Está en la página 1de 3

Eduardo Miguez

Mano de obra, población rural y mentalidades en la economía de tierras


abiertas de la provincia de Buenos Aires. Una vez más en busca del Gaucho.

A lo largo de los siglos XVIII y XIX, toda fuente cualitativa caracteriza al gaucho
como el típico personaje de las pampas. Sin embargo, es inútil buscarlo en
censos y padrones. El gaucho no figura en ninguna de las categorías utilizadas
por los censistas. Tampoco la población adulta o laboral nos presenta un
conjunto suficiente amplio de población adulta, masculina, soltera (o sola),
como para formas las legiones de gauchos que uno debería esperar a partir de
la lectura de otras fuentes (esto es lo que Miguez denomina “paradoja del
gaucho”.

Los estudios de la segunda mitad del siglo XIX han adoptado un enfoque
diferente al de los estudios del periodo tardo colonial o de la independencia
temprana, en parte debido a que se ha considerado que la modernidad
pampeana nace con la caída del régimen feudal del rosismo. Los estudiosos de
la segunda mitad del siglo, han centrado las discusiones en términos de
racionalidad empresaria y económica. Al contrario, las discusiones de la
primera mitad del siglo XIX, giran en tornos a cuestiones de estructura social.
Con esto, el problema de la escasez estructural o abundancia de mano de obra
rural, ha sido abordada con la no menos interesante “paradoja del gaucho”, o
lo que es lo mismo, en las manifestaciones sociales de un tema económico. Por
eso, Miguez propone abordar la cuestión del gaucho recurriendo al
lenguaje de la racionalidad económica.

A partir de la Gran Expansión, hay un acuerdo generalizado del carácter escaso


de la mano de obra , al menos durante un largo periodo que abarca toda la
segunda mitad del siglo. Distingue dos tipos de cuestiones bien distintas. La
escasez estructural de mano de obra y la escasez coyuntural. Estos problemas
tienen origen en el conflicto interétnico de la conquista y son comunes a toda
América Latina. Allí donde había una población nativa numerosa, la elite
dominante dependía de someter a grandes masas de población nativa. Donde
esto fue posible (México y el Perú), surgieron economías con abundante mano
de obra. Donde no (colonias francesas y británicas de Norteamérica,
portuguesas y españolas del litoral sur Atlántico) surgieron economías con
escasez estructural de mano de obra.

En estas sociedades, la densidad de población era muy baja con respecto a la


amplia disponibilidad de recursos naturales explotables (generalmente tierra
fértil). Constituyen lo que la demografía denomina “centros de baja presión
demográfica”, que atraen constantemente gente procedente de áreas más
pobladas (zonas de inmigración).
En términos económicos, en un sistema donde la capacidad de incorporar
unidades de capital es muy limitada, la posibilidad de expandir la producción y
las ganancias es la de aumentar las unidades de trabajo. La disponibilidad de
tierra solo afecta cuando el efecto de los rendimientos decrecientes llega por
debajo del mínimo necesario para la retribución de la familia campesina, o de
los trabajadores rurales (cuando introduciendo más trabajo no se logra
incrementar lo suficiente la prod, como para retribuir al trabajador y obtener
ganancia). Este no era el caso de la región pampeana entre los siglos XVIII y
XIX. La incorporación de mano de obra seguramente estaba relacionada con
rendimientos crecientes. Pero visto desde la perspectiva del mediano y gran
propietario, en el sistema económico en su conjunto predomina la escasez de
trabajadores.

Pero en un sistema económico donde se da una escasez estructural, el sistema


de producción se desarrolla en torno a esas condiciones. Por eso la escasez o
abundancia de mano de obra se mide en relación a las demandas de ese
sistema de producción –la disponibilidad o falta de trabajadores concretos
cuando se los necesita- y no de las posibilidades hipotéticas de crecimiento de
mano absoluto de la oferta. Así que puede haber coyunturalmente desempleo
es una economía de escasez estructural, y falta de trabajadores en una
economía superpoblada (por ejemplo ante una cosecha abundante). Sin
embargo, no por eso debemos suponer que la escasez estructural es
irrelevante, ya que ella marca el contexto general por donde se mueve la
economía. Por ejemplo: la llegada de nuevos inmigrantes no modifica el
sistema, ya que a corto plazo los absorbe, sin afectar coyunturas futuras.

Las fuentes no muestran esta escasez estructural, ya que cuando un estanciero


se queja de que no consigue trabajadores, está hablando de un momento y
lugar concreto, y no sobre la estructura a mediano y largo plazo. O sea,
habitualmente consigue trabajadores para realizar dicha tarea, de no ser así,
terminaría por abandonarla para siempre, y la falta de peones dejará de ser un
problema digno de mención.

Critica a Mayo: él argumenta que hay pocos trabajadores porque algunos


escogen no entrar al mercado de trabajo – un mercado rudimentario- por la
existencia de otras alternativas. Miguez prefiere verlo desde la perspectiva
opuesta: la escasez de de trabajadores explica la existencia de una apropiación
tan laxa de los medios de producción –los recursos naturales- que hace posible
a algunas personas vivir al margen del mercado de trabajo. Por esos e habla de
que hay recursos naturales subutilizados. Claro que los estancieros reclamaban
soluciones más urgentes que la de atraer población foránea, ellos se limitaban
a pedir que se limite el acceso de los pobres a las formas precarias de
subsistencia.
Los posibles trabajadores son muy reticentes a ingresas en el marcado formal
de trabajo debido a que los costos (perdida de la libertad, adaptarse a la
disciplina de trabajo, perdida de ingresos legales o de la economía informal –
caza cuatrerismo, etc-) son más altos que los beneficios (disponer de un
alojamiento regular, provisión de comida, bebida, tabaco y yerba asegurada,
tener cierta protección frente a la ley y las levas militares, disponer
eventualmente de dinero en metálico). La decisión depende de la valorización
que cada uno de los individuos, variables muy difíciles de cuantificar.

También podría gustarte