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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR


UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
ALDEA UNIVERSITARIA ESGUARNAC
CATEDRA: DELITO Y EXCLUSIÒN SOCIAL

EL SUBSISTEMA PENITENCIARIO

Profesor Alumnos:
Dr. Isidro Isarra TIBISAY MEJIAS CASTRO
CARLOS LUIS PAREDES
YEEFRAN MOLINA

LOS TEQUES, MES DE NOVIEMBRE DEL 2.011

EL SUBSISTEMA PENITENCIARIO
Con el propósito de ubicar al lector en el manejo de las categorías
teóricas que se utilizan en el presente estudio, es pertinente hacer una
revisión de conceptos relacionados con la temática analizada en el curso
del presente trabajo, que se estarán refiriendo permanentemente en todo
el contexto.

SISTEMA PENITENCIARIO: consiste en el conjunto de instituciones,


normas y procedimientos estratégicos, técnicos y operativos,
interrelacionados entre sí, que tienen como objeto garantizar la eficiente y
eficaz prestación del servicio penitenciario, a fin de dar cumplimiento a la
ejecución de penas y medidas preventivas privativas de libertad,
impuestas por la autoridad judicial.

Albornoz Berti, define el sistema penitenciario, como el conjunto de


normas generales y específicas y establecimientos referidos a las penas
en sí, al modo de su cumplimiento y el tratamiento de los condenados y
procesados. En el caso venezolano tal sistema, estaría constituido por la
legislación de la materia, los métodos para la realización, las diferentes
dependencias encargadas de la aplicación, los equipos de trabajo y la
infraestructura carcelaria.

SUBSISTEMA PENITENCIARIO: forma parte del sistema penal, integrado


por el conjunto armónico de todos los modos, factores, condiciones y
elementos que se reúnen para hacer cumplir la pena y facilitar su
socialización, y tienen en común, la privación de su libertad,
comprendiendo la aplicación del régimen, el tratamiento para su
socialización y el trato (DERECHO Y RAZÓN, TEORÍA DEL GARANTISMO
PENAL, ZAFFARONI LUIGI).

Este régimen penitenciario comprende el conjunto de normas que


regulan, en general, las actividades de los establecimientos en todos sus
aspectos: organización y funcionamiento, a los que están sujetos la
totalidad de los actores de la Institución penitenciaria.

El régimen aplicable a los internos, en particular, está regido por la Ley de


Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad N° 24660 (complementaria
del Código Penal) y los reglamentos que articulan y dinamizan su
implementación, a fin de ajustar su accionar, mientras se encuentren
privados de libertad.

Su aplicación resulta diferenciada según se trate de establecimientos


abiertos, perniabiertos o cerrados (ver establecimientos – clasificación) y
se basa principalmente en la progresividad (etapas del tratamiento
penitenciario) acorde a la evolución del interno. Se procura, en lo posible,
limitar la permanencia en establecimientos cerrados a las primeras fases
de la progresividad y un régimen de evolución en ese sentido.

Este régimen contempla como mínimo los siguientes aspectos:

 tipos de establecimientos,

 niveles de seguridad,

 trabajo,

 educación,

 actividades recreativas y culturales,

 relaciones familiares y sociales,

 la diagramación del tiempo diario para el desarrollo armónico del


funcionamiento y cumplimiento de las distintas actividades del
establecimiento.

Su integración opera como una estructura dentro de la cual se desarrolla


el Programa Individual de Tratamiento y las Normas de Trato, procurando
crear un ambiente seguro y favorable para su implementación.

Hay que tomar en cuenta que el sistema es todo un global, esa


interdependencia entre los demás sistemas debe ser considerado por los
que diseñan y ejecutan la Política Criminal del Estado; su pena de
comprometer la eficacia del sistema. Es decir si el Estado, no entiende
que esto es un sistema o subsistema interdependientes y no entiende
esto no hay ninguna posibilidad de esto, todas las promesas son falsas.
El sistema comienza por la legislación misma, por la ley misma, comienza
por el proceso de Criminalización, comienza cuando el estado define
cuales son las conductas que son delictivas y por ende quienes son los
delincuentes. Cuando hay una infracción cual es el primer subsistema
que entra en acción es la policía, el 2do subsistema es el judicial y por lo
último es cuando el hombre entra a la cárcel el Sistema Penitenciario

DEFINICIÓN CONSTITUCIONAL Y LEGAL DE LA POLÍTICA


PENITENCIARIA:

La concepción del Art 272 constitucional en 1999, resume los principios


rectores que deben conducir la política penitenciaria del Estado
Venezolano; y además la define en forma general, de manera que en este
País para el momento, se sabe como debe funcionar el Sistema
Penitenciario, y es hacia allá donde deben ir todas las acciones de los
actores del área.

Así tenemos que el artículo 272 de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela, textualmente señala: “El Estado garantizará un
sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y
el respeto a sus derechos humanos. Para ello, los establecimientos
penitenciarios contarán con espacios para el trabajo, el estudio, el
deporte y la recreación; funcionarán bajo la Dirección de penitenciaritas
profesionales con credenciales académicas universitarias, y se regirán
por una administración descentralizada, a cargo de los gobiernos
estatales o municipales, pudiendo ser sometidos a modalidades de
privatización.

En general, se preferirá en ellos el régimen abierto y el carácter de


colonias agrícolas penitenciarias. En todo caso, las fórmulas de
cumplimiento de penas no privativas de la libertad se aplicarán con
preferencia a las medidas de naturaleza reclusorio. El Estado creará las
instituciones indispensables para la asistencia pos penitenciaría que
posibilite la reinserción social del ex interno o ex interna y propiciará la
creación de un ente penitenciario con carácter autónomo y con personal
exclusivamente técnico.”
Por otra parte el artículo 184 CRBV establece que la Ley creará
mecanismos abiertos y flexibles para que los Estados y Municipios
descentralicen y transfieran a las comunidades y grupos vecinales
organizados los servicios que éstos gestionen previa demostración de su
capacidad para prestarlos, debiendo promover entre otras acciones,
según el numeral 7, la participación de las comunidades en actividades
de acercamiento a los establecimientos penales y de vinculación de éstos
con la población. Como puede apreciarse, las normas constitucionales en
materia penitenciaria representan un verdadero avance, definen
claramente como debe funcionar el sistema.

DEBATE SOBRE LOS CONCEPTOS: “REHABILITACIÓN DEL INTERNO O


INTERNA” Y “REINSERCIÓN SOCIAL DEL EXINTERNO Y EXINTERNA:

Antes de iniciar el tema, es menester recordar que Venezuela, la


rehabilitación del interno así como su reinserción, son de mandato
constitucional como ya lo vimos en el art 272. Esta norma constitucional
guarda concordancia con la Ley de Reforma de la Ley de Régimen
Penitenciario, la cual en su artículo 2 expresa: La reinserción social del
penado constituye el objetivo fundamental del período de cumplimiento
de la pena. Agregamos a esto la Ley de Redención Judicial de la Pena por
el Trabajo y el Estudio, donde se considera que el trabajo y el estudio en
reclusión son procedimientos idóneos para la “rehabilitación del
recluso”. En concordancia con ello, al revisar las funciones de la pena
consagradas en los Pactos Internacionales, encontramos que el artículo
10, ordinal 3 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos establece: “el
régimen penitenciario consistirá en un tratamiento cuya finalidad esencial
será la reforma y la readaptación social de los penados” y la Convención
Americana artículo 5, ordinal 6: “la pena privativa de libertad tendrá como
finalidad esencial la reforma y la readaptación social de los condenados”.
La orientación constitucional de las penas hacia la rehabilitación del
interno es de vital importancia para la ejecución de determinadas
sanciones penales, quedando de ese modo eliminada la posibilidad de
decisiones arbitrarias en cuanto a su función, ya que la norma
constitucional resulta obviamente superior al resto del ordenamiento
jurídico penal venezolano. Como critica siempre se ha planteado en
primer lugar, desde el punto de vista teórico, en las últimas décadas se ha
desarrollado una matriz de pensamiento que se opone a la resocialización
poniendo en tela de juicio la función reeducativa y socialmente
readaptadora de la pena privativa de libertad.

Según Pavarini el mayor problema de la resocialización se encuentra en la


institución misma en la cual se cumple el tratamiento, que es
precisamente, la prisión. Esta presenta dos aspectos fundamentales que
la hacen contradictoria: por un lado, al individuo se le aísla para ser
resocializado, aun cuando no se puede educar para la libertad estando en
prisión. Por otro lado, es al interior del penal donde aumentan los grados
de violencia, ya que las prisiones son los gérmenes de procesos
criminógenos. Por su parte, Baratta (1986:194) señala que “los centros de
detención ejercen efectos contrarios a la reeducación y a la reinserción
del condenado, y desfavorables a un cambio integral en la población
criminal”. En segundo lugar, que de alguna manera todas las
investigaciones coinciden en que resulta imposible educar para la
libertad, quitando la libertad; y demuestran a su vez los efectos negativos
de la vida en prisión, de los procesos de estigmatización y prisionización
y del desarrollo de las culturas criminales, que tienen un efecto
remarginalizante en los sujetos que dificulta aun más sus condiciones de
reinserción social.

Pese a ese cuestionamiento y a los resultados empíricos sobre la


disfuncionalidad y poca efectividad de la función resocializadora de la
pena, desde finales del siglo XIX se construyó toda una legislación que
tiene como base la pena privativa de libertad como instrumento idóneo
para controlar, es decir, toda una legislación que encauzó mecanismos
rigurosos para imponer la forma prisión, influenciada por el desarrollo del
pensamiento criminológico positivista, el cual se caracteriza por la
introducción de los fines utilitarios de prevención especial mediante la
función resocializadora de la pena que sería alcanzada a través del
tratamiento. Cabe pensar que las fundadas críticas sobre los efectos
perjudiciales y los costos sociales consiguientes a la pena privativa de
libertad, así como el análisis crítico al que las ideas de resocialización,
rehabilitación o reinserción social han sido sometidas, lleven a
incrementar el rigor lógico a la hora de indagar sobre la pertinencia de
haber incluido esta función de la pena en la Constitución Nacional. Por
otra parte, se encuentran otras dificultades dentro del propio sistema
penitenciario que son prácticamente insalvables, ya que en muchos
casos la reeducación y reinserción social, quedan necesariamente
supeditados a finalidades puramente de custodia o de seguridad. Las
relaciones entre tratamiento y régimen penitenciario deben estar
coordinadas en base al principio de subordinación del régimen de
tratamiento acorde con el sistema de individualización científica. Sin
embargo, en la práctica de la actividad penitenciaria esta relación no
siempre resulta ser tan diáfana, invirtiéndose las prioridades y privando el
fin de la retención y custodia sobre el del tratamiento individualizado,
siendo el régimen disciplinario el principal, como bien lo señalan los
informes sobre situación de derechos humanos en el país, las medidas de
pre libertad y otros beneficios de cumplimiento de penas están
supeditadas a los niveles de “adaptabilidad” de los reclusos, que se
traducen en el sometimiento a la disciplina y control carcelarios
(PROVEA, Ob.cit: 340).

INSTRUMENTOS INTERNACIONALES Y LA REINSERCION DEL


EXINTERNO (A):

Venezuela ha suscrito y ratificado una serie de tratados internacionales


que contienen las formas que debe seguir el Estado con relación al trato
de las personas privadas de libertad. Recordemos que "los instrumentos
de derechos humanos de carácter no contractual incluyen, además de las
declaraciones, otros instrumentos denominados reglas mínimas,
principios básicos, recomendaciones, o códigos de conducta. La
obligatoriedad de tales instrumentos no depende de su nombre sino de
otra serie de factores (ratificación de los tratados por los Estados).

Instrumentos Internacionales relacionados con los Derechos de las


personas privadas de su libertad:
Reglas Mínimas para el tratamiento de los Reclusos

Principios básicos para el tratamiento de los Reclusos

Conjunto de Principios para la protección de todas las Personas


sometidas a cualquier tipo de detención o Prisión.

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

Convención Americana sobre Derechos Humanos.

En los Instrumentos Internacionales que protegen el Derecho a estudiar


en nuestro trabajo encontramos las Reglas mínimas para el tratamiento
de los reclusos, adoptadas por el Primer Congreso de las Naciones
Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente,
celebrado en Ginebra en 1955. Este valioso y prolijo documento de las
Naciones Unidas establece toda una serie de regulaciones y normas que
deben ser atendidas por los Estados miembros e incorporadas en sus
respectivas legislaciones, para brindar una amplia y eficaz protección a
las personas detenidas por cualquier motivo en todo tipo de
circunstancias de tiempo y lugar. Por lo general, en América Latina dichas
reglas han sido incorporadas en las legislaciones penales o a las
reglamentaciones penitenciarias (como en nuestro caso), aunque,
asimismo en forma general, son constantemente violadas en la mayoría
de los países, bastando como prueba de ello la lectura de los informes
anuales de los principales organismos que actúan en defensa de los
derechos humanos. Los principales obstáculos para la aplicación efectiva
de éstas reglas mínimas en nuestro país son, entre otros, su ignorancia o
su insuficiente difusión, la constante sobrepoblación de los centros
penitenciarios, las deficiencias físicas de tales establecimientos, la
carencia de un personal penitenciario calificado y la ausencia de un
presupuesto adecuado. En cuanto a los esfuerzos realizados para mejorar
su aplicación, son escasos, breves y dispersos, y suelen proceder, no
tanto de las instituciones estatales (las cuales manifiestan poco interés
por el sector penitenciario), como de algunos organismos no
gubernamentales (grupos religiosos, comités interesados en la
protección y promoción de los derechos humanos).

El objeto de tales reglas no es de describir en forma detallada un sistema


penitenciario modelo, sino únicamente establecer, inspirándose en
conceptos generalmente admitidos en nuestro tiempo y en los elementos
esenciales de los sistemas contemporáneos más adecuados, los
principios y las reglas de una buena organización penitenciaria y de la
práctica relativa al tratamiento de los reclusos.

Asimismo, con respecto a la forma de incorporar a los reos a la sociedad,


tal instrumento internacional manifiesta que:

El fin y la justificación de las penas y medidas privativas de libertad son,


en definitiva, proteger a la sociedad contra el crimen. Sólo se alcanzará
este fin si se aprovecha el período de privación de libertad para lograr, en
lo posible, que el delincuente una vez liberado no solamente quiera
respetar la ley y proveer a sus necesidades, sino también que sea capaz
de hacerlo

Que para lograr este propósito debe:

El régimen penitenciario emplear, tratando de aplicarlos conforme a las


necesidades del tratamiento individual de los delincuentes, todos los
medios curativos, educativos, morales, espirituales y de otra naturaleza, y
todas las formas de asistencia de que puede disponer.

Es conveniente que, antes del término de la ejecución de una pena o


medida, se adopten los medios necesarios para asegurar al recluso un
retorno progresivo a la vida en sociedad. Este propósito puede
alcanzarse, según los casos, con un régimen preparatorio para la
liberación, organizado dentro del mismo establecimiento o en otra
institución apropiada, o mediante una liberación condicional, bajo una
vigilancia que no deberá ser confiada a la policía, sino que comprenderá
una asistencia social eficaz.
Del mismo modo el Estado tiene deber de dar a conocer que la
reinserción a la sociedad no termina con la liberación del recluso. Se
deberá disponer, por consiguiente, de los servicios de organismos
gubernamentales o privados capaces de prestar al recluso puesto en
libertad una ayuda pos penitenciaria eficaz que tienda a disminuir los
prejuicios hacia él y le permitan readaptarse a la comunidad.

Con respecto al trabajo existen unas reglas mínimas especiales:

Con relación al trabajo el numeral 71 y 72 enmarcan los siguientes


puntos:

1) El trabajo penitenciario no deberá tener carácter aflictivo.

2) Todos los condenados serán sometidos a la obligación de trabajar


habida cuenta de su aptitud física y mental, según la determine el médico.

3) Se proporcionará a los reclusos un trabajo productivo, suficiente para


ocuparlos durante la duración normal de una jornada de trabajo.

4) En la medida de lo posible, ese trabajo deberá contribuir por su


naturaleza a mantener o aumentar la capacidad del recluso para ganar
honradamente su vida después de su liberación.

5) Se dará formación profesional en algún oficio útil a los reclusos que


estén en condiciones de aprovecharla, particularmente a los jóvenes.

6) Dentro de los límites compatibles con una selección profesional


racional y con las exigencias de la administración y la disciplina
penitenciarias, los reclusos podrán escoger la clase de trabajo que
deseen realizar.

7) La organización y los métodos de trabajo penitenciario deberán


asemejarse lo más posible a los que se aplican a un trabajo similar fuera
del establecimiento, a fin de preparar a los reclusos para las condiciones
normales del trabajo libre.

Acerca de la ayuda que brinda el Estado u otras instituciones que


funcionan en pro de la reinserción social está una disposición que dice:
"Los servicios y organismos, oficiales o no, que ayudan a los reclusos
puestos en libertad a reintegrarse en la sociedad, proporcionarán a los
liberados, en la medida de lo posible, los documentos y papeles de
identidad necesarios, alojamiento, trabajo, vestidos convenientes y
apropiados para el clima y la estación, así como los medios necesarios
para que lleguen a su destino y puedan subsistir durante el período que
siga inmediatamente a su liberación."

PRINCIPIO DE LA RESOCIALIZACION DE LA PENA

No hay libertad cuando algunas veces permiten las leyes que en ciertos
acontecimientos el hombre deje de ser persona y se repute como cosa (..)
éste descubrimiento es el secreto mágico que cambia los ciudadanos en
animales de servicio; que en mano del fuerte es la cadena que liga las
acciones de los incautos y los desvalidos. Este es la razón por la que en
algunos gobiernos que tienen toda la apariencia de libertad está la tiranía
escondida o se introduce en cualquier ángulo desde el legislador.
CESARE BECCARIA, De los delitos y las penas, Capítulo 20.

El modelo procurado pretende prima facie una efectiva judicialización de


la pena desde el servicio de defensa pública pretendiendo un seguimiento
continuo de las prácticas penitenciarias excediendo postular dicha
judicialización sólo sobre los cambios cualitativos de la pena. Entonces, a
fin de no trabajar sobre puras ficciones y de recrear el sistema de
garantías sobre las reglas del funcionamiento real de la institución
penitenciaria la intención que procuro es que por intermedio de un
discurso autónomo de la Defensa Pública trascendamos el hábitos
judicial para permitir quebrantar su dependencia externa que la mayoría
de los magistrados tiene con la administración judicial y de ésta forma
concientizar la violencia de las prácticas judiciales y de la anomia social
que plasma su discurso.

Entendemos que respecto a los mecanismos críticos a la resocialización


no ha reparado en el juicio de validez de la norma como modo de
salvaguardar su vigencia acorde a una coherencia sistemática de
principios jushumanistas que modelan la pena acorde al principio de
mínima afectación. El pretendido juicio de validez de la norma de
reinserción requiere concebir la norma como práctica con finalidades
políticas transcurridas en el marco de interacciones institucionales
(ámbito judicial y penitenciario) dentro de un mismo campo de acción
(violencia estatal). De ésta forma la validez de la norma rompiendo con el
modelo kelseniano se constituye como categoría distinta de las de
vigencia y efectividad (normatividad y realidad) con el objeto de remover
dichas antinomias.

Respecto a la resocialización de la pena y su manera de ser interpretada


en Venezuela podemos citar una jurisprudencia emanada del TSJ:

“Entendemos pues que el Principio Resocializador de la pena peor sin


violar la libertad personal, es decir cuando pensamos en penas enseguida
pensamos en cárcel, en vez de las medidas alternativas, pensamos en
pena pero de una manera diferente de castigar, pensamos en pena y en la
utilidad del derecho penal sin la necesidad de la cárcel, debe pensarse en
pena sin violar la libertad personal, en principio la libertad de conciencia y
la autonomía de la razón. Mal podemos socializar una persona
sustrayéndolo del medio donde ella se realiza. Debe procurarse que el
sujeto no empeore sus condiciones sociales, es decir, la cárcel debe dar
al sujeto condiciones mejores a aquellos por los cuales delinquió.
Considera quién aquí decide, que este artículo 507 de la Ley de reforma
Parcial del Código Orgánico Procesal Penal, es una norma de política
criminal que devuelve el derecho efectivo que tiene todo penado, una vez
cumplidos los requisitos exigidos por la ley, a que se le redima su pena
como estímulo al trabajo, al estudio y principalmente a la reinserción,
desde su inicio y no a la mitad del cumplimiento de la pena como lo
preceptuaba la citada norma, porque sabemos que las cargas de la
desidia y desatención de políticas carcelarias por parte del Estado data de
muchos años atrás, pese a los grandes y valiosos esfuerzos y a la
voluntad política del hoy Gobierno Bolivariano de crear una nueva cárcel
con el cumplimiento de las condiciones optimas para la convivencia
intramuros, mientras esperamos esa positiva solución del Estado a
mediano plazo, se alargan las esperanzas para los penados que viven día
a día esas consecuencias ajenas a su voluntad, De que se les otorgue los
respectivos Beneficios como formulas alternativas de cumplimiento de
pena. Precisamente esa es la realidad social a que se debe el juez de
Ejecución al aplicar el fin último del Derecho La JUSTICIA SOCIAL tan
anhelada por todos, debe atenderse entonces a la solución pronta del
problema y optar por la aplicación de la Redención de la Pena por el
trabajo, en razón de los principios de Igualdad, Progresividad,
resocialización, humanización de las penas y en especial de los Derechos
Humanos del hombre consagrados universalmente por los Tratados
Internacionales suscritos y ratificados por Venezuela.
CONCLUSIONES

En conclusión la realización de este trabajo, significó una revisión en el


tiempo, tanto de la problemática que ha vivido el sector penitenciario los
últimos veinte años, como de las actuaciones de autoridades
involucradas en el acontecer diario del sistema y toda una serie de
alternativas que de diferentes maneras han pretendido atender el asunto.

Indudablemente son múltiples las variables que intervienen y se


interrelacionan para generar este fenómeno. Su prevalencia se debe no
sólo a la incapacidad de la Administración Penitenciaria para dar
respuesta a los pormenores, desviaciones y eventualidades que día a día
se presentan; además, existe una gran cantidad de aspectos y decisiones
que corresponden a diferentes ámbitos de la Administración Pública,
desde la Presidencia de la República, la Asamblea Nacional, y demás
Despachos de autoridad y poder, que deberían responder a una política
de Estado. La superación de la problemática, indudablemente requiere
antes que todo de voluntad política.

El Sistema Penitenciario adolece de elementos esenciales para el


funcionamiento. La asignación presupuestaria es incongruente con el
grado de las necesidades. Las instalaciones de reclusión se encuentran
profundamente deterioradas, y el hacinamiento supera el 35 % de la
capacidad instalada, con relación a la totalidad de las instalaciones del
Sistema, porque al analizar las instituciones caso por caso, se localizan
centros donde el hacinamiento supera hasta el doscientos por ciento la
capacidad instalada.

Los recursos humanos son insuficientes para atender la población


reclusa tanto para la seguridad como para el tratamiento. La capacitación
de los recursos humanos, la supervisión y el control son sumamente
deficitarios.

El desastre que caracteriza hoy al sector penitenciario, viene ocurriendo


desde hace más de 30 años, sería irresponsable adjudicarlo a la gestión
del gobierno actual. Se han tomado algunas medidas para dar respuesta,
destacándose avances en lo legislativo; sin embargo, se han creado
muchas expectativas, y hay quienes afirman que el gobierno ha podido
hacer más por los presos.

El drama de las cárceles traspasa las barreras de los recintos


penitenciarios, detrás de cada preso hay una familia, en la medida que
facilitemos programas apropiados para la rehabilitación, estaremos
contribuyendo con el mejoramiento de las condiciones de vida de esas
familias, de la seguridad y la sociedad en general.

La sociedad moderna requiere de la tecnificación y profesionalización de


toda persona que ejerza funciones en la Administración Pública, por tal
razón el sector penitenciario debe ser transformado, convirtiendo sus
instituciones hacia la excelencia y la calidad, para lograr así la misión de
rehabilitación que les ha sido asignada, de no lograrse esto, tendríamos
que coincidir con los planteamientos de abolición de la cárcel como
medio de resocialización.

La violación de los Derechos Humanos de la población reclusa no puede


ocultarse, priva la necesidad que las instituciones que tienen
competencia sobre la garantía y defensa de los Derechos Humanos,
asuman responsablemente su rol para evitar que se siga comprometiendo
la responsabilidad del Estado Venezolano por el incumplimiento de su
deber.

Se impone la necesidad de colocar la problemática en manos de un


equipo profesional que disponga de suficientes herramientas teórico
prácticas para que asuma un proceso de reingeniería del Sistema
Penitenciario, para ello el Estado tiene que brindarles el apoyo
indispensable que les permita hacer los cambios que a que debe
conducirse.

El cambio que el sistema requiere debe sustentarse en nuevos y


modernos paradigmas, los vicios e intereses del pasado deben ser
superados y esto constituye una tarea bastante difícil pero debe
instrumentarse, ya que no puede olvidarse que los individuos recluidos
están en los centros por periodos determinados de tiempo; pero en algún
momento vuelven a sus comunidades de origen, por lo que la
rehabilitación es imperativa si se pretende mejorar la seguridad en el
contexto social general.
. INTRODUCION

La realización de este trabajo tiene como finalidad conocer ha cerca del


subsistema penitenciario, el sistema penitenciario sus conceptos, su
definición constitucional y legal de la política penenticiaria.

La rehabilitación del interno o interna, los instrumentos internacionales y


reinserción del ex interno o ex interna, los principios de la resocialización
de la pena, las normativas constitucionales para el funcionamiento del
sistema peninteciario venezolano, la restructuración del sector
penitenciario. La participación del Ministerio Público, los derechos
humanos de los privados en libertad.

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