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Actividad 3. LA ABEJA HARAGANA.

Las fábulas son historias breves en las que los personajes suelen ser animales u objetos que
tienen características humanas como el habla, o el movimiento. Estas historias concluyen con
una enseñanza o moraleja, que suele mencionarse al final del texto.

Versión para imprimir: Actividad 3. LA ABEJA HARAGANA.

Actividades:
Día 1. ANTES DE LEER
1. Papás platiquen con sus hijos sobre lo que conocen de las abejas, los niños después de escucharlos lo
van a escribir en su cuaderno (completando la siguiente frase):
a) Mi papá sabe de las abejas lo siguiente:
2. Escribe en tu cuaderno alguna anécdota que te haya sucedido con las abejas.
3. Copia el siguiente recuadro en tu cuaderno (hazlo más grande) y contesta a las preguntas de la columna
a) y b).
(La tercera columna c), la llenarás cuando termines todas las actividades de la semana.

a) ¿Qué se de las abejas? b) ¿Qué me gustaría saber c) ¿Qué aprendí de las abejas?
de las abejas? Escríbelo en Esta pregunta contéstala cuando
forma de pregunta (¿?) termines todas las actividades de la
semana.

Día 2. DURANTE Y DESPUÉS DE LEER


4. Ahora lee en voz alta el cuento La abeja haragana
5. Copia las palabras que aparecen subrayadas, investiga su significado y escríbelo con tus propias
palabras en tu cuaderno.
6. Contesta las preguntas:
a) ¿Piensas que la abeja haragana actuaba correctamente, por qué?
b) ¿Consideras que las abejas guardianas fueron demasiado crueles, por qué?
c) ¿Por qué la abaja haragana cambio de actitud al volver al panal?
d) ¿Cómo te gustaría ser, como una abeja haragana o una abeja trabajadora, por qué?
e) ¿En qué se parece o qué relación tiene el cuento de la abeja haragana con el trabajo que realizas en la
escuela?
f) ¿Qué crees que haya aprendido la abeja haragana?

Día 3. DESPUES DE LEER


7. Ahora lee la moraleja de la fábula y compárala con lo que escribiste en la pregunta f) del día 3.
8. Contesta en tu cuaderno: ¿La abeja aprendió lo que pensaste?
9. Junto de tus papás investiguen que otros animales trabajan en grupo.
10. Escribe en tu cuaderno lo que entendiste de la investigación.

Día 4. DESPUES DE LEER


11. Papás con sus hijos investiguen lo que es un panal.
12. Hijo escribe en tu cuaderno con tus palabras lo que aprendiste sobre lo que es un panal
13. Papá realiza un dibujo de un panal para ilustrar el texto de tu hijo.
14. Completa o termina la comuna c) del cuadro S.Q.A. del día 1.

Día 5.
15. Pide al maestro la actividad "ABEJAS" y realízala con apoyo de tus papás. RECUERDA QUE TUS
PAPÁS DEBEN FIRMAR ESTA ACTIVIDAD AL FINALIZAR.

Versión para imprimir: Actividad 3. LA ABEJA HARAGANA.


LA ABEJA HARAGANA.
Esta abeja Haragana se preocupaba más por estar de flor en flor en lugar de cumplir con sus
responsabilidades como las demás abejas.
Las abejas de la colmena se encargaban de alimentar a las recién nacidas.
Las abejas de la entrada se dieron cuenta que la abeja no trabajaba, y dijeron:
- Compañera: es necesario que trabajes, porque todas las abejas debemos
trabajar.
- Yo ando todo el día volando, y me canso mucho.
- No es cuestión de que te canses sino de que trabajes un poco. Es la primera
advertencia que te hacemos.
Al día siguiente de nuevo las abejas de la entrada detuvieron a la haragana y le dijeron:
- ¡Hay que trabajar!, hermana.
- Uno de estos días lo voy a hacer.
- No es cuestión de que lo hagas uno de estos días sino mañana mismo.
Al tercer día las abejas le dijeron a su hermana la haragana en la entrada:
- ¡Sí, sí, hermanas! ¡Ya me acuerdo de lo que he prometido!
- No es cuestión de que te acuerdes de lo prometido, sino de que trabajes. Hoy es diecinueve de
abril. Pues bien: trata de que mañana veinte, hayas traído una gota siquiera de miel. Y ahora
pasa.
Al siguiente día la abeja se encontró con una sorpresa:
- ¡No puedes entrar!
- ¡Pero esta es mi colmena!
- Esta es la colmena de unas pobres abejas
trabajadoras. No hay entrada para las haraganas.
- Mañana trabajare sin falta.
- No hay mañana para las que no trabajan.
La abeja cayó en un hoyo dejado de un tronco de un árbol, con la mala suerte de encontrar a una
serpiente que era su enemiga, tenía frío y se arrepentía de no haber trabajado.
La serpiente al verla le dijo:
- Voy a quitar del mundo a un mal bicho como tú. Te voy a comer, abeja.
- ¡No es justo eso, no es justo! No es justo que usted me coma porque es
más fuerte que yo. Los hombres saben lo que es justicia.
- ¿Tú crees que los hombres que les quitan la miel a
ustedes son más justos, grandísima tonta?
- ¡Bueno! Con justicia o sin ella, te voy a comer
- Usted hace eso porque es menos inteligente que yo.
- ¿Yo menos inteligente que tú, mocosa?
- Vamos a hacer dos pruebas. La que haga la prueba más
rara, ésa gana. Si gano yo, te como.
- ¿Y si gano yo?
- Si ganas tú, tienes el derecho de pasar la noche aquí, hasta que sea de día. ¿Te conviene?
- Acepto
- La Serpiente comenzó con la apuesta, y enroscó en su cola una semilla de eucalipto haciéndolo
bailar como un trompo
- Nunca podrás hacer algo mejor de lo que yo hago JAJAJA…
El caso es que mientras el trompito bailaba, la abeja había tenido tiempo de examinar la caverna y
había visto una plantita que crecía allí. Era un arbustillo, con grandes hojas del tamaño de una moneda
de dos pesos.
- Voy a hacer algo mejor, voy a desaparecer, sin salir de aquí, ni
esconderme bajo tierra
- Me va a hacer el favor de darse vuelta, y contar hasta tres. Cuando
diga "tres", búsqueme por todas partes, ¡ya no estaré más!
- La culebra dijo rápidamente: "uno..., dos..., tres", y se volvió y abrió
la boca cuán grande era, de sorpresa: allí no había nadie. Miró
arriba, abajo, a todos lados, recorrió los rincones, la plantita, tentó
todo con la lengua. Inútil: la abeja había desaparecido.
- Me rindo, esta prueba es fantástica! Has ganado... No te comeré!
La abejita se había ocultado en la flor sensitiva que al menor contacto se cerraba ocultándola
completamente, aunque la serpiente perdió la apuesta, fue una noche terrible donde la abeja tuvo que
recordarle su victoria para no ser comida.
La abeja llegó llorando a la entrada de la colmena, las abejas guardianas no le dijeron nada en esta
ocasión porque sabían que habían aprendido la lección de aquella noche tan fría.
Así fue, en efecto. En adelante, ninguna como ella recogió tanto polen ni fabricó tanta miel.

FIN.

MORALEJA DE LA FÁBULA.

No es nuestra inteligencia, sino nuestro trabajo quien nos hace tan fuertes. Yo usé una sola
vez de mi inteligencia, y fue para salvar mi vida. No habría necesitado de ese esfuerzo, sí
hubiera trabajado como todas. Me he cansado tanto volando de aquí para allá, como
trabajando. Lo que me faltaba era la noción del deber, que adquirí aquella noche. Trabajen,
compañeras, pensando que el fin a que tienden nuestros esfuerzos —la felicidad de todos— es
muy superior a la fatiga de cada uno. A esto los hombres llaman ideal, y tienen razón. No hay
otra filosofía en la vida de un hombre y de una abeja.

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