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Ahora es cuando comprendo el real significado de las frases de autoayuda, como “no todo lo malo

dura para siempre”, y esas cursilerías que intentan autoconvencerte de que la vida es buena, y
vale la pena seguir en ella.

El día domingo 24 de junio del 2017, intenté intoxicarme con medicamentos para suicidarme.
Ocurrió? Pues aquí estoy aún.

El orden de los sucesos fue así: desperté feliz, tenía a mi novio a mi lado y empezamos a conversar.
Hemos tenido muchos problemas de convivencia desde los inicios de nuestra relación. Él vive solo,
y yo igual, por lo que implícitamente decidimos empezar a quedarnos juntos, lo pasábamos bien,
éramos felices. Así que de la nada, empezamos a vivir juntos, yo me quedaba unos días en su casa
y él se quedaba unos días acá. Todo bien, hasta que empezaron a mostrarse los hábitos que cada
uno tenía en su diario vivir. Él es desordenado y sucio, y yo soy una maniática por la limpieza y el
orden, por lo que en un inicio preferí hacerme la muda y realizar los deberes del hogar, siempre
intenté que él me ayudara y algunas veces lo hacía, pero creo que nunca fue suficiente.

Ése día domingo, él tomó la decisión de que era mejor vivir separados, ya que ambos lo estábamos
pasando mal y esa no es la idea de una relación. Por lo que me sentí muy frustrada, ya que intenté
de todas maneras que las cosas funcionaran viviendo juntos, pero él ya no quería seguir
intentando. A lo que me cuestiono seriamente, qué tan difícil es lavar el propio plato que uno usó,
o el vaso que usaste, o recoger un papel con mocos del suelo.

Ése día, él iba a viajar a su ciudad natal, y yo me iba a quedar sola por domingo y lunes feriado. Lo
eché, porque no quería que me viera sufrir por tal decisión, y me quedé sola. Ahí fue cuando de un
impulso quise intoxicarme con unos medicamentos que tenía en el velador, eran unos
antidepresivos que me quedaron de un tratamiento psiquiátrico que tuve, y unos mentix, que una
vez compré porque estaba muy urgida en la universidad y tenía que tener energía para estudiar. Y
además, encontré un clonazepan.

Mientras los tomaba, no pensaba en nada, solo intentar no vomitar, ya que tenía entendido que
algunas veces por tomar muchos medicamentos se podía producir el reflejo del vómito, pero no lo
hice. Habían tazas con té y café en mi velador de la noche anterior, y bueno, tomé miles de cosas
para intentar matarme y no resultó, solo pensaba en irme y apagarme lentamente, pero no lo
logré. Miraba fijamente una foto que tengo con mis hermanas y mi abuela, y llamaba a mi abuela
para que me viniera a buscar y no lo hizo.

Ocurrió a las 10 am, y a la media hora y pasaba nada. Y recibo un llamado de mi hermana mayor,
la Elisa, la cual, un día el año pasado, cuando de verdad estaba pensando en matarme y cómo
hacerlo, ella me llamó. Creo que es mi ángel de la guarda que Dios tiene para mí, para mostrarme
desde su experiencia que la vida va más allá de los malos momentos.

Me calmó porque estaba llorando aún, me aclaró que no me iba a morir, cosa que ya estaba
pensando, y que frustración la que sentía. Me desahogué, le expliqué las cosas, y ella me dijo que
quizá vivir separado de mi pololo era lo mejor. Me dijo que me bañara, y eso hice. A lo que había
pasado un rato de que me bañé, y llega de la nada mi primo y mi tío a buscarme al departamento,
me dijeron que fuera a ver un partido con ellos y que fuera a almorzar. Mi hermana había
interferido aquello y no me dijo nada. Me vestí y salí a su encuentro.

En su casa me dieron amor, cosa que necesitaba en ese momento, conversé con ellos de sus vidas,
ya que hace tiempo que no nos veíamos, yo fingí como pude el estado en el que estaba, sedada
por las pastillas. Empató Chile, y almorzamos. Ellos tenían un cumpleaños, así que igual tenían que
irse temprano, cosa que agradecí porque yo se suponía que me quedaba el fin de semana en
Concepción porque el martes tenía un examen y tenía que estudiar. Y en vez de eso intenté
matarme, já.

Llegué al departamento con mejor ánimo, y empecé a ordenar un poco. A eso de las 6 de la tarde,
empecé a sentir que me subía la presión, con un poco de taquicardia y mucha energía. Era el
mentix que estaba empezando a funcionar. Me animé a tocar un rato violín para aprovechar la
energía, y no paraba de latir rápido mi corazón.

Pasaron 3 horas así, y mi hermana me dijo que fuera al SAPU que queda cerca de mi
departamento, a lo que hice caso al tiro porque igual estaba preocupada de lo que me podía
pasar.

Llegué y me mandaron al hospital en ambulancia (primera vez que me subo a una), porque se
suponía que tenían que hacerme exámenes de sangre. Llegué al hospital a urgencia, me revisaron
y tenía todo bien. Yo todavía me sentía bajo el efecto del mentix, así que esperé, dijeron que
tenían que hacerme un ECG, y salió normal. Me dieron un sedante para bajar un poco ese estado,
y ya podía irme.

No me dejaban salir de ahí sin un acompañante, a lo que llamé a una amiga cercana que vive cerca
del hospital, y me fue a buscar. Me quedé con ella porque no quería quedarme sola, y ella
tampoco me iba a dejar sola. Se portó muy bien conmigo, ella es como mi hermana acá en conce.
Me cuidó, me dio amor, y por el efecto del mentix yo no podía dormir aún. Así que me puse a ver
una película, la cual no recuerdo cuál fue ni de qué se trataba. Mi memoria ha estado fallando
estos días, ojalá no pase a mayores.

Intentaba dormir a ratos, pensaba en cómo le diría esto a mis padres, en cómo iban a reaccionar.
Tenía sueños muy extraños y cortos, fue una pésima noche. Me dijeron en el hospital que tenía
que ir a control con el psiquiatra en la mañana, no sé por qué, pero yo creo que era para que no
me diagnosticara como loca o algo así.

Desperté muy temprano, le dije a la Silvia que iba a venir al departamento a buscar comida y mis
cosas para estudiar allá en su casa, a lo que ella accedió. A las 11 am tenía que ir al hospital, así
que alcancé a venir al departamento, tomar desayuno, y salir. Lo bueno es que ella no tenía
comida, y yo sí, así que nos complementamos. Llegó la hora y fui al hospital, no sabía en qué parte
estaba el psiquiatra, así que lo busqué y en eso me demoré un poco, por lo que ya estaba
atendiendo a otra paciente. Lo esperé como 40 min, y entré al box.
Estaba él y dos internos de medicina de la udec, por lo que intenté ser bien reservada por si alguno
llegaba a verme en un futuro en la facultad. Me preguntó cómo estaba, y cómo encontraba lo que
había hecho. No me acuerdo mucho más porque igual no fue tanto rato. Me dijo que no podía
irme de ahí sin saber que alguien cuidaría de mí, por lo que me pidió el número de alguien, y yo le
di el número de la Elisa, la cual estaba hablando por teléfono. Luego le di el número de la Silvia y
ahí ella respondió. Por mientras que el psiquiatra estaba conversando con ella, un interno de
medicina empezó a conversarme sobre mi vida, a lo que le respondí varias cosas (no recuerdo muy
bien lo que dijo), y llegamos al tema del Sergio, a lo que él dijo que quizá era mejor que viviéramos
separados. Creo que todos creen lo mismo menos yo.

Ese día lunes el hermano de la Silvia, el Benja, también tenía que estudiar, y la Silvia tenía que leer
un libro, así que estuvimos todo el día en ello, menos cuando había que comer, que ahí veíamos
una serie. El Leandro, director de la orquesta, me dijo que si quería ir a su casa a repasar un poco
unas partes de unas partituras, unos pasajes que me costaron sacar, pero salieron. Estuvimos
como dos horas tocando.

Había dormido súper mal y estaba demasiado ansiosa con todo, por lo que fumé mucho tabaco
mientras estudiaba, cosa que he adoptado mientras estudio para intentar calmar un poco la
ansiedad.

Pasó la tarde tranquila, todo bien, estudiando. Llegó el martes, fui a dar el examen, creo que me
fue bien. Luego de ello me puse a pensar en lo que había sucedido realmente, incluso hasta ahora
me cuestiono por qué lo hice. Pasé al supermercado, ya que no tenía muchas cosas en la casa para
almorzar y luego tomar once. Luego fui al consultorio a tomar hora con mi psicóloga, el psiquiatra
me pasó unos papeles que tenía que mostrarle. Me habría gustado conversar con ella en ese
momento, ya que la hora la tengo para tres semanas más, y no la encontré.

Como habíamos quedado con Sergio, cada uno pasaría la noche en su casa. Yo lo invité a almorzar
para conversar y verlo, ya que no nos veíamos en dos días. Él aceptó y dijo que llegaría a las 3,
después de salir del trabajo. Yo me duché, ordené las cosas que había comprado, y me puse a
cocinar. Mientras se hacía la comida toqué un poco de violín, me sentía más tranquila en general.

Llegó a las 4, ya que pasó a comer con sus amigos, lo que me hizo sentir un poco mal ya que lo
había esperado para comer, igual me avisó antes, pero me dio lata en general la situación.
Conversamos, me lloró, le lloré, le prometí nunca más hacer eso, que fue una estupidez, que
empezaría a apreciar mi vida, por lo que le conté todo esto y tuve una reflexión que nunca había
tenido antes: mi real miedo a vivir sola, es volverme loca.

El año que estuve viviendo sola, tenía muchas actividades que realizar, estaba con todos mis
ramos, era secretaria general de la AEFOCH, si tenía un trabajo que me consumía dos días a la
semana, por lo tenía hartas cosas, además, en el ámbito sexual/social lo pasé bastante bien. Fue
mi año de “maraquear”, hasta que llegó mi ex pololo en ese año. En fin, los días que estaba sola en
sí, o los fines de semana que me quedaba sola acá, me sentía extraña, sentía que me desagradaba
la gente, necesitaba salir, me ahogaba.
Ahora entiendo por qué hice lo que hice, y ayer, dentro de mis reflexiones, lo que hace la gente
loca es claramente suicidarse. Tengo miedo de volver a vivir sola por esto, porque quizá llegaría el
momento en que me decidiera a hacerlo, y lo intenté incluso, a los 5 minutos de que mi pololo se
fuera, yo lo hice. Y aquí estoy, escribiendo mi experiencia de cómo lo intenté y cómo me he
sentido hasta ahora.

Tenía que ir a ensayo, y mi pololo me pidió que lo acompañara antes a comprar marihuana, a lo
que accedí porque igual quería fumar un poco, grave error. Me sentí horrible, no debí haber
fumado, para más cagarla después tenía que ir a ensayo, y fui. Lo positivo fue que leí las partes
ahí, no había leído las partituras en casa, así que fue una lectura a primera vista, estaba demasiado
cansada, sin ánimos de nada, solo quería dormir.

Terminó el ensayo y me vine a casa. Comí porque tenía mucha hambre, y a la hora después me
estaba quedando dormida. Dormí hasta las 8 que es la hora que se levantó Sergio para ir al
trabajo, me levanté a calentar agua para tomar desayuno y ponerme a estudiar temprano, lo que
no pude hacer porque me dolía mucho la cabeza. Prendí el computador para ver si podía hacer
algo, y me dio mucho sueño, por lo que me predispuse a dormir. En general, dormí casi 11 horas,
hace mucho tiempo que no lograba dormir tanto. Fue un sueño reparador.

Tengo una evaluación el día viernes a las 8 am, igual puedo ir al consultorio dentro de la tarde para
ver a la psicóloga y ver si me puede atender si quiera unos minutos. En realidad, estoy un poco
preocupada por cómo me puedo sentir estos días. Ando muy fluctuante, nerviosa y ansiosa. Siento
que el antidepresivo está haciendo su efecto. Bueno de hecho lo está haciendo, pero quiero saber
más o menos cómo podría sentirme estos días y cuanto me durará el efecto. Además me gustaría
conversar con ella para poder calmarme y ver qué hacer si es que me vuelve a dar otro impulso
suicida, lo cual no creo que vuelva suceder.

Es miércoles 28 de junio de 2017, y hace 4 días quise matarme, que triste llegar a ese punto en
que quieres acabar y atentar contra tu vida. Ayer le hablé a una antigua amiga que igual intentó
suicidarse, y ella fue la que me dijo “lo malo no dura para siempre”, y es ahí cuando por fin
entendí las frases de autoayuda. Que la vida va más allá, y que vale la pena luchar por ello. Me dijo
que me alejara de quien no me hacía feliz, pero no sé si el Sergio me hace feliz o no, yo creo que sí,
me alegro con sus logros, me hace feliz tomar su mano al caminar, me hace feliz cuando viene a la
cama y me trae comida. Lo que no me hace feliz es cuando deja la cagá en la cocina y deja todo
desordenado. Por eso, creo que es mejor que vivamos separados. Él tiene otros hábitos, y yo no
pude cambiarlos estos meses, ojalá algún día pueda darse cuenta y haga un cambio real en su
vida.

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