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El tianguis de Tlatelolco o mercado de Tlateloco es una importantísima pintura mural realizada

por el artista Diego Rivera para el Palacio Nacional de México, éste era la sede del Gobierno
Republicano que dirigía la ciudad en aquel momento.

Diego Rivera (1886 – 1957) era uno de los grandes pintores mexicanos formado durante casi
veinte años en la Europa continental. Influido por los movimientos de vanguardia del XIX y XX
el artista plasma en su pintura los ideales estéticos e ideológicos de su cultura mexicana natal
de una manera única y personal. Tras su regreso a América estudio el arte de las culturas
precolombinas -sobretodo mayas y aztecas- y se consagró como uno de los principales
exponentes de la estética muralista surgida en aquellos años. El muralismo trató de llevar a
cabo una función educativa en la sociedad, influenciado por las corrientes anarquistas y
marxistas para lograr una unificación del territorio americano tras la liberación colonial. Dentro
de esta corriente muralista Rivera realizó un buen número de encargos del Gobierno
Republicano a lo largo de la década de los veinte para decorar diferentes lugares públicos.

Así el artista se dedicó a reflejar el sentimiento nacional de la cultura mexicana reuniendo en


un solo estilo las distintas influencias artísticas que aprendió a lo largo de su vida para crear un
estilo artístico nacionalista.

Rivera plasmó en sus murales la larguísima tradición del pueblo mexicano. Las escenas
representadas en los distintos lugares públicos plasmaban la conquista española, las anteriores
culturas precolombinas o el ansia de liberación de la reciente revolución.

En esta ocasión Rivera decide representar el mercado o tianguis de Tlateloco quizás el más
importante de la antiquísima Tenochtitlán capital del imperio azteca. La obra fue realizada en
1942 y en ella el artista decide no sólo plasmar un hecho cotidiano de la antigua cultura azteca
si no que realiza un complejo estudio social y cultural de la misma a través de su propia
cotidaniedad.

Rivera ha plasmado con gran maestría el ajetreo, bullicio y vitalidad del antiguo mercado; en él
se agolpan un buen número de comerciantes con gran variedad de productos: telas, animales,
plumas… Especial atención merece la figura del jefe azteca o Hatoari que desde una posición n
privilegiada supervisa las actividades monetarias. Parece ser que Hatoari no sería otro que el
conocidísimo jefe azteca Moctezuma I por lo que podemos pensar que ésta sería una
representación de la época inmediatamente anterior a la llegada de los españoles.

Al fondo el artista ha colocado una representación de la ciudad en la que son discernibles


algunos de sus templos o edificaciones más representativas.

El trazo del dibujo es seguro sin restar por ello importancia a un magnifico colorido. La luz es
natural bien diseminada por todo el espacio y la composición ha sido muy estudiada para dar
cabida a un gran número de personajes.

Diego Rivera consigue en esta representación solo plasmar la importancia del mercado en la
capital azteca más allá de las simples transacciones comerciales, éste era en realidad un foco
de relaciones sociales e interacciones entre los individuos de la sociedad.

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