerdo, otros que lo rechazan, y por último, algunos adoptan
una posición intermedia. Sea cual sea nuestra opinión, ésta debe
estarfundamentada, argumentada y debemos tener toda la
información necesaria para realizar tal juicio.
Actualmente, se practican más abortos, tanto legales como
ilegales. Es importante que nosotros como jóvenes y estudiantes
tengamos los conocimientos suficientes acerca de este tema para
no dejarnos influenciar por lo que dicen los medios y las masas.
Además poder ayudar a los demás, aconsejándolos para
quetomen la mejor decisión.
Aunque desde mi punto de vista, el aborto provocado es un
homicidio, ya que se sacrifica la vida de un ser humano inocente
solo por irresponsabilidad, así que debe ser castigado por la ley.
Para empezar a comprender más el tema he aquí una pequeña
definición:
El aborto es la terminación de un embarazo, es la muerte y la
expulsión del feto antes de los cinco meses deembarazo.
Se clasifican de acuerdo a sus causas:
* Aborto espontaneo o natural
* Aborto provocado
* Aborto terapéutico
El objetivo de este ensayo es dar a conocer las causas del aborto y
así poder demostrar que el aborto provocado o aborto criminal
debe estar penado por la ley.
Debemos de exigir reformas a las leyes sobre el aborto, ya que en
esta materia la constitución mexicana estamuy atrasada, de la
misma manera promover campañas de educación sexual a los
jóvenes, evitando así embarazos no deseados y así podremos
reducir enormemente el número de abortos provocados.
Desarrollo

-¿Desde cuando inicia la vida humana?


Lo que cabe preguntarnos aquí es si nos encontramos ante una
persona humana desde la fecundación del óvulo. Tenemos que
resolver si en el embrión se cumplenlas tres realidades del
hombre adulto (“ser individuo de la especie humana, ser humano
y ser persona humana”).
El libro “Medicina y Ética en el Inicio del Ser Humano” del Dr.
Luis Miguel Pastor García maneja que:
“Muchas personas creen que el embrión humano se convierte en
individuo (persona) hasta un cierto momento de su desarrollo.
Esto conlleva a afirmar la no existencia de un individuodurante
un período determinado del desarrollo embrionario. Si
afirmamos esto estaríamos dejando el campo abierto a
experimentaciones, manipulaciones y asesinatos a embriones,
considerándolos como un conjunto de células desordenadas.
Lo que nadie puede negar es que desde su concepción (es decir la
unión de los gametos -óvulo y espermatozoide-, el embrión posee
ya una realidad biológica propia, única,independiente y
determinada. Es un individuo que se está desarrollando de
manera autónoma. El ser humano que va a nacer, posee la
información genética -genoma- necesaria a su desarrollo desde el
momento de la concepción”.
Por la tanto el embrión ya se desarrolla independientemente, se
puede afirmar que es ya una vida, así que al abortar estarías
cometiendo un homicidio.

-La controversia delaborto


El libro “La Controversia del Aborto” de Florencia Luna y
Arleen Sallen, menciona que:
“El aborto corresponde a la terminación intencional o no de un
embarazo. Las razones principales que se dan para justificar este
acto son: que el embarazo atenta contra la salud de la madre, se
descubre que el feto tiene alguna deformidad o discapacidad
severa, el embarazo fue a causa de una violación ode incesto; la
mujer o la pareja carecen de medios económicos para mantener a
su hijo; el niño que va a nacer interfiere con la felicidad y el
bienestar de la mujer o de la familia.
Existen dos corrientes que se oponen sobre la moralidad del
aborto: quienes promueven el respeto por la vida y consideran
que el aborto es inmoral, y quienes promueven el respeto por la
autonomía y el bienestar de la...
¿POR QUÉ OCURRE EL ABORTO EN LA
ADOLESCENCIA?

I. INTRODUCCIÓN:
 El aborto es un tema muy controvertido en la sociedad, ya que
es un problema que enfrenta nuestro país. El aborto ocurre por
la falta de información, que debemos de obtener en casa y en el
colegio, ya que para muchas personas, con que estemas en este
mundo es más que suficiente y que pasa con los que no y con los
que siguen estando adentro del vientre de la madre, ellos no se
pueden defender ni mucho pueden decir lo que quieren en la
vida.
II. CUERPO:
 Puedo opinar que el aborto, es la muerte y expulsión del feto
antes del tiempo previsto antes de los 5 meses.
 Entonces ¿El aborto será un medio para continuar nuestras
vidas?
 Claro que no, al realizar un aborto, quedan secuelas que no
podrán superar, toda la vida se sentirán atormentadas por su
mala decisión ; una mujer que decide fácilmente deshacerse de
un ser humano que en ese momento para ella lo es un estorbo,
obstáculo un bulto o un error entonces porque no piensan antes
de actuar porque no se protegerse al tener relaciones sexuales
para que no ocurra un embarazo no deseado o porque no toman
otras decisiones que no afecten al bebe, ya que es un ser humano
que desde donde esta no se puede defender para poder impedir
que lo asesinen.
 Un aborto te puede marcar de por vida, siempre tu conciencia te
hará sentir culpable. El que una chica adolescente quede
embarazada limita la oportunidad de que siga estudiando, de
sacar una carrera, de querer crecer como persona porque cuando
eso pasa tiene que limitar hacer cosas que no son pertinentes en
la vida.
 La decisión de algunas jóvenes es abortar, privando a un ser
humano de vivir, de disfrutar la vida, de conocer el mundo en el
que vivimos, vivirá en un mundo muy infeliz por haber tomado
esta importante decisión por diversas causas como: Temor por la
falta de capacidades económicas, miedo a lo que dirán sus padres
o las demás personas, problemas de salud, no se sienten
preparadas para cumplir el rol de madre, etc.
 La adolescente no se siente escuchado o siente que a nadie le
importa, ya que a los padres no hablan o dialogan
específicamente de “que es tener relaciones sexuales o que
consecuencias nos podrían traer hacer eso por eso es que muchos
adolescentes buscan u/o optan por buscar ayuda en otras
personas y lo único que hacen es confundirlos más de lo que ya
estaban. La mayoría de adolescentes en la actualidad actúan
antes de pensar. Es por eso que les conlleva a experimentar
nuevas experiencias y muchas veces estas traen consecuencias
graves.
 Un adolescente no toma precauciones de sus actos al destruir a
un ser que lleva dentro de ella; existiendo en el mundo diversos
tipos de abortos con los cuales pueden quitar la vida a un ser
indefenso por falta de apoyo.
III. CONCLUSIONES:

 Por consiguiente el aborto deja huellas imborrables en la vida de


la mujer quien es la que sufre más daño en esta práctica, que
escoge este camino por la falta de apoyo y orientación que es vital
en una situación como esta.
 La decisión de abortar está en la mujer y el hombre y ellos son
los que eligen el camino a seguir, si toma el camino más fácil que
en este caso sería el aborto le puede traer consecuencias funestas.
Por eso se recomienda el uso de anticonceptivos para no
encontrarse en una situación de un "embarazo no deseado" y
poner en riesgo su vida e integridad moral de un nuevo ser.
 No tenemos derecho a quitar la vida a un ser que no tiene
la culpa por nuestras irresponsabilidades, por lo contrario
debemos sentirnos felices de dar vida a un pequeño ser,
quien llenara nuestra vida de alegrías, pero en una edad
responsable y planificada.
 La joven se siente sola para asumir el conflicto y con una gran
carga de culpabilidad. Los padres, en la mayoría de los casos
actúan de manera negativa ante esta situación complicando más
el negro panorama de su hija.
 El aborto es un tema importante ya que debemos
conocer las consecuencias de no tener responsabilidad a
la hora de tener relaciones sexuales. La mujer es la que
recibe las consecuencias de un embarazo ya que el
hombre o "novio" no tiene que cargar la "vergüenza" y
sobre la que debe hacer sacrificios (como dejar la escuela,
problemas en casa, etc.), es la mujer.
 El embarazo en adolescentes es un problema que hoy nos afecta
a todos los adolescentes ya que si no tenemos la información
sobre esta situación podríamos ser causantes de que una novia
quede embarazada. Sabiendo las consecuencias de tener
relaciones sexuales sin protección nos permite tener conciencia
real sobre nuestros actos y ser responsables para evitar
embarazos no deseados.

Nota de descargo: Por respeto intelectual los


trabajos presentados por los alumnos se
reproducen antes de las correcciones
El aborto y el concepto de persona

Alumno: Gastón Beraldi

Introducción
Persona
Aborto
Principios y consideraciones bio-éticas-médicas
Conclusiones
BIBLIOGRAFIA

Introducción
Tratar la problemática del aborto y decidir al respecto es, en todos los
casos tomar una decisión respecto de la vida o la muerte. Ahora
bien, una de las discusiones más clásicas a este respecto se sitúa en la
controversia de si ese ser que puede morir a causa del aborto es o no
persona, o es o no ser humano. Es decir, este debate sobre el aborto,
es interpretado como un debate acerca de si el feto es o no una
persona.
Este dilema ya clásico presenta distintas posturas, proabortistas o
antiabortistas. Cada una tiene sus razones justificadas, sin embargo,
ambas presentan fracturas, las cuales no serán tratadas en esta
instancia.
El objetivo del presente trabajo está destinado a presentar una de las
nociones de persona que toman lo proabortistas para la discusión del
tema, y de allí podremos analizar las distintas consecuencias que trae,
los planteamientos éticos y las problemáticas prácticas en la
medicina.
El concepto de persona que expondré para el tratamiento de este tema
será tomado del Ensayo para el entendimiento humano de Locke.[1]
Será necesario especificar aquí cuáles son los parámetros para
determinar cuándo un por nacer (embrión-feto) es ser humano y
cuándo es persona ante la posible distinción que se ha hecho
referencia al principio.
Por otro lado, debemos atender cuándo el aborto se lo puede
considerar como un asesinato (y qué ser es el que se asesina) o
cuando se lo puede considerar como necesario, y aunque lo sea puede
ser penado o no. Asimismo debemos considerar el derecho de la
madre a la libre disposición de su cuerpo, y podemos hablar allí de
autonomía y derechos personalísimos
Es posible plantear en general, en relación a esta cuestión, temas
como la igualdad de derechos entre las distintas especies, la muerte
como la imposibilidad de futuro, determinación del principio de la
vida humana y de la vida de la persona, diferencias entre animal,
animal humano, individuo y persona, etc. Todas estas cuestiones
serán tratadas dentro de la relación entre el concepto de persona antes
mencionado y el hecho del aborto. Estos dos últimos serán los
tópicos principales del trabajo, mientras que se intentará dar una
visión general de la cuestión y presentar una posición respecto de este
tema. Pero es necesario tener en cuenta, que si bien las conclusiones
no están presentadas aún, sí está la noción base con la que trabajaré,
la cual, en parte, ya deja ver mi posición al respecto. De esta manera,
analizaremos primero el concepto de persona, luego aborto y su
relación, y finalmente las implicancias en la medicina y la ley.

Persona
Recordemos que la noción de persona que tomaré como base para el
análisis de este tema, es la noción presentada por Locke que reza:
Persona: “...un ser pensante inteligente que razona y reflexiona y que
se puede considerar a sí mismo como sí mismo, el mismo ser
pensante en diferentes momentos y lugares...”[2]
Tomando esta definición podemos hacer distintas consideraciones, a
saber: podemos considerar persona a ciertos animales no humanos, y
no considerar como tal a ciertos seres humanos; podemos también, no
considerar personas a seres humanos que actualmente por su edad,
capacidades, etc, sí son considerados como tal y sin embargo esta
definición restringiría esa posibilidad. Una definición tal habla
también sobre el futuro y las expectaciones.
En la discusión sobre el aborto, encontramos claramente dos
posiciones enfrentadas que, como mencioné antes, son las llamadas
antiabortistas y proabortistas. Los primeros, por su parte, sostienen
que el feto es un ser humano con derechos, mientras que, los
segundos, sostienen que el feto no es una persona y que, por tanto, el
aborto no debe ser penado porque es permisible matar a alguien que
no sea una persona.
Cuando digo que esta definición permite ser “persona” a animales no
humanos y quita la posibilidad de serlo a animales humanos, suena
bastante extraño, pero, la posibilidad está dada.
De acuerdo a esta definición de persona, no podemos considerar
como tal ni al embrión, ni al feto, ni al recién nacido, ni al nacido
anencefálico, ni a ciertos seres humanos con problemas mentales. El
rasgo principal que tomamos aquí para quitar status de persona es, la
conciencia de sí mismo. Es decir, algunos de estos seres
mencionados llegan a ser conscientes, pero no de sí mismos con lo
cual, de acuerdo a esta definición no lo podríamos considerar como
persona.
Ahora, si bien podemos quitar el status de persona a algunos
humanos, el mismo rasgo de la definición, nos da la posibilidad de
dar status de persona a ciertos animales. Está probado
científicamente que, ciertos animales, en especial simios, delfines,
ballenas, perros, elefantes, etc. tienen conciencia y algunos de ellos
conciencia de sí mismos. Con lo cual, la nueva dificultad que esto
plantea es el por qué es posible matar (legalmente) a animales no
humanos que tienen la cualidades de una persona, y cómo es posible
que no se aplique la misma regla para seres humanos que no se los
consideraría persona.
Es decir, si la sociedad actual que tiene los preceptos éticos, y por
qué no los prejuicios, dados a nuestra civilización por la cultura
judeo-cristiana, permite (moral y legalmente) que se maten animales,
sea para experimentación, para alimentos o para lo que fuere, con el
argumento de que Dios los puso en el mundo para que el hombre se
aprovechara de ellos, los dominara y los utilizara, por qué no
podemos pensar que esa misma permisión corra para el caso de
animales no humanos. Si la ética tradicional afirma que es lícito
matar a quien no es racional, y permite la matanza de animales no
humanos, por qué no debe permitir la matanza de animales humanos
no racionales. A esto, podría responderse mediante una reseña de
Bentham, quien afirma que la diferencia del hombre con las bestias es
que el primero tiene una expectación de futuro. Actualmente, se ha
comprobado que, algunos animales no humanos también tienen
noción de futuro. Sin embargo, este tema no es el principal a
cuestionar en este trabajo, sino que, dentro del tema del aborto en
seres humanos, debemos considerar cuándo se está matando a una
persona y cuándo no, de acuerdo a la definición de Locke y la postura
proabortista.
Para decir si un ser humano es persona, no sólo debemos considerar
la definición de Locke, sino además el razonamiento principal contra
el aborto, donde tenemos:
“...Primera premisa: es malo matar a un ser humano
inocente.
Segunda premisa: un feto humano es un ser humano inocente.
Conclusión: es malo matar a un feto humano...”[3]
A este razonamiento contra el aborto tenemos dos respuestas, quien
niega la segunda premisa, es decir, quien afirma que matar a un feto
no es matar a un ser humano, a esta postura la podemos llamar
liberal. Y la otra postura, la conservadora, desafía a la liberal a que
encuentre un momento divisorio moralmente significativo en la vida
del por nacer donde se distinga entre embrión y el niño. Los que
normalmente se sugieren son: “...el nacimiento, la viabilidad, el
movimiento del feto y el inicio de la conciencia...”[4]
A partir de estas dos posiciones se concluirá que, ni se ha logrado
establecer una línea divisoria entre el recién nacido y el feto, tampoco
se consigue justificar el aborto de forma que no se ponga en duda la
afirmación de que el feto es un ser humano inocente. Pero esto no da
una victoria a los conservadores, dado que lo que habría que tener en
cuenta es que hay una falla en el razonamiento. Ninguna de las dos
posiciones rechaza o al menos cuestionaba la primer premisa del
argumento planteada en el esquema.
Así, la debilidad de la primera premisa del argumento conservador
descansa en nuestra aceptación de la categoría especial de la vida
humana. “...El término “humano”, tiene en cuenta dos nociones
distintas: pertenecer a la especie homo sapiens y ser persona...”[5]
Teniendo en cuenta esto se hace evidente, según Singer, la debilidad
de la primera premisa conservadora. Si se toma a “humano” como
equivalente de “persona”, la segunda premisa del argumento, que
sostiene que el feto es un ser humano, es claramente falsa en virtud
de la definición de Locke.
Si, por otra parte, se toma “humano” en el sentido de simplemente
miembro de la especie homo sapiens, la defensa conservadora de la
vida del feto se basa en una característica a la que le falta pertinencia
moral, y por tanto, la primera premisa es falsa.
El punto central de la cuestión nos debe ser familiar, que un ser sea o
no miembro de nuestra especie no es en sí mismo más pertinente al
hecho de que matar esté mal que el hecho de que sea o no miembro
de nuestra raza. La creencia de que el mero hecho de pertenecer a
nuestra especie constituye una gran diferencia, es un legado de las
doctrinas religiosas que inclusive hoy se oponen al aborto. Si se
reconoce este hecho, se transforma por completo el tema del
aborto. Sin embargo, como afirma Dworkin, tanto los proabortistas
como los antiabortistas consideran el valor sagrado (o preferencial si
se quiere) de la vida humana.[6]
“...¿Por qué discrepan, entonces, los antiabortistas y los proabortistas
si ambos consideran que la vida humana es sagrada? La respuesta de
Dworkin es que ambas partes del debate discrepan porque están en
desacuerdo acerca de cuál es la mejor forma de respetar este valor
sagrado que tiene la vida. Para los antiabortistas, el valor sagrado de
la vida se respeta mejor cuando el desarrollo de una vida humana que
ya ha comenzado, no se interrumpe. Para los proabortistas, en
cambio, el valor sagrado de la vida se respeta mejor cuando a una
mujer (y a su pareja, si es que la tiene) se le permite decidir acerca de
su propia reproducción de acuerdo con sus propias
convicciones...”[7]
De esta manera, para Dworkin, el debate sobre el aborto se
comprende mejor cuando este es interpretado como un debate acerca
de cuál es la mejor forma de respetar el valor sagrado de la vida
humana. Asimismo, interpretar el debate de esta forma permite
resolver la cuestión de un modo satisfactorio acerca del derecho al
aborto para ambas posiciones.
Ahora bien, si ambas posturas dan un valor especial a la vida humana
y, desde su punto de vista pueden justificar sus posiciones, ¿cuál es el
motivo para atribuir un especial valor a la vida humana
distanciándola de la vida animal, fetal, vegetal, etc? Los motivos son
puramente culturales o si se quiere, religiosos. En muchas ocasiones
un animal no humano puede ser tan persona como un ser humano, y
otras veces un feto puede ser tan poco persona como un vegetal. Por
lo tanto, lo que se puede sugerir es no dar mayor valor a la vida de un
feto que a la de una animal no humano dado un nivel similar de
racionalidad, conciencia de sí mismo, conocimiento, capacidad de
sentir, etc. Ya que ningún feto es persona, ningún feto tiene el
mismo derecho a la vida que una persona.
Una posible objeción al argumento de que el feto no es una persona,
radica en que sólo se tiene en cuenta las características reales del feto,
y no sus características potenciales. Es al considerar su potencial
para convertirse en ser humano cuando el pertenecer a la especie
homo sapiens se hace importante, y el feto es más que cualquier otro
animal no humano.
Mientras que es problemático concluir si un feto es realmente un ser
humano, no se puede negar que sí lo sea potencialmente. Sin
embargo, no se desprende que el feto tenga un mayor derecho a la
vida del hecho que la racionalidad, conciencia de sí mismo y otras
cualidades potenciales del feto sean superiores a las de algunos
animales. No debemos aceptar, por tanto, que una persona potencial
tenga los derechos de una persona.
Así, tampoco es posible considerar al embrión como una persona,
porque si bien lo podemos considerar de la especie homo
sapiens, está, por así decirlo, en un escalón inferior al feto, y si no
podemos considerar persona a este último, menos podemos hacerlo
respecto del embrión. Además, hay una cuestión más interesante en
contra de la afirmación de que un embrión en su primera etapa es un
ser humano. Debemos tener en cuenta que los seres humanos son
individuos, sin embargo, un embrión en su primera etapa ni siquiera
es un individuo, dado que hasta los catorce días posteriores a la
fecundación, el embrión se puede dividir en dos o más embriones
genéticamente idénticos.[8]
De esta manera, es preciso concluir que, de acuerdo con la definición
de Locke, no se puede atribuir el status de persona ni al feto y menos
aún al embrión. Esto no implica que debamos tener una postura
proabortista, por supuesto que la facilita, sin embargo, se puede
sostener que un feto no es persona y no estar de acuerdo con el
aborto.
Ahora vamos a tratar específicamente la cuestión del aborto, qué
puede justificar la decisión y la legislación respectiva.

Aborto
Para referirme al aborto voy a exponer primero una breve reseña
conceptual e histórica.
Aborto, significa etimológicamente del latín, sin nacimiento o no
nacido. Tomando por otra parte las concepciones jurídicas, podemos
indicar que el Fontán Balestra se refiere al concepto material del
aborto que consiste en la interrupción del embarazo con la muerte del
feto. Es decir provocar intencionalmente la expulsión del feto por
parte de la madre, siendo esto un delito material realizado en forma
dolosa.[9]
Sebastián Soler por otro lado, afirma que el aborto es la muerte
producida a un feto. Así, (sic) "...Toda acción destructiva de la vida
anterior al momento del parto, sea que importe la muerte del feto en
el claustro materno, sea que la muerte se produzca como
consecuencia de la expulsión prematura...” [10]
Por otro lado, es necesario afirmar que existen distintos tipos de
aborto, el inducido, es decir, intencional y artificial, y el espontáneo o
natural. No creo precisar nada más acerca de estos términos con lo
cual pasaré ahora a las apreciaciones sobre este concepto.
De acuerdo a la definición antes enunciada, aborto siempre significa
muerte.
Ahora bien, siguiendo el cuestionamiento que se hace T. Nagel,
podemos decir que, “...si muerte es el fin permanente e inequívoco de
nuestra existencia, podemos preguntarnos si es malo morir (...) De
acuerdo a las afirmaciones de este pensador, si la muerte es un mal,
lo objetable es la pérdida de la vida y no el estar muerto (...) Si la
muerte es una desventaja no es fácil decir cuándo la padece el
hombre (...) Al menos que el bien y el mal puedan aplicarse a un
embrión no puede afirmarse que no nacer sea una desdicha (...) No
podemos afirmar que el tiempo anterior al nacimiento del hombre es
un tiempo en que él habría vivido si no hubiera nacido entonces, sino
antes (...) él no podría haber nacido antes: alguien que hubiera nacido
mucho antes que él habría sido otra persona...” [11] Todas estas citas
del texto de Nagel vienen como referencia a algunas doctrinas
utilitaristas. Así, si nos matan, los deseos que sentimos para el futuro
desaparecen tras nuestra muerte y no sufrimos por no poder llevarlos
a cabo. Para el utilitarismo clásico los deseos no son pertinentes
respecto de la cantidad de placer o dolor que experimente. Así, la
condición de persona no tiene una conexión directa con lo que hay de
malo en matar. Un utilitarista de este tipo defenderá una prohibición
de matar, dado que, si saber que habitualmente se mata me causa
dolor, mi vida será menos agradable y feliz. Para este utilitarista,
matar es malo porque elimina la felicidad que la victima hubiera
experimentado de hacer vivido. La otra versión del utilitarismo juzga
las acciones, no por su tendencia a maximizar el placer o el dolor,
sino por la medida en que están de acuerdo con las preferencias de
cualquier ser afectado por la acción o sus consecuencias. Esta
versión es conocida como utilitarismo de preferencia. Según esto,
toda acción contraria a la preferencia de cualquier ser es mala, a no
ser que existan preferencias contrarias que tengan más peso que
ésta.
Hemos podido ver en este apartado, el concepto etimológico y
jurídico de aborto, algunas apreciaciones sobre el concepto y a lo que
conlleva y algunas posiciones filosóficas al respecto. De esta
manera, presentaré brevemente ahora algunas referencias históricas
para luego pasar a las consideraciones propias de la bioética y
realizar las conclusiones.
El Código de Hammurabi, destacaba una compensación a las mujeres
libres en casos de abortos provocados mediante violencia por golpes,
exigiéndose el pago de 10 siclos por el feto perdido.
En la antigua Grecia, Aristóteles, en su libro La Política destacó que
se puede autorizar el aborto para el control de la población. Platón
también aconsejó el aborto para evitar la superpoblación.
El aborto voluntario de la embarazada no se tenía por delito en la
antigua Roma republicana, ya que ni el derecho ni la filosofía estoica
atribuían al producto de la concepción una vida propia. Se
consideraba al feto como “partio vicerum matris”, así que si la mujer
abortaba no hacía más que disponer de su cuerpo. En Roma, en su
primera época, no se consideró el aborto voluntario como delito. En
general, su práctica no daba lugar a sanciones, excepto en
salvaguarda de los derechos que correspondían al padre o por las
eventuales lesiones o muerte causadas a la madre. Se consideraba a
los padres (pater familiæ) con poder sobre la vida y muerte de sus
hijos, y por esta razón, se les permitía colaborar con el aborto de sus
hijas.
Es con la llegada del cristianismo (como afirma también P. Singer)
que cambia radicalmente la actitud frente al aborto, inicialmente en el
pensamiento y posteriormente en las leyes. La tesis central del
cristianismo era que a partir del momento de la fecundación se
constituye ya una vida humana, que posee dignidad y honor similares
a los de cualquier ser humano ya nacido. La Iglesia Católica admitía
que el feto no era un ser humano con alma humana hasta, al menos,
40 días después de la concepción. Es decir, distinguía mediante dos
tesis un ser humano con alma y uno sin. En este orden de ideas, para
el cristianismo -ya sea al momento de la fecundación (según la tesis
de la animación inmediata) o cuarenta días o más posterior a ella
(según la tesis de la animación retardada)- la unión del alma y del
cuerpo hace al ser humano y por tanto, su destrucción constituiría
homicidio.
Esta pequeña reseña histórica nos muestra que en muy pocas
ocasiones el aborto era considerado un homicidio, y es el
Cristianismo quien impondrá esa idea. Es así como, más adelante se
presentarán dos corrientes filosóficas que tratarán la ética en dos
direcciones, una deontológica (Kant) y una teleológica
(Utilitarismo). Son estas dos corrientes quienes analizarán la
cuestión de la vida debatiendo dos principios de la ética normativa: el
de la inviolabilidad de la vida humana y el de la calidad de vida. El
primero de estos principios corresponde a la primer corriente antes
enunciada (la deontológica) formulando sus deberes bajo la forma de
un precepto positivo necesario y universal que fuerza su
cumplimiento. Para esta concepción, la existencia es un valor
fundamental que debe ser protegido y no manipulado, además obliga
a cada individuo a conservar su vida y exige a los demás un
tratamiento acorde. Por otro lado, las apelaciones a la calida de vida
invaden el discurso ético-médico a partir de los ‘60s y la intención es
evaluar el bienestar del ser humano, para eso ven la posibilidad de
medirlo recurriendo al cálculo utilitario. Sin embargo, otros eticistas
adoptaron un camino diferente haciendo jugar el concepto de calidad
de vida con el mayor interés del paciente. [12]
La dicotomía teleología-deontología, sirve para abordar la mayoría de
las controversias bioéticas. Es así que, esta dicotomía constituye los
dos modelos de relación moral médico-paciente. Es ahora cuando
trataremos las consideraciones bioéticas al problema del aborto y la
noción de persona y donde se realizarán las conclusiones finales.

Principios y consideraciones bio-éticas-médicas


Como he hecho referencia al final del apartado anterior, es la
dicotomía deontologismo-teleologismo la que ha constituido la base
de las diferencias conceptuales, éticas y filosóficas en el tratamiento
de cuestiones de ética médica. Estas dos teorías constituirán los dos
modelos de relación moral médico-paciente. Estos modelos son el
paternalista, constituido por la teoría utilitarista y el contractualista,
constituido por el deontologismo kantiano. Recordemos que la teoría
teleologista tiene como principio el reino de los fines, es decir, en
consonancia con el utilitarismo, una acción es moralmente buena
cuando produce mayores beneficios que perjuicios, y luego con Mill,
“el bien mayor para el mayor número”, esta teoría se llama también
consecuencialista, es decir, mira el fin o las consecuencias. Mientras
que, por otro lado, la teoría kantiana deontológico consiste en la
obligación que manda la ley, sea esta de orden natural, legal, social o
moral. Es lo que el deber manda, el imperativo categórico, el deber
ser. Si para los primeros se debe hacer los que es bueno, para los
segundos, es bueno hacer lo que se debe.[13]
Estas dos teorías conformarán dos de los tres principios normativos
que constituyen el eje del modelo de la bioética. Estos tres
principios son, a saber: beneficencia, autonomía y
justicia.[14] Es en el primer principio donde podemos advertir
su carácter utilitarista y en el segundo su carácter deontológico. Así,
será el principio de la justicia (la virtud) el que equilibre estos dos
“vicios” “...el uno por exceso, el otro por defecto...”[15]
Dados estos principios, expondré brevemente cada concepto para
pasar luego a las consideraciones finales.
El principio de beneficencia está comprendido también por el de No-
Maleficencia. Beneficencia como caridad o filantropía y
maleficencia como malevolencia o malicia. Lo más propio sería
hablar de principios de beneficio y no maleficio. Hacer el bien y no
hacer el mal constituyen la fórmula de la moralidad individual y
social. Y ambos se pueden derivar de la naturaleza humana. Vemos
que este principio va de la mano de la teoría utilitarista o
consecuencialista quien busca siempre un beneficio mayor. Sin
embargo, difieren los moralistas acerca de si no-maleficencia y
beneficencia son dos deberes distintos o separados. Es así que suele
establecerse una escala de obligaciones no-maleficencia-beneficencia
en orden jerárquico, a saber:
Se debe no infligir mal o daño (Principio de no-maleficencia)
Se debe prevenir el mal o daño.
Se debe remover el mal.
Se debe hacer o promover el bien.
De esta manera, el deber pasivo o negativo (1) de no-maleficencia
tiene precedencia sobre los deberes de beneficencia positiva o activa
(2-4). En consecuencia, para la ética médica les es útil tratar juntos
los principios de beneficencia y no-maleficencia como uno
sólo. Como la vida moral no consiste en dos vidas paralelas, la de
producir beneficio y la de evitar daño, es indispensable un principio
de balance o ponderación.[16]
Por otro lado, es la condición del agente moral (racional y libre) que
genera el principio de respeto por la autonomía de las personas, e
implica un derecho de no-interferencia y una obligación de no coartar
acciones autónomas. Tenemos así, dos componentes, la racionalidad
y la libertad, de ambos, resultan diferentes nociones de autonomía,
sea una libertaria y la otra racionalista. La primera se asocia a
Bentham y Mill y la segunda a Kant. Es decir que, dentro de este
principio de carácter deontológico, hay una división interna
utilitarista y deontológico. Así, ambas nociones se conjugan en un
concepto amplio de autonomía moral. Este principio entrará
constantemente en conflicto con los otros dos, originando situaciones
dilemáticas desde el punto de vista moral. [17]
El tercer principio, el principio del equilibrio, el principio de la
virtud, es la justicia, que es el principio ético del orden social. Así,
desde Platón representa la virtud común. La tradición romana dice
“dar a cada uno lo suyo”, de aquí nacerá el concepto de equidad
como principio formal de la justicia: “los iguales deben ser tratados
igualmente y los desiguales desigualmente”[18]
Contando con estos tres principios de la bioética podremos analizar la
situación particular del paciente para poder tomar una decisión
adecuada al respecto, pero tengamos en cuenta que, son nuestras
posturas teóricas las que nos proporcionarán el marco para la
fundamentación también teórica respecto de la situación del paciente.
Habiendo realizado un breve resumen de los principios de la bioética,
es preciso dejar de lado esto para pasar a realizar las conclusiones y
el resumen del trabajo.

Conclusiones
Habíamos afirmado que el problema en consideración era el aborto y
que este se podía analizar desde el punto de vista del concepto de
persona. Son distintos los motivos que puede tener una persona para
someterse a una interrupción en el embarazo. En tal caso, son los
profesionales de cuidados de la salud quienes deberán asumir una
respuesta a este reclamo que no involucra problemas técnicos, más sí
éticos y legales. Sin embargo, no es la cuestión que nos toca tratar,
dado que la hipótesis con la que hemos trabajado es que el feto y
menos aún el embrión, no son considerados “persona”. Y se ha
trabajado desde aquí, porque generalmente la discusión en torno a la
ilegitimidad de la interrupción del embarazo toma como eje el
concepto de “persona”, cuya atribución o exclusión del status del feto
fundamenta la decisión.
Desde nuestro marco legal, el Código Civil de la República
Argentina en su art. 30 acuerda que es “persona “...todo ente
susceptible de adquirir derechos y contraer obligaciones...” [19]
El término persona también en el derecho trae controversias
internas. Por ejemplo, de “persona” es diferente la noción que se
tiene de ella para el positivismo jurídico que la que se tiene conforme
al derecho natural. Mientras que para el primero, que en esa línea de
pensamiento aparece H. Kelsen [20], persona y hombre son
realidades diferentes y “la personalidad es una impostación provista
gratuitamente por el derecho”. Para los juristas partidarios del
derecho natural, el derecho no es una creación arbitraria del
legislador, sino que está al servicio del hombre. De aquí se sigue que
el ordenamiento jurídico no puede dejar de reconocer en todo hombre
la calidad de persona o sujeto de derechos.[21]
Si tomamos únicamente el art.30 del Código Civil sería bastante
descabellado desprender de allí que el feto es una “persona”, dado
que cuando entendemos feto no encontramos las características de
una persona.[22] Debemos decir que, las “personas” para la
legislación nacional, pueden ser de dos tipos, físicas o de existencia
visible y jurídicas o de existencia ideal. En esta definición del art.32
tampoco sería posible encuadrar a un feto o a un embrión. Sí será
posible esbozar una aproximación al status del feto como “persona”
cuando en el art.51 del Código Civil se define a “persona” física o de
existencia visible como “...Todos los entes que presentasen signos
característicos de humanidad, sin distinción de cualidades o
accidentes, son personas de existencia visible...”
Voy a agregar algunos artículos más para completar los conceptos y
ver desde allí diferencias y ambigüedades que se presentan.
El artículo 63 afirma: “Son personas por nacer las que no habiendo
nacido están concebidas en el seno materno”. (feto y embrión), el
artículo 52 dice que “Las personas de existencia visible son capaces
de adquirir derechos o contraer obligaciones. Se reputan tales todos
los que en este código no están expresamente declarados
incapaces”. De esta manera, en el artículo 53
“Les son permitidos todos los actos y todos los derechos que no
les fueren expresamente prohibidos, independientemente de su
calidad de ciudadanos y de su capacidad política”. Y para finalizar,
el artículo que me resulta contradictorio, el artículo 54 afirma en su
texto que:
“Tienen incapacidad absoluta:
1. Las personas por nacer;
2. Los menores impúberes;
3. Los dementes;
4. Los sordomudos que no saben darse a entender por escrito”
Ahora bien, si tomamos la definición de persona que se tomó para
analizar el trabajo, ¿qué pasaría con esta definición en relación a
nuestra legislación? No tengo más que decir que ambas no son
congruentes. Pero, pensemos aparte de la definición de Locke, y
veamos el punto en nuestra legislación. Esta afirma que es una
“persona” un ente que tiene la capacidad de adquirir derechos y
contraer obligaciones. A esto debemos decir que, in fact, es bastante
descabellado pensar que alguien que aún no existe posea derechos y
obligaciones de existencia. Pero si bien esto es una posición personal
acerca de qué parámetros tomo para considerar a alguien o a algo una
“persona”, debo entender por contradictorios los arts.30 y 54. AL
primero ya se ha hecho referencia, la contradicción con el otro
artículo surge cuando afirma en el primero que son “personas” quien
tiene la capacidad de...y en el segundo afirma que las “personas por
nacer” son incapaces absolutos. Si bien las capacidades de las que se
habla son de hecho y de derecho, estas son dos cuestiones formales y
convencionales. Lo cierto es que de hecho, no se puede tener la
capacidad para algo y ser incapaz absoluto.
No estoy afirmando con esto que debe tomarse el concepto de
persona que yo expuse tomando de Locke para convenir que persona
sólo es quien tiene autoconciencia, lo que sí afirmo es que no se ha
llegado a establecer ningún parámetro concreto que permita definir al
feto o al embrión como “persona”, como “ser humano” o como otra
cosa, todo lo que hay es débil y mayormente se cae por sí sólo. De
esta manera, podrán tomarse distintas posturas al respecto
sintetizándolas en un abanico que va desde las más restrictivas a las
más amplias, entre las que señalamos las siguientes:
“a-La que otorga el status moral de persona, y entonces sujeto del
derecho a la vida, a todo individuo de la especie humana, cualquiera
sea la etapa de su desarrollo a partir de la concepción. Siendo la
definición más amplia, resulta la más restrictiva respecto a la decisión
de aborto.
b-La que otorga el estatuto de persona al sujeto que reúna ciertas
condiciones entre las que cuentan:
-factores biológicos: base genética y estructura orgánica de la especie
humana
-factores psicológicos: capacidad perceptiva, conceptual, conciencia
de sí, centro de actividades, etc.
-factores racionales: capacidad simbólica, abstractiva, etc.
-factores sociales: habilidades para desarrollar vínculos afectivos,
para trabajar en grupo, para reconocer intereses y valores de otros,
etc.
-factores jurídicos: ser sujeto para la ley y protegido por ella,
capacidad para ser ciudadano, para contraer obligaciones, etc.
Siendo la más exigente en cuanto a condiciones, esta posición es la
más amplia respecto al aborto ya que, en principio, las mismas no
serían cumplimentadas ni siquiera por el recién nacido. Cabe señalar
que la aplicación de este criterio tropieza con la dificultad de no
poder delimitar con precisión cuando determinada característica
aparece o se manifiesta completamente. Es suficientemente conocido
que el desarrollo de estas potencialidades del ser humano constituye
un largo y complejo proceso desde la concepción hasta la etapa de
madurez en el adulto.
c-La posición intermedia admite que puede otorgarse el status de
persona al sujeto que posee al menos potencialmente las
características manifestativas de la persona, lo que amplía el espectro
de referentes de este concepto en comparación con la posición
anterior.
d-Otra estrategia utilizada para resolver este problema es la que
establece una distinción entre" ser humano", término que haría
referencia al aspecto o estructura biológica, y "persona" como el
sujeto capaz de manifestar los atributos correspondientes tales como
racionalidad, conciencia de sí mismo, comunicabilidad, etc.
Estimamos que esta distinción se mantiene en una dimensión
exclusivamente conceptual en cuanto se trata de una diferenciación
de razón y, como tal, no tiene concreción ontológica; en efecto,
"persona humana" no constituye una entidad abstracta que exista
independiente del cuerpo sino que ambos constituyen una unidad
indisoluble de un modo análogo a la unidad de "materia- forma" que
en la perspectiva aristotélica se propone como dos co- principios
constitutivos de todo lo real. Es decir que "ser persona" es el modo
propio de existir como "ser humano" sin que sea posible ("in re")
separarlos.
En consecuencia, si bien el concepto de persona es profundamente
apreciado como centro fructífero de reflexión filosófica, es evidente
que ofrece dificultades al pretender resolver solamente a su luz,
situaciones como la que nos ocupa.”[23]
Por lo tanto, es necesario tener en cuenta que si los fundamentos de
los antiabortistas no tienen el peso suficiente y algo similar pasa con
los argumentos de los pro-abortistas, debemos seguir indagando para
ver la posibilidad de hallar una solución. El peligro siempre es caer
en dogmatismos, porque “no solamente nadie se pone de acuerdo
sobre una definición, sino que los antiabortistas son tan fanáticos
sobre su política supuestamente “pro-vida” que colocan bombas en
clínicas donde se realizan abortos.”[
RESUMEN
El aborto ha sido es y será un tema controvertido sobre el cual
se vierten multitud de opiniones. Existen muchos puntos de
vista pues son muchos los condicionantes y matices que lo
hacen un tema delicado que traspasa los límites de lo racional
para adentrarse en lo emocional. En definitiva el discurso
sobre el aborto versa sobre el bien y el mal.
Esta revisión pretende dar una visión del aborto desde
las siguientes perspectivas; higiénico-sanitaria, ético-legal y
desde el punto de vista de la profesión enfermera. Así mismo
se analizará la opinión de varios autores que aportan visiones
diferentes.
PALABRAS CLAVE
Aborto, concepción, control de natalidad, planificación familiar,
despenalización del aborto, educación sexual.

INTRODUCCIÓN

Uno de los temas más polémicos en la sociedad occidental


durante los últimos veinticinco años ha sido el del aborto
provocado. En estos últimos años se ha dado un claro proceso
de despenalización de esa práctica, tanto en los países de
nuestro ámbito cultural, como en otros muchos. Se suele dar
la cifra indicada hace tiempo por la Organización Mundial de la
Salud, de treinta millones de abortos anuales, si bien se
estima que es mayor.
Existen países tales como India y República Popular China
con legislaciones sumamente permisivas, y otros como la
antigua Unión Soviética, donde el aborto se ha convertido en
una práctica para el control de la natalidad. En los países
occidentales las cifras son más bajas aunque importantes
como lo demuestran las cifras oficiales de USA donde se
realizan en torno a un millón trescientos mil abortos anuales
(1).
Del Diccionario de Medicina Mosby Océano se extraen las
siguientes definiciones de aborto, aborto espontáneo y aborto
inducido.
Aborto: Interrupción espontánea o inducida del embarazo
antes de que el feto haya adquirido un grado suficiente de
desarrollo como para poder sobrevivir fuera del útero. El peso
del feto debe ser inferior a 500 g y el tiempo de gestación
inferior a 20 semanas completas.
Aborto espontáneo: Interrupción del embarazo antes de la 20
semana de gestación, antes de que el feto se haya
desarrollado lo suficiente para vivir fuera del útero, por
anomalía del producto de la concepción o del ambiente
materno.
Aborto inducido: Interrupción deliberada de la gestación
antes de que el feto se haya desarrollado lo suficiente como
para sobrevivir si nace en ese momento.

ASPECTOS HIGIÉNICO-SANITARIOS DEL ABORTO

El aborto espontáneo se debe a causas exógenas o


endógenas, pero en todo caso independientes del deseo de la
gestante.
El aborto provocado o inducido es la terminación deliberada
del embarazo con muerte del producto de la concepción. Se
puede clasificar en legal e ilegal. La aceptabilidad jurídica
depende de condiciones previamente aceptadas por ley.

El problema es que los supuestos no permitidos del aborto


inducen a la práctica clandestina en condiciones higiénicas
fuera de control, y por ello sin garantía y con unas
consecuencias que no se dan ni en el aborto espontáneo ni en
el legalmente admitido: infecciones y hemorragias sobre todo.

Según el Código Penal el aborto se conoce como "


Interrupción voluntaria del embarazo" en nuestro país. Una de
las modalidades más indiscutidas es la del aborto terapéutico,
que es el efectuado por profesionales bien preparados y con
los medios adecuados, por motivo de que la prosecución del
embarazo suponga grave peligro para la vida de la madre, y
por ello del feto, por sufrir ella un proceso que así se ve
complicado (2).

ASPECTOS ÉTICO-LEGALES SOBRE EL ABORTO


Nos encontramos a la hora de practicar el aborto, desde
razones puramente económicas hasta la defensa de la libertad
individual.
La interrupción voluntaria del embarazo enfrenta el principio
ético de respeto a la vida y el derecho de cada mujer a elegir
libremente.

Existen en nuestros días dos posturas muy delimitadas frente


al aborto; una para la que el aborto es un derecho de la mujer,
y otra que defiende la vida del ser que está por nacer, pues la
considera distinta de la madre, aunque dependiente de esta.

Todos los autores están de acuerdo a la hora de fijar el inicio


de la vida humana en el momento de la fecundación. El
problema se plantea a la hora de fijar el inicio de la vida del
hombre de forma individual, por lo tanto ésta cuestión no tiene
solo un carácter biológico, sino también filosófico y teológico
(3).

Javier Gafo hace un análisis de las posiciones a favor, en


contra y de aquellos puntos que ambas tienen en común. Sus
conclusiones son las siguientes:

1. Posiciones a favor de la despenalización del aborto:

Los principales argumentos son los siguientes;


 Pluralismo social. En principio constituye un aspecto
positivo de una legislación el que contemple las diversas
opiniones plurales existentes en la sociedad, respetando
de esta forma las libertades del mayor número de
ciudadanos. El derecho de la mujer a regular su natalidad
es superior al del embrión al que no perciben como ser
humano.

 No-discriminación social. Si no se admite el aborto


legalmente dado que vivimos en un contexto geográfico
en que esta práctica es fácil de conseguir en nuestro
entorno más próximo, las mujeres de mayor nivel
económico podrán conseguirlo, mientras que no les será
posible a las de menor nivel económico o deberán
someterse a los riesgos inherentes al aborto clandestino.

 Riesgos del aborto no clínico. Aunque no se puede


considerar al aborto realizado en condiciones médicas
como totalmente exento de contraindicaciones, es
indiscutible que las consecuencias para la vida y la salud
de la mujer pueden ser muy serias si se realiza el aborto
en condiciones no clínicas.
 Regulación del hecho social del aborto. Dado que el
aborto es una realidad social inevitable quizá sería más
lógica su regulación legal, de forma que se eviten las
consecuencias negativas del aborto clandestino y de la
discriminación de las mujeres con menor poder
adquisitivo.

 Irrealismo de una legislación restrictiva del aborto. Los


países colindantes tienen legalizado el aborto y las
personas que quieran o puedan lo harán.

2. Posiciones contrarias a la despenalización del aborto:

 Multiplicación de las cifras de aborto. La experiencia


de otros países parece mostrar que la regulación del
hecho inevitable del aborto se convierte en un importante
incremento de las cifras. Una vez que se comienzan a
admitir ciertos tipos de aborto, se entra en un proceso en
que las indicaciones y los plazos cronológicos se van
ampliando hasta llegar a una situación en que el aborto se
convierte en una práctica únicamente dependiente del
deseo de la mujer.

 Valor proclamatorio de la ley. La legislación sirve


también para expresar los valores en que se basa la
sociedad; es mucho más que un cauce para regular los
comportamientos humanos, sino que sirve para expresar
públicamente aquellos valores y principios éticos en los
que cree la sociedad

 Valor de la vida humana. Admitir la legalidad del


aborto supondría una quiebra de un valor ético básico. El
que la vida humana deje de ser un valor del que no se
puede últimamente disponer, puede llevar a abusos en su
valoración, acentuados además por vivir en una sociedad
en que la "calidad de rendimiento o productividad" se ha
convertido en un punto de referencia muy importante en la
evaluación de la vida humana.

Hay, finalmente, varios puntos en que todos están de acuerdo


en el debate ético y legal del aborto:

 El aborto no debe nunca convertirse en una práctica


habitual de control de la natalidad. Como se ha afirmado
muchas veces, ninguna mujer se siente a gusto ante el
hecho del aborto.

 Debe mediar una amplia información sobre sexualidad


y control de la natalidad, como caminos fundamentales
para evitar el siempre drama del aborto. Nadie cuestiona
que se han dado pasos importantes en esta dirección y
que hoy los niños y adolescentes poseen una amplia
información sobre los métodos para evitar el embarazo,
impensable hace no muchos años. Algunos cuestionan si
esta información es únicamente instructiva, y si está
añadiendo una verdadera formación sobre la sexualidad
humana y sobre la criterología ética que debería estar
presente en esa importantísima dimensión humana.

 Muchos proponen la adopción como alternativa al


aborto. Puede serlo en muchos casos y, de ahí, la
necesidad de agilizar y facilitar los trámites de la misma.
Tampoco se puede minimizar el trauma subsiguiente a la
donación de un hijo nacido para adopción. También hay
que referirse al trauma psicológico inherente al aborto:
algunos autores lo niegan, mientras que otros quizá lo
sobreacentúan. En cualquier caso, es otro aspecto que
debe ser evaluado y tenido en cuenta. (1)

Tras la actualización del Código Penal en febrero de 1996, se


establece mediante una disposición derogatoria única que el
artículo 417 bis del anterior código derogado entra en vigor.
Este artículo declara que no son punibles las prácticas de
aborto en tres supuestos: el de grave peligro para la salud
física o psíquica de la embarazada, el de delito de violación y,
la presunción de que el feto nacerá con graves taras físicas o
psíquicas.
Este artículo único dice textualmente:
1. No será punible el aborto practicado por un médico, o
bajo su dirección, en centro o establecimiento sanitario,
público o privado, acreditado y con consentimiento
expreso de la mujer embarazada, cuando concurra alguna
de las situaciones siguientes:

1ª Que sea necesario para evitar un grave peligro para la vida


o la salud física o psíquica de la embarazada y así conste en
un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por un
médico de la especialidad correspondiente, distinto de aquél
por quien o bajo cuya dirección se practique el aborto(aborto
terapéutico).

En caso de urgencia por riesgo vital para la gestante, podrá


prescindirse del dictamen y del consentimiento expreso.

2ª Que el embarazo sea consecuencia de un hecho


constitutivo de violación del artículo 429, siempre que el aborto
se practique dentro de las 12 primeras semanas de gestación
y que el mencionado hecho hubiera sido denunciado (aborto
ético).

3ª Que se presuma que el feto habrá de nacer con graves


taras físicas o psíquicas, siempre que el aborto se practique
dentro de las 22 primeras semanas de gestación y el
dictamen, expresado con anterioridad a la práctica del aborto,
sea emitido por dos especialistas de centro o establecimiento
sanitario, público o privado, acreditado al efecto y distintos de
aquél por quien o bajo cuya dirección se practique el aborto
(aborto eugenésico).

Javier Gafo (1) menciona un cuarto tipo de aborto, que sería el


practicado a la vista de las circunstancias económicas,
personales, familiares de la mujer embarazada (aborto social).
Esta modalidad de aborto se hizo pública en un Anteproyecto
de Ley que no fue aprobado.

2.En los casos previstos en el número anterior, no será punible


la conducta de la embarazada aun cuando la práctica del
aborto no se realice en un centro o establecimiento público o
privado acreditado, o no se hayan emitido dictámenes médicos
exigidos. (3)

ASPECTOS CONCERNIENTES A LA PROFESIÓN


ENFERMERA:
El aborto constituye un grave dilema ético para los
profesionales de enfermería en el ejercicio de sus funciones.
Es indispensable que el profesional actúe de acuerdo con sus
valores éticos fundamentales y manteniendo siempre el
respeto por la libre decisión de la persona.
El profesional debe conocer y analizar su postura frente a la
interrupción voluntaria del embarazo, para así decidir si
participa en ella o no. En caso de hacerlo, debe estar
capacitado para atender y cuidar a la mujer que ha decidido
abortar. (3)

Si los valores del profesional están en desacuerdo con la


práctica del aborto este puede acogerse a la objeción de
conciencia, esto viene recogido en el Código Deontológico de
Enfermería en el artículo 22 del capítulo III y el cual dice así:
"De conformidad con lo dispuesto en el artículo 16.1
de la Constitución Española, la enfermera/o tiene, en
el ejercicio de su profesión, el derecho a la objeción
de conciencia que deberá ser debidamente
explicitada ante cada caso concreto. El Consejo
General y los Colegios velarán para que ningún
profesional pueda sufrir discriminación o perjuicio a
causa del uso de ese derecho".
El artículo 16.1 de la Constitución española refrenda
esta postura.
" Se garantiza la libertad ideológica y de culto de los
individuos y las comunidades, sin más limitación, en
sus manifestaciones, que la necesidad para el
mantenimiento del orden público protegido por la ley".
En mayo de 1972 la Asociación de Enfermeras del Colegio
Norteamericano de Obstetras y Ginecólogos dio a conocer los
lineamientos acerca del aborto para todos los asociados. En
general, estos han sido adoptados por otras asociaciones
similares, e incluyen aspectos como:
1- Las enfermeras tienen la necesidad de atender
profesionalmente a sus pacientes por causas de aborto.
2- Las enfermeras tienen el derecho de rehusar a
participar en procedimientos de aborto, si esto sirve
para mantener sus creencias morales y éticas,
excepto en los casos de urgencias en los que la vida
de la paciente esta en grave riesgo.
3- Las enfermeras tienen derecho que sus
autoridades les expliquen las políticas de la
institución donde trabajan y que se aplican en casos
de aborto.
4- Las enfermeras tienen la obligación de informar a
sus autoridades acerca de sus creencias y actitudes
acerca del aborto (4).
DISCUSIÓN
En relación con el aborto existen multitud de opiniones, pues
en su génesis se entremezclan todo tipo de valores y
condicionantes, que van desde los meramente económicos
hasta los teológicos pasando por los filosóficos, religiosos y
sociales.
El tema del aborto aún no tiene solución, y probablemente
jamás la tenga, pues es difícil solucionar algo que pone en tela
de juicio el bien más preciado del hombre; LA VIDA.
D. José Antonio Souto Paz, en su artículo Autonomía
procreativa y protección de la vida: la cuestión del aborto (5),
define que "la vida humana es el fundamento previo y
presupuesto fáctico de la persona humana, de su dignidad,
libertad y demás derechos fundamentales. Cualquier intento
de interferir, interrumpir o suspender ese proceso biológico
supone un atentado a la libertad de vivir, que es en este orden
lógico, la primera libertad que debe garantizarse al ser
humano en cuanto persona".
El reconocimiento de esta libertad existencial y su garantía a
través del derecho se ha concretado en la fórmula derecho a
la vida, utilizada en la Declaración Universal de Derechos
Humanos y en las Constituciones actuales más modernas.
Según este autor el alto grado de adhesión y defensa del
derecho a la vida no excluye, sin embargo, que se trate de uno
de los derechos fundamentales más controvertidos.
La mayoría de las legislaciones tipifican como delito el aborto.
Los países que lo han despenalizado lo limitan. En España, el
aborto no será punible cuando concurra alguna de las
circunstancias siguientes:
1.Que sea necesario para evitar un grave peligro para la vida o
la salud de la embarazada. La confrontación entre la salud de
la madre y la vida del nasciturus es resuelta en la sentencia
otorgando prevalencia a la salud de la madre, lo que "tampoco
resulta inconstitucional", máxime teniendo en cuenta que la
exigencia del sacrificio importante y duradero de su salud bajo
la conminación de una sanción penal puede estimarse
inadecuada.
2.Que el embarazo sea consecuencia de un hecho constitutivo
de delito de violación del artículo 429. Su argumentación es
que basta considerar que la gestación ha tenido su origen en
la comisión de un acto no sólo contrario a la voluntad de la
mujer, sino realizado venciendo su resistencia por la violencia,
lesionando en grado máximo su dignidad personal.
3. Que sea probable que el feto haya de nacer con graves
taras físicas o psíquicas, la situación busca eliminar la
inseguridad que, inevitablemente, ha de angustiar a los padres
acerca de la suerte del afectado por la grave tara en el caso
de que les sobreviva.
"En el plano de las libertades, la primera libertad es,
obviamente la libertad de vivir o libertad biológica. El derecho
del nacido a que se respete esa libertad, y por tanto el libre
desarrollo del ciclo vital es extensible al concebido, cualquiera
que sea la fórmula ética que se utilice".
D. José Antonio Souto Paz expresa su opinión de forma clara
y fácil de entender, basándose en datos precisos. Introduce
pequeños matices de opinión personal. Trata el tema de forma
respetuosa y todos los argumentos poseen sólidas bases
documentales.
Para D. Alfonso Ruiz Miguel (6), el aborto presenta un choque
de absolutos, de un lado , la creencia en el derecho absoluto a
la vida del no nacido y, en consecuencia, la visión del aborto
como un asesinato de un ser humano inocente y, de otro lado,
la creencia en el derecho ilimitado de la mujer sobre su propio
cuerpo y, en consecuencia la consideración del aborto como
éticamente aproblemático.
D. Alfonso Ruiz Miguel aporta múltiples consideraciones éticas
sobre el aborto y concluye que este debe despenalizarse en
casos determinados. Hace prevalecer los derechos de las
mujeres sobre sus propios hijos y cuestiona la viabilidad de
estos nacidos no deseados, así justifica que cuando no son
queridos no deben nacer pues tendrán más problemas
sociales que otros deseados.
CONCLUSIONES
Queda claro por tanto que el tema del aborto seguirá siendo
un dilema de difícil resolución. Es muy importante educar a
jóvenes y adolescentes desde el punto de vista de la
sexualidad para que aprendan a respetarla, esta educación
debe administrarse tanto a hombres como mujeres, pues la
concepción atañe a dos personas que deben ser conscientes
de su cuerpo y su mente para luego no tener que recurrir a
una medida deshumanizadora y traumática y contraria a la
vida como es el aborto.
El profesional de enfermería es neutral, libre de lazos con la
escuela y la familia, y también una figura conocida a la que los
adolescentes pueden ir en busca de los conocimientos que
necesitan, así como de atención sanitaria(7).
En el tema del aborto las enfermeras tienen mucho que decir
pues son profesionales dotados de capacidades para aportar
información a jóvenes y adolescentes que así lo requieran,
tienen una posición privilegiada, cercana a esa población en
riesgo de sufrir un embarazo no deseado desde la cual
pueden ayudar a evitar que esta situación se produzca.
Queda claro pues que lo más adecuado en la cuestión del
aborto es su prevención.
El aborto
Etimológicamente, "la palabra aborto procede del
latín abortus o aborsus, derivados de ab-orior opuesto a orior,
nacer".
La medicina entiende por aborto toda expulsión del feto, natural o
provocada en el período viable de su vida intrauterina, es decir,
cuando no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir. Si una expulsión
del feto se realiza en período viable, pero antes del término
del embarazo, se denomina parto prematuro, tanto si el feto
sobrevive como si muere.
En el lenguaje corriente, el aborto es la muerte del feto por su
expulsión, natural o provocado, en cualquier momento de su vida
intrauterina.
El Aborto es la pérdida o expulsión voluntaria del producto de la
concepción antes de la viabilidad. En el enfoque fisiológico, el aborto
puede ser: ovular, si ocurre en el primer mes del embarazo;
embrionario, cuando se produce en el segundo y tercer mes; y fetal,
del cuarto mes en adelante
Hoy en día existen diversidad de autores reconocidos que han
conceptualizado el aborto acorde a nuestra era y la diferente
terminología. A continuación los más destacados:

¿Hay premeditación o alevosía en el aborto profiláctico?


En nuestro Código Penal, en su artículo 77 en su numeral 1,
nos hace mención que hay alevosía cuando el culpable obra a
traición o sobre seguro, es decir hay cautela para asegurar la
comisión de un delito. Al entrelazar lo antes expuesto y
contrastarlo con el aborto profiláctico que como lo
mencionamos anteriormente es el practico he indicado
medicamente cuando el embarazo presenta un grave peligro
futuro para la vida de la madre, se puede decir con
toda seguridad que en este tipo de aborto no existe alevosía,
ya que la madre esta informada sobre el mismo, o en us
defecto su familiares, no se realiza a tracion y se practica para
salvaguardar la propia vida de ella. Asi mismo lo tipifica el
articulo 433 en su último parágrafo
La premeditación en este caso pudiemos decirla que existiría,
ya que previo a los estudios médicos que resultasen evidente
el riesgo de la vida de la madre, se plantea practica el aborto
para salvaguardar la vida de la parturienta.

DEFINICIÓN
El aborto la palabra aborto viene del latín aboriri abortos, que
significa no conocido.
El aborto es la interrupción dentro de los 180 día de la ultima
menstruación, después de este periodo se hablara de parto
prematuro a pesar de que el pequeño que a nacido no tenga
probabilidades de sobrevivir
edad
Características
aprox.
1 célula con 23 pares de cromosomas, por la unión
1 día
de las células germinales
3-4 días Se traslada hacia el útero

5-9 días Se implanta por sí mismo en el útero


10-15 Suspende el ciclo menstrual de su madre, mide tan
días sólo 2 milímetros
Se establecen el cerebro, el sistema nervioso y la
20 días
columna vertebral
El corazón empieza a latir, y continuará latiendo
21 días
hasta la muerte
28 días Forman músculos y se manifiestan brazos y piernas
Es 10,000 veces más grande que la célula primera,
30 días
ahora mide 4.5 milímetros
40 días Se detectan las ondas del cerebro
Comienza a producir células sanguíneas. Sería la
42 días
segunda menstruación
Mide 3 centímetros, tiene impulsos eléctricos
60 días
cerebrales.
PRINCIPALES CONSIDERACIONES
Nuestro ordenamiento legal en el capítulo de aborto, tutela la
vida humana dependiente, es decir de aquella vida humana
que no tiene la calidad de persona, es un ser concebido pero
no nacido, una esperanza de vida intra uterina.
 El feto no es todavía una persona humana, pero tampoco es
una cosa.
 El feto solo deviene en persona con el nacimiento, por lo que
su aniquilamiento no constituye delito de homicidio.
 Se entiende por delito de aborto, aquel cometido de manera
intencional, y que provoca la interrupción del embarazo,
causando la muerte del embrión o feto en el claustro de la
madre o logrando su expulsión
 Para la ejecución del delito se requiere:

o Que la mujer esté embarazada


o Que el embrión o feto esté vivo
 En caso que no se dieran los presupuestos señalados,
estaríamos ante un delito imposible por la absoluta
impropiedad del objeto
 Nuestro código penal, considera al aborto terapéutico como
único caso no punible
 Contempla así mismo nuestro ordenamiento condiciones para
el aborto:
 Ética, cuando la mujer resulta embarazada como
consecuencia de una violación
CONSECUENCIA
En la mayoría de los casos a la mujer nunca le dijeron todo lo
que le podía pasar. Muchas veces, se explica el aborto como
un procedimiento quirúrgico clínicamente seguro. Pero los
aspectos del llamado procedimiento "seguro" pueden dejar un
deterioro físico permanente, sin mencionar el potencial de
problemas psicológicos crónicos.
Aproximadamente la mitad de los casos se debe a la
malformaciones del embrión, incompatibles con la vida.
Datos y cifras
 Entre 2010-2014:
o En promedio, se produjeron anualmente 56 millones de abortos
(seguros y peligrosos) provocados en todo el mundo.
o Se produjeron 35 abortos provocados por cada 1000 mujeres de 15-
44 años.
o El 25 por ciento del total de embarazos acabó en aborto provocado.
o La tasa de abortos fue superior en las regiones en desarrollo que en
las desarrolladas.
 Se calcula que cada año se realizan unos 22 millones de abortos
peligrosos en todo el mundo, casi todos ellos en países en
desarrollo.
 Se calcula que en 2008 se produjeron 47 000 defunciones a causa
de abortos peligrosos.1 África se ve desproporcionadamente
afectada, ya que dos tercios de todas las defunciones relacionadas
con el aborto tienen lugar en ese continente.
 Cada año, unos 5 millones de mujeres ingresan en hospitales como
consecuencia de un aborto peligroso y más de 3 millones de
mujeres que han sufrido complicaciones a raíz de un aborto
peligroso no reciben atención médica.
 Se estima que el costo anual por tratamientos de complicaciones
importantes derivadas de abortos peligrosos asciende a $680
millones.2
 El aborto es seguro cuando lo realizan personas con la capacitación
adecuada y emplean técnicas correctas.
 Casi todas las defunciones y discapacidades derivadas del aborto se
podrían prevenir mediante la educación sexual, el uso de métodos
anticonceptivos eficaces, el acceso a servicios de aborto seguro
provocado, y la atención oportuna de las complicaciones.

El aborto peligroso se produce cuando una persona carente de la


capacitación necesaria pone fin a un embarazo, o se hace en un
entorno que no cumple las normas médicas mínimas, o cuando se
combinan ambas circunstancias.
Las personas, capacidades y normas médicas consideradas seguras
para realizar un aborto son diferentes para el aborto médico (que se
realiza sólo con medicación) y del aborto quirúrgico (que se realiza
con una aspiradora manual o eléctrica). La capacitación y las
normas médicas requeridas para realizar un aborto seguro también
varían en función de la duración del embarazo y de los cambiantes
progresos científicos y técnicos.
Las mujeres, incluidas las adolescentes, con embarazos no
deseados suelen recurrir al aborto peligroso si no pueden acceder al
aborto seguro. Los obstáculos para acceder al aborto seguro
incluyen:
 legislación restrictiva;
 poca disponibilidad de servicios;
 costos elevados;
 estigmatización;
 objeción de conciencia del personal sanitario;
 requisitos innecesarios tales como:
o períodos de espera obligatorios
o asesoramiento obligatorio
o suministro de información engañosa
o autorización de terceros
o pruebas médicas innecesarias que retrasan la atención.
Alcance del problema
Según los cálculos de la OMS para 2008, anualmente se realizan 22
millones de abortos peligrosos, de los cuales 47.000 provocan
defunciones y más de 5 millones conllevan complicaciones,3 entre
ellas:
 aborto incompleto (no se retiran o se expulsan del útero todos los
tejidos embrionarios);
 hemorragias (sangrado abundante);
 infección;
 perforación uterina (cuando se atraviesa el útero con un objeto
afilado); y
 daños en el tracto genital y órganos internos debidos a la
introducción de objetos peligrosos tales como varillas, agujas de
tejer o vidrio roto en la vagina o el ano.
Se calcula que, en las regiones desarrolladas, por cada 100.000
abortos peligrosos se producen 30 defunciones. Ese número
aumenta a 220 defunciones por cada 100.000 abortos peligrosos en
las regiones en desarrollo, y a 520 muertes por cada 100.000
abortos peligrosos en el África subsahariana.
Las tasas de mortalidad relacionadas con el aborto peligroso
afectan desproporcionadamente a las mujeres de África. En ese
continente, la proporción de abortos peligrosos es del 29%, pero las
defunciones relacionadas con el aborto peligroso ascienden al 62%.
¿Quién está en riesgo?
Toda mujer con un embarazo no deseado y sin acceso a servicios
de aborto seguro está en riesgo de aborto peligroso. Las mujeres
pobres tienen más probabilidades de someterse a un aborto
peligroso que las mujeres más acomodadas. Las defunciones y los
traumatismos son más probables cuando se practican abortos en
una fase avanzada del embarazo. La tasa de abortos peligrosos es
más alta cuando el acceso a métodos anticonceptivos eficaces y a
servicios de aborto seguro es limitado o inexistente.
Complicaciones del aborto peligroso que requieren
atención de emergencia
Las principales complicaciones del aborto peligroso que ponen en
peligro la vida son las hemorragias, las infecciones y los
traumatismos del tracto genital y los órganos internos.
Signos y síntomas
Es preciso realizar una evaluación inicial exacta para asegurar el
tratamiento adecuado y el envío rápido de casos de aborto peligroso
con complicaciones. Los signos y síntomas críticos de las
complicaciones que exigen atención inmediata incluyen:
 sangrado vaginal anormal;
 dolor abdominal;
 infección; y
 choque (colapso del sistema circulatorio).
Las complicaciones derivadas del aborto peligroso pueden ser
difíciles de diagnosticar. Por ejemplo, una mujer con un embarazo
extrauterino o ectópico (desarrollo anormal de un cigoto fuera del
útero) puede tener síntomas similares a los de un aborto
incompleto. Por consiguiente, es esencial que el personal sanitario
esté preparado para realizar envíos de pacientes y disponer lo
necesario para su traslado a un centro en el que se pueda realizar un
diagnóstico definitivo y dispensar rápidamente la atención
apropiada.
Tratamiento y atención
Los tratamientos para complicaciones surgidas de un aborto
inseguro incluyen:
 Hemorragia: el tratamiento oportuno de las pérdidas de sangre
abundantes es crítico, dado que las demoras pueden ser fatales.
 Infección: tratamiento con antibióticos, junto con la pronta
remoción de cualquier tejido embrionario que hubiese quedado en
el útero.
 Traumatismos del tracto genital y/o de órganos internos: si se
sospechara la existencia de traumatismos, es esencial el rápido
envío de la paciente a un centro de atención sanitaria del nivel
apropiado.
Acceso al tratamiento por complicaciones del aborto
Los dispensadores de atención de salud tienen la obligación de
prestar asistencia médica vital a toda mujer que sufra
complicaciones relacionadas con un aborto, incluido el tratamiento
de las complicaciones derivadas de un aborto peligroso,
independientemente de las normas jurídicas relativas al aborto. No
obstante, en algunos casos, ese tratamiento sólo se administra a
condición de que la mujer proporcione información sobre las
personas que realizaron el aborto ilegal.
La práctica de extraer información de las mujeres que buscan
atención médica de emergencia como resultado de un aborto ilegal,
y la exigencia legal que obliga a médicos y otro personal sanitario a
notificar los casos de mujeres que se han sometido a un aborto,
demoran la atención y aumentan los riesgos para la salud y la vida
de las mujeres. Las normas de derechos humanos de las Naciones
Unidas piden a todos los países que proporcionen tratamiento
inmediato y sin reservas a toda persona que solicite atención
médica de emergencia.4
Prevención y control
El aborto peligroso se puede evitar por medio de:
 la buena educación sexual;
 la prevención de los embarazos no deseados mediante el uso de
métodos anticonceptivos eficaces, incluidos los anticonceptivos de
emergencia; y
 la prestación de servicios legales de aborto seguro.
Además, las defunciones y discapacidades derivadas de los abortos
peligrosos se pueden limitar mediante el oportuno tratamiento de
emergencia de las complicaciones.
Repercusiones económicas
Además de las defunciones y discapacidades derivadas del aborto
peligroso existen importantes costos sociales y financieros para las
mujeres, las familias, las comunidades y los sistemas de salud.
Según estimaciones, en 2006 se gastaron $680 millones para tratar
graves consecuencias de abortos peligrosos.2 Asimismo, se
precisarán otros $370 millones para satisfacer plenamente las
necesidades de tratamiento de complicaciones derivadas de abortos
peligrosos.2
Respuesta de la OMS
Recursos basados en evidencias
La OMS presta asistencia técnica y normativa global en lo
concerniente al uso de métodos anticonceptivos para prevenir
embarazos no buscados, el aborto seguro y el tratamiento de las
complicaciones derivadas de abortos peligrosos. La OMS ofrece
orientación técnica y normativa sobre el uso de anticonceptivos
para evitar los embarazos no deseados, sobre el aborto sin riesgos y
sobre el tratamiento de las complicaciones de los abortos
peligrosos. Pueden encontrarse recomendaciones de la OMS acerca
de la seguridad del aborto en las publicaciones siguientes:
 Aborto sin riesgos: guía técnica y de políticas para sistemas de
salud (2012);
 Manual de práctica clínica para un aborto seguro (2014), y
 Funciones del personal sanitario en la atención para un aborto sin
riesgos y los métodos anticonceptivos después del aborto (2015).
Apoyo técnico a los países
A petición de los interesados, la OMS presta asistencia técnica a los
países que deseen adaptar las directrices sobre salud sexual y
reproductiva a sus circunstancias específicas, y fortalecer las
políticas y los programas nacionales relativos a métodos
anticonceptivos y atención del aborto seguro.
Investigación
La OMS copatrocina el Programa Especial
PNUD/UNICEF/UNFPA/OMS/Banco Mundial de Investigaciones,
Desarrollo y Formación de Investigadores sobre Reproducción
Humana, en cuyo marco se realizan investigaciones sobre atención
clínica, así como la investigación aplicada sobre enfoques
comunitarios y de los sistemas de salud para prevenir el aborto
peligroso. Además, el programa efectúa un seguimiento de la carga
mundial de morbilidad derivada de los abortos peligrosos y sus
consecuencias, por medio de actualizaciones periódicas de sus
estimaciones de abortos peligrosos.

Del concepto a la medición: la aplicación práctica de la


definición de aborto peligroso utilizada en la OMS
Bela Ganatra a, Özge Tunçalp a, Heidi Bart Johnston a,
Brooke R Johnson Jr a, Ahmet Metin Gülmezoglu a & Marleen
Temmerman a
a. Departamento de Salud Reproductiva e Investigación,
Organización Mundial de la Salud, avenue Appia 20, 1211 Ginebra
27 (Suiza).
Dirigir la correspondencia a Bela Ganatra
(email: ganatrab@who.int).
Boletín de la Organización Mundial de la Salud 2014;92:155.
doi: http://dx.doi.org/10.2471/BLT.14.136333
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el aborto
peligroso como una intervención destinada a la interrupción de un
embarazo practicada ya sea por personas que carecen de la
preparación necesaria o en un entorno que no reúne las condiciones
médicas mínimas, o ambas cosas a la vez. En esa definición se
plasman conceptos esbozados por primera vez en una consulta
técnica de la OMS efectuada en 1992. 1 Si bien es una definición
muy utilizada, su interpretación no es uniforme. En el presente
editorial se analiza su correcta interpretación y aplicación práctica.
La definición de aborto peligroso utilizada en la OMS se
conceptualizó en el marco de unas nuevas directrices sobre la
gestión de las complicaciones en un aborto provocado y debía
interpretarse en ese contexto. Ese vínculo con la guía técnica es
fundamental para su correcta interpretación. Nada en la definición
predetermina quién debe considerarse prestador de servicios de
aborto «sin riesgos» ni cuáles deberían ser las condiciones o
preparación adecuadas para practicar abortos. Esos elementos no
son estáticos; evolucionan en consonancia con las recomendaciones
de la OMS basadas en pruebas.
Por ejemplo, en la guía de la OMS se recomienda en estos
momentos administrar mifepristona y misoprostol (o solamente
misoprostol si no se dispone de mifepristona) y efectuar una
aspiración en lugar del legrado utilizado en el pasado. Actualmente
se consideran sin riesgos los abortos provocados practicados en el
ámbito de la atención primaria o por dispensadores de atención de
salud no médicos. 2 Se espera que las directrices sobre delegación
de funciones en proceso de elaboración arrojen luz sobre quién
puede practicar sin riesgos un aborto con arreglo a las normas
actualmente en vigor.
Para una interpretación correcta de la expresión «aborto peligroso»,
recomendamos que se incluya siempre junto con la definición una
nota explicativa que rece así: «Las personas, preparación y
condiciones médicas consideradas seguras en la prestación de
servicios de aborto son diferentes para el aborto médico y
quirúrgico y además dependen de la duración del embarazo. Lo que
se considera “seguro” debe interpretarse en consonancia con la guía
técnica y de políticas actual de la OMS».
Si bien los abortos peligrosos son, por definición, arriesgados, por
lo que respecta a la seguridad no puede establecerse una dicotomía
porque el riesgo está presente de manera continua. El riesgo es
mínimo si se utiliza un método basado en pruebas para interrumpir
un embarazo en sus etapas iniciales en un centro de salud; 3 es
máximo si se emplea un método peligroso, como el uso de
sustancias cáusticas por vía oral o vaginal o la introducción de
palos en el útero, para interrumpir de forma clandestina un
embarazo avanzado. Entre los dos extremos hay todo un espectro
de riesgos. En paralelo con ese espectro, por ejemplo, se dan casos
de autoadministración de misoprostol o la intervención de
dispensadores de atención de salud experimentados que utilizan
procedimientos anticuados, como el legrado.
Los determinantes inmediatos de los riesgos de un aborto
provocado, como el método utilizado para la interrupción del
embarazo y la edad gestacional, se ven influidos, a su vez, por
determinantes sociales subyacentes: es decir, el contexto jurídico,
la disponibilidad de servicios de aborto sin riesgos, el nivel de
estigmatización que rodea el aborto, el grado de acceso de la mujer
a información sobre el aborto, así como la edad de la mujer y su
situación socioeconómica.
El contexto jurídico y el nivel de seguridad están estrechamente
entrelazados, pero la asociación depende del contexto.
Por ejemplo, cuando se interpretan de forma liberal leyes
restrictivas, las mujeres pueden recibir atención segura en
determinados contextos; por el contrario, cuando se aplican de
forma deficiente leyes liberales, las mujeres a veces abortan con
retraso y en condiciones peligrosas. Así pues, aborto ilegal no es
sinónimo de aborto peligroso, como se indica en la definición
original: «… la legalidad o ilegalidad de los servicios, sin embargo,
puede no ser el factor que defina su seguridad […] la seguridad del
aborto debe considerarse en el marco de contextos jurídicos y
jurídicamente restringidos».1

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