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[TÍTULO DEL DOCUMENTO]


FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
DEPARTAMENTOS: HISTORIA/GEOGRAFÍA
CÁTEDRAS: HISTORIA SOCIAL LATINAMERICANA CONTEMPORANEA(HISTORIA)/HISTORIA AMERICANA Y ARGENTINA (GEOGRAFÍA)
AÑO 2020

Clase  3:
Contenido:
Eje 1) Desarrollo del capitalismo y surgimiento del movimiento obrero en Argentina
Eje 2) Las huelgas obreras en la Patagonia
Eje 3) Clase y género: las luchas de las mujeres en el movimiento obrero argentino
Desarrollo del capitalismo y surgimiento del movimiento obrero en Argentina
Planteábamos en la clase anterior (#2) que son los colectivos sociales (y no los “grandes
hombres” de la política y la guerra) los principales hacedores de la Historia; la lucha
emancipadora de los movimientos sociales y su confrontación con los sectores de poder que
resguardan su posición de privilegio, constituyen el verdadero “motor de la historia”, como
planteaba K. Marx. Ello puede verse en el caso de la Revolución Mexicana, donde las
masas populares ponen fin a la dominación oligárquica en ese país: convergen allí, dando
inicio al proceso revolucionario, los sectores más explotados de las clases populares
(indígenas, obreros, campesinos, artesanos) y las fracciones de la burguesía nacional
(Madero) que no tenían representación política en el estado oligárquico.
Pero la lucha de clases, no sólo es el “motor de la historia”; siguiendo los lineamientos
teóricos del materialismo histórico (y en especial del marxismo inglés), también
consideramos que las clases sociales se constituyen como tales en el enfrentamiento con
otras clases. Siendo este un proceso que se desarrolla en el tiempo, y que –obviamente- no
es lineal ni estático. En síntesis, las clases se constituyen en los procesos de lucha,
constituidos por enfrentamientos sociales. De allí la centralidad que para el análisis
histórico tiene la conflictividad social.
Para esta clase, nos centraremos en otro de los sujetos claves de la historia del siglo XX en
américa latina: el movimiento obrero argentino, uno de los más organizados y combativos
del continente, que desde sus orígenes protagonizó múltiples acciones de protesta
defendiendo sus intereses y resistiendo a la explotación del capital. Cada uno de esos
enfrentamientos sociales y episodios de lucha (desde huelgas, manifestaciones y motines
hasta insurrecciones populares) se irá combinando y solapando con otros, estructurándose
así los objetivos de la lucha. Aquí es donde metodológicamente se hace necesario poder
precisar, en pos de una mayor comprensión histórica, que meta (objetivo) se proponen,
quien se erige como enemigo en esa lucha y con quienes se alían para enfrentarlo. El
“porque” de la lucha, el “cómo” encararla y con y contra “quienes”, define las estrategias
que asumen las distintas clases sociales en un momento determinado. Particularmente nos
enfocaremos para esta clase en dos de las principales estrategias que asume la clase obrera
organizada entre 1870 y 1920.
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Cómo veremos con el texto de Nicolás Iñigo Carrera, la historia de la clase obrera
argentina, observada desde los procesos de luchas sociales, ha recorrido dos grandes ciclos
de alrededor de 50 años cada uno: el primero desde fines de la década de 1870 hasta
comienzos de la década de 1920, el segundo desde los primeros años de la década de 1930
hasta mediados de la década de 1970. Si se atiende a la relación de la clase obrera con el
sistema institucional (estado) se observa que en el primer ciclo las luchas (la estrategia)
tienden a darse por fuera y enfrentadas al sistema institucional (estado), aunque algunas
fracciones obreras se propongan formar parte del mismo, y lo logren incipientemente; en el
segundo ciclo la tendencia es a que la mayoría de las luchas penetren el sistema
institucional, para acabar desbordándolo otra vez hacia el final del ciclo (siendo el
“Cordobazo” de 1969, el hito que así lo marca).
Estos ciclos de lucha de la clase obrera se corresponden a su vez al grado de desarrollo del
sistema capitalista. El primer ciclo, es sincrónico con el momento de génesis y formación
del CAPITAL INDUSTRIAL (fábricas); y el segundo ciclo (donde las luchas aparecen
más “institucionalizadas”), se corresponde con su etapa de desarrollo, hegemonía y crisis,
abriendo paso a la dominación del CAPITAL FINANCIERO (bancos), que será
característico del tercer ciclo de lucha.
Este primer ciclo (1870-1920) refiere también a un momento de transición entre la caída de
la manufactura artesanal y el auge de la producción industrial (asalariada) para el mercado
exterior (modelo agroexportador). Para ello, el capitalismo necesitó -al igual que en la
actualidad- de la existencia de una masa de personas que estuviesen desposeídas de sus
condiciones materiales de existencia; es decir, que no tuvieran otra manera de conseguir
sustento que no sea trabajando para otro (vendiendo su fuerza de trabajo a cambio de un
sueldo). Pero para llegar a esa situación de “desposeídos”, antes debieron ser expropiados
de sus medios y formas de vida (de manera violenta), quedando “disponibles” para el
trabajo industrial, donde se imponen las relaciones asalariadas como forma dominante de
relación social (obrero-patrón). Pensando en este proceso, que no ocurre de un día a otro
sino a lo largo del siglo XIX, explica Iñigo Carrera, (a página 31 del capítulo 2 que
enviamos) que
“Los enfrentamientos sociales que toman forma de «guerras civiles» desarrolladas durante
la segunda mitad del siglo xix, lo mismo que las llamadas «conquistas del desierto», se
corresponden con procesos de destrucción de modos productivos preexistentes, con la
consiguiente subordinación de unas fracciones de burguesía por otras y la formación de una
población asalariada; así como con las resistencias a esos procesos de subordinación y
proletarización.” (Iñigo Carrera, N, 2012: 31)
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En la Patagonia fueron primero las administraciones españolas, y luego -durante el siglo


XIX y comienzos del XX- los latifundistas (estancieros ganaderos) y comerciantes
(sociedades importadoras-exportadoras, cómo veremos con el texto de Osvaldo Bayer “El
far south argentino”), los responsables de un despojo violento y prolongado de las
poblaciones originarias que perdieron sus tierras para quedar en manos “privadas” y pasar a
servir a la explotación capitalista.
El resultado durante este primer ciclo, fue la estructuración y consolidación de un modelo
agroexportador de producción capitalista, que situaba a la Argentina en el mercado
mundial como productor primario de materias primas. En torno a esa modalidad, se fue
desarrollando una numeros clase trabajadora, vinculaba principalmente al sector de
servicios (ferrocarril, puerto, vendedores ambulantes) y al trabajo rural (peones, jornaleros,
cosecheros, mineros). Muchos de estos trabajadores, como en la actualidad, conseguía
empleos precarios en forma y estacionaria, realizando trabajos con baja calificación al
estilo de “changas” y con altos niveles de explotación. Junto con el sector de la
construcción, fueron de las actividades económicas que más mano de obra ocuparon en el
periodo.
Aun son pocos -pero grandes- los establecimientos fabriles que emplean mano de obra
urbana (empresas textiles, hilanderías, frigoríficos, industria alimenticia y metalurgias). Sus
obreros representan todavía una pequeña porción de la masa de trabajadores urbanos,
comparado con la gran masa de trabajadores independientes o empleados en oficios
artesanales y en pequeños talleres industriales montados en función de las demandas del
sistema agroexportador. Los pequeños establecimientos comerciales que comienzan a
proliferar, acompañando el proceso de urbanización de las grandes capitales,
incipientemente también comienzan a emplear mano de obra.
Para 1895, la mitad de la población argentina estaba compuesta de obreros en sus variadas
formas de trabajo y oficio, pero orbitando todas ellas en torno a la producción y exportación
primaria. El censo de 1895 arroja 900.000 trabajadorxs, representando en 54% de la PEA
(Población Económicamente Activa), organizados en unos 50 sindicatos. Y ese mismo año,
irían a la huelga más de 20 gremios (llegando a parar alrededor de 25.000 obreros)
mostrando no sólo su extensión, sino también expresando una mayor organización y unos
objetivos de lucha más definidos.

Primeras acciones organizadas de protesta obrera


Las acciones diversas acciones de protesta de lxs trabajadorxs desarrollaron durante este
primer ciclo del que nos habla Iñigo Carrera (1870-1920), van dando cuenta de una
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creciente organización del movimiento obrero y del aumento de su combatividad. Cada vez
son más convocantes los mítines, movilizaciones y actos obreros, llegándose a destacar por
su nivel de convocatoria, la conmemoración del 1º de mayo (día del trabajador) 1890. La
primera huelga registrada, había sido la del gremio de tipógrafos allá por 1878 (reclamando
salarios y reducción jornada laboral), siguiéndole en magnitud, la huelga de los ferroviarios
en 1896 (llegando a parar casi toda la rama de producción1). La huelga de los panaderos en
1901, sería la primera huelga general que lograría detener a todos los trabajadores de la
actividad en Buenos Aires; y ese mismo año en Rosario otra huelga general enfrentaría a
los obreros de la ciudad con los patrones y gobernantes. Hacia 1902, una mayor y mejor
coordinación entre las federaciones obreras, permite articular la primera huelga general de
carácter nacional, declarada por la Federación Obrera Argentina contra la promulgada “ley
de residencia” 2, llegando a movilizarse unos 20.000 obreros .
Estos hitos de organización y lucha, son antecedentes de lo que sería gran huelga general de
1904, que anuncia la consolidación de la clase obrera como sujeto político y central de la
Argentina. Toma forma allí la huelga con movilización de masas y la lucha de calles, que
será característica de los siguientes años, tanto en 1905, 1906, 1907 3 y especialmente
durante la “Semana Roja” de 19094 cuando por primera vez el gobierno nacional deba
negociar con la dirigencia de la huelga, reconociendo en los hechos a la clase obrera como
un sujeto con voz, demandas y estrategia propia. Aquí ya claramente podemos afirmar que
la clase obrera argentina ha entrado en la historia.
Como sostiene I. Carrera, “Es en ese proceso (el de estructuración de la huelga como
método de lucha obrera) en que, ha emergido la clase obrera.”.Cómo decíamos al
comienzo, las clases sociales se desarrollan y conforman como tales en las luchas y en la

1
A diferencia del sindicato de oficio, que agrupa a los trabajadores que se especializan una única actividad
(por ej. maquinistas ferroviarios), la organización sindical por rama es más amplia, incluyendo las diferentes
labores que hacen a la actividad principal (desde los guardas, los maquinistas, los fogoneros hasta los peones
que trabajan en la vías y los obreros de los talleres ferroviarios).
2
El periódico The Review of the River Plate comentó que “La generalización de la huelga ha abierto por fin
los ojos de las autoridades y el problema de obtener una ley del Congreso que faculte al gobierno a expulsar
del país a los extranjeros indeseables se ha puesto en discusión de nuevo. Creemos que esta vez algo se hará al
respecto". Al mismo tiempo que The Standard opinaba que “Hay una fuerte agitación para obtener la sanción
del Congreso a lo que se ha llamado la Ley de Residencia. La medida, cuya constitucionalidad está en serias
dudas, capacitaría a las autoridades a disponer de muchos de los anarquistas principales que son responsables
de las huelgas”.
3
Huelga de inquilinos: huelga política: se vio involucrado el conjunto de la familia obrera, habitante de los
conventillos. es una instancia superior de demanda..no es estrictamente por las condiciones de venta de la
fuerza de trabajo (producción)..es por las condiciones de reproducción como clase
4
Semana Roja (por primera vez el gobierno accede a ciertas demandas políticas, aunque no a la central que
era la destitución de Falcón.) 12 muertos. 80 heridos. Huelga gral. por tiempo indeterminado.
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organización necesaria que subyace al conflicto. El enfrentamiento y la resultante relación


de fuerzas (quien gana y quien pierde), es el ordenador metodológico que nos permite
analizar “el grado de madurez” que van alcanzando las organizaciones de clase. La
progresión de los incipientes conflictos desde 1870, hasta las masivas huelgas generales de
principios de siglo, hablan de una acelerada expansión de la clase obrera, de una mayor
organización y de una creciente combatividad para la conquista de derechos laborales y
sociales.

Apertura política de la oligarquía y la progresiva institucionalización del movimiento


obrero
Esas luchas fueron forjando nuevas condiciones políticas, al obligar a las clases
dominantes a relajar su dominación, y a cumplir las demandas obreras a través de la
mediación del estado. En definitiva, lo que se llama ahora, “abrir un canal de diálogo” y
mediar en el enfrentamiento entre patrones y obreros. La puesta en marcha de una
“democracia ampliada” que lleva a la presidencia a Yrigoyen, fue la respuesta de la clase
dominante del país en un intento por regenerar el consenso social, que la oligarquía había
ido perdiendo a partir de las diversas transformaciones económicas y sociales que habían
dotado de mayor complejidad a la sociedad argentina, desde fines del siglo XIX.
Cómo decíamos la clase anterior, hubo dos caminos por los cuales se buscó quebrar el
dominio político de la oligarquía: la reforma y la revolución. El caso mexicano representa,
en el quiebre de la institucionalidad oligárquica y en la lucha armada, la segunda de esas
vías para inducir el cambio histórico. Por el contrario, el caso argentino refleja la primera
de esas opciones. Y si bien hubo situaciones armadas, como la de la “Rebelión del Parque”5
(que se asemeja al caso mexicano, al tratarse de una fracción emergente de la burguesía
nacional que clama su espacio de participación política en el estado) no resultó
determinante para la dominación oligárquica. No obstante, la clase dominante en Argentina
advirtió a tiempo que debería ceder parte de su poder político, y “abrir el juego”, paro evitar
quedar fuera de él, como en el caso Mexicano. Pero en ambas situaciones históricas la
lucha es por la incorporación política; los nuevos grupos sociales que surgen con la

5
Encabezada por Leandro Alem (fundador de la Unión Cívica y dirigente de la posterior UCR) fue un
alzamiento armado en 1890 contra el régimen oligárquico del Partido Autonomista Nacional. (el partido de la
oligarquía), que si bien fue derrotado, obligó a Juarez Celman a renunciar, sucediéndole Carlos Pellegrini en
la presidencia (también del PAN). Para una breve introducción, recomendamos ver: Gabriel Di Meglio,
“1890: crisis económica y revolución del parque”: https://www.youtube.com/watch?v=6jGIVhxAKVg
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expansión del capitalismo, luchan por salirse de la marginalidad a que la oligarquía los
había condenado.
En Argentina, la presión de las clases populares por la conquista de derechos fundamentales
se sumaba a la creciente presión de la mediana y pequeña burguesía nacional por participar
políticamente. La Ley Sáenz Peña de 1912, constituye la respuesta del gobierno de la
oligarquía para dar cabida en el sistema político a las nuevas fuerzas sociales (de la
burguesía y el proletariado); anuncia la apertura del juego político, y con ella una serie de
transformaciones del Estado que “desde arriba” (desde el estado) buscaban cambiar algo,
para que no cambie nada6. Se institucionalizan así la Unión Cívica Radical (representando
políticamente los intereses de la pequeña burguesía, clase media, trabajadores) y el Partido
Socialista (clase obrera). Como dice Iñigo Carrera a pag. 36 del capítulo que adjuntamos,
“La imposibilidad del sistema político para dar cabida a las distintas expresiones
políticas burguesas y obreras con existencia real en la sociedad, planteó la necesidad
de un nuevo acuerdo que se plasmó en la ley electoral (1912) que garantizaba cierta
«neutralidad» del gobierno en las elecciones y la posibilidad de acceso a los órganos
gubernamentales de los partidos políticos excluidos hasta entonces por el fraude
electoral” (I. Carrera, 2012: 36)
En términos generales, la clase dominante buscaba controlar a los sectores descontentos:
tanto a los nuevos burgueses que no eran parte del pacto oligárquico (representados
especialmente en la UCR) como a la pequeña burguesía (que en gran medida integraba la
alianza social que llega al gobierno con la UCR, pero que también se aglutinó en torno al
Partido Socialista); y ciertamente a la clase obrera.
Como sucede durante los momentos de profundos cambios sociales, estamos aquí ante un
movimiento de la sociedad en su conjunto, donde los distintos sujetos sociales se ponen en
acción y luchan por sus intereses. Si bien para nosotros el sujeto más disruptivo en términos
sociales y políticos es la clase obrera organizada, no podemos dejar de observar la
importancia clave de procesos donde tienen un papel central sectores vinculados a la
pequeña burguesía, como los diversos conflictos por la democratización del país, el “Grito
de Alcorta” de 19127 y especialmente la “Reforma Universitaria” de 1918, esta última

6
El “gatopardismo” es el término que hace referencia a la paradoja “cambiar todo para que no cambie nada”,
presente en la novela escrita por Giuseppe Tomasi di Lampedusa, El Gatopardo. En ciencia política, suele
utilizarse la noción de “gatopardismo” para dar cuenta de aquellas medidas que realizan reformas,
aparentando un cambio, pero en verdad apuntan a preservar las estructuras de poder y el statu-quo.
7
Movimiento campesino de pequeños propietarios y arrendatarios que se inicia en Santa Fe y rápidamente se
extiende por el área pampeana, reclamando contra los abusos de los grandes terratenientes (oligarquía) y
empresas comercializadoras que los “ahogaban” con sus deudas. Reclamaban por la propiedad de la tierra,
créditos, rebajas en los alquileres, exenciones impositivas. Y si bien fue duramente reprimido, sin llegar a
modificar la estructura de la renta agraria y distribución de las tierras, serviría para consolidar la organización
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claramente inscripta en las características generales del ciclo de lucha que estamos
abordando.
Volviendo a la situar el foco en la naciente clase obrera argentina, veremos en las primeras
décadas del siglo XX una la creciente intervención y regulación del estado sobre la cuestión
social. Pero el reconocimiento de las organizaciones sociales y gremiales, junto con los
mecanismos de ciudadanización e integración, fueron en detrimento de la autonomía de las
primeras organizaciones obreras, subordinándose a la creciente institucionalidad de la
burguesía y a sus “reglas de juego”. Esto, sobre todo desde 1920, irá abriendo paso a otra
estrategia obrera, diferente a la anarquista o insurreccional que predomina hasta 1915.
Ese año se había dividido el organismo que congregaba a todos los trabajadores del país, la
Federación Obrera Regional Argentina (FORA), dando lugar a 2 fracciones: emerge la
nueva FORA del IX Congreso8 en reemplazo de la antigua hegemonía de la FORA del V
Congreso, mayoritariamente anarquista (corriente en declive desde 1910, tras la represión
durante el Centenario9). A partir de ese momento comienza a diluirse el proyecto
revolucionario del anarquismo, y el movimiento obrero emprende una paulatina pero
progresiva acomodación al orden social y político vigente.
La fuerte expansión capitales a nivel mundial, y la consolidación del modelo
agroexportador de la oligarquía, fueron delineando un nuevo contexto para la relación entre
capital y trabajo (burguesía y proletariado), en el que los obreros rápidamente fueron
consolidando y legitimando sus organismos sindicales, para defender y mejorar su mera
condición de asalariados. Esto implicó que fueran quedando relegadas aquellas otras
perspectivas que en su horizonte político y social aún imaginaban otro tipo de relaciones de
producción, osando cuestionar la propiedad privada y la explotación del hombre. La
estrategia insurreccional y revolucionaria que había predominado durante el primer ciclo
(propia del anarquismo y del comunismo10), pasará a ser reemplazada por esta otra

de un sector de la pequeña burguesía agraria: la Federación Agraria Argentina. Para una breve introducción
al tema, ver Gabriel Di Meglio “1912: Ley Sáenz Peña y Grito de Alcorta”
https://www.youtube.com/watch?v=71BQHYXkxNs
8
mayoritariamente de tendencia sindicalista y socialista (Ver complementariamente: FICHA DE CÁTERA
“Socialismo y Comunismo en la Argentina de principios del siglo XX”). En la Fora IX, se nuclean los
sindicatos más fuertes, vinculados a la actividad agroexportadora: allí estaban los marítimos, ferroviarios y
trabajadores de la carne
9
Para una breve introducción a la huelga del Centenario, ver la nota de Alicia Rojo en
https://www.laizquierdadiario.com/En-el-Centenario-de-la-Revolucion-de-Mayo-los-trabajadores-no-tenian-
nada-que-festejar; para un estudio en mayor profundidad, recomendamos descargar “La clase obrera y el
Centenario -1910-“, de Gustavo Contreras (UNMdP) en
http://www.relats.org/documentos/HIST.Contreras1.pdf
10
Los anarquistas buscaban transformar los conflictos sociales/laboral en insurrección (fin revolucionario);
los socialistas trataban de encuadrar la lucha obrera al terreno de la legalidad (fin electoral) y los
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estrategia, más reformista, que ya no se propone trascender el sistema capitalista, sino


acomodarse lo mejor posible en él (posición inherente al socialismo y al sindicalismo).
Es importante no perder de vista la incidencia que tuvo en la reorientación de la estrategia
obrera, la mediación política que asume el estado, “arbitrando” en el enfrentamiento entre
obreros y patrones. Los gobiernos también contribuyeron a alentar esa estrategia reformista
obrera (de integración al sistema), garantizando la apertura de espacios de negociación
favorables a esas dirigencias sindicales más permeables. Así fueron perdiendo terreno los
sectores más combativos que no aceptaban este tipo de prácticas (en especial nos referimos
al anarquismo que, según su concepción doctrinaria, rechazaba toda negociación con el
estado).
¿Qué pasa entonces con la estrategia obrera entre 1910 y 1922?11 Comienza a cambiar de
horizonte, y emerge en su lugar otra estrategia que –como sostiene Iñigo Carrera- tiene
como meta, más que la superación del sistema vigente, la incorporación al mismo. Dicho
de otro modo, comienza a quedar relegada la estrategia obrera que cuestionaba su condición
de asalariadxs, y la naturaleza desigual de las relaciones de producción (estrategia
predominante durante el primer ciclo), para dar paso a otra estrategia que tendía a buscar
dentro de los marcos del capitalismo su mejor posición como vendedores de fuerza de
trabajo.
1919. El punto de inflexión entre 2 ciclos
El punto de inflexión, entre una estrategia insurreccional y revolucionaria a otra reformista
e institucional, lo marca el año 1919; a partir de allí comenzaría un ciclo descendente de
luchas obreras (cuyas organizaciones fueron duramente atacadas) que consolidaría la
tendencia a resolver los conflictos en el marco del sistema institucional.
1919 constituye un hito en la historia de la clase obrera, que básicamente se expresa
alrededor del hecho conocido como la “Semana trágica”, durante enero de ese año. Este es
uno de los puntos más álgidos de protesta y combatividad obrera, que se mide por la
cantidad de huelguistas y obreros movilizados, así como por el grado de coordinación y
organización necesarios para llevar a cabo las acciones.
Pero será también un momento de cambio, en el que lo reclamos obreros rápidamente se
toparán con los límites del régimen social vigente, pasando a ser víctimas de una más
cruenta represión que dio lugar a salvajes masacres, como durante las huelgas de la Forestal

sindicalistas, critican ambas posiciones sosteniendo que se acercan a los trabajadores con fines ajenos a sus
intereses. Ellos proponen defender los intereses económicos, “sin más”, priorizando en todo momento
preservar las organización obrera institucionalizada (sindicato). Ver ficha de cátedra adjunta “Socialismo y
Comunismo en la Argentina de principios del siglo XX
11
Esto es, desde el Centenario hasta las Huelgas de la Patagonia.
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(1919-1921) en el norte del país, las huelgas en Patagonia (1921-1922) [específicamente


para las huelgas de la Patagonia adjuntamos el texto de Bayer y la película La Patagonia
Rebelde] o contra el movimiento indígena en la Masacre Napalpí (1924). Empieza a
reprimirse “cuando el movimiento huelguístico alcanzaba a ciertas fracciones proletarias
(como los obreros rurales patagónicos, chaqueños o santafesinos) y/o salía de la mera
lucha reivindicativa inmediata para cuestionar, en los hechos, el orden establecido” (Iñigo
Carrera, 2012: 38).
A partir de entonces, la mayor parte del movimiento obrero organizado cambiaría su
postura, adoptando una estrategia basada en la búsqueda de mejoras salariales, factibles de
conseguir en una situación de capitalismo en desarrollo y crecimiento a nivel nacional. Esto
se emparentará claramente con la continuidad del desarrollo histórico del país,
especialmente con el proceso que tiene lugar en los años 30’ y el posterior surgimiento del
fenómeno clave de la historia argentina del siglo XX: el peronismo. No hay forma de
explicar el peronismo sin comprender la historia previa de la clase obrera y esto a su vez
nos demuestra que sin estudiar y comprender la dinámica de lucha y organización de las
clases subalternas (y por lo tanto sin mirar la lucha de clases) no hay posibilidad de acceder
a una comprensión holística del proceso social.
****
Clase y género: las luchas de las mujeres en el movimiento obrero argentino
La lectura de este apartado debe acompañarse de la lectura del “Glosario de Términos sobre
género y feminismos” [que está en archivo adjunto] específicamente sobre la definición de
género y lo que señalan las historiadoras sociales al pensar la articulación de la clase y el
género. Porque, como bien señala Catherine Hall, la clase social no es homogénea; o
dicho de otro modo: las condiciones de clase no son experimentadas de manera idéntica por
mujeres, varones u otras corporalidades, sino que de acuerdo a ellas la experiencia histórica
de pertenecer a determinada clase social va a tener matices y diferencias no solo en relaci´n
al género, sino también a la sexualidad [ver en el Glosario el concepto de
Heteronormatividad].
Cuando decimos que las clases sociales se desarrollan en el tiempo y en el enfrentamiento
con otras clases, tenemos que tener en cuenta que ese desarrollo adquiere características
específicas también de acuerdo a los diferentes territorios (por ejemplo, países o regiones)
en el que esos sujetos sociales se conforman como clases.
Si tenemos en cuenta los dos grandes ciclos de luchas sociales de los que habla Nicolás
Iñigo Carrera y haciendo foco en el primero que va de 1870-1920 (correspondiente a la
génesis, formación y desarrollo del dominio del capital industrial en la Argentina); es
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necesario tener en cuenta que las mujeres también estaban presentes en el trabajo no
doméstico, en los escalones más bajos de la pirámide laboral (o sea en los trabajos más
precarizados y peores pagos). Según Leonor Calvera12 el Censo Nacional de 1869,
realizado durante la presidencia de Domingo F. Sarmiento, demuestra que la gran mayoría
de las mujeres trabajaban. ¿En qué rubros? Eran costureras, lavanderas, planchadoras,
cigarreras, panaderas, hiladoras, fosforeras. En las conclusiones del censo se afirmaba:
“Esto significa que la mitad de la población mujeril adulta espera con incertidumbre el
sustento del jornal, muchas veces difícil y precario”.13
Y acá hacemos un pequeño paréntesis para respondernos a la siguiente pregunta: si las
mujeres formaron parte de la clase obrera como tal desde su génesis y conformación ¿por
qué suele decirse que las mujeres “salieron a trabajar” (lo cual encubre que las tareas del
hogar y la crianza de niñes también es un trabajo indispensable para la reproducción del
capital) luego de la Segunda Guerra Mundial? Por un lado, porque uno de los problemas de
la producción de conocimiento son los “centrismos” como el eurocentrismo (Europa como
centro y explicación de toda la cultura y la historia humanas) o el androcentrismo [ver la
definición en el Glosario de Términos sobre Género…] en el que una parte de las
experiencia humana -para el caso de la Historia- se relata como si fuera la experiencia
general. En este caso lo que ocurre con las mujeres de la llamada clase “media”
norteamericana luego de la Segunda Guerra Mundial se difundió como una historia general
de las mujeres. Pero (y esto es lo más interesante para quienes hacemos historia por el
trabajo con las fuentes) otro motivo de esta idea tan errónea como extendida, es que la
percepción del trabajo femenino se fue invisibilizando a lo largo del siglo XX en Argentina,
por ejemplo, a través de la forma de medición de ese trabajo en los Censos y Encuestas
oficiales. Fijensé que interesante: los censos de 1895 y 1914 siguieron registrando algunos
oficios tradicionalmente femeninos como los consignados en el de 1869. Pero para los
censistas del de 1947, esas mismas actividades laborales debían considerarse parte de su
labor doméstica o, si eran realizadas para terceros, como ayuda ocasional, pero no como
fuente de los recursos familiares. Se buscaba naturalizar el trabajo femenino y quitarle, por
lo tanto, carácter de reivindicación laboral y de lucha por sus derechos, al tiempo que se
consolidaba el modelo de hombre proveedor de la familia. Mientras la proporción de
varones que trabajan sufrió pequeñas variantes en el último medio siglo, la de mujeres cayó

12
Calvera, Leonor. Mujeres y feminismos en la Argentina. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano,
1990.
13
Citado en Calvera, L. ob. Cit. P. 16.
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en forma vertical: en 1947 se consideraban trabajadoras solamente al 22,5% de las mujeres,


en 1914 al 29,8 y en 1895 al 42,3%.
Pero volvamos a la Argentina de fines del siglo XIX y principios del XX. Los talleres y las
fábricas se extendieron con una amplia población femenina de mano de obra -y también
infantil- con salarios menores al de los varones y en condiciones de insalubridad e
inseguridad extremas. Los accidentes eran tragedias cotidianas y se trabajaba en jornadas
interminables. No es de extrañar, entonces, que las huelgas se multiplicaran en diferentes
lugares del país. Según Leonor Calvera, la primera de la que se tiene referencia tuvo lugar
en 1888: una huelga de empeladas domésticas por la imposición de la libreta de conchabo
(documento de uso obligatorio para las personas no propietarias, para poder circular). La
seguirán las modistas rosarinas en 1889 y las obreras telefónicas en 1896. Cercanas en el
tiempo también se registran huelgas de costureras en Tucumán, fosforeras y lavanderas en
un marco general de lucha y organización por la reducción de la jornada laboral y contra los
despidos. También se empezarán a organizar en sindicatos (mayormente impulsados por
obreras anarquistas).
Por supuesto que las mujeres lucharán junto a sus compañeros en organizaciones socialistas
y anarquistas, y esos partidos tomarán la consigna aún hoy vigente sobre “igual salario por
igual trabajo”. Es decir, parte de las reivindicaciones de las feministas obreras parten de los
análisis económicos producidos en las filas del anarquismo y el socialismo, Y ya desde
principios del siglo XX se encuentran dentro de las demandas por condiciones de trabajo
denuncias por acoso sexual.
Por ejemplo, la escritora y militante Fenia Chertkoff desde las páginas del periódico
socialista La Vanguardia escribía la columna “El trabajo de las mujeres y de los niños”, y
en 1902 co-funda junto a otras socialistas la “Unión Gremial Femenina” cuya primera
campaña se centró en el reclamo por un día de descanso semanal para cocineras y la
presentación de la ley de la silla.14 Como señala Ezequiel Adamovsky (2012), si bien la
participación de las mujeres en las luchas obreras y en la organización gremial fue
importantísima en las ramas y actividades económicas donde la mano de obra era
fundamentalmente femenina, su representación en las centrales sindicales fue prácticamente

14
La Ley de la Silla, fue presentada por el diputado Alfredo Palacios en 1907 luego de una lucha continua de
las trabajadoras anarquistas y socialistas (acompañadas por las tejedoras, alpargateras, trabajadoras del
vestido, sombrereras, textiles y demás empleadas de comercio) que, por vez primera, salieron a las calles para
proclamar por sus derechos. Esta ley obligaba al empleador a proveer de una silla o taburete con respaldo a
sus empleados de todo rango. De esa manera, la "Ley de la Silla" no es sólo un derecho de todos los
trabajadores de la Argentina; sino que se trata de un hito de la participación de mujeres en la historia de las
luchas obreras de nuestro país.
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nula, y no por falta de militantes mujeres. Una excepción fue Cecilia Baldovino que integró
la Junta Ejecutiva de la UGT (Unión General de Trabajadores) en 1903.
Al mismo tiempo se conformaron organizaciones feministas, que incluían reivindicaciones
de las mujeres trabajadoras entre otras demandas. Por ejemplo, también desde el
socialismo, la “Unión Feminista Nacional” que incluía a distintas asociaciones y
agrupaciones. Algunos de sus puntos programáticos u objetivos eran:
“1°) cooperar en todo lo que signifique el perfeccionamiento físico, intelectual y moral de la
mujer; apoyar toda obra que tienda a capacitarla en su acción social;
2°) trabajar por la emancipación de la mujer en la familia y en la sociedad, en consecuencia,
iniciará y propiciará movimientos tendientes a modificar las leyes que traban a la mujer en su
acción individual, colocándola en situación inferior del hombre;
3°) cooperar en toda obra que contribuya a facilitar y mejorar el trabajo femenino, por lo
tanto se preocupará de la reglamentación del trabajo en la industria y en el comercio y de la
elevación de los salarios del trabajo femenino, basándose en el principio ‘a igual trabajo,
igual remuneración’;
4°) tender a centralizar los esfuerzos hechos en favor de la emancipación femenina
propiciando la organización de una federación de centros;…”
Al mismo tiempo, si bien los anarquistas incluían en sus solicitudes la mejora de las
condiciones de las mujeres obreras, las anarquistas también daban batalla dentro de sus
propios partidos contra la impronta patriarcal que existía en las propias filas libertarias. De
todas maneras, es necesario aclarar que ya entrado el siglo XX el anarquismo consideraba
al feminismo como “un movimiento burgués” porque entendían que era inaceptable luchar
por conquistar derechos políticos dentro del estado (como por ejemplo el derecho al
sufragio). El periódico La voz de la mujer aparecido entre 18961897, fue el primero
dirigido y escrito exclusivamente por mujeres quienes nunca se autodenominaron anarco-
feministas por lo anteriormente dicho. Sin embargo, desde el presente podemos leer en sus
páginas reivindicaciones y denuncias que fueron retomadas por las feministas en la década
del ‘60 del siglo XX y que siguen siendo levantadas y enunciadas por el movimiento
feminista actual, por ejemplo: la cosificación de las mujeres, la violencia doméstica, el
amor libre, el control de la sexualidad, la autonomía de los cuerpos feminizados, entre
otras:
“Una mujer que es desgraciada por causa de la honra”
“Una mujer que ya no se pone polvos” 15
“Una joven que pronto se va a matar con la pesada cadena del matrimonio”
“Una joven que pensaba que los anarquistas eran otra cosa”
15
Se refiere a que ya no se maquilla
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“Una que no quiere cuernos” (La voz de la mujer, n° 7,8, 9- 1896-1897)16


Como bien señala Laura Fernández Cordero “no podemos dejar de percibir un feminismo
inspirador en sus más mordaces ironías (‘Anarquismo y libertad…y las mujeres a fregar’) o
en sus frases más célebres (‘Ni dios, ni patrón, ni marido’)”.17 [Tienen en archivo adjunto
un extracto del primer número de La voz de la mujer].
Este apartado tiene por objetivo inscribir una perspectiva de género de la clase obrera, en
este caso de Argentina; perspectiva de la que carecen los textos de N. Iñigo Carrera y O.
Bayer. Sin pretensiones de ser exhaustivo señalamos solamente algunos datos de su
particular inserción como fuerza de trabajo, algunos aspectos de sus tantas luchas dentro y
en el movimiento obrero y algunas expresiones de las diferentes posturas en torno a la
relación entre mujeres obreras y feminismo(s).
***
En suma, los ejes que abordaremos para esta tercera clase, son: 1) el desarrollo del
capitalismo y el surgimiento del movimiento obrero en Argentina (Iñigo Carrera); 2) Las
huelgas de la Patagonia trágica (Osvaldo Bayer) y 3) La partición de las mujeres en las
luchas obreras en Argentina.
Para ello les proponemos abordar el material bibliográfico y audiovisual, de la siguiente
manera:

Eje 1
• Documental: Historia de un país: Capítulo 6: “Orígenes del Movimiento Obrero”:
https://youtu.be/ilchOOCoR2k
• Texto: IÑIGO CARRERA, Nicolás (2012), La estrategia de la clase obrera. 1936, cap. 2
“génesis y formación de la clase obrera
• Documental: Huellas de un siglo – “La Semana Trágica”:
https://www.youtube.com/watch?v=2a_YMOsVVpA y
https://www.youtube.com/watch?v=mDQPxmRiM6k
Consignas:
1. ¿Qué factores llevan a lxs obrerxs a organizarse?
2. ¿Cuáles son las 2 estrategias a las que refiere Iñigo Carrera y en qué se diferencian?
3. ¿Episodios como los de la semana trágica, o les resultan lejanos en el tiempo, o han
visto/recuerdan situaciones semejantes en la actualidad?

16
Fernández Cordero, Laura. Amor y anarquismo. Experiencias pioneras que pensaron y ejercieron la
libertad sexual, Buenos Aires: Siglo XXI, 2017, p. 49.
17
Fernández Cordero, Laura. Ob. Cit., p 77.
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Eje 2
• Película: La Patagonia Rebelde (1974):
https://www.youtube.com/watch?v=9gxjsv6QcjM
• Texto: BAYER, Osvaldo “La Patagonia Rebelde”, caps. “El far south argentino” y
“Los Blancos y los Rojos”
Consignas:
Capítulo I: "El Far South Argentino":
1. ¿Cómo se construyó el poderío económico de las familias
Menéndez/Braun/Nogueira?
2. Bayer habla acerca del reparto de las tierras y la creación de latifundios, ¿cómo se
dan estos repartos? ¿quiénes son los que concentran las tierras y las riquezas en Patagonia?
Capítulo II: "Los rojos y los blancos"
1. Según el autor, ¿cuáles son los caminos que toma el Gobierno de Yrigoyen y el
Ejército Nacional para enfrentarse a las rebeliones post-primera guerra mundial?
2. ¿Cómo era la organización de los socialistas y de los anarquistas?
3. Ante las rebeliones en Patagonia, ¿cuál fue la respuesta de los grandes grupos
económicos de la región?

Eje 3)
Texto: LOBATO, Mirta Zaida (2007) Historia de las trabajadoras en la Argentina (1869-
1960). Cap. 4: “Los cuerpos protegidos: el trabajo femenino como objeto de preocupación
pública”
Consigna:
1. ¿Qué discursos y representaciones sobre el trabajo femenino pueden identificar en el
texto?
2. ¿Qué similitudes y diferencias encuentran en la visión sobre el trabajo de las mujeres
según cada sector/institución (los sindicatos, partidos de izquierda, iglesia, estado)?
Fuente: Texto: La voz de la mujer n°1.
Consigna:
¿Cómo explicarían con sus palabras el objetivo de las anarquistas que escribieron ese
periódico?

IMPORTANTE: Las consignas son a modo de guía para que puedan armar resúmenes de
los textos y guiarles en lo que se tienen que detener en la los mismos. Es decir, la idea es
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que al responderlas ya les quede un resumen de ellos. Por lo que no hace falta que nos
envíen las respuestas, pero sí pueden socializar las dudas que tengan en la página de
Facebook a los fines de que todas las personas que están cursando pueden leer las
respuestas.

Textos complementarios para una mejor comprensión de los temas:


Ficha de Cátedra: Socialismo y comunismo en la Argentina de principios de siglo XX
Ficha de Cátedra: Glosario de términos sobre Género y Feminismo(s). [Atención porque
este glosario servirá para temas y lecturas a lo largo de toda la cursada]

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