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EL CRECIMIENTO IMPULSADO POR LAS EXPORTACIONES: EL LADO DE LA

OFERTA

 El aumento de las exportaciones fue condición necesaria, pero no suficiente, para un


buen crecimiento impulsado por las exportaciones.
 el problema no fue la falta de demanda; mucho más importantes fueron las limitaciones
a la expansión de la oferta de exportaciones.
 La expansión de las exportaciones fuese rápida o lenta, podía producir uno de tres
modelos guiados por ellas: el aditivo, el destructivo o el transformativo. En el modelo
aditivo el sector de las exportaciones se insertaba en la estructura existente de la
producción, con muy pocos cambios para la economía no exportadora. Se atraían
recursos al sector exportador, sin reducir la producción en otras áreas, y el factor
productividad en la economía no exportadora no se veía afectado por el crecimiento de
aquél.
 En el modelo destructivo la expansión de las nuevas exportaciones se logró atrayendo
recursos de actividades existentes en el resto de la economía, bien del propio sector
exportador o de la economía no exportadora.
 El modelo destructivo implicó una desviación de recursos hacia factores de rendimiento
más altos (principalmente capital y tierra), aunque la mayor parte de la economía no
exportadora no se vio afectada.
 En el modelo transformativo el sector exportador se expandió de tal manera que la
productividad (capital y trabajo) de la economía no exportadora se vio afectada en
grado significativo. Es muy probable que los recursos atraídos al sector exportador en
este modelo llegaran con un costo de oportunidad de no cero (como en el modelo
destructivo), pero esta vez el efecto fue considerable sobre los mercados del factor y del
producto de toda la economía.
 En la mayoría de los países el crecimiento basado en las exportaciones presentó
elementos de los tres modelos.
 Desde el punto de vista del desarrollo económico latinoamericano el modelo
transformativo fue muy superior a los otros dos, e inequívocamente positivo.
 Que el modelo del crecimiento basado en las exportaciones fuese aditivo, destructivo o
transformativo dependió, hasta cierto grado, de la lotería de bienes.
 Sin embargo, el modelo también reflejó la eficiencia con que funcionaran los mercados
de factores. La operación de éstos determinó en buena medida que el propio desarrollo
de las exportaciones fuera rápido o lento.
 El crecimiento basado en las exportaciones se logró en un entorno de expansión
demográfica.
 Sólo Uruguay, con una población más urbana y de clase media que ningún otro país de
América Latina, había experimentado una considerable reducción de la Tasa Bruta de
Nacimientos al llegar 1913.
 Las tasas de mortalidad infantil (TMI), sumamente elevadas a mediados del siglo XIX
—en México más de 300 de cada mil nacidos vivos morían antes de cumplir un año—,
se habían reducido a finales del siglo; por consiguiente, la esperanza de vida, aunque
aún muy baja para las normas modernas, había empezado a aumentar
 El aumento anual de la mano de obra derivado del crecimiento previo de la población
nunca bastó, al parecer, para satisfacer la necesidad de trabajadores adicionales en el
sector exportador, y con frecuencia se oyeron quejas acerca de la escasez de mano de
obra también en otras ramas de la economía. Por consiguiente, el sector exportador tuvo
que atraer su mano de obra por medio de migración interna o internacional
 Por ello el sector exportador tuvo que atraer mano de obra de las actividades rurales,
sobre todo agrícolas.
 Los trabajadores que se fueron del centro y el sur de México al norte, a trabajar en la
ganadería y (después de 1900) en la industria petrolera, también estuvieron motivados
por la esperanza de mayores salarios reales.
 A menudo los salarios reales del sector exportador no cambiaban en mucho tiempo, y
en algunos casos hasta se reducían. Los patrones se resistían a atraer trabajadores
ofreciéndoles mayores salarios.
 Las reformas liberales difundidas en muchas partes del subcontinente en la segunda
mitad del siglo XIX tenían por objeto, entre otras cosas, reducir la escasez de mano de
obra a que se enfrentaban los patrones.
 ante la falta de salarios reales más altos, sólo la coerción pudo hacer que los patrones
contaran con mano de obra adecuada
 Para muchas exportaciones intensivas en mano de obra el costo de ésta era, con mucho,
el mayor gasto, y se consideró que los salarios más altos eran un juego de suma cero, en
el que las ganancias de los trabajadores significarían menores rendimientos y utilidades.
 otros compartían el desprecio a las clases inferiores que prevalecía entre la mayoría de
las élites, y suponían que sólo una migración europea podría resolver el problema de la
escasez de mano de obra.
 Migración selectiva: La primera no significó un mercado libre de trabajo: se importaron
obreros para labores específicas.
 Muchos gobiernos latinoamericanos favorecieron también el establecimiento de
colonias agrícolas de inmigrantes europeos. En su mayor parte fracasaron, pero algunas
del Cono Sur especialmente el sur de Chile, el sur de Brasil y el sur de Argentina—
tuvieran notable éxito
 La inmigración masiva no era bien vista por todos los gobiernos. Mientras que la
migración selectiva era como una espita que se podía abrir y cerrar, según conviniera a
las condiciones del mercado de trabajo local, la migración en masa —el ingreso
irrestricto de extranjeros— entrañaba el riesgo de que los migrantes no trabajaran en las
áreas en que había escasez de mano de obra, que trajeran consigo ideas sociales o
religiosas “peligrosas”, y que no se fueran en épocas de depresión.
 Para entonces los nacidos en el extranjero representaban 30% de la población, cifra muy
superior a la de los Estados Unidos.

 También Uruguay favoreció una política de inmigración masiva. Como en Argentina, el


mayor número de inmigrantes era de origen italiano, pero mostraron una preferencia
aún mayor por la vida urbana —en este caso en Montevideo— que sus compatriotas en
Argentina

 La combinación de crecimiento demográfico natural, inmigración interna, selectiva y


masiva, alivió el problema de la escasez de mano de obra, pero en general no lo
resolvió.
 Los inversionistas, fuesen extranjeros o nacionales, naturalmente se mostraban
renuentes a invertir en actividades cuya rentabilidad podía ser cancelada por una
escasez de mano de obra.
 En el resto de la región persistía la escasez de mano de obra, lo que contribuyó al lento
desarrollo de las exportaciones. El origen del problema era la renuencia de los patrones
a valerse de los salarios como un medio para impulsar el mercado
 En un esfuerzo por garantizarse una fuerza laboral adecuada sin necesidad de aumentar
sus salarios reales, muchos grandes terratenientes difundieron la práctica (existente
desde los tiempos coloniales) de dar a los trabajadores acceso a la tierra a cambio de su
trabajo
 La expansión de las exportaciones agrícolas desde mediados del siglo XIX —y en
algunos casos antes— requería acceso a nuevas tierras. En 50 años, si suponemos que
no hubo cambio en los rendimientos, un aumento anual de 5% en las exportaciones
agrícolas implica el uso de 10 veces más tierra.
 Ningún país latinoamericano —ni siquiera El Salvador y Haití, muy densamente
poblados padeció escasez física de tierra, ni al principio del periodo de Independencia
ni en vísperas de la primera Guerra Mundial.
 El acceso a la tierra, sin embargo, era otra cosa. América Latina tenía dos graves
problemas. Primero, los inadecuados transportes hicieron que vastas extensiones de
tierra fuesen virtualmente inaccesibles hasta la llegada de los ferrocarriles; y aun
entonces en muchas naciones había zonas físicamente aisladas, que no se incorporaron
al territorio nacional hasta que, en el siglo XX, se estableció una extensa red ferroviaria.
En segundo lugar, Latinoamérica había perpetuado el sistema de tenencia de la tierra
heredado de España y Portugal, que concentraba en extremo la propiedad de esta.
 El aumento de las tierras en manos privadas se debió a una variedad de causas. En
algunos países fue parte del resultado de la Conquista; las guerras indígenas en
Argentina, Chile y México, todavía en el último cuarto del siglo XIX, incrementaron
considerablemente el patrimonio nacional y representaron una oportunidad para que el
Estado recompensara a sus partidarios.
 La introducción de la propiedad privada en pueblos en que la tierra había sido comunal
durante siglos habría podido crear un sistema de minifundios y labranza como el de
muchas partes de Europa.
 La expropiación de las tierras de la iglesia, en la segunda mitad del siglo XIX,
representó otra oportunidad de disminuir la concentración de la propiedad
 En los 50 años previos a la primera Guerra Mundial hubo pocas ocasiones en que los
terratenientes no ejercieran su hegemonía política, y —no es de sorprender— utilizaran
el poder del Estado, siempre que era posible, para reforzar su posición de privilegio.
 La persistente escasez de mano de obra durante todo el siglo XIX dio al Estado otra
justificación para restringir el acceso a la propiedad de la tierra a la mayoría de sus
ciudadanos.
 Las economías de escala en la agricultura de exportación fueron relativamente raras.
Cultivos como el café, el tabaco, el cacao y el trigo experimentaban ingresos constantes
cualquiera que fuese su escala, y por lo tanto podían cultivarse con igual eficiencia en
pequeñas propiedades.
 No obstante, la agricultura en general, y la de exportación en particular, siguieron
dominadas por las grandes haciendas. La incorporación de nuevas tierras en la frontera,
la venta de las mismas y la enajenación de tierras comunales cercanas a los pueblos
reforzaron el esquema tradicional de tenencia de la tierra heredado de la Colonia
 Debemos reconocer que, como institución capaz de responder con rapidez y flexibilidad
a los cambios de las condiciones del mercado mundial, la gran finca tenía ciertas
ventajas sobre la pequeña o mediana
 El ejercicio de la hegemonía política por parte de la clase terrateniente dio lugar a la
manipulación de factores del mercado y a una participación en el ingreso nacional, lo
que marginaba a gran parte de la fuerza de trabajo en términos económicos y políticos,
y que sólo podía justificarse si producía una alta tasa de acumulación de capital.
 el capital requerido por unidad de producción solía ser mayor en la minería que en la
agricultura
 En gran medida, como vemos, el éxito del modelo a base de exportaciones dependía de
la inyección de capital al sector exportador.
 A menudo la rentabilidad del sector exportador dependía de inversiones
complementarias en actividades relacionadas, como transportes, infraestructura pública,
puertos, comunicaciones y alojamientos.
 El capital físico requerido-directa e indirectamente para la expansión del sector
exportador consistía en máquinas, herramientas, repuestos, obras de construcción,
mejoras de la tierra (incluyendo el riego), ganado, árboles y arbustos. También incluía
inversiones en capital humano.
 En la primera parte del siglo XIX la forma de inversión más importante en este tipo de
capital, en diversos países latinoamericanos, fue en esclavos, pero a finales del siglo se
refería más generalmente a los costos de preparación, educación pública e importación
subsidiada de mano de obra calificada
 Una fazenda cafetalera en Brasil a comienzos del siglo XX tenía que gastar dinero en
salarios, herramientas, transporte y almacenamiento muchos meses antes de contar con
el pago por la venta de la cosecha. La falta de acceso a capital de trabajo en cantidades
suficientes podía obligar a un cultivador o un minero a venderle su producto a una firma
exportadora con un descuento sustancial sobre el precio del mercado, lo que reducía la
rentabilidad y desalentaba la expansión.
 Por consiguiente, la identidad de los prestatarios potenciales era evidente, pero no podía
efectuarse ningún préstamo sin un marco institucional que los pusiera en contacto con
los prestamistas. En la primera parte del siglo XIX los principales prestamistas habían
sido la Iglesia, la clase mercantil y algunas fuentes extranjeras, pero el mercado de
capitales no había funcionado bien.
 Sin embargo, todo empezó a cambiar a partir de mediados del siglo. El Banco y Casa de
Moneda de Argentina, fundado en 1854, funcionó desde su origen como banco
comercial. Cambió su nombre a Banco de la Provincia de Buenos Aires en 1863, y
llegó a ser una de las principales instituciones financieras del país.
 Los bancos europeos eran extranjeros, pero recibían depósitos locales, canalizaban los
recursos a los prestatarios latinoamericanos y competían con las instituciones
financieras locales. Al estallar la primera Guerra Mundial se habían establecido bancos
comerciales extranjeros en la mayoría de los países latinoamericanos y algunos de ellos
obtuvieron grandes ganancias
 La banca comercial fue una contribución importante a la movilización de recursos para
la acumulación de capitales en América Latina, pero tenía dos debilidades importantes:
todavía en 1914 el volumen de los depósitos atraídos a las bancas comerciales de la
mayoría de los países seguía siendo modesto
 En un esfuerzo por superar estas limitaciones de la banca comercial algunos países
experimentaron con otros tipos de instituciones financieras. Por ejemplo, los bancos
hipotecarios emitieron bonos hipotecarios a largo plazo y estuvieron en condiciones de
prestar dinero para inversiones a largo plazo en agricultura, con tierras como garantía.
 Los países más grandes (Argentina, Chile, México y Perú) también habían establecido,
ya en 1914, bolsas de valores, pero eran casi exclusivamente un lugar para intercambiar
bonos del gobierno
 El marco institucional para invertir en capital humano fue aún más deficiente en casi
todos los países. La oferta de mano de obra calificada —o hasta semicalificada— se vio
limitada por un sistema de escuelas primarias que daba una educación rudimentaria a
una pequeña proporción de los niños
 Se hicieron algunos esfuerzos por crear instituciones profesionales para capacitar a la
fuerza de trabajo requerida por el modelo de crecimiento impulsado por las
exportaciones. Se fundaron escuelas de ingeniería, así como instituciones especializadas
en agricultura, agronomía y ganadería.58 Sin embargo, en el nivel universitario, la
situación distaba de ser la adecuada, pues ni el programa escolar ni la estructura de los
cursos se habían modificado mucho desde los tiempos coloniales
 Dadas las dificultades para movilizar recursos nacionales hacia la acumulación de
capital, no es sorprendente que todos los gobiernos recurrieran a los extranjeros como
fuente de financiamiento adicional.
 La inversión extranjera podía ser en acciones o directa, y las condiciones que regían los
dos flujos eran muy distintas. La inversión en acciones consistía principalmente en
bonos que se vendían en las bolsas de valores de los países avanzados.
 Unos cuantos gobiernos —en especial los de Argentina, Brasil, Chile, México y
Uruguay lograron emitir regularmente bonos para su venta en el extranjero (al menos a
partir de 1870), como medio de sufragar los gastos gubernamentales. Las emisiones de
bonos de estos países fueron en general bien recibidas: en 1913 más de 90% del capital
británico invertido en bonos de los gobiernos latinoamericanos había correspondido a
estos cinco países.
 En algunos casos los bonos no eran emitidos por los gobiernos sino por compañías del
sector privado, para apoyar las operaciones de empresas dedicadas a ferrocarriles, de
servicios públicos, instituciones financieras y otras actividades productivas.
 La IED fue atraída a aquellas zonas en que las barreras tecnológicas y el acceso al
capital limitaban la entrada de empresas locales. Por consiguiente, el grueso de la
inversión fluyó hacia los ferrocarriles, los servicios públicos, minería, bancos y
empresas navieras
 La ideología liberal que prevalecía en los círculos gubernamentales convenció a los
políticos de que la inversión extranjera directa representaba una contribución
indispensable a los esfuerzos de promover el desarrollo económico.
 Pese a estas dificultades la contribución de la IED al desarrollo económico fue positiva,
aunque no tan espectacular como se ha dicho a veces. Lo que no está tan claro es su
contribución al financiamiento global de la acumulación de capital
 El hecho de que la contribución de la inversión extranjera al financiamiento de la
acumulación de capital no haya sido tan importante como solía suponerse no significa
que no desempeñara un papel positivo. Como vehículo para transferir tecnología,
favorecer la innovación y promover nuevas técnicas administrativas la IED pudo tener
mucha importancia. Pero no se le podía considerar una panacea para resolver todos los
problemas del mercado de capital.
 La expansión del sector exportador no sólo fue función de la oferta de insumos
primarios; también se vio muy afectada por las variaciones de la capacidad de las
exportaciones para obtener ganancias, la cual a su vez fue influida por la interacción de
políticas fiscales, monetarias y cambiarias (así como por los precios internacionales).
 La política fiscal ejerció una influencia tanto directa como indirecta sobre la
rentabilidad del sector exportador. La primera consistió en la incidencia de los derechos
de exportación, los gravámenes a la importación y —en mucho menor grado— los
impuestos a la propiedad. La segunda resultó, entre otras cosas, del efecto de los
déficits presupuestales sobre el circulante y el tipo de cambio.
 Las principales excepciones en las que los aranceles a la exportación carecían de
importancia corresponden a los minerales. Con frecuentes curvas descendentes de
demanda (y sin una demanda horizontal), e incapaces de reubicarse con facilidad, las
empresas exportadoras de minerales representaron para los gobiernos una excelente
oportunidad de aumentar el ingreso público a bajo costo.
 En realidad, resulta difícil encontrar evidencias sólidas de que las exportaciones dejaran
de ser lucrativas debido a los derechos de exportación antes de la primera Guerra
Mundial en cualquier parte de América Latina, y en cambio es muy fácil encontrar
casos de exención de impuestos —a menudo a las compañías extranjeras— que
probablemente eran innecesarios
 Tal como ocurre con los derechos de exportación, es difícil encontrar casos importantes
en los que el crecimiento del sector exportador fuese severamente limitado por altos
aranceles, pero es fácil hallar aquellos en que las exenciones eran generosas
 La importancia de los derechos aduanales entrañó diversos problemas. Primero, el
ingreso público se movía linealmente con el comercio exterior, y en demasiados países
—como hemos visto— la tasa de crecimiento del comercio a largo plazo era modesta.
En segundo lugar, el comercio era cíclico
 expectativas acerca de la intervención del Estado y las dimensiones óptimas del sector
público fueron distintas antes de la primera Guerra Mundial de lo que son hoy. Se
esperaba que el sector privado emprendiera muchas actividades que hoy se dejan al
sector público, y en un caso (Perú) se contrató a empresas privadas para recaudar los
impuestos.
 Los déficits se podían financiar interna o externamente. Sin embargo, los malos
antecedentes en el servicio de la deuda externa demuestran que sólo de unos cuantos
países casi siempre podía esperarse que financiaran un déficit por medio de la emisión
de bonos.
 Por consiguiente, la deuda interna era un rasgo usual de las finanzas públicas. En unos
cuantos países, especialmente en Argentina, los mercados de capital estaban lo bastante
maduros como para permitir la emisión de bonos internos sin consecuencias
inflacionarias, pero con excesiva frecuencia la deuda interna incluía la emisión de papel
moneda inconvertible, lo que producía una devaluación de la moneda
 La devaluación de la moneda no se pudo evitar ni siquiera en los países que siguieron
una política responsable de emisión de billetes. La razón fue la caída del precio en oro
de la plata
 que comenzó en el decenio de 1870, después de que Estados Unidos y Alemania
adoptaron el patrón oro, y los países del patrón plata se quedaron con monedas que iban
depreciándose ante las de sus importantes socios comerciales
 Los comerciantes que dependían de las importaciones se enfrentaban a una creciente
necesidad de moneda local para hacer sus pagos al exterior... por no mencionar el
aumento de la incertidumbre y los riesgos cambiarios inherentes a la compra de bienes a
un tipo de cambio para venderlos varios meses después a otro. Los gobiernos —cuyos
pagos por servicio de la deuda externa estaban denominados en oro— tenían que echar
mano cada vez más de sus escasos ingresos públicos para cumplir con sus obligaciones
con el exterior.
 Pero hasta el sector exportador tenía sus reservas sobre la prudencia de la depreciación
de la moneda. En primer lugar, el descenso del valor de la plata no era continuo; de
hecho, una rápida caída a principios del decenio de 1890 fue seguida por varios años de
revaluación a comienzos del siglo XX. El reducido mercado de moneda extranjera
produjo una enorme diferencia entre las tasas de compra y de venta, por la
incertidumbre intrínseca de los movimientos monetarios, y muchos exportadores se
vieron obligados a vender en épocas del año en que el tipo de cambio era bajo.
 De este modo, en los últimos años del siglo XIX surgió en toda América Latina un gran
deseo de estabilización de la moneda. Puesto que todas las grandes economías del
mundo habían adoptado el patrón oro, la estabilización monetaria en la región
implicaba el abandono de los regímenes de inconvertibilidad de la moneda y el patrón
plata, para adoptar el patrón oro o un patrón de intercambio del oro en el que la moneda
local dependiese de un patrón oro, como en el caso del dólar estadunidense o la libra
esterlina.
 A principios del siglo XX unos cuantos países —Costa Rica, Ecuador, Perú y Uruguay
—habían logrado efectuar la transición al patrón oro, y con ello disfrutaron un breve
periodo de estabilidad monetaria, antes del desplome de la convertibilidad al inicio de la
primera Guerra Mundial. Otros —Bolivia, Colombia, México y Venezuela— hicieron
la transición tan tarde que una guerra o una revolución (en el caso de México)
socavaron el sistema antes de que empezara a funcionar debidamente.
 comienzos del siglo XX habían empezado a modificarse las reglas del juego para el
sector exportador. El patrón oro o dólar hizo que los términos de las pérdidas
comerciales no pudieran compensarse mediante una depreciación de la moneda. Se
requería mayor disciplina en el control de los costos, y las compañías extranjeras, con
acceso a capitales a tasas más bajas de interés, aventajaron a veces a las empresas
nacionales

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